Todos necesitan de mí
Annamarie Sauter: ¿Cómo puedes permanecer cerca del Señor en una etapa de la vida donde estás más ocupada que nunca? Con nosotras Emily Jensen.
Emily Jensen: Han sido un millón de pequeños momentos de esfuerzo los que lentamente han hecho ese depósito en nuestras vidas. Debemos decir: «Voy a intentar lo que pueda y a confiar en que Dios hará algo más grande».
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Realmente he disfrutado esta conversación que hemos tenido con Emily Jensen y Laura Wifler. Ellas son las mujeres del ministerio Maternidad Redimida. No son las únicas, pero son las fundadoras y el corazón del ministerio, es decir, la mente detrás de ese ministerio. Pero otras mujeres se han unido para trabajar junto a ellas.
De hecho, acabo de enterarme de que un miembro de su equipo es …
Annamarie Sauter: ¿Cómo puedes permanecer cerca del Señor en una etapa de la vida donde estás más ocupada que nunca? Con nosotras Emily Jensen.
Emily Jensen: Han sido un millón de pequeños momentos de esfuerzo los que lentamente han hecho ese depósito en nuestras vidas. Debemos decir: «Voy a intentar lo que pueda y a confiar en que Dios hará algo más grande».
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Realmente he disfrutado esta conversación que hemos tenido con Emily Jensen y Laura Wifler. Ellas son las mujeres del ministerio Maternidad Redimida. No son las únicas, pero son las fundadoras y el corazón del ministerio, es decir, la mente detrás de ese ministerio. Pero otras mujeres se han unido para trabajar junto a ellas.
De hecho, acabo de enterarme de que un miembro de su equipo es familia de alguien que trabaja en nuestro ministerio.
Emily y Laura: ¡Sí!
Nancy: Me enteré esta mañana por Instagram, ¡el mundo es muy pequeño!
Laura y Emily, bienvenidas una vez más a Aviva Nuestros Corazones.
Emily y Laura: Gracias, Nancy. Es un gran gozo poder estar aquí nuevamente.
Nancy: Estamos hablando sobre el tema de Maternidad Redimida, y de lo que la maternidad significa, en el contexto del evangelio y de la resurrección de Cristo, para nosotras como mujeres en cada etapa de la vida.
No soy madre biológica y ya pasé esa temporada de la vida. Pero he sido muy animada y estimulada, y he encontrado que esta conversación me ha hecho reflexionar sobre mi etapa actual: ¿Cómo se ve el evangelio dentro de las ocupaciones, las demandas en mi agenda que son mayores de lo que puedo cumplir en un día? ¿Estoy funcionando en autosuficiencia, basándome en mi experiencia o en mis habilidades naturales? ¿O estoy buscando al Señor (que es algo que tengo que hacer muy a menudo) y le digo: «Señor, no puedo hacer esto»?
Creo que cuando las personas escuchan este programa, ven este ministerio, o ven su ministerio, ven nuestras fotografías… Porque no nos tomamos las fotografías tal como nos vemos recién levantadas en la mañana. Nos maquillamos. Nos arreglamos. Pensamos en la ropa que usaremos ese día. (Pensé en esto cuando estaba arreglandome esta mañana por el hecho de que hoy nos tomaríamos algunas fotografías). Así que la gente ve lo mejor de nosotras y podrían pensar: Ella es tan buena. Ella es tan capacitada.
Creo que eso puede provocar que otras personas se sientan ansiosas por ser útiles, como si nosotras fuéramos especiales. Cuando cenamos esta semana hablamos no solo de lo normales que nos sentimos, sino sobre lo débiles, inadecuadas, necesitadas, pecadoras y quebrantadas y desordenadas que somos, y de cuánto necesitamos el evangelio. Así que me encanta que nos ayuden a hacer esto en cada etapa, pero también me encanta que ayuden a las madres –sobre todo a las que tienen niños pequeños– a pensar detenidamente: ¿Cómo se ve el evangelio en la maternidad?
Una mujer de nuestro equipo leyó su libro mucho antes de esta entrevista. Ella hizo algunas notas para mí, sobre las partes que realmente la conmovieron. Dijo que cuando llegó a un capítulo en particular, envió un correo electrónico a tres de sus sobrinas y les dijo: «¡Tienen que conseguir este libro!» Ella sabía lo práctico que sería para una mujer que está en esa etapa de la vida.
Así que ustedes han escrito este libro. ¡No solo está hermosamente escrito, sino que tiene una portada hermosa! Desearía que todas nuestras oyentes pudieran verlo y leerlo. Y puedes encontrar el enlace a este en nuestro sitio web, avivanuestroscorazones.com. Se titula Maternidad Redimida: La esperanza del evangelio para momentos cotidianos. Laura y Emily, ustedes son muy talentosas así como la editorial que trabajó con ustedes para diseñar este libro. Me encanta porque existen muchos mitos sobre la maternidad. Pero si la vemos a largo plazo y en un panorama general, hay mucha belleza en el presente y también a largo plazo.
Y como hemos dicho, ambas tienen niños pequeños. Se encuentran en una etapa muy ocupada, ya que estos pequeños aún no pueden valerse por sí mismos. Las necesitan para muchas cosas. Además, tienen a sus esposos. Ambas tienen unos esposos maravillosos. Ellos son muy comprensivos, las ayudan en la casa y tienen corazones de siervos. Han sido bendecidas con esto. Creo que la pregunta que surge en esta etapa es: ¿Cómo nutres tu matrimonio?
Recuerdo cuando una familia vivió conmigo en casa por un tiempo, y tuvieron su primer hijo (yo estaba soltera en ese momento). Y un día estábamos sentados hablando, ella estaba exhausta. Estaba amamantando al bebé, y todo esto era nuevo para ella, y estaba muy cansada. Solo recuerdo que su esposo, una persona muy agradable y muy amable, pero en ese momento le dijo: «Quiero a mi esposa de vuelta». Las cosas habían cambiado mucho; de ser una pareja sin hijos a ser ahora una pareja con un hijo.
Ustedes dos han pasado por esto. Y siguen pasando por esto. ¿Cómo pueden ayudar a aquellas madres que están en esa etapa de la vida? ¿Cómo se debe pensar en esa temporada? ¿Cómo puedes ser de bendición para tu esposo sin vivir bajo la carga de la ley, sino viviendo bajo la gracia?
Emily: Es interesante. En el programa anterior hablábamos de todas las ideas que la cultura nos da sobre quiénes se supone que debemos ser como madres. Muchas de nosotras hacemos una idea y luego tratamos de imitarla. Y una de las cosas que puede ser tentadora inmediatamente para una madre, es crear una imagen separada de su esposo. Ves a tus amigas, ves a las mujeres mayores, lo ves en Instagram, y creas esta vida de lo que piensas que debe ser la vida como padres, y de alguna manera dejas fuera a tu esposo de esto.
Creo que hacemos esto sin darnos cuenta porque, pensamos que tú fuiste quien estuvo embarazada, tú eres la que más se encarga del bebé, y tienes este sentimiento de: «Es mío y me pertenece».
Nancy: Esto es mío.
Emily: Sí, este trabajo que estoy haciendo, es mío. Creo que lo que Dios realmente me mostró al inicio, especialmente en la etapa de tener varios pequeños al mismo tiempo, fue que necesitaba a mi esposo desesperadamente. Esto es algo que Dios nos ha pedido que hagamos juntos.
Se remonta a Su creación. Adán y Eva eran diferentes. Diferentes en género, tenían diferentes responsabilidades, diferentes roles, pero tenían la misma misión juntos: «Cultivar la tierra, dominarla, ser fructíferos y multiplicarse».
Ahora, en la gran comisión vemos que nuestro trabajo con nuestro cónyuge también esunirnos e ir a hacer discípulos y ser fructíferos con lo que Dios nos ha dado, en este caso nuestros hijos. Estamos en esta misión juntos.
Nuestras alegrías y nuestras penas están entrelazadas. No puedo hacer esto independientemente de él. De hecho Dios nos creó para hacer esto de manera complementaria porque es la manera en que nos unimos.
Nancy: No podrían tener hijos sin ser una sola carne.
Emily: ¡Así es! Juntos necesitamos dar forma a esta nueva adición y pedir en oración cómo es que Dios quiere que vivamos estas verdades como familia.
Y eso para mí significaba dejar atrás los ideales que tenía de cómo era una madre cristiana perfecta y decir: «¿Qué soy como esposa para mi esposo y como madre para estos niños? ¿Qué me está llamando Dios a hacer?» Esa fue una lección difícil.
Laura: Sí, y creo que lo interesante es poner a un lado tus expectativas sobre cómo luce un esposo cristiano perfecto y un padre cristiano perfecto.
Muy a menudo, especialmente cuando era madre primeriza, mi esposo se convertía en mi enemigo. Era como decir: «Este es mi trabajo. Esto es lo que necesito hacer, y sé cuál es la mejor manera de hacerlo. Ya lo busqué en Google».
Emily: «Tú no eres el que prepara el biberón ni el que cambia los pañales».
Laura: ¡Correcto! «Yo los llevo al médico. Yo hago todas esas cosas, no sabes por lo que estoy pasando, ni cómo lidiar con esto. No puedes opinar sobre esta situación».
Tuve que bajar la guardia y reconocer que tenemos que criar a nuestros hijos juntos, y teníamos que hacer exactamente lo que estás diciendo, estar en la misma página. Aunque tuviéramos diferentes maneras de hacerlo. Necesitaba estar de acuerdo con que mi esposo tuviera un estilo diferente de crianza, pero aceptando que teníamos el mismo objetivo, que es criar a nuestros hijos para que conozcan y amen al Señor.
El hecho de que mi esposo sea diferente no lo convierte en el enemigo. En realidad, lo convierte en el compañero perfecto para ayudar a criar a mis hijos porque nos complementamos con nuestros diferentes estilos y ver que el Señor nos ha dotado a cada uno de diferentes fortalezas, incluso podemos compensar las debilidades. Hay algunas áreas en las que ninguno de nosotros es bueno, pero podemos unirnos como compañeros en la crianza de nuestros hijos.
Pero si lo veo como un obstáculo a lo que estoy tratando de hacer, entonces solo caeremos hacia abajo, y no estamos cumpliendo nuestro mandato de mostrarles a nuestros hijos el evangelio ni de ir y hacer discípulos.
Así que como madre joven, este fue un gran cambio de mentalidad para mí, de darme cuenta: ¿Cuál es el papel de mi esposo? ¿Qué expectativas le estoy poniendo? ¿Y cómo puedo, en lugar de pensar en todas sus debilidades, explotar sus fortalezas y encontrar formas de hacerlo brillar en la crianza de los hijos?
Nancy: Y en realidad, las cosas que crees que son sus debilidades…y sé que él tiene debilidades, cualquier esposo las tiene. Pero a veces pienso que las cosas que creemos que son debilidades en nuestros esposos, realmente no son debilidades sino más bien son cosas que nosotras necesitamos.
Emily: ¡Correcto! ¡Eso no podría ser más cierto!
Nancy: O el orgullo de nuestro corazón que dice: «La manera en que yo lo hago es la única manera correcta de hacerlo».
Laura: Así es.
Nancy: Entonces ¿cómo se nutre la relación? Es muy diferente cuando te casas y no tienes hijos. En el caso de mis padres, yo nací nueve meses y cuatro días después de que se casaron, por lo que no tuvieron mucho tiempo para ser una pareja sin hijos. Pero por el tiempo que sea, una vez que los niños llegan y el nivel de actividad aumenta, las tareas son mucho mayores, el cansancio es mucho mayor durante cierto tiempo.
¿Cómo tienen tiempo para hablar de estas cosas y asegurarse de estar en la misma página?
Emily: Esta no suele ser la primera respuesta que queremos escuchar, pero alimentamos nuestra relación con nuestro esposo nutriendo nuestra relación con Cristo. Creo que si no tenemos primero todas nuestras expectativas, si no nos sentimos aceptadas, amadas, atendidas y provistas por Dios, entonces vamos a llevar todo eso a una conversación con nuestro esposo diciéndole: «Necesito sentirme aprobada por tí. Necesitas satisfacer todas mis necesidades. Necesitas ser de cierta forma para mí. ¿Por qué no estás haciendo estas cosas por mí?»
Así que creo que ese es el primer paso: llevar nuestros corazones al Señor y reconocer cuando estamos esperando que nuestro esposo haga o sea algo para nosotras que solo Cristo puede ser.
Nancy: Esa es una carga que ningún esposo puede soportar.
Emily: Lo sé. Es devastador.
Pero creo que en un nivel más práctico, un par de cosas rápidas en nuestra familia que han sido útiles, son por ejemplo, que al principio comenzamos a llevar a la cama a nuestros hijos más temprano y a horarios constantes. Y así, por las noches, alrededor de las 7, tomábamos un tiempo para limpiar la casa juntos.
Y eso suena muy aburrido.
Nancy: Nada romántico.
Emily: Pero durante ese tiempo hablábamos. Aún lo hacemos. La noche antes de salir para acá, yo estaba barriendo el piso de la cocina, y él estaba poniendo los platos el lavaplatos, y hablábamos sobre una decisión de negocios que él tenía que tomar y todas estas cosas. Hablamos sobre cómo cuidaría a los niños mientras yo no estuviera en la casa. Creo que eso no suena tan glamoroso, pero háganlo día a día, incluso si no lo hacen algunas noches, todavía estás haciendo buenas inversiones.
Creo que otra cosa sería atesorar los momentos que tienes en lugar de verlos como: «Oh, esto nunca es suficiente. Solo desearía que tuviéramos otro día. Desearía que tuviéramos tal cosa». Pero a menudo pienso: «Esta conversación que tenemos juntos es un tesoro», y realmente enfocarme en eso y construir a partir de ahí.
Cuando la vida de mi esposo y la mía están llenas de un millón de actividades de la iglesia, deportes, actividades escolares y demás cosas, y pasamos una etapa y decimos: «¡Wao! No nos hemos conectado el uno con el otro». Así que parte de esto es simple e intencionalmente no saturar todas las tardes de la semana o todos los fines de semana. ¿Existen suficientes sábados? Todos los sábados estamos juntos como familia, y podemos trabajar, hacer cosas, hablar y ver los problemas que surgen con nuestros hijos y criarlos juntos.
Entonces esto prácticamente nos ha llevado a estar conscientes de lo ocupados que estamos.
Laura: Hago eco de todo lo que dices, Emily, especialmente en enfocarte en tu propia relación con el Señor primero y entender dónde está tu identidad. Y solo para agregar un par de consejos prácticos para cualquier madre que quiera conectarse mejor con su esposo… Mi esposo trabajó muchas horas cuando nos casamos y teníamos hijos pequeños. Para ser honesta teníamos muy poco tiempo para estar juntos, especialmente las horas cuando estábamos despiertos.
Creo que algo que el Señor tuvo que cambiar en mi corazón fue comprender que había momentos en que, a veces, sentía que no podía creer mucho que: «él quería estar conmigo y quería estar cerca». Pero podía confiar en Jesús aún en esos momentos.
Hubo momentos en que no sabía lo que él estaba pensando o por qué sucedían las cosas, pero sabía que podía confiar en el Señor, y que Él me había puesto en este matrimonio, que aquí era donde Él me quería. Solo así puedo ir donde mi esposo, y creer lo mejor de él y que sus intenciones son verdaderas y puras. Cuando estás sola comienzas a pensar cosas y empiezas a murmurar de esto o aquello.
Nancy: Se forma una bola de nieve en tu cabeza.
Laura: Si, te desmoronas. En lugar de permitir que mi mente se preocupe en todas las cosas malas, debo decir: «No, voy a confiar en que él quiere estar con nuestra familia, y que desea una relación conmigo». Y si le digo, «quiero orar más contigo» o «quiero pasar más tiempo contigo», él lo recibirá bien.
A menudo, si me acercaba a mi esposo y le decía todos los pensamientos que estaban en mi mente, él respondía: «Sí, yo también quiero eso». Es algo maravilloso poder decirle a tu esposo, «me gustaría orar contigo más a menudo». ¿Qué esposo que ama a Jesús dirá: «No, no necesitamos hacer eso?» Pero yo tengo que venir y expresar esas cosas, en lugar de guardar amargura o culpa o simplemente expectativas poco realistas de él.
Y también, verte a ti misma en el mismo lado del equipo mientras enfrentan diversas cosas en la vida, reconociendo que queremos sentarnos uno al lado del otro. No decir, «no sabemos cómo vamos a hacer para ajustarnos a este horario. No sabemos cómo vamos a lidiar con este compromiso. No estamos seguros de qué hacer con este hijo que se está revelando»; sino decir: «Estamos juntos en esto».
Nancy: En el mismo equipo.
Laura: Así es, no estar uno contra el otro. Deseamos caminar de la mano para enfrentar este asunto. Ya tenemos este problema, ya estamos aquí, y ambos queremos lo mismo. Y eso fue algo en lo que tuve que madurar sin volver atrás a lo que habíamos comentado antes, en asumir: «Bueno, yo sé cuál es la mejor manera. «Yo lo veo mejor» o «tengo más experiencia con esto» o «tengo una mejor idea»; sino decir: «Mi esposo es de mucho valor». Y creer realmente que el Señor lo ha puesto y le ha dado dones de sabiduría, someterse y apoyarse en eso en lugar de luchar contra él.
Nancy: Mientras te escucho, pienso en lo importante que es no descuidar a tu esposo.
Emily y Laura: ¡Sí!
Nancy: Porque en esa etapa, cuando los niños necesitan mucho de ti, el esposo puede ser invisible.
Laura: ¡Si! Él puede cuidarse solo. Él es autosuficiente.
Nancy: Entonces la atención. Me puedo imaginar y lo he visto pasar, donde los niños reciben toda la atención, necesitan tanto y requieren tanto, que la relación se ha descuidado y se pospone a largo plazo. Puedes dejar pasar un día sin tener una conversación profunda de corazón a corazón, pero no puedes vivir así día tras día, o por años y luego esperar tener una relación cercana.
Así que creo que debemos estar conscientes de ello… Puede que no sean tus hijos. Puede que sea tu trabajo que es exigente. Pero estar consciente: «Mi esposo necesita saber que lo valoro, que estoy pendiente de él».
Emily y Laura: ¡Sí!
Nancy: Una noche me encontraba preparando una grabación y estaba estudiando, y no estaba lista… Estábamos sentados en la misma habitación, pero cada uno en su computadora portátil. Y recuerdo que en un punto tuve este pensamiento: Cierra la computadora y dile a Robert: «¿Podríamos abrazarnos unos minutos?»
Emily y Laura: ¡Qué buena idea!
Nancy: De esa manera él sabe que estoy atenta de que él está en la habitación. Él nunca lo habría exigido. Él es tan amable y precioso y ama lo que hago, pero para él significa el mundo entero cuando le digo: «¿Podríamos hablar y estar juntos por unos minutos?» Y estar dispuesta a dejar a un lado lo que me corresponde en ese momento. Para mí significa terminar tarde, pero es muy satisfactorio para mí y para él y para nuestro matrimonio, lo que, a la larga, tiene una recompensa enorme.
Emily y Laura: ¡Así es!
Nancy: Entonces, déjame volver atrás solo por un momento porque ambas hablaron sobre asegurarse de alimentar tu relación con el Señor.
Emily y Laura: Sí.
Nancy: Escucho a muchas madres hablar de tal forma que pensarías que durante los años que han tenido niños pequeños, tienes que poner tu vida espiritual y tu crecimiento en espera o en pausa. Pero ustedes piensan diferente sobre esto.
Emily y Laura: Definitivamente.
Nancy: Me encantaría que habláramos más acerca de lo que han visto en su propio desarrollo espiritual, su crecimiento en su relación con el Señor durante los años que han tenido estos pequeños.
Laura: Una de las preguntas que Emily y yo nos hicimos hace unos años fue: «¿Estos pocos años, son años perdidos?» Pensábamos: ¿Son estos los años en los que no pasamos tiempo ni invertimos nuestro tiempo en nuestra relación con el Señor? ¿Es esta, como dices, una etapa en la que algún día volveremos a tener momentos de tranquilidad? ¿Algún día estudiaremos la Palabra de Dios, o podremos ir a la iglesia regularmente?, esas cosas.
Creo que cada madre pasa por esa agonía de tratar de descubrir: ¿Qué se siente tener una relación profunda y vibrante con el Señor cuando tienes niños pequeños corriendo por la casa?
Eso es algo que Emily y yo hemos visto, y creo que el ministerio de Maternidad Redimida realmente nació en esos pocos años. Todo comenzó cuando ambas teníamos dos o tres hijos cada una. Creo que ambas tuvimos hijos seguidos desde entonces. Pero a cualquiera que ve desde afuera diría: «Oh, ellas saben cómo hacer esto o deben tener todo el tiempo del mundo para estudiar».
Pero viendo hacia atrás, decimos… No fuimos al seminario. No teníamos ningún entrenamiento teológico formal. No teníamos media hora de silencio cada mañana a las 5 a.m para tener nuestro devocional. No hicimos nada consistente que pudiéramos decir: «Eso realmente ayudó a nuestra relación con el Señor o produjo fruto para este ministerio».
En cambio, fueron solo un millón de pequeños momentos tratando de pasar tiempo con Dios:
- Escuchando la Biblia en audio en el auto.
• Al memorizar las Escrituras con nuestros hijos y memorizar un pequeño versículo.
• Al tener conversaciones sobre el evangelio con nuestros amigos y hacer preguntas.
• Cuando estuvimos dispuestas a tomar el tiempo para hablar sobre esas cosas.
Esto es lo que ha hecho estos depósitos en nuestras vidas para ayudarnos a crecer y sostener nuestra relación con Dios a través de estos años.
Nancy: Muy creativo y apropiado para cada etapa…
Laura: Entonces, sí, tener siempre un momento tranquilo es increíble, y queremos que cada persona en el planeta tenga un tiempo de quietud con el Señor. Pero tampoco podemos negar o decir que otros momentos no son valiosos y que Dios no puede trabajar en la etapa más ocupada de nuestras vidas, o decir que Dios no está presente o que no está cambiando o moviendo o haciendo crecer tu alma en esos momentos en los que sientes, «apenas puedo escuchar la Biblia en audio en el auto antes de que mis hijos empiecen a gritar».
El Espíritu Santo obra de formas que no entendemos. Podemos confiar en que si tratamos fielmente de pasar tiempo en la Palabra de Dios y la guardamos en nuestros corazones, que es viva y está activa y penetra las articulaciones y la médula, Dios lo sabe, y Él puede cambiar y transformar el alma de una madre, incluso si no hay una manera más formal: «Así es como lo hice, y este es el camino que tomé para llegar aquí».
Simplemente deseamos que cada una de las madres diga: «Voy a intentarlo donde pueda y confiaré en que Dios se encargará de lo demás».
Emily: Sí.
Nancy: Yo percibo que el crecimiento espiritual en sus vidas llegó a pesar de tener niños pequeños. Creo que tener hijos pequeños ha sido el instrumento que Dios ha usado para llevarlas a Él.
Emily y Laura: ¡Sí! ¡Es verdad!
Nancy: Emily, mencionaste en un programa anterior que llegaste a un momento determinante.
Emily: Sí.
Nancy: Lo que hace que una mujer necesite a Dios, no es el hecho de tener muchos hijos pequeños, es que ella reconozca que no puede hacer esto sola sin la ayuda de Dios. Necesitamos sabiduría, gracia, necesitamos la mente de Cristo. No es que tu crecimiento espiritual sea independiente de tu maternidad. Está sucediendo en medio de tu maternidad.
Emily: Sí. También pienso en las interacciones que tenemos con nuestros hijos… De nuevo, no tenemos este tiempo con el Señor en la mañana, y esta es nuestra realidad. Pero más tarde me pongo el sombrero de mamá, maestra, y voy a «comunicar la verdad de la Biblia». Ese puede ser un increíble momento de devocional como madre.
Sé que ha habido muchas veces, incluso este verano, que no he podido preparar el desayuno antes de que mis hijos se despierten. No importa a qué hora me despierte, escucho a alguien jugando abajo antes de levantarme. ¿Pero adivina qué? Más tarde en la mañana, cuando tomo la Palabra de Dios para ministrar a mis hijos, este puede ser un tiempo que también puede bendecir mi vida.
Puedo decir: «Digamos la palabra, “santificación”, niños…repitan después de mí: San-ti-fi-ca-ción», y puede que no puedan pronunciarlo. Y podemos pensar, «¿qué significa eso para nuestros corazones? ¿Y qué significa en la Escritura?» A veces no estoy segura si lo están entendiendo, pero incluso en mi propio corazón, digo: «Sí, esto es pasar tiempo en la Palabra».
O más tarde en el día, tal vez abriremos un libro para niños o una Biblia para niños, y nos centraremos en algunas de las verdades del evangelio, y tendré un momento para comunicarlo a mis hijos. Eso también puede ser un recordatorio para mi propio corazón.
Otro ejemplo que he estado tratando de ejercitar, tengo mi teléfono configurado para que me recuerde escuchar un proverbio antes de escuchar un podcast. Y es sorprendente que cuando comienzo a escuchar, muchas veces Dios toma solo una o dos frases que captan mi atención durante todo el día o incluso durante toda una semana.
Puede ser un estudio bíblico regular donde tenga que rendir cuentas. De acuerdo, tal vez no lo hiciste treinta minutos todos los días durante toda la semana, pero pasaste dos horas el día anterior, lo hiciste y asististe. Dios usa eso.
Entonces, son todas estas diferentes maneras en que, si reflexionamos en nuestros corazones y nuestras mentes, todo esto es adoración. Todo esto es devoción al Señor. Realmente Dios usa eso para hacernos crecer. Es simplemente un gozo.
Laura: No puedo contarte la cantidad de veces que he llorado en la cocina mientras escuchaba música de adoración que ponía para mis hijos. Ellos quieren bailar o quieren cantar la canción. Por otro lado, comienzo a meditar en las letras mientras limpio la cocina y comienzo a llorar.
Soy una persona muy emocional, lo admito, pero es asombroso cómo en estos momentos el Señor usa esto para recordarle a mi corazón la verdad y para reorientar mi alma y mi perspectiva sobre Él. Puse música para mis niños, pero Dios la usó en mi corazón.
Nancy: Estoy pensando mientras hablas sobre las promesas que Dios le hizo a Josué. En Josué, capítulo 1 –y puede que pienses: Bueno, ¿qué tiene en común la vida de Josué con la nuestra o la tuya como madre? Pero Dios le dice a Josué: «Estaré contigo». Él está haciendo esta enorme tarea. Él tendrá que guiar a estos tres millones de judíos hacia la tierra prometida. Habrá batallas y enemigos. Es algo que va más allá de lo que puede hacer. Pero Dios le dice: «Estaré contigo. No te dejaré ni te desampararé. Sé fuerte y valiente».
Y luego Dios le dice: «Este libro de la ley no se apartará de tu boca, sino que meditarás en él día y noche, para que cuides de hacer todo lo que en él está escrito. Porque entonces harás prosperar tu camino y tendrás éxito» (Josué 1:8).
Josué no tenía la Biblia completa. Tenía solo una parte muy pequeña en comparación con lo que nosotras tenemos. Sin embargo, tomando la Palabra de Dios y depositándola en nuestros corazones, en nuestras mentes, y meditando en ella, reflexionando sobre ella, en las entradas y salidas de la vida cotidiana, Dios dice: «Si haces eso, tendrás éxito».
Ahora, es posible que no tengas éxito de la forma en que las redes sociales definen el éxito, pero tendrás éxito como madre, como mujer, como hija de Dios, como esposa, de la manera que importa para la eternidad. ¿De eso se trata, no es así?
Emily y Laura: Así es.
Nancy: Quiero animarte a que obtengas una copia del fabuloso y hermoso libro de Emily y Laura, Maternidad Redimida, en el cual se ha basado esta conversación que hemos tenido con ellas en estos episodios.
Y mañana, asegúrate de acompañarnos para escuchar sobre por qué es tan crucial para las madres conectarse con otras madres en el cuerpo de Cristo. Te esperamos aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Annamarie: Invitándote a pasar de manera intencional las verdades de la Palabra de Dios a la próxima generación, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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