Tú tienes una historia
Carmen Espaillat: Una oyente de Aviva Nuestros Corazones describe un regalo invaluable. Este tutú lo mantuve en la puerta de mi closet durante mucho tiempo, para recordar cómo el Señor había estado conmigo y me había sacado adelante pues hoy puedo decir que por su misericordia soy sobreviviente de cáncer.
Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Luego de observar un milagro, Josué armó un memorial hecho de rocas grandes y pesadas. Hemos explorado esta historia con Nancy durante la serie, «Lecciones de la vida de Josué (Parte 8): Antes de la conquista».
Bien, hoy nadie espera que arrastres una piedra inmensa, pero puedes establecer marcas que te ayuden a recordar la obra de Dios. Nancy habla con miembros de nuestra audiencia sobre la importancia de hacer esto.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Algunas de ustedes conocen a mi amiga, nuestra …
Carmen Espaillat: Una oyente de Aviva Nuestros Corazones describe un regalo invaluable. Este tutú lo mantuve en la puerta de mi closet durante mucho tiempo, para recordar cómo el Señor había estado conmigo y me había sacado adelante pues hoy puedo decir que por su misericordia soy sobreviviente de cáncer.
Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Luego de observar un milagro, Josué armó un memorial hecho de rocas grandes y pesadas. Hemos explorado esta historia con Nancy durante la serie, «Lecciones de la vida de Josué (Parte 8): Antes de la conquista».
Bien, hoy nadie espera que arrastres una piedra inmensa, pero puedes establecer marcas que te ayuden a recordar la obra de Dios. Nancy habla con miembros de nuestra audiencia sobre la importancia de hacer esto.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Algunas de ustedes conocen a mi amiga, nuestra amiga, Holly Elliff, quien ha estado en el programa con nosotras muchas veces a lo largo de los años. Ella no ha podido estar con nosotras en el día de hoy. Pero estuve en su casa hace poco y mientras miraba por la ventana, hacia su jardín trasero, ella me dijo, «¿ves ese árbol allí?»
Yo miré. No es un árbol realmente grande. Ella me dijo que en el funeral de su padre, su esposo Bill había predicado y él habló acerca de cómo el papá de Holly era como un roble. Había una estabilidad en su vida.
Él había sido un guardabosques y amaba los árboles y todas las cosas que tienen que ver con la naturaleza. Así que él usó algunas analogías de cómo el papá de Holly tenía características que eran como la estabilidad y la profundidad de un árbol.
Y esto hizo que algunas mujeres, algunas de las madres a las que Holly ha ministrado en la iglesia vinieran y le trajeran este árbol. Está plantado ahora en su jardín. Y nuevamente, esto es un recordatorio de la herencia y de lo que su papá ha significado en su vida y es algo que ella puede mostrar a sus hijos y aun a sus nietos.
Así que puede ser algo en un tiempo de tristeza; puede ser representativo de alguien que haya impactado significativamente nuestras vidas. Y una vez más, lo que de otra manera sería común, a lo que le damos un significado especial o poco común, en un sentido estamos transformando las cosas ordinarias en un memorial especial.
Mujer 2: Me gustaría también compartir uno de los recordatorios en mi vida, que lo obtuve cuando cumplí mis 30 años. Estaba viviendo con una familia americana con 7 hijos en Israel y les ayudaba cocinando y enseñándoles el idioma hebreo ya que ellos habían recién llegado al país. Ese día me levanté muy expectante –siempre me gusta levantarme muy temprano en el día de mi cumpleaños y tener un tiempo extra especial con el Señor– estaba siguiendo mi plan de devociones y me senté en el patio de atrás a ver el amanecer y luego con la luz me puse a leer Su Palabra y a anotar todos los versículos que llamaban mi atención. Escribí una oración corta en la que le pedía al Señor que me diera un corazón satisfecho sólo en él y un corazón que no estuviera dividido. Ese día la mamá de la familia me había invitado a ir a la ciudad antigua de de Jerusalén, a solo 20 minutos de donde vivía, a buscar una estrella de David que ella me quería regalar de cumpleaños. Estaba emocionada por lo inesperado del paseo y fuimos a una tienda de un amigo de la familia, un hombre árabe que tenía una joyería y ellos le compraban a él y le traían clientes. Me pareció al principio un poco extraño que me hubiera llevado a una tienda árabe a comprar una estrella judía, siendo ella judía, aunque no me sorprendió mucho, pues ellos le alquilaban su casa a una familia árabe. Vivían en una de las pocas aldeas en Israel donde judíos y árabes viven en paz. El hombre no tenía muchas opciones lo cual es bueno, porque me cuesta elegir, pero vi una estrella que tenía forma de paloma y me recordó al símbolo del Espíritu Santo y a lo que representa para nosotros la paloma, paz.
Esa mañana mi oración había sido el estar satisfecha en Él y desearlo más y al ver esta estrella para mi marcaba ese anhelo, la mamá la vio y le encantó. Le contó al joyero que era mi cumpleaños 30 y que quería darme ese regalo especial. Al final ella pagó solo la cadena pues el joyero me regaló la estrella. Es interesante que unos meses después de recibir ese regalo, tuve la oportunidad de trabajar con jóvenes judíos y árabes enseñándoles música y con varios de ellos tuve la oportunidad de hablar del Señor. Aún tengo la estrella y aunque ya no vivo en Israel, es un constante recordatorio de los misteriosos caminos del Señor y de esas personas que, aunque han sufrido tanto, el Señor ha puesto personas como esa familia y ese joyero que demuestran que hay otro camino mucho más excelente.
Kim Wagner: Todavía hoy estoy usando un pequeño memorial de una hermana que quiero mucho. Recuerdo que di clases de Biblia en secundaria —en una escuela cristiana, y llevé a un grupo de estudiantes a escuchar a Nancy cuando estaba en Memphis hace un par de años atrás.
En ese fin de semana, las jóvenes estaban tan movidas y fueron tan impactadas por la enseñanza y Dios trabajó realmente en la vida de algunas de ellas; pero una de las jóvenes, de las que llevé, era una joven que estaba podríamos decir que turbada espiritualmente. En ese viaje ella compró una pulsera, la compró para mí.
Es una pulsera económica, pero significa mucho para mí, pues ella me la regaló. Representaba lo que ese fin de semana significó para ella. Ella me dijo: «Srta. Wagner, quiero que usted recuerde este fin de semana para siempre, y que recuerde cómo Dios trabajó en mi vida.»
Y entonces me acerque a ella y le dije, «Kara, cuando me ponga esta pulsera estaré orando por ti.» Dios me recuerda esto cuando uso esa pulsera. Recuerdo este fin de semana. Recuerdo el trabajo que Dios hizo en las vidas de esas jóvenes, y recuerdo a Kara y oro por ella.
Solo quiero animarte—si tú tienes memoriales así que están ligados a eventos significativos con otras personas— quiero animarte a que cuando los veas en tu casa o al viajar, levantes a esas personas en oración. ¡Hazlo, levanta a esas personas en oración! Usa eso como un recordatorio, un recordatorio de oración. También aprovecha y alaba a Dios por la obra que Él hizo.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Eso estuvo genial. Gracias Kim. ¿Algunos otros memoriales?
Mujer 3: Me llamo Claudia, llevo 20 años en el camino del Señor. Hace cuatro años fui diagnosticada con cáncer de seno y tuve que ser intervenida quirúrgicamente con muchas sesiones de radiación como parte de ese tratamiento inicial, pero desde el primer momento en que mi médico me dijo que tenía cáncer, yo lo primero que pensé fue en la soberanía de Dios en mi vida, que todo esto era parte de su plan. Recuerdo que cuando llegué a mi casa me arrodillé y oré a Dios, pidiéndole que si esto era su voluntad yo confiaba en Él, que Él estaría conmigo en todo momento y que si su voluntad era que yo no pudiera vencer esta enfermedad de todos modos yo estaba lista para ir a su presencia. Y esta convicción me llenó de paz, no puedo decir que fue algo bueno pues el cáncer no es algo bueno, pero si puedo decir que nunca antes vi desbordar el amor de Dios, su provisión y su gracia en mí vida, como en ese tiempo. Él abrió las puertas para mí de una gran institución de tratamiento de cáncer y allí pude sentir su amor y su abrazo desde el primer momento de mi llegada, en cada persona que me atendió, Él estaba en control.
Luego de esto cuando me reintegré a mi trabajo en el mes de octubre, el mes dedicado al cáncer de seno, mis compañeras elaboraron unos tutús que debíamos usar durante ese mes, y para mí elaboraron uno muy especial, con insignias por cada radiación que recibí. Este tutú lo mantuve en la puerta de mi closet durante mucho tiempo para recordar cómo el señor había estado conmigo y me había sacado adelante, pues hoy puedo decir que por su misericordia soy sobreviviente de cáncer.
Ahora que vine a visitar a mi familia, traje mi tutú como un regalo para mis nietas, y al entregárselo les conté lo grande que es Dios y cómo su misericordia me había acompañado durante ese difícil tiempo. Así puedo enseñarles que en tiempos de dificultad Dios siempre estará con ellas.
Mujer 4: Siempre me llama la atención en nuestra debilidad lo rápido que tendemos a olvidar las maneras en las que el Señor ha obrado en nuestras vidas y un memorial que tenemos en uno de los ministerios en que sirvo es el que quisiera compartir. Yo sirvo en un ministerio de jóvenes adultos y parte de las actividades que realizamos es coordinar un retiro anual. Es mucho trabajo, es un gran reto, todos los años nos sentimos débiles e insuficientes, pero precisamente esas debilidades son las que nos muestran que es la obra del Señor y que es en las fuerzas del Señor.
Hubo un año que teníamos un problema con las inscripciones, la fecha estaba muy cerca y teníamos de un cupo de un poco menos de 200, teníamos un grupo de 40 personas inscritas y faltaban, quizás dos semanas o menos para que concluyera la fecha límite. Al mismo tiempo nos enteramos que si no llegábamos a cierto número iba a significar pérdida monetaria y todo eso. Y fue un momento de...como de pánico, de toda esa información junta. Y no sé ni siquiera por qué yo dije, confiemos en el Señor, el Señor es poderoso, vamos a pedirle al Señor, no cien personas vamos a pedirle 150 personas porque Él es poderoso y Él lo puede hacer, no desfallezcamos. Pero yo creo que yo me estaba hablando a mí misma al decir eso. Luego yo recuerdo que yo en mi incredulidad pensé, para qué me puse a decir eso y bueno toda esa incredulidad. El punto es que pasa el día tope de las inscripciones y yo llego a reunirme con los hermanos para continuar coordinando la logística y cuando entro, uno de mis compañeros está frente a la computadora con el registro y me dice: ¿Adivina cuántas personas yo tengo ya en la base de datos y la acabo de cerrar, y yo digo cuántas? 150 más la persona que va a servir en el sonido.
Cuando suceden esas cosas uno ve su incredulidad. Tú misma lo dices, pero tú realmente no crees que el Señor puede hacer eso y mucho más. Lo cierto es que, desde ese entonces, la frase, los 150 del Señor, ha sido nuestro memorial para cosas difíciles. Lo escribimos en unos abrigos que tenemos precisamente porque queríamos que las personas nos preguntaran y dar lugar a tener esa conversación. Cada vez que tengo la oportunidad de hablar de esto o veo el abrigo, o mencionamos la frase, recuerdo lo que el Señor hizo y cómo el Señor obró. Y Él sigue siendo el mismo así que no hay porque temer.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Estoy recordando un tiempo en el que estábamos en el proceso de decidir si el Señor quería que comenzáramos con Aviva Nuestros Corazones. Revive Our Hearts. Me tomó cerca de 18 meses orar y buscar al Señor y buscar consejo y ayunar por períodos de tiempo durante ese periodo.
Hubo un tiempo particular, justo hacia al final del proceso, cuando quería confirmar que esto era lo que el Señor quería e hice un ayuno prolongado. Durante ese tiempo, realmente me dispuse a buscar al Señor, a deshacerme de otras cosas innecesarias en mi vida.
No escucho mucha música. Tengo un trasfondo musical, así que es difícil para mí hacer otras cosas cuando hay música de fondo. Pero durante ese tiempo, había algunos CD´s que yo –yo no sé si es posible gastar un CD, pero eso es lo que casi hice. Uno de ellos era de Marty Goetz quien es un judío mesiánico y es un hombre que tiene un testimonio de la gracia de Dios en su vida. Él tiene algunos CD´s. Pero ese en particular hay una canción; ni siquiera sé si voy a recordar el nombre bien.
Pero lo importante de eso es que era la historia del encuentro de Isaías con el Señor. Él decía: «Aquí estoy, heme aquí, envíame a mí.» Tenía, de hecho, esa frase en hebreo en la canción. Yo escuché ese CD en particular y esa canción particular una y otra vez durante ese período.
Y esa canción, «Aquí estoy Señor; envíame a mí», fue una de las cosas que Dios usó para confirmar en mi corazón que esto era lo que Él quería que hiciéramos. Algunas de ustedes me han escuchado contar la historia de cómo lanzamos Revive Our Hearts (Aviva Nuestros Corazones) y luego hubo, por un par de años, grandes desafíos para mí comenzando en este nuevo tipo de ministerio.
Hubo tantas veces en las que yo me preguntaba, «¿sobreviviremos? ¿Sobreviviré yo?» Me sentía como los discípulos en esa barca con Jesús en la tormenta, diciéndole ¡Señor, despierta! Nos estamos ahogando.
Esa canción fue una que el Señor trajo de manera intermitente porque fue parte de lo que el Señor usó. Por supuesto, primero buscando la dirección del Señor en su Palabra. Pero esa canción fue algo que Dios usó para confirmar esa dirección en mi corazón.
Las veces que he vuelto a escuchar esa canción a lo largo de los años, ha sido un recordatorio para mí de dónde estaba. En ese punto, no tuve dudas de que Dios me estaba dirigiendo en esta dirección. Pero luego hubo momentos subsecuentes, cuando me vi tentada a dudar en la oscuridad de lo que ya había visto en la luz. Así que una canción como esa, me ayuda a regresar y recordar: «Sí, Dios me dijo esto con claridad. Sí, estoy aquí por la instrucción de Dios, por Su dirección.» Y de la manera en que Dios estuvo conmigo entonces, así está conmigo ahora, y entonces, Él estará también conmigo a través de todo este proceso. Así que, para regresar y recordar el trato de Dios con nosotras, estos memoriales pueden ser cosas poderosas.
Estoy también pensando en otro memorial que está en mi casa. Cuando éramos pequeños –yo soy la mayor de siete hijos– mis padres guardaban en un archivo papeles especiales, tarjetas especiales, dibujos especiales. Yo no tenía muchos dibujos. Yo era mejor con las palabras que con los dibujos, aun cuando era una niña. Pero ellos guardaban estas cosas en un archivo para cada uno de nosotros.
Cuando mi madre dejó la casa en la que crecimos, años después de que mi padre partiera al cielo, ella nos dio a cada uno de nosotros este archivo esta caja individual. En mi archivo había una carta que no recuerdo haber escrito, pero claramente lo hice. Yo tenía siete años, por en la fecha de la carta. La llamo mi carta misionera. Es una carta que escribí a mis padres contándoles acerca del llamado de Dios a mi vida para servirle como misionera.
Y yo escribí mal la palabra. La palabra misionera, usé la palabra misionera alrededor de dieciocho veces o algo así en esa carta, y la escribí mal cada vez, olvidé una de las vocales. Los que me conocen se ríen un poco de ver esto porque saben que soy amiga de la ortografía correcta de las palabras. Así que esto fue antes de que supiera cómo escribir bien la palabra misionera.
Pero en esa carta hablo del sentir el llamado de Dios en mi vida. Cuando lees esta carta puedes percibir la intensidad con la que Dios estaba tratando con mi corazón de niña. ¡Le dije a mis padres, Es como si pudiera escuchar a Dios decirme, «Vé Nancy! Vé Nancy! ¡Tú puedes hacerlo Nancy!» Y luego escribí, «P.D.» (estoy haciendo esto de memoria aquí). «Por Jesús haré esto y solo por Él haré esto.»
Cuando cumplí cuarenta años, algunos de nuestro equipo de trabajo tomaron esa carta y la enmarcaron en un marco transparente de tal modo que puedes ver la parte de adelante y la de atrás. Es tan solo un pedazo de papel de un cuaderno escolar con mi escritura en él. Le pusieron un pequeño dibujo, uno de mis dibujos de la escuela de cuando tenía esa edad. Bueno, esa carta enmarcada, está en una mesa en mi sala.
Ha habido muchas veces desde que tenía siete años de edad en que pensé, Sabes, tiene un alto costo servir al Señor. Ha habido veces en que he pensado --no estoy orgullosa de decirte esto en mi debilidad y humanidad yo he pensado, ¿Por qué no pude tener una vida normal? ¿Por qué me tengo que quedar estudiando esta noche cuando todos los demás pueden ir a estar con sus familias?
Tú sabes, la autocompasión; es mortal y malvada. Pero a veces ahí estoy. Tener un memorial así y recordar que desde que era una niña pequeña Dios puso su mano en mi vida y dijo: «Te estoy apartando para que me sirvas a Mí.»
Y esa carta, ese cuadro, es un memorial. Es un símbolo. Me recuerda. Me lleva de regreso. Me ha ayudado a permanecer en el curso de mi vida a lo largo de estos años. Cuando yo tenía siete años fue mucho más fácil de lo que lo es ahora ejercitar la fe para darle todo al Señor. Ahora soy un poco más consciente de algunos de los obstáculos y estoy un poco más inclinada a querer ir a lo seguro.
Pero Dios me lleva de regreso a esos días de total abandono al Señor y amor de todo corazón y devoción a Él. El recordatorio de que hacía esto solo por Cristo y de que no había ninguna búsqueda de querer hacerme importante o de ser famosa. Era solo por Jesús.
Cuando los pensamientos de mi propia reputación se interponen en el camino de mi servicio a Cristo, puedo regresar a esa carta y recordar: «Sólo por Jesús haré esto.» Esa carta de cuando tenía siete años se ha transformado en un memorial para mí. Para otros que han visitado mi casa, y pueden verla, ha sido un desafío para su propia consagración y devoción al Señor. Es otro símbolo que continúa siendo un memorial en mi vida que me dirige hacia el Dios que me ha llamado y me ha puesto en el ministerio.
Mujer 5: Es hermoso ver como nuestro Dios ha dejado en su Palabra cosas que nos ayudan en nuestra vida diaria, recordar esa hermosa historia de Josué cuando él arrastró esas rocas para levantar ese monumento hermoso que le haría recordar la gloria de Dios en medio de ellos. Mi Señor por su gracia hace 10 años me dio el privilegio de ser líder de un grupo de jóvenes, las cuales yo iba a guiar, iba a ayudar a crecer, a discipular; y recuerdo que estaba inquieta cuando íbamos a tener nuestra primera reunión, no encontraba qué hacer y qué cosas yo podría como hacer que ellas ese día fuera un día que marcara sus vidas. Y el Señor puso en mi corazón ¿por qué no les regalas a cada una, una muñeca? Y yo salí y compré una muñeca que aún tenía un rostro parecido, si era una rubia yo compré una muñeca rubia, si era trigueña yo busqué una muñeca trigueña. En fin, cada una tenía su muñeca. Cuando llegué a la reunión con mis muñecas ellas se impresionaron, les encantó tanto la idea, que pusieron aun nombre a nuestro grupo, era, las Muñecas de Cristo, me encantó. Mi corazón quedó impresionado al ver que ellas estaban tan contentas con ese grupo que Él había puesto en medio de nosotras.
Hoy por hoy, 10 años más tarde, yo tengo mi muñeca encima de mi gavetero, lo cual me hace recordar que debo orar por ellas, velar por ellas y cuidar de ellas. Ellas también tienen sus muñecas de las que muchas veces damos testimonio de cómo esas muñecas nos ayudan a recordar que tenemos un propósito como grupo en esta vida, que como grupo vamos a servir al Señor, vamos a crecer en el Señor, que como grupo vamos a ser luz en medio de la congregación. Qué hermoso monumento de Dios, gracias Señor por darnos este privilegio de recordar que somos tus muñecas.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Cada una de nosotras tiene una historia de la gracia de Dios en nuestras vidas. Tenemos la historia de cómo cada una de nosotras vino a la fe. Y quizás tú me digas, «bueno, tan solo era una niña. No hay mucha historia ahí.» ¿No sería genial si tus hijos vinieran a la fe a una edad temprana y experimentaran la bendición de toda una vida caminando con el Señor?
O puedes pensar, tomé tantos caminos equivocados, tantos desvíos, y no quisiera que mis hijos o mis nietos pasaran por ahí. Bien, entonces ellos necesitan ser advertidos por tu vida, por ejemplos de cómo la obediencia trae bendición, pero la desobediencia trae conflictos.
Así que no es tu historia, es Su historia en ti y a través de ti, que necesita ser compartida con la próxima generación. Estoy tan agradecida por mis padres que a lo largo de los años nos contaron la historia de cómo vinieron a la fe en Jesucristo.
Y eso convence a tus hijos de que hay un Dios, que es real, que es fiel, y que en tiempos en que no puedes ver lo que Él está haciendo, todavía puedes confiar en Él. Así que utiliza estos memoriales como una manera de pasar la fe a la próxima generación; antes que nada animando tu propia fe, pero también, animando la fe de la próxima generación.
Y cuando veas ese árbol, cuando veas esa maceta, ese cuadro, cuando hojees ese libro de recuerdos, o ese álbum, o cuando saques esa carta, le podrás decir a otros a tu alrededor, «hay un Dios.»
¿Qué dijo Josué? Así es como sabrán que hay un Dios entre ustedes, que realmente hay un Dios y que Él está obrando. Así es como pasamos nuestra fe de una generación a la siguiente.
Carmen: Hemos estado escuchando acerca de la importancia de los memoriales. Ayer, Nancy DeMoss de Wolgemuth nos enseñó acerca de las rocas que Josué levantó para recordarle a las próximas generaciones la bondad de Dios. Hoy hemos escuchado cómo podemos levantar nuestros propios memoriales con significado.
El programa de hoy es parte de la serie «Lecciones de la vida de Josué: Antes de la conquista». Es la octava de varias series sobre la vida de Josué que empezamos en el verano. Si te has perdido alguna de las series anteriores te animo a visitarnos en AvivaNuestrosCorazones.com. Allí podrás escuchar los programas y leer las transcripciones. También, a través de nuestra página puedes compartir fácilmente los programas con otras mujeres en tu círculo de influencia.
Bien, el lunes, únete a Nancy mientras habla con Joni Eareckson Tada sobre cómo Dios ha usado las pruebas en su vida—el hecho de haber estado parapléjica por más de 40 años—para atraerla a tener mayor intimidad con Cristo. Ella también comparte cómo ha crecido a través de su matrimonio de casi 30 años con Ken Tada, y nos habla sobre la perspectiva bíblica de temas relacionados a la bioética, como lo es la investigación con células madres.
¡Qué tengas un bendecido fin de semana y día del Señor!
Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
Ofertas disponibles sólo durante la emisión de la serie radial.
Aquí estamos, Marcos Vidal, Cara a Cara (Released Oct 28, 1996) ℗ 2017 Nuva Music Inc.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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