
¡Tienes la habilidad de memorizar!
Nancy Epperson: Desearía que hubiera una fórmula mágica para memorizar las Escrituras. Sería maravilloso.
Débora: Nancy Epperson tiene el hábito de memorizar la Palabra de Dios.
Nancy Epperson: No es algo radical. Es básicamente una repetición.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «En la quietud de Su presencia» en la voz de Patricia de Saladín. Hoy 29 de enero de 2025.
¿Tienes algún hábito que desearías iniciar este año? A menudo al iniciar un nuevo año pensamos en las metas o en los nuevos hábitos que queremos implementar. Y déjame decirte que uno en particular influirá no solo en el resto de tu año, sino en toda tu vida. Nancy DeMoss Wolgemuth y nuestra invitada de hoy, Nancy Epperson nos hablarán sobre uno de los hábitos más importantes que puedes comenzar ahora mismo.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Mi amiga Nancy Epperson y yo …
Nancy Epperson: Desearía que hubiera una fórmula mágica para memorizar las Escrituras. Sería maravilloso.
Débora: Nancy Epperson tiene el hábito de memorizar la Palabra de Dios.
Nancy Epperson: No es algo radical. Es básicamente una repetición.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «En la quietud de Su presencia» en la voz de Patricia de Saladín. Hoy 29 de enero de 2025.
¿Tienes algún hábito que desearías iniciar este año? A menudo al iniciar un nuevo año pensamos en las metas o en los nuevos hábitos que queremos implementar. Y déjame decirte que uno en particular influirá no solo en el resto de tu año, sino en toda tu vida. Nancy DeMoss Wolgemuth y nuestra invitada de hoy, Nancy Epperson nos hablarán sobre uno de los hábitos más importantes que puedes comenzar ahora mismo.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Mi amiga Nancy Epperson y yo conversábamos de cómo la memorización de las Escrituras parece ser una especie de arte perdido. Ya no escuchamos mucho hablar sobre esto y, sin embargo, me emociona descubrir que aún hay personas que nos pueden animar a memorizar las Escrituras.
Le pedí a Nancy que nos acompañara a este estudio improvisado. De hecho, estamos en una convención, y ella accedió a dejar a su familia por un tiempo y venir a compartir con nosotras su testimonio de memorización de las Escrituras.
Nancy, muchas gracias por acompañarnos en Aviva Nuestros Corazones.
Nancy Epperson: Oh, muchas gracias. Es un gozo estar aquí.
Nancy: Nancy, una de las cosas que me ha intrigado acerca de ti a lo largo de los años es tu amor por la memorización de las Escrituras. Realmente nunca hemos tenido la oportunidad de sentarnos y hablar sobre por qué lo haces o cómo empezaste. Quisiera que nos dieras un ejemplo, un testimonio para nuestras oyentes y a la vez escuchar algo de tu historia.
¿Recuerdas cuándo comenzaste a memorizar las Escrituras?
Nancy Epperson: Sí lo recuerdo. Nací en Hawái, pero crecí en California. No nací en un hogar cristiano. Cuando tenía catorce años, escuché el evangelio por primera vez y me quedé impresionada. Realmente quedé absolutamente impresionada por ese maravilloso mensaje. Así que acepté a Cristoy toda mi vida cambió. Simplemente todo cambió radicalmente.
Nancy: El evangelio puede hacer eso, ¿verdad?
Nancy Epperson: Oh, así es. «Es poder de Dios para la salvación de todo el que cree», como dice Romanos 1:16.
Nancy: Y Nancy, ¿cuándo escuchaste el evangelio por primera vez?
Nancy Epperson: Bueno, una vecina me invitó a ir a la iglesia con ella, así que fui. El pastor era Jack MacArthur, el padre de John MacArthur.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Oh, wow.
Nancy Epperson: Era un predicador dinámico. Nunca olvidaré cómo eso impactó mi vida.
Cuando me convertí, mi vida fue transformada. Tenía esta hambre y sed insaciables de aprender más sobre el Señor y Su Palabra.
Nancy: ¿Cuando tenías catorce años?
Nancy Epperson: Así es, tenía catorce. Fue como si una fuerza me arrastrara. Cuando el pastor citaba un versículo, yo escribía la referencia. Iba a casa y lo escribía en una tarjeta pequeña y lo repasaba hasta que lo memorizaba.
Comencé a memorizar las Escrituras desde que era una joven creyente.
Nancy: ¿Alguien te sugirió que lo hicieras?
Nancy Epperson: No recuerdo que alguien lo hubiera sugerido. Recuerdo que en la escuela dominical, quizás en mi tercer año, ofrecían un libro de comentario bíblico a cualquiera que quisiera memorizar una larga lista de versículos. Recuerdo haberlo ganado. Todavía lo tengo. Así que memoricé esos versículos.
Creo que me di cuenta desde el principio de que mi opinión no es mejor que la de los demás. Pero cuando cito «así dice el Señor», eso tiene poder, eso tiene autoridad, eso tiene verdad.
Puedo citar la Palabra de Dios con tanta confianza, sabiendo que estoy apuntando a las personas hacia el Señor, y eso es un gran gozo porque constantemente en la vida nos topamos con personas que tienen problemas, personas necesitadas. Todo problema tiene una solución en las Escrituras. Cada angustia, cada dolor se puede abordar con las Escrituras. Con ellas se puede consolar, exhortar y animar a la gente.
En Colosenses 3:16 se nos dice: «Que la palabra de Cristo habite en abundancia en ustedes». Eso es lo que tanto deseaba. Quería que Su Palabra habitara en mí abundantemente y quería que simplemente se derramara. Sabía que la única manera de que eso sucediera sería memorizándola.
Luego sucedió otra cosa. Me topé con un versículo muy interesante. En Josué 1:8, que dice así:
«Este libro de la ley no se apartará de [tu] boca, sino que [meditarás] en él día y noche, para que [cuides] de hacer todo lo que en él está escrito; porque entonces [harás] prosperar [tu] camino, y [tendrás] éxito».
Pensé: «Oh, eso es muy interesante. Aquí promete que, si medito en la Palabra de Dios, prosperaré». Quería tener éxito. En ese momento quería ser una estudiante exitosa, dar testimonio, ser miembro de la iglesia. Solo quería darle gloria a Dios. No quería ser mediocre. Quería ser lo mejor que podía ser para el Señor.
Cuando me topé con eso, me emocioné mucho y luego leí el Salmo 1:
«Bienaventurado es el hombre que no anda en el consejo de los impíos, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en silla de los escarnecedores. Sino que en la ley del SEÑOR está su deleite; y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto a su tiempo; y su hoja no se marchita; en todo lo que hace, prospera» (vv. 1-3).
Me emocioné mucho. Dios Todopoderoso prometió que Él honraría Su Palabra. Él me honraría si meditaba en las Escrituras y todo lo que yo hiciera, prosperaría. Ahora, no creo que eso significa que sería rica o que tendría muchas cosas materiales, pero sí creo que significa que la mano de bendición de Dios descansará sobre tu vida si guardas Su Palabra en tu corazón y meditas en ella.
Luego empecé a investigarlo aún más y encontré el Salmo 63:5-6 que dice así:
«Como con médula y grasa está saciada mi alma; y con labios jubilosos te alaba mi boca, cuando en mi lecho me acuerdo de Ti, en Ti medito durante las vigilias de la noche».
Un gran gozo surge al meditar la Palabra de Dios. Muy seguido me despierto por la noche. De hecho, todas las noches de mi vida me he despertado en algún momento y pienso en la Palabra de Dios. Obviamente, no quiero encender la luz y despertar a mi esposo, simplemente me quedo ahí en la cama y medito. Es una gran bendición.
Luego me encontré con el Salmo 119:97-98:
«Oh, cuánto amo Tu ley. Todo el día ella es mi meditación; tus mandamientos me hacen más sabio que mis enemigos, porque son míos para siempre».
Dios promete darnos más sabiduría que a nuestros enemigos.
Y luego, en el Salmo 119, dice:
«Tengo más discernimiento que todos mis maestros, porque Tus testimonios son mi meditación. Entiendo más que los ancianos, porque Tus preceptos he guardado» (vv. 99-100).
Entonces, hay una sabiduría que proviene de meditar en las Escrituras.
1 Timoteo 4:15 dice:
«Reflexiona sobre estas cosas; dedícate a ellas [completamente a ellas]; para que tu aprovechamiento sea evidente a todos».
Así que, cuando meditamos en las Escrituras, será evidente para los que nos rodean que algo está sucediendo en nuestras vidas. En parte, creo que la razón para meditar en la Palabra de Dios, es memorizarla. Al memorizarla, te ves obligada a pensar en ellas, porque uno de los principios importantes para memorizar es comprender exactamente qué es lo que estás memorizando, y todo eso es un acto de adoración.
Mientras memorizas y meditas, estás obligada a pensar en la Palabra de Dios. Cuanto más tiempo pasas en la Palabra de Dios, más llegas a conocer al Autor del Libro. Cuanto más lo conoces, más lo amas, porque conocerlo es amarlo. Cuanto más lo amas, más se desborda. Se desborda por todos lados.
Nancy: Ahora, nuestras oyentes no pueden ver lo que yo estoy viendo en estos momentos, pero Nancy tú estás citando todas estas Escrituras sin ninguna Biblia frente a ti. No tienes ninguna nota y no has tenido que hojear ninguna página, lo cual no nos molesta en este programa, pero lo que quiero resaltar es que las Escrituras están en tu mente, están en tu corazón, y están en tu memoria.
Nancy Epperson: Así es.
Nancy: ¿Memorizaste estos versículos hace mucho tiempo? ¿Los has repasado recientemente? ¿O tienes las Escrituras en la punta de tu lengua? ¿Cómo es eso?
Nancy Epperson: Así es, y probablemente sea porque medito en ellos. Cuando meditas, lo que sucede es que asimilas las Escrituras. Al asimilarlo, al pensar en ello, simplemente lo adhieres a tu alma.
Así que, piensa y medita en ellas. Una de las razones por la que sabemos que la Biblia es la Palabra de Dios es por su riqueza. Puedes repasar el mismo pasaje todos los días de tu vida y cada día el Espíritu de Dios puede revelarte una verdad o una aplicación nueva y maravillosa. Es muy importante repasar. Otra manera de decirlo es meditar.
Nancy: ¿Y lo haces sistemáticamente? ¿Tienes una lista de pasajes que deseas mantener presentes?
Nancy Epperson: Sí. Obviamente no puedo meditar todos los días en todas las Escrituras, así que tengo que leer ciertos pasajes cada día de la semana. Una vez que comienzas a memorizar libros de la Biblia, y te aseguro que lo he hecho, la verdad es que no puedo meditar en todos ellos a la vez. Estaría meditando todo el día. Así que tengo que detenerme ahí.
Me gusta aprovechar el tiempo. Cuando conduzco, cito los pasajes y pienso en la Palabra de Dios. Cuando estoy en el consultorio del médico, siempre tengo mi Biblia, o si no leo mi Biblia, medito en las Escrituras.
Te cuento que hace poco tuve que hacerme una resonancia magnética. Si no hubiera tenido la Palabra de Dios en mi corazón y en mi vida, nunca hubiera logrado pasar por eso. Pero te diré exactamente lo que hice: simplemente cerré los ojos y pensé en la Palabra de Dios. Puedo decirles que fueron cuarenta y cinco minutos y fue el momento más dulce de comunión. De hecho, salí de ese procedimiento con el corazón lleno y con alegría. Fue un tiempo bendecido con el Señor.
Nancy: Algunas personas salen de ese procedimiento pensando que se están volviendo locas.
Nancy Epperson: Sí, porque es muy ruidoso. Pero simplemente lo bloqueé y pensé en la Palabra de Dios. Fue un momento precioso para mí.
Nancy: ¿Escribes los pasajes en tarjetas o los digitalizas en la computadora?
Nancy Epperson: Sí. Ojalá hubiera una fórmula mágica para memorizar las Escrituras. Sería maravilloso.
Nancy: Creo que todas quisiéramos eso, pero ¿nos estás diciendo que no hay ninguna?
Nancy Epperson: Hay una, pero no es nada radical. Básicamente es la repetición.
Nancy: No hay atajos.
Nancy Epperson: No los hay. Lo que hago es, antes que nada, si es posible, buscar una pareja. La mayoría de la gente tiene una amiga, alguien con quien memorizar. De hecho, no conozco a ningún cristiano que no quiera memorizar las Escrituras. Generalmente, se sienten muy frustrados porque no lo hacen, pero quieren hacerlo.
Nancy: Sí, pero en ocasiones la mayoría de la gente siente que no puede.
Nancy Epperson: Muchas veces sienten que no pueden, y podría contarles muchas historias sobre personas que descubrieron que sí pueden hacerlo.
Luego, elige un pasaje o un versículo. Si luchan con el temor, pueden elegir versículos como: «Mucha paz tienen los que aman tu ley; nada los hace [tropezar]» (Sal. 119:165). O: «Al de firme propósito guardarás en perfecta paz, porque en Ti confía» (Isaías 26:3). Te aconsejo que elijas versículos que tratan sobre lo que sea que estés enfrentando en este momento.
Le digo a las personas, y esto es crucial para los cristianos, que lo primero que todo cristiano necesita aprender es el plan de salvación. Todos los cristianos deben saber de memoria versículos para llevar a alguien a Cristo. Yo te recomiendo conocer de memoria:
- Romanos 3:23: «Por cuanto todos pecaron, y no alcanzan la gloria de Dios».
- Romanos 5:8: «Pero Dios demuestra Su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros».
- Romanos 3:10: «No hay justo, ni aún uno».
- Romanos 10:9: «Que si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo».
Estos son versículos cruciales que la gente debe saber, y animo a todo cristiano a memorizar versículos básicos de salvación.
Siempre puedes encontrar un tratado de salvación que contenga estos versículos. Piensa en versículos básicos de salvación, como Isaías 1:18: «Vengan ahora y razonemos, dice el Señor. Aunque sus pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos. Aunque sean rojos como el carmesí, como blanca lana quedarán».
Y 1 Juan 1:7 que dice: «La sangre de Jesús Su hijo nos limpia de todo pecado».
Es muy importante que nosotras, como creyentes, podamos apuntar a las personas hacia Cristo.
Nancy: Y que podamos recordar lo que Dios hizo por nosotras.
Nancy Epperson: Sí. Exactamente. Hay ocasiones en las que no tengo mi Biblia. Por ejemplo, he tenido el gozo de guiar a personas hacia el Señor en una piscina. No tengo mi Biblia y de repente me pongo a hablar con alguien.
Nunca olvidaré a esta pareja. Ella había sido cristiana durante años y su esposo no era creyente. Yo diría que tendrían unos cincuenta años. Estaba en la piscina nadando y comencé a hablar con ellos. Ella había orado por su marido durante años. Me puse a conversar con ellos y les presenté el evangelio.
Cité las Escrituras y le señalé la forma en que podía conocer al Señor. Fue divertido porque el equipo de natación estaba practicando: hacían sonar silbatos y había todo tipo de ruido. Pero allí, en esa piscina, ese hombre inclinó la cabeza y oró para recibir a Jesucristo.
Nancy: ¿No es maravilloso? ¡Alabado sea el Señor!
Nancy Epperson: Su esposa estaba muy contenta. Recuerdo que le dije: «Te voy a traer una Biblia». Así que al día siguiente regresé con una Biblia (en una bolsa con cierre hermético para que no se mojara).
Le dije: «Aquí está tu Biblia. Quiero que la leas porque en 2 Pedro 3:18 nos dice: «Crezcan en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo». Le expliqué la importancia de crecer espiritualmente. Fue un tiempo de gran gozo.
También, sentada en el sillón del dentista, pude testificarle a mi dentista. Él y su esposa vinieron a Cristo. Recuerdo que su esposa dijo: «Mi esposo llegó a casa y dijo: “Hoy conocí a la señora más extraña en mi oficina”».
Nancy: Es un poco difícil hablar mientras el dentista está revisando tu boca.
Nancy Epperson: Lo es, pero antes de que él pudiera hacer algo, yo pude decirle algunas palabras y finalmente él vino a Cristo.
Nancy: Y, por supuesto, el poder está en la Palabra.
Nancy Epperson: «La Palabra de Dios [que se nos dice] es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos, y penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para discernir los pensamientos y las intenciones del corazón» (Hebreos 4:12).
El poder está en la Palabra. Él promete que Su Palabra no regresará a Él vacía.
Por eso me encanta citar las Escrituras, porque sé que Dios honrará Su Palabra. Por eso creo que es de vital importancia que los cristianos aprendan las Escrituras.
Ahora, comenzaré a contarles los pasos a seguir para la memorización.
Nancy: Consigue una compañera.
Nancy Epperson: Consigue una compañera. Elijan un pasaje o versículos que sean relevantes. Luego, una vez que elijas tus pasajes, determina cuántos quieres aprender. No seas demasiado ambiciosa. ¿Sabes que si aprendes un versículo por semana, serán 52 en un año? Piénsalo. Eso es mucho. Así que no seas demasiado ambiciosa al comenzar, pero elige el número que quieras memorizar: uno, dos, los que consideres.
Pónganse de acuerdo en la traducción; elijan la que ambas quieran usar. Ahora mismo mi compañera de memorización es una de mis exalumnas de la escuela dominical de noveno grado. Ella se graduó de la universidad. Está en el servicio de tiempo completo y todavía nos reunimos.
De hecho, ella memoriza una traducción diferente a la mía, pero está bien, porque ambas traemos nuestras Biblias. Ambas consultamos entre nosotras y nos aseguramos de que lo tengamos claro. Es mejor si ambas tienen la misma versión, pero si no es así, no dejes que esto te detenga.
Así que, elige una pareja, tu pasaje y el número de versículos. Elijan la traducción que deseen utilizar. Luego, decidan un momento en el que puedan decirse los versículos mutuamente. Dediquen una semana y al terminar la semana, dondequiera que se vean, en la iglesia el domingo, lo dicen de memoria. Esa rendición de cuentas realmente ayuda.
Nancy: Sí. Yo hago esto con una amiga que me acompaña a caminar y ha sido muy provechoso.
Nancy Epperson: Excelente. Bueno, no siempre he tenido compañera, pero gran parte de mi vida cristiana sí la he tenido. Es una motivación para ambas.
Nancy: Así es.
Nancy Epperson: Ahora, es absolutamente esencial que comprendas cada palabra del versículo. Por lo tanto, debes buscar todas las palabras y asegurarte de entender qué es lo que estás memorizando.
Nancy: No es simplemente repetirlo.
Nancy Epperson: Exactamente.
Y cuando lo repasas, no solo es leerlo, sino a pensar en ello.
Por ejemplo, si memorizaras Romanos 12:1 y estás en casa, repasando tu tarjeta pequeña, no lo repitas de esta manera: «Por tanto, hermanos, les ruego por las misericordias de Dios que presenten sus cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es el culto racional de ustedes».
No, no hagas eso.
Nancy: Porque en realidad no estás pensando en lo que estás diciendo.
Nancy Epperson: No estás pensando. Entonces, cuando estés trabajando en ese versículo, piénsalo.
«Por tanto, hermanos, les ruego por las misericordias de Dios que presenten sus cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es el culto racional de ustedes».
Piénsalo porque recuerda, todo el proceso es una bendición. Durante la memorización, el objetivo final de la meditación, todo el proceso es un acto de adoración.
Así que no lo hagamos solo por cumplir, debemos considerar todo el proceso como un acto de adoración.
Nancy: ¿Entonces tú escribes los versículos?
Nancy Epperson: Sí, los escribo.
Nancy: ¿Los escribes a mano o en la computadora?
Nancy Epperson: Lo he hecho de ambas maneras.
Nancy: A mí me encanta escribirlos en hojas de papel que llevo conmigo. Están todas dobladas, y mi letra no ayuda mucho.
Nancy Epperson: Sí. Yo he hecho ambas cosas, pero cuando escribo un libro completo, por ejemplo, el libro de Santiago me llevó cuatro meses. Lo escribí en dieciséis tarjetas. Eran como seis u ocho versículos por semana, y en la mayoría de las tarjetas, los versículos estaban en un lado de la tarjeta, pero algunos se extendían hasta el reverso. Memoricé una tarjeta por semana y me llevó cuatro meses.
Al cabo de cuatro meses, pude meditar el libro de Santiago. Me llevó otros cuatro meses pensar más en ello y asimilarlo. Eso es lo que debes hacer, hacerlo parte de ti, para que fluya como ríos de agua viva.
Este es el punto al que quiero llegar. Cuando memorizo las Escrituras y medito en ellas, quiero que fluyan desde lo más profundo de mi alma. Para que eso suceda, tienes que meditar realmente en ellas, pensar en ellas y apropiarte de ellas.
Débora: Si memorizar las Escrituras parece una tarea difícil o no estás segura de por dónde empezar, no te desanimes. Nancy Epperson regresará mañana a Aviva Nuestros Corazones.
Y hermanas, estamos en el primer mes del 2025. Y si aún no te has inscrito a ningún plan de lectura bíblica anual, como ministerio queremos animarte a hacerlo. Ser intencionales en conocer a nuestro Señor a través de Su Palabra este año es una de las mejores cosas en las que nos podemos invertir.
Aviva Nuestros Corazones cuenta con 2 planes de lectura de la Biblia en un año, «Mujer Verdadera 365 canónico» el cual consiste en leer toda la Biblia en el orden en que está escrito el canon y «Mujer Verdadera 365 cronológico» el cual consiste en leer toda la Biblia según el orden en el que se dieron los hechos históricamente. Y queremos compartir contigo que el plan de lectura MV365 cronológico tiene una serie de nuevos recursos gratuitos que no te puedes perder.
Visita hoy mismo nuestro sitio web AvivaNuestrosCorazones.com para conocer más detalles de los planes de lectura que hemos diseñado especialmente para ti.
Animándote a dar un paso más para memorizar la Palabra de Dios, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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