Torrentes de perdón
Dannah Gresh: Tammy y su esposo se encontraban en medio de un tiempo de confesión y búsqueda de perdón.
Tammy: Yo le aseguré a él diciéndole: «James, no podrías haber hecho nada tan malo como lo que yo he hecho. Lo sabes, así que no hay nada que me puedas decir».
Y él me respondió: «¿Estás segura? ¿Quieres apostar?»
Dannah: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Escoja perdonar», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 31 de octubre de 2023.
¿Cuál es la relación entre gratitud y perdón? Esta semana y la pasada, hemos estado escuchando a Nancy en la serie titulada: Libertad a través del perdón. Si te perdiste los episodios anteriores o si te gustaría volver a escucharlos, puedes buscar el pódcast en la aplicación de Aviva Nuestros Corazones o ir a nuestro sitio web: avivanuestroscorazones.com.
Hemos estado aprendiendo …
Dannah Gresh: Tammy y su esposo se encontraban en medio de un tiempo de confesión y búsqueda de perdón.
Tammy: Yo le aseguré a él diciéndole: «James, no podrías haber hecho nada tan malo como lo que yo he hecho. Lo sabes, así que no hay nada que me puedas decir».
Y él me respondió: «¿Estás segura? ¿Quieres apostar?»
Dannah: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Escoja perdonar», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 31 de octubre de 2023.
¿Cuál es la relación entre gratitud y perdón? Esta semana y la pasada, hemos estado escuchando a Nancy en la serie titulada: Libertad a través del perdón. Si te perdiste los episodios anteriores o si te gustaría volver a escucharlos, puedes buscar el pódcast en la aplicación de Aviva Nuestros Corazones o ir a nuestro sitio web: avivanuestroscorazones.com.
Hemos estado aprendiendo cuán importante es perdonar, aunque no sintamos hacerlo. Ayer escuchamos que amar a alguien que nos ha ofendido, es lo que inicia nuestro proceso de sanación. Hoy vamos a aprender cómo continuar ese proceso de sanación a través del poder de la gratitud, y el resultado de perdonar completamente. Escucharemos un poderoso testimonio de alguien que ha experimentado esto. Aquí está Nancy.
Nancy: Hemos estado hablando acerca de algo que creo que es uno de los asuntos y problemas más frecuentes en nuestras vidas como mujeres cristianas hoy en día. Y es todo este tema de la amargura y la falta de perdón. Hemos visto cómo la amargura nos pone en una prisión. Nos engañamos a nosotras mismas pensando que estamos poniendo a otros en prisión, y nos convertimos en «cobradoras de deudas» manteniendo cautivos a aquellos que nos han herido. Pero la realidad es que somos nosotras mismas las que nos metemos en una prisión.
Pero si estamos dispuestas a usar esa llave del perdón y les abrimos las puertas de la prisión a las personas que hemos mantenido cautivas, entonces Dios, en Su gracia y misericordia, toma Su llave de gracia y abre las puertas de la prisión en que hemos estado cautivas. Y también dijimos que si nos negamos a perdonar, le estamos dando ventaja a Satanás en nuestras vidas. Definitivamente, la amargura destruye no solo nuestras propias vidas, sino también a nuestras familias y las vidas de las personas con quienes nos relacionamos.
Y tú sabes lo que es estar cerca de una persona amargada. A menudo esa persona no sabe que está llena de amargura; sin embargo, todos a su alrededor lo saben. Su amargura es como un veneno. Contamina el ambiente en el que vive esa persona. Y sé que algunas de ustedes saben de lo que estoy hablando.
¿Y no es mucho más fácil ver la amargura en los demás que verla en nosotras mismas? Yo creo que sí. Casi siempre, la última persona en saber que tiene amargura, es la persona que está amargada. Y cuando nos negamos a perdonar, no podemos experimentar el amor y el perdón de Dios a nuestro favor, y vivimos vidas llenas de ataduras.
Ya hablamos de que para responder bíblicamente hacia aquellos que nos han ofendido, primero necesitamos identificar quiénes son esas personas, y luego cómo han pecado contra nosotras. Y finalmente, nos aseguramos de que nuestra conciencia esté limpia, y procuramos perdonar totalmente a cada persona que ha pecado contra nosotras.
Y no estoy diciendo que perdonar es fácil. Es costoso, no es barato, no es fácil. Es difícil. Pero hay que tomar decisiones difíciles. Y yo sé que pedirles a algunas de ustedes que perdonen como Dios lo hace, es una decisión muy difícil. Y tal vez haya algunas de ustedes pensando: «Yo no puedo perdonar». Pero la verdad es que cuando se trata de perdonar, no es que no podamos perdonar, es que no estamos dispuestas a hacerlo. No queremos perdonar.
Y en cuanto al proceso de sanación, ayer dijimos que es necesario que lleguemos al punto de devolver bien por mal, tratando de construir puentes de amor y bendición para aquellos que nos han lastimado.
Y, por cierto, cuando no perdonamos podemos darnos cuenta de que ese tipo de amargura pasa de hijos a nietos, y a veces regresa para manifestarse en nosotras de maneras mucho más graves de lo que pudiéramos imaginar.
Pero cuando tú, como madre, caminas en gracia y perdón, es muy probable que tus hijos también caminen en la gracia y el perdón de Dios. Y eso es algo de gran importancia para aquellas de ustedes que han experimentado el dolor de un divorcio o el dolor de vivir con un hombre que no es cristiano –como sucede muchas veces. Tus hijos podrían quedar más heridos y más afectados viviendo con una madre llena de amargura en su corazón, de lo que serían por las circunstancias mismas que crearon esa amargura. Pero recuerda que cuando tú demuestras ese perdón delante de tus hijos, los estás discipulando y entrenando en los caminos de Dios.
Bueno, quiero hacer una última afirmación sobre el perdón. Y es esta: debemos llegar al punto en el que en todo momento seamos agradecidas. Dar gracias en todo.
Y con esto no estoy diciendo que demos gracias por el pecado o por las cosas pecaminosas que nos han hecho. Pero creo que si vamos a ser realmente libres de las ataduras de la amargura en nuestras vidas, y si queremos experimentar la sanación del Señor para nuestras emociones dañadas, vamos a tener que mirar las heridas y las ofensas desde la perspectiva de Dios.
Reconocemos que Dios es soberano y que este Dios soberano es un Dios bueno. Él es infinitamente sabio como para cometer errores en nuestras vidas. No hay nada en nuestras vidas que no haya sido filtrado a través de la voluntad permisiva de Dios. Nada me puede tocar a mí, nada te puede tocar a ti como hija de Dios, que no haya pasado primero a través de Dios.
Ahora, quizás Satanás esté involucrado, tal vez haya personas malvadas involucradas. Pero definitivamente, Dios es el que gobierna sobre todos los reyes y gobernantes, poderes, dominios, autoridades y aun sobre todos los poderes de Satanás en el infierno. Así que tenemos que reconocer que Él es un Dios bueno, sabio y amoroso que ha permitido estas circunstancias en nuestras vidas. Y por razones que en muchos casos no podemos comprender… ¿Sabes qué? Es mejor que ni siquiera tratemos de comprenderlas.
A veces pienso que tenemos esta percepción de que cuando lleguemos al cielo Dios va a poner esta pequeña pizarra o un proyector o algo, y va a responder a todas estas preguntas tales como: «¿Por qué esto?» «¿Por qué lo otro?» «¿Señor, por qué hiciste eso?» Y entonces tendremos todas las respuestas.
Yo no creo que las cosas vayan a ser de esa manera. Creo que cuando lleguemos al cielo y veamos a Dios cara a cara, cuando veamos a Jesús, Él será la respuesta que necesitamos.
Y la realidad es que no vamos a necesitar explicaciones porque veremos y sabremos que Dios ha hecho perfectas todas las cosas. Mientras tanto, hasta que ya no veamos más por fe sino por vista, tenemos que confiar en que Dios tiene propósitos que son mucho más grandes que nosotras, mucho más grandes que nuestras circunstancias y mucho más maravillosos de lo que podemos comprender.
Dios está edificando Su reino para Su gloria. Y hay situaciones en mi propia vida que han dado gloria a Dios debido a las heridas y los sufrimientos que he experimentado. Y de no ser por ese dolor y sufrimiento, el nombre de mi Dios no hubiera sido glorificado.
Estuvimos hablando en esta serie sobre José, quien fue vendido como esclavo por sus hermanos, acusado falsamente por la esposa de Potifar, y encerrado en una prisión egipcia. Fue olvidado y abandonado allí por años.
José no conocía el final de su historia durante todos esos años. Pero nosotras conocemos el final de la historia, y sabemos cómo el Señor finalmente, lo levantó y lo exaltó, poniéndolo en la segunda posición más alta en esa tierra.
Y cuando los hermanos de José vinieron a Egipto, ellos no reconocieron a José. Pero José sí reconoció a sus hermanos, y al final les dijo quién era él. Ya podrás imaginarte a estos hombres temblando de miedo. Ellos tenían miedo de lo que José, ahora un hombre poderoso de Egipto, les pudiera hacer.
Sin embargo, José les dijo: «No se alarmen. No tengan miedo. Acérquense a mí». Ese es el corazón de una persona que ha perdonado. Él les dijo a sus hermanos: «Ustedes me vendieron como esclavo, pero el Señor me puso aquí para preservar la vida de mucha gente» ¿Ves la perspectiva?
Y en ese sentido, tú puedes dar gracias a Dios porque, aunque hay personas que te han «vendido como esclavo» (por así decirlo), aunque haya personas que quizás pecaron en gran manera contra ti, el Señor es quien te coloca en ese lugar. Porque Dios tiene un plan y un propósito que es mucho más grande que tu vida personal y tu situación. Él está obrando en ti y a través de ti. Él está obrando a través de tus circunstancias para que seas como Jesús y para que puedas ser una mujer que traiga gloria a Su nombre.
Quizás muchas de ustedes conocen la historia de Ben Hur. Tal vez han leído el libro o han visto la película. Es la historia de una familia judía en los tiempos de Cristo. Cuando Judá Ben Hur era un hombre joven, los romanos confiscaron la casa de su familia y todas sus posesiones. Lo tomaron como esclavo para que remara en un galeón, un barco de guerra romano. Y luego, encerraron a su madre y a su hermana en una prisión debajo de la tierra donde contrajeron lepra.
A medida que pasaron los años, Ben Hur fue consumido por el odio y el deseo de venganza, especialmente hacia su amigo de infancia, Messala, que lo había traicionado con los romanos.
Después de una larga separación, Ben Hur finalmente se reúne con la mujer de sus sueños. Ella se llamaba Ester y era su amor desde la infancia. Al encontrarse después de tantos años, él comienza a escupir el veneno y el odio que tenía en su corazón hacia todos los romanos, y en particular, hacia su amigo, Messala.
Mientras esto sucedía, Ester acababa de escuchar ese día a un hombre llamado Jesús. Él es alguien muy diferente de los demás hombres que ella había escuchado, y Su mensaje es un tipo de mensaje muy diferente. Así que Ester le dice a Ben Hur: «Si hubieras escuchado lo que dijo este hombre de Nazaret, Él dijo: “Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia. Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios”».
Ella dijo: «La voz que yo escuché en la colina hoy dijo: “Ama a tus enemigos; (y haz bien) y ora por los que te persiguen”». Bueno, Ben Hur estaba tan lleno de ira y odio que él reaccionó con enojo al oír las palabras de Ester.
Pero ella respondió con estas palabras: «Era a Judá Ben Hur a quien yo amaba. ¿Qué le ha pasado a él? Ahora pareces convertirte en lo mismo que quieres destruir; devuelves mal por mal. El odio te ha endurecido. Es como si te hubieras convertido en Messala».
Quisiera hacerte una pregunta. ¿Es posible que te estés convirtiendo en la persona que te lastimó? ¿Está el odio endureciendo tu corazón y convirtiéndolo en una piedra?
Dios quiere que tú seas libre hoy. Y esto sucederá de la misma manera que le sucedió a Judá Ben Hur en esta historia. Ben Hur llega a Jerusalén el día que Jesús iba a ser crucificado. Él sigue la procesión hacia el Gólgota.
Y luego Ben Hur se para bajo la sombra de esa cruz que estaba en el centro. Él ve como la sangre del cuerpo torturado de Jesús corre hasta el suelo. Cuando él mira al Salvador, el amor de Cristo finalmente penetra en su corazón endurecido; silenciosamente, sin decir una palabra, él cree. Él recibe ese amor.
Y tú puedes ver en la película cómo su rostro es visiblemente transformado, cuando los años de rencor, ira y odio son lavados por el amor y la sangre de Jesús.
En la escena final de la película, Ben Hur regresa a su hogar donde Ester lo está esperando. Y él le dice a ella: «Al momento de morir. Yo escuché que Él dijo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Y yo sentí que Su voz me quitaba la espada de mi mano».
¿Tienes todavía una espada en tu mano? ¿Una espada de rencor, amargura, falta de perdón, venganza? ¿Por qué no dejas que Su voz quite la espada de tu mano?
Y quiero invitarte a que vayas al Calvario, para que veas lo que Jesús hizo por ti, para que recibas Su gracia, Su perdón y entonces escojas perdonar.
Dannah: En un momento vamos a escuchar cómo una pareja experimentó esa clase de perdón.
Nancy DeMoss Wolgemuth nos ha estado animando para que tomemos una decisión que puede ser dolorosa de tomar, pero que en realidad te hará libre. No permitas que la amargura tenga la última palabra. Para encontrar libertad, escoge el perdón. Mencionamos el libro que Nancy escribió que se titula: «Escoja perdonar», y el subtítulo es: «Su camino a la libertad».
Esta semana Nancy nos trajo la serie titulada: Libertad a través del perdón. Y ahora queremos cerrar esta serie con el testimonio que una mujer nos compartió durante una de las conferencias de Revive Our Hearts, en las que Nancy habló. Es una historia poderosa que ilustra la libertad que produce el perdón. Aquí está Nancy con más.
Nancy: Yo conozco a Tammy desde hace mucho tiempo. Y años atrás, Dios hizo algo especial –bueno, fue todo un proceso. Pero uno de los instrumentos que Dios utilizó en ese proceso, fue cuando el ministerio de Life Action organizó una cruzada de dos semanas más o menos, ¿cuánto fue que duró?
Tammy: Dos semanas y media.
Nancy: Una cruzada de avivamiento de dos semanas y media en la iglesia donde Tammy y su esposo asisten. Su esposo es profesor de una universidad. Ella nos va a contar un poco más sobre eso, porque ellos generalmente cuentan su historia juntos. Pero James no está aquí hoy, así que Tammy va a hablar en nombre de los dos.
Ha sido todo un peregrinaje en el que Dios los ha puesto. Y creo que será de gran aliento para sus corazones, escuchar cómo Dios ha obrado estas verdades en la vida de Tammy.
Tammy: Mi esposo James y yo nos casamos hace dieciocho años y medio. En ese momento ninguno de los dos estábamos caminando con el Señor. Ambos llegamos al matrimonio con una relación impropia, inmoral.
Y en nuestra noche de luna de miel, descubrimos que estaba embarazada. Así que, creyendo que avergonzaría a mi familia, y creyendo las mentiras que el mundo nos dice, mi esposo y yo tomamos la primera de varias decisiones sobre el aborto.
Y como ya podrán imaginarse, esto empezó a afectar nuestro matrimonio. Los años siguientes, pasamos por una depresión tremenda, un gran dolor emocional y nos odiábamos a nosotros mismos. Esperábamos el castigo por nuestra decisión. Pero Dios tuvo misericordia de nosotros.
Después de eso pasaron ocho años más. Yo conocí a Jesús y lo acepté como mi Señor y Salvador, y comprendí que yo era una asesina. Me arrepentí y Jesús me perdonó. Pero me tomó un tiempo sanar y aceptar Su perdón. En ese tiempo empecé a orar por mi matrimonio y por mi familia.
Moviéndonos hacia adelante, hace unos tres años y medio, escuché que Life Action Ministries iba a venir a nuestra iglesia para una cruzada de avivamiento. Yo no había crecido en la iglesia, así que no sabía qué esperar ni lo que eso significaba.
Sin embargo, yo estaba muy entusiasmada. Participé en el grupo de oración por la cruzada, ayudé a organizar los retiros de oración y las diferentes reuniones de oración en nuestra iglesia.
Y durante ese tiempo de oración, Dios me mostró que yo había buscado Su perdón por haberme practicado un aborto. Sin embargo, yo no había perdonado a mi esposo. Yo no lo respetaba, ni me sometía a él, ni lo amaba; ninguna de esas cosas. Yo quería discutir con el Señor, decirle que eso era algo demasiado terrible, porque mi esposo no me apoyó cuando tomé esas decisiones.
Pero Dios me mostró que Jesús murió por sus pecados como también murió por los míos. Dios me estaba llamando a perdonar a mi esposo, y así lo hice. Eso ya estaba resuelto.
Fui a la cruzada con una conciencia limpia y un perdón total en mi corazón con respecto a mi esposo. Y una noche, durante la segunda semana de esa cruzada, mi esposo y yo llegamos a la casa y me di cuenta de que él estaba angustiado.
Y vi que por más de una semana él se sentó en la silla de la iglesia, sin mostrar ninguna emoción. Estaba preocupada pensando que Dios no estaba haciendo nada. Yo sabía que él era creyente y había estado orando por él, incluso le pedí a muchas personas que oraran por él; pero parecía que nada estaba sucediendo. Él no parecía estar conmovido.
Así que una noche le pregunté: «¿Por qué no te ha conmovido la predicación que hemos escuchado? Quiero decir, ha sido tremendo como Dios ha impactado mi corazón y el corazón de las demás personas».
Y él me dijo: «Bueno, tú no sabes lo que hay en mi corazón».
Pero yo le aseguré a él diciéndole: «James, no podrías haber hecho nada tan malo como lo que yo he hecho, y lo sabes, incluyendo los otros testimonios que hemos escuchado; así que no hay nada que me puedas decir».
Y él me respondió: «¿Estás segura? ¿Quieres apostar?»
Y yo le dije: «James, tienes que dar un paso de fe ahora y compartir lo que hay en tu corazón».
Luego él empezó a compartir conmigo algunos asuntos muy dolorosos de su pasado; asuntos que él necesitaba resolver y perdonar. Finalmente, él tenía algo más que confesarme, y era que me había sido infiel gran parte de nuestro matrimonio con varias personas. Y en una de esas relaciones inmorales hubo un aborto.
Y no sé qué más decir, aparte de que estaba totalmente paralizada y en shock. Sin embargo, una sensación de paz inundó mi corazón y mi alma. Yo estaba totalmente tranquila, y eso fue solo por la gracia de Dios. Mi corazón se inundó de perdón.
Y en ese momento, pensé: Seguramente este es el fin de nuestro matrimonio; pero le dije: «Yo te perdono. Yo sé que Dios me ha perdonado mucho a mí, así que te perdono a ti, y no sé lo qué va a pasar de ahora en adelante».
Después, a la mañana siguiente, fuimos y hablamos con uno de los líderes del ministerio Life Action, y él le aconsejó a James que resolviera esos asuntos en su vida que necesitaban ser resueltos.
Así que yo lo acompañé a los diferentes lugares a los que él necesitaba ir para limpiar su conciencia y buscar el perdón de esas personas. Y en medio de todo eso, la noche siguiente, después de que él me confesó todo aquello, el Señor empezó a restaurar nuestro matrimonio delante de mis ojos.
Mientras yo iba con él a cada persona a la que él tenía que pedir perdón, vi el poder y el perdón de Dios obrando en los corazones de estas personas antes de que él les hablara.
Y esa noche, como mencioné, Dios restauró nuestro matrimonio. Cuando veníamos de regreso a casa, como resultado de haber escogido perdonar, y la decisión de James de ser obediente y limpiar su conciencia, nuestro hijo fue salvo.
Nuestra hija mayor hizo un voto de pureza en su vida, y nuestra hija menor hizo profesión de fe en público. Definitivamente, el Señor ha seguido sanando nuestro matrimonio.
Y como dijiste Nancy, el perdón es en ese momento y luego viene un proceso. En nuestro caso, como podrán imaginarse, ha sido un largo proceso de sanación. Y la verdad es que hay asuntos donde la confianza debe ser restablecida; ha habido momentos muy difíciles, pero El Señor nunca nos ha abandonado.
Dios ha seguido tratando con cada uno de los asuntos. Ha sido Su misericordia infinita la que ha restaurado nuestro matrimonio y nos ha bendecido de muchas otras maneras.
Mi papá, que tiene setenta años, vino a vivir con nosotros, y él ahora es salvo. Dios es muy bueno, y ese proceso ha continuado hasta hoy. Después de tres años y medio pensé: Bueno, ya todo terminó. Todo está resuelto.
Pero fue así como la historia continuó: Dios me mostró, «Tammy, tienes un corazón orgulloso. Tú ni siquiera estás agradecida por el esposo que Yo te di. Más o menos lo toleras porque sabes que quiero ese matrimonio para ti. Pero estás actuando como si Yo hubiera cometido un error al darte ese esposo».
Y como Nancy nos compartió, Dios diseña a nuestros esposos, particularmente, para cada una de nosotras.
Y Él me mostró que yo había sido orgullosa. Así que comencé a orar para descubrir cómo podía cambiar. No quería hacer esto, era muy duro. Pero llamé a mi esposo y le dije que por favor me perdonara por no agradecerle a Dios por él ni someterme a él como Dios quería que lo hiciera.
Y lo repito, ha sido todo por la misericordia de Dios. Quiero animar a aquellas que necesitan perdonar a alguien, perdonar trae bendición. Le doy a Dios toda la gloria, el honor y la alabanza por todo lo que Él ha hecho en nuestras vidas.
Él ha cambiado mi matrimonio y me cambió a mí. Mi esposo es un líder espiritual. A veces yo quiero llamarlo «fanático espiritual», porque el Señor realmente ha cautivado su corazón. Y por nuestros hijos estoy muy agradecida.
No puedo creer que Dios me haya bendecido con tres hijos saludables. Después de esos abortos, yo pensé: No merezco tener hijos. Y bueno, el nombre de mi hija mayor es Jessica, y descubrí hace algunos años que su nombre significa: «Gracia de Dios».
Dannah: ¡Gloria a Dios por Su obra fiel en Tammy y su esposo! Es maravilloso saber cómo Dios inunda nuestras vidas de Su perdón sobreabundante para que podamos extender ese perdón a otras personas. Ese perdón que rompe cualquier atadura y libera a los cautivos.
¿Hay alguna mujer dentro de tu círculo cercano que está teniendo luchas con el pecado? ¿Esa persona está luchando con tentaciones en su mente y corazón, con formas equivocadas de pensar que han sido moldeadas por la sociedad en que vivimos? Tanto ellas como nosotras necesitamos una infusión del evangelio día con día.
En Aviva Nuestros Corazones queremos ser una infusión diaria de gracia, de esperanza y de pensamiento bíblico centrado en el evangelio, que ayude a las mujeres a filtrar lo que el mundo ofrece a través de la Palabra de Dios. Cuando hablamos de impartir esa infusión diaria pensamos en los colaboradores mensuales que hacen esto posible. Mes a mes ellos son de apoyo a través de sus oraciones y ofrendas, ayudando a que este ministerio siga adelante.
¡Estamos muy agradecidos por nuestro equipo de colaboradores y es nuestro deseo que Dios siga añadiendo a muchos más!
Si has sido bendecida por este ministerio, si has recibido a través de Aviva Nuestros Corazones una infusión de gracia en tu propia vida, ¿considerarías convertirte en una de nuestras colaboradoras mensuales? ¿Te unirías a la familia?
¡Te necesitamos! Tú puedes ser parte de la misión vital de nuestro ministerio permitiéndonos llegar a las mujeres con el mensaje de libertad, plenitud y abundancia en Cristo. Serás testigo de cómo Dios aviva sus corazones.
Llamándote a escoger el perdón para que experimentes libertad, plenitud y abundancia en Cristo, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas a menos que se indique lo contrario.
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