Un concurso de belleza nada inocente
Annamarie Sauter: «¿Por qué Dios... esto? ¿Por qué Dios... aquello?» ¿Te has hecho preguntas que comienzan así?
Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: ¿Por qué me puso Dios en este matrimonio? ¿Por qué Dios me puso en este trabajo? ¿Por qué Dios me puso en esta comunidad? ¿Por qué me puso Dios en este país, en este lugar, en estas circunstancias? No lo sabemos, pero confiamos en la providencia de Dios y en que Él tiene un propósito para ponernos allí.
Annamarie: Hoy escucharemos sobre una adolescente atrapada en una cultura que no respetaba a la mujer; las noticias que leemos hoy en día no son algo nuevo. Observa cómo Dios, quien es el mismo ayer, hoy y siempre, permaneció con esta joven mientras se movía en ese mundo tan peligroso. Nancy continúa en la …
Annamarie Sauter: «¿Por qué Dios... esto? ¿Por qué Dios... aquello?» ¿Te has hecho preguntas que comienzan así?
Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: ¿Por qué me puso Dios en este matrimonio? ¿Por qué Dios me puso en este trabajo? ¿Por qué Dios me puso en esta comunidad? ¿Por qué me puso Dios en este país, en este lugar, en estas circunstancias? No lo sabemos, pero confiamos en la providencia de Dios y en que Él tiene un propósito para ponernos allí.
Annamarie: Hoy escucharemos sobre una adolescente atrapada en una cultura que no respetaba a la mujer; las noticias que leemos hoy en día no son algo nuevo. Observa cómo Dios, quien es el mismo ayer, hoy y siempre, permaneció con esta joven mientras se movía en ese mundo tan peligroso. Nancy continúa en la serie titulada, «Ester: Mujer de Dios en el tiempo de Dios».
Nancy: En estos últimos programas hemos estado en el primer capítulo de Ester, que toma lugar durante el tercer año del reinado del rey Asuero. En este capítulo vemos que la reina Vasti resiste la orden del rey de presentarse en esa fiesta que estaba llena de lascivia y borrachera. Ahora ella ya no está en el trono.
Este primer capítulo tuvo lugar mientras Asuero estaba preparándose para lanzar una guerra ofensiva contra los griegos. El rey no sustituye a Vasti de inmediato, sino que sale a invadir Grecia, de modo que cuando retomamos el capítulo dos, dice: «Después de estas cosas» (Est. 2:1), en realidad es cuatro años después.
Lo que pasó entre el capítulo uno y el capítulo dos es que el rey sufrió una derrota humillante frente a los griegos y es en ese contexto que llegamos al capítulo dos al versículo uno.
«Después de estas cosas, cuando el furor del rey Asuero se había aplacado, él se acordó de Vasti, de lo que ella había hecho y de lo que se había decretado contra ella.
Entonces los cortesanos al servicio del rey, dijeron: Búsquense para el rey jóvenes vírgenes y de buen parecer. Y que el rey nombre oficiales en todas las provincias de su reino para que reúnan a todas las jóvenes vírgenes y de buen parecer en la fortaleza de Susa, en el harén, bajo la custodia de Hegai, eunuco del rey, encargado de las mujeres, y que se les den sus cosméticos. Y la joven que agrade al rey sea reina en lugar de Vasti. Y esto le pareció bien al rey, y así lo hizo» (Est. 2:2-4).
Debemos reconocer que este no era un concurso de belleza ingenuo de «Miss Persia». Estas mujeres están circunscritas al harén del rey. De acuerdo a un historiador antiguo, había unas 400 mujeres allí, o quizás más.
Este era un proceso horrible y denigrante. Estas jóvenes estaban acostumbradas a satisfacer la lujuria de este rey lascivo, arrogante, alcohólico e iracundo. Una vez habían estado con el rey, si él no las aprobaba, si no quería que fueran su reina, ellas no podían casarse jamás.
Se convertían entonces en concubinas y eran confinadas a ser prisioneras en su harén y destinadas a pasar el resto de sus vidas en la soledad; nunca podrían casarse. Esta no era una vida precisamente feliz ni sana.
Ahora, en el párrafo siguiente, empezando con el versículo cinco del capítulo 2, el tono que hemos visto hasta ahora, que es muy secular, muy mundano, muy arrogante, ese tono cambia completamente.
Leemos en el versículo cinco:
«Y había en la fortaleza de Susa un judío que se llamaba Mardoqueo, hijo de Jair, hijo de Simei, hijo de Cis, benjamita, que había sido deportado de Jerusalén con los cautivos que habían sido deportados con Jeconías, rey de Judá, a quien había deportado Nabucodonosor, rey de Babilonia» (vv. 5-6).
Desglosemos esto por un momento. Aquí tenemos a Mardoqueo. La Biblia lo identifica como un judío en Susa. Déjenme decirles que hay algo malo con esta imagen. Él está en tierra extranjera.
Los judíos pertenecían a palestina. Aquí está Mardoqueo, judío, en una tierra pagana. No encaja, pero Dios lo va a usar y le va a dar un propósito.
Al igual que Mardoqueo nosotras no pertenecemos a esta tierra. Fuimos hechas para otro lugar. Se llama el cielo. No encajamos aquí en esta tierra, pero Dios quiere usarnos para que seamos de bendición, para cumplir sus propósitos, y para ayudar a traer Su reino a este mundo.
Vemos también que Mardoqueo era de la tribu de Benjamín. ¿A quién más conocen que era de la tribu de Benjamín? Al primer rey de Israel, al rey Saúl.
El bisabuelo de Mardoqueo había sido deportado de Judá por el rey de Babilonia, Nabucodonosor, y Mardoqueo era de la tercera o cuarta generación que había crecido en lo que ahora era Persia. Él vivió en la capital de Susa. Fue puesto allí providencialmente por Dios por razones que él no tenía forma de entender durante ese tiempo.
Él no podía ver. Él no sabía por qué Dios lo había puesto como judío, como extranjero, en medio de este imperio persa. Él no encajaba. Los judíos no encajaban en Persia. No es ahí donde pertenecían, pero Dios providencialmente había colocado allí a Mardoqueo; Él tenía un propósito para su vida.
Podría decirse que posiblemente ustedes no vean, que no sepan; es más, que no podemos ver, no sabemos, todos los propósitos e intenciones que Dios tiene con nuestras vidas en esta tierra. ¿Por qué Dios me puso en este matrimonio? ¿Por qué Dios me puso en este trabajo? ¿Por qué Dios me puso en esta comunidad? ¿Por qué Dios me puso en este país? ¿En este lugar? ¿En estas circunstancias? No lo sabemos, pero confiamos en la providencia de Dios que él tiene un propósito para ponernos allí.
Ahora, el versículo siete nos dice que Mardoqueo:
«…estaba criando a Hadasa, es decir, Ester, hija de su tío, pues ella no tenía ni padre ni madre. La joven era de hermosa figura y de buen parecer, y cuando su padre y su madre murieron, Mardoqueo la tomó como hija suya» (v. 7).
O sea que Mardoqueo estaba criando a su sobrina huérfana. La había adoptado. La vigilaba, cuidaba de ella; lo que veremos a medida que sigamos avanzando en el capítulo.
Él cumplió la responsabilidad de un padre hacia una hija; es decir, cuidarla. Era su hija adoptiva. Ester es judía, y los judíos, como veremos, son una minoría despreciada en este imperio.
Dice que ella es joven. Ayer busqué esa palabra en el idioma original, y dice que la palabra «joven» significa doncella. Habla de una muchacha que está entre la infancia y la adolescencia. Ella era una jovencita, probablemente una adolescente.
Me alegro tanto de que haya mujeres más jóvenes que estén escuchando Aviva Nuestros Corazones todos los días, y me gustaría retar a algunas de ellas a que digan: «Señor, no sé cuál es Tu propósito para mi vida. No sé por qué me hiciste. No sé por qué me pusiste en esta familia, en este tiempo, pero sé que tienes un propósito. Quiero rendirme a ti para cualquiera que sea tu propósito en mi vida».
Vemos que ella es una joven. Vemos que es hermosa. Ese es un detalle pequeño, pero luego se hace importante. Así es como ella termina en el palacio.
¿De dónde obtuvo Ester su belleza? Dios se la dio. Eso fue parte de la providencia de Dios en su vida.
Ella era huérfana. Tanto su madre como su padre habían muerto. Ella no tenía otra familia que no fuera Mardoqueo, y uno piensa en todas las cosas en la historia de esta jovencita que uno diría que no fueron cosas ideales, cosas que pudieron haberla hecho decir: «No hay esperanza para mí. No valgo la pena».
Si hay una joven que pudiera tener problemas con la imagen de sí misma, aparte de su belleza física, era ella, y aun su belleza física pudo haberle causado problemas con su imagen porque ella pudo haber pensado, «la única razón por la que me quieren es por mi belleza». Ella era una mujer que tenía muchas razones para no salir adelante.
De modo que con este telón de fondo de la corte real y todos los oficiales del imperio medo-persa, este par, Mardoqueo y Ester, deben haberse sentido terriblemente insignificantes, sin oportunidad de influenciar a un rey, y mucho menos a todo un imperio. Según leemos en el primer capítulo, pareciera que Asuero tenía todo el poder, toda la influencia en sus manos.
Así que él solo chasquea sus dedos, y zoom, la reina ya no está; chasquea sus dedos y la gente trae bebidas; chasquea sus dedos, y toda la nación se pone en atención. Él es quien tiene el poder. Pero algo de lo que no se daba cuenta Asuero era de que él, al igual que Mardoqueo y que Ester, todos estaban en las manos de un Dios que tiene todo el poder.
Dios tiene todo el poder. Así que aparte de ser insignificantes, resultó que Ester y Mardoqueo iban a jugar un papel vital en la liberación del pueblo de Dios y por lo tanto la continuación de la nación a través de la cual nacería el Mesías. Su simple valentía, su fe y su devoción les permitió ser instrumentos en manos de un Dios soberano que siempre está obrando para cumplir Sus propósitos en este mundo.
Versículo ocho:
«Y sucedió que cuando el mandato y el decreto del rey fueron oídos, muchas jóvenes fueron reunidas en la fortaleza de Susa bajo la custodia de Hegai; y Ester también fue llevada al palacio del rey, bajo la custodia de Hegai, encargado de las mujeres.»
El rey dio una orden. Traigan a las mujeres. Es uno de los cinco decretos reales hechos por el rey en el libro de Ester.
No sabemos si Ester fue llevada voluntariamente o si fue en contra de su voluntad. He tratado de descifrarlo. He leído este texto una y otra vez al igual que toneladas de comentarios, bueno, tal vez no tantos, pero sí unos cuantos.
No lo sabemos, pero diría, basándome en lo que conocemos hoy sobre Asuero y en lo que sí sabemos del texto, dice que fue llevada, que él hizo un decreto, y yo tendría la tendencia a pensar que ella fue reclutada en contra de su voluntad. Eso es lo que me parece que tiene sentido con todo el resto del pasaje. No sabemos si el rey ejercía autoridad absoluta y negarse o resistirse pudiera haber significado muerte al instante.
No obstante, sea que haya ido por su propia voluntad o que haya sido coaccionada, como pienso que fue el caso, sabemos esto: Sabemos que Dios, en su providencia, trajo lo bueno de lo malo.
Recuerda que Ester no conoce el final de la historia. Nosotras sí sabemos el final de la historia, pero ella no. Trata de ponerte en sus zapatos, en sus sandalias, si es posible, y escucha mientras vemos el versículo ocho.
«Y sucedió que cuando el mandato y el decreto del rey fueron oídos, (es decir, que todas estas hermosas mujeres debían ser reunidas de todo el reino para participar en una competencia, por así decirlo, para ser la próxima reina), muchas jóvenes fueron reunidas en la fortaleza de Susa bajo la custodia de Hegai; y Ester también fue llevada al palacio del rey, bajo la custodia de Hegai, encargado de las mujeres.»
«La joven (es decir, Ester), le agradó (es decir, a Hegai, quien estaba a cargo del harén). Y halló favor delante de él, (y noten esa palabra “favor” porque la verán repetidamente en el libro de Ester), por lo que se apresuró en proveerle cosméticos y alimentos; le dio siete doncellas escogidas del palacio del rey, y la trasladó con sus doncellas al mejor lugar del harén» (v. 8-9).
Aquí tenemos a esta jovencita adolescente, que llega a este cambio total, inesperado y radical en toda su vida, en todas sus circunstancias. El curso completo de su vida fue alterado radicalmente en un instante.
Pensarás que debió ser suficiente que haya perdido a ambos padres. No sabemos cómo sucedió eso, pero cuando ella era pequeña, perdió a sus padres. Ustedes pensarán: «¿Qué más le puede suceder a esta joven?» y lo que pasa es que tan pronto llega al palacio, rápidamente halla el favor de todo aquel que la conoce.
Acabamos de leer en el versículo nueve que ella rápidamente halló el favor de Hegai, el principal chambelán o eunuco del rey. Si vamos al versículo 15 del mismo capítulo, veremos que ella también halló favor frente a todo el que la veía, y luego en el versículo 17 dice que cuando fue al rey, también halló su favor. Tres veces en este capítulo, ella halló el favor de la gente que la rodeaba.
Ahora, ¿cómo halló ella el favor de las personas y por qué? ¿Qué hacía ella que sobresaliera? Bueno, sabemos que inicialmente fue escogida por su impresionante apariencia física. Ella era bella. Eso dicen las Escrituras, pero pienso que debe haber habido algo más.
No pienso que ella simplemente fuera más atractiva sexualmente que las demás jóvenes. Primero, la mano de Dios estaba en su vida. Dios concede favor.
Pienso sobre el pasaje décadas antes en el libro de Daniel, cuando Daniel fue llevado cautivo al mismo palacio, y en Daniel capítulo uno nos dice que: «Dios concedió a Daniel hallar favor y gracia ante el jefe de los oficiales» (v. 9). ¿De dónde provino el favor? El favor proviene de Dios.
Dios es el Rey. Dios reina y anula o desautoriza a todos los reyes del universo. Dios le concedió favor a Daniel, y creo que fue Dios quien le concedió favor a Ester porque Dios tenía un plan que era más grande que Daniel, más grande que el rey de Babilonia, más grande que Ester y más grande que el rey Asuero.
Dios tenía un plan para cumplir sus propósitos redentores en este mundo. Daniel era parte de ese plan, al igual que Ester. Dios los puso en el palacio y les concedió favor.
Ella halló favor porque la mano de Dios estaba en su vida, pero pienso que hay también otra razón, y es porque ella tenía algo más que belleza física. Ella tenía belleza interior. Ella era una mujer con aplomo.
Mientras leemos el relato completo, vemos que ella es una joven extraordinaria, con un carácter digno de admiración. Su carácter le halló favor. Pienso que ella era una joven encantadora.
Proverbios capítulo 3 nos dice, «La misericordia y la verdad nunca se aparten de ti; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón. Así hallarás favor y buena estimación ante los ojos de Dios y de los hombres» (vv. 3-4).
No se aparten de ti la misericordia y la verdad. Ten un corazón encantador, un corazón piadoso, un espíritu piadoso.
Proverbios capítulo 13 nos dice que, «El buen entendimiento produce favor» (v. 15). Pienso que Ester era una mujer que tenía la cabeza en su sitio. Tenía sensatez, y era Dios quien le permitía ser así. Esa también era la gracia de Dios en su vida, pero les diré algo. Les garantizo que ella no halló favor frente a Hegai y también con el rey y los demás siendo una mujer quejumbrosa, llorona, temperamental, controladora, egocéntrica o regañona. Ese tipo de mujer no halla favor con nadie.
Annamarie: Nancy regresará en un momento con nosotras. Ella nos ha estado ayudando a ver la historia de Ester a todo color. El programa de hoy es parte de una serie titulada, «Ester: Mujer de Dios en el tiempo de Dios».
Esta serie de enseñanzas te ayudará a profundizar en la Palabra de Dios y a ponerte en el lugar de esta adolescente en medio de un mundo injusto; y sobre todo ver la mano de Dios guiándola a través de cada prueba.
Para acompañar esta serie con un folleto que te guiará en el proceso de hacer la enseñanza algo personal, visítanos en AvivaNuestrosCorazones.com. Se trata de una guía de estudio digital titulada, «Ester: Reina en el exilio - Aprendiendo a confiar en Dios en un mundo hostil». Nuestro equipo lo ha elaborado para ayudarte a aprender más sobre la providencia de Dios. Nos gustaría enviarte un acceso para descargarlo, como agradecimiento por tu donación. Solo visítanos en AvivaNuestrosCorazones.com, apóyanos con tu aporte y descarga tu recurso. ¡Gracias por ser parte de aquellas que hacen posible que sigamos llamando a miles de mujeres alrededor del mundo a libertad, plenitud y abundancia en Cristo!
Ahora, aquí está Nancy de regreso con nosotras,
Nancy: Todo el tiempo recibimos noticias a través de Aviva Nuestros Corazones de mujeres que están pasando por circunstancias duras y difíciles, como Ester cuando estaba en el harén de este rey malévolo y pagano. Hay mujeres que escuchan Aviva Nuestros Corazones, tal vez algunas de ustedes hoy, que están en matrimonios muy difíciles, en ambientes de trabajo difíciles, ambientes escolares muy difíciles. Vivimos en un mundo malvado y caído, y algunas de estas mujeres, por la forma en que reaccionan a sus circunstancias, pierden el derecho a ganar favor.
Creo que una mujer de Dios puede hallar favor en la peor de las circunstancias si tiene un espíritu encantador, si tiene un corazón piadoso y si tiene un carácter piadoso. Eso es lo que leemos sobre Daniel en ese mismo palacio. Daniel capítulo 6 dice,
«Pero este mismo Daniel sobresalía entre los funcionarios y sátrapas porque había en él un espíritu extraordinario, de modo que el rey pensó ponerlo sobre todo el reino» (v. 3).
¿Quieres hallar favor delante de Dios y delante de los hombres? Entonces desarrolla un espíritu extraordinario, un espíritu excelente, así como tenía Daniel. Ahora, tener un espíritu excelente no significa que nunca terminarás siendo cautivo, como Daniel o como Ester. Pero significa que Dios podrá obrar en tu vida para lograr sus propósitos cuando tienes ese espíritu excelente.
Pienso que Ester no se dejó influenciar por el espíritu de la gente a su alrededor, sino que se hacía cada vez más y más piadosa, a medida que se desarrollaba la historia. Había algo que se destacaba, algo que era cautivador e impresionante sobre ella, digno de admiración y favor; que iba más allá de su belleza física. Déjenme recordarles que Dios siempre está obrando en todo lugar, aun en el harén de un rey pagano.
Y esto es difícil de entender, ¿no es así? Les digo, no existe ningún lugar donde vivamos o trabajemos o sirvamos o tengamos una función que sea tan oscuro que Dios no pueda estar ahí. Dios está en los lugares más improbables, en tu trabajo secular, en tu familia, en la universidad. Dios es capaz de manifestar su presencia.
Ahora, el versículo 10 nos dice que,
«Ester no dio a conocer ni su pueblo ni su parentela, porque Mardoqueo le había mandado que no los diera a conocer. Y todos los días Mardoqueo se paseaba delante del patio del harén para enterarse de cómo estaba Ester y qué le sucedía» (v. 10-11).
Este es un pequeño paréntesis, tal vez, en este pasaje, pero pienso que vale la pena hacer la observación.
Vemos aquí la relación padre e hija, entre Mardoqueo y su hija adoptiva, su prima menor Ester, y cómo el rol de padre es instruir, proteger, dirigir y supervisar las vidas de los hijos. La preocupación de Mardoqueo por Ester no terminó cuando ella salió de la casa. Él siguió conectado con ella, lo mejor que pudo. Todavía tenía un sentido de responsabilidad hacia ella.
Ella era su hija. Él la crió como su hija. Déjenme decirles, jovencitas: su mamá siempre será su mamá. Ustedes siempre les importarán a sus padres.
Ahora, ellos no siempre lo harán a la perfección. A veces muestran esa atención de formas equivocadas, pero es propio de un padre preocuparse y cuidar de sus hijos. Era propio de Mardoqueo.
Solo puedo imaginarlo caminando frente a esa corte del harén tratando de averiguar la más mínima noticia. ¿Cómo le va? ¿Qué estará haciendo? Porque, claro está, Ester estaba aislada en ese harén.
Ella no podía salir a hablar con la gente fuera del palacio, pero Mardoqueo era diligente. No era como decir, «ojos que no ven, corazón que no siente». Él quería saber lo que ella estaba haciendo. Él deseaba estar conectado, y Ester se queda conectada en su corazón.
Mardoqueo le dice a Ester en el momento que ella se va: «No les digas de tu origen». Ahora, no sabemos por qué él dijo esto. Sabemos que había sentimientos antisemíticos en el reino en esos días, y que probablemente lo prudente era que él le diera este consejo, «no les digas de tu origen; no des a conocer a tu propia gente o tu parentela».
No obstante, Ester se sometió al consejo que recibió de Mardoqueo. Continuó siguiendo su consejo, siendo obediente al mismo, aun después de ya no estar bajo su cuidado directo.
Puedo decirles, jovencitas, que he encontrado gran protección y bendición en mi vida como resultado de tomar decisiones, aun como adulta, siguiendo los consejos que mis padres me enseñaron cuando era joven. Algunas de estas cosas, si se las dijera, ustedes dirían, «pero tú eres adulta, toma tus propias decisiones».
Yo tomo mis propias decisiones, y ¿saben lo que decido con mayor frecuencia? Seguir el consejo que recibí de mis padres cuando era joven. De modo que aquí vemos a Ester como una joven que es sumisa. Ella es receptiva. Recuerda lo que se le ha enseñado. Lo pone en práctica una vez llega al punto en que puede hacer lo que ella quiere.
Recuerdo cuando tenía 17 años y mis padres me dejaron ir de Filadelfia al otro lado de los Estados Unidos, a California para mis dos últimos años de estudios en la Universidad del Sur de California. No me puedo imaginar cómo me dejaron hacerlo. Ciertamente Dios me protegió, pero quiero decirles que otra cosa que me protegió fue el hecho de que yo escogí, a los 17 años, cuando podía hacer lo que quisiera (podía ir a los lugares que quería; mis padres no estaban ahí para supervisarme), pero Dios me ayudó a tomar las decisiones correctas de acuerdo a lo que mis padres me habían enseñado.
No sé cuántas veces Dios ha protegido mi vida de cosas que pudieron haber sido influencias peligrosas, mortales o engañosas, por haber escogido escuchar el consejo de mis padres. De modo que Ester es discreta. Ella llega al palacio del rey, y no habla sobre su identidad ni su origen. Creo que en parte Dios la bendice y pone su favor sobre ella porque ella escoge permanecer bajo el consejo y la sabiduría que recibió al crecer bajo el cuidado de Mardoqueo.
Señor, te doy gracias porque tú concedes tu favor, y obras aún en las circunstancias más difíciles e improbables. Tu obras, te mueves y logras tus propósitos.
Señor, gracias por la influencia piadosa y por las personas que traes a nuestras vidas para entrenarnos. Te pido que nos enseñes y nos muestres cómo vivir Tu consejo. Señor, te oro por las mujeres que nunca tuvieron padres piadosos, como tampoco influencia o entrenamiento, para que puedan recibirlo de Tu Palabra y puedan vivir en obediencia al consejo de Tu Palabra.
Gracias, Señor, por Tu providencia, por cómo la vemos en esta historia y cómo estamos aprendiendo a verla en nuestras propias vidas. Gracias, Señor, en el nombre de Jesús. Amén.
Annamarie: Amén. Esta es Nancy DeMoss de Wolgemuth trayéndonos enseñanza práctica de la Palabra de Dios. Hoy hemos estado viendo la actitud chauvinista del rey Asuero. Mañana, contrastaremos esa actitud con la visión de Dios de la belleza y el valor de la mujer. No te pierdas tu próximo programa de Aviva Nuestros Corazones.
Escudriñando la Escritura juntas, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
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