Un corazón inquieto y necio
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth nos dice que una mujer necia buscará encontrar satisfacción en las muchas ocupaciones.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Ves una mujer que está de aquí para allá y está en todos lados envuelta en un montón de actividades. Déjame decirte, las mismas actividades de la iglesia pueden mantener tu corazón alejado del hogar –y no hay nada de malo con las actividades de la iglesia– pero si tienes que estar en la iglesia cada vez que la iglesia abre sus puertas para hacer algo y si cada vez que hay una necesidad en tu iglesia debes ser tú quien corra a llenarla, quizás en el fondo estés tratando de ocultar un corazón inquieto y necio.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 6 de marzo de 2024.
¿Es deber de una mujer soltera hacer realidad su matrimonio? …
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth nos dice que una mujer necia buscará encontrar satisfacción en las muchas ocupaciones.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Ves una mujer que está de aquí para allá y está en todos lados envuelta en un montón de actividades. Déjame decirte, las mismas actividades de la iglesia pueden mantener tu corazón alejado del hogar –y no hay nada de malo con las actividades de la iglesia– pero si tienes que estar en la iglesia cada vez que la iglesia abre sus puertas para hacer algo y si cada vez que hay una necesidad en tu iglesia debes ser tú quien corra a llenarla, quizás en el fondo estés tratando de ocultar un corazón inquieto y necio.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 6 de marzo de 2024.
¿Es deber de una mujer soltera hacer realidad su matrimonio? ¿Debe ella activamente buscar una pareja? Nancy nos hablará acerca de esto más adelante, pero antes debo decir que es fácil involucrarnos en muchas ocupaciones, pero es difícil ocuparse en las cosas correctas.
Aquí está Nancy en la continuación de la serie titulada, Conviértete en una mujer discreta.
Nancy: Hemos estado viendo el retrato de una mujer necia, descrita para nosotras con lujo de detalles en el capítulo 7 de Proverbios. Hemos visto que esta mujer necia sale a encontrarse con un joven necio y simple en medio de la noche. Ella es una mujer casada. Ella deja su casa y sale con la intención de atrapar a este joven que carece de entendimiento.
Déjame empezar a leer en versículo 10 del capítulo 7:
«Y he aquí, una mujer le sale al encuentro, vestida como ramera y astuta de corazón».
En el programa anterior hablábamos de cómo esta mujer, aunque no es una prostituta, está vestida como si lo fuese. Tiene la manifestación externa de un corazón que no es puro. Ella tiene motivaciones seductoras y astutas.
Ahora, el versículo 11 pasa a describir a esta mujer. Dice:
«Es alborotadora y rebelde, sus pies no permanecen en casa; (si esa no es la descripción de la mujer de hoy, no sé lo que es) está ya en las calles, ya en las plazas, y acecha por todas las esquinas. Y lo agarra y lo besa, y descarada le dice» (vv.11-13).
Ahora, solo veamos las frases en este párrafo, comenzando con este asunto de que es «alborotadora y rebelde». Esas palabras podrían traducirse: «Ella es tumultuosa». No es la mujer amable que vemos descrita en 1 Pedro capítulo 3, donde nos dice que un espíritu afable y apacible en una mujer es lo que la hace valiosa a los ojos de Dios (véanse los versículos 4-5). Esta mujer es lo opuesto a eso.
El capítulo 9 de Proverbios nos dice que la mujer necia es escandalosa. Ella es alborotadora. Ella es exigente. Ella no es una mujer amable. Ella es una mujer tumultuosa, y es terca, obstinada. Esa palabra, terca, tiene que ver con ser rebelde. Ella es desafiante contra la ley de Dios. Ella es desafiante contra las obligaciones del matrimonio y la moralidad.
Esto es lo opuesto a una mujer que es sumisa en su espíritu. En un sentido ella piensa, «lo voy a hacer a mi manera. Haré lo que yo quiero hacer. Diré lo que yo quiero decir. Iré donde yo quiera. Tendré la relación que yo quiera con quien yo quiera».
Una mujer sabia tiene un espíritu apacible. Una mujer sabia está rendida a la voluntad de Dios y se somete a las obligaciones donde Dios la ha colocado. Esta mujer es lo opuesto de esto, y como hemos venido diciendo, la mujer necia es una mujer desleal y engañosa. Es una mujer destructiva. Ella destruye su casa con sus manos.
Ahora, puedes estar pensando, como hemos estado diciendo a través de este pasaje: «Yo no soy este tipo de mujer, como mujer casada en particular, que alguna vez dejaría mi casa y saldría en medio de la noche a tener un encuentro con algún hombre necio por ahí». Puede que no, pero hazte esta pregunta mientras piensas en quién eres en tu hogar, en tu lugar de trabajo, en el entorno de tu iglesia. ¿Me caracterizaría como alborotadora y terca, obstinada, bulliciosa, siempre atrayendo la atención hacia mí misma, fuera de control, sin restricciones?
¿Te encuentras resistiendo los caminos de Dios, resistiendo la autoridad? ¿O eres de las personas que no están dispuestas a ceder? Ese es un retrato de esta mujer insensata. Ella no está dispuesta a ceder ante aquellos que puedan tener opiniones o aportes a su vida.
Mientras continuamos en el versículo 11, vemos que no solo es alborotadora y rebelde, sino que «sus pies no permanecen en casa». Ella siempre está afuera haciendo cosas, no está contenta ni satisfecha donde Dios la ha puesto.
Ahora, la mujer de Proverbios 31, de la que hemos hablado en otros programas, la mujer virtuosa, es una mujer que sale a hacer diligencias. Ella compra un campo, planta una viña, sale a comprar cosas para su familia. ¿Cuál es la diferencia?
En ese caso, la mujer virtuosa, la mujer sabia, cuando está fuera de su hogar, está buscando maneras de beneficiar y bendecir y servir a su familia o el entorno donde Dios la ha colocado, si es una mujer soltera. La mujer necia sobre la que estamos leyendo en Proverbios 7 es una mujer agitada. Es inquieta. Ella se molesta fácilmente.
La Escritura dice que debemos tener como meta vivir una vida tranquila y pacífica. Esta mujer es lo opuesto a eso. Ella siempre está en movimiento, siempre tiene que estar haciendo algo. Déjame decir algo, nuestra cultura alimenta ese estilo de vida frenético, agotador. ¿Te ha pasado a ti? ¿Te encuentras teniendo que estar siempre haciendo algo? No puedes quedarte quieta.
El versículo 12 dice: «Está ya en las calles, ya en las plazas, y acecha por todas las esquinas». Esta mujer no es un ama de casa. Tito 2 nos dice en el Nuevo Testamento que la mujer piadosa aprende a ser cuidadosa de su casa, que su prioridad es servir, bendecir y ministrar a su familia. Su corazón se centra en su casa.
Esta mujer no es así. Ella tiene un hogar. Ella tiene un marido. Quizás hasta tenga hijos. No lo sabemos, pero eso no es en lo que ella está enfocada.
Ella está afuera. Ella está en las calles. Ves a una mujer que va de aquí para allá y está en todos lados, siempre teniendo que estar envuelta en un montón de actividades. Déjame decirte, pueden ser las actividades de la iglesia las que mantienen tu corazón alejado del hogar. Y no hay nada de malo con las actividades de la iglesia, pero si tienes que estar en la iglesia cada vez que la iglesia abre sus puertas para hacer algo, y si cada vez que hay una necesidad en tu iglesia debes ser tú quien corra a llenarla, quizás en el fondo estés tratando de ocultar un corazón inquieto y necio.
Ahora, no estoy sugiriendo que la mujer sabia no se involucre sirviendo y ministrando a otros. De nuevo, es un asunto de ¿dónde está tu corazón? ¿Tienes contentamiento estando dentro de la esfera de influencia que Dios te ha asignado?
Debido a que esta mujer no está enfocada en su casa, no está enfocada en su pareja, no está enfocada en sus obligaciones como mujer de Dios –por eso es tan importante que dejemos que sea Dios quien establezca nuestras prioridades, y que no le digamos que sí a cada oportunidad que llegue a nosotras. Así que aquí vemos una mujer que no está en su casa; está en las calles, en las plazas y acecha por todas las esquinas (v.12).
Ella está al acecho. Está lista para capturar a su presa. En su corazón ella está buscando atraer a los hombres. Quizás tú no estés consciente de que ese sea tu corazón o tu intención. Puede que no lo sea, pero si tienes ese espíritu inquieto, agitado, bullicioso y terco, obstinado, serás más propensa a desarrollar ese tipo de actitudes del corazón que tienen la inclinación equivocada hacia otros hombres.
Nota que ella acecha por todas las esquinas. Ella no es simplemente una mujer necia que tiene un encuentro en medio de la noche con ese hombre. Ella es una mujer necia, así que donde quiera que ella va es peligrosa. Pasa dondequiera, en el trabajo, en el vecindario, en la iglesia, y para ella esto se ha tornado tan habitual que ni siquiera se da cuenta de lo que está haciendo.
Una de las cosas importantes a destacar de la necedad es que nos ciega para ver cuán necias somos. Es por eso que como mujeres debemos tener a nuestro lado otras mujeres maduras y piadosas que nos ayuden a ver las cosas que no podemos ver acerca de nosotras mismas. Y si eres realmente valiente, y eres una mujer casada, pregúntale a tu esposo. Pregúntales a tus hijos sobre algunas de estas características y pregúntales, «¿será posible que yo tenga algunas de estas características y ni me haya dado cuenta?»
La mujer necia que tiene estas características en su corazón, en última instancia, llevará a la práctica esa necedad, y producirá desastre y destrucción en las personas que la rodean. Esa destrucción puede ser a tu propio esposo, a tus hijos, a tus nietos, a tus compañeros de trabajo o a otras personas en la iglesia. Quizás no termine en una relación inmoral, pero terminará por destruir tu hogar, tu entorno, las circunstancias en las que Dios te ha colocado.
Entonces, quisiera preguntarte: ¿Es alguna de las características de la mujer necia, cierta acerca de ti?
Quiero que veamos algunas de estas características.
Al describir a esta mujer, el pasaje dice:
«Es alborotadora y rebelde, sus pies no permanecen en casa; está ya en las calles o en las plazas, y acecha por todas las esquinas. Y lo agarra y lo besa, y descarada le dice: Tenía que ofrecer ofrendas de paz, y hoy he cumplido mis votos; por eso he salido a encontrarte, buscando tu rostro con ansiedad, y te he hallado. He tendido mi lecho con colchas, con linos de Egipto en colores; he rociado mi cama con mirra, áloes y canela. Ven, embriaguémonos de amor hasta la mañana, deleitémonos con caricias. Porque mi marido no está en casa, se ha ido a un largo viaje; se ha llevado en la mano la bolsa del dinero, volverá a casa para la luna llena. Con sus palabras persuasivas lo atrae, lo seduce con sus labios lisonjeros» (vv.13-21).
Vemos que una característica es que ella lo seduce con la suavidad de sus palabras.
Empezando el en versículo 13, donde se nos dice: «y lo agarra y lo besa y descarada le dice».
¿Qué imagen viene a tu mente? Yo veo una mujer atrevida que simplemente se lanza encima de este hombre. Ella lo saluda con un gran abrazo de oso. Veo una mujer que no está cumpliendo con su rol de mujer sabia, que debe ser quien responde no quien toma la iniciativa. Este es un valor que hemos torcido en nuestra cultura de hoy, tanto así que muy pocas mujeres, aun mujeres cristianas, entienden cuán significativa es la diferencia.
Incluso las diferencias fisiológicas básicas entre hombres y mujeres nos enseñan que Dios diseñó que los hombres sean los iniciadores, los que toman la iniciativa, y nosotras, como mujeres, seamos las que responden. Hoy en día no es nada que las niñas llamen a los niños a sus casas, incluso las adolescentes. No es gran cosa que las chicas inviten a los chicos a salir.
¿Qué hay de malo en esto? El hecho de que como mujeres cristianas, muchas de nosotras no sepamos qué es lo que está mal con eso, es evidencia de hasta qué punto la necedad de nuestra época ha influenciado nuestro pensamiento. Si una joven cristiana quiere encontrar un compañero, quiere casarse, la sugerencia de hoy, incluso entre los maestros y consejeros cristianos en algunos casos, es que necesita salir y dejarles saber a los jóvenes que está disponible.
Solo quiero decirles que esta no es la manera de pensar de Dios. Esta no es la manera de vivir que Dios manda en Su Palabra. He aconsejado a tantas mujeres casadas a lo largo de los años, que viven con esta frustración crónica y recurrente de que sus esposos no son…¿qué?, líderes espirituales.
Pero luego observamos cómo estas relaciones comenzaron y se desarrollaron y terminaron, y vemos que comenzaron con la mujer tomando la iniciativa. Si la relación, incluso aun terminara en matrimonio, y comienza cuando la mujer toma la iniciativa, qué la hace pensar a ella que cuando esté casada y quiera un líder espiritual que la guíe y tome la iniciativa, ese es el tipo de marido que va a tener?
Esta mujer de Proverbios 7 es atrevida. Ella es coqueta. La mujer que coquetea está diciendo: «No confío en Dios». Una de las cosas maravillosas de ser mujer, y que como mujer soltera que fui por mucho tiempo puedo decir, es que no depende de nosotras hacer que el matrimonio ocurra.
Ahora bien, creo que la intención de Dios es que todos los hombres que creen que Dios los llama a casarse lo hagan –lo cual es cierto en la mayoría de los casos– la soltería debe ser la excepción a la regla de Dios, con el objetivo de ser apartada para el ministerio. Pero la mayoría de los hombres, creo yo, Dios quiere que se casen. Pienso que bajo la dirección del Espíritu de Dios, los hombres deben tomar la iniciativa y preguntarle a Dios, «muéstrame esa mujer con quien Tú quieres que me case».
Pero si eres la mujer en la ecuación, la mujer soltera, no te toca a ti salir a buscar ese hombre. Es ahí donde puedes esperar en el Señor. Casi puedo oír a una mujer soltera decir, «pero es que voy a estar esperando MUCHO tiempo», y ¿sabes qué? Quizás sí, pero las Escrituras dicen que los que esperan en el Señor nunca serán decepcionados.
No puedo escribir el final de tu historia. No te puedo decir cómo todo terminará, pero sí puedo decirte que si confías en el Señor y si esperas en Él, nunca serás decepcionada.
Aquí vemos una mujer con un comportamiento agresivo. Ella agarra a este hombre. Ella lo besa. Déjame tocar otro punto acerca de esa frase. Es algo que veo aun hoy en la iglesia o especialmente en la iglesia hoy… Porque paso mucho tiempo con mujeres de la iglesia y observo. Encuentro que muchas de nosotras no somos discretas, no somos prudentes en esto del contacto físico con hombres que no son nuestros esposos.
Cuando estoy en un ambiente de la iglesia o entre grupos de mujeres y hombres cristianos y veo a las mujeres acercarse –quizás no de forma insoportable u obviamente inmoral o quizás ni siquiera con una intención inmoral– pero las veo acercarse y darle abrazos a algún hombre, un hombre que es el marido de otra. Ahora, no estoy diciendo que la intención de esa mujer sea inmoral, pero sí digo que es una necedad hacer esto y que debemos ser cuidadosas.
Tú dirás, «estás poniendo tantas restricciones sobre nosotras que casi tenemos que andar caminando como personas sin sentimientos y que no pueden tocarse. ¿No estás siendo un poco legalista sobre esto?» Cuando estás viajando por una montaña y vas manejando por un camino que es muy angosto, y hay un precipicio justo al lado, ¿no estás agradecida cuando ves las barandas de seguridad? No te quejas de esas barandas.
Esas barandas protegen de una caída grande y peligrosa. Así que en mi propia vida esto no es asunto de ser legalista o sentir que no puedo tener relaciones afectivas y significativas con miembros del sexo opuesto. Solo dice que siempre debe haber cierto límite, que la llenura y el control del Espíritu Santo en mi vida me darán la sabiduría para saber cuándo no debo lanzarme –con mi actitud, con mis ojos, con mi hablar o físicamente– sobre otro hombre.
Ahora, esa no es siempre una manera fácil de vivir. Nosotras las mujeres somos atraídas por el toque físico. Es significativo para nosotras, pero te diré algo, Dios sabe como tocarte en las partes más íntimas de tu corazón, de manera más significativa que el toque que cualquier hombre jamás podrá, incluyendo el de tu esposo.
Ahora, sé que añoramos ese toque, ese contacto físico, y quizás Dios no lo da en el mismo sentido que quizás estamos anhelando. Parte de ser una discípula del Señor Jesús es la disposición a tener anhelos no satisfechos y dejar que estos sean, como he escuchado a Elisabeth Elliot decir en el pasado, «material para el sacrificio». Algo que ofrecerle al Señor; y reconocer, sí, no es fácil. Es duro vivir de esta forma pero por la gracia de Dios, esa es la manera en la que quiero vivir.
Cuando tú como mujer te lanzas con un gran abrazo de oso hacia un hombre que es el esposo de otra mujer, lo que no sabes, tan bien como creas conocer a ese hombre y tan piadoso como creas que es… He visto esto suceder en iglesias justo en frente del altar, mujeres abrazando a un pastor. No hay nada inmoral en su intento, y ellas seguro piensan, «este es un hombre piadoso, y quizás él lo sea, pero lo que no sabes en ese momento es dónde está ese hombre en su caminar con Dios, no sabes cómo está su relación con su esposa.
Solo porque es un pastor o un hombre de Dios no significa que él y su esposa estén viviendo siempre en perfecta unidad y armonía en el hogar. Quizás haya luchas y asuntos allí. Quizás, ese mismo día hubo algunas heridas. Eso también ocurre en los hogares de los líderes cristianos.
Son personas reales. Quizás como hombre tenga algunas luchas en su corazón y cuando encuentra una mujer que está físicamente atraída a él –quizás ni siquiera sea por motivos físicos, a veces simplemente puede ser el sentirse atraída a este hombre como líder espiritual– y cuando él siente esa afirmación, ese respeto, esa atracción, en ese momento puedes crear en su corazón una mayor tentación y vulnerabilidad que ni te imaginas que pudo haber sucedido.
He leído historias sobre esto. He escuchado hombres y mujeres hablar sobre esto, sobre cosas que se detonaron y se despertaron en sus propios corazones, aunque hayan estado buscando caminar con el Señor. En ese momento de debilidad, en ese momento de vulnerabilidad, tú y yo, con la mejor de las intenciones, podríamos ser el medio que haga que este hombre sea espiritualmente desanimado.
Tú no quieres que eso suceda. Yo no quiero que eso suceda. Es por eso que no solo debemos guardar nuestros corazones, sino que no debemos ser como esta mujer necia que agarra a este hombre, que lo abraza físicamente y que lo besa, como lo vemos en este caso. Este afecto es algo que debe ser atesorado. Es algo que debe ser íntimo y que debe ser reservado para el matrimonio para que tú le estés dando tu mayor y mejor atención física y tu afecto a ese hombre que Dios ha elegido para ser tu esposo.
Padre, estamos hablando sobre cosas difíciles aquí, y oro que Tu Espíritu Santo nos muestre cómo aplicar a nuestros corazones lo que necesitemos aplicar. Oro que no seamos críticas ni que juzguemos a las demás que quizás no entiendan algunas de estas verdades o que puedan ser ingenuas, sino que seamos sabias; que modelemos sabiduría, y que podamos como mujeres enseñar Tus caminos a las más jóvenes; que podamos encontrar libertad y bendición, y las más sanas, santas, puras relaciones posibles, comportándonos de manera sabia. Oro en el nombre de Jesús. Amén.
Débora: Ella es Nancy DeMoss Wolgemuth ayudándonos a ser mujeres sabias. Hay tantos consejos necios en el mundo que puedes escuchar y leer, y por eso estoy muy agradecida de tener la oportunidad de escuchar consejos sólidos y bíblicos todos los días aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Bien, mañana escucharemos por qué una mujer sabia tiene una visión a largo plazo de las relaciones. Y si se encuentra en medio de un matrimonio difícil, ella puede ver que Dios está obrando incluso a través de esa circunstancia.
Nancy: O tal vez no puedas verlo todavía. Tal vez no hay evidencia de que tu esposo alguna vez pueda convertirse en un verdadero hombre de Dios, y no hay garantía de que alguna vez lo haga. Pídele a Dios que te dé fe en lo que ese hombre podría llegar a ser si estuvieras dispuesta a hacer un compromiso a largo plazo y a invertirte en ese hombre.
No estoy diciendo que sea fácil. Es mucho más fácil salir y encontrar a un extraño que te satisfaga hasta la mañana. Pero eso no es amor y no satisface. Te encontrarás, como tantas mujeres me han dicho que se han encontrado, heridas, con una vida rota, relaciones rotas, y tu vida en ruinas. Eso comienza con estas pequeñas decisiones, diciendo cosas como: «Tengo que tener satisfacción ahora, y no estoy dispuesta a esperar».
Débora: Acompáñanos en este próximo episodio de Aviva Nuestros Corazones.
Escudriñando la Escritura juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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