
Un legado piadoso
Débora: Valerie Shepard aprendió mucho de su mamá sobre cómo responder ante las dificultades de la vida. Ella dice que Elisabeth Elliot a menudo decía:
Valerie Shepard: «Esto es del Señor. Si tienes un gran problema, déjalo en las manos del Señor, entrégaselo a Él, y Él transformará tu sufrimiento».
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Escoge perdonar», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 13 de febrero de 2025.
Esta semana hemos estado escuchando una conversación entre Nancy DeMoss Wolgemuth y Valerie Shepard. En el episodio de ayer, Valerie nos contó cómo encontró en el ático un baúl lleno de cosas que pertenecieron a sus padres Jim y Elisabeth Elliot.
Si estos nombres son nuevos para ti: Jim Elliot murió en 1956. Murió atravesado por una lanza de la misma gente a la que quería llegar con el evangelio. …
Débora: Valerie Shepard aprendió mucho de su mamá sobre cómo responder ante las dificultades de la vida. Ella dice que Elisabeth Elliot a menudo decía:
Valerie Shepard: «Esto es del Señor. Si tienes un gran problema, déjalo en las manos del Señor, entrégaselo a Él, y Él transformará tu sufrimiento».
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Escoge perdonar», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 13 de febrero de 2025.
Esta semana hemos estado escuchando una conversación entre Nancy DeMoss Wolgemuth y Valerie Shepard. En el episodio de ayer, Valerie nos contó cómo encontró en el ático un baúl lleno de cosas que pertenecieron a sus padres Jim y Elisabeth Elliot.
Si estos nombres son nuevos para ti: Jim Elliot murió en 1956. Murió atravesado por una lanza de la misma gente a la que quería llegar con el evangelio. Elisabeth vivió una vida plena y murió en el 2015. Después de su muerte, su hija encontró sus cartas de amor, y esas cartas fueron la base para su libro: Devotedly: The Personal Letters and Love Story of Jim and Elisabeth Elliot (disponible solo en inglés)
Y bueno, cuando terminamos la conversación ayer, Valerie nos estuvo compartiendo que Jim y Elisabeth estaban muy enamorados el uno del otro; pero ellos sintieron que aún no era el tiempo del Señor para casarse. Ellos partieron cada uno a donde Dios los estaba llamando, sin saber si algún día volverían a verse.
Ahora, algunas de las cosas que Val y Nancy hablarán hoy en el programa, tal vez no son adecuadas para niños, así que, debes tener esto en cuenta si estás con niños pequeños en este momento. Escuchemos a Val Shepard conversando con Nancy.
Valerie: El romance de mis padres, aunque suene algo anticuado, fue un compromiso primero con Dios y luego el uno con el otro. Y ese es un gran ejemplo que nosotras deberíamos seguir hoy en día. Me refiero a que deberíamos tener el mismo tipo de compromiso absoluto con Cristo en primer lugar.
He conocido a varias parejas de jóvenes que me dijeron que gracias a la historia de mis padres, decidieron comenzar a escribirse cartas, en lugar de enviarse mensajes de texto. Y por supuesto que enviar mensajes de texto es mucho más fácil y rápido, pero se pierden en el mundo del ciberespacio, mientras que las cartas reales son duraderas. Estas con el tiempo se desgastan, pero puedes leer la conversación.
Fue un gran privilegio revisar todas esas cartas y ver la importancia, el peso de sus palabras, para entender que estas debían ser compartidas con el público.
Mi mamá escribió el libro Pasión y pureza donde escribe su historia de amor, pero es muy breve.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Y vale la pena leerlo.
Valerie: Vale la pena leerla, y muchos jóvenes la han leído, entendiendo que su compromiso con Cristo tiene que estar por encima de su compromiso con alguien a quien ellos aman.
Nancy: Y para tus padres, parte de ese compromiso con Cristo primero también implicaba abstenerse de las relaciones sexuales antes del matrimonio. Y eso es algo muy raro hoy en día.
Valerie: Sí. Yo pienso que en la iglesia se debe enseñar que las personas solteras deben abstenerse de las relaciones sexuales, no dormir juntos. Está en la Biblia, y es algo que aún deberíamos obedecer.
Nancy: Recuerdo que hace unos años, escuché un mensaje que tu mamá dio a los estudiantes en Wheaton College, (y voy a parafrasear lo que dijo). Ella les estaba hablando sobre la paciencia y la perseverancia en los caminos de Dios. Y luego, en sus propias palabras, sencillamente dijo: «Absténganse de las relaciones sexuales antes del matrimonio» (No se acuesten juntos).
Ella era una mujer mayor hablándole a estos estudiantes universitarios, pero no simplemente diciéndoles: «Háganlo como en los viejos tiempos», sino que lo expresó de una manera muy clara: «Los caminos de Dios son buenos y mucho mejores que nuestros caminos».
Valerie: Así es, mucho mejor que los caminos del mundo. Ese es un mensaje que se debe seguir enseñando. Esto debe ser transmitido de generación en generación. Yo estoy muy agradecida porque mi madre me enseñó esto desde que yo tenía once o doce años: «Mantén tu distancia con los muchachos, y abstente de las relaciones sexuales antes del matrimonio». Estoy muy, muy agradecida por eso.
Nancy: Y así es como tu mamá solía hablarle a los jóvenes en los años 90. Pero mucho antes de eso, antes de su matrimonio con Jim Elliot, ella todavía estaba en ese momento, así como dice en el Cantar de los cantares: «Que no levanten ni despierten a mi amor Hasta que quiera».
Valerie: Su historia de amor fue realmente larga y difícil, porque ellos querían seguir y obedecer a Cristo primero. Y eso es un ejemplo para los jóvenes que tal vez no tienen una historia de amor tan larga, pero ven que el compromiso para la gloria de Dios y obedecer la Palabra, es más importante que los sentimientos.
Y en esta era moderna, desde los años 70 y 60 en adelante, los sentimientos gobiernan: «Yo estoy bien. Tú estás bien. Hacemos lo que sintamos hacer, porque se siente bien». Pero mi madre estaba en contra de eso. No hacemos lo que nos da la gana. Debemos ser obedientes a Cristo.
Nancy: Y tu madre no estaba en contra de los sentimientos. No es que los sentimientos sean malos o pecaminosos, porque fueron dados por Dios.
Valerie: Se mantienen bajo control.
Nancy: Y deben estar sujetos a la verdad, a la verdad de la Palabra de Dios. Y luego como resultado vienen los sentimientos más hermosos y verdaderos. Sin embargo, «mantén tu distancia con los muchachos» no era un mensaje para toda tu vida. Ahora tienes ocho hijos. Claramente, no mantuviste la distancia con tu esposo.
Entonces el asunto no es que el sexo es algo para ser despreciado o rechazado o evitado, sino que, no debemos despertar el amor hasta que sea el momento apropiado.
Valerie: Correcto. Y ella me enseñó que la unión matrimonial es algo sagrado que debe ser respetado y honrado, y que esa unión sagrada es un regalo de Dios por el que debemos esperar hasta el matrimonio. Por lo tanto, de nuevo, esa gratificación es postergada para esperar por algo que es especial y maravilloso en el matrimonio.
Nancy: Y me gustaría que hablemos de nuevo sobre cómo ella te enseñó ese concepto de gratificación postergada. ¿Cómo fue que tu mamá te enseñó sobre eso?
Valerie: Mi madre me lo enseño dándome pequeñas sorpresas, por ejemplo, esperar hasta mi cumpleaños, esperar hasta la Navidad. Ella podía guardar muy bien los secretos. Nunca me daba pistas o revelaba un secreto. Ella sabía que debía guardar el secreto hasta cierto día específico. Y también me pedía que guardara secretos, lo que para mí era la cosa más difícil del mundo, porque soy una persona a quien le gusta dar detalles y hablar abiertamente.
Cuando yo tenía trece años, ella regresó a la casa de un viaje de conferencias. Yo anhelaba tener un papá cuando era muy pequeña, aunque no puedo decir que pasé mi niñez deseándolo todo el tiempo. No era un gran problema para mí. Pero cuando tenía entre 9 y 10 años, conocí a unas niñas en el pueblo donde vivíamos, y las vi con sus papás. En ese momento empecé a pensar: Sería bueno tener un papá.
Bueno, pues un día fui a buscar a mi mamá que había llegado la noche anterior de un compromiso y cuando me iba a dormir, me dijo: «Val, te tengo una sorpresa». Eso, por lo general, significaba un pequeño regalo que me había traído del viaje. Ella me dijo: «Esta vez no es un regalo pequeño para poner en tu mano. Es una noticia emocionante».
Y yo le dije: «¿Qué es, mamá?»
Ella me dijo: «Me voy a casar».
Yo la miré sorprendida, y luego estallé en lágrimas.
Ella me dijo: «¿Por qué estás llorando, Val?», pues antes de eso ella estaba irradiando una gran sonrisa en su rostro.
Y yo le dije: «Bueno, no es algo para reírse». Eso era algo serio. Ella se iba a casar. Nosotras éramos muy cercanas…
Nancy: ¿Y esa fue la primera pista que tuviste?
Valerie: Sí. La primera pista. Entonces ella dijo: «Nos vamos a casar el primero de enero; pero no le debes decir a nadie que me voy a casar, hasta el día de la boda».
Nancy: ¡Oh wow!
Valerie: Yo tenía trece años. A la mañana siguiente me subí al autobús, me senté al lado de mi mejor amiga, yo no había dicho ni una palabra y lo primero que ella me preguntó fue: «¿Tu mamá no se ha casado todavía?».
¿Ves cómo el Señor me puso a prueba de inmediato? Yo acababa de prometerle a mi mamá que no lo diría; lo sabía en mi corazón, así que no lo hice. Entonces le dije a mi mejor amiga: «No», porque ella en realidad no se había casado todavía.
Luego me sentí aliviada dentro de mí, y pensé: Sí, puedo decir la verdad, porque soy una persona que dice la verdad, así como mi madre lo hacía. Yo quería decir la verdad, pero no tenía que contarlo todo. Así que, simplemente podía decirle: «No».
Nancy: ¿Y sabías que tu mamá estaba saliendo con alguien?
Valerie: No. Addison Leitch vino un día a visitarnos y luego cenó con nosotras. Él me escribió una carta, después de que ella me dijo que ellos se iban a casar, diciéndome: «Tú me conociste un día en el otoño pasado». Pero yo apenas podía recordarlo, y probablemente no me importaba.
Recibí esa hermosa, y amable carta de parte de él, diciéndome con franqueza que los dos amábamos a la misma persona. Así que, teníamos algo en común. Sin embargo, también me dijo que yo no tenía que amarlo de inmediato como a un padre.
Nancy: Bueno, porque tú ni siquiera lo conocías.
Valerie: Exacto. Esa carta, que llegó después de que ellos se comprometieron, la encontré hace varios años y pensé: Qué carta tan hermosa y amable de su parte. Él sencillamente dijo: Espero que seamos buenos amigos, porque nosotros amamos a la misma persona. Pero no quiero que sientas que yo espero que me llames papá de inmediato.
Fue una hermosa relación la que tuvieron, y yo también tuve una buena relación con él; yo quería llamarlo papá. Lo tuve por cuatro años y medio como mi padre, y luego murió de cáncer. El Señor se lo llevó, así como se había llevado a mi papá.
Y cuando mi mamá enviudó por segunda vez, en esos momentos de verdadera soledad y tristeza, con la ayuda de Dios, surgió su ministerio sobre el sufrimiento, y luego se publicó su último libro: Sufrir nunca es en vano, que es una serie de enseñanzas que ella dio sobre el sufrimiento.
Nancy: Val, yo pienso que las experiencias de tu mamá con tanta muerte, tristeza y dolor, le brindaron a ella una plataforma única para poder aplicar la Palabra de Dios en el sufrimiento, de una manera que pocos en su generación lo hicieron.
Y mencionaste la muerte de su segundo esposo, Addison Leitch. Esa fue, por supuesto, una segunda pérdida muy grande para ella en cuanto al matrimonio, pero también una gran pérdida para ti siendo una niña adolescente.
Valerie: Sí.
Nancy: En esa etapa de tu vida, ¿cómo la visión que tenía tu mamá del mundo y su opinión de Dios y de la vida, determinaron tu respuesta a la muerte de Addison Leitch?
Valerie: Bueno, puedo recordar a mi mamá con sus manos abiertas, dispuesta a aceptar lo que Dios le diera. Ella estaba muy emocionada por haberse casado con él. Yo vi su amor y vi lo felices que eran. Pero ella me enseñó que tenemos que entregarle a Dios, cada asunto, cada problema, con las manos abiertas para que Él lo tome de nuevo.
Cuando él estaba muriendo de cáncer, ella vino a hablar conmigo un día porque yo había estado diciendo: «Creo que Dios lo va a sanar».
Y ella me dijo: «Val, necesitas entender que tal vez Addison no sane; porque él no tiene la voluntad para luchar contra el cáncer ni la voluntad para vivir».
Y yo dije: «Bueno, yo pienso que Dios lo va a sanar». Yo estaba siendo muy optimista, y creía que Dios lo iba a sanar.
Ella me dijo eso unos tres meses antes de que él muriera. Antes de irme a la universidad para comenzar mi segundo año, fui a despedirme de él, y le dije: «Papi, la próxima vez que te vea, estarás bien. Será el día de Acción de Gracias, y tú vas a estar bien», y le sonreí.
Él me miró y me dijo: «No, Val. Me estoy muriendo».
Yo simplemente le sonreí. Fue como si sus palabras me hubieran entrado por un oído y me hubieran salido por el otro. Luego le dije: «No. Tú vas a estar bien cuando vuelva a verte».
Le di un beso de despedida, y esa fue la última vez que lo vi. Él murió tres días después. Cuando llegué a la universidad, mi mamá me llamó y me dijo: «Papá se está muriendo». Esa noche él murió.
Y la paz del Señor, que sobrepasa todo entendimiento, cayó sobre mí. Fue una increíble y repentina comprensión de la soberanía de Dios. Pensé en mi madre con sus manos abiertas. Tuve la capacidad de decir en ese momento: «Señor, él es Tuyo. Tú sabías qué ibas a hacer con él».
De cierto modo, yo estaba exigiendo su sanidad, aunque también era muy consciente de que no podemos exigir sanidad, pero sí podemos seguir orando. Yo tenía la esperanza de que el Señor lo sanara. Pero de repente comprendí: Dios es soberano. Él permitió que mi padre muriera porque Él tiene Sus razones. Mi padrastro y mi padre murieron para la gloria de Dios.
Y mi madre, debido a ese sufrimiento, pudo ayudar a muchas, muchas personas, porque ella se enfocó en: «Le devolveremos este don del sufrimiento de nuevo a Dios para que Él lo transforme».
Estoy muy agradecida por su ejemplo de una vida entregada a Dios, lo cual me enseñó que mi vida es del Señor también, y que yo debo confiar en Él a pesar de todo.
Yo perdí un bebé cuando tenía cuatro meses de embarazo, una niña a quien yo llamé Joy (gozo), porque yo sabía que en la presencia de Dios hay plenitud de gozo. Sentí paz, aunque, por supuesto, había tristeza. Pero Dios está en control. Entonces, ¿por qué no mantener nuestras manos abiertas delante de Él y no aferrarnos a algo que va a ser temporal y terrenal?
Y pensamos que es algo que debemos tener, pero se trata de entregarle todo a Dios. Yo siempre recuerdo a mi mamá levantando sus manos delante del Señor y delante de una audiencia diciendo: «Esto es del Señor». Cuando tengas un gran problema, déjalo en las manos del Señor, entrégalo a Él, y Él transformará tu sufrimiento, para usarlo para Su gloria, mientras tú dices: «Voy a confiar en Él a pesar de todo. Aunque me mate, yo confiaré en Él».
Nancy: Y eso está arraigado en la confianza de que Dios es sabio, que Él tiene el derecho de hacer lo que Él quiera, pero también que Él es sabio, que Él es bueno y que nos ama.
Valerie: ¡Sí, así es!
Nancy: Sin embargo, a veces esos fundamentos teológicos parecen ir en contra de lo que estamos viviendo.
Y cuando pienso en tu madre y en aquellos a quienes ella influenció con su vida y ministerio, básicamente, el ADN de su enseñanza, de sus escritos y de su mensaje, era: «Esos fundamentos son verdaderos. A pesar de lo que yo sienta, a pesar de lo que esté sucediendo en mi entorno, yo puedo confiar en Dios para escribir mi historia. Por lo tanto, digo: “Sí, Señor”».
Y recuerdo cuando ella habló sobre María de Nazaret: una joven judía de catorce años quizás, cuya vida y planes cambiaron totalmente por la voluntad de Dios, y ella dijo:
Valerie: «Hágase conmigo conforme a Tu palabra».
Nancy: Exactamente. Mi versículo favorito es Lucas 1:38 «Aquí tienes a la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a Tu palabra».
Y para mí, eso significa mucho. Y, por supuesto, crecer en un hogar donde la bondad y la soberanía de Dios eran una base sólida, fue un gran fundamento para mi vida. Pero luego, ya siendo una joven adulta, tu madre (a quien realmente yo no conocía en ese momento, aunque hablamos unas cuantas veces), ella constantemente nos recordaba ese mismo tema. Así que fue un legado y una marca en mi vida.
Y debo decir que no siempre lo aplico bien, porque a veces confío en mis sentimientos, más de lo que confío en esas verdades. Sin embargo, por eso es que tenemos que continuar recordando esto. Es como aprender a volar con los instrumentos de navegación, en lugar de volar solo con la vista.
Cuando las circunstancias son complicadas o no están claras, es más seguro y efectivo confiar en los datos objetivos, como los instrumentos de un avión te presentan, y no en nuestra percepción inmediata, que puede estar equivocada o distorsionada.
Si tú estás volando por vista, y te metes en las nubes, vas a perder la orientación. Te vas a confundir y puedes encontrarte yendo en la dirección equivocada. Pero si estás volando con los instrumentos, tú confías en los instrumentos, en vez de confiar en tu propia percepción de lo que está pasando a tu alrededor.
Y yo creo que tu madre era alguien quien confiaba en los instrumentos de navegación.
Valerie: El fundamento de su fe era Cristo mismo. Cristo es la Palabra y la Palabra es vida. Necesitamos escuchar esa Palabra diariamente. Y por eso, Nancy, estoy segura de que tú también animas a las mujeres a entrar en la Palabra porque es la vida que necesitamos.
Me encanta el versículo en Jeremías 15:16: «Cuando se presentaban Tus palabras, yo las comía; Tus palabras eran para mí el gozo y la alegría de mi corazón».
Ese es nuestro fundamento. Es la verdad. Y sobre eso debemos cimentar nuestras vidas, sin importar las pruebas por las que estemos pasando.
Nancy: Pero si antes de la prueba no estamos cimentadas en la verdad, si no estamos profundamente arraigadas en la verdad de la Palabra de Dios, que es donde el Señor se da a conocer, entonces viene la prueba y nos derriba. Nos derriba y entonces somos controladas por nuestras emociones, por nuestros temores y por la opinión de los demás. Y esa es una manera terrible de vivir, porque estás a merced de tus emociones y tus circunstancias.
Y tú estás en lo cierto, Val. Mi primer libro trata sobre la vida devocional diaria. En la quietud de Su presencia: Una invitación a fortalecer tu vida devocional con Dios. A menudo digo que si pudiera compartir un solo mensaje a las mujeres, sería este, porque si nuestros corazones están arraigados en la Palabra de Dios y en Sus caminos, entonces, ¿qué es lo que dice el Salmo 1?, que vamos a estar firmes. Que seremos como un árbol plantado junto a corrientes de agua. Jeremías dice que vamos a dar fruto en todo tiempo y no solo en los momentos buenos o fáciles.
Así que Valerie, como esposa de pastor, como madre y ahora como abuela, el mensaje clave de tu vida es: entra en la Palabra de Dios, memoriza la Palabra de Dios, y ella te sostendrá en los momentos difíciles.
Valerie: Absolutamente.
Nancy: Estoy muy agradecida de que hayas escrito este libro, y cuando digo que tú lo escribiste, gran parte del libro son los apuntes de tus padres, sus diarios y sus cartas. Ahora bien, con nuestros amigos de la editorial B&H, has recopilado todo eso con una visión nueva sobre la historia de amor de tus padres Jim y Elisabeth Elliot.
Es asombroso, es fascinante, desde el punto de vista de su relación y su amistad. Es inusual, pero, incluso si no te gusta leer cartas de amor, o no estás interesada en esa etapa de sus vidas, estas cartas expresan con todo su corazón, lo que significa amar a Cristo primero, confiar en Él primero y seguirlo a Él y Su voluntad por encima de todo y sobre todos los demás amores en tu vida; y estar dispuestas a entregarle tus otros amores, porque has entendido lo que es tener vida eterna. Esa es la razón para vivir.
Y es interesante que cuando entre ellos se escribieron esas cartas, no tenían idea en ese momento ni conocimiento de cómo terminarían sus vidas o cómo sería su futuro. Sin embargo, fueron esas mismas verdades fundamentales que ellos expresaron en esas cartas y diarios, lo que los afirmó y los sostuvo durante su experiencia en la selva, la viudez y luego, la segunda viudez, por el resto de sus vidas. Expresan cuáles eran las convicciones principales que motivaron sus vidas y sostuvieron a tu mamá durante toda su vida.
Débora: Te animamos a que puedas obtener una copia del libro de Elisabeth Elliot titulado Pasión y pureza.
Ahora, ¿qué significa exactamente estar consagrada? Esto es algo que Valerie nos compartirá mañana como conclusión de esta serie. Te esperamos aquí, en Aviva Nuestros Corazones.
Recordándote que nuestro Dios es el Rey soberano del universo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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