Un legado piadoso
Patricia de Saladín: ¿Te suena esto familiar? Necesitas ir al supermercado pero no te queda presupuesto, no tienes fondos para esto.
Hola soy Patricia de Saladín. En ese tipo de situaciones solo hay dos cosas que puedes hacer: tratar de ganar más dinero de alguna forma, o tratar de recortar tus gastos para tener más dinero para ir al supermercado. O incrementas tus ingresos o reduces tus gastos. ¿Sabías que lo mismo sucede con ministerios como Aviva Nuestros Corazones? Con la diferencia de que nuestros ingresos provienen de nuestros oyentes.
En Aviva Nuestros Corazones, nuestro año fiscal cierra en el mes de mayo. Y al igual que el escenario que acabo de describir necesitamos hacer planes para el año que tenemos por delante, pero nuestras finanzas están cortas en un 20% de lo que necesitamos. Estamos comprometidos a utilizar con sabiduría los recursos que Dios nos ha provisto. …
Patricia de Saladín: ¿Te suena esto familiar? Necesitas ir al supermercado pero no te queda presupuesto, no tienes fondos para esto.
Hola soy Patricia de Saladín. En ese tipo de situaciones solo hay dos cosas que puedes hacer: tratar de ganar más dinero de alguna forma, o tratar de recortar tus gastos para tener más dinero para ir al supermercado. O incrementas tus ingresos o reduces tus gastos. ¿Sabías que lo mismo sucede con ministerios como Aviva Nuestros Corazones? Con la diferencia de que nuestros ingresos provienen de nuestros oyentes.
En Aviva Nuestros Corazones, nuestro año fiscal cierra en el mes de mayo. Y al igual que el escenario que acabo de describir necesitamos hacer planes para el año que tenemos por delante, pero nuestras finanzas están cortas en un 20% de lo que necesitamos. Estamos comprometidos a utilizar con sabiduría los recursos que Dios nos ha provisto. No nos endeudamos. Pagamos todas nuestras cuentas, De ser necesario vamos a recortar algunos de los planes del ministerio para el próximo año. Pero si nuestros oyentes dan un paso en ayudarnos a cubrir nuestras necesidades financieras, vamos a poder seguir adelante con increíbles oportunidades de ministerio.
Sabemos que es posible que no puedas apoyarnos con tu donación en este momento. Está bien. ¡Pero puedes orar! Pidele a Dios que nos provea exactamente lo que Él quiere que tengamos. Y si en tu caso, eres de aquellas que Dios ha bendecido económicamente y puedes cooperar, ¿le pedirías al Señor que te muestre como El quiere que nos apoyes?
Hacer una donación es muy fácil, solo vas a AvivaNuestrosCorazones.com o a la aplicación, y haz clic en la sección de “Donaciones” y sigue las instrucciones. ¡Gracias por tus oraciones y gracias por tu apoyo!
Bueno, y ahora escuchemos el programa de hoy de Aviva Nuestros Corazones.
Annamarie Sauter: Leer sobre la mujer virtuosa de Proverbios 31 le trajo a la mente a una de nuestras radioescuchas a su propia madre.
Radioescucha: Era sorprendente cómo se multiplicaba su tiempo. Aun cuando estaba en el hospital antes de morir, nos dijo: “Todavía puedo hacer mucho más que todos ustedes juntos.” Y eso era cierto.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth en la voz de Patricia de Saladín.
Durante las últimas semanas, Nancy ha estado presentándonos la increíble mujer que se describe en Proverbios 31. Este estudio fresco, versículo a versículo, te abrirá los ojos al rico contenido de Proverbios 31.
A lo largo de esta serie, muchas radioescuchas han pensado en sus propias madres, así que antes de escuchar de Nancy, veamos cómo algunas mujeres vieron el texto de Proverbios 31 puesto en práctica al crecer.
Holly Elliff: Mi nombre es Holly Elliff. Anoche mientras pensaba en la enseñanza de Nancy sobre el versículo 13 de Proverbios 31, ella habló varias veces sobre ser una mujer que trabaja con sus manos. Me acordé de cuando ayudaba a mi madre a cuidar a su mamá, quien vivió parte del año con nosotras. Tenía distrofia muscular.
Recuerdo a mi mamá cuidando de su madre, y en ese momento pensé que era algo normal hacerlo. Nunca se me ocurrió cuánto tiempo le tomaba, lo difícil que era y cuántas horas debió pasar usando sus manos no sólo para cuidar de sus hijos, sino también de su madre.
Así que fue muy lindo anoche cuando el Señor me recordó todas esas pequeñas cosas. Ahora con mis hijos mayores, ellos recuerdan detalles de algunas cosas que apenas hicimos una o dos veces. Pero hablan de ellas como si las hubiéramos hecho una y otra vez.
Solo quería motivarnos a que nos demos cuenta de que aun esas pequeñitas cosas que parecen insignificantes son muy preciosas para nuestros hijos.
Beverly Lewis: Mi nombre es Beverly Lewis. En septiembre me mudé a Fayetteville para cuidar de mis padres envejecientes. ¡Qué placer y qué lindo es hacerlo! Sé exactamente lo que estás diciendo, Holly. Uno no se da cuenta de lo que hacen los padres, hasta que le toca a uno hacerlo.
Mamá me dijo algo muy lindo la semana pasada, me dijo: “Tú estás aquí cuidándome. Yo soy la madre y tú la hija. Se supone que sea yo quien te cuide a ti.” Y yo sólo digo: “No, mamá. Esto es lo que quiero hacer. Es mi turno.”
Pero ella ni siquiera puede recordar algunas de las cosas que solía hacer. Soy la menor de los cinco. Ella no puede recordar que cocinaba. Yo digo: “Hice un pastelón y te lo voy a llevar”. Y ella dice: “¿Qué es un pastelón?”
Hablo de una mujer que cocinó no solo para cinco hijos, sino también para sus cónyuges. Hay 12 nietos y 8 biznietos. Ella hizo todo eso durante tantos años y ni siquiera se acuerda de haberlo hecho.
Pero cuando estábamos vendiendo las cosas de su casa, encontramos una muñeca, mi última muñeca. Ella escribió en la caja: “Esta es la última muñeca de Beverly, y también la más linda.” Mi mamá se había quedado noche tras noche haciéndole ropa a esa muñeca. Siempre lo hacía para las niñas y a veces camisas para los niños. Pero tenía una capa de terciopelo rojo con capucha que tenía piel, una piel rosada, para que combinara con su pelo rosado.
Estoy pensando en las noches que se mantuvo despierta y en las mañanas que se levantaba temprano. No creo que alguna vez haya visto a mi mamá en ropa de dormir. Siempre estaba levantada y vestida y desayunada. Nunca íbamos a la escuela sin haber comido avena.
No recuerdo que papá estuviera allí. Siempre tenía dos trabajos. Era panadero, así que se iba a las tres de la madrugada. Yo sé que ella se levantaba y le hacía el desayuno.
Ella solía decirme cuando me daban los malestares matutinos del embarazo (aunque tenía malestares todo el tiempo, no sólo en la mañana) ella decía: “Recuerdo que sostenía un paño en mi cara para no vomitar cuando estaba embarazada, pero como quiera le cocinaba a tu papá.”
¡Y uno que piensa que se sacrifica! ¿Por qué vas a querer cocinarle a alguien cuando estás a punto de vomitar?” Pero ella lo hacía. El asunto es que ni siquiera le pasaba por la mente no hacerlo. Así que me siento muy agradecida porque lo hacía, y de que ahora yo pueda cuidarla.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Eso es maravilloso.
Summer Wallace: Me llamo Summer Wallace. Para mí esta oportunidad de alabar a mi madre es un verdadero regalo del Señor porque últimamente (o mejor dicho casi toda mi vida), me he encontrado criticándola en mis pensamientos y con mi boca. De modo que me siento muy agradecida de esta oportunidad de alabarla.
Mi mamá es maravillosa con sus manos. No hay nada que ella no pueda hacer, nada que no pueda hacer con sus manos. Realmente admiro eso en ella. Hay dos relatos específicamente que me vinieron a la mente.
Uno fue cuando era una niña y fue cuando todo el mundo estaba comprando esas enormes casas de muñecas “antebellum”. Yo me moría por una. Soy la menor de tres, de modo que no teníamos muchas cosas, pero se ocupaban de que tuviéramos cosas buenas. Eso era algo que yo no tenía. Lloré y grité y me quejé y rogué, todo eso, y no tenía ni idea de que mi mamá estaba construyéndome una.
Ella hace punto de cruz. ¿Ustedes saben esas alfombras chinas que todos tenemos y que son muy delicadas y bellas y llenas de colores? Ella estaba tejiendo cinco alfombras para mí, una alfombra de pasillo y pequeños cojines para poner en los muebles de mi casa de muñecas. Ella hacía esto cuando no estaba trabajando con la casa en sí.
Llegó la mañana de Navidad, y fuimos a ver nuestras cosas. Ahí estaba una bella casa de muñecas pintada de azul claro y ventanas blancas, y tenía pequeñas… bueno, no sé cómo se llaman. Son piezas diminutas que hacen el techo. ¿Qué son?
Audiencia: Tejas.
Summer: Sí, tejas. Bueno, de todas formas, mínimo debía haber como ciento y pico. Y era tan, pero tan bella. Había creado este pequeño árbol para colocarlo en la galería, y la había decorado. Era bella.
No supe sino hasta mucho tiempo después que ella había colocado cada una de esas diminutas piezas, las había pegado una por una, y todo el trabajo que esto conllevó.
Pero esa noche, esa Nochebuena, ella fue al cobertizo a buscarla como a la medianoche. Bueno, habían cerrado el cobertizo con llave, y ella no podía entrar. Finalmente pudo subirse por una ventana y se encaramó por ahí. Todo esto lo estaban haciendo mis padres en el cobertizo del vecino. Trataron de hacerla pasar por la ventana, pero no cabía.
Y ella estaba gritando y llorando y preguntándose qué hacer. Buscaron la forma de desmontar la puerta. Mi papá desmontó la puerta del cobertizo. Tuvieron que desmontar la puerta para sacar la casita de muñecas. Fue una locura.
Fue un evento muy estresante para mi mamá, pero ella lo hizo por mí, para que yo pudiera tenerla. Significaba mucho para ella. Y ella sonrió y no me dijo nada de eso. No me lo dijo sino hasta mucho tiempo después. Nunca supe nada de eso.
Lo segundo que me vino a la mente fue cuando estaba en el último año de la universidad y tenía mi propia habitación privada. Yo de verdad quería que fuera bonita. No tenía mucho dinero para comprar nada. Así que mi mamá vino y me sorprendió y me compró sólo telas y retazos. Para ser sincera, fui malagradecida. Mi actitud fue: “Qué es todo esto? Quiero una habitación bonita, mamá. Quiero que la gente entre y se sienta especial y se sienta bien.”
El caso es que fui horrible e ingrata. Tuve que participar en un concierto esa noche, y parte de mí estaba llena de ira porque ella no fue conmigo. Yo quería que ella me oyera cantar. Yo estaba estudiando música.
Volví, y cuando volví llegué a una habitación preciosa. Ella la había decorado y había hecho cortinas de lo que yo pensé que eran retazos. Eran bellas. Las había colocado tan lindas con lo que yo pensé que eran retazos de cintas. Ella volvió a tapizar el sofá y la mecedora.
Era bella. Era un refugio. Terminó siendo un refugio para muchas chicas ese año. Siempre decían: “Tu habitación es tan bella.” Y yo les decía: “Tendrás que llamar a mi mamá y darle las gracias porque ella lo hizo todo.”
Bueno, ella es tan dadivosa, y es tan maravillosa con sus manos. Así que sólo quiero alabar a mi madre por esas cosas.
Wanda Boss: Mi nombre es Wanda Boss. Mi madre murió en enero. Pero esta escritura, el versículo 16 de Proverbios 31: “Evalúa un campo y lo compra; con sus ganancias planta una viña.”
Mi padre murió cuando yo tenía seis años, y mi madre compró una propiedad en un pueblecito cerca de donde vivíamos. Ella hizo un jardín. En esta pequeña propiedad había un árbol de manzanas; había una viña; un árbol de melocotón, y había nueces, un árbol de pecana. Ella tomaba todos los frutos y hacíamos jalea. Hacíamos jugos y de todo tipo de cosas.
Ella hizo un jardín alrededor de la casa. Era un solar muy pequeño, pero hizo un jardín. El jardín se tomaba casi todo el patio, pero vendía en este café que teníamos. Ella también compró un café. Nosotros lo manejábamos. Estaba en mi familia; éramos ocho. Yo era la chica más joven, era la séptima y tenía un hermano que era 13 meses mayor, y mi padre murió.
Así que ella tenía este café, hizo una hortaliza y vendía almuerzos de vegetales. Siempre teníamos mucho de comer, y siempre tuvimos amor en la familia. Siempre teníamos más que hasta lo que tenían nuestros vecinos. En ese tiempo no nos dábamos cuenta; nos quejábamos y refunfuñábamos, pero ella hizo una labor maravillosa.
Y ella hizo igual que hizo su mamá. Confeccionó preciosas colchas de retazos. Cada uno de nosotros probablemente todavía tiene de 15 a 20 colchas hechas por mi mamá. Y los vecinos, todos tienen colchas.
También hacía enlatados para todos en la familia. Es decir, la alacena de todo el mundo estaba repleta al finalizar el verano. Era simplemente sorprendente cómo se multiplicaba su tiempo. Aún cuando estaba hospitalizada antes de morir, nos dijo, “Todavía puedo hacer más que todos ustedes juntos”. Y eso era cierto.
Todavía me sorprende cómo lo hacía. No sólo hacía todo esto, Dios era absolutamente el número uno en su vida. Era igual que la otra señora. Se levantaba por la mañana, pero se quedaba así durante el día. Mantenía su Biblia abierta dondequiera que estuviera. Cuando tenía el tiempo de sentarse, se sentaba con su Biblia.
Fue años después cuando realmente reconocí lo importante que era esto. Todavía tengo ese retrato de mi madre sentada leyendo su Biblia. Muchas veces se sentaba detrás del mostrador en el café, y había otras tres señoras que venían. Entre estas señoras, había dos de ellas que no iban a la iglesia en ese entonces.
Pero ella se sentaba ahí y les hablaba. Esas señoras todas han estado muy involucradas en la iglesia en sus últimos años. Pero ella se sentaba ahí y hablaba con ellas durante el día cuando no estaba ocupada en el café.
La herencia que tengo y el legado que mi madre me dejó van más allá de lo que yo puedo entender. Si yo sólo pudiera hacer una pequeña parte de lo que mi madre hacía, ese sería mi sueño en este momento.
Annamarie: Proverbios 31 dice que una mujer virtuosa tendrá hijos que se levantarán y la bendecirán; eso es lo que han estado haciendo algunas mujeres de nuestra audiencia en el día de hoy. Sé que sus madres se sentirán muy honradas, y que al igual que ellas, tú puedes bendecir a tu madre hoy. Verás el poder inherente que hay en el tributo que una hija le hace a sus padres.
Ahora Nancy nos contará un poco sobre el efecto que un libro tuvo sobre ella. Se trata del libro escrito por Dennis Rainey titulado El mejor regalo que puedes hacerle a tus padres (The Best Gift You Can Ever Give Your Parents—disponible en inglés).
Nancy: Me ha conmovido mucho escuchar a algunas de ustedes compartir sobre el modelo y el ejemplo que tuvieron en sus madres. Me gustaría motivarlas, algunas le han llamado un tributo, y otras han dicho: “necesito compartir esto porque he sido más crítica de mi mamá en mis pensamientos o en mis palabras de lo que he sido positiva.”
Sea que hayas sido crítica, o sea que tu madre es tu mejor amiga, quiero retarte a que tomes el tiempo de escribir un tributo. Para algunas de ustedes eso será muy fácil. Otras estarán sentadas pensando: “No creo que pueda llenar ni una tarjeta 3 x 5 con cosas que aprecio de mi mamá.
Puede que sea así, pero empieza pidiéndole a Dios que te muestre. Si solo puedes empezar con unas cuantas oraciones en una tarjeta 3 x 5, entonces empieza con eso. Pídele a Dios que te muestre algunas de las cosas por las cuales puedes darle gracias, cosas que viste ilustradas en la vida de tu madre que son cualidades piadosas, cualidades de una mujer de virtud, una mujer excelente. Sin duda, ella no fue excelente en todas las áreas. Ninguna mujer lo es. Pero, ¿cuáles son esas cosas que realmente aprecias? Escríbelas.
Permítanme motivarlas. Si necesitan ayuda práctica para hacerlo, las reto a leer un libro que cambió mi vida cuando empecé a leerlo hace varios años. Es un libro que he dicho que debe leer todo el que alguna vez haya tenido padre o madre. Eso sería la gran mayoría de nosotras. Les dará herramientas prácticas, y les ayudará a meditar y escribir un tributo.
Luego, si sus madres viven todavía, quiero retarlas a presentar ese tributo. Busquen una oportunidad para escribirlo, tal vez con una caligrafía bonita o enmarcado o de alguna forma que pueda ser un tributo tangible para tu mamá, para que se lo regales. Tal vez ella tenga 40 años. Tal vez tenga 70 ó 92, no importa. Si todavía está viva, no esperes hasta su funeral para darle las gracias.
Ahora, tal vez no puedas llegar a la casa y escribir ese tributo esta misma tarde. Tal no estés ahí todavía. Me doy cuenta de que en el caso de algunas de ustedes, el que le escriban y le presenten un tributo a sus madres va a conllevar una verdadera obra de la gracia de Dios en sus vidas, pero Dios les dará la gracia para hacerlo.
Si te toma semanas o meses o un año trabajar en esto, pídele a Dios que te guíe durante el proceso. A medida que honras a tu propia madre, te encontrarás liberada para ser más esa mujer de Dios, al igual que estas mujeres lo han hecho de manera tan preciosa.
Déjenme decirles que aunque no tuvieran una madre caracterizada por el temor de Dios o que haya caminado con Dios, eso no tiene que ser un impedimento. Tú puedes ser el instrumento que Dios use para empezar toda una nueva generación de mujeres que le teman al Señor. En algún lugar tiene que empezar.
Mi madre no vino de una familia cristiana. Era un buen hogar en muchos aspectos, y había muchos buenos ejemplos en la familia. Pero ella no conoció al Señor sino hasta el último año de bachillerato, y sus padres no conocieron al Señor sino años después de eso. Así que ella no tenía los valores de una crianza piadosa.
Ella fue la primera, y tenía mucho que aprender espiritualmente. Mientras crecía no le enseñaron todas las cosas que me enseñaron a mí. Pero el corazón de mis padres era que llegaríamos más lejos espiritualmente de lo que ellos habían llegado; que nos levantaríamos sobre sus hombros; que tomaríamos lo que ellos podían ofrecernos como jóvenes creyentes cuando empezaron nuestra familia, y que nosotros tendríamos el beneficio de crecer en los caminos y el corazón de Dios.
Así que tengo el privilegio de ser esa segunda generación. Puedes ser la primera generación. Tal vez conociste al Señor a una edad avanzada, pero puedes empezar aquí y ahora. Tal vez ya criaste a tus hijos y, como madre, estés pensando: “Mi mamá hizo un desastre; yo hice un desastre. Ya mis hijos están grandes. ¿Habrá alguna esperanza?”
No te vayas de aquí sin esperanza. Para eso está la gracia. Escríbelo. La gracia es para los fracasos. La gente que nunca ha fallado no necesita la gracia.
Algunas de ustedes tienen hijos pequeños y apenas están empezando. Denle gracias al Señor de que les está dando este tipo de instrucción y un ejemplo mientras están jóvenes. Algunas de ustedes son más viejas. Y les digo: “Empiecen a tener temor de Dios ahora mismo.”
Todas estas cualidades que estamos viendo en Proverbios 31 y estos tributos y bellos testimonios que hemos escuchado … No se abrumen por todo lo que no han hecho o por aquello en lo que han fallado. Pídanle a Dios gracia para que les muestre dónde empezar hoy. Empiecen en su relación con el Señor.
Mientras le expresas gratitud a la madre que te dio la vida… puede que seas adoptada, a propósito, y puede que tengas problemas con los que tengas que tratar en términos de agradecerle a Dios por una madre biológica y una madre adoptiva. He visto a muchas jóvenes adoptadas que han tenido que trabajar situaciones de aceptación y amor y gratitud por ambas madres.
Los problemas pueden ser mucho más complejos de lo que hemos tratado en este programa durante el rato que hemos estado juntas, pero trabájenlos. Tomen un paso a la vez y luego den el siguiente paso. Mientras dan un paso de obediencia, Dios les dará la gracia para dar el próximo paso.
Puedes convertirte en una mujer que tiene temor del Señor. Aunque ahora seas abuela y estés en esa estación de la vida, no es muy tarde para que empieces a vivir algunas de esas cualidades, el corazón de una mujer piadosa para tus hijos, para tus nietos, para tus biznietos.
Espero que estés orando por las generaciones futuras hasta que el Señor venga. Aún esas oraciones ahora serán semillas que tal vez no supiste sembrar cuando estabas criando a tus hijos.
Así que no importa en qué momento de la vida te encuentres, los problemas que estés enfrentando, el legado que tengas o no tengas, podemos ser mujeres que reverenciamos al Señor y que seamos dignas de que alguien alguna vez diga de nosotras esas palabras que tantas de ustedes han compartido sobre sus madres.
Oremos juntas.
Padre, gracias por tan dulce espíritu y ejemplo que hemos visto en estas mujeres que han obedecido tu Palabra honrando a sus madres. Mientras escuchaba a estas mujeres, sólo quería darte las gracias por mi madre y por las diferentes formas, algunas de las cuales no han sido compartidas por las demás, en que ella modeló y continúa modelando algunas de esas cualidades de lo que significa ser una mujer excelente, una mujer de virtud.
Yo sé, Señor, que su corazón por mí sería que yo continuara en el camino y desarrollara aún más esas cualidades en mi propia vida. Así que Señor, sólo queremos darte las gracias por las madres que nos has dado, por esos años que las tuvimos con nosotros, por sus fortalezas y debilidades. Te damos las gracias.
Te pido que nos ayudes a saber cómo honrarlas en formas que sean apropiadas y significativas y en obediencia a tu Palabra. Y por aquella que nos está escuchando en este momento y está pensando: “Yo nunca podría hacer esto, nunca podría honrar a mi madre.” Muéstrale cómo hacerlo y dale el corazón para hacerlo y la gracia y la valentía y la fe. Y déjale saber que a través de honrar a nuestros padres hay liberación. Hay libertad que proviene de ti para convertirnos en las mujeres que tú quieres que seamos.
Y Señor, te pido que donde quiera que nos encontremos en nuestro desarrollo como mujeres que temen al Señor, que nosotras vengamos a ti con nuestros fracasos y nuestras deficiencias y carencias. Te pido que acudamos a ti por gracia, que seamos humildes y reconozcamos nuestra necesidad, y luego tomemos el paso siguiente, por tu gracia, y nos convirtamos en mujeres dignas de alabanza y honor.
Y Señor, no es por nosotras. No es sólo para que la gente algún día pueda decir grandes cosas de nosotras. Todo esto es para que tú puedas ser magnificado, para que puedas ser glorificado, y la gente pueda ver un reflejo de tu belleza y tu grandeza. Te lo pido en el nombre de Jesús, amén.
Annamarie: Nancy DeMoss de Wolgemuth les ha estado dando consejo sólido a aquellas que son madres. Empieza un nuevo legado, y honra a tu propia madre.
Recuerda que un gran complemento para esta serie es el libro “Atrévete a ser una mujer conforme al plan de Dios”. En este están compiladas las enseñanzas de varias mujeres que abordan el tema de la feminidad bíblica de diferentes ángulos, y entrelazado a través de todo hay un hilo de gozo por el papel que juega la mujer en el plan redentor de Dios.
Por una donación de cualquier monto para ayudarnos a continuar transmitiendo estos programas y producir muchos otros recursos en español, te enviaremos una copia de este libro como agradecimiento por tu ofrenda. Pídelo cuando nos visites en AvivaNuestrosCorazones.com. Los envíos están disponibles para EEUU y Canadá.
La mayoría de la personas saben que los diez mandamientos incluyen: “Honra a tu padre y a tu madre”, pero no saben exactamente cómo hacerlo. Las enesñanzas de Dennis Rainey te guiarán a través del proceso de honrar a tus padres de manera significativa y tangible y te ayudarán a conectarte con tus padres de un forma que quizás nunca pensaste que fuera posible. Sintoniza mañana tu programa Aviva Nuestros Corazones.
Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras fueron tomadas de la Biblia de las Américas a menos que se indique otra fuente.
Canciones utilizadas: Que mi Hogar Sea tu Casa, Ministerio de la música adventista de España, Bienvenidos a Adorar 01 ℗ 2012
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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