Tu rol en una historia grandiosa
Annamarie Sauter: Dios tiene un plan redentor soberano, y Su plan no fallará.
Nancy: Él tiene un plan para tu vida, un plan para tu familia, un plan para su pueblo, un plan para nuestro mundo: revelar la gloria y el esplendor de la gracia salvadora de Jesucristo y llenar la tierra de Su gloria, y Su plan no fallará.
Nada puede frustrarlo, nada, ninguna crisis económica, ningún marido inconverso, ningún desafío. Incluso cuando no puedes ver Su mano, incluso cuando parece que no está sucediendo nada, Dios siempre está trabajando detrás de la escena y cumpliendo Sus propósitos. Él prevalecerá.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. La lectura bíblica para hoy es Daniel capítulos 3 y 4.
¿Por qué te tiene Dios en tu circunstancia actual? ¿Cómo quiere Él usar esa situación y usarte para bendecir a otras …
Annamarie Sauter: Dios tiene un plan redentor soberano, y Su plan no fallará.
Nancy: Él tiene un plan para tu vida, un plan para tu familia, un plan para su pueblo, un plan para nuestro mundo: revelar la gloria y el esplendor de la gracia salvadora de Jesucristo y llenar la tierra de Su gloria, y Su plan no fallará.
Nada puede frustrarlo, nada, ninguna crisis económica, ningún marido inconverso, ningún desafío. Incluso cuando no puedes ver Su mano, incluso cuando parece que no está sucediendo nada, Dios siempre está trabajando detrás de la escena y cumpliendo Sus propósitos. Él prevalecerá.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. La lectura bíblica para hoy es Daniel capítulos 3 y 4.
¿Por qué te tiene Dios en tu circunstancia actual? ¿Cómo quiere Él usar esa situación y usarte para bendecir a otras personas? Nancy DeMoss Wolgemuth nos ha invitado a considerar esto en esta serie titulada, «Para un tiempo como este». Esta se basa en el libro de Ester, y es un mensaje que Nancy enseñó en una conferencia True Woman. Si te perdiste el programa anterior, encuéntralo en AvivaNuestrosCorazones.com.
Hoy nos encontramos en el segundo día de esta breve serie. Ayer nos quedamos en que Amán acababa de convencer al rey Asuero de que aprobara una ley que ponía en peligro a todos los judíos que vivían en Susa. A Ester se le había dado la posición de reina en un reino pagano, y su padre adoptivo, Mardoqueo, le envió un mensaje. Él le pidió que intercediera por su pueblo.
Nancy: El corazón de Ester se conmueve por esta petición de Mardoqueo, y se da cuenta de que debe tomar medidas decisivas, que no hay tiempo que perder. Los versículos 15 y 16 del capítulo 4 dicen:
«Y Ester les dijo que respondieran a Mardoqueo: Ve, reúne a todos los judíos que se encuentran en Susa y ayunad por mí; no comáis ni bebáis por tres días, ni de noche ni de día. También yo y mis doncellas ayunaremos. Y así iré al rey, lo cual no es conforme a la ley; y si perezco, perezco».
Ella le dijo a Mardoqueo: «Reúne a todos los judíos». Nota que ella no actúa sola. Ella se da cuenta de que es parte de una comunidad. Ella se da cuenta de la importancia de estar unidos, y pide un ayuno de tres días. Hay un sentido de urgencia. Tiempos drásticos requieren medidas drásticas. Nada es más importante en este momento. Ella dice: «Este no es un momento para juegos o pasatiempos triviales». Ahora, la palabra oración no se menciona explícitamente aquí, pero no tengo dudas de que era parte de este ayuno, que esto era lo que hacían. Antes de ir al rey de Persia, Ester va al Rey del Universo, quien tiene el corazón de este rey terrenal en sus manos y lo dirige donde le place.
Ahora, vemos que la oración y el ayuno no eran un fin en sí mismos. Simplemente estaban preparando el camino para que Ester avanzara y para que Dios interviniera a su favor y el de su pueblo. Entonces ella dice en el versículo 16: «Y así iré al rey, lo cual no es conforme a la ley; y si perezco, perezco».
Aquí hay una mujer quebrantada. Este no es un esfuerzo a medias; no es un compromiso a medias. Ella puso en juego el todo por el todo para cumplir los propósitos de Dios para su vida, incluso si eso significaba perder su vida.
Mientras estudiaba este texto me encontré providencialmente un mensaje del pastor Tim Keller de la Iglesia Redeemer en la ciudad de Nueva York. Él acababa de mencionar a Ester como referencia en ese mensaje. Dijo algo que realmente me sorprendió. Él habló sobre cómo Ester estuvo dispuesta a abandonar el palacio y arriesgar su vida para salvar a su pueblo, y luego la comparó con Jesús, quien estuvo dispuesto a dejar su palacio celestial y entregar Su vida para salvar a su pueblo. Así que aquí tenemos una imagen velada de Cristo y el evangelio.
Ahora, sabemos que Dios intervino sobrenaturalmente. No analizaremos toda esa parte de la historia. Su pueblo fue librado del exterminio, Mardoqueo fue exaltado, Amán, el instigador, fue juzgado, y tenemos aquí un capítulo importante en la historia de la redención. Entonces, mientras consideramos lo que significa para nosotras ser mujeres verdaderas de Dios en nuestros días, quiero que veamos brevemente varias ideas importantes y lecciones que podemos tomar de la historia de Ester. Las voy a mencionar rápidamente y luego podrás volver al texto y meditar sobre ellos.
- Estamos en una batalla.
Estamos en una batalla. En esta historia vemos cómo Satanás, por medio del edicto de Amán, intentó eliminar el linaje de Cristo, amenazando la continuidad de los propósitos de Dios en la historia de la redención, poniendo en riesgo la existencia futura del pueblo elegido de Dios y poniendo en riesgo la aparición del Mesías. Satanás estaba detrás de Amán, tratando de eliminar el linaje que llevaría a Cristo. Entonces ves que la verdadera batalla no fue entre Amán y Mardoqueo. Ellos eran solo piezas en el tablero, por así decirlo, símbolos de un conflicto entre dos reinos—el reino de Dios y el reino de Satanás.
Amigas, nuestra batalla no es contra las feministas. Ellas no son el enemigo. Nuestra batalla no es contra los hombres. Ellos no son el enemigo. No es contra los poderes humanos o los partidos políticos o la cultura secular. Estamos en una batalla espiritual, y necesitamos mantener nuestros ojos en esa realidad.
- Las armas y las tácticas del reino humano son completamente diferentes a las armas y las tácticas del reino celestial.
En el drama humano el mundo depende de armas como el poder mundano, las leyes y los decretos humanos, el poderío militar, la autosuficiencia, la ira, la fuerza, el engaño. Esos son los instrumentos y las armas del mundo. Por otro lado, los hijos del reino de Dios ganan la guerra con humildad, oración, ayuno, cilicio y ceniza, confiando en Dios. Recuerda eso, y recuerda que independientemente del resultado de las elecciones, o el resultado de la economía, el resultado de tu situación, la batalla se libra y se gana en el ámbito espiritual con armas y tácticas espirituales.
- Dios tiene un plan redentor soberano, y su plan no fallará.
Él tiene un plan para tu vida, un plan para tu familia, un plan para su pueblo, un plan para nuestro mundo: revelar la gloria y el esplendor de la gracia salvadora de Jesucristo y llenar la tierra de Su gloria, y Su plan no fallará.
Nada puede frustrarlo, nada, ninguna crisis económica, ningún marido inconverso, ningún desafío. Nada puede frustrar el plan de Dios. Incluso cuando no puedes ver Su mano, incluso cuando parece que no está sucediendo nada, Dios siempre está trabajando detrás de la escena y cumpliendo Sus propósitos. Él prevalecerá.
- A través de la fe y la obediencia, puedes ser parte del plan de Dios.
Hay momentos en que nos sentimos solas e impotentes. Puedes sentirte impotente en tu situación, sentir que la impiedad que te rodea es mucha, que son muchas las personas que te rodean que no conocen a Dios, que estás abrumada por los poderes de las tinieblas y la maldad. Puedes sentirte como una simple pieza moviéndote en un tablero de ajedrez. Pero nunca subestimes el poder de Dios. Nunca subestimes el significado y el impacto potencial de tu fe, de tus oraciones, de tu fidelidad, de tu obediencia, el poder de influencia de una mujer, una Ester, una María, una Sara, una Rut, una Débora, que está llena del Espíritu Santo de Dios y dice: «Sí, Señor, estoy disponible para cumplir tus propósitos». No pienses que tu vida no puede hacer la diferencia.
Tenemos adolescentes en nuestra audiencia, algunas entre doce y trece años. También tenemos mujeres mayores. También tenemos octogenarias, es decir de más de ochenta años. Hemos tenido hermanas de esa edad ayudándonos a preparar nuestras conferencias, llenando bolsas de pie durante horas en la noche. Esa es una mujer verdadera. Hay mujeres de todas las edades, en todas las etapas de la vida, no pienses que tu vida no puede hacer una diferencia en el reino de Dios. Él te ha traído a Su reino para un tiempo como este. Así que sé valiente. Debes estar dispuesta a dar un paso de fe cuando sea hora de hablar, hora de actuar.
- No hay una situación tan desesperada de la que Dios no pueda librarte
Si alguna vez hubo una situación que parecía sin esperanza, fue la de Ester. Piénsalo, quedó huérfana cuando era niña, fue llevada a un harén persa, casada con un marido cruel, arrogante y alcohólico, y luego le tocó vivir en un tiempo cuando se dictó una ley donde todos los judíos debían ser exterminados. Era una situación desesperada. Su situación parecía sin esperanza, pero el reino celestial gobierna sobre el reino terrenal. ¿Puedes ver ese punto? ¿Recordarás esto cuando estés en medio de tu drama terrenal? El reino celestial gobierna sobre todo.
John Piper dijo: «En cada situación, Dios siempre está haciendo mil cosas que no puedes ver y que no sabes». Escríbelo, no solo en tu cuaderno, sino en las tablas de tu corazón. Así que espera a que Dios actúe. Espera el tiempo de Dios y recuerda que no ganas al empujar, regañar, gritar, fastidiar, manipular, quejarte, avergonzarte. Esas cosas parecen ayudar a corto plazo, pero no ganarán ninguna victoria para el reino de Dios.
Tendemos a justificar ese tipo de actitudes y comportamientos –actuar quejándonos, peleando, murmurando, gritando, regañando– cuando las circunstancias son extremas. Manifestamos ira, enojo, malicia… Eso no debería provenir del pueblo de Dios. Tampoco se justifica en tu matrimonio, ni en el ámbito nacional, ni en la «blogosfera». Debemos evidenciar esa mansedumbre (que vemos en Ester) y esa mansedumbre de espíritu que la Palabra de Dios enseña que es poder bajo control, el poder de Dios bajo control.
Aquí tenemos una mujer en las más terribles circunstancias, confrontada literalmente con la posibilidad de muerte, y ves que Ester tiene un control increíble sobre su lengua y sus emociones. No tiene prisa, no hay histrionismo, no hay arrebatos histéricos. Ella es una imagen asombrosa de dominio propio (autocontrol) porque sabe que el reino de Dios está en control. Recuerda esto. Sé que lo repito, y lo repito, porque sé que en un breve tiempo estarás tentada a olvidar que lo dije; así que quiero decirlo lo suficiente como para que no se nos olvide.
- No juzgues el resultado de la batalla por cómo se ven las cosas ahora.
Verás, aquí y ahora, como vimos con Mardoqueo y Amán, los malvados a menudo florecen y los piadosos a menudo sufren, pero no te desesperes cuando veas que eso sucede. Recuerda que las cosas no siempre serán como son ahora. En las primeras escenas de Ester vimos una fiesta perversa, y a medida que se desarrolla la historia vemos a los justos que están de duelo. Pero al final de la historia, los malvados han sido juzgados y los justos están de fiesta. Esa es una imagen de lo que está por venir. ¿Estás lista para ese día?
Los malvados están ahora en lo alto, pero un día darán cuenta, habrá un juicio final. Los justos sufren ahora, pero un día habrá triunfado el reino de Dios. El Hombre que viene montado en un caballo blanco irrumpirá a través de las nubes y vendrá a tomar el control y el gobierno, y habrá un gozo eterno para el pueblo de Dios. Al final, el Salmo 58, versículo 11 nos dice que los hombres dirán: «Ciertamente hay recompensa para el justo. Ciertamente hay un Dios que juzga en la tierra». Dios escribe el capítulo final.
Y déjame decirte, por cierto, que no hemos leído el capítulo final. Bueno, lo hemos vislumbrado, pero aún no lo hemos leído, pero ya está escrito. No hay misterios en el cielo. No es como que Dios está en los cielos pensando, ¿qué haré con esta crisis? Dios ya ha escrito el capítulo final en la eternidad pasada, y se está desarrollando en el drama humano.
Así que ahora es el tiempo. Estamos creyendo que Dios hará un movimiento de reforma y avivamiento en los corazones y los hogares de las mujeres cristianas de todo el mundo. Hay muchas uniéndose a nosotras a través del internet. Tú también eres parte de esto. Queremos darte la oportunidad de unirte a nosotras para decir: «Esto es lo que creemos, esto es lo que afirmamos, queremos ser parte de esa revolución contracultural para recuperar el terreno que hemos cedido a la forma de pensar del mundo durante tantos años».
Al pensar en una revolución contracultural, puede parecer muy posible mientras estamos todas reunidas animándonos unas a otras, pero cuando vuelves a tu lugar de trabajo donde todos piensan que estás loca por lo que crees, porque no hablas como ellos, no vives una vida inmoral como ellos, no tienes las actitudes que ellos tienen; y hablas sobre El Manifiesto de la Mujer Verdadera muy emocionada, y encontrarás que muchas mujeres cristianas no están de acuerdo con lo que estamos a punto de afirmar, o piensan que es totalmente irrelevante.
Y tú dices en tu corazón, «esto sí es importante», y en tu corazón sabes que es verdad, pero te sientes tan sola en eso. Parece algo imposible. Cuando te sientas así, recuerda a Ester, levantada por Dios para un tiempo como este para hacer una gran diferencia en su mundo. Una mujer común, ordinaria y joven en el drama humano con muchas cosas difíciles en su pasado, pero Dios le dio coraje y fe. Y como resultado de su rendición y obediencia, fue usada en el esquema del plan de Dios para salvar a millones de su pueblo de la destrucción.
Muchas mujeres hoy, incluso mujeres cristianas, están desorientadas. No están experimentando libertad, satisfacción y plenitud en Cristo. Tenemos muchas mujeres en sus hogares verdaderamente desesperadas incluso dentro de la iglesia, pero Dios nos ha dado en Su Palabra un mensaje de gracia y esperanza para esas mujeres. Así que creo que en caso de que todavía no me hayas escuchado decirlo, Dios te ha traído, a ti, a este reino –Su reino– para un tiempo como este, y eso significa que tienes que tener la voluntad de ir contra la corriente.
A las adolescentes que nos escuchan, eso significa la voluntad de seguir a Cristo y Su Palabra cuando parece que todas las otras chicas de tu edad están consumidas por la belleza, los chicos, el yo, el sexo y pasarla bien. Significa poner tus afectos en Cristo, proteger tu corazón, elegir el camino de la pureza, convertirte en alguien que habla la verdad en tu generación cuando toda la presión de grupo va en la dirección opuesta.
A las solteras, significa ir contra la corriente. Significa elegir el camino del contentamiento, estar dispuesta a casarte o estar soltera, lo que Dios tenga para ti para Su gloria y el bien de Su reino. Significa que mientras estás soltera, haces lo que hacen muchas de mis amigas solteras, usar ese tiempo para servir al Señor sin distracciones. Significa mantenerte sexualmente pura, ya sea que tengas diez, veinte, treinta o cuarenta años como soltera, debes servir a la familia de Dios. Hay algunas de ustedes, mujeres solteras, que Dios puede usar sus dones y sus capacidades en el ministerio cristiano vocacional, tal vez incluso llevando el evangelio a otras partes del mundo como muchas mujeres solteras han hecho antes que nosotras.
Mujeres casadas, también tienen un llamado para ir contra la corriente. Un llamado a ser fiel en un mundo de promesas rotas, amar a tu esposo, orar por él, construir un matrimonio que glorifique a Dios. Significa ser fiel en las buenas y en las malas. Significa decir «sí» al alto y santo llamado de ser ayuda para tu esposo, reverenciarlo como la Escritura nos exhorta, someterte a él como una imagen de sumisión a Cristo mismo.
Significa entregarte de todo corazón a ese esposo y decir «no» a la intimidad emocional o física con cualquier otro hombre que no sea tu esposo. Creo que hay mujeres que nos escuchan que se han dejado arrastrar por la corriente, han estado yendo tras sus emociones, han estado yendo tras lo que es natural para el mundo; pero Dios te está llamando hoy a ti a romper esos apegos incorrectos y a decir «sí» a la fidelidad, aunque signifique ir en contra de la corriente.
Madres, ir contra la corriente significa abrazar el llamado y el don de ser dadora de vida, de preservar y nutrir la vida. No dejes que el mundo te diga cuántos hijos tener o no tener. Deja que Dios te dé Su visión del impacto que tus hijos y tus nietos podrían tener para Su reino en las generaciones venideras. Significa estar dispuesta a luchar por las almas de tus hijos y tus nietos y decir: «Señor, no vamos a dejar que el enemigo tenga esta próxima generación. Queremos que te pertenezcan solo a ti».
Mujeres mayores, ¿qué significa ir en contra de la corriente? Significa que eliges no retirarte espiritualmente. No te conformes con una vida consumida por el golf, los juegos de cartas y las actividades sin sentido; horas frente a una televisión y la preocupación por ti misma. Estamos hablando de canas aquí, y estoy muy agradecida por ellas, y quiero decirles a las mujeres mayores, que las mujeres más jóvenes nos necesitan. Necesitan tu consejo, tu aliento, tus oraciones. Necesitan que las tomes bajo tus alas y que las ayudes a aprender cómo vivir vidas que agraden al Señor.
Hoy llevo puesto un collar que me regaló una mujer a la que llamé «Mamá Johnson». Viví con su familia cuando era estudiante en la Universidad del Sur de California hace muchos años, y nos mantuvimos en contacto a lo largo de los años. Ella fue una de mis compañeras de oración más fieles. La vi envejecer con gracia. La vi quedarse en la batalla, la vi permanecer siguiendo a Cristo en su crecimiento espiritual.
Tenía noventa y dos años cuando murió, y me dio este collar cuando tenía noventa años. Me lo envió para un cumpleaños. En su funeral, conocí a una joven madre de unos treinta años que dijo: «Mamá Johnson me ha estado asesorando durante años». Aun en sus ochenta y principios de sus noventa, mamá Johnson tomaba mujeres bajo su protección, alentándolas y discipulándolas. Necesitamos más mamás Johnsons para tomar su lugar.
Y solo una palabra más para aquellas mayores de 60. Somos parte de la generación de setenta y siete millones de baby boomers. Hay todavía mucha energía, capacidad y oportunidades; esta es la generación más grande que tendremos. Debido al control de la natalidad y el no querer tener hijos, probablemente nunca haya otra generación tan grande como la de los baby boomers. Entonces, eso significa que tenemos este enorme batallón de hombres y mujeres con la oportunidad de invertir nuestras vidas en Su reino en esta época de la vida, y creo que hay un movimiento masivo de mujeres, mujeres verdaderas, en esos millones de mujeres que son capaces de capturar todo tipo de frentes de batalla para Cristo. Algo o alguien va a llamar la atención y los afectos de la siguiente generación a medida que avanzan los años, y debemos orar para que Dios levante un ejército de mujeres verdaderas de Dios.
Annamarie: Nancy DeMoss Wolgemuth nos ha traído importantes lecciones de la historia de Ester. Trae mucho aliento recordar que cada una de nosotras tiene un lugar en la expansión del reino de Dios. Y es tan importante que aprendamos a distinguir cuál es el verdadero enemigo; recordar que no luchamos en nuestras fuerzas sino en las de Dios y que nada puede frustrar Su plan.
Te animo a profundizar más en estas cosas y hacerlas parte de tu vida. Una oyente compartió con nosotros en la pasada Conferencia Mujer Verdadera, sobre lo importante que es hacer de lo que escucha parte de su vida. Escucha lo que ella dijo:
Mujer: En mi vida diaria ha sido un cambio muy radical porque todos los mensajes de la hermana Nancy han sido de gran bendición y los pongo por obra, porque no es nada más escuchar las enseñanzas, sino también ponerlas por obra.
Aunque no soy una mujer casada, soy divorciada, pero te das cuenta en qué has fallado y cómo mejorar, y también en la interacción con mis compañeras de trabajo, o mis amigas que son casadas –a veces hacerles un comentario– o compartirles lo de Aviva. Invité a mi hermana, ella viene de San Antonio pero ha sido de gran bendición.
Annamarie: Nos encanta escuchar cómo la gracia de Dios ha obrado en tantas mujeres.
La enseñanza de hoy fue impartida en una conferencia True Woman, y queremos ayudarte a hacerla algo personal a través del libro de estudio: «Ester: Confiando en el plan de Dios». Encuéntra este recurso en nuestro sitio web, AvivaNuestrosCorazones.com y sé animada a hacer de la Palabra de Dios parte de tu vida.
Dios no promete que la vida será fácil, pero cuando caminas con Él esta se convierte en una aventura significativa.
Nancy: Su llamado en nuestras vidas podría ser difícil en ocasiones, quizás ahora mismo te encuentras en una situación difícil. Su llamado implica dificultades, sufrimiento y obstáculos. Y déjenme decirles, no es un llamado a una vida de comodidad, a la conveniencia o a la realización personal. Es un llamado a glorificar a Dios, a rendirle tu vida. Habrá dificultades cuando sigamos las pisadas del Salvador, quien estuvo dispuesto a rendir Su vida para que nosotras pudiéramos vivir. Y cuando tú y yo veamos el rostro de Cristo –y no falta mucho ya– si hemos sido fieles en cumplir Su llamado para nuestras vidas, diremos: «Jesús, todo valió la pena por ti». De hecho, creo que muchas, si no todas, diremos: «Debí darle a Él más de mí».
Annamarie: Acompáñanos mañana para este próximo programa de Aviva Nuestros Corazones.
Llamándote a libertad, plenitud y abundancia en Cristo, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de la Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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