Tu vestimenta interna
Sarah: Con nosotras, Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy DeMoss Wolgemuth: ¿Estás vestida con el manto de la salvación? No por obras de justicia que hayas hecho, no porque te hayas unido a una iglesia o seas una buena persona o porque creas que puedes complacer a Dios u obtener Su favor con todo lo que has hecho.
¿Has reconocido que el único medio para ser vestida con el manto de la salvación es que Dios te vista con la justicia de Jesucristo?
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 1 de marzo de 2024.
Aquí está Nancy con nosotras para dar inicio a la enseñanza de hoy titulada, Tu vestimenta interna.
Nancy: Hemos hablado anteriormente en Aviva Nuestros Corazones sobre la importancia de la forma en que nos vestimos como mujeres cristianas, la importancia de vestir de una manera …
Sarah: Con nosotras, Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy DeMoss Wolgemuth: ¿Estás vestida con el manto de la salvación? No por obras de justicia que hayas hecho, no porque te hayas unido a una iglesia o seas una buena persona o porque creas que puedes complacer a Dios u obtener Su favor con todo lo que has hecho.
¿Has reconocido que el único medio para ser vestida con el manto de la salvación es que Dios te vista con la justicia de Jesucristo?
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 1 de marzo de 2024.
Aquí está Nancy con nosotras para dar inicio a la enseñanza de hoy titulada, Tu vestimenta interna.
Nancy: Hemos hablado anteriormente en Aviva Nuestros Corazones sobre la importancia de la forma en que nos vestimos como mujeres cristianas, la importancia de vestir de una manera modesta y femenina, que atraiga la atención, no a nuestros cuerpos sino a Cristo en nosotras.
Las Escrituras tienen mucho que decir sobre el asunto del vestido y de la ropa. Pero tienen mucho más que decir acerca de cómo estamos vestidas internamente. Aquellas de nosotras que nunca pensaríamos en salir de nuestras casas por la mañana sin vestirnos, a veces podemos salir de nuestra casa, sin darnos cuenta, de que no estamos completamente vestidas, porque hemos descuidado algunas de esas prendas o ropas espirituales. De eso es de lo que quiero hablar, de lo que significa ser una mujer cristiana bien vestida, una mujer cristiana cuyo corazón está bien vestido.
Para presentar ese tema quiero que vayamos a un pasaje, al Salmo 45. Todo este salmo es la historia de una novia preparándose para su boda. Ella se está vistiendo y está pensando en su esposo, el novio. Este definitivamente es un capítulo de amor. Es la imagen de una boda. Aquellas de ustedes que están casadas pueden recordar el día de su boda y todos los preparativos, los detalles y la atención. No solo el día de la boda, sino también los días previos a la boda. Encontraste el vestido perfecto. Encontraste las joyas correctas y el arreglo del cabello adecuado. Y todo para asegurarte de que todo estuviera perfecto para la boda.
Bueno, eso es lo que esta novia está experimentando en el Salmo 45. En el versículo 13, la Escritura dice: «Toda radiante está la hija del Rey dentro de su palacio» –el lugar donde ella se está preparando para la boda. Ella está gloriosa dentro de su habitación.
«Recamado de oro está su vestido». ¡Este es un vestido de novia espectacular! «En vestido bordado, será conducida al Rey»; puedes escuchar la música de la boda comenzar a sonar. Es una imagen del cortejo nupcial. «Las vírgenes, sus compañeras…la siguen», ellas son las damas de honor; «serán llevadas a Ti».
Aquí tenemos una novia que está vestida para su boda. Está vestida para su novio. Dice que su vestido está bordado con oro. Es posible que haya filamentos de oro enhebrados en su vestido. Cuando pensamos en oro, pensamos en algo que es puro, algo que es valioso, algo que tiene que ser calentado para ser purificado.
Cuando vemos a esta mujer en su vestido de novia, creo que es una imagen de nuestras vidas como la novia de Cristo y cómo hacer los preparativos para estar listas para nuestro Rey, para nuestro Novio celestial. Nosotras queremos una vestimenta que sea pura, que sea valiosa –el vestido incalculable de ser santificadas. Y esto ocurre bajo presión, así como el oro se purifica bajo presión.
Dice que su ropa está bordada. Dice en el versículo 14: «En vestido bordado será conducida al Rey». Yo no hago bordados. No tengo paciencia para eso. Pero tengo una hermana que hace hermosos bordados. Solo sé que se sienta durante horas y horas, haciendo pacientemente que esos hilos y esos colores vayan en los lugares correctos. Esto lleva mucho tiempo, trabajo y atención a los detalles. Es igual para el vestido de esta novia.
Ahora, si vamos a ser mujeres cristianas bien vestidas, esto también debe ser cierto en la preparación de nuestros corazones. Si vamos a vestirnos espiritualmente como una novia adecuada para nuestro Rey, esto tomará tiempo, esfuerzo y atención a los detalles.
Ahora, me gustaría que viéramos hoy varias piezas de las que habla la Escritura en el Antiguo Testamento, me refiero a varias piezas con las que Dios nos viste.
En primer lugar, vemos en el libro de Isaías que nosotras debemos vestirnos con ropas de salvación. La vestiduras de salvación –Isaías 61:10 dice: «En gran manera me gozaré en el Señor, mi alma se regocijará en mi Dios; porque Él me ha vestido de ropas de salvación».
¿No te alegra que la salvación sea algo que Dios hace por nosotras? Nosotras no podemos hacerlo por nosotras mismas. Pienso en ese pasaje en Génesis 3 donde después de que Adán y Eva pecaron se dieron cuenta de que estaban desnudos y se avergonzaron. Dice que ellos cosieron delantales hechos de hojas de higuera.
Ellos hicieron lo mejor que pudieron, pero Dios sabía que eso no era suficiente. No fue suficiente. Entonces, al final del capítulo 3 de Génesis, versículo 21, la Escritura dice: «El Señor Dios hizo vestiduras de piel para Adán y su mujer, y los vistió». Él los vistió.
El punto es que Dios tuvo que quitarles la vida a animales inocentes para obtener sus pieles, para hacer ropa para Adán y Eva. El primer abrigo fue hecho de piel. ¡Increíble!
Pero esto es algo que Dios tuvo que hacer para que ellos pudieran estar suficientemente cubiertos, vestidos. ¡Qué imagen en el Antiguo Testamento, de lo que Dios hizo para darnos la salvación; Dios tuvo que quitarle la vida al inocente Cordero de Dios, el Señor Jesucristo! Con Su vida Él nos vistió, cubriendo nuestra pecaminosidad, nuestra vergüenza, nuestra maldad, nuestra desnudez espiritual. Estar vestidas con el manto de la salvación es haber confiado en la obra que Cristo hizo por nosotras en la cruz.
Así que te pregunto esta mañana: ¿Estás vestida con el manto de la salvación? No a través de obras de justicia que hayas hecho, no porque te hayas unido a una iglesia o porque seas una buena persona o creas que has complacido a Dios u obtenido Su favor con todo lo que has hecho. ¿Has reconocido que el único medio para la salvación es vestirte con el manto de la salvación, es que Dios te vista con la justicia de Jesucristo?
Hablando de eso, el segundo elemento con el que Dios nos viste es con la túnica de la justicia. Lo encontramos en ese mismo versículo. Isaías 61:10: «Me ha envuelto en manto de justicia».
Nuestra justicia nunca hubiera sido suficiente para estar de pie en la presencia de Dios. Él me ha cubierto con Su justicia –con la justicia de Cristo. La palabra allí para justicia es un término legal. Esto habla de un medio para tener una relación adecuada con Dios, para estar bien con Dios, aunque hayamos violado Su ley y pecado contra Él.
¿Cómo nos declara Dios justas? Por fe –por nuestra confianza en la justicia de Cristo. Él me ha cubierto con la túnica de la justicia. ¿La llevas puesta hoy?
Número tres: Dios nos ha vestido con la vestimenta de alabanza. Isaías 61: 3 dice: «Para conceder que a los que lloran en Sión, se les dé diadema en vez de ceniza, aceite de alegría en vez de luto, manto de alabanza en vez de espíritu abatido».
Conozco a muchas mujeres hoy, mujeres cristianas que llevan una vestimenta de pesadez. Lucen deprimidas, desanimadas, derrotadas. Les preguntas cómo están y responden con un suspiro, quejas y lamento. Tienen un espíritu abatido y yo he estado allí muchas veces, incluso esta misma semana.
Esto puede ser debido a muchas situaciones diferentes. A veces a situaciones que suceden en la familia. Alguien me dijo esta mañana: «He tenido tantos miembros de la familia que han sufrido cáncer recientemente. Y uno de ellos acaba de fallecer». Hay momentos en que sentimos el espíritu abatido. Pero sabes, en medio de esos tiempos difíciles, Dios puede vestirte con el manto de alabanza.
Podrías decir: «Bueno, sí, recibiré esa vestimenta de alabanza tan pronto como supere estas circunstancias». ¡No! Dios quiere darte esa vestimenta de alabanza justo ahora que estás en medio de esas circunstancias. Pero eso significa que tenemos que estar dispuestas a darle a Él nuestro espíritu abatido.
A veces no queremos hacer eso. A veces preferimos –por extraño que suene– andar deprimidas, quejándonos y viviendo bajo la presión de las cosas. Pero Dios dice: «Si tú estás dispuesta a darme ese espíritu abatido, a abandonarlo, Yo te vestiré con manto de alabanza».
Estar vestida con manto de alabanza significa que no voy a estar malhumorada, no voy a ser egocéntrica o a estar centrada en mis propias cargas, sino que dejaré que Dios me vista con Su alabanza, con manto de alabanza.
Hay otra prenda de vestir que Dios quiere darnos, y es la alegría. Eso está relacionado con lo que acabamos de hablar. En el Salmo 30, me encanta esto, versículo 11, dice: «Tú has cambiado mi lamento en danza; has desatado mi ropa de luto y me has ceñido de alegría».
La ropa de luto es un símbolo de duelo, de tristeza y arrepentimiento. Hay momentos en que es apropiado usar ropa de luto, aun espiritualmente. Tener un momento de humillación, arrepentimiento y quebrantamiento, especialmente cuando estamos convencidas de que hemos pecado contra Dios.
¿Pero no te alegra que después de que hemos pasado por ese proceso de arrepentimiento y quebrantamiento, Dios regresa y nos viste de alegría? La palabra alegría significa «júbilo; gozo; placer y regocijo». Alegría, oh Señor, Tú me has vestido de alegría. ¿Viniste con esa vestimenta puesta esta mañana?
El libro de Proverbios nos dice que Dios nos viste como mujeres con fuerza y dignidad. «Fuerza y dignidad son su vestidura» (31:25).
Ahora bien, ¿cómo conseguimos esa fuerza y dignidad? Bueno, Proverbios 11:16 dice: «la mujer agraciada alcanza honra».
Y en el Salmo 96: 6 dice: «Gloria y majestad están delante de Él; poder y hermosura en Su santuario» (en Su presencia). Si quieres vestirte con fuerza y dignidad para enfrentar lo que sea que venga a tu mundo este día, necesitas entrar a Su presencia.
Con esta vestimenta es que Dios quiere vestirnos. Mientras reflexionaba sobre estas vestiduras, pensé en un niño pequeño, tal vez un niño de dos años que está decidido a vestirse solo y no quiere que su mamá lo ayude. «¡No! Yo puedo solo. ¡Déjame!»
Me pregunto si algunas de nosotras somos así espiritualmente. Dios quiere vestirnos con salvación, justicia, alabanza, alegría, fortaleza y dignidad, y nosotras decimos: «¡No, quiero hacerlo yo sola, yo misma!»
Dios dice: «Déjame vestirte. Déjame vestirte. Déjame darte lo que necesitas para tener las vestiduras de una mujer cristiana».
Quiero hablarte hoy sobre algunas de las prendas de vestir de las que habla el Nuevo Testamento, prendas que es importante que nos pongamos. Mientras trabajaba en este material esta mañana me vinieron a la mente algunas más. Pero solo quiero compartir con ustedes algunas de estas prendas, estoy segura de que hay otras más. Y así como quiero tener cuidado de no salir de mi casa con un zapato azul marino y otro negro, también quiero tener cuidado de no salir de mi casa sin asegurarme de que me he puesto estas piezas de vestir.
De hecho, estas son prendas de vestir que debes procurar usar incluso si no sales de tu casa. Si vives con tu familia es muy importante que estés completamente vestida con estas piezas dentro de tú hogar. De hecho, ese es uno de los lugares más importantes en el que nosotras necesitamos tener estas vestiduras, cuando estamos con las personas que nos conocen mejor.
La primera prenda de vestir que debemos ponernos es la humildad. En la primera carta de Pedro 5:5 dice: «Asimismo ustedes, los más jóvenes, estén sujetos a los mayores. Y todos, revístanse de humildad en su trato mutuo, porque Dios resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes».
Esa palabra humildad viene de una palabra griega que significa «humildad mental». Eso tiene que ver con la forma en que piensas de ti mismo, y por lo tanto, con la forma en que piensas de los demás. Todo eso es el fruto de la forma en que pensamos acerca de Dios.
Si pensamos en Dios como grande y majestuoso, entonces nos daremos cuenta de que somos pequeñas. La persona humilde se considera pequeña.
Ahora, hoy en día no nos gusta esa forma de pensar porque hacemos mucho énfasis en tener una buena autoestima. Pero creo que para la mayoría de nosotras el problema es que tenemos demasiada autoestima. Tenemos un alto concepto de nosotras mismas y Dios quiere que nos valoremos adecuadamente, que pensemos con cordura de nosotras mismas, que nos veamos como realmente somos, que veamos nuestro pecado como realmente es, y que luego tengamos un sentido de dependencia absoluta de Él. Reconocer que aparte de Él nosotras no tenemos nada, no somos nada y no podemos hacer nada.
Cuando somos humildes una con la otra, eso significa que vamos a levantar a las demás. Vamos a tener un alto concepto de ellas. Vamos a estimar a los demás como mejores que nosotras. Aquí puede surgir una pregunta si estás casada, ¿estimas a tu esposo más que a ti misma?
Ahora, puede que tú esposo no sea creyente; puede que no esté caminando con el Señor, pero si tú estás vestida de humildad, tú lo elevarás a él. Lo vas a honrar, lo apreciarás mucho. Lo mismo aplica para tus hijos y otras personas. Entonces debemos vestirnos de humildad.
En segundo lugar, debemos vestirnos de la belleza interior de un espíritu tierno y sereno. En la primera carta de Pedro 3:4 dice: «Deja que tu adorno», tus vestiduras, tus joyas «sea lo que procede de lo íntimo del corazón con el adorno incorruptible de un espíritu tierno y sereno, lo cual es precioso delante de Dios».
Esto es lo que hace que Dios mire a una mujer y diga: «¡Ella es hermosa!» Es esa belleza interior de un espíritu tierno y sereno. Y realmente, cuando hablamos de tierno y sereno, estamos hablando de ponernos el Espíritu de Cristo. Porque Él dijo: «Yo soy manso y humilde de corazón».
Estuve leyendo esta mañana el Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento de Vine, que por cierto es una herramienta muy útil para el estudio de la Biblia. Y quiero compartirles lo que el autor tiene que decir sobre lo que es ser dócil o mansa.
Es ese temperamento o espíritu que acepta los tratos de Dios como buenos, y por lo tanto, no discute ni se resiste. Esta palabra está estrechamente relacionada con la humildad. Solo un corazón humilde es dócil y es por esto que no lucha contra Dios.
Esta mansedumbre es, en primer lugar, una mansedumbre ante Dios, pero también lo es ante los hombres, incluso ante los hombres malos, debido al hecho de que, aun los insultos e injusticias de estos hombres, son permitidos y empleados por Dios para disciplinar y purificar a Sus elegidos, y que las personas que nos hacen daño o nos perjudican, de alguna manera son instrumentos en las manos de Dios.
De modo que puedo recibir los tratos de Dios para conmigo con un espíritu tierno y sereno, e incluso puedo aceptar las faltas que otros cometen contra mí con un espíritu dócil. Ahora, esto no es una debilidad, sino que es el fruto del poder del Espíritu Santo dentro de nosotras. Este escritor dice:
La mansedumbre es lo opuesto a la autoafirmación y al interés personal. La persona mansa no está exaltada ni abatida, porque no está centrada en ella misma en lo absoluto.
¿Te has vestido de un espíritu tierno y sereno?
Hay otra pieza con la cual debemos vestirnos, esta pieza es estar bajo autoridad. Debemos estar bajo autoridad, la autoridad ordenada por Dios, la que Él ha puesto en nuestras vidas. De hecho, me gusta pensar en esto como el sombrero de la mujer cristiana.
En la primera carta de Pablo a los Corintios capítulo 11, se encuentra un pasaje que habla sobre que las mujeres se cubran la cabeza; y en ocasiones nos han preguntado sobre este tema. Ahora, no voy a abordar ese tema en este programa, pero está claro en ese pasaje que la única cobertura que una mujer debe tener y llevar en la cabeza es estar en sumisión a las autoridades que Dios ha puesto en su vida.
Si eres una mujer casada, debes estar bajo la cobertura y la protección espiritual de tu esposo y hacer que sea claro para los demás que vives bajo su autoridad, que no estás operando independientemente de tu esposo, sino que estás bajo su cobertura y protección.
Incluso las que son mujeres solteras, me parece muy importante que estén bajo el consejo espiritual y la influencia de hombres piadosos. Cuando estaba soltera me dirigía a los hombres de nuestro ministerio y les pedía: «¿Podrían orar por mí? Necesito la protección espiritual de su liderazgo. ¿Me darían un consejo sobre esta decisión que debo tomar? Quiero estar espiritualmente cubierta con la autoridad bíblica y sabia».
Continuamos con Efesios 6, que nos muestra otra vestidura que debemos usar que es toda la armadura de Dios. Pablo dice: «Por lo demás, fortalézcanse en el Señor y en el poder de su fuerza. Revístanse con toda la armadura de Dios para que puedan estar firmes contra las insidias del diablo» (vv. 10-11).
Piensa en lo que sucede dentro de tu hogar, en tu lugar de trabajo, en tu iglesia. Estamos en una batalla espiritual. Si no estás vestida con la armadura de Dios, terminarás derrotada, abrumada, angustiada y destruida. Si no te pones toda la armadura de Dios tu vida se derrumbará y serás atacada por el maligno.
Continuando en Efesios 4:22, se nos dice que debemos vestirnos del nuevo hombre. Voy a leer el pasaje. Primero dice que debemos despojarnos o quitarnos el viejo hombre. Esa vieja naturaleza, esa carne que quiere hacer las cosas a su manera; «yo quiero controlar mi vida». Debemos despojarnos de esto porque pertenece a mi anterior manera de vivir que se corrompe según los deseos engañosos.
Por otro lado, el versículo 24, dice que «debo vestirme del nuevo hombre». «De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, ahora han sido hechas nuevas» (2 Cor. 5:17). Debo vestirme de una nueva forma de pensar y de vivir, y esto es a la manera de Cristo. A semejanza de Dios en la verdadera justicia y santidad. Es ser consciente de que si eres una hija de Dios, no eres la misma persona que eras antes, eres una persona nueva. Tienes una forma nueva de pensar, una nueva forma de hacer las cosas.
Luego llegamos a una colección completa de ropa que encontramos en el libro de Colosenses capítulo 3: «Entonces, ustedes como escogidos de Dios, santos y amados…», ahora escucha la lista: «…revístanse de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia» (v. 12). Esa es la mujer cristiana bien vestida. Él dice: «soportándose unos a otros y perdonándose unos a otros, si alguien tiene queja contra otro. Como Cristo los perdonó, así también háganlo ustedes. Sobre todas estas cosas, vístanse de amor, que es el vínculo de la unidad» (vv. 13-14).
No puedes ser una mujer cristiana bien vestida si no amas las cosas de Dios, si no amas a tu esposo, si no amas a tus hijos, una mujer que ama aun a las personas difíciles. Sobre todas las cosas, vístete de amor.
Todo lo que hacemos aquí en la tierra es solo un ensayo general. Debemos practicar vestirnos de aquello que usaremos por toda la eternidad en el cielo. La vida se trata de una preparación para el cielo.
Hemos llegado al último libro de la Biblia, Apocalipsis 19:7-8, y la Escritura dice: «Regocijémonos y alegrémonos, y démosle a Él la gloria, porque las bodas del Cordero han llegado y Su esposa se ha preparado. Y a ella le fue concedido vestirse de lino fino, resplandeciente y limpio, porque las acciones justas de los santos son el lino fino».
¿Estás lista para esa boda? ¿Eres una mujer cristiana bien vestida? Sé que tienes ropa puesta, y me alegra que así sea. Pero no puedo ver tu corazón y tú no puedes ver mi corazón. Así que quiero desafiarte a que antes de salir de tu casa cada mañana, tomes esta lista y te pongas estas vestiduras.
Vístete de humildad, de un espíritu tierno y sereno. Vístete de sumisión a la autoridad, que esa sea la cobertura de tu cabeza, y vístete de toda la armadura de Dios. Vístete del nuevo hombre y de amor.
Cuando te vistas de todo eso, ¿sabes lo que realmente estarás haciendo? Te estarás vistiendo de Cristo, porque la Escritura dice: «vístanse del Señor Jesucristo» (Rom. 13:14). Vístete con Él; vístete de Él, y puedes estar segura de que estás bien vestida, estarás vestida como una verdadera mujer cristiana.
Sarah: Has estado escuchando el mensaje de Nancy DeMoss Wolgemuth titulado, Tu vestimenta interna. ¿Está tu corazón bien vestido? ¿Te estás dejando vestir con la vestimenta de Cristo?
¿Están tus decisiones, palabras y acciones derribando tu casa? ¿O estás tomando decisiones sabias para edificar tu hogar? En nuestro próximo episodio, Nancy examinará la Palabra de Dios para ayudarte a ser una mujer más discreta. No te lo pierdas, aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Adornando el evangelio juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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