Un gran contraste
Annamarie Sauter: A veces necesitamos quitar nuestros ojos de otras personas y preocuparnos más por lo que Dios piensa.
Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Si vives para agradar a otros, tomarás decisiones equivocadas. Y como consecuencia de ello tomarás decisiones necias en tu vida. Pero si tu vida está motivada por el deseo de agradar a Dios en cómo te ves, cómo te vistes, cómo actúas, cómo hablas, el trabajo que tienes, si tu motivación es agradar a Dios, si tu vida está cimentada en convicciones, entonces estarás dispuesta a defender tu posición. Estarás dispuesta a ir en contra de la corriente, si fuera necesario. Tendrás el valor porque le temerás a Dios y no a los hombres.
Annamarie: Alguna vez al escuchar un debate te has preguntado, ¿cómo es que dos personas pueden …
Annamarie Sauter: A veces necesitamos quitar nuestros ojos de otras personas y preocuparnos más por lo que Dios piensa.
Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Si vives para agradar a otros, tomarás decisiones equivocadas. Y como consecuencia de ello tomarás decisiones necias en tu vida. Pero si tu vida está motivada por el deseo de agradar a Dios en cómo te ves, cómo te vistes, cómo actúas, cómo hablas, el trabajo que tienes, si tu motivación es agradar a Dios, si tu vida está cimentada en convicciones, entonces estarás dispuesta a defender tu posición. Estarás dispuesta a ir en contra de la corriente, si fuera necesario. Tendrás el valor porque le temerás a Dios y no a los hombres.
Annamarie: Alguna vez al escuchar un debate te has preguntado, ¿cómo es que dos personas pueden ver las cosas de forma tan diferente? Bueno, esto tiene que ver con las creencias que son fundamentales para cada quien.
Hoy veremos cómo nuestras convicciones lo afectan todo. Aquí está Nancy, con la continuación de la serie titulada, «Ester: Mujer de Dios en el tiempo de Dios».
Nancy: Cuando empezamos esta serie, las reté a leer repetidamente el libro de Ester y buscar tres cosas.
Las alenté a buscar a Dios y Sus atributos, y hemos estado viendo la providencia de Dios y Su soberanía a través de toda la historia.
Las alenté también a indagar sobre la lucha que se estaba llevando a cabo entre dos reinos: el reino del hombre y el reino de Dios. Creo que han podido ver cómo esta batalla se personificó en Amán y Mardoqueo. La batalla entre estos dos es realmente una ilustración de una batalla cósmica mayor.
Luego las animé a buscar los personajes involucrados y ver el contraste entre estos. En la historia de Ester hay dos grupos de personajes que no pueden ser más distintos. La diferencia entre estos es como la noche del día. Por un lado tenemos al rey Asuero y su malvado primer ministro, Amán. Este es un grupo de personajes, y ellos tienen muchas similitudes.
Pero por el otro lado, tenemos a Mardoqueo, el judío, y su prima Ester, la cual él crió como a su propia hija, y que se convirtió en reina. Mardoqueo y Ester son un par que tienen muchas similitudes, y son muy diferentes a Asuero y Amán.
En nuestra última sesión, vimos que Amán fue colgado en la horca que él mismo había hecho para Mardoqueo, así que ahora el malvado Amán está fuera del camino. En la providencia de Dios, Dios trajo a Amán su debido juicio.
De seguro no querrán perderse la emocionante conclusión de esta historia, pero antes de que veamos lo que sucede quiero hacer una pausa en medio de la acción y tomar este tiempo para contrastar estos dos grupos de personajes. Esto es solo un resumen de lo que hemos visto hasta ahora, para concentrarnos en analizar los dos tipos de personas diferentes.
Ahora, escuchen esto, piensen y pregúntense: ¿En qué lado de la página estoy yo, de qué lado de la columna quedo? ¿Tengo algunas de las características de Asuero y Amán? ¿O tengo las características de Mardoqueo y Ester? Puede que encuentres que tienes cualidades de ambos grupos. Vamos entonces a comparar a estos dos grupos de personajes.
Asuero y Amán eran ambos de descendencia real, ambos descendían de reyes. Mardoqueo y Ester, por el otro lado, eran descendientes de nadie. Venían de un trasfondo humilde. Ester era huérfana. Era parte de una minoría de la población. Ellos no eran personas importantes.
Por un lado Asuero y Amán, tenían riquezas, poder, posición e influencia. Pero Mardoqueo y Ester empezaron sin nada. Ellos eran pobres. Ellos no tenían influencia, o por lo menos eso pensaban.
Asuero y Amán eran personas inseguras. Tenían miedo de perder el prestigio, de perder sus posiciones. Siempre tenían que estar afianzándose, controlando, con tal de mantener sus posiciones. Pero Mardoqueo y Ester no tenían nada que perder. De ahí que no tuvieran nada que temer.
Observen a Asuero y Amán en el tema del control. Ellos se sentían motivados a controlar a otros, y esto es lo que tienden a hacer las personas inseguras. Con tal de mantener su posición, tratarán de controlar a otros. Pero Mardoqueo y Ester estaban dispuestos a estar bajo el control de Dios.
Vimos una y otra vez que Asuero y Amán eran arrogantes, orgullosos. Pero por el otro lado vimos que Mardoqueo y Ester, eran humildes y sumisos.
Amán y Asuero no tenían dominio propio. Y vimos esto de varias maneras. Se enojaban fácilmente cuando sus posiciones eran amenazadas o cuando no eran complacidos. Ellos eran indulgentes en cuanto a la bebida, en cuanto a sus hábitos alimenticios, mientras que por el otro lado, Mardoqueo y Ester demostraron la gracia del dominio propio. Bajo la presión ellos mostraron moderación. Ellos eran personas estables. Ellos estaban firmes.
Vimos en las últimas sesiones que Ester atravesó por todo el complicado proceso de preparar dos banquetes, aquellos manjares, antes de siquiera decirle al rey lo que estaba en su mente. Qué duro es esto, cuando tienes algo en la mente, y entonces tener que esperar dos días para poder decirle a tu esposo...¿no es cierto? Solo quieres decirlo y ya. Pero ella ejercitó el dominio propio.
Ella y Mardoqueo, cuando fueron provocados, y en medio de las amenazas, fueron pacientes. Fueron sumisos. Ahora, eso no significa que ellos no hicieron nada. No significa que ellos se quedaron quietos y callados. Había un tiempo para hablar, pero hasta que no llegara ese momento, ellos se controlaron. Y cuando hablaron, lo hicieron con mucho cuidado.
Asuero y Amán eran motivados por las opiniones de otros. Por lo que cuando el consejero del rey dijo, «Deshazte de la reina», el rey estaba ebrio, dijo, «Está bien, fuera Vasti». Eliminada. Él actuó impulsivamente porque fue motivado por la opinión de otros. Le temía a los hombres. Su motivación era impresionar a los demás. Él vivió para complacer a los demás; mientras que Mardoqueo y Ester estaban motivados por principios. Sus vidas se caracterizaban por convicciones, y realmente no era importante para ellos lo que los demás pensaran.
Una vez Mardoqueo decidió, no voy a postrarme delante de Amán, dice que los que estaban a su alrededor, día tras día, le decían, «necesitas postrarte; necesitas postrarte». Pero él no se postraba. Él no iba a ser influenciado por las opiniones de otros porque su vida estaba cimentada, no en el temor a los hombres, sino en el temor a Dios. Su motivación era agradar a Dios, y como resultado él estaba dispuesto a sacrificar su reputación. Él y Ester estaban dispuestos a pararse solos, e ir en contra de la corriente.
Tenemos algunas mujeres así aquí. Déjenme decirles, espero que ustedes las más jóvenes, cuando crezcan, se conviertan en mujeres de convicción, en mujeres de coraje. Habrá hombres, amigos y personas en sus vidas, que las van a retar a hacer las cosas a la manera del mundo. Si viven para complacer a otros, tomarán decisiones equivocadas. Tomarán decisiones tontas. Y ustedes experimentarán las consecuencias como resultado de eso en sus vidas.
Pero si sus vidas son motivadas por el deseo de agradar al Señor en la forma como se visten, como actúan, como hablan, con quien salen, con quien se casan, el trabajo que tienen, si su motivación es agradar a Dios, si sus vidas están basadas en convicciones, entonces estarán dispuestas a pararse solas. Estarán dispuestas a ir en contra de la corriente, si fuera necesario. Tendrán la valentía, porque temerán a Dios y no a los hombres.
Asuero y Amán protegían su propia reputación, su propia imagen; mientras que Mardoqueo y Ester protegían a otras personas.
Asuero y Amán estaban centrados ellos mismos y buscaban lo suyo; mientras que Mardoqueo y Ester estaban centrados en los demás. No eran egoístas. Esto fue lo que motivó muchas de sus acciones y decisiones.
El mundo de Asuero y de Amán giraba en torno a ellos mismos, pero Mardoqueo y Ester estaban alineados con los propósitos y el plan de Dios que eran aun mayores que ellos. ¿Y qué era esto? Preservar el linaje de Cristo, cumplir la promesa del juicio de Dios sobre los amalecitas. Hemos visto eso. De modo que el mundo no giraba alrededor de ellos. No se trataba de ellos. Ellos dicen, todo se trata de Dios. Es sobre Sus propósitos. Es sobre Su reino. Es sobre Su plan.
Asuero y Amán se percibían como el centro de atención. No solo pensaban que el mundo giraba en torno a ellos, sino que decían: mi mundo soy yo. Mientras que Mardoqueo y Ester se dieron cuenta de que sus vidas eran solo una pequeña parte de un panorama mayor.
Amigas, hermanas, esto es importante. En la vida, si crees que tu mundo depende de cómo te sientes, cómo otros te traten, lo que esté pasando a tu alrededor, de cómo está tu matrimonio, cómo están tus hijos, si eso constituye tu mundo, terminarás tomando decisiones egoístas y te convertirás en una mujer amargada.
Pero si reconoces que tu vida no es imprescindible, que es solo una pequeña parte importante para Dios, claro, pero solo una pequeña parte en un mundo inmenso, eterno, infinito; de un plan cósmico grandioso de un Dios redentor, entonces estarás dispuesta a tomar tu lugar en ese plan y decir, «mi vida no tiene que ser perfecta. Lo que importa es que mi vida cumpla con los propósitos de Dios».
Asuero y Amán se desligaron de la dificultad del pueblo. Mientras toda la ciudad estaba en confusión después de haber sido promulgado el edicto, Amán y el rey se sentaron a beber y a festejar. Sus vidas se mantuvieron al margen de la dificultad de los demás, pero Mardoqueo y Ester se identificaron con la dificultad de los demás.
Asuero y Amán veían sus posiciones como un medio para auto exaltarse, pero Mardoqueo y Ester veían sus posiciones como un medio para servir a los demás e interceder, para intervenir en beneficio de la gente.
Asuero y Amán buscaban controlar a los demás, y como resultado, terminaron siendo controlados por los demás. Mientras, que Mardoqueo y Ester buscaban servir, y como resultado, terminaron siendo servidos por otros.
Asuero y Amán eran impetuosos. Actuaron precipitadamente y luego se arrepintieron; mientras que Mardoqueo y Ester fueron comedidos. Fueron medidos en sus palabras en sus acciones. Ellos pensaban antes de actuar.
Asuero y Amán, como hemos visto, eran emocionalmente inestables. Ellos eran irracionales. Eran erráticos. Sus conductas eran impredecibles. Pero Mardoqueo y Ester eran emocionalmente estables porque sus vidas estaban cimentadas en Jehová Dios. Ellos eran cautelosos para manejar las cosas.
Y por último pero no menos importante, mientras observamos el contraste entre Amán y Mardoqueo, vemos en Amán a un hombre que se auto exaltaba y forzó a Dios a humillarle; mientras que Mardoqueo se humilló a sí mismo, y como resultado, Dios le exaltó.
«Humíllense ustedes mismas delante de Dios, y en Su tiempo, Él les exaltará.» (Parafraseado; Santiago 4:10, 1 Pedro 5:6).
Annamarie: ¿En torno a quién o qué gira tu vida? Nancy nos ha recordado que los intereses que buscamos revelan la respuesta a esta pregunta.
Nancy nos ha ayudado a evaluarnos a nosotras mismas al ver dos grupos de personajes. Espero que hayas podido identificar a cuál te pareces tú, y ver la importancia que tienen tus convicciones. Podemos escoger servir a los demás, o tratar de controlarlos.
Si nos sintonizas hoy por primera vez o te perdiste alguno de los programas anteriores, visítanos en AvivaNuestrosCorazones.com. Allí puedes escuchar o leer las transcripciones de esta serie, titulada, «Ester: Mujer de Dios en el tiempo de Dios».
No sé tú, pero a mí me es más fácil comenzar algo que terminarlo. Bueno, cuando Ester se acercó al rey Asuero, muchas cosas comenzaron a salir bien. Habría sido fácil para ella relajarse, pero su trabajo no había terminado. Aquí está Nancy de regreso con nosotras,
Nancy: Oh, la diferencia que un día puede hacer. Estamos yendo a través de la historia de Ester, y vimos en el capítulo 7 que los judíos habían sido condenados a la muerte por el edicto del perverso Amán. Ahora Amán había recibido el juicio merecido, pero el edicto todavía estaba en efecto. En unos meses, los persas podrían matar, destruir y aniquilar a todos los judíos.
Cuando llegamos a los capítulos 8 y 9, vemos la continuidad de la soberanía y de la mano providencial de Dios en acción. Cuando Dios dice, es tiempo de actuar, es tiempo de trabajar, ¡qué rápido pueden cambiar las cosas! Esto es lo que vamos a ver en estos últimos capítulos del libro de Ester.
Vamos a comenzar por el capítulo 8, versículo 1: «En aquel día…» Este es el día en que Amán fue colgado de la horca; que irónicamente, pero providencialmente, él mismo había construido para Mardoqueo.
En esa misma horca, el mismo Amán fue ahorcado, «y en ese mismo día el rey Asuero le dio a la reina Ester la casa de Amán, quien fuera el enemigo de los judíos. Y Mardoqueo vino delante del rey, porque Ester le había revelado lo que él era para ella (su padre adoptivo, su primo). Y el rey se quitó el anillo que había recobrado de Amán y se lo dio a Mardoqueo. Y Ester puso a Mardoqueo sobre la casa de Amán» (vv. 1-2).
¿Este es un cambio? ¿ O qué? Todo está diferente. En la situación en que parecía no haber esperanza, podemos ver ahora a Dios actuando. Él había estado llevando a cabo Sus propósitos. En tan solo unos instantes, Mardoqueo es elevado de su posición despreciada, la de un disidente, a una posición de preeminencia, de poder e influencia. Él reemplazó a Amán como primer ministro del reino más grande del mundo, tal vez con una población de cien millones de personas.
En el capítulo 4, a Mardoqueo no le era ni siquiera permitido cruzar las puertas del rey, y ahora era traído directamente ante la presencia del rey. Anteriormente, Amán había utilizado el poder del anillo del rey para firmar un decreto para matar a Mardoqueo. Ahora Amán está muerto por un decreto del rey, y Mardoqueo está a cargo del anillo del rey. Todo está invertido, de afuera hacia adentro, y de adentro hacia fuera.
Mientras meditaba en este pasaje hace unos días, un versículo del libro de Apocalipsis vino a mi mente, el capítulo 11. Pensé, «esta es una excelente imagen en el Antiguo Testamento de la promesa que tenemos de lo que un día sucederá». Dice así, «El reino del mundo ha venido a ser el reino de nuestro Señor y de Su Cristo, y Él reinará por los siglos de los siglos» (v. 15). ¿Amén?
Esto es lo que va a suceder. En el libro de Apocalipsis, están todos estos capítulos sobre todas las cosas horribles acerca de Babilonia, la prostituta de Babilonia, y los reyes del mundo uniéndose en contra del Señor, amenazándole a Él y a Su pueblo. Hay tiempos de miedo de temblor y temor, y parecería como si el pueblo de Dios estuviera del lado de los perdedores. Pero entonces viene el Rey cabalgando en Su caballo blanco y toma el control.
Mardoqueo es elevado al trono. Amán está muerto. Mardoqueo triunfa. Y ahora tiene el anillo, y el reino del mundo se ha convertido en el reino de nuestro Señor y de Su Cristo, y Él reinará por siempre y para siempre, amén.
Esta imagen extraída del Antiguo Testamento es solo un vistazo de la gran promesa que tenemos de que algún día no habrá reyes ni gobernadores malvados en este mundo. La justicia será exaltada. Todo pecado será abolido. Los pecadores serán condenados y juzgados, y Dios, que ha estado sentado en el trono todo el tiempo, será reconocido como el incuestionable Rey, Señor y Gobernador de todo el universo.
Vemos en esta historia algo mayor que esta historia misma. Es el panorama del gran plan de Dios.
Ahora, debido a que Amán era un criminal, de acuerdo a la ley persa, el rey tenía el derecho de confiscar todas sus propiedades y pertenencias. Y en vez de quedarse con ellas, el rey le dio a Ester la fortuna de Amán, convirtiéndola a ella en una mujer de increíble riqueza.
Esta pobre niña huérfana es ahora la reina y tiene una fortuna. En vez de quedarse con ella, Ester se la da a Mardoqueo y le asigna como supervisor de todo. Ciertamente Dios exalta al humilde, ¿no es esto cierto? Esto es lo que vemos ilustrado en el libro de Ester. Espera en el Señor. A Su tiempo y a Su manera, Él arreglará todo lo que ha sido dañado.
Hermanas, amigas, esto no es cierto solo para Ester y Mardoqueo. Es cierto para ti. Es cierto para tu matrimonio. Es cierto para ese marido difícil. Es cierto para ese niño tormentoso. Es cierto para ese jefe imposible. Tú sé fiel y haz lo correcto, y en el tiempo, Dios te recompensará.
Ester habló de nuevo con el rey. Ella se postró a sus pies y lloró y le rogó para que evitara el malvado plan de Amán hijo de Hamedata; que evitara el complot que se había levantado en contra de los judíos. Cuando el rey levantó el cetro de oro a Ester, Ester se levantó y se paró delante del rey.
Y ella dijo,
«Si le place al rey, y si he hallado gracia delante de él, si el asunto le parece bien al rey y yo soy grata ante sus ojos, que se escriba para revocar las cartas concebidas por Amán, hijo de Hamedata, agagueo, las cuales escribió para destruir a los judíos que están en todas las provincias del rey. Porque ¿cómo podría yo ver la calamidad que caería sobre mi pueblo. ¿Cómo podría yo ver la destrucción de mi gente?» (vv. 3-6).
Ahora, en este párrafo, vemos unos principios maravillosos en relación a la intercesión. Observa la intercesión de Ester en beneficio de su pueblo.
Primero que todo, ella persistió. Ella habló otra vez con el rey. Ella ya había hablado con el rey en una ocasión. Ella ya había descubierto el complot, pero habló otra vez. Ella no descansó con la muerte de Amán, porque aunque ella sabía que Amán había sido ahorcado, todavía tenían que manejar las ramificaciones de su malvado edicto.
Entonces ella continuó hasta completar su misión y fue delante del rey para suplicarle que revirtiera el edicto que anteriormente había emitido: «Todos los judíos serían aniquilados y destruidos». Este edicto todavía estaba vigente, aun cuando Amán colgaba de la horca.
En el versículo 3, vemos también que ella fue intencional. Ella cayó a sus pies. Ella lloró. Ella le rogó. Ella fue intencional porque esto le importaba. No creo que ella estuviera fuera de control. Creo que ella quería que él viera el fervor de su corazón.
Entonces, ella hace una petición justa. Otra vez, en el versículo 3, ella le ruega al rey que anule el malvado plan de Amán y el complot que se había concebido en contra de los judíos.
En el versículo 4, vemos que a ella se le ha concedido el acceso. Escuchen, no se puede interceder ante el rey al menos que él te de acceso. Tú no puedes interceder ante el trono de gracia a menos que el Rey, con R mayúscula, te dé el acceso. Y lo más maravilloso del evangelio es que en Cristo tenemos acceso a la misma habitación del trono de Dios. Por eso es que Dios dice en Hebreos, «Acerquémonos con confianza al trono de la gracia» (4:16). Entren, pidan en el nombre de Cristo, y se les dará.
Mientras Ester se acerca al rey, ella no tiene un espíritu demandante. Sino que, ella tiene una actitud humilde y sumisa: Si le agrada… Si he hallado favor, si le parece correcto… Ella no está demandando sus derechos. Ella está rogando, humildemente, y sumisamente.
¿Es así cómo tú oras? ¿Tú demandas que Dios cambie el corazón de tu esposo? ¿Tú le demandas a Dios que cambie el corazón de tu hijo o de tu hija y que le traiga de vuelta? ¿Tú le demandas que te dé el trabajo que tú quieres? ¿O demandas que tu esposo reciba un aumento? ¿Demandas estas cosas a Dios como si fuera un derecho? O, cuando tú oras, ¿oras humildemente y sumisamente, Señor, si esto te agrada a Ti, si he hallado favor delante de Ti, si te parece correcto a Ti, podrías Tú concederme este deseo?
Ella hace una petición específica en el versículo 5: «Que se escriba para revocar las cartas, las cartas concebidas por Amán para destruir a los judíos». ¿Cuándo oras lo haces específicamente? O solo dices, «Señor, sácame de este lío». ¿Qué es lo que quieres que haga Señor? ¿Cuál es tu petición? La intercesión necesita ser específica.
Entonces Ester se identifica personalmente con su gente. Ella misma está en juego aquí. En el versículo 6, ella dice: ¿Cómo podría yo ver la calamidad que caería sobre mi pueblo? O ¿Cómo podría yo ver la destrucción de mi gente? ¿Ves? Ester no está contenta por haber salvado su vida y la de Mardoqueo. Ella no puede descansar hasta que sepa que su pueblo también está a salvo.
Creo que hoy en día es tan diferente para muchos creyentes que están contentos con disfrutar de su posición privilegiada en su relación con Cristo, mientras permanecen ciegos o indiferentes ante aquellos que gimen debido al peligro espiritual en el que se encuentran.
Charles Spurgeon lo dijo de esta manera. Trata esta receta: «Oh creyente, cuando estés triste de corazón y en pesadez de espíritu, olvídate de ti y de tus pequeñas preocupaciones y busca el bienestar y la prosperidad de Zion, y del pueblo de Dios. Cuando dobles tus rodillas en oración a Dios, no limites tu petición al estrecho círculo de tu vida, aunque esté en una prueba, sino que envía tu anhelo en oración por la prosperidad de la iglesia. Ora por la paz de Jerusalén, y tu alma será refrescada».
Padre, unimos nuestros corazones en este momento clamándote a Ti por estas personas. Vemos la mundanalidad, la pecaminosidad, las ataduras pecaminosas, la impureza moral, la falta de modestia, la falta de respeto, el divorcio, las relaciones rotas entre padres e hijos.
Oh Dios, vemos estas cosas, no solo afuera del palacio, no solo en el mundo, sino también en la casa de Dios. Y, oh Dios, clamamos a Ti para que intervengas, tú no quieres Señor que ninguno perezca sino que todos vengan al arrepentimiento, retrasa el juicio de este mundo, dale tiempo a la gente de arrepentirse, ten misericordia, atrae los corazones de las personas hacia Ti.
Señor, oramos por Tu pueblo, por la iglesia, y decimos: ¿Cómo podemos soportar la confusión en que hoy están sumidas tantas de tus iglesias? Por eso oramos pidiendo, oh Dios ten misericordia. Escucha nuestras oraciones. Aviva los corazones de Tu pueblo para Tu gloria y por Tu reino. Oramos en el nombre de Jesús, amén.
Annamarie: Amén. Esta es Nancy DeMoss de Wolgemuth trayéndonos enseñanza práctica de la Palabra de Dios.
Sabía que el libro de Ester contiene una historia maravillosa, pero esta serie de enseñanzas de Nancy me ha mostrado muchas verdades profundas contenidas en este libro de la Biblia.
Mañana, como parte de esta serie, «Ester: Mujer de Dios en el tiempo de Dios», escucharemos de algunas oyentes que han sido impactadas con estas enseñanzas. ¡No dejes de acompañarnos!
Escudriñando la Escritura juntas, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
En Cristo, Sovereign Grace Music, Eres Dios, ℗ 2012 Sovereign Grace Music
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