Tú puedes perseverar
Débora: Con nosotras, Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Estaba hablando por teléfono la semana pasada con una mujer a la que solo había visto una sola vez. Estábamos compartiendo la forma en la que estábamos caminando con el Señor en ese momento.
Después de unos minutos de tan solo una pequeña charla, rápidamente llegó al punto y me expresó la tristeza que siente en su corazón debido a problemas en la vida de su marido. Hay problemas en su matrimonio que ella encuentra muy desalentadores, y ella considera que es muy difícil saber cómo responder.
He aquí una mujer que durante muchos años ha caminado con el Señor. Ella está tratando de ser fiel en su matrimonio, fiel en la crianza de sus hijos. Sin embargo, a pesar de que ha derramado su vida en esta familia, ella ve muy poca evidencia de interés espiritual o fruto en la …
Débora: Con nosotras, Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Estaba hablando por teléfono la semana pasada con una mujer a la que solo había visto una sola vez. Estábamos compartiendo la forma en la que estábamos caminando con el Señor en ese momento.
Después de unos minutos de tan solo una pequeña charla, rápidamente llegó al punto y me expresó la tristeza que siente en su corazón debido a problemas en la vida de su marido. Hay problemas en su matrimonio que ella encuentra muy desalentadores, y ella considera que es muy difícil saber cómo responder.
He aquí una mujer que durante muchos años ha caminado con el Señor. Ella está tratando de ser fiel en su matrimonio, fiel en la crianza de sus hijos. Sin embargo, a pesar de que ha derramado su vida en esta familia, ella ve muy poca evidencia de interés espiritual o fruto en la vida de su marido. Ella se pregunta si realmente tiene una relación verdadera con el Señor.
Ella dijo: «Es tan difícil perseverar».
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy 1 de julio de 2024.
El día de hoy damos inicio a una nueva serie titulada «No te desanimes». En los próximos 3 episodios, Nancy responderá a una pregunta que creo que muchas de nosotras, si no es que todas nosotras, nos hemos hecho: ¿Cómo perseverar?
Nancy: Supongo que escucho este tema tan a menudo como cualquier otro en los correos electrónicos y cartas que recibimos aquí en Aviva Nuestros Corazones, de las mujeres que están cansadas de tratar, cansadas de ser fieles y tratando de aguantar y de mantener las cosas en su lugar y tratando de servir al Señor en sus familias y a otros con fidelidad.
Pero ellas no están viendo el fruto, no están viendo los resultados. A veces parece que las cosas están empeorando en lugar de mejorar. Están realmente sufriendo, y es difícil perseverar.
Permítanme leerles unas notas reales que he recibido de algunas mujeres. Esta nota decía:
«Estoy pasando por un momento muy difícil en nuestro matrimonio ahora mismo, y necesito algo de aliento. Mi marido ha escogido un estilo de vida que sé que no es correcto a los ojos de Dios. No solo me afecta a mí, sino también a mis tres hijos. Estoy tratando de ser fuerte a través de esto, pero a veces siento que no puedo hacerlo más».
Esta otra nota dice:
«Mi matrimonio se está rompiendo. Ha habido falta de amor, falta de nutrir nuestro matrimonio por más de 12 años. Mi corazón está roto, y me siento desgastada. No me queda nada para él o para este matrimonio. Me siento fea, antipática, innecesaria y básicamente no deseada. No quiero mantener esto, pero estoy orando para que Dios me dé el deseo de querer hacerlo. Estoy tan cansada».
Ahora bien, no es solo con relación a los matrimonios. Pienso en las mujeres que conozco, que han intentado durante años amar a un padre o familiar político que es indiferente.
Recibí una carta recientemente de una mujer que es mi amiga y compartió la lucha que ella y su marido están pasando en relación con su iglesia. Ella me dijo:
Hemos estado en la misma iglesia durante 22 años. Hemos orado mucho para que Dios se mueva allí, pero las cosas siguen empeorando, no han mejorado. Nadie parece interesarse en crecer en el Señor. A las reuniones de oración asisten de dos a diez personas, que en su mayoría no les gusta orar. Los estudios bíblicos suelen atraer como diez mujeres en un inicio, pero solo una o dos estudian algo en sus casas, y la mayoría abandona después de unas pocas semanas.
Quizás podrías pensar que esto es tal vez solo una mujer crítica. Pero ella es una mujer que anhela ver a Dios libre para hacer Su obra en los corazones de Su pueblo, y ha sido fiel a esa iglesia. Ellos se han estancado con esto, y ahora están diciendo: «¿Qué hacemos? ¿Cómo perseveramos? ¿Cómo podemos permanecer fieles?»
Hay una tentación recurrente a desanimarse. Es difícil perseverar. Nos desalentamos. No queremos seguir adelante. Algunas veces puede ser cualquier crisis sin importancia que nos lleva a perder el ánimo.
Puede ser solo la rutina diaria de la vida. Te estás invirtiendo en la vida de tus hijos y de tu familia, cocinando, limpiando, sirviendo, educando y haciendo una variedad de cosas, día tras día, pero no estás viendo el fruto de esto. No estás viendo la recompensa de esto.
A veces es difícil querer levantarse de la cama por la mañana y hacer lo que tienes que hacer un día más. Bueno, ¿podría decir que nada menos que el apóstol Pablo, el gran apóstol Pablo, se sentiría identificado con estos sentimientos? Él se identificaría con la tentación del desánimo, y tenía un montón de razones por las que podría haberse desanimado.
El apóstol Pablo enfrentó dificultades casi incesantes en el curso de su ministerio. Desde el momento en que llegó a conocer al Señor hasta el momento en que se fue para estar con el Señor, hubo presiones constantes. En 2ª a los Corintios, tenemos muchos de los detalles de algunas de las dificultades que pasó.
La carta de 2ª Corintios es un libro que ayuda a aquellos de nosotros que estamos en el ministerio, sirviendo al Señor, con muchos ejemplos de lo que podemos enfrentar como siervos del Señor. Una de las cosas que Pablo dice en este libro es: «Tú puedes esperar enfrentar dificultades».
Él lo ilustra en su propia vida. Si tienes tu Biblia, puedes revisar algunos de estos pasajes. 2 Corintios 1:8, Pablo dice:
«Porque no queremos que ignoréis, hermanos, acerca de nuestra aflicción sufrida en Asia, porque fuimos abrumados sobremanera, más allá de nuestras fuerzas, de modo que hasta perdimos la esperanza de salir con vida».
De hecho, dentro de nosotros mismos ya teníamos la sentencia de muerte. (vv. 8-9).
«Eso es duro». Él dice: «La vida era dura en esa época. Estábamos agobiados mucho más allá de nuestras propias fuerzas, ya que no pensábamos que podíamos salir con vida».
2 Corintios 11:24 contiene un gran catálogo de dificultades. Cinco veces he recibido de manos de los judíos treinta y nueve azotes.
Si alguna vez has estudiado, sabes que esto era un castigo cruel y duro.
«Tres veces he sido azotado con varas. Una vez fui apedreado. Tres veces he padecido naufragio; y he pasado una noche y un día en lo profundo; con frecuencia en viajes, en peligros de ríos, peligros de salteadores, peligros de mis compatriotas, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos» (vv. 25-26).
Quiero decir, ¡qué vida! El versículo 27 dice:
«En trabajos y fatiga, en muchas noches de desvelo, en hambre y sed, a menudo sin comida, en frío y desnudez. Además de tales cosas externas, está sobre mí la presión cotidiana de la preocupación por todas las iglesias».
¿Puedes imaginarte ser llamado a servir al Señor de esta manera?
Pienso en ese pasaje en Hechos capítulo 20:23, donde Pablo dice: «salvo que el Espíritu Santo solemnemente me da testimonio en cada ciudad, diciendo que me esperan cadenas y aflicciones». Y Pablo le dice a Timoteo aquellos que «viven vidas piadosas en Cristo Jesús padecerán persecución» (2 Tim. 3:12).
La vida es dura de este lado del cielo, y la tentación a que nos enfrentamos es a perder el ánimo. Pero una de las cosas que me ayuda en mi camino cuando me siento tentada a desanimarme, como suele ser el caso, es ver cómo Pablo manejó esas dificultades, la forma en que respondió a ellas, y el hecho de que él se negó rotundamente a perder el ánimo.
Ahora, el lugar donde claramente esto es explicado es en 2 Corintios 4, y quiero tomar varias sesiones para simplemente caminar a través de este capítulo, que nos ayudará a descubrir algunos de los secretos que le ayudaron a no desalentarse. Pero vamos a echar un primer vistazo al principio y al final de este capítulo, 2 Corintios 4:1.
Ahora, no pierdas de vista el contexto, él ha pasado todos estos sufrimientos, todas estas dificultades mencionadas. En 2 Corintios 4:1 Pablo dice: «Por tanto, puesto que tenemos este ministerio, según hemos recibido misericordia, no desfallecemos.» Ahora, si vas al versículo 16 al final de este capítulo, verás la misma frase: «Nosotros no desfallecemos»
Esa frase es como las portadas de un libro, al principio y al final de 2 Corintios 4:1 y 16. «No desfallecemos». Es una palabra en el idioma original que se usa seis veces en el Nuevo Testamento. A veces se traduce: «No desmayamos». Otras veces se traduce como «estar cansado». Es una palabra que significa «estar sin ningún vigor, estar fatigado, estar exhausto».
Y Pablo dice: «A pesar de lo que hemos vivido, y a pesar de lo que estamos pasando, y a pesar de lo que Dios nos ha dicho que vamos a pasar, no desfallecemos». Ahora, él admite que hubo momentos en los que fueron presionados sobremanera, más allá de lo que consideraban sus fuerzas para resistir, momentos en los que se desesperó de la vida misma. Pero en medio de las dificultades, dijo: «No desfallecemos».
En los próximos días, vamos a ver 2 Corintios 4 y a descubrir por qué él no se desanimó.
Quiero compartir contigo ocho principios de este capítulo que te ayudarán a no perder el ánimo, te ayudarán a perseverar cuando las cosas se pongan difíciles.
Tengo una confesión que hacer, y es que muchos de los temas y series que abordamos en Aviva Nuestros Corazones nacen de mi propio sentido de desesperación, de mi propio sentido de necesidad.
Te diré que estoy tentada a menudo en el curso de mi caminar con el Señor y de servir al Señor, a desanimarme, a desfallecer. Hay días en que simplemente no tienes ninguna motivación para seguir adelante. Es difícil perseverar. Tú has pasado también por temporadas como estas. Puedes estar en una ahora mismo.
Como hemos visto, Pablo tenía un montón de razones por las que podría haberse desanimado. Se enfrentó a muchas dificultades, dificultades físicas, dificultades espirituales, dificultades relacionales, dificultades financieras, todas las clases de crisis en su vida y ministerio que podrían haberlo hecho tirar la toalla.
Mucha gente abandona. No hay mucha gente que se mantiene fielmente corriendo todo el camino hasta la meta final. Mi objetivo para mí y para ti, es que podamos mantenernos fieles hasta el final de la meta, que no nos desanimemos, que no nos salgamos de la carrera o perdamos la carrera. Entonces, ¿qué podemos hacer? Bueno, vamos a ver 2 Corintios 4:1. Pablo dice: «Por tanto, puesto que tenemos este ministerio, según hemos recibido misericordia, no desfallecemos».
Ahora, antes de que veamos el primer principio, permítanme hacer un comentario aquí. Pablo dice: «Puesto que tenemos este ministerio», y puedes estar pensando, «bueno, yo no estoy en el ministerio, por lo que este capítulo no se aplica a mí. Este capítulo se aplica obviamente a las personas que están en el ministerio vocacional».
La primera vez que di este mensaje, lo llamé: «Cómo evitar perder el ánimo en el ministerio». Se lo di a las personas que estaban en el ministerio vocacional, pero me di cuenta mientras lo estudiaba con más profundidad, que este es un pasaje que se aplica a todos los creyentes.
Permítanme señalar algo sobre la palabra ministerio. En el idioma original, es la palabra diakonía. Es la palabra para «servicio», e incluye todo tipo de servicio, cualquier empresa, cualquier vocación, cualquier llamado que requiere mano de obra, que es para el beneficio de los demás, puede ser incluido aquí.
Eso podría incluir ser madre, ser esposa, el matrimonio, la paternidad, la vocación, el ministerio a través de tu iglesia local, los actos de compasión, cualquier aspecto de la vida que Dios te ha llamado a servir y ser una bendición para otros es un ministerio.
Todos estamos llamados a la diakonía. Todos estamos llamados al servicio. Todos estamos llamados al ministerio, y todos somostentados a perder el ánimo. Entonces, ¿cómo no desanimarme en la esfera de servicio que Dios nos ha confiado?
Aquí está el primer principio: Recibe la provisión de Dios.
En el versículo 1 Pablo dice: «Por tanto, puesto que tenemos este ministerio, según hemos recibido misericordia, no desfallecemos».
Una traducción de este versículo dice: «Por esto, ya que por la misericordia de Dios tenemos este ministerio, no nos desanimamos» (NVI). Como hemos recibido misericordia. ¿Puedo animar tu corazón con esto? Toda forma de ministerio viene con el regalo de la misericordia de Dios. Cualquier cosa que Dios te llame a servirle a Él o a otros viene con el don de la misericordia de Dios. Tú puedes ver esto a través de todos los escritos de Pablo.
En 1 Timoteo 1:12-14, Pablo dice:
«Doy gracias a Cristo Jesús nuestro Señor, que me ha fortalecido, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio; aun habiendo sido yo antes blasfemo, perseguidor y agresor. Sin embargo, se me mostró misericordia porque lo hice por ignorancia en mi incredulidad. Pero la gracia de nuestro Señor fue más que abundante, con la fe y el amor que se hallan en Cristo Jesús (v.16). Sin embargo, por esto hallé misericordia, para que en mí, como el primero, Jesucristo demostrara toda su paciencia como un ejemplo para los que habrían de creer en Él para vida eterna» (vv. 12-14, 16).
A través de todas las Escrituras, Efesios capítulo 3, Pablo dice: «Yo fui hecho ministro (de este evangelio) conforme al don de la gracia de Dios que se me ha concedido según la eficacia de su poder» (v. 7).
Cuando Dios te llama a servirle en lo que sea que Él te ha llamado a hacer, con ese llamado viene el don de la gracia de Dios, el don de la capacitación de Dios, el don de la misericordia de Dios. La misma misericordia que te salvó y te llamó, la misma misericordia que te puso en esta diakonía, en este ministerio de servicio, es la misma misericordia que te sustentará y te preservará en el ministerio.
Si Dios te ha llamado a ser una esposa, si Dios te ha llamado a ser madre, si Dios te puso en el lugar de trabajo para tener una vocación, si Dios te ha llamado a servir en tu iglesia local, todo lo que Dios te ha llamado a hacer, Él te suplirá Su misericordia para hacer ese ministerio. Siempre hay un suministro fresco de la misericordia de Dios. ¿No estás contenta? Sus misericordias son nuevas cada mañana. Siempre hay un suministro suficiente.
La Escritura habla acerca de la abundante misericordia de Dios. Él es grande en misericordia. Él es rico en misericordia. Piensa acerca de lo que Dios te ha llamado a hacer, amar a tu esposo, a ser la madre de tus hijos, para enseñar a tus hijos, a dirigir un grupo pequeño de estudio bíblico, a representarlo en el mercado de trabajo o en la oficina o en la escuela, tal vez en ese lugar donde estás rodeada por incrédulos. Hay misericordia como un regalo de Dios, una provisión de Dios para hacer lo que Él te ha llamado a hacer. Recíbela. Dale las gracias por ello. Recibe la provisión de Dios.
Y en segundo lugar, si tú no quieres desfallecer en el ministerio, Pablo dice que necesitamos renunciar a lo oculto y vergonzoso.
Renuncia a las prácticas impías. Determina ser pura. Determina obedecer a Dios y hacerlo a Su manera, independientemente de lo que los otros hacen.
Mira el versículo 2 de 2 Corintios 4:
«...sino que hemos renunciado a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino que, mediante la manifestación de la verdad, nos recomendamos a la conciencia de todo hombre en la presencia de Dios».
Pablo dice: «No vamos a tomar atajos y hacer este ministerio en una manera que no es agradable al Señor. Vamos a seguir las reglas de Dios para servirle».
Él se negó a adoptar cualquier práctica o cualquier método para servir a Dios que fuera deshonesto o que no fuera fiel a la Escritura. Él dijo: «Operamos a la vista de Dios reconociendo que un día vamos a dar cuentas».
Así que Pablo está diciendo: «Estoy viviendo una vida de integridad, una vida de autenticidad, en privado y en público». Así que independientemente de lo que tu compañero hace, independientemente de lo que hacen tus hijos, independientemente de lo que tu jefe hace, sin importar lo que otros en tu iglesia puedan hacer: renuncia a las prácticas impías.
Di: «Yo no voy a tomar atajos. Voy a determinar ser pura, ser obediente, a hacer mi ministerio, mi servicio de una manera que sea agradable al Señor».
Entonces, ¿qué significa esto? Bueno, depende de la situación y del servicio en que te encuentres. Esto puede significar que tú no debes regañar a tu marido, eso es una práctica impía. No lo criticarás. No chismearás de él y no hablarás mal de él.
Esto significa que no vas a tomar el asunto en tus propias manos. No vas a tratar de controlar o manipular o inquietarte o quejarte o poner mala cara o amargarte o perder los estribos o decir cosas hirientes y cortantes a la persona que te ha herido. En tu matrimonio, esto significa que no vas a negarte a tener sexo con tu esposo.
Renunciamos a las prácticas impías. No vas a iniciar el divorcio. No vas a renunciar a tu matrimonio. No vas a tener una aventura para mantener tus «necesidades satisfechas». Esto significa que no engañarás en tu matrimonio. Esto significa que no te marcharás. Esas son prácticas impías. No vas a hacer esas prácticas impías.
Lo que sí significa es que vas a hacer algunas de estas cosas:
- Harás cosas que son puras
- Perdonarás una y otra vez y otra vez
- Amarás
- Darás
- Servirás
- Vas a satisfacer las necesidades de la otra persona
- Tendrás dominio propio
- Guardarás tu lengua
- Orarás
- Esperarás en el Señor
- Confiarás en que Él puede actuar
Ves, hay un montón de cosas buenas que podemos hacer. Y Pablo dice: «Estamos decididos a vivir nuestras vidas delante de Dios».
Así que si tu marido pierde los estribos. Pablo dice: «Si no quieres desanimarte, asegúrate de hacer lo correcto, independientemente de lo que haga tu compañero».
Así que si tus hijos se resisten a la autoridad. ¿Vas a ser manipuladora y controladora, o vas a mantener un espíritu afable y apacible?
Pablo dice: «Renunciamos a prácticas impías». Otros pueden tomar atajos. Otros pueden hacer cosas que no son agradables al Señor. Estamos decididas a que vamos a agradar al Señor en la forma en que vivimos.
Débora: Has escuchado a Nancy DeMoss Wolgemuth invitándote a no solo sobrevivir en la vida cristiana, sino a tener una vida fructífera en Cristo al rendir tu voluntad a Él.
Dos palabras que te ayudarán a grabar en tu corazón la enseñanza de hoy son:
- Recordar
- Recibir
Este episodio da inicio a una breve serie titulada, «No te desanimes».
Muchas mujeres (quizás más de las que crees), están pasando por circunstancias similares a las tuyas. Permíteme leerte lo que una de ellas nos escribió, ella dice:
«Nací en un hogar cristiano con una formación cristiana, pero realmente nunca conocí a mi Señor como le conozco ahora, y me pregunto, “Dios, ¿qué pasó conmigo, qué hice mal o qué hicieron mal mis padres para no haber seguido tus caminos como debíamos?”.
En mi adolescencia me aparté de Dios y sufrí mucho; claro, siempre lo tenía presente, oraba y de vez en cuando leía la Biblia, pero mi vida no fue la de una joven cristiana. No fui ejemplo para nadie, no influí positivamente en la vida de nadie como lo pude haber hecho.
Hace unos años cuando empecé a escuchar Aviva Nuestros Corazones, por recomendación de mi hermana, definitivamente mi vida dio un giro total.
Empecé a buscar a mi Señor con más intensidad y amor. Nunca antes he visto un cambio así en mi vida; en mi matrimonio, en la vida de mi esposo y de mi hija, y poco a poco en mis relaciones de amistad.
De jovencita siempre necesitaba la aprobación de las demás personas, siempre quería quedar bien con todo el mundo, en fin; pero no me llenaba nada. Ahora realmente siento esa llenura que solo proviene de Dios y todo tiene sentido. Gracias a Dios por el ministerio de Aviva Nuestros Corazones y bendigo a cada miembro que en él colabora. Un abrazo».
Gracias hermana por escribirnos. Nos gozamos contigo por la obra que Dios ha estado haciendo en tu corazón, por el poder de Su Palabra.
Ahora Nancy regresa para concluir la enseñanza de hoy y cerrar en oración.
Nancy: Si quieres no perder el ánimo, en primer lugar recibe la provisión de Dios. Recibe la misericordia y la gracia que Él quiere darte y te dará si lo recibes para el servicio, el ministerio que Él te ha confiado. Entonces renuncia a las prácticas impías. Determina ser pura, independientemente de lo que los otros hacen.
Veremos el siguiente principio en la próxima sesión, pero vamos a tomar unos momentos para personalizar lo que Dios nos ha dicho. Mientras inclinamos nuestros corazones delante de Él, permíteme preguntarte: Si estás recibiendo la misericordia, la gracia que Dios te quiere dar por la manera en que Él te ha llamado a servirle, podrías agradecer en este momento al Señor por cómo Él te está capacitando?
Entonces, ¿hay alguna práctica impía en la que te has involucrado? Simplemente puede parecer una pequeñez para ti, pero Pablo dijo: «No queremos desanimarnos, por lo tanto, vamos a renunciar a esas prácticas impías. Nosotras determinamos ser puras. Nosotras determinamos vivir nuestras vidas delante de Dios delante de Sus ojos, independientemente de lo que los demás hagan».
Oh Señor, cuánto necesitamos tu protección y que nos capacites para vivir de esa manera. A veces sentimos que estamos solos, estamos yendo en contra de la corriente. Nos sentimos como si fuéramos la única en nuestra cancha, la única que quiere hacer lo que es correcto. Señor, danos la valentía y la gracia, por el poder de Tu Espíritu Santo para hacer lo que es correcto.
Sabemos que a medida que lo hacemos, Tú animas nuestros corazones y nos mantienes en la carrera. Yo oro en el nombre de Jesús, amén.
Débora: No importa el talento o la experiencia que crees que tienes, algo va a llegar y desafiar tu capacidad. Y yo te pregunto, ¿te darás en ese momento por vencida? En momentos como esos es cuando demuestras qué tanto dependes de Dios.
Nancy: Y es que nuestra debilidad refleja Su poder. Cuando hemos llegado al final de nuestros propios recursos, cuando no tenemos más fuerzas, cuando no queda más habilidad, ni amor, ni corazón, ni vigor, ni sabiduría, cuando no queda nada para satisfacer las demandas y las necesidades que estamos enfrentando en nuestro centro de trabajo, en nuestro hogar, en nuestro ministerio, en nuestras iglesias y comunidades, cuando llegamos al final de nuestros propios y miserables recursos entonces nos damos cuenta de que Su poder, Su gracia es suficiente y es mostrada en nuestra debilidad.
Débora: Sé animada y también retada con más sobre esto el día de mañana, aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Perseverando juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
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