Tocada por la humildad
Annamarie Sauter: ¿Alguna vez has pensado algo como esto? «Tenemos que hacer las cosas como siempre se han hecho».
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Mientras voy envejeciendo, estoy pensando acerca de nuestro ministerio y de qué tan fácilmente puedo empezar a pensar que la manera en que siempre se han hecho las cosas, es la manera en que se tienen que seguir haciendo, tanto en nuestro ministerio como en la iglesia. Yo soy muy tradicionalista, y si hay algo que me saca de mi zona de confort y lo que es tradicional para mí en muchos aspectos, me incomodo muy fácilmente.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
A lo largo de las últimas semanas Nancy nos ha estado guiando en la serie titulada, Recordando a Miriam. Miriam fue la hermana mayor de Moisés, quien lo protegió cuando él era …
Annamarie Sauter: ¿Alguna vez has pensado algo como esto? «Tenemos que hacer las cosas como siempre se han hecho».
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Mientras voy envejeciendo, estoy pensando acerca de nuestro ministerio y de qué tan fácilmente puedo empezar a pensar que la manera en que siempre se han hecho las cosas, es la manera en que se tienen que seguir haciendo, tanto en nuestro ministerio como en la iglesia. Yo soy muy tradicionalista, y si hay algo que me saca de mi zona de confort y lo que es tradicional para mí en muchos aspectos, me incomodo muy fácilmente.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
A lo largo de las últimas semanas Nancy nos ha estado guiando en la serie titulada, Recordando a Miriam. Miriam fue la hermana mayor de Moisés, quien lo protegió cuando él era un bebé. Luego ella guió a los hijos de Israel en alabanza en el desierto, y más adelante experimentó un tiempo oscuro de rebeldía. Puedes ponerte al día con cualquier programa que te hayas perdido, a través de nuestro sitio web, AvivaNuestrosCorazones.com. Hoy, algunas mujeres reflexionan sobre esta serie junto a Nancy.
Nancy: Bueno, después de esta serie sobre Miriam, muchas de nosotras sentimos que no queremos decir mucho, porque estamos siendo más cuidadosas y estamos midiendo más nuestras palabras, dándonos cuenta de cómo Dios las evalúa.
Hemos tomado algo de tiempo con mis amigas Holly Elliff y Kim Wagner, nada más para refleccionar sobre lo que hemos estado hablando en esta porción de la vida de Miriam y cómo nos ha hablado a nosotras. Kim, yo sé que cuando nos sentamos aquí para lo que le llamamos, nuestra sobremesa, tú dijiste: «Miriam fue de tanta convicción». ¿Qué cosa en particular te hizo responder así?
Kim Wagner: Bueno, al estar tú enseñando sobre Miriam, el Señor simplemente me recordó un incidente que ocurrió hace varios años. Experimenté, supongo, lo que yo llamaría la rebelión de Kim. Es como un espejo, realmente, de lo que Miriam pasó. Mi esposo es pastor. Es un muy buen pastor, y siento que demuestra un carácter de siervo más que cualquier líder que jamás he visto. Claro, yo he podido verlo muy de cerca.
En ese tiempo, estábamos en una iglesia que estaba creciendo rápido y necesitábamos tomar una decisión: unir uno de los edificios a nuestro santuario para expandirlo, o tener dos servicios. El equipo de ministerio, los hombres del liderazgo, estaban orando al respecto y buscando la voluntad de Dios acerca de cuál dirección seguir. Regresaron de un fin de semana a solas con Dios buscando la guia del Señor, sintiendo muy fuertemente que debíamos dividirnos en dos servicios. Al mi esposo compartir esto conmigo…
Nancy: Me imagino que tenías una opinión...
Kim: Sí, yo tenía una opinión.
Nancy: ¿La compartiste con él?
Kim: Compartí mi opinión muy fuertemente. Ahora, creo que inicialmente lo estaba haciendo bíblicamente. Solamente estaba compartiendo con él mi corazón y pensamientos sobre esto. El liderazgo empezó a presentar la visión de tener dos servicios, y entre más miembros la escuchaban, más compartían sus preocupaciones: «No podemos dividir la iglesia de esta manera».
Venían a mí y me preguntaban qué pensaba yo de esto. Yo enseñaba el estudio bíblico de mujeres y ellas me veían como una líder. Me preguntaban y yo compartía: «Bueno, esta es la manera que el liderazgo cree que debemos de ir, pero yo personalmente creo…» Estoy tan convencida de que eso estaba tan mal al momento, pero ni siquiera me di cuenta de qué tanto estaba socavando el liderazgo de mi esposo.
El equipo de liderazgo permitió que la iglesia orara por un tiempo y buscara al Señor sobre esto. Mirando hacia atrás ahora, creo que si ellos hubieran tomado las cosas de otra manera, no sé porque dejaron que pasara tanto tiempo después de que realmente creían que esa era la decisión que Dios quería que tomaran. No sé cuál era la decisión correcta, si era tener dos servicios o juntarnos en el gimnasio o qué.
Nancy: A veces eso realmente no importa. No se trata de cuáles son las diferencias sino más bien de qué manera las manejamos.
Kim: Así es. Cómo respondemos a lo que vemos como: «Bueno, esta no es la manera en que yo pienso que debemos de ir». Porque lo que todavía estoy aprendiendo es que cuando respondemos bíblicamente y podemos ir a la autoridad de una manera humilde y amable, de una manera respetuosa, y expresamos nuestras preocupaciones o compartimos nuestro punto de vista, ofrecemos nuestras ideas; entonces lo dejamos delante de Dios y confiamos que Dios puede mover el corazón del líder en cualquier dirección que él quiera.
Nancy: Miriam realmente pudo haber hecho eso con Moisés si hubiera tenido lo que ella consideraba que era una preocupación legítima acerca de su esposa. Pudo haber ido directamente donde él. Pero el pasaje empieza diciendo: «Y ella y Aarón hablaron en contra de Moisés» (Núm. 12:1, parafraseado). Yo creo que ahí es donde ves que todo estuvo mal concebido desde el principio.
No era que tenía una preocupación genuina, que fuera humilde y mansa y se lo presentara a él y luego esperara a que Dios cambiara su corazón si estaba mal. Sencillamente ella se dispuso a lanzar un ataque en contra de él, y ahí es donde se evidencia lo mal que estaba su corazón y el resultado fue desastroso.
Kim: No me vi a mí misma como atacando el liderazgo de mi esposo o el liderazgo de la iglesia. Pero en realidad, estaba socavando el respeto a su autoridad, porque había muchas personas que me tenían en alta estima y me respetaban y veían mi caminar con el Señor o decían: ¿No me habla el Señor también a través de Kim? No me di cuenta en ese momento que eso era lo que estaba pasando.
Dios, así como lo hizo con Miriam, me apartó físicamente. Durante ese periodo tuve un accidente: me caí y tuve hernias en discos del cuello, que me hicieron perder la sensación en mis brazos y dedos; realmente estuve en cama por un periodo de tiempo y ni siquiera estuve ahí en los últimos servicios antes de que se hizo la votación. Le doy gracias a Dios porque físicamente no pude ir, no pude sentarme en esa reunión.
Y aún hoy, reflexiono y pienso que realmente fue la mano de Dios tratando conmigo, no solamente protegiéndome de estar ahí en lo que hubiera dicho o la actitud que hubiera tomado, que realmente espero que no hubiera hablado públicamente en contra de mi esposo, ¿pero quién sabe lo que cualquier otra persona habría hecho en una situación así?
Nancy: Cuando ves a Miriam un año antes de este incidente y está guiando el servicio de alabanza al salir del Mar Rojo y apoyando a Moisés, ¿quién hubiera pensado que un año o menos después iba a ser la antagonista principal de Moisés?
Holly Elliff: Nancy, creo que eso fue lo que más me llamó la atención: el preguntarme qué pasó durante ese año entre esos dos eventos, ¿qué le pasó al corazón de Miriam que la llevó del pandero a…
Nancy: …a ser un címbalo ruidoso.
Holly: …a una conversación en alguna tienda donde estaba socavando a Moisés o cuestionando su autoridad. Al estar pensando acerca de eso, regresé por las Escrituras nada más para ver si había algo más ahí que diera alguna pista sobre eso y realmente no hay nada en la Escritura. Es como un argumento de silencio.
Pero simplemente te tienes que preguntar, aunque no tenemos un evento catastrófico escrito, si no hubo nada más que una serie de pequeños eventos. Entonces, a diferencia de ti, Kim, viendo hacia atrás a este evento grande, ahora que el Señor te ha traído a la mente, tengo que preguntarme si no fue simplemente una serie de pequeños momentos en la vida de Miriam donde el Señor vino a ella con convicción o instrucción o reproche y ella dijo, «no», una y otra vez y otra vez y otra vez en esos pequeñitos momentos. A través del año, un montón de pequeños «no» al Señor, terminaron en un momento catastrófico en su vida.
Nancy: Así sucede regularmente. Es una fuga pequeña en lugar de una explosión.
Holly: No fue un paso grande e intencional de su parte. Yo creo que tienes que preguntarte si aun en esa conversación con Aarón, ella no se dio cuenta de qué tan lejos había caído de donde Dios la quería, por su corazón en todos esos pequeños momentos de rebelión o por insistir en sus derechos o por querer algo que Dios no hizo, sino que empezó a tomar decisiones que alejaron su corazón de la voluntad de Dios.
Kim: Yo creo que ella pensaba que lo que estaba haciendo era lo correcto. Pienso que siempre en esos instantes, la mayoría de las personas creen que eso de lo que está haciendo: «Estoy haciendo lo correcto. Estoy diciendo lo correcto» Creo que ahí es donde nos metemos en problemas.
- Tal vez aún es lo correcto, ¿pero estamos haciéndolo de la manera correcta?
- ¿Estamos siguiendo la guía de las Escrituras?
- ¿Estamos honrando a Dios?
- ¿Estamos teniendo control de nosotras mismas, dominio propio?
Holly: Miriam pudo haber sido una mujer de verdadera justicia. Se sentía muy…
Nancy: ¿Conoces tú a alguien así, Holly?
Holly: Conozco unas pocas personas así.
Nancy: Yo he oído a tu esposo decir eso acerca de ti.
Holly: Ah, sí, así es que él se refiere a mí. Entonces no tengo ni una duda de que se sintió justificada tal vez en lo que estaba diciendo. Pudo haber algunas cosas legítimas acerca de lo que estaba diciendo. Pero eso no cambia el hecho de que a través del curso de los años, su corazón se había alejado suficiente de Dios para no tener el discernimiento para saber la diferencia. Entonces lo que salió de su boca, aun si había algunas raíces legítimas, la forma en la que habló, o el corazón con el que habló, le trajo deshonra al Señor y al líder que el Señor había puesto.
Nancy: Yo creo que hay dos factores que casi siempre están presentes en una situación así y son la amargura y el orgullo. Dolor que se vuelve amargura, y tal vez por esta nueva esposa, tal vez Moisés iba más a ella que a Miriam. No sabemos, pero lo digo al ver nuestra propia progresión, cuando nos hemos convertido en voces estridentes y antagonistas.
Para cuando salió esto a la luz, era una acción intensa. Se había convertido en una gritona. Bueno, ella no empezó de esa forma. Pero a menudo es el dolor que se vuelve amargura y luego orgullo que me ciega a lo que estoy haciendo, al impacto de mis acciones, a la deslealtad.
Si le hubieras preguntado: «¿Tú crees que estás socavando la autoridad de Dios y la autoridad de Moisés?» Ella probablemente, como la mayoría de nosotras, habría dicho: «No. Tienes que entender, él está mal. Alguien tiene que tratar con él».
Kim: Lo estoy ayudando.
Nancy: Lo estoy ayudando. El orgullo causa que nos ceguemos a qué tan inaceptable es nuestro comportamiento y al hecho de que aunque quizás estemos tratando con un asunto legítimo, no estamos tratando con él en una forma legítima.
Kim: Yo creo, también, que Miriam había sido confrontada con tantos momentos importantes donde Dios estaba guiando. Ella sabía que Dios había llamado a Moisés como líder.
Yo estaba viendo Deuteronomio 1. Dice:
«Has visto cómo el SEÑOR tu Dios te llevó, como un hombre lleva a su hijo, por todo el camino que habéis andado hasta llegar a este lugar. Pero con todo esto, no confiasteis en el SEÑOR vuestro Dios, que iba delante de vosotros en el camino para buscaros lugar dónde acampar, con fuego de noche y nube de día, para mostraros el camino por donde debíais andar» (vv. 31-33).
Ella había sido guiada por el Señor, y sabía que había sido guiada por el Señor.
Nancy: Ella lo había visto por más tiempo que la mayoría de los israelitas, porque estuvo ahí cuando Moisés era bebé y vio que Dios mandó a la hija de Faraón, y también había visto la mano de Dios por décadas.
Holly: No tenía ninguna duda del hecho de que Dios los había estado guiando. Pero el enemigo es tan insidioso en la forma que viene a nosotras las mujeres. Yo creo que en el caso de Miriam, ella simplemente se cegó al hecho de que Dios había estado guiando y todavía estaba guiando.
Hay momentos en nuestra vida donde, si no tenemos cuidado, el enemigo viene a nosotras así como lo hizo en el jardín y dice: «¿Estás segura de que lo que Dios está haciendo es bueno? ¿Estás segura de que él todavía está guiando?» Si no tenemos cuidado, podemos alejarnos tanto por causa de ese pensamiento que nos olvidamos de lo que Dios ha hecho, dónde ha estado, del hecho que nos ha estado guiando, y nos convencemos de que, o Dios está haciendo un error, o la gente que ha puesto a nuestro alrededor para guiarnos está cometiendo errores.
Nancy: Yo creo que esa es una percepción muy importante porque se trata de la soberanía de Dios. Es confiar en la soberanía de Dios. En algún punto, ella sí tuvo que haber perdido la confianza, no solamente en Moisés, sino en Dios. ¿No es eso lo que nos pasa? Hay circunstancias, y no decimos que hemos perdido la confianza en Dios, pero la verdad es que sí, porque no estamos seguras de que Él realmente está causando que todas las cosas obren de la manera que deben. Entonces sentimos que tenemos que tomar las cosas en nuestras propias manos y hacer algo.
Kim: Tomar control. Yo creo que lo que tú mencionaste antes acerca del orgullo va con esto. Es un gran peligro en cualquiera de nosotros que somos usados a nivel del ministerio, ya sea que seamos maestras de escuela dominical, o que sirvamos en cuna, o incluso hasta los pastores, o ministros itinerantes, quien sea. Te llenas de una mentalidad territorial, como lo que tú estabas hablando. Si alguien se acerca demasiado a tu territorio o tiene otra idea, otra sugerencia, o empieza a guiar en una dirección diferente, tú sientes que tu área está siendo infringida o violada, y te resistes.
Nancy: Todavía no soy tan mayor, pero al ir envejeciendo, me estoy dando cuenta que soy más resistente a los cambios que Dios u otros quisieran hacer. Estoy pensando en una conversación…
Holly: Tuvimos una conversación acerca de eso el otro día.
Nancy: Sí, Holly, tuvimos una conversación acerca de esto recientemente, y nada más me vino a la mente porque estoy pensando acerca de Miriam alrededor de los noventa años. Para ese entonces había caminado con el Señor mucho tiempo. Había visto a Dios hacer muchas cosas. Había visto muchas cosas que mucha gente que estaba a su alrededor no había visto.
Al envejecer estoy pensando acerca de nuestro ministerio y qué tan fácilmente puedo pensar que la forma en que siempre hemos hecho las cosas, es la forma que se tienen que seguir haciendo, tanto en nuestro ministerio, como en las iglesias. Soy básicamente una persona tradicionalista, y si cualquier cosa desafía mi zona de confort y lo que es tradicional para mí en muchos aspectos, me incomodo muy fácilmente.
Ahora, hay algunas cosas que nunca deberían de cambiar. Debemos aferrarnos a la verdad y a la verdad de la Palabra de Dios. Pero hay algunas cosas que necesitan cambiar. Hay algunas cosas que hemos estado haciendo por mucho tiempo, todo el tiempo que cualquiera de nosotros ha estado haciendo vida de iglesia, que realmente necesitan cambiar si queremos ver un avivamiento.
De hecho, podemos ser un estorbo para lo que Dios quisiera estar haciendo con la nueva generación. Me encanta hablar con Vonette Bright, la viuda de Bill Bright de la Cruzada estudiantil. Ella está en sus ochenta años, y hay una chispa de vida, gozo y libertad en ella como mujer mayor, que realmente abraza lo que Dios está haciendo a través de la gente más joven, de lo que Dios está haciendo en otros ministerios. Hay un entusiasmo de recibir cualquier cosa que Dios está haciendo por medio de su pueblo.
La veo a veces y pienso: «Ay, yo soy tan rutinaria e inflexible y tanto más joven que ella. Tiendo a ser mucho más controladora, más miedosa, queriendo que todo sea exactamente de la manera que yo siempre he pensado que debería ser». Aquí hay una mujer que está en sus ochentas ahora y está disfrutando realmente las bendiciones de Dios en ministerios alrededor de ella, por su disposición para abrazar cosas que podrían ser diferentes.
Me pregunto si Miriam no lo hizo, nosotras no sabemos. Solamente estoy suponiendo, pero habrá algo en particular en ser mayor que nos puede hacer más vulnerables a quedarnos estancadas en un patrón específico o en nuestro orgullo o forma de pensar, o alguna otra cosa, tengo el derecho de expresar mi opinión acerca de esto porque soy una persona mayor.
Vemos en Miriam que no hay edad que nos dé el derecho de ser desafiantes, de ser resistentes, de colocarnos en contra de la autoridad, de violar las Escrituras, de ser desleales, de sembrar disensión. Dios odia cuando sembramos disensión a cualquier edad.
Kim: Así es, y no tienes que ser mayor en edad, porque, y estoy pensando en maestras de escuela dominical que son jóvenes de edad, pero si les pides que se cambien de salón, no quieren soltar su salón para hacer cambios para el crecimiento.
Holly: No solamente en la iglesia. En el último par de años, me he encontrado con algunas circunstancias muy desafiantes que el Señor nos ha permitido pasar a mí y a mi familia, producto de cambios en mi rol hacia mis padres, y cuando mi papá se fue a estar con el Señor, hubo una temporada donde yo realmente pensé que Dios tuvo que haber cometido un error, porque se veía tan oscuro y tan difícil y yo no podía creer que el Señor me podría poner en esa posición cuando yo tenía otros planes.
Nancy: No era como tú habrías escrito esa temporada de tu vida.
Holly: No, yo no habría escrito esa historia. Hubo un momento cuando yo me estaba quejando con el Señor por eso. Recuerdo que estaba en un parque sentada en una mesa junto a un lago y diciéndole al Señor sobre eso. El Señor dijo: «Aquí es donde estás. Tan seguro como les pedí a los discípulos que se metieran al barco y los llevé a una tormenta, yo te he puesto aquí. Entonces tienes dos opciones. O cambias, o mueres».
Un par de semanas después, hablé acerca de eso con algunas de las muchachas a las que les enseño en la iglesia. Hablamos acerca del hecho de que cuando Dios trae cosas a tu vida que no puedes cambiar, puedes elegir. O mueres a ti misma o mueres a lo que crees que es la voluntad perfecta y aceptas lo que Dios ha puesto en tu vida.
No pude más que pensar en mi papá, que a los cincuenta años le dijeron que cambiara algunas cosas para que se mantuviera sano. Lo vi por veinte años escoger no cambiar. Fue a estar con el Señor a los setenta y seis, y yo creo que hubiera vivido mucho más tiempo, si en sus cincuenta no hubiera estado tan determinado en buscar su propia voluntad.
Entonces, aún al pensar en Miriam, tengo que hacer la pregunta: ¿Cuáles fueron las cosas que Dios tal vez le dijo: «Quiero esta pequeña cosa, pero quiero que esto cambie o quiero que aquello cambie o quiero que dejes de hacer esto o quiero que empieces a hacer esto». ¿Cuántas veces le dijo al Señor: «No lo voy a hacer»?
Tiene una aplicación actual a mi vida. En cualquier momento, ¿le estoy diciendo al Señor: «No voy a hacer eso o, no voy a cambiar aquello o, no voy escuchar cuando das las instrucciones»? Creo que es muy costoso, como fue para Miriam, el decirle al Señor: no voy a cambiar.
Nancy: Y aun así, también creo que es muy dulce que aunque tenía alrededor de noventa años de edad y tuvo esa caída mayor, esa mancha mayor en su historia, que Dios en Su misericordia y gracia estuvo dispuesto a tratar con ella a su edad de noventa años y no simplemente la echó a un lado. La amonestación de Dios es una expresión de su amor y su gracia.
Aun así, a su edad, Dios no dijo: «Tú tienes noventa años. Te vas a morir como empezaste». Él le manda lepra como una expresión de su deseo de restaurarla, de traerla al arrepentimiento. ¿No tiene Dios un gran corazón que a cualquier edad que tengas, dice: «Voy a tratar contigo si tú pecas, pero también voy a tratar contigo con gracia»?
Holly: También me encanta que ves a Moisés intercediendo por Miriam, diciendo: «Dios, no tomes su vida». Dios dice: «Bueno, sí voy a librar su vida, pero va a tener un periodo de tiempo allí para realmente pensar en estas cosas». Imagínatela, sentada en una tienda fuera del campamento cubierta con lepra…
Nancy: Esa fue tal vez la semana más larga en la vida de Miriam.
Holly: Miriam realmente tuvo tiempo de luchar con el Señor acerca de dónde había estado y qué necesitaba cambiar.
Kim: Como manifestó orgullo por ser la líder de las mujeres, cuando regresó al campamento, su cabeza estaba rapada, sus cejas se las había quitado. Estaba en completa humillación física y vergüenza ante ellos. Entonces no eran ya nada más esos siete días, aunque solamente estuvo fuera del campamento por siete días. Pero las consecuencias de esa disciplina duraron más tiempo.
Nancy: Qué tan amoroso es que Dios aún hiciera eso —me refiero a la humillación— porque la humillación es la medicina para el orgullo. La medicina es dolorosa, pero no tan dolorosa ni tan mortal como la enfermedad que está tratando de sanar.
Holly: Tienes que preguntarte, si después de ese periodo de tiempo Miriam no se volvió más accesible, después de ser totalmente inaccesible, tal vez primero por su orgullo y luego por la lepra. Ahora Miriam realmente es accesible por causa de su corazón humilde. Claro que mucho de esto es suposición, porque no está en la Escritura. No creo que puedas estar en esas circunstancias y permitir que el Señor te restaure sin tal vez ser una mujer que camina de manera diferente en términos de la humildad.
Annamarie: Esta es Holly Elliff. Ella, junto a Kim Wagner y nuestra anfitriona, Nancy DeMoss de Wolgemuth, han estado hablando acerca de las lecciones que han aprendido de la vida de Miriam. Ellas han estado reflexionando acerca de las enseñanzas de Nancy en la serie titulada, Recordando a Miriam.
La palabra de Dios es poderosa. Y cuando pensamos y actuamos en base a lo que la Biblia nos enseña a través de historias como esta, esto puede traer grandes cambios a nuestras vidas. Para escuchar nuevamente este programa, descargarlo o leer la transcripción, visítanos en AvivaNuestrosCorazones.com.
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Katy: Mi nombre es Katy Tamez, conocí Revive Our Hearts o Aviva Nuestros Corazones en la escuela y estoy extremadamente agradecida por su ministerio que es sólido, son enseñanzas bíblicas y me ayudan como persona joven a poder entender que el diseño de Dios para la mujer es perfecto; cuando uno se deleita en el Señor y trata de vivir el diseño que Él nos ha dado. Es cuando uno más se llena de alegría porque está complaciendo a Dios y está viviendo como Él desea. Nancy ha sido una persona que enseña sólidamente, bíblicamente y para mí ha sido transformador tener ese ejemplo de una mujer que está dedicada a Dios y vive para glorificar a Dios. Para mí, tener las enseñanzas de ella e ir a una conferencia, ha sido transformador. Me enseña a vivir más para Dios y menos para mí.
Annamarie: ¡Gracias Katy por compartir tu historia con nosotras! Y recuerden, que este año 2018 estaremos llevando a cabo la conferencia True Woman ‘18. Queremos que Latinoamérica sea parte de este evento, así que mantente sintonizada en AvivaNuestrosCorazones.com y ¡haz planes para ser parte de este evento!
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