Un clamor por liberación
Débora: Hay un nombre de Cristo sobre el que cantamos cada Navidad. ¡Uno que nos recuerda que tenemos una gran esperanza!
Nancy DeMoss Wolgemuth: Ya no lloramos como aquellas que no tienen esperanza. ¡Cantemos¡ ¡Cantemos! Pues nuestro Emmanuel vendrá muy pronto a nosotras –a Su pueblo.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 21 de diciembre de 2023.
En esta época de Navidad es muy importante cantar y escuchar alabanzas que nos ayuden a fijar nuestros ojos en el verdadero significado de la encarnación de Jesús. Uno de esos himnos se titula, Oh ven, Emmanuel.
Hoy Nancy nos ayudará a conocer el trasfondo de este himno, de modo que pongamos nuestra mirada en Jesús –Dios con nosotros.
Nancy: Una de las cosas que más me gusta de la temporada navideña es la oportunidad de cantar villancicos, himnos. Esta …
Débora: Hay un nombre de Cristo sobre el que cantamos cada Navidad. ¡Uno que nos recuerda que tenemos una gran esperanza!
Nancy DeMoss Wolgemuth: Ya no lloramos como aquellas que no tienen esperanza. ¡Cantemos¡ ¡Cantemos! Pues nuestro Emmanuel vendrá muy pronto a nosotras –a Su pueblo.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 21 de diciembre de 2023.
En esta época de Navidad es muy importante cantar y escuchar alabanzas que nos ayuden a fijar nuestros ojos en el verdadero significado de la encarnación de Jesús. Uno de esos himnos se titula, Oh ven, Emmanuel.
Hoy Nancy nos ayudará a conocer el trasfondo de este himno, de modo que pongamos nuestra mirada en Jesús –Dios con nosotros.
Nancy: Una de las cosas que más me gusta de la temporada navideña es la oportunidad de cantar villancicos, himnos. Esta semana busqué la palabra villancico en el diccionario y dice que un villancico es una canción alegre que generalmente celebra el nacimiento de Cristo.
Esta semana quiero que hablemos sobre mi nuevo villancico favorito, se llama Oh ven, Emmanuel. Quizás ya lo hayas estado cantando durante esta temporada. Mientras examinaba el trasfondo de este himno descubrí que puede que sea uno de los más antiguos que se cantan hoy.
Se remonta al siglo IX, escrito en algún momento en los años 800. No sabemos quién lo escribió, pero obviamente fue alguien que tenía un gran conocimiento de las Escrituras, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, porque hay muchas referencias a pasajes del Antiguo y del Nuevo Testamento en el himno.
Este himno Oh ven, Emmanuel, fue escrito originalmente en latín. Tenía siete estrofas, la mayoría de las cuales no cantamos hoy, y la mayoría de las cuales no nos son familiares. Durante los siete días antes de la Navidad, cada día se cantaba una de esas siete estrofas.
Cada una de ellas destaca un nombre diferente de Jesús, un título para el Mesías. La mayoría de esos nombres se encuentran en el Antiguo Testamento. Déjame leerte esos siete títulos:
- La primera estrofa habla de Emmanuel.
- Luego hay una estrofa sobre Adonai, que es el nombre hebreo para Señor.
- Luego hay otra estrofa sobre Cristo como la Vara de Isaí.
- Hay otra sobre la Llave de David.
- Luego hay una que menciona a Cristo como la Aurora.
- Otra lo llama Sabiduría de lo alto.
- Y la última, que se encuentra en muchos de nuestros himnarios, se refiere a Cristo como el Deseado de las naciones.
Es posible que no hayas tenido la oportunidad de anotar todos estos nombres, pero vamos a ver algunos de ellos en estos programas. Cada uno de esos nombres son títulos para el Mesías que se cumplieron cuando Cristo vino a la tierra. Esos títulos expresan quién es Cristo, por qué vino, qué vino a hacer y qué se propone hacer en nuestras vidas.
Durante los últimos días he estado meditando sobre la letra de este villancico. He disfrutado volver atrás y estudiar las Escrituras a las que se hace referencia en sus estrofas, las Escrituras en las que se basan estos nombres de Cristo.
Mientras meditaba en estos pasajes descubrí que Dios me estaba dando un nuevo amor por Jesús, y un nuevo sentido de gratitud por quién es Él, y por lo que Su obra, Su ministerio y Su vida significan para mí.
Estos dos días queremos ver cuatro de estas estrofas que creo que nos ayudarán a tener un sentido renovado de Aquel cuyo nacimiento celebramos en Navidad, y a darle una nueva mirada al Salvador y lo que Él significa para nosotras.
La primera estrofa del himno es la que nos resulta más familiar:
Oh ven, oh ven, bendito Emmanuel,
De la maldad rescata a Israel
Que llora en triste desolación
Y espera ansioso su liberación.
La imagen que tenemos aquí es de los hijos de Israel en cautiverio en Babilonia. Estaban de luto, estaban solos, estaban en el exilio, estaban lejos de su tierra natal.
Estaban viviendo en un lugar al que realmente no pertenecían. Estaban en una cultura ajena a su fe, una cultura que no conocía ni honraba a Jehová como se les había enseñado a hacerlo.
Fue una temporada en la que la vida era difícil. Las palabras de esta estrofa expresan el anhelo del pueblo judío por ser liberado.
Ese Mesías era el que Dios había prometido durante siglos, el que vendría y liberaría a Su pueblo, Él que los rescataría de su cautiverio. La canción expresa un anhelo: «Ven bendito Emmanuel, hazlo».
El coro es una declaración de fe, seguridad y alabanza de que el Mesías vendría:
¡Cantad! ¡Cantad! Pues vuestro Emmanuel
Vendrá a ti muy pronto Israel,
¡Oh, Israel! ¡Es una promesa!
Emmanuel es un título para el Mesías que se encuentra por primera vez en Isaías 7:14 donde leemos: «He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel». Emmanuel, como muchas de ustedes saben, es la palabra hebrea que significa «Dios con nosotros».
«Dios con nosotros» fue una promesa dada a Acaz, que era rey de Judá, y quien estaba aterrorizado porque estaba siendo amenazado por una alianza de dos ejércitos del norte, procedentes de Siria e Israel.
Dios envió una promesa a Acaz por medio del profeta Isaías. La promesa de que Acaz no tendría nada que temer, pues los enemigos de Dios serían derrotados, por lo que no debía estar atemorizado. Dios le dio a Acaz una señal de que Su promesa se cumpliría.
La señal era que una mujer que nunca había tenido un hijo quedaría embarazada, daría a luz un hijo, y antes de que ese niño tuviera la edad suficiente para saber lo que estaba bien o mal, cuando el niño fuera un pequeño de dos o tres años, la amenaza de los ejércitos enemigos desaparecería y los ejércitos se irían.
La liberación vendría y la señal era que Dios enviaría a este niño llamado Emmanuel, cuyo nombre significa «Dios con nosotros». Ese era el cumplimiento inmediato de la profecía. Pero aquí hay también una promesa a largo plazo que no se cumplió hasta 700 años después, cuando un ángel se apareció a una joven virgen soltera en Nazaret y le dijo que iba a tener un hijo.
Leemos en Mateo 1:22-23: «Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había hablado por medio del profeta, diciendo: “He aquí, la virgen concebirá y dará a luz un Hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel”, que traducido significa: “Dios con nosotros”». Aquí hay un segundo y más importante cumplimiento de la promesa de Dios: que Dios estaría con nosotros y podríamos ser libres del terror del enemigo porque Dios vendría a la tierra.
En respuesta a esa promesa, sabemos que Dios vino, vino a esta tierra. Dice Juan 1:14: «Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros». Quiero que recordemos en esta Navidad que la venida de Dios a la tierra en la forma de Jesucristo hace toda la diferencia en el mundo. No solo para aquellos judíos que estaban sufriendo –de luto en el exilio solitario– sino para nosotras como hijas de Dios, también en esta era de la iglesia.
La promesa de Dios no solo fue liberar a Su pueblo del cautiverio físico, sino –más importante aún– liberar a Su pueblo del cautiverio espiritual, de su pecado. Dice el himno: «Hasta que aparezca el Hijo de Dios». Bueno, estábamos en cautiverio hasta que apareció el Hijo de Dios, hasta que vino Jesús.
Estábamos esclavizadas por Satanás, éramos esclavas del pecado, estábamos exiliadas al igual que los judíos en el exilio. Estábamos alejadas, enajenadas, solas, separadas de Dios, separadas de los demás ya que había barreras y muros en nuestras relaciones porque no teníamos a Dios. Teníamos motivos para lamentarnos como lo hicieron esos judíos. Nuestra situación era miserable y sin esperanza.
Como leemos en Efesios 2:1: «…estaban muertos en sus delitos y pecados». Estábamos separadas de Cristo, ajenas a los pactos de la promesa, no teníamos esperanza y estábamos sin Dios en el mundo.
¡Qué manera de vivir! Y solo un recordatorio, esa es la forma en que la mayoría de las personas en el mundo vive hoy en día, de luto en un exilio solitario, en cautiverio de Satanás y del pecado. Dice el himno: «Hasta que aparezca el Hijo de Dios».
¿Qué significa para nosotras la venida de Emmanuel? Significa el fin del cautiverio, que hemos sido rescatadas, que hemos sido redimidas. Significa el fin del exilio, ya no estamos alejadas, ya no estamos separadas de Dios, ni separadas unas de otras.
Efesios 2 sigue diciendo: «Así pues, ustedes ya no son extraños ni extranjeros, sino que son conciudadanos de los santos y son de la familia de Dios» (v.19). ¿Sabes lo que me dice eso? Estamos de regreso en casa, ya no en una tierra extranjera, sino de regreso en casa con Dios.
Cuando llega Emmanuel es el fin de la soledad, significa que Dios está con nosotras. No sé tú, pero mi corazón me dice: «Si Dios está conmigo, ¿qué más y a quién más debo tener?» Sí, ¡Dios está conmigo! Cuando Jesús dejó esta tierra y regresó al cielo les dijo a Sus discípulos: «y ¡recuerden! Yo estoy con ustedes (Emmanuel) todos los días, hasta el fin del mundo» (Mat. 28:20).
La venida de Emmanuel significa que podemos regocijarnos, no solo porque Emmanuel viene, sino porque Emmanuel ha venido. Ya no lloramos como los que no tienen esperanza.
Entonces, luego hay otra estrofa sobre la Vara de Isaí, esta estrofa tiene un tono de triunfo, un tono de victoria.
A menudo cantamos este himno en un tono menor, a veces lo cantamos muy despacio y de una manera un poco más suave. Y está bien, pero cuando escucho esta estrofa, quiero cantarla con un poco más de tempo y un poco más de optimismo porque hay un sonido de victoria y alabanza.
El autor del himno dice: Oh, ven, Vara de Isaí. La Vara de Isaí es el título de Cristo. En un momento examinaremos el Antiguo Testamento para ver qué significa eso. Esto es lo que hará la Vara de Isaí según este himno:
Oh ven, Vara de Isaí,
Libera a los Tuyos de la tiranía de Satanás;
Salva a Tu pueblo de las profundidades del infierno
Y dales la victoria sobre la tumba.
Cuando leí por primera vez esta estrofa y comencé a pensar en ella, me pareció que esta Vara de Isaí estaba hablando de una poderosa vara real, un cetro real. Si algo o alguien va a liberar a las personas de la tiranía, va a salvar a su pueblo de las profundidades del infierno, les va a dar la victoria sobre la tumba, viene a mi mente esta imagen de un cetro de oro, un cetro real.
Pensé que tal vez este es el cetro o la vara con la cual Jesús ejecuta juicio sobre Sus enemigos. Pero al examinar la referencia a la Vara de Isaí en el Antiguo Testamento, obtienes una imagen totalmente diferente. Busca en tu Biblia Isaías 11 y veamos el origen de la frase la Vara de Isaí.
Este pasaje es una profecía que habla de la venida del Mesías y dice en el versículo 1: «Entonces un retoño brotará del tronco de Isaí, y un vástago dará fruto de sus raíces» (Isaías 11:1). Saldrá una vara de Isaí. Isaí fue el padre de David, quien fue el segundo rey de Israel.
Isaí procedía de una familia desconocida. Sin embargo, fue un antepasado de Jesús. Pienso que la implicación de este pasaje es que Jesús nació en una familia pobre y desconocida. Llegó de la familia que venía del linaje de Isaí, no salió de una línea de la familia real.
Dice la Escritura: «Saldrá una vara de Isaí». Esa palabra vara también podría traducirse como rama o brote. Algunas de sus diferentes traducciones pueden decirlo de esa manera: una vara o una rama. Ambas palabras en el idioma original hablan de algo que es débil, pequeño y tierno.
Eso me recuerda otro pasaje del libro de Isaías que es familiar para la mayoría de nosotras. En el capítulo 53 versículo 2, refiriéndose a esa vara, nos dice:
«Creció delante de Él como renuevo tierno, como raíz de tierra seca; no tiene aspecto hermoso ni majestad para que lo miremos, ni apariencia para que lo deseemos».
Él era como un brote tierno, una vara, una rama, no un gran cetro real que viene triunfante para gobernar a Sus enemigos; sino solo un brote, una tierna ramita, por así decirlo.
Esta frase la vara o el vástago de Isaí está en contraste con lo que vemos en el capítulo inmediatamente anterior; en el último párrafo de Isaías 10, donde los enemigos de Dios se comparan con ramas fuertes y altas que se elevan sobre la tierra, se nos dice que en última instancia Dios los va a derribar.
Pero en contraste con esas ramas orgullosas y elevadas, se compara a Jesús con una rama tierna. Verás, Cristo vino a esta tierra en humildad, fue despreciado, fue rechazado, murió la muerte de un criminal, una ramita rota.
Pero como vemos a través del hilo de las Escrituras, la ramita finalmente triunfará sobre esos árboles altísimos, sobre los enemigos de Dios. Puedes ver cómo sucede esto si continúas leyendo Isaías 11; los versículos 1 y 2 dicen: «Entonces un retoño (o una rama) brotará del tronco de Isaí, y un vástago dará fruto de sus raíces. Y reposará sobre Él el Espíritu del Señor».
Luego, la segunda parte del versículo 4 nos dice: «Herirá la tierra con la vara de Su boca; y con el soplo de Sus labios matará al impío». La ramita se levanta para golpear la tierra con la vara de Su boca y para matar al impío con el aliento de Sus labios. ¿Cómo sucede esto? El versículo 2 nos dice que es el poder del Espíritu Santo, el Espíritu de Dios que viene sobre el Señor Jesús.
Y también vemos esta idea en el Nuevo Testamento. En la segunda carta a los Tesalonicenses, capítulo 1:7, se nos dice que «…cuando el Señor Jesús sea revelado desde el cielo con sus poderosos ángeles en llama de fuego», va a dar retribución a los que no conocen a Dios y a los que no obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesús…» (vv.7-8, paráfrasis).
Hebreos 2 nos dice que Jesús compartió nuestra humanidad, se convirtió en una ramita débil, revestida de carne humana, para que «con Su muerte pudiera destruir al que tiene el poder de la muerte, es decir, el diablo; y liberar a los que toda su vida fueron esclavizados por el miedo a la muerte» (vv. 14-15, parafraseado).
«Oh, ven, Vara de Isaí, libera a los Tuyos de la tiranía de Satanás». La Vara de Isaí, el humilde y manso Hijo de Dios viene en el poder del Espíritu Santo de Dios a esta tierra, y finalmente triunfa sobre todos los enemigos de Dios. Él libera a los Suyos de la tiranía de Satanás.
Y como dice el himno, nos salva de las fauces del infierno. Él nos rescata, conquista la muerte, nos libra de Satanás, del infierno y de la muerte.
Y ¿cómo lo hace? Él viene en el poder del Espíritu a salvarnos de nuestro pecado. Ese es Emmanuel, por eso nos regocijamos en Navidad, porque la Vara de Isaí ha venido para librarnos de nuestro pecado.
Mientras medito en este nombre, la Vara de Isaí, encuentro dos conclusiones o aplicaciones prácticas de estas letras. La primera es el recordatorio de que la Vara de Isaí puede liberarnos –a ti, a mí y a los que amamos– de la tiranía de Satanás.
En una ocasión hablé por teléfono con una amiga cuyo esposo estaba luchando con muchas ataduras pecaminosas desde hacía mucho tiempo. Mientras oraba con mi amiga por teléfono, oré para que la Vara de Isaí entrara en el corazón, en la vida, la experiencia de su esposo y lo liberara de la tiranía de Satanás.
La otra conclusión o aplicación que ha estado en mi corazón, es que puedes sentirte como un brote tierno, una ramita, una raíz que crece en un lugar oscuro en tierra seca, como dice que era el Mesías; una raíz en tierra seca.
Puedes sentir en medio de tus circunstancias que eres frágil e indefensa, débil y quebradiza. Quizás estás en una etapa de la vida en la que sientes que si algo más llega a tu vida vas a estallar.
Déjame recordarte que cuando estés llena del Espíritu Santo, serás fuerte como lo fue Jesús. Con la fuerza del Espíritu Santo llenándote y fluyendo a través de ti, puedes superar todos los obstáculos en tu camino.
Dios te usará en tu debilidad. Incluso cuando Él envió a Jesús a esta tierra en forma humana, débil y frágil, hizo que Jesús se convirtiera en el que nos libera de la tiranía de Satanás.
Hebreos 11, nos dice que los hombres y las mujeres de fe que se encuentran en ese gran salón de la fe, se fortalecieron en su debilidad y se hicieron poderosos en batalla, no porque fueran fuertes, sino porque Dios era fuerte en ellos.
Recuerda ese pasaje en 2 Corintios 12 donde el apóstol Pablo dice que se le dio un «aguijón en la carne», que lo acosaba, y que fue enviado por Dios como mensajero de Satanás para evitar que Pablo se volviera orgulloso.
Pablo dice: «Acerca de esto, tres veces he rogado al Señor para que lo quitara de mí. Y Él me ha dicho: “Te basta Mi gracia, pues Mi poder se perfecciona en la debilidad”…»(2 Cor.12:8-9). Dios toma ramitas, las llena con Su Espíritu y las usa para mostrar Su poder.
Pablo continúa diciendo en el versículo 9:
«…Por tanto, con muchísimo gusto me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí. Por eso me complazco en las debilidades, en insultos, en privaciones, en persecuciones y en angustias por amor a Cristo, porque cuando soy débil, entonces soy fuerte» (vv. 9-10).
Cuando Dios te usa a ti, cuando Dios me usa a mí, podemos decir: «No hice nada, soy solo una ramita. Pero tengo la Vara de Isaí en mí, tengo el Espíritu de Cristo en mí, llenándome, usándome, fluyendo a través de mí. Y en mi debilidad, la Vara de Isaí es fuerte».
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth ha estado compartiendo contigo la primera parte de su enseñanza titulada, Oh ven Emmanuel. Mañana ella continuará con la segunda parte. Y tú, ¿ves tu fortaleza en tu debilidad? ¿Anhelas el regreso de Emmanuel? ¡Cantemos, porque nuestra liberación, nuestra salvación es segura!
Cuando piensas en los nombres de Jesús, ¿piensas en La llave? Mañana, Nancy retomará su enseñanza para explicarnos el significado del nombre de Jesús, La llave de David.
Nancy: El rey que tenía la llave del reino tenía acceso a todos los tesoros reales. Tenía acceso a cualquier cosa que quisiera porque era su reino y él tenía las llaves.
Tenemos aquí una imagen de autoridad absoluta, de poder y el derecho que el Mesías tiene de entrar a cualquier lugar que le plazca. No hay nadie que tenga una mayor autoridad. Nadie puede impedir que Él entre si Él desea entrar. Él puede abrir o cerrar cualquier puerta.
Débora: EnAviva Nuestros Corazones continuamente recibimos testimonios de mujeres alrededor del mundo. Mujeres que están siendo transformadas y bendecidas con la Palabra de Dios. Palabra que compartimos a diario a través de nuestro pódcast Aviva Nuestros Corazones y a través de diversos recursos que ponemos a tu disposición.
Queremos compartir contigo el testimonio de Yeiner Matos, una mujer que el Señor está usando para avivar mujeres en su país natal, Cuba.
«Mi nombre es Yeiner Matos Cordero, soy de Cuba, estoy casada y tengo dos hijas.
Mi esposo y yo estamos sirviendo en el ministerio pastoral en la iglesia local hace nueve años. Conocí el ministerio de Aviva en el año 2019 por medio de una prima que estimo mucho. Ella me pasó una carpeta con series radiales de Nancy y fue una respuesta de Dios a mi vida. Me corrigió, me retó, me confrontó y me animó. Algo en mí se liberó. Mi manera de pensar no fue más la misma, hubo una marca después de escuchar aquellas verdades.
Creo que Aviva salió del corazón de Dios para las mujeres de hoy. El Señor me ha fortalecido y ha usado el ministerio como un instrumento de gracia para dirigir mis ojos hacia Él, y recordarme la necesidad de vivir por Su Palabra y habitar el ella; de buscarle de manera personal y priorizarlo en mi vida, antes que todo.
Los testimonios de tanta gente de Dios son muy inspiradores, las enseñanzas tan fieles a la Palabra y el enfoque bíblico para la mujer que tiene el ministerio, me encanta, me reta y me anima. Me he mantenido siguiendo las enseñanzas y los recursos que ofrecen. Los he regado como semilla a mis amigas dentro y fuera de Cuba. Los hemos usado en la iglesia. He llegado a amar el ministerio de Aviva y tiene un lugar muy especial en mi corazón.
El ministerio ha sido un puente de conexión con otras mujeres alrededor del mundo que son verdaderas mujeres de la Palabra, y los pódcast que amen a sus hijos han sido super buenos para mí en mi rol de madre. Me han ayudado a comprender cuán valiosa y sagrada es la maternidad, y el vivirla desde una perspectiva bíblica.
Y no puedo dejar fuera a la querida Nancy. Ella ha sido, sin saberlo, mi discipuladora. Oro todos los días por ese equipo hermoso de Aviva y que nunca les falte aceite fresco y sean guardados siempre por el poder del Señor, permaneciendo en la sana doctrina. Que sean como Juan el Bautista que dirigía la atención de la gente hacia Cristo y él era solo una voz.
Siento mis raíces bien nutridas y agradezco mucho al Señor por haber usado el ministerio de Aviva como un instrumento de gracia para comprender la importancia, no solo de conocer la Palabra, sino de habitar en ella, vivir por ella y aprender cómo hacerlo. Me ha guardado de caer en un estado de ansiedad y estrés, al cual el cubano está expuesto a diario. Habitar en la Palabra de Dios también me ha ayudado a vivir con un propósito mayor que todo. Algo que trascienda mi propia vida.
Habitar en la Palabra también me capacita para pasar las pruebas con paz y gozo. La mentalidad de que nada ocurre sin un buen fín detrás, es uno de sus resultados. Si la Palabra de Cristo abunda en mí y disfruto de una relación real y personal con Él, tendré consejo para cada situación.
Tengo anhelos en mi corazón y uno de ellos es poder participar algún día en un evento de Mujer Verdadera y conocer personalmente a muchas de estas personas que han sido de gran bendición. No necesariamente tengo que esperar a la conferencia para vivir en libertad, plenitud y abundancia en Cristo. En todos estos años en mi caminar con Él he aprendido que en Él está esa vida y me ha enseñado cómo apropiarme de esa vida. Estoy muy agradecida al Señor por este ministerio, por la vida de todos los que están delante y detrás de las cámaras, y ruego al Señor que los guarde en Su voluntad y en Sus propósitos.
Les amo. Un abrazo desde Cuba. Toda la gloria y el agradecimiento sean a nuestro Señor».
Fijando nuestros ojos en Cristo juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas a menos que se indique lo contrario.
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