Tu casa no tiene que ser perfecta
Débora: Rosaria Butterfield ha visto cómo una hospitalidad informal puede producir un cambio radical de corazón.
Rosaria Butterfield: Nosotros hemos visto a las personas venir a Cristo. Hemos visto cómo el evangelio cambia corazones y mentes. Hemos visto como Cristo le da un giro completo a las vidas de las personas, ¡y lo único que hemos hecho ha sido abrir la puerta de nuestra casa bastante desordenada!
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones, con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «El Cielo Gobierna», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 3 de diciembre de 2024.
Mientras escuchas el programa de hoy, puede que estés tomándote tu café en tu casa o puede ser que hayas sacado a pasear a tu perro. Quizá te encuentres con un vecino o dos, antes de que este programa termine. Y si nunca has considerado invitarlos a cenar, este programa probablemente puede …
Débora: Rosaria Butterfield ha visto cómo una hospitalidad informal puede producir un cambio radical de corazón.
Rosaria Butterfield: Nosotros hemos visto a las personas venir a Cristo. Hemos visto cómo el evangelio cambia corazones y mentes. Hemos visto como Cristo le da un giro completo a las vidas de las personas, ¡y lo único que hemos hecho ha sido abrir la puerta de nuestra casa bastante desordenada!
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones, con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «El Cielo Gobierna», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 3 de diciembre de 2024.
Mientras escuchas el programa de hoy, puede que estés tomándote tu café en tu casa o puede ser que hayas sacado a pasear a tu perro. Quizá te encuentres con un vecino o dos, antes de que este programa termine. Y si nunca has considerado invitarlos a cenar, este programa probablemente puede cambiar tu forma de pensar.
Nancy habló con la autora Rosaria Buttefield en una Conferencia Nacional de Ligonier. En el episodio de hoy, ella nos comparte el poder de la hospitalidad genuina. Aquí está Nancy para continuar la conversación.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Hoy continuamos nuestra conversación con Rosaria Butterfield, y mi deseo es que cada una de ustedes pudiera sentarse conmigo alrededor de la mesa. Qué conversación tan agradable ha sido esta. Rosaria, me encanta como nos transportas al mundo en el que muchas de nosotras no hemos sido expuestas.
Yo conocí a Cristo desde niña, pudiera decir que casi «¡en el vientre!».
Rosaria: ¡Wow!
Nancy: Vine a la fe a los cuatro años, y fui nutrida por las Escrituras y los caminos del Señor, ¡y qué regalo, qué bendición más grande ha sido eso!
Pero muchas veces, cuando has crecido en ese mundo y no conoces realmente nada más que la perspectiva cristiana de las cosas, puede ser un poco aterrador y hasta desalentador el pensar en la interacción con aquellos que vienen de diferentes trasfondos.
Rosaria: Así es. Y pienso que parte de por qué da temor es que le hemos cedido al mundo, creo que sin intención, una comprensión bíblica de la identidad en lugar de lo que el mundo ofrece.
Creo que lo que nos asusta es que pensamos: bueno, el evangelio es una buena noticia para mí. Quiero decir, tenía cuatro años. No había desarrollado patrones de pecado muy terribles que yo recuerde que debía abandonar. Pero, si comparto el evangelio con mis vecinas que se identifican como lesbianas, ¡ellas van a perder sus familias, a sus hijos y probablemente van a perder su casa! Sabes, el evangelio fue una buena noticia para algunos de nosotros, pero el evangelio no es buena noticia para esas personas.
Creo que realmente nos quedamos atascadas ahí. Y esto es lo que quiero que nuestras oyentes sepan (y sabes que también me lo digo a mí porque yo también necesito recordarlo): Génesis 1:27, tú eres un portador de la imagen de un Dios santo. Tú naciste hombre o mujer, y tienes un alma que durará para siempre, ya sea en la eternidad, en la Nueva Jerusalén en gloria, o en el infierno eternamente sin Dios.
Así que nuestra identidad real, bíblicamente hablando, es la identidad más valiosa que puedas tener, eres portadora de la imagen de un Dios santo. ¡No hay mayor dignidad que esa! De manera que cuando el evangelio pide a las personas que abandonen su pecado, no debemos temer que Dios les está pidiendo demasiado a las personas.
Pero es ahí donde nos atascamos. Somos tan democráticos, queremos que todo sea justo. ¿Y sabes qué? La vida no es justa. La vida sin el evangelio no es justa. Algunas personas tienen una cruz y otras tienen diez. ¡Dios promete siempre llevar la parte más pesada de esa cruz!
Dios también promete que tenemos el cuerpo de Cristo, el cual funcionará como una familia. Así que no solo hay bendiciones espirituales que son ajenas o que están fuera de tu alcance. Esas bendiciones son tan poderosas como una manguera que es capaz de apagar un incendio, o como la atracción de un imán. Pero de la misma manera tenemos este mandamiento (y aquí nace el propósito del libro) que la familia de Dios va a cuidar de ti.
Nancy: Yo pienso que nuestros temores, aun sin importar la perspectiva sexual de las personas o su práctica, muchas veces asumimos que: «No hay manera de que ellos se interesen en conocer a Cristo».
Creo que lo que es iluminador es lo que dices en tu libro «El evangelio viene con la llave de la casa», es que la amistad es un medio poderoso para ver a los extraños volverse familia. Así es que vamos a pasar a esto que llamas «una hospitalidad radical y ordinaria». Empecemos con que nos digas Rosaria qué significa.
Rosaria: Significa que cada noche de la semana nuestro hogar está abierto. Eso es lo que quiere decir.
Nancy: Bueno, ¡eso sí que es radical!
Rosaria: Sí, y eso quiere decir que nosotros practicamos la hospitalidad todas las noches de la semana. Significa que si todavía estoy enseñando una lección de matemáticas a uno de los niños y son las cinco y media de la tarde y entras por mi puerta, y notas que aún tengo un montón de ropa sobre la mesa del comedor para doblar y guardar antes de la cena, ¡ya sabes cómo hacerlo!
También significa que la familia de Dios reunida diariamente para una comida, para un estudio bíblico, para un tiempo de oración, para cantar salmos, es algo que todos necesitamos.
Tuvimos una crisis en nuestro vecindario y aprovechamos para reunir a todos nuestros vecinos y les dijimos: «Escuchen, lo que sucedió fue horrible y difícil de procesar, así que tenemos una invitación abierta para cenar a las 5: 30. ¡Todos están invitados! ¡Solo tienen que venir! Si quieren traigan comida, a un amigo, o ambas cosas, o no traigan nada. Pero ustedes son bienvenidos».
Nancy: Pero antes de hacer esto debías conocer algo sobre tus vecinos o tener una conexión con ellos. Y tú has sido muy intencional en esto.
Rosaria: Hemos sido muy intencionales sobre eso. Cuando nos mudamos a Durham, en Carolina del Norte, en el 2012… Y hay algo particular sobre mudarse a otro lugar. Realmente ayuda. Es un nuevo comienzo. Quiero decir que es difícil ir a la casa de enfrente, tocar la puerta y decir: «Hola, yo he vivido aquí durante diez años, y yo realmente…».
Nancy: «Me gustaría conocer tu nombre».
Rosaria: ¡Exacto! «Me gustaría saber tu nombre. Si tu perro vuelve a salir de tu casa me gustaría poder devolvértelo. Lamento que hayan pasado diez años». Y cuando eres nuevo, básicamente no tienes esa vergüenza.
Empezamos algo que llamamos «Caminatas de oración». Kent y yo mandábamos un mensaje por una aplicación, una red social que organiza alrededor de 300 hogares de nuestro vecindario.
Nancy: ¡Wow!
Rosaria: Nosotros les enviábamos un mensaje diciendo: «Hola, vamos a reunirnos en la mesa de pícnic en el frente de nuestro jardín. Solo queremos conocer a nuestros vecinos y orar, caminar por el vecindario orando. Vengan como estén. ¡Únanse a nosotros!».
Lo hacíamos los jueves por la noche. A veces teníamos uno o dos vecinos. En un momento tuvimos veinticinco vecinos.
Nancy: Incluso los vecinos no creyentes sabían que ustedes estaban haciendo esto.
Rosaria: Oh sí, por supuesto. Y de nuevo, aquí es donde los cristianos deben entender que muchas veces somos demasiado programados. Y creo que sé por qué lo hacemos. Tú quieres saber cuántas personas van a llegar, y quieres estar segura de que tienes todo lo que necesitas para ellos. Eso no es malo. Esas son cosas muy buenas.
Lo que nosotros tendemos a hacer es simplemente poner invitaciones abiertas en la aplicación. Y por «invitación abierta» quiero decir: «Queridos 300 vecinos, por favor vengan a una barbacoa».
Nancy: ¡Wow!
Rosaria: Dos cosas suceden cuando haces esto, y esto es lo loco, pero si invitas a todos los de tu vecindario, un cien por ciento de ellos se sienten amados y te lo dirán.
Nancy: Se sienten bienvenidos.
Rosaria: Sí, se sienten bienvenidos. Las señoras mayores que nunca salen de su casa, pero han escuchado lo que hacemos, las viudas recientes, las que están pasando por un divorcio y que perdieron todas sus amistades… ¡Te dirán que nunca habían sido invitadas a nada y esa invitación es muy significativa!
Así que, logísticamente hablando, es el diez por ciento de las personas que van a venir. Nunca hemos recibido más del diez por ciento.
Nancy: ¿Has tenido a alguien nuevo que simplemente se te ha acercado? Háblanos de esas personas que se te han acercado.
Rosaria: Pues claro que sí. De hecho, es algo muy curioso. Cuando la Biblia nos manda a amar al extraño, una de las preguntas es: «¿Dónde busco a un extraño? ¿Dónde están? ¿Cómo los encuentro?». El lugar ideal es tu vecindario.
Por supuesto, hemos conocido personas solamente por hacer esto, hemos conocido a sus hijos, y hasta a sus perros; a partir de ahí hemos podido construir un ministerio. Cuando nosotros recién llegamos allí, solo queríamos conocer a nuestros vecinos.
Pero entonces, tan pronto llegamos y estuvimos conociendo a nuestros vecinos, una de las cosas que sucede cuando conoces a tus vecinos es que también conoces sus problemas. Así que supimos que uno de ellos recientemente fue diagnosticado de ELA, que es Esclerosis Lateral Amiotrófica.
Él tenía cuarenta años en ese momento. Tenía una hija de dos años y otra de seis, y ¡esta es una enfermedad horrible! Una de las cosas que sabemos, como familia de iglesia, es que puedes organizar comidas para personas que necesitan ayuda. Pero no hay forma en que hubiéramos sabido esto sin nuestras caminatas de oración. Ya sabes, también hay que decir: «Hola, ¿qué tal? ¿Cómo están las cosas en casa?»; detenerse a conversar un poco, romper el hielo, como dicen.
Así que, esa fue una de las cosas que hicimos, organizar momentos para llevarles comida. Las iglesias acostumbran a hacer estas cosas todo el tiempo. Así que fue algo fácil.
Nancy: Por cierto, Rosaria, recuerdo, cuando Robert y yo estábamos conociéndonos, él vivía en Orlando. Y en una ocasión, cuando yo estaba visitándolo, él me llevaba a pasear alrededor del residencial de treinta casas donde vivía. Era como un círculo.
Y él manejaba alrededor de ese círculo (¡yo estaba impresionada con esto!). Él conocía a todos los que vivían en cada hogar, conocía acerca de sus familias y sobre su condición espiritual (a qué iglesia asistían o qué tanto detestaban la iglesia). Él te podía contar sobre su pasado.
Robert y su primera esposa, Bobby (que ahora está con el Señor), durante quince años habían sido vecinos de estos extraños, pero ahora eran sus amigos. Eran personas que no tenían interés en las cosas espirituales, con diferentes trasfondos religiosos, algunos de ellos eran de esos vecinos problemáticos, y aun así, Robert y Bobby se hicieron amigos de ellos y les abrieron su hogar.
Rosaria: Oh, qué bien.
Nancy: Yo recuerdo haber pensado: Este es un hombre que sabe cómo ser hospitalario con los extraños.
Rosaria: Correcto, porque debes romper ciertas barreras.
Nancy: Pero eso lleva tiempo. Eran conversaciones simplemente parados en la grama del frente. Las historias, luego de quince años, de algunos de los que vinieron a la fe en Cristo, ¡eran tan bellas! Algunos todavía no lo han hecho, pero aman a Robert, y ellos saben que él también los ama.
Rosaria: Sí, Nancy, así es. Una de las cosas que he descubierto es que ser constante en la hospitalidad abierta es de mucha ayuda, porque cuando iniciamos esas caminatas de oración los días jueves en las noches, había algunas personas ancianas con las rodillas afectadas, y no podían caminar con nosotros. Salían afuera de su casa y nos decían sus peticiones de oración. Esto se volvió una costumbre.
Los jueves por la noche, las personas que no nos podían acompañar, nos esperaban y cuando nos veían pasar, nos decían sus peticiones.
Nancy: ¡Wow! Eso es hermoso.
Rosaria: Pero otras cosas empezaron a suceder: entraron a robar a nuestra casa y a otras casas del vecindario, hubo problemas a nivel personal, y aun a nivel más público, como grupo pudimos reunirnos y orar.
Cuando la hospitalidad es consistente, regular e inclusiva, así es como vas a conocer a personas que son «desconocidas».
Nancy: Algunas personas quizás no se sienten en lo absoluto muy cómodas abriendo sus casas, pero algunas sí. Cuando piensas en la comunión cristiana, la hospitalidad cristiana, a menudo pensamos primero en los que son iguales a nosotros. Así es que tenemos nuestro grupo pequeño de la iglesia o algunas personas del ministerio donde sirvo. Eso es lo más natural.
Pero te estás expandiendo más allá de eso para decir: «¡Queremos aquellos que verdaderamente son extraños!». El libro de Hebreos habla de esto como: «Mostrar hospitalidad a los desconocidos» (Heb. 13:2 NTV), no solo a las personas de mi grupo pequeño.
Rosaria: No, pero eso no excluye a las personas de tu grupo pequeño. Una de las cosas que he notado es que, especialmente cuando quieres alcanzar a los desconocidos, el tener un núcleo sólido de amigos cristianos que saben cómo ministrar unidos es de gran ayuda.
Y sabes que si estás luchando en saber cómo evangelizar, tu grupo pequeño también, y tu grupo de madres de escuela en el hogar también está luchando. Tener a la familia de Dios reunida en tu mesa e invitar a otros a unirse, puede ser algo maravilloso.
Hace un tiempo sucedió, quizás unos dos años… Yo tengo una amiga, su nombre es Donna. Ella y yo (bueno, mayormente ella, porque es la fuerza motora), coordinó los eventos Navideños, como cantar Villancicos por las calles, etc. Nosotros la llamamos «Directora Donna». ¡Lo hace muy bien!
Nancy: Es algo casi algo natural en ella
Rosaria: Solo hago lo que ella dice. Recuerdo que en un año, cantando villancicos en el vecindario, recibí un mensaje de texto de una amiga que decía: ¡Hemos recibido una noticia horrible! ¿Podemos pasar y hablar sobre eso?». Y el «nosotros» se trataba de una familia católica muy numerosa.
Y le dije: «Por supuesto que sí, sería algo maravilloso. Nosotros estaremos en casa a las seis, tendré lista la cena a las seis y media». Teníamos además una familia misionera quedándose con nosotros esa noche, ¡así que en total éramos veinte personas! Nos distribuimos en dos espacios, los niños sentados en el piso. ¿Quién tiene veinte sillas, cierto? ¡Quién necesita veinte sillas!
Lo que quiero decir es que, si tienes más de cincuenta años, puede que sí necesites estar sentada en una silla, pero los niños se pueden sentar en el piso.
En un punto de la reunión, este padre expresó un gran dolor porque un vecino que era muy cercano a la familia había sido diagnosticado con cáncer, y ese padre tenía un hijo especial.
Él decía: «¿Por qué?». Después de empezar a comer dijo: «De acuerdo, sé que estoy en un lugar lleno de teólogos. Así que necesito saber por qué existe este tipo de mal en el mundo. ¿Alguno puede responderme eso?». Y sabes, deseas que tus vecinos vengan con ese tipo de preguntas.
Fue maravilloso ver a nuestro pastor misionero y a Kent y a nuestra familia de la fe ministrar juntos. No hay respuestas fáciles para esta pregunta. Pero una de las cosas que sí recuerdo que claramente enseñaron esa noche fue: «El momento para prepararse para el mal es antes de que llegue».
Y esto tuvo un poderoso efecto, especialmente en los niños de la familia. Llegamos a ser amigos debido a esa crisis tan difícil. ¿Y sabes lo que ellos pensaban? Ellos pensaban: Bueno, no sé a dónde ir con esto. Es un problema filosófico y teológico. ¡Oh!, llevemos nuestras preguntas a los Butterfield, ¡ese es un buen lugar para preguntar!
Eso es lo que queremos. Nosotros queremos crear una atmósfera donde las personas sepan que nos pueden traer las cargas de sus corazones. Y esto se lleva a cabo durante la cena. Nosotros nos sentamos en el comedor y siempre eres bienvenida a unirte a nosotros.
Nancy: Hay algo relajante en ese entorno. No ponemos las sillas en fila y los invitamos a venir a un estudio bíblico.
Rosaria: No, y quizás ni siquiera tenemos suficientes sillas. Puede ser en el sofá o en la mesa del comedor, o en la pelota de ejercicio, o en la silla del piano. No nos preocupa si alguien se sienta en el piso. Las personas son más importantes, y ser lo suficientemente flexibles en esos momentos es muy importante.
Realmente he aprendido que es mejor decir «sí» en lugar de «no». Lo que quiero decir es que ha habido muchas ocasiones donde ha surgido la oportunidad de ser hospitalaria. Como por ejemplo, recientemente estuvimos en una conferencia y no regresábamos hasta el sábado. Recibimos un mensaje de alguien que realmente quería quedarse en nuestra casa con nosotros.
No íbamos a estar allí, así es que les dijimos: «Bueno, ustedes nos pueden recoger en el aeropuerto». Y sabes, es muy agradable y conveniente, porque ya sabes cómo es llegar a casa luego de estar varios días fuera. Hay que ir al supermercado. No estoy preparada. Pero ahí es donde digo: ¡Estoy dispuesta, pero no estoy preparada!
Y no hay problema con eso porque el evangelio hace que estés preparada. ¡Tu hogar es un «hospital» y una «incubadora!». Y, si hay ídolos que estén en el medio, ¡hay que tratar con eso!
Nancy: ¿Por ejemplo? Dame un ejemplo
Rosaria: Bueno, por ejemplo, si sientes que eres muy importante. Es decir: «Escucha, tengo un trabajo importante. Necesito mi momento de tranquilidad» (y la realidad es que aparentemente el momento tranquilo ¡es 24/7!)
Nancy: Y tú has dicho que tú eres naturalmente más introvertida.
Rosaria: Yo soy introvertida, intuitiva, pensante, crítica. Y pienso que ahora conozco probablemente a todas las mujeres cristianas que también tienen mi puntuación en el test de personalidad que mide la fuerza de carácter, la capacidad de liderazgo y ejecución de un equipo en particular), porque hay personas que me escriben todo el tiempo diciendo: «¡Yo también soy así!». Así que oficialmente conozco el dos por ciento de todas las personas que comparten la misma personalidad que yo.
Y es esta la razón por la cual me levanto temprano. Me levanto dos horas antes que cualquiera en la casa,porque sí necesito mi tiempo devocional con El Señor. ¡Hemos visto personas venir a Cristo y hemos visto cómo el evangelio cambia los corazones y la mente de las personas!
Hemos visto personas cuyas vidas han dado un giro completo por Cristo, y lo único que hemos hecho es abrirle las puertas de nuestra casa, a veces está bien desordenada.
Nancy: Y a ti no te preocupa que tu casa esté desordenada.
Rosaria: Para nada, Nancy.
Nancy: Y no es que tú estés tratando de que esté desordenada.
Rosaria: No, no estoy tratando de que esté desordenada.
Nancy: Pero estás en la disposición de darle la bienvenida a las personas a esa casa desordenada y saber que tener a todas estas personas significa que habrá más desorden del que probablemente tú quisieras.
Rosaria: Sí, realmente, sí lo estoy, porque yo vengo de un hogar que desde afuera no era nada desordenado, pero sí había desorden en sus corazones. Y lo importante es darse cuenta de que eso es lo verdaderamente importante. Hay un nivel de seguridad en que lo que sientes, es lo normal. Es una bendición. Para muchas personas en el mundo esa no es su realidad.
Nancy: Sí.
Rosaria: ¿Cómo sabes si tienes un vecino alcohólico? O, ¿cómo sabes si tienes un vecino luchando relacionada con abuso? Nadie va a levantar una bandera por eso. Tú no lo sabrías. Así que, tomarte ese tiempo en casa con ellos puede ser de mucha ayuda.
Y entonces oramos. Queremos saber cuál es el camino del evangelio hacia el corazón de las personas. Y para cada quien es diferente. Lo que tú necesitas es diferente a lo que tú necesitas. Pero al mismo tiempo, sacar el tiempo para llevar a ese vecino anciano que necesita ir al médico, o cuidar los niños cuando llegan del colegio.
¿Sabes?, hay algunas cosas básicas para las que tienes el privilegio, como yo, de ser una madre que se queda en casa, cuido a mis hijos, y hago escuela en el hogar. Yo tengo ese privilegio que ha bendecido a mis vecinos. ¡Y ellos me lo han hecho saber!
Nancy: ¡Y esto es algo que hace tanta falta en nuestro mundo hoy!
Rosaria: Sí, sí, sí.
Nancy: Leemos en las Escrituras sobre el poder de la bondad, el poder de las buenas obras y los actos de bondad. Tito nos habla sobre que las mujeres mayores discipulen a las más jóvenes.
Pero Pablo continúa diciéndole a Tito (y también se lo dice a Timoteo): «Recuérdale al pueblo de Dios que hagan buenas obras, porque ¡esta es la manera en que mostramos la amistad y la belleza de Cristo!».
Rosaria: ¡Correcto! Y no tenemos de qué preocuparnos. He tenido personas que me dicen: «Bueno, ¿y no te preocupa que las personas piensen que es como un evangelio social?». Bueno, esto es lo que sé: si las personas no piensan que eres un conservador rabioso o un liberal a punto de caer, cada vez que proclamas el evangelio, ¡no estás realmente proclamando el evangelio!
No me preocupa lo que piensen las personas. Lo que quiero es que el corazón de Cristo toque el corazón de mis vecinos. Y también sé que cuánto más tiempo pasas temiendo, empiezas a hacer «historias fantasmas» sobre las personas.
Yo sé que no es tu intención hacerlo. Yo no creo que ningún cristiano se levante diciendo: «Yo voy a chismear sobre mis vecinos y contar “historias fantasmas”». Pero prácticamente terminas haciendo eso. Y sucede que es solo por falta de cercanía. Y estar cerca es compartir un ritmo de vida y vivir de manera transparente.
Kent Butterfield, mi esposo, es tan firme. Por eso el Señor sabía que necesitaba casarme con él. Porque yo me voy por todos lados, ¡y él es tan estable y firme! Después de cenar, él abre su Biblia, lee un pasaje (usualmente un capítulo de la Biblia), cantamos un salmo y oramos.
Hemos hecho esto con tanta regularidad que tenemos niños que vienen a nuestra mesa y puede ser que sus padres estén pasando por cosas difíciles. ¡Los niños también son personas!
Nancy: Así es.
Rosaria: Quiero decir, no sé qué más decir. Los niños tienen vidas profundas, tienen luchas fuertes, tienen grandes crisis de vida. Y regularmente tenemos niños en la mesa al punto en que ellos le recuerdan a Kent donde se quedó en el devocional familiar.
Nancy: ¡Muy bello! Eso es algo hermoso.
Rosaria: Así es, cuando has estado en la mesa el suficiente tiempo para repasar a Isaías…
Nancy: Lo estás asimilando.
Rosaria: Sí, y te programas para eso.
Nancy: ¿Y tú programas el tiempo?
Rosaria: Programas el tiempo y el dinero. Pero es algo maravilloso ver cómo Dios responde tus oraciones. Yo estoy convencida de que seríamos un mundo cristiano gozoso y vibrante si continuamente viéramos añadir al Reino.
Para muchos de nosotros, nuestro mundo cristiano funciona paralelo a la realidad de nuestros problemas. Ya sabes, nuestro trabajo como cristianos es aplicar fe a los hechos. No es que los hechos desaparecen, pero la fe nos da la perspectiva por medio de la cual los debemos de ver. La hospitalidad diaria y abierta ha sido una de las maneras en que Dios nos ha bendecido, y nos ha mostrado que Él sigue añadiendo a Su Reino.
Nancy: Cuando regresemos mañana a esta conversación, regresaremos a este punto, porque es tan enriquecedor. Nosotras regresaremos mañana y hablaremos sobre cuáles pudieran ser algunas de esas barreras, cuáles son algunas de las diferentes configuraciones, cómo se ve eso
Pero el reto es para cada una de nosotras es saber cómo practicar la hospitalidad de manera ordinaria. Es para introvertidas, para extrovertidas, para solteras, para casadas, para cualquier etapa de la vida en que te encuentres. Es un poderoso medio de gracia para las creyentes y los no creyentes por igual.
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth ha estado conversando con la autora Rosaria Butterfield. Su libro «El evangelio viene con la llave de la casa» te enseñará más sobre cómo puedes usar tu casa para hacer que tus vecinos se sientan bienvenidos en la familia de Dios. ¿No sería esto maravilloso?
El día de mañana Rosaria Butterfield nos hablará del hecho de que cuando la familia de Dios vive como la familia de Dios, pone a Jesús en despliegue ante un mundo que observa. Únete a nosotras para seguir escuchando la conversación entre Rosaria y Nancy mañana. ¡Te esperamos!
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Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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