Tu trabajo no es en vano
Annamarie Sauter: Hoy, Kay Arthur comparte con nosotras uno de los anhelos de su corazón.
Kay Arthur: Yo quiero ver avivamiento. Anhelo verlo y quiero prepararme para eso. Quiero mantener mis cuentas limpias. Y ¿sabes?, este comienza a tomar lugar cuando comenzamos a confesar nuestros pecados… Y el avivamiento crece o mengua, creo, según nos acerquemos o alejemos de la Palabra de Dios.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Antes de entrar a la conversación de hoy, quiero recordarte que puedes participar de la transmisión en vivo de las plenarias de la conferencia True Woman –traducidas al español. Esta tendrá lugar este año, 2022, y puedes participar por una donación. Encuentra más información en truewoman22.com/espanol.
Bien, esta semana hemos estado escuchando una conversación entre Nancy y Kay Arthur. Kay es una mujer que tiene una trayectoria de décadas …
Annamarie Sauter: Hoy, Kay Arthur comparte con nosotras uno de los anhelos de su corazón.
Kay Arthur: Yo quiero ver avivamiento. Anhelo verlo y quiero prepararme para eso. Quiero mantener mis cuentas limpias. Y ¿sabes?, este comienza a tomar lugar cuando comenzamos a confesar nuestros pecados… Y el avivamiento crece o mengua, creo, según nos acerquemos o alejemos de la Palabra de Dios.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Antes de entrar a la conversación de hoy, quiero recordarte que puedes participar de la transmisión en vivo de las plenarias de la conferencia True Woman –traducidas al español. Esta tendrá lugar este año, 2022, y puedes participar por una donación. Encuentra más información en truewoman22.com/espanol.
Bien, esta semana hemos estado escuchando una conversación entre Nancy y Kay Arthur. Kay es una mujer que tiene una trayectoria de décadas de estudio de las Escrituras y tiene una pasión por ver a las mujeres arraigarse en ellas. También es cofundadora del ministerio Precept (Precepto, en español), y autora de más de 100 libros y estudios bíblicos.
En esta serie titulada, Mirando hacia atrás después de 80 años, ella ha estado compartiendo un poco de su historia y sabiduría con nosotras. Aquí está Nancy con la continuación.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Kay, tú nos has hablado un poco acerca de la muerte y el morir, y de tu perspectiva al respecto. Has escrito un libro, un estudio recientemente acerca del cielo y del infierno y de la vida después de la muerte. ¿Alguna vez piensas en tu funeral?
Kay Arthur: Sí. Lo he pensado. De hecho, tengo que sentarme y escribirlo, pero le dije a mi hijo el otro día –David es el director del ministerio ahora– y ¿sabes qué? No hay nada que me traiga más gozo que decirle a mi esposo, «cariño, solo piensa. Tu hijo, quien lleva tu nombre, va a encargarse de este ministerio, no porque él es tu hijo sino porque Dios lo ha levantado a él, porque Dios lo ha equipado con un extraordinario don de enseñanza, con pasión; la misma pasión que nosotros tenemos por la Palabra, él la tiene por la Palabra».
Yo tengo en una de mis biblias cuando David llamó a su padre, era el día del padre. Él le dijo, «papá, te voy a dar un regalo en este día del padre que nunca te he dado antes, voy a tomar la antorcha de tus manos, y voy a correr contigo».
Así que estoy sentada aquí y estoy pensando: El ministerio va a continuar porque, número uno, no tiene mi nombre en él.
Nancy: Muy sabio.
Kay: Y número dos: Está fundamentado en la Palabra, eso es esencial para estos días. Nosotras tenemos que conocer la Palabra. Si la Palabra de Dios nos es quitada o si no la tenemos en nuestras manos, debemos poder hablarla –Su Palabra, no nuestra palabra. Nuestro testimonio es maravilloso y a las personas les gusta, pero nosotras hemos sido salvas por fe. La fe viene por oír la palabra de Cristo. Es lo que es Jesús, y quien es Jesús es lo que nos salva. Es creer que Él es el Cristo; Él es el Hijo de Dios y Él es el único camino a Dios. Es tomar nuestra cruz cada día y seguirlo a Él. Esto es de lo que se trata el cristianismo.
Así que uno se mantiene viviendo hasta que Él te lleve a casa. Así que ¿cómo será mi funeral? Yo no quiero un funeral, yo quiero una fiesta. Yo verdaderamente no quiero un ataúd en el frente de la iglesia. Yo quiero una fiesta.
Es por esto que cuando tú me preguntaste qué hice para mi cumpleaños yo pensé, ¿qué tal si hago una fiesta y me olvido de alguien? Me mortificaría. Y no quiero olvidar a nadie. Así que no me hagan una fiesta.
Pero cuando muera, yo no estaré aquí. Yo quiero que todo el mundo celebre. Quiero que la gente comparta lo que ha significado en sus vidas conocer a Dios. Quiero que ellos traigan a sus amigos perdidos. Quiero que traigan a sus hijos y a sus nietos.
Cada verano nosotros tenemos dos campamentos de entrenamiento para adolescentes. Ellos se pasan en la Biblia seis o siete horas al día –estudiándola, orando, adorando– pero ellos se pasan todo ese tiempo en la Biblia. Este año hicimos algo inusual. Nosotros hicimos uno que se llamó matrimonio sin remordimientos.
Nosotras estamos hablando de sumisión. Ellos vienen a este pasaje, no les decimos qué creer. Nosotros les traemos la Palabra y les decimos «esto es lo que dice Dios». De manera que para ellas esto es difícil –que una esposa deba someterse a su esposo.
Luego llegan a 1 Corintios 11 y ven que Jesús se sometió a Su Padre, que el Padre fue la cabeza de Jesús y que el esposo es la cabeza de la esposa y ellas vienen a mí y están tan emocionadas acerca de lo que han aprendido y lo que han visto sobre el orden de Dios.
Ellos están tan culturizados…aún los niños cristianos están tan culturizados. Ellos deben conocer la Palabra. Estos jóvenes están estudiando la Palabra siete horas al día.
Bueno, yo les estoy enseñando a los hijos de los hijos que yo había enseñado. ¡He vivido mucho!
Nancy: Así es.
Kay: Yo les enseñaba antes de que tuvieran 20 años, y ahora les estoy enseñando a sus hijos, sus padres están en los treinta y yo les enseño ahora a sus adolescentes.
Nancy: Permíteme preguntarte esto. Déjame volver al tema del cielo. Acabas de escribir un estudio sobre esto. ¿Qué anticipas acerca del cielo?
Kay: Cuando pienso acerca del cielo, pienso en estar con el Señor. Yo pienso en estar con Jesús, acerca de estar con Moisés y Abraham e Isaac y Jacob y todas esas personas –Wycliffe y Tyndale– mis héroes.
Pienso estar adorando al Señor. Dios no habla mucho acerca del cielo y no quiero agregar a las Escrituras mis sentimientos acerca del cielo. Pero amo el hecho de que cuando haya un nuevo cielo y una nueva tierra, nuestras lágrimas serán secadas de nuestros ojos y no habrá más tristeza, ni más lágrimas, ni más muerte porque las cosas viejas dejarán de ser.
Pero también lo que dice es esto, y pienso que es muy aleccionador. Él dice, «el vencedor heredará estas cosas». «Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin». Y Él dice, «el vencedor heredará estas cosas, y Yo seré su Dios y el será Mi hijo. Pero los cobardes, incrédulos, abominables, asesinos, inmorales, hechiceros, idólatras y todos los mentirosos tendrán su herencia en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda» (Ver Apo.21:7).
Veo esto y la primera palabra que atrae mi atención es «cobarde». Cobardes cuando tienen que defender a Jesucristo. Cobarde cuando se trata de negarte a ti mismo y tomar tu propia cruz. Cobardes cuando se trata del mundo versus Jesús. Lo políticamente correcto versus la verdad bíblica.
Algo de lo que la gente no se da cuenta es que Isaías termina con nosotros los creyentes, los judíos creyentes y nosotros también, yendo y mirando en el lago de fuego y viendo personas en el lago de fuego donde el gusano no muere y el fuego no se consume. Ellos pueden manejar eso porque tú conoces y entiendes el amor, la rectitud, la justicia de Dios y la soberanía de Dios. Esto casi explota tu mente. Esto no es algo que piensas cuando piensas en el cielo, pero está justo ahí, en el centro de todo esto.
Nancy: Mientras nosotras estamos de este lado del cielo, de este lado de la eternidad, yo sé que tú has hablado mucho acerca del hecho de que estamos viviendo los tiempos finales. Estos son días difíciles y la dificultad está incrementándose como la Escritura dice que será. ¿Qué Escritura o palabra del Señor puedes dar a los creyentes que están viviendo en este mundo, que les anime y nos ayude a mantenernos en el curso correcto mientras vivimos estos tiempos difíciles?
Kay: 1 Corintios 15, que es el capítulo de la resurrección, explica en ese capítulo en la medida que inicia: «el evangelio…por el cual también sois salvos si retenéis la Palabra que os prediqué, a no ser que hayáis creído en vano» (vv.1–2).
De manera que esto está delante de mí, mucho más ahora que tengo ochenta. Yo sé esto: que Aquel que empezó la buena obra en mí la completará. Yo sé eso, Él es quien me capacita. Pero por el lado humano, yo sé que si yo soy una verdadera creyente, voy a asirme más rápidamente de la Palabra del Señor, que no me iré, que no le daré la espalda a Él.
En la medida en que ese capítulo llega a un cierre, 1 Corintios 15, versículo 58, dice: «Por tanto, mis amados hermanos, estad firmes, constantes, abundando siempre en la obra del Señor, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano».
Y luego llegas a 2 Pedro y él está escribiendo esta corta epístola como un recordatorio. Esa palabra es usada una y otra vez en sinónimos: «recuerda» y «trae estas cosas a la mente». Pero él dice: «El Señor no se tarda en cumplir Su promesa, según algunos entienden la tardanza, sino que es paciente para con vosotros, no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento» (2 Ped 3:9).
Volviendo atrás a tu capítulo favorito, el capítulo de tu padre en Hechos 20, donde Pablo dice a los ancianos de Éfeso que han venido a Mileto a encontrarse con él: «Por tanto soy inocente de la sangre de todos, pues no rehuí declarar a vosotros todo el propósito de Dios» (ver versos. 26–27). Saben, he sido fiel.
Y luego volver a 2 Pedro 3, versículo 10: «Pero el día del Señor vendrá como ladrón, en el cual los cielos pasarán con gran estruendo y los elementos serán destruidos con fuego intenso, y la tierra y las obras que hay en ella serán quemadas. Puesto que todas estas cosas han de ser destruidas de esta manera, ¡que clase de personas no debéis ser vosotros en santa conducta y en piedad, esperando y apresurando la venida del día de Dios, en el cual los cielos serán destruidos por fuego y los elementos se fundirán con intenso calor!» (vv. 10-12).
Y luego él sigue y dice: «Pero según su promesa nosotros esperamos nuevos cielos y nueva tierra, en los cuales mora la justicia. Por tanto, amados, puesto que aguardáis estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por Él en paz, sin mancha e irreprensibles» (vv.13–14).
Yo amo esto. Amo esto. Esto es lo que quiero que nosotras seamos. Que estemos expectantes esperando el día de Su venida, y debemos estar allá afuera. Nosotras debemos estar sosteniendo la verdad para que las personas se puedan arrepentir, tengan un cambio de mente y que vean que Dios es Dios, que Él es justo y Santo, que ellos necesitan ser salvos. Que ellos vean que separados de Él, no hay otro nombre debajo del cielo dado a los hombres en el cual podamos ser salvos. Ellos deben saber y entender que Jesús es el único camino.
Nancy: Te he escuchado numerosas veces a través de los años hacer un llamado urgente. Te he escuchado orar, implorar a Dios por un avivamiento en la iglesia. ¿Es algo que aún carga tu corazón?
Kay: Yo quiero ver avivamiento. Anhelo verlo. Quiero prepararme para esto. Quiero mantener mis cuentas limpias. El avivamiento viene muchas veces cuando las personas empiezan a confesar sus pecados. Dios te usa poderosamente. Recuerdo un año en el ministerio de Cruzada para Cristo, cuando hablaste sobre avivamiento. Tú y yo tenemos el mismo corazón con relación a esto.
Pero el avivamiento viene y va, y mengua, creo, porque las personas se alejan de la Palabra. Yo creo que ellos quedan atrapados en lo que está pasando. Nosotras vemos la salvación de las personas. Honestamente, Nancy, yo oro por avivamiento; amaría ver avivamiento. Pero mi mayor oración es que estemos dispuestas a sufrir.
Nancy: Que es lo que Dios puede usar para traer avivamiento.
Kay: Creo que eso es lo que Él va a usar. De verdad creo que la mano del juicio de Dios está sobre esta nación. Creo de verdad que las personas han sido cobardes. Creo que nos encontramos en una guerra que es muy intensa, creo que parte de nuestro problema es la codicia, lo cual es idolatría. Esto es como los colosenses la definen. Creo que somos una nación idólatra. Creo que necesitamos recordar que todo va a ser destruido con un calor intenso. Se quemarán.
Una de las cosas que estoy haciendo es limpiando closets. Yo estoy limpiando armarios. Me estoy deshaciendo de cosas. Yo me enojo conmigo misma y me pregunto, ¿por qué te compraste esto? Ahora, mientras más posesiones tienes, más cosas tienes que cuidar. ¿Por qué nosotras almacenamos cosas cuando hay tantas personas en necesidad?
De todas maneras ese es otro asunto, pero creo que con el empuje para ser políticamente correctos y la intolerancia…y es la intolerancia al cristianismo. Esto no es intolerancia a ninguna otra religión. Pero creo que nos hemos alejado tanto de los padres fundadores y del por qué este país fue fundado y de lo que Dios quería hacer. Harvard y Princeton en sus primeros días… Yo creo que nos hemos alejado tanto de esto que quizás tomará (como he estado diciendo por años) halar la alfombra económica de debajo de América, ponerla delante de nuestras caras.
Kay: Quizás va a tomar una gran persecución de la iglesia para poder separar lo verdadero de lo falso, las ovejas de los cabritos para decirlo de alguna manera, y veremos lo que la verdadera cristiandad es. La sangre de los mártires, lo hemos escuchado antes, es el semillero del evangelio.
Nancy: En estos tiempos, verdaderamente, como tú nos has llevado de vuelta una y otra vez en esta conversación, no hay nada más importante que nosotras como creyentes podamos hacer, que conocer la Palabra de Dios para vivir en esta cultura, en este tiempo de oscuridad. Yo pienso que hay una tendencia, en algunos casos, de acobardarnos y llenarnos de temor y escondernos u ocultar nuestras cabezas en la arena o mantenernos en nuestro pequeño cónclave y en nuestro capullo, con relación a lo que está pasando en la cultura o ser combativos. Y de verdad, nada de esto es a lo que Dios nos ha llamado. Él nos ha llamado a ser audaces y valientes. Mujeres y hombres de fe y de humildad y hacer que el evangelio sea creíble por la manera en que vivimos la Palabra de Dios.
Kay: Exactamente, así es. La otra cosa que me gustaría agregar para las mujeres, es tratar de hacer la Palabra de Dios más cerca de nosotras que acerca de Dios. Así que, «¿cómo me ayudaría esto en esta área de vida?»
Encontramos una advertencia en 2 Timoteo 3: «mujercillas cargadas de pecados, llevadas por diversas pasiones, siempre aprendiendo, pero que nunca pueden llegar al pleno conocimiento de la verdad».
Yo he tenido que regresar varias veces a la casa de mi hijo durante este tiempo, y he tenido que pasar mucho tiempo en el carro de la casa a la rehabilitación y te he estado escuchando. Tú estabas enseñando sobre las bienaventuranzas. Estoy tan agradecida por tu integridad a la Palabra de Dios, por llamarnos a nosotras las mujeres a la obediencia a la Palabra de Dios, no permitirle al mundo atraparnos en su molde, «no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente». La única manera de que nosotras seamos transformadas es a través de la Palabra de Dios. Yo aprecio tanto esto y estoy tan agradecida contigo. Estoy tan agradecida de que seas casi 30 años más joven que yo porque esto seguirá.
¿Sabes algo? Hay algunas escrituras que me hacen pensar que yo podría estar viva cuando Jesús vuelva si yo cumpliera 10 años más.
Nancy: Y sea que estemos vivas para verle regresar o sea que Él nos lleve antes, nosotras tenemos, como escuché a un amigo decir recientemente, después de que a su esposa le fuera diagnosticado un cáncer avanzado, «lo mejor está por venir». Lo mejor está por venir.
Kay, estoy tan agradecida por esta conversación esta semana, y yo sé que nuestras oyentes han sido muy bendecidas.
Gracias por estos 50 años caminando con el Señor, enseñando Su Palabra a otros.
Hay un versículo que ha estado en mi corazón, Kay, en la medida en que pienso en ti y en nuestros oyentes que yo sé que están agradecidos por esta conversación. Es de Hebreos capítulo 13, versículo 7. Dice: «Acordaos de vuestros guías que os hablaron la palabra de Dios».
Y ciertamente tú estás en esa categoría para muchas de nosotras, miles y miles de mujeres. «Recuerda tus líderes». Tú eres una de las que has hablado la Palabra de Dios a nosotras.
Y luego dice, «considerando el resultado de su conducta, imitad su fe».
Esto no se trata de alabar a un héroe o celebrar a una persona. Esto es acerca de celebrar la gloria de Dios, Su bondad, Su poder, lo que Él ha hecho por otras vidas. En la medida que vemos tu vida, ahora tienes más de ochenta años, una «octogenaria», creo que así le llaman. Nosotras consideramos el resultado de la manera de tu vivir, y el llamado a nosotras es a imitar tu fe, no solo observar y ser espectadoras y amar a Kay Arthur, sino empezar a ser nosotras mismas mujeres de fe que siguen a Cristo; que nosotras mismas empecemos en la medida en que pasemos la Palabra de Dios a la próxima generación, que empecemos a ser aquellas que su fe sea digna de ser imitada.
Así que te digo gracias. Te honramos. Honramos al Señor que vemos en ti. Yo he recibido más de Su gracia en mi propia vida, como resultado de tu fidelidad al tomar el llamado que Él te dio. Y quiero decirte: muchas gracias.
Luego quiero hacerte una pregunta e invitarte a orar por nosotros al llegar al cierre. Pero antes de hacer esto, yo sé que muchas de las personas que nos escuchan quieren saber cómo pueden orar por ti en estos años. Tú has dicho muchas cosas en estos días que han pasado, y sé que ellas habrán tomado sus notas, pero de una manera sencilla, ¿hay alguna forma en particular en que desees que estemos orando por ti?
Kay: Oren para que pueda terminar bien, que Dios siga refinándome para que no me avergüence cuando le vea a Él cara a cara. Esa es mi pasión. Oren para que mi mente se mantenga intacta hasta que Él me lleve a casa. Oren que yo sea todo lo que mi esposo necesita y para el ministerio que Dios me ha llamado y para mis hijos. Si ellos van a imitar mi fe, si ellos van a estudiar la Palabra de Dios, nada me daría mayor gozo. Miro a tantos y digo, «tú eres mi legado. Aquí tienes esta joven mujer, estudiando la Palabra de Dios, viviéndola, criando a sus hijos, y siendo todo lo que Dios quiere que sea. Tú eres mi legado y yo vivo si te mantienes firme en el Señor». Esta es la manera en que yo vivo.
Nancy: Bueno, has vivido bien, y te mantienes viviendo bien, y damos gracias a Cristo y a Su gracia por ello.
¡Qué dulce conversación hemos tenido esta semana! Si pudieras interceder y orar en favor de nuestras oyentes. Tú iniciaste esta conversación hablando acerca de los tiempos que vivimos y qué necesita el pueblo de Dios para tiempos como estos. ¿Puedes orar de la manera que el Señor te guíe en este momento por las mujeres de la próxima generación para que Dios las bendiga y ponga Su mano sobre ellas?
Kay: Padre, te doy las gracias por el regalo de haber podido tener esta conversación con Nancy y su preciosa audiencia. Te agradezco por haber levantado a Nancy y a estas mujeres a ser mujeres de Dios en medio de esta torcida y perversa generación. Oh Padre, oro por ellas. Oro por cada una de ellas, que te conozcan de tal manera y que puedan organizar sus vidas para que puedan tener tiempo para conocer Tu Palabra y un corazón para obedecer Tu Palabra, de manera que estén preparadas para los días que tenemos por delante, preparadas para interceder, preparadas para enseñar a sus hijos, preparadas para apoyar a sus esposos, preparadas para estar solteras siendo piadosas y puras.
Lo que sea que les hayas llamado a hacer; Padre, que ellas sean mujeres de fe, firmes, que no se muevan, siempre abundando en Tu obra, sabiendo que su labor no es en vano.
Padre, oro por todas nosotras. Padre oro que podamos decir como Pablo «con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Señor Jesucristo el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a Sí mismo por mí».
Oh Padre, gracias por Tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Agradecemos que siempre vive para interceder por nosotras. Bendito Espíritu Santo, nosotras te damos gracias porque habitas en nosotras y nunca nos dejarás ni desampararás. Te agradecemos que podemos caminar en el fruto del Espíritu y no en el fruto de la carne.
Y yo oro, Padre, que nos equipes en estos últimos días. Que seamos mujeres que entiendan los tiempos, que sepan qué hacer y que veamos que tenemos que movilizarnos como un valiente ejército, poderosos hijos, adolescentes y adultos para la venida del Rey.
Nosotras te agradecemos ahora, Padre, por lo que vas a hacer. Te agradecemos por lo que estás haciendo a través de Aviva Nuestros Corazones. Todo el mundo quizás no vea el avivamiento pero el avivamiento puede venir a nosotras. Así que aviva nuestros corazones para que podamos presentarte a Ti un corazón sabio. En Tu nombre oramos, amén.
Nancy: Amén.
Annamarie: Kay Arthur y Nancy DeMoss Wolgemuth nos han estado animando a continuar corriendo la carrera de la fe –aun en medio de tiempos difíciles– recordando que nuestro trabajo no es en vano.
Y tú, ¿qué quisieras poder ver en tu vida cuando mires hacia atrás? ¿Estás atesorando hoy lo verdaderamente importante?
A lo largo de la carrera hay momentos en que es fácil para nosotras caer en el pensamiento de que, cuando pecamos, Dios se decepciona o se enoja con nosotras. Es por eso que necesitamos crecer en el conocimiento del corazón tierno y compasivo de Jesús. Mañana, Dane Ortlund y Dannah Gresh estarán con nosotras para ayudarnos a hacer eso, ¡no te pierdas esta próxima conversación!
Invitándote, no solo a sobrevivir en la vida cristiana, sino a tener una vida fructífera en Cristo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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