Un alfabeto de oraciones
Annamarie Sauter: ¿Por qué los creyentes debemos leer la Palabra de Dios?
Nancy DeMoss Wolgemuth: La meta no es solo hacer el ejercicio intelectual de conocer la Palabra de Dios. El objetivo es buscar a Dios. Buscar a Aquel que es revelado en Su Libro. No hay otra manera de conocer a Dios. No hay otra manera de conocer a Cristo que a través de la Palabra escrita y viva de Dios.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. La lectura para hoy en el reto Mujer Verdadera 365 es Juan capítulos 6 y 7.
En programas anteriores estuvimos hablando acerca del quebrantamiento y la necesidad que tenemos de clamar a Dios. Hoy nos embarcamos en un estudio que nos llevará a reflexionar en una porción de la Escritura que enriquece nuestras oraciones y que vivifica nuestros corazones humillados …
Annamarie Sauter: ¿Por qué los creyentes debemos leer la Palabra de Dios?
Nancy DeMoss Wolgemuth: La meta no es solo hacer el ejercicio intelectual de conocer la Palabra de Dios. El objetivo es buscar a Dios. Buscar a Aquel que es revelado en Su Libro. No hay otra manera de conocer a Dios. No hay otra manera de conocer a Cristo que a través de la Palabra escrita y viva de Dios.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. La lectura para hoy en el reto Mujer Verdadera 365 es Juan capítulos 6 y 7.
En programas anteriores estuvimos hablando acerca del quebrantamiento y la necesidad que tenemos de clamar a Dios. Hoy nos embarcamos en un estudio que nos llevará a reflexionar en una porción de la Escritura que enriquece nuestras oraciones y que vivifica nuestros corazones humillados delante de Dios. Aquí está Nancy con nosotras.
Nancy: Recientemente escuché que la Iglesia Bautista de Belén en Minneapolis, Minnesota, la cual pastoreaba recientemente John Piper (quizás conoces ese nombre) celebra una Semana de Oración anual. Se lleva a cabo la primera semana de cada año, la primera semana de enero. Comienzan el año como iglesia con un tiempo de oración corporativa y buscando al Señor.
Hace unos años, al introducir esa semana, el pastor Piper dijo en un sermón impartido ese primer domingo del año, lo siguiente:
La oración y la meditación de la Palabra de Dios son como vías paralelas que permiten al tren de nuestras almas mantenerse en curso hasta llegar a la santidad y al cielo.
Todas las cosas se envejecen, se gastan y se debilitan si no se vuelven a despertar y si no hay renovación y restauración.
¿Estás de acuerdo con eso? Piensa en cómo llegas a fin de año y a veces te sientes vieja, gastada y débil. A veces físicamente, a veces espiritualmente. Necesitamos volver a despertar, renovarnos y restaurarnos, y por eso es que me gusta el Año Nuevo. Es una oportunidad para respirar profundo y reenfocarnos y recalibrar, dejando que Dios vuelva a despertar nuestro amor y la sensibilidad por Él.
Así que el pastor Piper continuó su sermón diciendo: «Durante la Semana de Oración cada año fijamos nuestra atención en estas grandes y preciosas cosas para poder volver a encender nuestra pasión por la oración y la Palabra».
He pasado las últimas semanas meditando en el Salmo 119. Para decirte la verdad, hubiera deseado continuar estudiando 6 u 8 meses más antes de tener que enseñar esta serie. Así que quizás enseñe más del Salmo 119, porque en mi propia meditación de este maravilloso pasaje, siento como que solo he comenzado a tocar la superficie.
No vamos a caminar versículo por versículo a través de este salmo (me encantaría hacer eso pero no lo haremos este año). A través de los próximos programas simplemente las voy a ir dirigiendo en algunas meditaciones sobre el Salmo 119. Haremos algunas reflexiones sobre temas claves de este salmo que espero enciendan en tu corazón un amor por la Palabra de Dios y una pasión por ser una mujer de la Palabra cada año por el resto de tu vida.
Con muy pocas excepciones, casi cada versículo en este salmo hace referencia a la Palabra de Dios. Un autor que ha escrito un capítulo con relación al Salmo 119, dice que este salmo nos ayuda a ver «la belleza alucinante, el poder que da muerte al pecado, y la extensión impresionante de la Palabra de Dios».1 Y eso es lo que espero que capture tu corazón a través de estos próximos días.
Mientras pienso en este capítulo que es el más largo de la Biblia, pienso en un amigo que ya está con el Señor. Él contaba cómo cuando él estaba creciendo, su mamá les leía cinco capítulos de la Biblia a los cuatro niños de esa familia todos los días. Los leía en voz alta, cinco capítulos. Esa no es una mala idea. Pero mi amigo contaba cómo él pensó que la eternidad había llegado cuando llegaron al Salmo 119—porque era tan largo. Ese fue uno de los cinco capítulos de ese día.
También leí acerca de un clérigo en el siglo XVII, quien fue condenado a muerte. En aquellos días había la costumbre de que la persona podía hacer una petición antes de morir, justo cuando estaba allí en el patíbulo. Podía solicitar que se cantara el salmo de su preferencia. El propósito de los salmos es que sean cantados y muchos cristianos y pastores han cantado los salmos.
Y la petición de este clérigo, antes de morir, fue que se cantara el Salmo 119, y mientras estaba él allí en el andamio listo para ser ejecutado, bueno, antes que terminaran el salmo, alguien llegó. Venía de parte del rey trayendo la noticia de su perdón y su vida fue librada. Resultó que él estaba esperando este perdón, pero todavía no había llegado. Así que intencionalmente escogió el Salmo 119 como una táctica para demorar el tiempo. Así que nunca sabes cuándo este salmo te pueda ser útil.
A través de los años, muchas personas—quizás no muchas, pero un buen número de personas conocidas—han memorizado el Salmo 119 y han encontrado que ha sido muy útil en sus vidas. Es algo que he deseado haber podido hacer hace veinte o treinta años cuando todavía podía retener mejor las cosas. No es fácil, pero aun cuando tropiezo y trato de recordar algún versículo que estoy memorizando, pienso que es un gran ejercicio el solo hecho de estar repasándolo en mi mente y en mi corazón.
Algunas de ustedes tienen hijos—quienes por cierto, tienen facilidad para memorizar. No sería un mal ejercicio animarlos a memorizar el Salmo 119.
William Wilberforce, ¿conoces ese nombre? Él fue aquel gran abolicionista. En medio de una crisis política él escribió en su diario acerca de cómo recitaba el Salmo 119 mientras caminaba desde su casa hasta el Parlamento, y cómo esto fue para él de gran consuelo. Toma unos quince minutos leer el salmo completo. Así que mientras caminas podrías recitar el Salmo 119—esto fue precisamente lo que hizo William Wilberforce porque se lo había memorizado.
Algunas de ustedes conocen el nombre David Livingstone quien fue un pionero del siglo XIX, misionero en África. Leí que él se ganó una Biblia que su maestra de escuela dominical estaba ofreciendo por recitar el Salmo 119 de memoria cuando solo tenía nueve años. ¿Te imaginas? Puse eso en Twitter el otro día y una de mis amigas le dijo a su hija pequeña que este hombre se había ganado una Biblia por recitar el Salmo 119 cuando solo tenía nueve años, y la respuesta de la pequeña fue, «¿solo le dieron una Biblia?» Bueno, la Biblia en esos días era más escasa y más preciosa, quizás, de lo que lo es para nosotros hoy.
Muchas obras extensas se han escrito acerca de este salmo; muchos comentarios. Thomas Manton fue un clérigo puritano del siglo XVII. Él escribió una obra de tres volúmenes, 1.677 páginas en referencia al Salmo 119, 190 largos capítulos, más de un capítulo dedicado a cada versículo del Salmo 119.
Charles Spurgeon escribió un libro clásico titulado, «El tesoro de David», que es un comentario sobre todos los salmos. En ese comentario, él dedicó 350 páginas al Salmo 119 solamente. Más de 250,000 palabras; un cuarto de millón de palabras sobre el Salmo 119. En el prefacio del volumen final de ese comentario—que es el volumen que incluye el Salmo 119— él habla de cómo este comentario tomó más tiempo que los otros (que los otros volúmenes) por la enorme tarea que fue hacer un comentario, versículo por versículo, del Salmo 119. Él dice:
«Su dimensión, tanto como su profundidad, me sobrecogió profundamente. Se extendió ante mí como una vasta pradera de la cual no podía ver los límites, y solo esto creó en mí un sentimiento de desaliento… confieso que dudé embarcarme en este salmo».
Spurgeon continúa diciendo: «Otros salmos han sido simples lagos, pero este es el océano principal. Es un continente de pensamiento sagrado, y cada pulgada es tan fértil como el jardín del Señor…mientras más uno lo estudia, más fresco se hace». 2
Ahora, solo una palabra acerca del estilo literario de este salmo. Tiene, por supuesto, un estilo de poesía hebrea—y pudiéramos hacer toda una sesión acerca de eso. Quizás lo haga en otra ocasión, pero puedes ver declaraciones paralelas que ayudan a explicar o que contribuyen a expandir los conceptos. Lo más fascinante acerca de la forma de este salmo es que es un acróstico. Hay veintidós letras en el abecedario hebreo y hay veintidós estrofas en el Salmo 119. Cada una de estas estrofas tiene ocho versículos. Cada estrofa se basa en una letra diferente del alfabeto hebreo, en sucesión. Cada versículo en cada estrofa comienza con la misma letra del alfabeto hebreo.
Al leerlo por primera vez, este salmo pudiera parecer un poco repetitivo, y sí, es repetitivo, y algunos quizás piensen que es un poco aburrido. Si tu pastor dijera este domingo en la iglesia: «vamos a leer todos juntos, y de pie, el Salmo 119…» Pienso que mucha gente se quejaría, internamente—si no externamente—pensando que es demasiado tiempo para estar parados leyendo algo que tiene tantas aseveraciones similares juntas.
Pero yo pienso en lo que Spurgeon dijo en su comentario acerca de este salmo. Él dijo:
«He pesado cada palabra y he mirado cada sílaba con meditación prolongada, y soy testigo de que este canto sagrado es encantadoramente variado de principio a fin. Su variedad es como un caleidoscopio; (me encanta esa imagen) una ilimitada variedad se produce a partir de unos cuantos objetos». 1
Ahora, en este salmo hay por lo menos ocho términos que son usados como sinónimos para la Palabra de Dios. Los ves una y otra vez. Muchos de ellos son usados más de veinte veces. Cada uno de estos ocho sinónimos nos dice algo acerca de la naturaleza o el carácter de la Palabra de Dios. Es un poco difícil enseñar a través de este pasaje cuando todas tenemos diferentes versiones porque hay diferentes maneras en que estas palabras son traducidas, así que espero que tengan un poco de paciencia. Estaré leyendo de La Biblia de Las Américas a través de la mayor parte de esta serie, pero ocasionalmente me referiré a otras versiones solo para ayudar con algunos de estos términos.
Comencemos con el versículo 1 del Salmo 119. En los primeros once versículos vas a ver estos ocho sinónimos aparecer. Así que quiero que leamos esos versículos y busquemos estos diferentes sinónimos.
Versículo 1: «Cuán bienaventurados son los de camino perfecto, los que andan en la ley del Señor».
Ese es el primer sinónimo. La ley del Señor. Es la palabra hebrea torah. Es la instrucción del Señor. Se puede referir a una sola ley de Dios. A menudo se refiere a lo que nosotros conocemos como el Pentateuco —los libros de Moisés— los primeros cinco libros de la Biblia son conocidos como el Torah. También pudiera usarse para hacer referencia a la totalidad de la Escritura. La ley del Señor. Representa la revelación de Dios de Sí mismo; Su pacto con el hombre.
Versículo 2: «Cuán bienaventurados son los que guardan Sus testimonios», aquí vemos un segundo sinónimo, «y con todo el corazón le buscan». «No cometen iniquidad sino que andan en sus caminos». Sus testimonios, Su testimonio. Algunas de sus versiones podrían decir «estatutos» o «decretos». Esta es una palabra que está relacionada con la palabra que se usa para «testigo», y sabemos que los testimonios de Dios son confiables porque vienen de un testigo fiel y verdadero.
Versículo 4: «Tú has ordenado tus preceptos, para que los guardemos con diligencia». Otro sinónimo, esta es una palabra que da la idea un capataz. Un precepto es un mandato de Dios. Son instrucciones detalladas.
Versículo 5: «¡Ojalá mis caminos sean afirmados para guardar tus estatutos!» Aquí está el cuarto sinónimo, la palabra estatutos o en algunas versiones dice decretos. Es una palabra que viene de una raíz que significa grabar o inscribir. Habla de los límites que la Palabra de Dios provee para nuestras vidas. Es algo que ha sido grabado. Son preceptos y reglas que deben ser estrictamente obedecidas. Habla acerca de la naturaleza vinculante de la Escritura y sobre la permanencia de la Escritura. Una vez grabada, no puede ser borrada.
Luego el versículo 6: «Entonces no seré avergonzado, al considerar todos tus mandamientos». Aquí está otro de los sinónimos y vemos a través de este salmo que la obediencia a los mandamientos, a las ordenanzas de Dios, trae bendición y la desobediencia trae maldición; trae conflicto, trae consecuencias.
Versículo 7: «Con rectitud de corazón te daré gracias, al aprender tus justos juicios». Aquí hay otro sinónimo para la Palabra de Dios y diferentes versiones pudieran traducir esa palabra como reglas. Otras versiones hablan de reglamentos, juicios, leyes, ordenanzas. Hay una connotación legal en esta palabra. Habla de la justicia de la Palabra de Dios.
Luego los versículos 8 y 9: «Tus estatutos guardaré; no me dejes en completo desamparo. ¿Cómo puede el joven guardar puro su camino? Guardando tu palabra». La Palabra de Dios; la palabra revelada al hombre, es aquello que proviene de Su boca.
Versículos 10-11: «Con todo mi corazón te he buscado; no dejes que me desvíe de tus mandamientos. En mi corazón he atesorado tu palabra para no pecar contra ti». Es la misma palabra que leemos en el versículo 9, la «palabra de Dios», pero en el idioma hebreo en realidad se usa una palabra diferente, pero que se traduce al español como palabra. Es una palabra similar pero a veces es usada para referirse a una promesa. «En mi corazón he guardado tus promesas para no pecar contra ti». Esta palabra se puede referir a cualquier cosa que Dios haya dicho, cualquier cosa que Dios haya mandado o cualquier cosa que Dios haya prometido.
De manera que tenemos todos estos sinónimos. Cuando leas estas palabras; estatutos, preceptos, mandamientos, juicios, ordenanzas, decretos, la ley del Señor, todas están haciendo referencia a la Palabra de Dios. A eso se refiere aquí.
Y luego, mientras he estado meditando en este pasaje, me sentí dirigida a dividir los versículos en cuatro categorías diferentes. Hay cuatro tipos de declaraciones que vamos a encontrar a través de todo este salmo, y la mayoría de estos versículos caen en una o más de estas cuatro categorías.
Te repito, estaré leyendo mucha Escritura a medida que vayamos por esta serie y, en muchos casos, no te voy a dar el número del versículo. Pero si lees la transcripción que acompaña este programa, podrás encontrar la referencia para todos estos versículos. Puedes obtener la transcripción al visitar AvivaNuestrosCorazones.com.
Antes que todo, encontramos las afirmaciones. Hay versículos que son afirmaciones acerca de Dios, acerca de Su Palabra o acerca de Sus caminos. Escucha algunas de estas afirmaciones.
«Para siempre, oh Señor tu palabra está firme en los cielos» (v.89)
«Tu fidelidad permanece por todas las generaciones» (v.90)
«He visto un límite a toda perfección; tu mandamiento es sumamente amplio» (v.96)
«Justo eres tú, Señor, y rectos tus juicios» (v.137)
«Tu justicia es justicia eterna, y tu ley verdad» (v.142)
«Tú estás cerca, Señor, y todos tus mandamientos son verdad» (v.151)
Estas son todas afirmaciones acerca de Dios y acerca de Su Palabra.
En segundo lugar, encontramos declaraciones de adoración. Estas son declaraciones de adoración o de celebración. Estos son versículos que alaban a Dios por la maravilla de Su Palabra. Escucha algunas de estas declaraciones de adoración.
«También tus testimonios son mi deleite, ellos son mis consejeros» (v. 24)
«¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras!, más que la miel a mi boca» (v. 103)
«…pero mi corazón teme tus palabras» (v. 161)
«Me regocijo en tu palabra, como quien halla un gran botín» (v. 162)
«Siete veces al día te alabo, a causa de tus justas ordenanzas» (v. 164)
Vemos afirmaciones y adoración.
Luego, en tercer lugar, hay versículos que son resoluciones.
«Meditaré en tus preceptos; y consideraré tus caminos» (v. 15)
«Me deleitaré en tus estatutos; no me olvidaré tu palabra» (v. 16)
«Y guardaré continuamente tu ley, para siempre y eternamente» (v. 44)
«He inclinado mi corazón para cumplir tus estatutos, por siempre y hasta el fin» (v. 112)
A medida que leemos estas resoluciones necesitamos recordar que Jesús es el Único que ha cumplido perfectamente todas estas resoluciones. Es fácil sentirte abrumada mientras lees un salmo como este, y pensar, «yo no podría decir esas cosas, aseveraciones como, “obedeceré continuamente para siempre y eternamente”». ¡Oh, que fuera cierto en el corazón de los hijos de Dios! Pero fue solamente cierto que Jesús cumplió a cabalidad estas resoluciones y es por esto que este salmo es un recordatorio para nosotras de cuánto necesitamos a Cristo. Nos apunta hacia Cristo.
Y luego tenemos la cuarta categoría de versículos. Estas son peticiones. Son oraciones, son plegarias a Dios por Su ayuda. Por ejemplo el salmista ora en el versículo 17:
«Favorece a tu siervo para que viva y guarde tu palabra»
«Abre mis ojos, para que vea las maravillas de tu ley» (v. 18)
«Quita de mí el camino de la mentira, y en tu bondad concédeme tu ley» (v. 29)
Ahora, a medida que meditamos en este salmo, como lo estaremos haciendo a través de los próximos días, solo quiero recordarte que tu relación con Dios nunca será más fuerte, nunca será más vibrante y nunca será más genuina que la relación que tengas con la Palabra de Dios.
A través de este salmo el enfoque es en Su Palabra, en Sus preceptos, en Sus mandamientos. La meta no es solo hacer el ejercicio intelectual de conocer la Palabra de Dios. El objetivo es buscar a Dios. Buscar a Aquel que es revelado en Su Libro. No hay otra manera de conocer a Dios. No hay otra manera de conocer a Cristo que a través de la Palabra escrita y viva de Dios.
Tengo una preocupación creciente y la he expresado de diferentes formas en este programa, pero nunca la he sentido más fuertemente que ahora. Tengo un anhelo de que seamos mujeres de la Palabra. Tengo una preocupación con relación al número de creyentes con las que yo me relaciono que no están leyendo la Palabra de una manera consistente. Muchas creyentes, y quizás la mayoría, nunca han leído la Biblia en su totalidad.
Dios nos ha dado Su libro. Nos ha dado Su Palabra, y solo me imagino lo que acontecerá cuando esté parada delante del Señor cuando muramos… ¿Cómo le vas a explicar la razón por la cual no tuviste el tiempo de leer Su libro?
Si vas a AvivaNuestrosCorazones.com podrás encontrar recursos que te ayudarán.
Quiero animarte a que comiences a leer el Salmo 119, en la medida que estudiamos esta serie. Toma aproximadamente quince minutos para leerlo completo. Quizás quieras hacer esto todos los días durante esta semana y parte de la próxima, mientras estamos en esta serie.
Tal vez quieras leerlo de rodillas; es una oración. A través de este salmo verás la palabra tú: «Clamo a ti oh Señor, es tu palabra». Así que quizás querrás ponerte en una postura de rodillas delante del Señor. Sin importar la posición que escojas, léelo, deja que penetre en tu corazón y en tu mente y deja que Dios te hable por medio de este salmo.
Señor, cómo te suplico que en estos próximos días Tú abras nuestros corazones, nuestras mentes, y nuestros ojos, para que veamos tu Palabra de manera fresca. Y al verla, la amemos, y al amarla te amemos a Ti, Su Autor. Que te amemos y te obedezcamos, que obedezcamos Tu Palabra, en el nombre de Jesús oro. Amén.
Annamarie: Nancy DeMoss Wolgemuth ha dado inicio a una serie de enseñanzas basada en el Salmo 119. Esta se titula, «Vivifícame conforme a Tu Palabra». Te animo a hacer lo que Nancy nos compartió: lee en oración el Salmo 119.
Y no sé si alguna vez has sentido como que leer la Biblia se convierte en otra tarea más en tu lista de quehaceres… Mañana escucharás sobre cómo hacer de esta una experiencia mucho más enriquecedora. Pero ahora, concluyamos este programa así como iniciamos; recordando la razón por la que leemos la Escritura. Para esto escucharemos el Salmo 145.
Nancy:
Te exaltaré mi Dios, oh Rey, y bendeciré Tu nombre eternamente y para siempre. Todos los días te bendeciré, y alabaré Tu nombre eternamente y para siempre.
Grande es el SEÑOR, y digno de ser alabado en gran manera; y Su grandeza es inescrutable. Una generación alabará Tus obras a otra generación, y anunciará Tus hechos poderosos.
En el glorioso esplendor de Tu majestad, y en Tus maravillosas obras meditaré. Los hombres hablarán del poder de Tus hechos portentosos, y yo contaré Tu grandeza. Ellos proclamarán con entusiasmo la memoria de Tu mucha bondad, y cantarán con gozo de Tu justicia.
Clemente y compasivo es el SEÑOR, lento para la ira y grande en misericordia. El SEÑOR es bueno para con todos, y Su compasión, sobre todas Sus obras.
SEÑOR, Tus obras todas te darán gracias, y Tus santos te bendecirán. La gloria de Tu reino dirán, y hablarán de Tu poder, para dar a conocer a los hijos de los hombres Tus hechos poderosos, y la gloria de la majestad de Tu reino.
Tu reino es reino por todos los siglos, y Tu dominio permanece por todas las generaciones… El SEÑOR sostiene a todos los que caen, y levanta a todos los oprimidos.
A Ti miran los ojos de todos, y a su tiempo Tú les das su alimento. Abres Tu mano, y sacias el deseo de todo ser viviente.
Justo es el SEÑOR en todos Sus caminos, y bondadoso en todos Sus hechos. El SEÑOR está cerca de todos los que le invocan, de todos los que le invocan en verdad. Cumplirá el deseo de los que le temen, también escuchará su clamor y los salvará.
El SEÑOR guarda a todos los que le aman, pero a todos los impíos destruirá. Mi boca proclamará la alabanza del SEÑOR; y toda carne bendecirá Su santo nombre eternamente y para siempre.
Annamarie: Llamándote a libertad, plenitud y abundancia en Cristo, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de la Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
1 Sam Storms, More Precious Than Gold: 50 Daily Meditations on the Psalms (Wheaton, IL: Crossway, 2009), 213.
Tenemos el privilegio de proporcionar transcripciones de estos mensajes vivificantes. Si el Señor los ha usado para bendecir tu vida, ¿considerarías donar hoy para ayudar a cubrir los costos?
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