Un árbol plantado junto a corrientes de agua
Débora: Dios nos nutre para que podamos nutrir a otros. Aquí está Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Hemos sido bendecidas para que seamos una bendición. Tomas el alimento para que puedas producir frutos en beneficio de los demás. Dios nos alimenta y nos nutre para que podamos alimentar y nutrir a otros.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 5 de enero de 2024.
Feliz año nuevo es una frase popular, pero ¿alguien sabe verdaderamente cómo hacerlo realidad? Para responder a esa pregunta, Nancy nos lleva al Salmo 1.
Nancy: Bueno, aquí al comienzo del nuevo año, a principios de enero estamos tomando las primeras dos semanas para hablar de cómo ser feliz en este nuevo año, cómo tener un año nuevo bendecido. El nuevo año ya está en curso, pero todavía estamos pensando en resoluciones, objetivos y …
Débora: Dios nos nutre para que podamos nutrir a otros. Aquí está Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Hemos sido bendecidas para que seamos una bendición. Tomas el alimento para que puedas producir frutos en beneficio de los demás. Dios nos alimenta y nos nutre para que podamos alimentar y nutrir a otros.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 5 de enero de 2024.
Feliz año nuevo es una frase popular, pero ¿alguien sabe verdaderamente cómo hacerlo realidad? Para responder a esa pregunta, Nancy nos lleva al Salmo 1.
Nancy: Bueno, aquí al comienzo del nuevo año, a principios de enero estamos tomando las primeras dos semanas para hablar de cómo ser feliz en este nuevo año, cómo tener un año nuevo bendecido. El nuevo año ya está en curso, pero todavía estamos pensando en resoluciones, objetivos y proyectos que queremos que se den en nuestra vida este año, el camino que vamos a elegir.
Es por eso que estamos tomando estas dos semanas meditando en el Salmo 1, que habla de cómo ser una persona bendecida, no solo de cómo tener un año bendecido, sino de cómo tener una vida y una eternidad bendecidas.
Permíteme leer los primeros dos versículos:
¡Cuán bienaventurado es el hombre que no anda en el consejo de malos, ni se detiene en el camino de pecadores, ni se sienta en la silla de los escarnecedores, sino que en la ley del Señor está su deleite, y en su ley medita de día y de noche» (vv. 1-2).
Ahora, si no has estado con nosotras en esta serie, hemos pasado las últimas cuatro sesiones en estos dos versículos, el Salmo 1 los versículos 1 y 2. Hoy vamos a seguir adelante con el versículo 3. Pero permíteme compartir este pensamiento aquí, debido a este énfasis en deleitarse en la ley del Señor.
Estamos desafiando a nuestras oyentes a tomar el reto de lectura diaria de la Biblia este año, por no decir todos los días de este año… No es demasiado tarde para empezar. No es demasiado tarde para decir, «todos los días de este año quiero pasar algún tiempo en la Palabra de Dios».
Y escucha, no es mucho pedir, y si eres hija de Dios, si eres una hija de Dios, en lo más profundo de tu corazón tienes interés en la Palabra de Dios. Ahora, quizás no tengas tanto interés como desearías tener, pero cuanto más tiempo pases en la Palabra de Dios, tanto más te deleitarás en ella. Y cuanto más te deleites en ella, más tiempo vas a querer dedicarle.
Ahora, hemos hablado acerca de esta persona bendecida, lo que hace y lo que no hace. Se deleita en la Palabra de Dios, medita en ella. Ahora que hemos llegado al versículo 3, nos hacemos la pregunta: «¿Cuál es la consecuencia o el resultado de esta forma de vida?» Una persona que no anda en el consejo de los impíos, que se deleita en la ley del Señor, ¿cuál es la retribución? ¿Cuál es la recompensa? ¿Cuál es el resultado de su forma de vida?
El versículo 3 nos dice: «Será como árbol firmemente plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto a su tiempo, y su hoja no se marchita; en todo lo que hace, prospera».
Así como un árbol plantado junto a corrientes de agua, esta persona está arraigada, estable, bien alimentada, madura, en crecimiento, fructífera –no solo a corto plazo, sino a largo plazo. Mientras más años tengo, más me doy cuenta de lo importante que es crecer, ser fructífera y vibrante espiritualmente a largo plazo.
Esta persona está firme, es consistente, está floreciendo; y cuando leo este versículo y pienso en esos adjetivos, me pregunto: «¿Estas palabras me describen, me describen a mí?»
Ahora, voy a decirte la verdad, ha habido numerosas veces, incluso en estos últimos días, cuando mi vida no habría podido ser descrita como estable, madura, firme, floreciente…pero quiero, deseo que esas palabras me describan. He estado meditando sobre este pasaje, he estado diciendo, «¡sí! Eso es lo que yo quiero! Quiero ser ese tipo de persona».
Así que quiero tomar un tiempo para desglosar la analogía de un árbol que aparece en el versículo 3 y decir: «¿Qué tiene esto que ver con nosotras?» Dice que esta persona justa, esta persona bendecida y feliz es como un árbol, y luego hay tres frases descriptivas.
Es un árbol que está plantado junto a corrientes de agua, un árbol que da su fruto a su tiempo, y un árbol que sus hojas jamás se marchitan. Entonces echemos un vistazo a cada una de estas frases y veamos cómo se describe a la persona justa, la persona que está en el camino de la santidad.
En primer lugar, dice que es como un árbol plantado junto a corrientes de agua. Debería haber hecho esto hace mucho tiempo, pero esta mañana me paré antes de venir a esta grabación para buscar la palabra corrientes en el idioma original, y no era lo que yo pensaba.
La palabra que se usa ahí se utiliza realmente para referirse a un pequeño canal de agua. No es necesariamente como un río grande y ancho, aunque este concepto se usa en las Escrituras en otros pasajes. Pero en este caso, se trata de un pequeño canal de riego por lo que me sugiere que las corrientes de agua aquí pueden no ser corrientes naturales.
Y eso dice que el agua de la Palabra de Dios, el agua del Espíritu de Dios no es algo a lo que naturalmente tenemos acceso. Es una provisión sobrenatural de Dios que viene de Su corazón para nosotras. Él es la corriente de agua que riega nuestras raíces y nos hace fecundas, fructíferas, una fuente o un suministro de agua que es sobrenatural.
Entonces, ¿cómo es esta persona piadosa como un árbol plantado o firmemente plantado como dice la Biblia de las Américas, plantado junto a corrientes de agua? Bueno, un árbol plantado junto a una corriente de un canal de riego o algo similar, tiene un suministro constante de agua, una fuente de alimento.
Y lo mismo sucede con la persona que medita en la Palabra de Dios de día y de noche. Al hacer esto, cuando tomas este reto diario de lectura de la Biblia que te estamos ofreciendo, tú estás haciendo algo como esto, tu alma será irrigada. Será regada. Porque vas a tener un suministro constante de alimento espiritual.
Ahora, esa palabra plantado –es como un árbol plantado– literalmente, es trasplantado, como un árbol que ha sido trasplantado. No es un árbol que crece silvestre. Los árboles que se encuentran en el desierto en tierras áridas del Medio Oriente pueden perecer fácilmente en épocas de sequía.
Pero aquí hay un árbol, sugiere un árbol que ha sido sacado fuera de ese ambiente seco, estéril y ha sido trasplantado cuidadosamente a un lugar donde no solo puede sobrevivir sino que puede estar seguro y puede prosperar, donde puede ser cultivado y atendido a fin de que sea fructífero y no perezca.
Bueno, ¿qué imagen es esa? Es la vida de un hijo de Dios. Nosotras éramos por naturaleza salvajes, muertas en el pecado; sin embargo, por la gracia de Dios y mediante la fe, hemos sido trasplantadas. Hemos sido sacadas del dominio de Satanás y de las tinieblas y hemos sido trasplantadas en Cristo por la gracia de Dios.
Sembradas donde tenemos disponibles todos los medios de la gracia que necesitamos para vivir una vida próspera. Los medios disponibles para nosotras son el Espíritu de Dios, la Palabra de Dios. La fuente de la Palabra de Dios en la cual nos deleitamos y meditamos, eso es lo que nos alimenta, y hemos sido plantadas en ese lugar.
Los árboles obtienen su belleza y la fuerza de sus raíces, que generalmente no son vistas, están ocultas bajo la superficie. Esas raíces extraen su sustento y su vida, la fuerza y el alimento, del agua. Lo veo como una imagen de lo que significa permanecer en Cristo, vivir en Él, dejar tus raíces en el terreno de Su carácter, de Su corazón, de Sus caminos y de Su Palabra.
En los salmos, a lo largo de los salmos, a menudo se ve el salmista, que muchas veces es David, luchando con circunstancias adversas pero siempre regresa al hecho de que él sigue estando firme, sigue estando seguro. No temerá lo que el hombre puede hacer. ¿Por qué? Porque él es como un árbol plantado junto a corrientes de agua. Él dice: «Voy a encontrar mi refugio, voy a encontrar mi fuerza en Dios, que es de donde obtengo mi vida».
Cuando estás firmemente plantada en Cristo y en Su Palabra, no tienes que tener miedo de rechazar el consejo de los impíos. No vas a ser sacudida fácilmente por lo que otros piensen acerca de ti o de tu cristianismo. Tú has meditado en la Palabra de Dios, te has deleitado en ella, y eso se ha convertido en la estrella que te guía. Estás operando a través de esa red. Estás plantada en la Palabra de Dios. Estarás estable, segura y sólida en la Palabra de Dios.
Ahora, la imagen opuesta, en vez de un árbol plantado junto a estas corrientes de agua, es una imagen de una planta rodadora en el desierto. No está plantada. No tiene raíces. Simplemente vuela hacia donde la lleve el viento.
Eso es lo que vemos en Efesios capítulo 4, por ejemplo, donde el apóstol Pablo habla de aquellos que son niños. Que son sacudidos de un lado a otro por las olas y llevados por doquier por todo viento de doctrina. Son como esas plantas rodadoras, son rodadores. Eso es lo que sucede con las mujeres que caminan en el consejo de los impíos. Ellas no tienen raíces que las mantengan estables y seguras en tiempos de adversidad.
Así que esta persona justa es como un árbol plantado junto a corrientes de agua. Y entonces aquí está la segunda frase descriptiva: «Da su fruto a su tiempo».
Esto no es solo la imagen de una tubería, un objeto inanimado que está canalizando el agua de un lugar a otro. Se trata de un objeto animado, algo que está vivo. Este árbol está vivo. Este árbol toma agua a través de las raíces, la absorbe, y en el momento oportuno produce nueva vida, una fruta madura y sabrosa. Hay un proceso aquí: recibir vida, dar vida, producir vida.
Ahora, habiendo dicho esto, los árboles generalmente no dan fruto al instante. Tú no plantas un árbol de manzana y al día siguiente tienes las manzanas. Ese árbol tiene que echar raíces. Tiene que ser alimentado. Tiene que ser nutrido y edificado. Tiene que madurar.
Y así sucede con los resultados en nuestras vidas de deleitarnos en la Palabra de Dios y de meditar en ella de día y de noche, teniendo nuestras vidas enraizadas en Dios, tú no ves esos resultados de la noche a la mañana. Esto toma tiempo. Lleva su tiempo. Se necesita paciencia para dar fruto.
Y es por eso que estoy desafiando a todas nuestras oyentes –esto no es para algunas pocas elegidas. Esto no es para un club espiritual, es para cada oyente. Quiero desafiarte a que este año aceptes el reto de lectura diaria de la Biblia, y digas: «Todos los días voy a tener un tiempo para estar en la Palabra de Dios. Voy a zambullirme en el agua de la Palabra de Dios».
No necesariamente verás el fruto de eso todos los días, pero lo que pasará es que en un período de tiempo, verás que serás más fructífera espiritualmente. Producirás los buenos frutos del carácter de Dios y el fruto del Espíritu.
La calidad de la fruta que produzcas dependerá del tipo de alimento que consumas. El tipo de alimento que el árbol toma determina la calidad de la fruta.
Recuerda que ese árbol tiene que tener raíces antes de que pueda dar sus frutos. Es por eso que tiene que ser plantado. Simplemente no puedes tomar una rama y pegarla en una taza de café en tu mesa. Esa rama no va a dar frutos porque no tiene raíces. Es por eso que tienes que poner tus raíces en la Palabra de Dios, y entonces, a su tiempo, producirá frutos.
Eso es lo que dice Jesús en Juan capítulo 15: «El que permanece en mí y yo en él, ese da mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer… En esto es glorificado mi Padre, en que deis mucho fruto, y así probéis que sois mis discípulos» (vv. 5, 8). Prueba lo que está en el centro de tu corazón; demuestra que Cristo está en ti, porque el fruto de Cristo se está produciendo a través de ti.
Jesús les dijo a sus discípulos: «Yo os elegí a vosotros y os he puesto para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca». Fruto de calidad, el fruto del Espíritu, el fruto de la semejanza de Cristo, el fruto de reproducir vida en otros.
Amigas, hermanas, hemos sido bendecidas para ser bendición. Tomas alimento para que puedas producir frutos para el beneficio y el alimento para otros. Dios nos alimenta y nos nutre para que podamos alimentar y nutrir a otras. No te limites a sentarte en la iglesia el domingo o en tu tiempo de quietud durante el día y tomes los frutos para que puedas ser tú un árbol feliz y sano. Un árbol sano y feliz es un árbol que produce fruto a su tiempo, y la persona que está tomando de ese alimento rendirá frutos.
Y a continuación, la tercera declaración de ese árbol dice que su hoja no cae. En tiempos de adversidad y de sequía este árbol va a sobrevivir. Va a prosperar. Y esa es la imagen de una vida, de una vida cristiana que permanece vibrante y vital aunque pase por circunstancias y temporadas difíciles.
Recibí una llamada el otro día de una estudiante universitaria que es amiga mía. Ella me dijo: «Acabo de recibir esta asignación: se supone que tengo que llevar un artículo sobre un adulto». Y en realidad no estoy segura de por qué ella me llamó, pero lo hizo, y dijo: «un adulto que sea excepcional y que haya logrado algo significativo en sus últimos años. ¿Tienes alguna idea sobre quién podría hacerlo?»
Mientras hablábamos pensamos en dos nombres que probablemente también vienen a tu mente. Una de ellas fue Elisabeth Elliot que inició su programa de radio después de haber sido misionera, de haber escrito muchos libros y tenía un ministerio increíble y fructífero. Y a sus sesenta y tres años de edad, empezó el programa de radio, Gateway to joy (La puerta al gozo), que continuó durante los siguientes trece años, hasta que finalmente se retiró de ese ministerio a la edad de setenta y seis años.
Ahora, haciendo yo misma radio diariamente, estoy sorprendida de la resistencia que Dios le dio a esta mujer, la gracia de ser fructífera en esa etapa de la vida. Cuando tantas otras personas se habrían estado jubilando y tomándolo con calma, ella dijo: «Yo quiero ser una creyente fructífera».
Y también hablamos de Corrie ten Boom, creo que estaba en sus cuarenta si no me equivoco, cuando estuvo en la cárcel (en un campo de concentración) durante la guerra, pero luego ella pudo salir de Ravensbruck –en el Holocausto. En sus últimos años pasó décadas, hasta sus años ochenta o noventa, viajando por todo el mundo. No sé cuántos países y continentes ella visitó solo hablando de Jesús y proclamando el amor de Cristo y dando su testimonio.
Ella permaneció espiritualmente apasionada y vital, creciendo, sirviendo al Señor y a los demás, siendo fructífera, siempre creciendo en la obra del Señor.
Pienso en mujeres así y digo: «Ese es el tipo de persona que quiero ser. No quiero oxidarme. Yo quiero ser fructífera y estar llena de vida».
Y hay una frase en este versículo del Salmo 1 que dice que: «Es como un árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto a su tiempo, y su hoja no se marchita». Y entonces viene la frase, «en todo lo que hace, prospera».
Esto me recuerda un pasaje en Josué capítulo 1, donde la Escritura dice: «Este libro de la ley no se apartará de tu boca, sino que meditarás en él de día y de noche, para que cuides de hacer todo lo que está en él escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y tendrás éxito» (v. 8).
Ahora, quiero sugerir que se trata de un evangelio de la prosperidad que debes creer. Hay otro evangelio de la prosperidad, aquel en el que comúnmente piensas que estás hablando acerca de la salud, de la riqueza material, riqueza física, de la prosperidad temporal. No creas eso. A veces Dios nos da buenos regalos, pero Él no nos lo promete. Pero el evangelio que tú debes creer es que vas a ser próspera en un sentido bíblico cuando medites en la Palabra de Dios, cuando pongas tus raíces en el suelo, en el terreno de Su Palabra.
Esa palabra prosperar significa tener éxito, florecer, ser útil, ser provechoso, terminar bien. Incluso en tiempos de sequía prosperarás espiritualmente.
El concepto aquí es que cumplas con éxito el propósito y el plan de Dios para tu vida –sea cual sea. Y no lo haces en tus propias fuerzas, lo haces en las fuerzas de otro, la fuerza de Cristo, en cuya corriente estás arraigada, en cuya Palabra están tus raíces, y de dondesacaslos recursos que necesitas para acabar bien, para cumplir el propósito de Dios para tu vida.
Ahora, no estamos hablando de una vida que es fácil. No estamos hablando de una vida que está libre de dolor. La vida que vives en Cristo quizás no parezca ser muy próspera en estos momentos. Pero Dios usa la adversidad para hacernos más prósperas espiritualmente.
Acabo de leer el manuscrito de un libro que es la historia de amor nunca antes escrita de Joni y Ken Tada. Es un libro acerca de su matrimonio. He conocido a Joni y a Ken durante muchos años, pero también he aprendido mucho sobre ellos leyendo este manuscrito, cosas que no había oído antes.
Una de las cosas que me di cuenta, que no debería ser una sorpresa dada la discapacidad de Joni, y dado el hecho de que el matrimonio es matrimonio, es que ellos han tenido algunos problemas y obstáculos muy difíciles en sus treinta años de vida matrimonial. Y ellos son verdaderamente honestos hablando de esto en ese libro. Hubo momentos mientras lo leía que decía, «oh, esto es tan difícil».
Ellos son simplemente vulnerables y transparentes compartiendo lo que el matrimonio ha sido para ellos. Ha sido muy difícil. En los puntos en que he estado pensando, ¿sabes qué? Alguien más quizás no podría haber sobrevivido en ese matrimonio. Pero ellos lo han hecho, y no solo han sobrevivido, sino que han prosperado. Dios ha usado el dolor –y no es solo la incapacidad, sino también el dolor implacable que Joni tiene, y luego el cáncer de mama hace unos años.
Vi a Joni no hace mucho, y estábamos hablando acerca de este libro que en ese entonces estaba a punto de salir. Ella me estuvo diciendo de cómo solo en los últimos años, en realidad desde su batalla contra el cáncer de mama, fue que ella y Ken finalmente llegaron a ser tan, tan cercanos uno del otro.
Y ella me decía: «Treinta años –¡eso es mucho tiempo para tener obstáculos y dificultades para llegar allí!» Pero, sí, ¡el fruto es ahora tan dulce! ¡Es tan rico! Ellos están prosperando porque estuvieron dispuestos a ir a través de la adversidad y a través de las dificultades que los estaban conformando cada día a la imagen de Cristo.
Este concepto de ser un árbol plantado junto a corrientes de agua, que es próspero, fructífero y floreciente, en realidad es un hilo conductor que recorre todo el camino a través de las Escrituras, comenzando en Génesis, donde se ven dos árboles en el jardín, el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal, que fueron plantados junto a un río. Un río que salía del Edén –Génesis capítulo 2 dice que para regar el huerto, y de allí se dividía y se convertía en otros cuatro ríos.
Así que Adán y Eva comieron del fruto prohibido, y como resultado, fueron expulsados del jardín de modo que no pudieran extender sus manos, dice Dios, y tomen del árbol de la vida, coman de él y vivan por siempre en su condición caída.
Ellos fueron expulsados de ese huerto de ese árbol pero en el resto de la Escritura, y el Salmo 1 cae justo en medio de toda esta historia que se desarrolla, Dios ha estado poniendo en marcha un plan para redimir y restaurar a la humanidad caída por medio de Cristo. Por Su sacrificio por nuestros pecados y por la fe en Cristo, recibimos el don de la vida eterna, y nosotras somos hechas justas. Así como árboles de justicia, como plantaciones del Señor estamos plantadas en la tierra del amor de Dios.
La metáfora en realidad lo mezcla todo, porque cuando tú llegas al final de la Escritura, ves que llegará un día en el que habrá un nuevo cielo y una nueva tierra, donde una vez más seremos capaces de participar del árbol de la vida.
Puedes ver que la visión de la imagen final de ese jardín, en Ezequiel capítulo 47, dice: «Junto al río, en su orilla, a uno y otro lado, crecerán toda clase de árboles que den fruto para comer. Sus hojas no se marchitarán, ni faltará su fruto. Cada mes darán fruto porque sus aguas fluyen del santuario» (v. 12). Es el agua que fluye de la presencia de Dios, la Palabra de Dios. Sus frutos serán para comer y sus hojas para sanar.
Y luego, en el último capítulo de la Biblia, en Apocalipsis capítulo 22, tú lees el final de la historia: «Después el ángel me mostró un río de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero,en medio de la calle de la ciudad. Y a cada lado del río estaba el árbol de la vida, que produce doce clases de fruto, dando su fruto cada mes; y las hojas del árbol (no marchitas en la sequía) eran para sanidad de las naciones» (vv. 1-2).
Ese es nuestro llamado, ser árboles de justicia plantados junto a corrientes de agua, produciendo fruto a su tiempo; nuestras hojas no se marchitan, y en todo lo que hacemos, prosperamos, florecemos. Cumplimos con el plan y el propósito de Dios para nuestras vidas. Traemos frutos, bendición, curación, gracia y esperanza a otras almas hambrientas y sedientas.
Débora: Esta es Nancy DeMoss Wolgemuth en una serie titulada, Cómo tener un feliz año nuevo.
Para ayudarte en tu compromiso con la lectura de la Biblia, te invitamos a participar del nuevo reto Mujer Verdadera 365 Cronológico. El propósito de este plan de lectura es que puedas leer toda la Biblia en un año de manera cronológica. Cada día de lectura estará acompañado de un pequeño devocional que te ayudará a profundizar y meditar en los pasajes asignados para cada día. Sé parte de una comunidad global de mujeres que juntas crecen en el conocimiento del Señor. Conoce más en nuestro sitio web, avivanuestroscorazones.com. ¡Únete al reto!
Bien, el Salmo 1 describe a la persona malvada como paja que se lleva el viento. El lunes, Nancy describirá lo que esto significa, y mostrará por qué este concepto es tan importante para asegurar que este año nuevo cuente para la eternidad. Por favor, regresa nuevamente a Aviva Nuestros Corazones. ¡Te esperamos!
Invitándote a poner tu felicidad en Jesús, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas a menos que se indique lo contrario.
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