Un invitado misterioso en tu iglesia
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth dice que la iglesia necesita tus oraciones.
Nancy: ¡Oh amigas!, necesitamos arrodillarnos y clamar al Señor y decirle: «Señor, ten misericordia. Aviva a tu iglesia. Tú amas a tu iglesia, y caminas entre los siete candelabros de oro. Señor, quiero estar comprometida, involucrada y rogar por nuestras iglesias locales».
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 17 de julio de 2023.
Parece que todos tienen una opinión sobre los problemas en la iglesia, pero la verdad es que necesitamos escuchar a una sola persona, a Jesús. Él sabe lo que la iglesia necesita en verdad.
Con esta serie que inicia hoy Nancy finaliza estas series relacionadas al libro de Apocalipsis y las cartas de Jesús a las siete iglesias. Esta última serie se titula, Lo que la iglesia necesita.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Probablemente …
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth dice que la iglesia necesita tus oraciones.
Nancy: ¡Oh amigas!, necesitamos arrodillarnos y clamar al Señor y decirle: «Señor, ten misericordia. Aviva a tu iglesia. Tú amas a tu iglesia, y caminas entre los siete candelabros de oro. Señor, quiero estar comprometida, involucrada y rogar por nuestras iglesias locales».
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 17 de julio de 2023.
Parece que todos tienen una opinión sobre los problemas en la iglesia, pero la verdad es que necesitamos escuchar a una sola persona, a Jesús. Él sabe lo que la iglesia necesita en verdad.
Con esta serie que inicia hoy Nancy finaliza estas series relacionadas al libro de Apocalipsis y las cartas de Jesús a las siete iglesias. Esta última serie se titula, Lo que la iglesia necesita.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Probablemente has escuchado sobre algunas tiendas por departamentos que contratan compradores misteriosos. ¿Sabes qué es eso? Bueno, estas personas llegan a la tienda y nadie sabe que en realidad están trabajando para una compañía que revisa cómo van las cosas en esa tienda, observan a los empleados, y si se están llevan a cabo los procedimientos establecidos.
Los restaurantes hacen esto también, traen comensales encubiertos para evaluar su comida y su servicio; son invitados misteriosos.
Bueno, leí un artículo no hace mucho tiempo en el Wall Street Journal sobre un adorador misterioso. Un hombre llamado Thomas Harrison quien fue pastor en Tulsa y es un adorador misterioso profesional. El artículo decía:
El Sr. Harrison aparece como una persona que visita la iglesia por primera vez, está encubierto y evalúa todo, desde la limpieza de los baños hasta la fuerza del sermón. El Sr.Harrison califica a las iglesias en una amplia gama de categorías, y utiliza un sistema de colores (para decir cómo le está yendo a la iglesia en esas categorías diferentes).
El verde significa que están haciendo un buen trabajo. El amarillo significa precaución; hay algo allí. Y rojo significa que están en problemas.
Bueno, he estado pensando en el Sr. Harrison. Me pregunto qué clase de reporte crees que Jesús escribiría si Él fuera a visitar nuestras iglesias como un adorador misterioso. El hecho es que Jesús está en nuestras iglesias y no solo ocasionalmente en algunas iglesias aquí y allá como el Sr. Harrison, sino que Jesús está en todas nuestras iglesias todo el tiempo y no solo los domingos.
Él sabe lo que está pasando en nuestras iglesias de domingo a sábado, toda la semana, 24/7. Y ha escrito un reporte. Hemos estado viendo ese reporte con algo de detalle a través de las últimas semanas, de los últimos meses. Se encuentra en Apocalipsis capítulos 2 y 3.
Hemos visto lo que Jesús piensa de nuestras iglesias. Sabemos cuáles son Sus preocupaciones.
Y en el análisis final, al final de cuentas, realmente no importa lo que Thomas Harrison piense de tu iglesia o de la mía. Realmente no importa lo que sea que piense cualquier persona de tu iglesia o de la mía. Y realmente no importa lo que nosotras pensemos de nuestras iglesias.
Lo que realmente importa es lo que Jesús piensa.
Ahora, por lo que hemos visto en estas últimas semanas de estas cartas a las siete iglesias –algunas de ustedes pensaron que esta serie nunca llegaría a su final. De hecho, iniciamos estas grabaciones hace muchos meses. Ha sido una travesía increíble para mí mientras he estado viendo las luces verdes, amarillas y rojas que Jesús da en Su reporte a las iglesias.
Ahora, como hemos dicho, estas cartas, estas siete cartas, no son simplemente cartas independientes dirigidas a iglesias independientes. Las cartas forman una unidad completa. Cada carta está dirigida a todas las iglesias. Esta unidad de cartas, Apocalipsis 2 y 3, se encuentra en el contexto de todo el libro de Apocalipsis. Y el libro de Apocalipsis está en el contexto de toda la historia de la redención que leemos desde Génesis hasta Apocalipsis.
Así que por hoy y en los próximos dos programas, quiero retroceder un poco. Ahora que hemos visto en detalles minuciosos con un microscopio estas cartas –y lo repito: detalles minuciosos. Aunque hay mucho ahí que no hemos cubierto. Pero hemos visto estas cartas bajo un microscopio. Ahora quiero que retrocedamos y veamos la imagen completa, para que veamos el bosque.
Así que en unos cuantos programas vamos a cerrar y vamos a resumir esta serie de las cartas a las siete iglesias –algo así como un repaso, como un vistazo general, solo viendo algunos temas clave que han surgido a través de este estudio. Porque en la medida en que he estado enseñando, porque no tenía esta serie preparada cuando empecé, hay algunas observaciones generales que han surgido.
Simplemente quiero dejarte con algunas reflexiones que han estado en mi corazón en relación a estas cartas.
El libro de Apocalipsis que es el contexto de estos capítulos y de estas cartas a las iglesias es un gran drama cósmico. Y me encanta la historia completa. Por eso es que por lo menos una vez al año, y algunas veces más seguido, trato de leer el libro de Apocalipsis completo. Regularmente lo hago al final del año. En la medida en que el año llega a su fin y ese nuevo año se acerca, simplemente quiero tener una imagen de la historia de Dios completa, quién es Él, lo que Él está haciendo en esta tierra, y cómo lo que está sucediendo en esta tierra al día de hoy es únicamente una minúscula parte de una historia mucho más grande que Dios ya ha escrito y en la que nosotras tenemos el privilegio de vivir.
Ahora, si ves el libro completo de Apocalipsis, recordarás que en el capítulo 1, el apóstol Juan, quien está en el exilio en la isla de Patmos por su fe, tiene una visión. Su visión es de Cristo, Cristo quien ha resucitado, ascendido, Señor Salvador soberano. Y es una imagen asombrosa. Es una que debemos ver más a menudo.
Pon tus ojos en Cristo. Contempla Su maravilloso rostro que brilla como el sol en su completo esplendor. No puedes ver el sol sin quedar cegada. Y no puedes ver a Jesús sin ser transformada.
Mira a Jesús. Contémplalo. Míralo a Él. Pon tus ojos en Él. Esto es lo que Juan hace en el primer capítulo. Es la visión cristológica. Cristo el Salvador, el Señor de esta tierra –ese es el capítulo 1.
Luego en Apocalipsis, del capítulo 6 al 22, siendo el 22 el último capítulo del libro, vemos esta historia relatando un gran conflicto cósmico entre Dios, quien está sentado en Su trono, y Satanás quien quiere estar sentado en ese trono, Satanás tratando de usurpar el lugar de Dios. Hay una gran batalla llevándose a cabo. Hay una guerra en proceso.
El conflicto va escalando entre los capítulos del 6 al 22, mientras Satanás asesta un golpe y luego Dios regresa el golpe. Y luego Satanás contraataca y luego Dios contraataca. Puedes ver la batalla en proceso, puedes esta guerra. Hay un clímax, este movimiento cada vez mayor de las fuerzas anti Dios, y Dios diciendo: «Esto es lo que pienso de todo eso».
Puedes ver la tribulación que va en incremento en estos capítulos. La tribulación es sufrimiento intenso; es un sufrimiento cada vez más intenso como una expresión del justo juicio de Dios y de Su ira. Dios está juzgando el pecado en esta tierra.
Inicialmente esos juicios tuvieron la intención de ser redentores. Él quiere que la gente se arrepienta. Él quiere que la gente se vuelva de su pecado, de su rebelión. Pero en la medida en que la historia se desarrolla, tú puedes leer una y otra vez, «ellos se negaron a arrepentirse. Ellos se negaron a arrepentirse».
Así que hay hombres en la tierra quienes simplemente son representantes de Satanás y están endureciendo sus voluntades. Están endureciendo su cerviz y sus espaldas, y dicen: «No Dios. No te permitiremos reinar sobre nosotros». Son obstinados y se empecinan en su dureza, y se vuelven más intensos.
Y Dios envía mayores juicios y mayor ira.
Hay copas, trompetas y lamentos. Hay toda esta clase de tribulaciones en aumento donde Dios está dándoles tiempo a los hombres de arrepentirse, y lees de estas tribulaciones y dices: «¿Qué clase de Dios enviaría hambruna, pestilencia, espada, guerra y eliminaría de la faz de la tierra a grandes grupos poblacionales completos?»
Esta clase de partes escatológicas de la Escritura ha llevado a algunas personas a decir: «No tenemos ningún interés en esa clase de Dios. Porque ese es un Dios muy cruel».
Pero el hecho es que esos juicios son una señal de un Dios misericordioso, un Dios que no quiere que ninguno perezca sino que todos vengan al arrepentimiento. Él les está dando tiempo para arrepentirse, pero ellos se niegan a hacerlo.
Así que para el tiempo en el que llegamos al capítulo 19, Dios dice: «Es suficiente». Se acabó». La copa de Su ira está llena y es derramada. Y Dios dice: «se acabó, es suficiente, el día de Mi misericordia, el día de Mi gracia se ha terminado».
Vemos la caída, la destrucción, la desaparición del reino del hombre. Y cuando eso sucede, sucede rápidamente. Leemos en Apocalipsis 18, en una hora, en un día, en una hora esta gran Babilonia que pensaba que era tan grande, esta gran cadena comercial del mundo, este gran sistema político, este gran sistema mundial religioso, todo se desmorona como un castillo de naipes. Estaba construido sobre una casa de arena, no pudo permanecer de pie.
Y entonces, cuando el reino del hombre sea destruido, veremos el regreso de Cristo, Apocalipsis 19. El hombre sobre el caballo blanco que desciende del cielo con el ejército celestial detrás de Él. Él está vestido con una vestidura cubierta de sangre. Vemos el regreso de Cristo a esta tierra para establecer Su reino (véanse los versículos 11-16). El reino de esta tierra ha venido a ser el reino de nuestro Dios y de Su Cristo, y él reinará –¿por cuánto tiempo? «Por siempre y siempre» (Apoc. 22:5).
Él establece Su reino y trae consigo –lo leemos en el capítulo 22– un nuevo cielo, una nueva tierra, la ciudad santa, la nueva Jerusalén en la que no hay mal, no hay dolor, no hay sufrimiento, no hay muerte, no hay pecado, no hay quebrantamiento. Todo es justo y santo en la presencia del Señor por siempre y siempre. Amén.
Fin de la historia, excepto que no hay final sino que continúa para siempre.
Ahora, eso es lo que vemos en los capítulos del 6 al 22. En síntesis esa es la historia. ¿Qué pasa entre el capítulo 1, en dónde tenemos la visión de Cristo, y esos capítulos del 6 al 22, en dónde tenemos este conflicto cósmico en aumento que terminará con el reinado de Cristo por siempre?
En los capítulos 2 y 3, tenemos un mensaje de Cristo a las iglesias que viven en ese período de tiempo desde Cristo hasta la consumación de todas las cosas. Ellos viven en este mundo en el que hay dolor, enfermedades, persecución y maldad. Y hay conflicto entre Satanás y Dios.
Él quiere que ellos vean que sus vidas, su bienestar, están atados a quien Él es. Eso es lo que vemos en el capítulo 1 y también en los capítulos 4 y 5 en dónde tenemos esa imagen de Cristo y Dios sentado en el trono y el Cordero de Dios en el cielo. Ellos están unidos a Cristo, y están unidos al plan redentor eterno de Dios, que acabamos de describir en los capítulos del 6 al 22.
El inicio de cada una de estas siete cartas tiene una descripción de Cristo. La mayor parte de esas frases descriptivas son de la visión de Cristo en el capítulo 1. Al final de cada carta hay una promesa para aquellos que conquisten, que venzan, quienes sean fieles en seguir a Cristo.
Y cada una de estas promesas, las que hemos visto en detalle durante estas últimas semanas, anticipa algo de lo que leemos al final de la historia –la consumación, la gloria que vemos desplegada en los capítulos del 20 al 22.
Así que ¿cuál es el significado, el propósito de colocar estas cartas en los capítulos 2 y 3 de Apocalipsis, como trasfondo dentro de todo el contexto del libro? Creo que nos dicen que nuestras vidas cristianas se viven y nuestras iglesias funcionan, aquí y ahora, en este planeta pródigo, caído y quebrantado.
Pero nuestras vidas y nuestras iglesias están unidas a realidades tanto del pasado como del futuro. Podemos sobrevivir y no solo sobrevivir sino florecer a la luz de quién es Cristo y lo que Él ha hecho, mientras estemos ancladas a Él, como lo vemos en los capítulos 1, 4 y 5.
Entonces sobrevivimos y florecemos, no solamente mientras vivimos ancladas a Cristo, sino anticipando en última instancia Su victoria y Sus triunfos futuros.
Ahora quiero hacer algunas observaciones de estas cartas, cosas que han resaltado mientras he vivido en estas cartas en los últimos meses. Primero –y no esto no suena muy profundo– pero está el hecho de que la iglesia es importante, la iglesia importa. Vemos en estas cartas el rol central y crucial de la iglesia.
Estas cartas no están dirigidas a creyentes individuales, están dirigidas a iglesias locales. La Escritura no tiene el concepto de creyentes solitarios. Nuestra identidad como creyentes individuales está ligada a la identidad de la iglesia local.
Y la iglesia no es solo una institución humana. Es central a lo que Dios está haciendo en el mundo. Es a través de la iglesia que Dios intenta mostrarle al mundo cómo se ve Su reino, que seamos una representación visible, real de ese reino.
Dios tiene la intención de que nuestras iglesias le muestren al mundo de manera real esas realidades espirituales eternas que el mundo no puede ver sin vernos a nosotros.
Se supone que debemos llevar a cabo la voluntad, los deseos, la agenda de Cristo, quien es nuestra cabeza.
Somos un cuerpo. No hay concepto en la Escritura de ti ni de mí como entidades apartadas de la iglesia local. Lo que le afecta a un miembro del cuerpo le afecta a todo el cuerpo.
Por eso ves, por ejemplo, que cuando hay una doctrina falsa en un pequeño segmento de la iglesia, eso afecta a toda la iglesia. Jesús le dice a toda la iglesia: «Tienen que tratar con esto» o «tienen que tratar con esa inmoralidad en la iglesia».
No puedes sencillamente enterrar tu cabeza en la arena y decir: «bueno, eso sucede allá». No, nos afecta a todos. Estamos en esto juntos. La intención de Dios es que seamos comunidades que estemos centradas en Cristo, que vivamos en Cristo y que exaltemos a Cristo dentro de la misión de dar a conocer a Cristo a nuestro mundo. Así que la iglesia importa.
En segundo lugar, veo que Jesús tiene un corazón por la iglesia. Es Su iglesia. Él la ama. La primera vez que Juan tuvo la visión de Jesús en el capítulo 1, ¿recuerdas dónde estaba Jesús? Él estaba entre los siete candelabros, en medio de los siete candelabros de oro.
Leemos al final de Apocalipsis 1 que esos candelabros simbolizan las siete iglesias locales. Y luego en el capítulo 2 versículo 1, nos dice lo que Él está haciendo entre esos candelabros. Él está caminando entre ellos. Él está activo, vivo, caminando y entre Su pueblo y las iglesias.
Aprendemos que Él sostiene en Su mano derecha a los ángeles o los mensajeros o los líderes de esas iglesias. Jesús tiene un corazón por Su iglesia.
Ahora, la vida en la iglesia, como todos sabemos, puede ponerse complicada. Y se complica en ocasiones. Cinco de estas siete iglesias tenían serios problemas dentro de ellas. Jesús le dice a una de esas iglesias: «Me das náuseas». Quiero decir que había problemas serios en las iglesias, cosas complicadas.
Durante este año que pasó he estado estudiando y preparando esta serie y enseñando a través de ella. Personalmente he estado expuesta a algunas situaciones difíciles que involucran iglesias locales, algunas de las cosas más difíciles que personalmente he experimentado en 50 años de relacionarme con iglesias locales.
He estado afligida y en ocasiones he llorado por lo que he visto que está sucediendo en estas iglesias. Tengo que confesar que hay momentos en los que he querido huir, correr, tirar la toalla y tirar por la borda todo el asunto. Te lo digo porque recibimos cartas de oyentes diciéndonos: «esta situación está pasando en mi iglesia o en esta iglesia que conozco, ¿qué hago al respecto?»
Encontramos muchas mujeres entre veinte y treinta y algo de años diciendo: «Me voy de aquí. No quiero seguir teniendo nada que ver con esto». Y yo he tenido esos mismos pensamientos en los últimos meses.
Pero mientras he estado en esta serie he sido retada, profundamente retada, por el amor de Cristo por Su iglesia. El hecho de que Él sigue comprometido, que Él está ahí, Él está presente y no abandona a la iglesia, no la deja, y tampoco podemos nosotros.
No puedes amar a Jesús y no amar a Su iglesia. Su amor, Su carga, es por la iglesia. Su cuerpo aquí en la tierra.
¡Oh amigas!, necesitamos ponernos de rodillas y clamar al Señor y decirle: «Señor, ten misericordia. Aviva a Tu iglesia. Tú amas a Tu iglesia. Estás caminando entre los siete candelabros, y yo quiero permanecer comprometida e involucrada e implorar a favor de nuestras iglesias locales».
Luego vemos en tercer lugar que Cristo conoce nuestras iglesias íntimamente. Él les dice: «Yo conozco tus obras». Una y otra vez Él dice: «Yo conozco tus obras».
Así como Thomas Harrison, ese adorador misterioso, Jesús inspecciona los detalles a los que nadie más les presta atención. Él se fija y señala cosas a las que nos hemos acostumbrado o que hemos dejado de ver. Él alienta y señala cosas que son agradables para Él también.
Su conocimiento íntimo de nosotros puede ser consolador como cuando Él le dice a la iglesia en Esmirna: «Yo conozco tu tribulación», o le dice a la de Pérgamo: «Yo sé dónde moras, donde está el trono de Satanás» (2:9 y 13). Él está al tanto del sufrimiento de Su pueblo, de los retos que enfrentamos en un ambiente hostil.
Así que puede ser consolador que Él conozca nuestras obras, pero también puede ser retador. Él les dice a las iglesias: «Yo sé dónde estás cediendo. Conozco las cosas de las que necesitas arrepentirte».
Jesús tiene ojos como llama de fuego. Son penetrantes, omniscientes. No hay nada escondido de Él. Todo lo conoce. Él señala esas cosas, los pecados específicos que asedian a cada iglesia. Él es honesto y sincero.
Él no nos da una imagen de la fachada, retocada de cómo nos está yendo, cómo lucimos, lo que nos gustaría que todos vieran. Nos muestra la realidad de los que profesan ser creyentes pero están a la deriva, apartados, fríos, que no tienen un corazón para Dios en lo absoluto.
Así que si queremos saber cómo estamos realmente, si quieres saber cómo te está yendo verdaderamente, necesitas ir a Jesús. Necesitamos estar en Su Palabra. Él es quién puede corregir nuestras ideas equivocadas aun acerca de nosotras mismas.
Creemos que somos pobres y Él dice: «Ustedes son realmente ricos». Creemos que somos ricos y Él dice: «Ustedes son realmente pobres». Jesús es el que conoce lo que está sucediendo en las iglesias.
Oh Señor Jesús, oro porque Tú abras nuestros ojos para ver lo que Tú ves, y para ponernos de acuerdo contigo sobre la condición de nuestras iglesias actualmente. Quiero darte gracias por Tu corazón por la iglesia. Gracias, Señor, porque no te has alejado de nosotros, porque estás en el cielo pero estás caminando entre esos siete candelabros de oro y estás comprometido e intercediendo a la diestra de Dios el Padre.
Y nos unimos a Ti hoy y te pedimos: «Oh, Señor, ¿avivarías a Tu iglesia? Aviva nuestros corazones para que podamos ser luz en este mundo en el que nos has puesto». Oro en el nombre de Jesús, amén.
Débora: ¿Tienes una carga por la iglesia? Después de este mensaje de Nancy sospecho que muchas de nosotras podemos estar sintiendo una mayor carga.
El episodio de hoy inicia una serie titulada Lo que la iglesia necesita. Es la última de varias series basadas en las cartas a las iglesias que encontramos en el libro de Apocalipsis. Si te has perdido alguna de las series anteriores, puedes escucharlas o leer las transcripciones al visitar avivanuestroscorazones.com
Tanto el podcast como los recursos de nuestra página web están tocando mujeres alrededor del mundo de formas poderosas. Aquí está Nancy con un ejemplo.
Nancy: Aquí en Aviva Nuestros Corazones ha sido emocionante ver avanzar el movimiento de Mujer Verdadera. Este movimiento está creciendo en la medida en que las oyentes abrazan el llamado y el diseño de Dios para sus vidas. Particularmente para mí es muy alentador ver a tantas jóvenes abrazar esta visión.
Una de estas mujeres nos envió este correo. Ella dice:
«Se me llenan los ojos de lágrimas mientras escribo esto porque los programas han significado tanto para mí». (Ella continúa describiendo la forma en que Dios ha usado Aviva Nuestros Corazones para prepararla para algunas épocas duras como una esposa recién casada).
«A pesar de que solo hemos estado casados por cuatro meses, hemos pasado por un cambio de empleo, dificultades financieras, muerte en la familia, así como todas las situaciones normales de ser recién casados. El Señor me ha ayudado a recordar mensaje tras mensaje, para lograr servir, amar y tener compasión por mi marido. Una amiga recientemente me preguntó si podía compartirle lo que aprendí mientras me estaba preparando para el matrimonio. Inmediatamente pensé en Aviva Nuestros Corazones».
Estoy tan agradecida por la manera en que Dios nos está permitiendo hablarle a la nueva generación de mujeres. Estamos emocionados por las nuevas oportunidades que Él está proveyendo de conectarnos con estas mujeres jóvenes a través de redes sociales junto con una presencia cada vez mayor en la radio y a través de las conferencias.
Débora: Al visitar cualquier librería cristiana, encontrarás críticas de la actividad de la iglesia y de la teología. ¿Cómo disciernes lo que la iglesia realmente necesita en medio de tantas opiniones? Nancy abordará esta pregunta mañana. Te esperamos aquí, en Aviva Nuestros Corazones.
Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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