Un corazón sediento
Débora: En la década de 1980, Nancy Stafford parecía ser muy exitosa como modelo y actriz.
Nancy Stafford: Formé parte de un programa de televisión llamado St. Elsewhere (En español sería En otra parte) durante los años ochenta. Este duró tres temporadas y me convertí en una estrella a la que invitaban a muchas series durante aquel tiempo. Sin embargo, eso no me hizo cambiar la forma en que me sentía conmigo misma.
Débora: Nancy descubrió que este éxito no la satisfacía.
Nancy Stafford: Aún no me sentía bien conmigo misma.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazonescon Nancy DeMoss Wolgemuth, coautora de «En busca de Dios», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 25 de septiembre de 2024.
Mientras preparamos series para Aviva Nuestros Corazones, nuestro objetivo es que sean atemporales, y oro para que descubras eso en el episodio de hoy. Este …
Débora: En la década de 1980, Nancy Stafford parecía ser muy exitosa como modelo y actriz.
Nancy Stafford: Formé parte de un programa de televisión llamado St. Elsewhere (En español sería En otra parte) durante los años ochenta. Este duró tres temporadas y me convertí en una estrella a la que invitaban a muchas series durante aquel tiempo. Sin embargo, eso no me hizo cambiar la forma en que me sentía conmigo misma.
Débora: Nancy descubrió que este éxito no la satisfacía.
Nancy Stafford: Aún no me sentía bien conmigo misma.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazonescon Nancy DeMoss Wolgemuth, coautora de «En busca de Dios», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 25 de septiembre de 2024.
Mientras preparamos series para Aviva Nuestros Corazones, nuestro objetivo es que sean atemporales, y oro para que descubras eso en el episodio de hoy. Este es uno de los primeros episodios que Nancy grabó para Aviva Nuestros Corazones. Pero la verdad de la que habla Nancy nunca pasa de moda. Escucha para saber si estás de acuerdo.
Aquí está Nancy para continuar con esta clásica serie: «Cómo saciar nuestra sed».
Nancy DeMoss Wolgemuth: Todo el mundo tiene un corazón sediento. No solo es verdad lo que dice la canción, sino que es verdad en la vida. Todas tenemos un corazón sediento. Es cierto que todas tenemos sed.
El problema es que hemos intentado saciar nuestra sed en los lugares equivocados. La sed, en sí misma, no es mala, es creada por Dios. Él nos hace sentir sed para que podamos tener sed de Él. Y lo repito, el problema es que intentamos saciar nuestra sed con personas, cosas o lugares fuera de Dios.
Dios ha diseñado el universo de tal manera que cada vez que tratamos de saciar nuestra sed en otro lugar que no sea Él, nos decepcionamos. Y eso es lo que hemos estado viendo esta semana.
Ahora, en el libro de Jeremías capítulo 2, versículo 13, Dios dice que Su pueblo Israel ha hecho dos grandes males. Y pienso que esos dos males, esos dos grandes pecados, realmente resumen no solo los pecados de los israelitas en su época, sino también los nuestros.
Dios le dijo a Su pueblo: «Dos males ha hecho Mi pueblo: Me han abandonado a Mí. Fuente de aguas vivas. . .». Dios les está diciendo: «Yo levanté un pueblo y quise saciarlos Conmigo mismo. Quería satisfacer sus necesidades. Yo soy la fuente de suministro de todo lo que necesitan, pero ellos Me han dado la espalda».
Y el pueblo está diciendo: «Dios no es suficiente. Dios no puede saciarnos. Lo que Él nos da no es suficiente. Necesitamos algo más».
Pero el Señor les dice: «Un gran mal es abandonar a Dios y olvidar que Él es la Fuente de aguas vivas». Y continúa diciéndoles: «Mi pueblo ha cometido otro gran mal. No solo me han abandonado, sino que se han conformado con sustitutos. Han cavado para sí cisternas, cisternas agrietadas que no retienen agua».
¿Qué está Dios diciendo? «Mi pueblo no solo se ha negado a que Yo satisfaga sus necesidades, sino que ha recurrido a otros lugares, cosas y personas para satisfacerlas».
¿Sabes cómo la Biblia llama a eso? Idolatría. ¡Idolatría! Y tú me dices: «No somos adoradores de ídolos. No hacemos imágenes o construimos figuras, ni nos inclinamos ante ellas».
Pero Dios claramente nos dice que la esencia de la idolatría es: buscar algo o alguien que no sea Dios mismo para satisfacer las necesidades más profundas de nuestro corazón. Dios dice: «Eso no es solo un pequeño problema. No es simplemente una debilidad que tienes, sino que es un gran mal».
Y ha sido algo muy importante en mi propia vida poder identificar esos ídolos. Cuando busco a las personas, cosas o experiencias fuera de Dios para satisfacer los anhelos y la sed más profundos de mi corazón, realmente me convierto en una idólatra. Y ese es un gran mal del que debo arrepentirme en mi propia vida.
Ahora, vimos que la mujer samaritana, tenía sed en tres niveles: sed física, sed emocional y sed espiritual. Y dijimos que todas nosotras tenemos sed en los mismos tres niveles. Bueno, veamos brevemente cómo la mujer de Samaria, la mujer en el pozo, trató de saciar su sed en cada uno de esos tres niveles.
¿Cómo buscó satisfacción para cada uno de esos niveles de sed? Y también vamos a ver cómo nosotras buscamos encontrar satisfacción para cada uno de ellos.
En primer lugar hablamos de la sed física, la cual es obvia. Esta mujer fue al pozo buscando agua porque tenía una necesidad física, tenía una sed. Tú y yo tenemos necesidades y anhelos físicos y tratamos de satisfacer esas necesidades a través de cosas físicas. Puede ser comida, agua, comodidades o nuestro entorno.
Tenemos un instinto de autoprotección que dice: «Voy a satisfacer mis necesidades. Y si son necesidades físicas, encontraré la manera de satisfacerlas».
En segundo lugar, vimos que la mujer tenía una sed emocional. ¿Cómo había intentado satisfacer su sed emocional? ¿Qué hizo ella? ¿Qué buscó para satisfacer su sed emocional? Ella buscó hombres, matrimonio y relaciones, uno tras otro. Y cuando uno no la satisfizo, puedes imaginarla esperando y anhelando que tal vez el siguiente fuera el correcto. ¿Qué hacemos como mujeres? Somos particularmente propensas a intentar satisfacer nuestra sed emocional a través de las relaciones. ¿Cuántas de ustedes antes de casarse pensaban que cuando estuvieran casadas sus anhelos emocionales quedarían satisfechos?
Y entonces, cuando llegó el tiempo de estar casada, ¿cuánto tiempo estuviste casada antes de descubrir que ese hombre tan maravilloso no podía satisfacer tus profundos anhelos emocionales? Lo que quiero decir con esto es que las mujeres no podemos entendernos a nosotras mismas. No sé cómo podemos pensar que los hombres nos pueden entender. Quizás llevabas un día o tal vez una semana de casada antes de descubrir que ese hombre no va a poder satisfacer tus anhelos y necesidades emocionales.
Pero entonces llegó el día en que te sentiste un poco decepcionada de cómo el matrimonio no te había satisfecho del todo y pensaste: ya sé lo que haremos, tengamos un bebé. Ese bebé satisfará mis anhelos y sed emocionales.
Luego sostuviste a ese precioso bebé en tus brazos, y dijiste: «Ahora saciaré mi sed», hasta que ese bebé comenzó a llorar y te diste cuenta de que ese bebé no tenía ninguna intención de satisfacer tu sed. Ese bebé tenía sed y vino al mundo pensando que tú estabas ahí para saciar su sed.
Así que ese bebé no sació tu sed, y dijiste: «Ya sé lo que haremos, tendremos otro bebé. Y este será diferente». Bueno, tarde o temprano, descubriste que los niños, por más preciosos que sean, por más que son un regalo de Dios, son egoístas y no pueden satisfacer los anhelos más profundos de tu corazón.
Entonces dijiste: «Oraré para que Dios me conceda nietos». Y me han dicho que son realmente maravillosos. Sé que algunas de ustedes estarían encantadas de mostrar algunas fotografías de sus preciosos nietos. Pero llega ese momento en el que te gustaría enviarlos de regreso al lugar de donde vinieron, y te das cuenta de que ni siquiera esos preciosos nietos pueden satisfacer las necesidades emocionales y los anhelos más profundos de tu corazón.
Sin embargo, ¿no es propio de nosotras seguir intentando encontrar satisfacción en las relaciones? Esta es una de las áreas más importantes de idolatría en mi propia vida. Dios me ha mostrado en los últimos años que he buscado personas, amistades y compañerismo para satisfacer las necesidades emocionales en mi vida. Necesidades emocionales que las personas no pueden satisfacer; solo Dios puede hacerlo.
Cuando comenzamos a buscar a un hombre, una mujer, un adulto, un padre, un niño, un amigo, una amiga, para satisfacer las necesidades más profundas de mi corazón, para saciar mi sed emocional, me convierto en una idólatra. Hemos abandonado a Dios, Fuente de Aguas Vivas, que quiere ser Aquel que sacie y satisfaga todas nuestras necesidades.
En lugar de eso, cavamos cisternas rotas para tratar de retener agua, para intentar saciar nuestra sed. Pero no satisfacen. Todo en este mundo está agrietado. Todo está roto y nada puede satisfacernos profundamente.
Ahora, cuando buscamos saciar nuestra sed emocional, no solo lo hacemos a través de las relaciones, sino de otras maneras. Una forma en la que a menudo he tratado de satisfacer mi propia sed es mediante la aceptación. Buscamos que nuestras necesidades emocionales sean satisfechas a través del estatus social, las actividades, del trabajo o el ruido.
Algunas de nosotras entramos a la casa, encendemos la televisión, nos subimos al coche, y encendemos la radio. Intentamos llenar los lugares vacíos de nuestro corazón. Algunas de nosotras lo hacemos a través de, bueno de hecho, apenas conozco a una mujer que no use estos ídolos gemelos en ocasiones: a través de las compras y la comida.
¿Alguien se ha encontrado alguna vez utilizando las compras o la comida para saciar la sed emocional? Comer, no porque tengamos hambre físicamente, sino porque tenemos un anhelo interior que intentamos satisfacer.
Algunas mujeres me han contado que las novelas románticas se han convertido para ellas en un pozo al que acuden para intentar saciar su sed emocional. ¿Por qué? Es porque no existe ningún hombre en la vida real que sea tan grande, fuerte y bien vestido príncipe que vendrá a rescatarnos de nuestra soledad y sed de amor.
Entonces, ¿dónde buscamos a ese tipo de hombre?Bueno, muchas mujeres escapan del mundo real, de la gente real, del matrimonio real, de los niños reales y corren hacia ese mundo de escape, de fantasía, ese mundo de ensueño de las telenovelas, tratando de llenar el vacío, tratando de enmascarar el dolor y el anhelo que todas sentimos; medicando la herida, anestesiando el dolor.
Algunas personas lo hacen incluso con medicamentos, con drogas psicotrópicas, tratando de escapar del vacío y el dolor.
Algunas mujeres me han escrito notas como esta: «Tengo sed; he estado llenando mi soledad con amigos, televisión y compras»; y otra dijo: «He buscado satisfacción en mi carrera más que plenitud en Cristo».
Otra mujer dijo: «Estoy llenando mi corazón de negocios y ruido». Y esta otra dijo: «He estado esperando que mi esposo satisfaga todas mis necesidades». Y esta mujer continuó diciendo: «He estado buscando amor y aprobación en los pozos equivocados. Dios me mostró. Dios me mostró que a menudo buscaba en mi madre la aprobación de mi maternidad. Como resultado, cuando ella está cerca, soy mucho más dura con mi hijo de seis años»…
Y todo lo anterior lo hacemos tratando de satisfacer nuestra sed emocional.
Ahora, en términos de nuestra sed espiritual, tal vez nos encontremos haciendo lo mismo que hizo la mujer samaritana. ¿Cómo intentó encontrar satisfacción? A través de la religión, de experiencias religiosas, de rituales religiosos, a través de líderes espirituales. ¿No acudimos a menudo a conferencias, leemos libros, tomamos seminarios, escuchamos pódcast, vamos a donde consejeros, tratando de llenar los espacios vacíos de nuestro corazón?
El hecho es que todo y todos a quienes recurrimos, aparte de Dios mismo, son inadecuados para satisfacer las necesidades y los anhelos más profundos de nuestros corazones, porque Dios ha puesto eternidad en nuestros corazones. Cristo dijo: «El que beba esta agua, esta agua de estas cisternas rotas, volverá a tener sed». Tienes que volver por más porque nunca te satisface del todo.
Todas estas cosas son temporales. Son efímeras; se desvanecen, cambian. Te las pueden quitar. Y todas esas cosas tarde o temprano nos decepcionarán.
Así que debemos mirar la provisión de Dios, la Fuente de Agua Viva, donde podemos encontrar el agua que verdaderamente perdura y sacia. Pienso que es importante que comencemos reconociendo en dónde hemos buscado cosas y personas aparte de Dios para satisfacer las necesidades y anhelos más profundos de nuestro corazón.
¿Tienes un ídolo? ¿Hay algún otro pozo al que hayas estado recurriendo, además de Dios, para satisfacer las necesidades y anhelos profundos de tu corazón? ¿A qué corres? ¿Dónde intentas encontrar refugio? ¿Dónde intentas encontrar consuelo? ¿Dónde buscas encontrar la plenitud? Dios dice que es un gran mal que corramos hacia cualquier cosa o persona que no sea Él.
Entonces, ¿cómo te liberas de esto? El punto de partida es el arrepentimiento, ponerte de acuerdo con Dios. He buscado cosas y personas distintas a Dios para saciar la sed de mi corazón y ahora me arrepiento. Me vuelvo a Él, la Fuente de Agua Viva.
Débora: Acabas de escuchar a Nancy DeMoss Wolgemuth enseñando un mensaje que contiene verdades eternas, el cual fue transmitido por primera vez en Aviva Nuestros Corazones en el 2002.
La pregunta: «¿Qué ídolos tientan tu corazón?», es tan relevante en el 2024 como lo fue cuando Nancy grabó este programa en el año 2002. Hoy, Nancy señaló que nada satisface excepto Cristo, incluido el éxito exterior. Estamos a punto de escuchar a una mujer que lo sabe de primera mano.
En 1976, Nancy Stafford fue Miss Florida en el certamen de Miss América. Desde entonces ha protagonizado programas de televisión y películas. Pero en su interior era como la mujer en el pozo que buscaba satisfacción en los lugares equivocados.
Unámonos a la conversación de las dos Nancys: Nancy DeMoss Wolgemuth y Nancy Stafford.
Nancy Stafford: Crecimos en un hogar cristiano maravilloso y lleno de amor. Recuerdo que cuando tenía ocho años tuve una tierna relación con el Señor y un día estaba sentada en la iglesia cantando himnos y experimentando un sentimiento como que descendía una especie de manto cálido del amor de Dios. Lloraba en la presencia del Señor y me encantaba estar con Él.
Pero aunque tenía esa relación tierna e íntima con el Señor, tenía muchas inseguridades en mi vida. Y creo que comenzaron a surgir porque físicamente me rechazaban, me ridiculizaban. Yo era una niña desaliñada y poco atractiva. Se burlaban mucho de mí.
Todo eso empezó con un incidente particular cuando tenía cinco años, en una clase de ballet. Era un lugar en el que triunfaba y me encantaba; no me sentía en absoluto cohibida. Estando allí podía expresarme libremente. Pero un día, la maestra se volvió hacia las madres que estaban atrás y les dijo: «Las niñas lo están haciendo muy bien, excepto esa pequeña Stafford. Es la niña más torpe y extraña que he visto en mi vida».
Nancy: Y escuchaste esto.
Nancy Stafford: Lo escuché y me devastó. Ese fue el día en que creo que se alojó en mi corazoncito una mentira que decía: «Eres fea, eres torpe, ¿quién te crees que eres? No tienes ningún valor. Nadie te quiere».
Así que cuando entré a la escuela secundaria también tenía problemas en la iglesia. Sentía que incluso la gente de la iglesia, que debería entenderme y aceptarme tal como era, me decía que no era lo suficientemente buena. Eso hería mis sentimientos y no sabía cómo hablar con alguien al respecto.
Entonces, cuando fui a la universidad, pensé: Solo somos Dios y yo. Puedo hacer esto sola. No necesito la iglesia. No necesito a la gente. No necesito esa cosa de la hipocresía. Desafortunadamente, como muchas niñas, no podía hacerlo sola.
Fui a más de 300 mil kilómetros de distancia de la Universidad de Florida. Poco a poco mi relación con el Señor se fue erosionando. Lo difícil para mí fue que era una buena chica. Siempre quise hacer lo correcto en mi corazón.
Nancy: ¿Y seguiste siendo una «buena niña»?
Nancy Stafford: Durante los primeros años de universidad fue así.
Nancy: Exteriormente, estabas haciendo todo lo correcto, pero en realidad estabas lejos del Señor.
Nancy Stafford: Hacía todas las cosas correctas, pero todavía seguía sintiéndome muy insegura y luchando con muchas inseguridades. Sin embargo, durante todo este tiempo comencé a florecer por fuera.
Nancy: Así que la gente no se habría imaginado lo que estaba pasando en tu interior.
Nancy Stafford: No, estaba bien escondido y envuelto, como la mayoría de nuestros sentimientos.
Bueno, terminé la universidad, me gradué y los chicos empezaron a hablarme. Yo era popular en ese momento. Me involucré en el certamen de Miss América, y luego comencé a ser reclutada para hacer comerciales y modelar. ¡Ironía de ironías!
Nancy: Así que para ese momento, esta chica desaliñada y torpe había madurado. ¿Aún te sentías fea?
Nancy Stafford: Por dentro. Mi autopercepción seguía siendo esa chica desaliñada y torpe. No creía que fuera tan fea, pero tampoco creía que tuviera mucho que ofrecer ni que fuera muy valiosa, y eso se reflejó en la forma en que llevaba mis relaciones.
Descubrí que iba de novio en novio buscando a alguien que me hiciera sentir valiosa y que valía la pena.
Nancy: . . . buscando aceptación.
Nancy Stafford: Sí. Entonces, cuando un agente me reclutó para hacer algo de modelaje y algunos comerciales, pensé: ¡Esto es genial!
Todavía era una persona amable, buena y moralmente correcta, pero comencé a buscar amor en todos los lugares que podía. No era promiscua, pero me aferraba y permanecía en relaciones que no eran buenas ni saludables, simplemente porque: «Esta persona me quiere. Esta persona quiere estar conmigo. Esto me hace sentir bien por un rato».
Entonces comencé a hacer todos esos comerciales y a modelar. Tuve mucho éxito. Me mudé a Nueva York para dedicarme a la actuación. . . para ver si podía hacer esa otra cosa llamada actuación. Estuve allí unos seis meses. Luego recibí una llamada telefónica de ILene Ford, quien me pidió que me uniera a su agencia para trabajar como modelo.
Mi primera audición en el mundo de la actuación fue para una telenovela, y lo conseguí. Hice ciento cincuenta comerciales nacionales en dos años y medio, toneladas y toneladas de trabajo impreso. Estaba en la cima de mi carrera.
Nancy: ¿Te sentías satisfecha?
Nancy Stafford: …pero todavía no me sentía bien conmigo misma.
Luego, una serie de acontecimientos empezaron a destrozar mi mundo. Empecé a tener hambre de una vida espiritual otra vez, pero, a decir verdad, no quería el cristianismo. Pensé: He estado allí. Ya pasé por ahí. Hubo cosas hipócritas que sucedieron en la iglesia. Yo nunca quise eso. Se suponía que la gente en la iglesia era como Dios, pero esas personas no lo eran. Así que comencé una búsqueda, una búsqueda espiritual.
Soy una estudiante; soy una lectora voraz. Comencé una búsqueda que me llevó a través del Budismo, el Hinduismo, el Rosacrucismo, la Teosofía, la Metafísica y toda la gama de la Nueva Era. Estudié durante años; me pareció fascinante y muy estimulante de manera intelectual.
Pero debo decir que no tenía paz en mi vida; no tenía gozo. Descubrí que no cambiaba en nada la forma en que vivía mi vida. No cambió mi forma de tratar a los demás y ciertamente no cambió la forma en que me sentía conmigo misma. Seguía pensando que por dentro no valía mucho.
Pero todo ese tiempo, Dios continuó bendiciendo mi carrera. Tuve un programa de televisión llamado St. Elsewhere (En otra parte, en español). Este duró tres temporadas y me convertí en una estrella a la que invitaban a muchas series durante aquel tiempo y al mismo tiempo estaba mi búsqueda ecléctica.
Tenía mi Biblia en mi mesita de noche todas las noches. La leía, y luego seguía con el Corán, el Baka Bakhita y el Curso de Milagros. Hacía toda una mezcla.
Nancy: ¿Y pensabas que estabas encontrando la verdad?
Nancy Stafford: Sí. Pensaba que realmente estaba encontrando la verdad. Lo estaba mezclando todo. Estaba en esta búsqueda espiritual ecléctica.
Me contrataron para hacer un programa llamado Magnum P.I., con Tom Selleck. Me dirigía a Honolulu. Pasé por mi buzón de correo de camino al aeropuerto y me llegó un libro que había encargado que había visto en la televisión y que me pareció fascinante. El título era Poder para vivir.
Nancy: Y aquí es donde necesito añadir algo, pero quiero escuchar el final de tu historia. De manera breve quiero decir que ese libro fue el primero que se produjo a mediados de los años ochenta por nuestra familia, la familia DeMoss, después de que mi padre partió a la presencia del Señor a finales de los años setenta.
Él destinó la mayor parte de sus recursos para guiar a las personas a Cristo. Dio instrucciones sobre qué hacer con esos recursos. Así que, una de las cosas que hicieron mis padres y nuestra familia fue producir este libro llamado Poder para vivir.
Nancy Stafford: No sabía que Dios había concertado una cita conmigo a través del libro de tu preciosa familia.
Empecé a leer este libro, historia tras historia, historias de una página, encuentros de la gente con Dios, testimonios de las personas que llegaron a la fe en Cristo. Eran personas con las que podía identificarme: políticos, gente famosa, gente de la que yo pensaba: Bueno, esas personas son geniales, son mis compañeras. Estoy en la industria y puedo identificarme con ellas; no son simplemente personas con cuyas vidas no puedo identificarme.
Pero lo asombroso, Nancy, estaba a punto de suceder. Desde el momento en que abrí ese pequeño libro, sentí como si el Espíritu Santo entró en esa habitación conmigo. Durante tres días tuve un encuentro con Dios como nunca lo había experimentado hasta el día de hoy, porque mientras leía las historias de los encuentros de aquellas personas con Dios, un dolor que ni siquiera sabía que tenía comenzó a brotar en lo más profundo de mí.
Fue un dolor físico. Sentí que iba a morir porque estaban describiendo lo que tan desesperadamente deseaba y necesitaba. Empecé a ver mi vida, por primera vez en años, como realmente era. Aunque a los demás les parecía que lo tenía todo, de repente, incluso la forma en que me había engañado a mí misma se hizo evidente, y vi lo absolutamente desamparada que estaba.
Comencé a clamar a Dios y a decir: «Señor, pensé que te conocía. Pensé que estaba en el camino hacia Ti. Leo las historias de estas personas y me doy cuenta de que no te conozco en absoluto. Solía conocerte. Muéstrame quién soy, muéstrame quién eres Tú. Ayúdame a encontrarte». Mientras clamé a Él, Él comenzó a responderme.
Él empezó a mostrarme tres cosas durante esos tres días. En primer lugar, me mostró lo que pensaba de mí, cuánto Él me amaba.
Nancy: A pesar del hecho. . .
Nancy Stafford: Sí. A pesar de que estaba viviendo una vida terrible. Estaba viviendo con mi novio que era un productor rico. Yo era una chica fiestera. Mi lenguaje no era muy bueno. No estaba viviendo ningún tipo de vida piadosa en absoluto.
Pero Dios susurró en lo más profundo de mi corazón: «Te amo. Eres mía. Eres hermosa para Mí. He hecho todo esto solo para que vuelvas a casa conmigo». Sentí Su corazón roto por mí. Creo que esa fue la sensación física, ese dolor, eso que casi me hizo llamar a los paramédicos.
Estaba teniendo el privilegio de sentir Su corazón roto por Sus perdidos. Yo era una pródiga importante y Él venía detrás de mí. Nunca había pensado en el corazón de Dios que se rompe por nosotros cuando nos desviamos. Yo solo había pensando en que nuestro corazón se rompe y que lo necesitábamos, pero no en Su corazón que se rompe por nosotros.
Eso me sacudió, me dejó atónita que a Él le importara tanto.
Luego, la segunda cosa que me mostró fue quién es Él como mi Padre. No es un Dios universal, cósmico y distante, como yo había llegado a creer sobre la Nueva Era. Él es mi Abba infinito, mi Papá, y Él solo quería que me subiera a Su regazo. No tuve que limpiarme primero.
Nancy: No tuviste que actuar para ganarte Su amor. Eso es gracia, ¿no? ¿No es eso gracia?
Nancy Stafford: Podía acudir a Él tal como era. Y luego caí sobre mi rostro llorando de tristeza. Creo que lloré durante días. Dolor y arrepentimiento, y luego, lo sorprendente es, que al tercer día me inundó de paz y alegría. . . esas mismas cosas que me habían faltado en mi otra búsqueda de Él. Después de todos esos años, llegó la paz y el gozo del Señor.
Nancy: Fue realmente una búsqueda de Dios mismo que no podía ser satisfecha con nada menos que Él.
Nancy Stafford: Así es, hasta que choqué contra Su regazo. Me sentí como el hijo pródigo. Sentí como si lo hubiera agarrado de la manga y ahora no iba a dejarlo ir. Estaba corriendo a casa otra vez.
Nancy: Y, por supuesto, ¿qué hizo el padre de ese hijo pródigo? Lo abrazó. Él tampoco iba a dejarlo ir.
Nancy Stafford: Él corrió hacia mí tan fuerte y rápido como yo corrí hacia Él, y esa es la maravilla de nuestro Dios.
Nancy: Y del evangelio. Es para los pecadores.
Débora: Espero que recuerdes la historia de Nancy Stafford si alguna vez te sientes tentada a buscar ser el centro de atención. Incluso si no aspiramos a ser modelo o actriz, todas podemos identificarnos con el deseo de atención y reconocimiento.
Esta conversación tuvo lugar antes de que las redes sociales existieran, pero hoy podemos pensar en cosas como: Si tan solo mi canal de YouTube explotara, o si tan solo pudiera convertirme en un influencer en las redes sociales. Si tan solo mi maternidad luciera como la de esa mamá que sigo en instagram. Si tan solo mi familia fuera como la de fulanita. Si tan solo…
Nancy Stafford y Nancy DeMoss Wolgemuth han descubierto que Cristo, solo Cristo puede saciarnos. Yo también lo he descubierto y espero que estés basando toda tu vida en ello.
Nancy: Y aquí en Aviva Nuestros Corazones a menudo hablamos de «libertad, plenitud y abundancia en Cristo». Si lo piensas bien, nunca tendremos libertad en Cristo, nunca tendremos plenitud, nunca tendremos abundancia en Cristo si no estamos satisfechas en Cristo.
Ese es el mensaje que queremos repetir y decir una y otra vez. Cristo es el Único que puede saciar la sed que todas tenemos.
Y antes de concluir, me gustaría agradecer a nuestras colaboradoras del ministerio. Y me refiero a cualquiera persona que apoye a Aviva Nuestros Corazones con sus oraciones o donaciones. En respuesta a sus oraciones, el Señor nos sostiene diariamente y tu donación financiera nos ayuda a continuar llevando el mensaje a otras mujeres. Solo Cristo sacia, Él es la única fuente de agua viva, en la medida que apuntamos a las mujeres hacia esa fuente… ellas encuentran libertad, plenitud y abundancia en Él. Así que gracias, ¡no podríamos estar más agradecidos!
Cualquier cantidad que el Señor ponga en tu corazón es muy apreciada por nosotros.
Muchas gracias por ser parte de lo que Dios está haciendo en y a través de este ministerio.
Débora: Hablaremos más sobre las formas en que buscamos satisfacción además de Cristo. Nancy estará aquí en el próximo episodio para continuar con la serie «Cómo saciar nuestra sed». Por favor regresa a Aviva Nuestros Corazones.
Llamándote a libertad, plenitud y abundancia en Cristo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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