Un gran recordatorio
Nancy DeMoss Wolgemuth: No hay perdón de pecados sin el derramamiento de sangre, nos dice la Escritura en el Antiguo y en el Nuevo Testamento.
Annamarie Sauter: Hoy te traemos importantes recordatorios para la celebración de la Pascua.
Nancy: Entonces beber de esa copa del pacto, de esa copa de redención, es una señal poderosa que hoy entendemos que nos habla de Cristo, el Cordero de Dios, sacrificado, derramando Su sangre por nuestros pecados. ¡Y cuán precioso y poderoso es eso!
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Aquí está Nancy con la continuación de la conversación titulada, Mucho más que días feriados.
Nancy: Hoy continuamos nuestra conversación de ayer con Barbara Rainey. En estos días hablaremos de la importancia de la celebración de la Pascua y cómo podemos darle importancia al día de la resurrección. Barbara, gracias por acompañarnos …
Nancy DeMoss Wolgemuth: No hay perdón de pecados sin el derramamiento de sangre, nos dice la Escritura en el Antiguo y en el Nuevo Testamento.
Annamarie Sauter: Hoy te traemos importantes recordatorios para la celebración de la Pascua.
Nancy: Entonces beber de esa copa del pacto, de esa copa de redención, es una señal poderosa que hoy entendemos que nos habla de Cristo, el Cordero de Dios, sacrificado, derramando Su sangre por nuestros pecados. ¡Y cuán precioso y poderoso es eso!
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Aquí está Nancy con la continuación de la conversación titulada, Mucho más que días feriados.
Nancy: Hoy continuamos nuestra conversación de ayer con Barbara Rainey. En estos días hablaremos de la importancia de la celebración de la Pascua y cómo podemos darle importancia al día de la resurrección. Barbara, gracias por acompañarnos nuevamente aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Barbara Rainey: Es un gozo estar aquí compartiendo este tema contigo.
Nancy: Barbara, tú y tu esposo Dennis Rainey son cofundadores de FamilyLife. Y han sido una parte integral de Revive Our Hearts (Aviva Nuestros Corazones), desde sus inicios. De hecho, Barbara, fue tu esposo quien me llamó hace años. Recuerdo que al recibir su llamada yo estaba en mi casa, sentada en el estudio, en mi silla, en mi tiempo con el Señor. En resumen, Dennis me dijo que tenían la carga de desarrollar un programa para mujeres con una maestra de la Biblia y que el personal había estado pensando que debía hablar conmigo sobre eso. La verdad es que me encantó la idea. Le dije: «Esa es una gran idea. De hecho, yo también he estado buscando a alguien; pero creo que estás hablando con la persona equivocada».
Barbara: Es otra persona.
Nancy: No soy yo, fue lo que quise decir. Pero los siguientes 18 meses, al hablar y orar junto al equipo, se desarrolló lo que ahora es Aviva Nuestros Corazones.
Barbara: No puedo creer la cantidad de años que han pasado!
Nancy: Sí. Los años vuelan; y FamilyLife fue quien dio inicio a esto.
Barbara: Ellos lo encaminaron todo.
Nancy: FamilyLife ayudó a que naciera Aviva Nuestros Corazones, y estamos muy agradecidos por eso. Grabamos nuestros primeros ocho años de programas en Little Rock, Arkansas, en los estudios de FamilyLife. Así que gracias, desde el fondo de nuestros corazones a ti y a la familia de FamilyLife.
Barbara: Ha sido un gran privilegio. Realmente ha sido una carrera de mucho gozo.
Nancy: Y hemos disfrutado tenerte aquí en Aviva Nuestros Corazones para episodios anteriores. Y ahora estamos hablando de cómo podemos hacer de la fiesta de la Pascua y del día de resurrección algo muy especial. Y son especiales en sí mismos.
Barbara: Así es.
Nancy: Somos nosotros quienes no necesariamente los celebramos de manera especial; pero tú, como madre de seis hijos ahora adultos y muchos nietos, has tenido la carga de ayudar a otras familias –incluso a personas que no tienen familia– a saber cómo celebrar estas fiestas. Cómo hacer que sean días santos, y realmente enseñarnos a nosotras y a quienes nos rodean cuán importantes son estos días especiales.
Barbara: Cuando veo a mis propios hijos –que ahora son adultos y tienen sus propios hijos– recuerdo cuando yo estaba en ese lugar y quería que la Pascua fuera más significativa para ellos, pero no sabía qué hacer. La cultura no nos ayuda.
No tenemos tiempo libre como en Navidad para poder pensar en qué hacer. Por lo tanto, hoy en día es más difícil para nuestras familias descubrir cómo hacer que esta fecha sea significativa. ¿Cómo puedo transmitirle esto a mi familia? ¿Qué hago? Porque lo que hay en las tiendas no tiene nada que ver con Jesús. Por lo tanto, ayudar a las familias a hacer algo significativo de la Pascua y la resurrección es verdaderamente difícil.
Nancy: Pero es muy importante pasar nuestra fe a la siguiente generación.
Barbara: Totalmente.
Nancy: Las Escrituras hablan constantemente de contarles a nuestros hijos y a las generaciones futuras sobre la obra redentora de Dios a nuestro favor; y de que si no hay resurrección, entonces no tendríamos la fe cristiana.
Barbara: Eso es correcto.
Nancy: Es realmente importante, y el mundo está tratando de convencer a nuestros hijos de que no existe lo sobrenatural o que la resurrección es simplemente algo místico. Y necesitamos recordar y recordarles a nuestros hijos, que este evento sucedió realmente.
Barbara: Así es.
Nancy: De hecho, la resurrección es el suceso histórico de la humanidad con más evidencias. Si lo estudian, pueden ver que es un acontecimiento verdadero. Pero, no queremos que solo sepan en sus cabezas que la Pascua es verdadera y que Jesús realmente resucitó de entre los muertos. Queremos que sientan en sus corazones la pasión, la belleza, la maravilla, la magnificencia de un Salvador crucificado que resucitó de entre los muertos al tercer día.
Barbara: Sí.
Nancy: Eso debería estremecernos a todos.
Barbara: Sí, debería.
Nancy: Pero estamos tan acostumbrados que simplemente lo pasamos por alto. Y lo que estás diciendo es: «Detente, pensemos en ello y celebrémoslo».
Barbara: Y creo que tenemos que tomarnos el tiempo para reflexionar en esto, para hablar y leer sobre ello y así poder cambiar nuestras mentes. No podemos cambiar nuestras mentes sin estar enfocadas. Así que necesitamos algunas herramientas, algunos recursos que nos ayuden a lograr esto con nuestras familias.
Por eso he estado tratando de crear cosas para ayudarles a las familias a celebrar. Ayer mencionamos algunas cosas. Tenemos, por ejemplo, recursos como manteles individuales que tienen escrito «Él ha resucitado». Tenemos todo tipo de cosas porque, en comparación con la Navidad, donde hay más cosas de las que podríamos usar, hay muy poco relacionado a la Pascua, muy poco sobre Cristo, sobre la crucifixión y sobre la resurrección.
Es algo muy difícil para nosotros como creyentes, pero realmente creo que Dios quiere que hagamos esto porque es nuestro testimonio.
Nancy: Sí.
Barbara: No podemos hablar de Cristo sin la cruz. Nuestra conversación no tendría sentido si Cristo no hubiera muerto y comprado nuestra salvación. De manera que tenemos que celebrar este evento cumbre de nuestra fe, para que nuestras conversaciones tengan significado e importancia cuando hablemos con personas que no le conocen.
Nancy: Y esto comienza con evangelizar a nuestras propias familias.
Barbara: Exactactamente.
Nancy: Con asegurarnos de que nuestros hijos y nietos realmente entiendan de qué se trata esta época del año. Y no podemos asumir que lo harán, porque ciertamente no se lo están enseñando en la cultura.
Barbara: Correcto.
Nancy: Gracias por lo que has hecho para ayudarnos con todo esto. Y quisiera que habláramos sobre un recurso que desarrollaste, porque este nos ayuda a comprender mejor la Pascua. Se trata de un conjunto de tarjetas llamadas, Oh, prueba y ve.
Quieres ver y gustar que el Señor es bueno, y cómo esto se manifiesta en la Pascua. Son ocho tarjetas muy hermosas. De un lado de la tarjeta encontramos hermosos dibujos lineales que son clásicos; y del otro lado, cada una toma un elemento de la historia de la Pascua y lo desglosa desde un punto de vista bíblico e histórico.
Hablemos acerca de esto. Estas se remontan a algunas de las pistas del Antiguo Testamento que apuntan a Jesús y que se cumplieron cuando Él vino a esta tierra.
Comencemos con la primera de estas tarjetas. Esta habla de Jesús como la Luz del mundo. Y los judíos del Antiguo Testamento que iban al templo en sus peregrinaciones anuales como la Pascua, estaban familiarizados con este concepto de la luz.
Barbara: Ellos estaban familiarizados con el concepto de la luz. Y una de las razones por las que estaban familiarizados era porque había dos enormes candelabros de oro en el templo.
Nancy: Estamos hablando de qué, ¿de varios metros?
Barbara: Sí. Eran enormes. Nosotras pensamos en candelabros que pondríamos sobre nuestras mesas –si es que sabemos lo que son.
Nancy: Cierto.
Barbara: Estos candelabros eran gigantes y estaban en lo que se conocía como el atrio de las mujeres. Y se dice en algunos escritos antiguos, que cuando se encendían, eran tan brillantes que la luz resplandecía fuera del templo y alumbraba los vecindarios que se encontraban alrededor del templo. Creo que debemos apreciar no solo las palabras de Jesús y lo que hizo, sino todo lo que nos comunicó. Lo podemos entender mejor y apreciarlo más cuando lo vemos a la luz del tiempo en el que vivió y el entorno en el que pronunció estas palabras.
Entonces, por ejemplo, esta tarjeta en particular, habla de cómo Jesús entró al templo. Estaba muy familiarizado con el templo. Y esos candelabros simbolizaban a Dios siendo la Luz del mundo. Y entonces, Jesús se paró allí donde estaban y dijo: «Yo soy la Luz del mundo». Se conectó verbal y visualmente a algo que el pueblo judío entendía porque estaban muy familiarizados con estos candelabros. Entonces, cuando dijo eso, Jesús se estaba conectando a Sí mismo con Su tradición, la cual había existido durante varios miles de años, y les estaba diciendo: «Yo soy la luz del mundo. Yo soy Dios. Y en Mí encontrarán la luz».
No fue simplemente una declaración bonita. Creo que la escuchamos y pensamos: «Oh, eso es realmente hermoso». Sí, lo es, pero esto tiene muchas capas profundas de significado. Y cuanto más veamos la profundidad de esto, entonces podremos decir: «Oh, ahora veo con claridad».
Nancy: Cuando Él dijo eso trajo a la mente de estos creyentes judíos, que conocían bien el Antiguo Testamento, la profecía de Isaías que dice: «El pueblo que andaba en tinieblas ha visto gran luz» (Isa. 9:2). Y Jesús estaba diciendo: «Yo soy esa luz. Yo soy Dios, que hablé y dije: “Hágase la luz”».
Barbara: Sí.
Nancy: Jesús se estaba proclamando Dios, la Luz que vino a la oscuridad. Y cuando los judíos celebraban como familia y comían la Pascua, encender las velas era una parte significativa de esta celebración.
Barbara: Sí. Y ese encendido de velas era simbólico de que Dios es la Luz del mundo, y que Dios es el que trajo la luz. Dice en Génesis: «Dios dijo: “Sea la luz”» (Génesis 1:3). No había luz en la oscuridad, y Él dijo: «Sea la luz».
Me parece realmente maravilloso que siempre haya sido así en la cena de la Pascua –que la madre de la casa sea la que tiene el privilegio de encender esa vela. Es porque la tradición judía decía que la luz del mundo vino a través de la mujer. Y, de hecho, es verdad, porque María dio a luz a Jesús, quien es la Luz del mundo.
Nancy: Correcto.
Barbara: Incluso ese detalle tan pequeño nos ayuda a entender que en Dios nada ocurre de manera accidental. Hay un significado en todo lo que Él eligió hacer porque todo tiene un propósito, y Él tiene la intención de comunicarse con nosotros para que podamos conocerlo. Él quiere que lo conozcamos, por lo que nos muestra en todo tipo de formas cómo podemos hacerlo.
Nancy: Y qué imagen tan dulce es esa de cómo las mujeres, las madres y las abuelas pueden ayudar a hacer brillar la luz de Cristo en sus familias al hacer este tipo de celebraciones.
Barbara: Correcto.
Nancy: Hablemos ahora de la segunda tarjeta. ¿De qué se trata?
Barbara: Bueno, esa es divertida, y creo que los niños la disfrutan porque es la historia de la cena de Pascua.
Toman el pan, y el padre de la casa, después de decir la bendición, lo parte en tres partes. Toma la pieza del medio y la envuelve en una servilleta. Se levanta de la mesa y va y la esconde. Es interesante. Es la porción del medio, que simboliza quién es Jesús: la segunda Persona de la Trinidad.
Nancy: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Barbara: Entonces, el pedazo de pan del medio es un símbolo de Jesús. Está envuelto en una servilleta, que es el símbolo de Jesús envuelto en las sábanas de lino cuando fue sepultado, y el padre lo toma y lo esconde. Luego, más tarde, durante la comida, los niños van a buscarlo. Quien lo encuentra se lo lleva al padre de la casa, y el padre le da unas monedas para comprarlo, que también es un símbolo de lo que ocurrió en la Pascua.
Nancy: La Redención.
Barbara: Sí. Me encanta esta historia. Me encanta leerla. Creo que para los niños es lo suficientemente atractiva como para que puedan escucharla y captar la emoción de cómo solía ser la fiesta de la Pascua, y cómo cada detalle de esta cena que los judíos han estado celebrando juntos durante siglos, año tras año, tras año, apunta a Jesús.
Cuando se lee esto juntos como familia, se comienza a ver cómo todo se relaciona, llevándonos a Jesús. Cuando Jesús participó de la cena junto a sus discípulos antes de ir a la cruz…
Nancy: Él partió el pan. Esto era una ilustración. Él dijo: «Esto es Mi cuerpo que es para ustedes; hagan esto en memoria de Mí» (1 Corintios 11:24 NBLA).
Barbara: Sí.
Nancy: Y cada vez que celebramos la Cena del Señor, recordamos el cuerpo de Jesús siendo quebrantado por nosotros.
Barbara: Sí, eso es correcto.
Nancy: Entonces esto es significativo. De hecho, Jesús nació en Belén, que significa casa de pan.
Barbara: Sí.
Nancy: Así que todo esto, el maná en el desierto, el pan que Dios proveyó para Su pueblo, el pan que descendió del cielo… Jesús dijo: «Yo soy el Pan de vida». Declarándose una vez más Dios, el Mesías prometido, y el que alimenta y sustenta nuestras almas. Todo esto es parte de la historia que contamos y conmemoramos, sobre todo en estos días.
Barbara: Queremos que la Pascua sea especial. Queremos celebrarla y hacer algo que esté más allá de lo común, pero no sabemos cómo. Entonces, estos recursos nos dan ideas de cosas que podemos hacer con nuestras familias o con amigos. Y la idea es que lo que hagamos nos lleve a adorar.
Nancy: Sí.
Barbara: Cuando leo lo que Él hizo, los detalles complejos que han sido expuestos o ilustrados para mí, me asombro de lo que Dios hizo.
Nancy: Sí.
Barbara: Y creo que eso es lo que Dios desea que experimentemos en el día de resurrección, asombro de lo que Él hizo por nosotros.
Nancy: Aquellos que vienen detrás, nuestros hijos, nietos, amigos, vecinos, no necesariamente van a estar más asombrados respecto a Jesús de lo que estamos nosotras.
Barbara: Eso es correcto.
Nancy: Entonces, lo primero es inquietar nuestros propios corazones. Luego, al contar la historia, nuestros corazones se conmueven aún más por quién es Él y lo que ha hecho por nosotros.
Y bueno, veamos en el tiempo que nos queda solo un par más de lo que contienen estas tarjetas –no entraremos en detalles sobre ellas. Veamos la «Copa de la Redención».
Barbara: Sí. Durante la cena de Pascua siempre había cuatro copas de vino que se compartían alrededor de la mesa. Y curiosamente, durante la cena de la Pascua que Jesús celebró con sus discípulos antes de ir a la cruz, se pasaron las copas. Jesús dijo: «No beberé de esto hasta que beba de nuevo en la casa de mi Padre».
Y luego dijo: «porque esto es Mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados» (Mateo 26:28). Habló acerca de beber Su sangre. Es una imagen de que tenemos que aceptarlo, recibirlo. Traemos a Jesús a nuestras vidas. Él nos alimenta y Su sangre nos limpia. Entonces, comprender esto es realmente fundamental. Creo que todo el aspecto de la sangre es lo que hace que la gente se aleje de la Pascua. Por otro lado, es más agradable pensar en la Navidad, ya que se trata de un bebé recién nacido.
Nancy: Correcto.
Barbara: Pero la gente no sabe qué hacer con la sangre. No nos gusta verla. A muchos se les revuelve el estómago. Ese es un concepto realmente difícil incluso para nosotros. Pero un creyente, una vez comprende el significado y la sangre que Cristo derramó a su favor y la redención que compró para nosotros, entonces puede celebrar.
Podemos celebrar lo que Cristo hizo por nosotros al derramar Su sangre en la cruz. Sí, fue sangriento; sí, fue horrible; pero lo hizo por amor a nosotros. Cuando podemos entender esto, nuevamente esto nos lleva a adorar y a asombrarnos por lo que Él hizo. Y…cambia nuestras vidas.
Nancy: Y una vez más vemos cómo se conectan el Antiguo Testamento, el Antiguo Pacto, con el Nuevo Testamento. Podemos aburrirnos terriblemente cuando leemos el libro de Levítico, hasta que llegamos al Nuevo Testamento y nos damos cuenta de que todos esos sacrificios, toda esa sangre derramada, todas esas ovejas, cabras y toros sacrificados, todos apuntaban a Jesús, el Cordero de Dios que derramaría Su sangre. Porque la vida está en la sangre, nos dice el Antiguo Testamento. Él dio Su vida por nosotros, murió por nosotros, para que pudiéramos recibir Su vida eterna. No hay perdón de pecados, nos dice la Escritura –Antiguo y Nuevo Testamento– sin el derramamiento de sangre.
Entonces beber de esa copa del pacto, de esa copa de redención, es una señal poderosa que hoy entendemos que nos habla de Cristo, el Cordero de Dios, sacrificado, derramando Su sangre por nuestros pecados. ¡Y cuán precioso y poderoso es eso!
Barbara: Sí.
Nancy: Y esto nos lleva a la última tarjeta de la que hablaremos hoy, que se entrelaza con lo que acabamos de hablar. Es sobre los sacrificios de los corderos que se llevaban a cabo en el día en que Jesús fue crucificado. Tú mencionas algunos de los hechos realmente significativos que tienen que ver con estos sacrificios. Danos un vistazo de lo que esto significa.
Barbara: Honestamente, con simplemente mirar estas tarjetas y escucharte hablar sobre ellas, me estremezco. Pienso que esto es lo más maravilloso del mundo. Comencé a leer a algunos de los escritores judíos antiguos que escribieron sobre lo que ocurrió en aquellos días. Me asombré con los paralelos que había con Jesús. A medida que llevaban a Jesús al calvario cargando Su cruz, los padres de familia estaban llevando sus corderos a la ciudad de Jerusalén, al templo.
Nancy: Y esos corderos eran criados con el propósito de ser corderos para el sacrificio.
Barbara: Para ser sacrificados. Los corderos se criaban en Belén, lo que es aún más impresionante. Belén es la ciudad adecuada porque está muy cerca de Jerusalén. Esto es lo que estaban haciendo los pastores en las colinas cuando escucharon a los ángeles anunciar el nacimiento de Jesús. Estaban criando corderos para los sacrificios la noche en que Jesús nació.
Así que esos mismos corderos que venían de Belén estaban siendo llevados a la ciudad mientras Jesús, el Cordero de Dios, estaba siendo llevado a través de la ciudad al monte para ser clavado en la cruz. Mientras Él era clavado en la cruz, los corderos estaban siendo llevados al templo. Y mientras los corderos estaban siendo sacrificados en el templo, Jesús estaba colgado en la cruz, a punto de morir.
Es una imagen tan increíble del tiempo, porque a las 9 de la mañana fue cuando fue clavado en la cruz, y fue entonces cuando los corderos fueron sacrificados.
Nancy: Durante el transcurso de esas seis horas hubo miles y miles y miles de corderos siendo sacrificados en Jerusalén donde Jesús estaba en las afueras de la ciudad, el Cordero de Dios, colgado en una cruz para pagar por el pecado.
Barbara: Correcto.
Nancy: Ese día, en Jerusalén, la mayoría de las personas no entendió esto.
Barbara: Nancy, creo que ni aun los discípulos entendieron esto.
Nancy: Probablemente no.
Barbara: No comprendieron. No creo que alguien lo haya entendido porque el pueblo judío estaba muy ligado a la tradición. Estaban tan empapados de lo que habían estado haciendo durante miles de años que solo se ocupaban de sus asuntos.
Nancy: Y estaban esperando al Mesías…
Barbara: … que algún día llegaría…
Nancy: … sin darse cuenta de que el Mesías estaba allí y estaba entregando Su vida por sus pecados.
Barbara: Correcto.
Nancy: Y a las tres en punto de la tarde, cuando Jesús dio su último suspiró y entregó Su espíritu, ¿qué estaba pasando?
Barbara: Un soldado se acercó a Jesús y le abrió el costado derecho, y como sabemos, sangre y agua se derramaron por tierra. Al mismo tiempo, los sacerdotes en el templo estaban tratando de limpiar la sangre. Lo que hacían era tomar unos grandes cántaros de agua y derramarlos sobre el altar, donde estaba goteando sangre. Por el lado del templo fluía agua y sangre mezcladas, lo cual era una imagen perfecta del agua y la sangre que salían del costado derecho de Jesús.
Cuando leí acerca de esto por primera vez, no recuerdo haber llorado, pero recuerdo estar asombrada por la precisión con la que Dios orquestó esos detalles, estaban alineados a la perfección. Simplemente creo que, de nuevo, estas cosas nos llevan a adorar. Vemos lo que Jesús logró en la cruz, y cómo durante siglos le había estado diciendo a Su pueblo a través del sacrificio de la Pascua, a través de la cena de la Pascua: «Busca a Jesús. Busca a alguien que se parezca a esto».
Dios estaba diciendo: «Voy a traer a Alguien que va a hacer esto para que no tengas que hacerlo una y otra vez. Algún día vendrá el Mesías, y Él será tu sacrificio de una vez y para siempre».
Annamarie: Barbara Rainey y Nancy DeMoss Wolgemuth te han estado animando a asombrarte ante la belleza de lo que Dios nos ha revelado en Su Palabra, y a no acostumbrarte a la belleza de lo que celebramos en estos días. También te han invitado a ser testigo de la muerte y de la resurrección de Jesús a la próxima generación.
¿Tomarás tiempo –de manera intencional– para pasarle a la próxima generación la verdad del evangelio? ¿Qué harás esta semana en tu hogar para recordar la gloria de la resurrección?
Cuando celebramos la Pascua, no solo estamos recordando lo que Jesús hizo por nosotros en el pasado, sino que también celebramos nuestra esperanza para el presente y para el futuro.
Nancy: Y no solo Jesús iba a ser resucitado de entre los muertos ese primer día de la semana, sino que también nosotros que estamos en Cristo, seremos resucitados un día de entre los muertos, y esa es nuestra esperanza. No solo que Él murió, no solo que resucitó, sino que nosotros resucitaremos también.
Annamarie: Barbara Rainey nos hablará más acerca de esto mañana.
Viviendo juntas la belleza del evangelio, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
Envíame, La IBI & Sovereign Grace Music, La Salvación es del Señor, ℗ 2014 Sovereign Grace Music.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
Únete a la conversación