Temor y fe, día 2
Annamarie Sauter: ¿Cómo puedes elegir actuar con valentía en un mundo lleno de situaciones y peligros que te causan temor? Con nosotras Trillia Newbell.
Trillia Newbell: Debemos ver qué es lo que realmente importa. ¿Qué es lo que Dios desea? Él quiere nuestros corazones. Él desea mujeres que le teman, que se animen y apoyen unas a otras, que se sirvan unas a otras y que canten himnos juntas. Tenemos que hacer esto. Nos necesitamos mutuamente.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Cuando el apóstol Pablo le escribió al joven pastor Timoteo, le dijo que actuara conforme a los dones que Dios le había dado. Él le dijo que Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.
El miedo nos tienta a paralizarnos y a no …
Annamarie Sauter: ¿Cómo puedes elegir actuar con valentía en un mundo lleno de situaciones y peligros que te causan temor? Con nosotras Trillia Newbell.
Trillia Newbell: Debemos ver qué es lo que realmente importa. ¿Qué es lo que Dios desea? Él quiere nuestros corazones. Él desea mujeres que le teman, que se animen y apoyen unas a otras, que se sirvan unas a otras y que canten himnos juntas. Tenemos que hacer esto. Nos necesitamos mutuamente.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Cuando el apóstol Pablo le escribió al joven pastor Timoteo, le dijo que actuara conforme a los dones que Dios le había dado. Él le dijo que Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.
El miedo nos tienta a paralizarnos y a no hacer lo que Dios nos ha llamado hacer. Ayer, en la primera parte de la conversación titulada Temor y fe, escuchamos cómo decirle no al miedo y sí a seguir a Jesús en fe. Escuchamos a Erin Davis, quien es la escritora principal de uno de los blogs del ministerio en inglés, Revive Our Hearts. Ella anhela que las mujeres profundicen en la Palabra de Dios. También escuchamos de Trillia Newbell quién escribió un grandioso libro llamado, «Temor y fe» (disponible en inglés, «Fear and faith»). El subtítulo es, Encuentra la paz que tu corazón anhela.
Ahora, es fácil decirle a otra persona, «no temas», pero la verdad es que nuestro mundo es un lugar donde enfrentamos muchas circunstancias que nos causan temor. Y podemos escuchar acerca de estas en las noticias.
Erin y Trillia estarán conversando hoy, acerca de cómo podemos caminar en fe aún cuando existe un verdadero peligro. Escuchemos la segunda parte de su conversación.
Erin Davis: En una conferencia llevada a cabo por nuestro ministerio en el año 2015, Jen Wilkin hablaba sobre mujeres que enseñan a otras mujeres, y nos hizo un llamado a tener un balance entre el temor y la valentía. Eso fue algo hermoso, y me pregunto si pudieras ayudarnos a entender la diferencia que existe entre el temor saludable y el temor que no es saludable. Quiero tener valentía respecto a la causa de Cristo, pero debo acercarme a Dios, a Su palabra y al llamado con temor. Así que, me pregunto si pudieras compartir tus pensamientos sobre este balance entre el temor y la valentía.
Trillia: Proverbios nos dice que la lengua puede traer vida o muerte, así que debemos tener un temor apropiado hacia el Señor con respecto a lo que vemos y cómo decimos las cosas cuando se trata de hablar a mujeres, o en cualquier situación realmente. Debemos temer al Señor, tener una admiración y reverencia hacia Él, y saber que hay poder en lo que vemos y en lo que hacemos, que afecta a las personas y esa es una gran responsabilidad.
Entonces necesitamos este peso. Debería existir un peso y un temor. Se trata del Señor, de Su Palabra. Debemos verlo como tal. Así que, por ejemplo, en el caso de aquellas mujeres que enseñan, esto es algo que implica temor reverente. Temer al Señor.
No temas al hombre, sino teme al Señor. Y debes saber que tienes una responsabilidad de compartir con convicción, cuidado y paciencia. En 2 Timoteo 4:2, Pablo le pide a Timoteo que reprenda y corrija con paciencia e instrucción. Esto es lo que queremos hacer. Queremos ser pacientes, amorosas, serviciales y enseñables.
En la valentía es dónde podemos vernos obstaculizadas. Podemos ser obstaculizadas y no dar un paso de fe. Dios podría estar llamándote a iniciar un estudio bíblico, y tal vez ha sido confirmado por otras personas. Así que, está confirmado que tienes un don, pero no lo haces porque tienes miedo de que nadie se motive y empiece a asistir; tienes miedo del fracaso, tienes miedo de hacerlo mal. Esto podría obstaculizar el ministerio.
Erin: Así es.
Trillia: O puede ser que tengas temor al hombre, temor a que las personas no te acepten y te juzguen mientras hablas. Por otro lado, pienso que el temor saludable es cuando tememos al Señor, y sabemos que lo que decimos y hacemos significa algo. Dios tiene mucho que decirnos con respecto a nuestra lengua, sobre todo a través de Santiago y Proverbios. Es claro que la blanda respuesta quita la ira. Es decir, realmente existe tal poder en la lengua.
Pero aún así, queremos ser valientes y ser mujeres que buscan a Dios, que anhelan servir donde sea necesario –donde Dios nos llame a servir, y no paralizarnos por el miedo.
Erin: Creo que una de las fuentes de temor que indicas en tu libro, que me sorprendió y que no necesariamente lo había considerado, fue el miedo a otras mujeres.
Trillia: Sí.
Erin: Especialmente hablando del ministerio, creo que una de las principales barreras que tenemos es el temor a cómo será recibido entre las mujeres. Tú dices en el capítulo 3 del libro: «un obstáculo para el dulce ministerio de Tito 2 y la comunidad en la que Dios quiere para su iglesia es la comparación pecaminosa». Siento que este es un gran golpe para nosotras las mujeres. Entonces puedes compartir con nosotras, de forma general, ¿cómo afecta a la iglesia el temor a otras mujeres?
Trillia: Por supuesto.
Erin: Y luego quisiera que redujeras un poco ese enfoque para saber cómo ha impactado tu propio ministerio el temor a otras mujeres.
Trillia: De forma general, cuando las mujeres tememos a otras mujeres y nos comparamos, lo que he visto en la iglesia es división, juicio y difamación. Y para mí, eso es una desgracia. Podemos verlo en pequeñas cosas, como en la decisión de si alimentas con leche materna o no, hasta si lo que consumes es orgánico o no, si eliges escuela en el hogar, pública o privada, en cualquier cosa. Existen muchas opiniones.
Tomamos los principios de la Palabra de Dios y los acoplamos a nuestras costumbres y luego decimos, «esto se debe hacer así». Y luego nos comparamos mutuamente y nos juzgamos. En lugar de soportarnos, amarnos y motivarnos unas a otras, esto nos divide.
Debemos ver lo que realmente importa. ¿Qué es lo que Dios desea? Él quiere nuestros corazones. Él desea mujeres que le teman. Estas características son con respecto al corazón. Pero tomamos estas costumbres al azar, y nos comparamos, y esto solo causa división. Luego difamamos a otras, o sentimos que no somos aceptadas, o nos volvemos exclusivistas y no nos aceptamos.
Ese es el corazón del capítulo. Podemos ser un «equipo de hermanas» que se animan constantemente porque lo necesitamos. Todas estamos en el mismo lugar. Necesitamos animarnos.
Las Escrituras tienen todo lo que necesitamos saber sobre las relaciones, lo que debemos hacer los unos con los otros. Debemos animarnos mutuamente, motivarnos mutuamente, servirnos mutuamente, cantar himnos juntas. Debemos hacerlo porque nos necesitamos.
En términos del ministerio… Yo escribo y hablo en público. Existirán otras mujeres que venderán más libros, darán más conferencias, tendrán más seguidoras, o cosas como estas. Debemos estar en paz con esto y estar contentas y orar: «Señor, usa a esa mujer».
Ora por esa mujer. Ora para que ella triunfe y su ministerio siga adelante. Ora para que sea saturada de la Palabra de Dios, que sea sumisa a Él y que sea protegida en su ministerio, ya que existe un peligro por la fama y por lo que se pueda vivir en esta situación en esta cultura de celebridad. Así que debemos orar por su protección.
Lo que puedo observar en el ministerio es que podemos hacer muchas comparaciones. «¿Hablo como ella?» «¿Escribo como ella?» «¿Me veo como ella?» Y la respuesta es, «no, no, y no». Solo podemos ser quienes somos, y esto es bueno. Dios nos creó, eso es único y diferente. Me encanta la diversidad, somos diferentes y eso hay que celebrarlo.
Algo que Nancy me comentó en una de las conferencias de Revive… Ella iba a compartir justo antes de mí, me miró y dijo, «Trillia, estoy tan contenta de que vas a participar con una charla. Hay una gran posibilidad de que digamos las mismas cosas, pero si lo hacemos, no te preocupes. Esto solo quiere decir que necesitan escucharlo dos veces».
Fue muy bueno escuchar esto porque como oradora, pienso que muchas veces podemos temer que alguien nos robe lo que hemos dicho. Pero existe tal libertad cuando se trabaja en equipo… Y el hecho de que ella me dijera esto me hizo sentir libre. ¡Eso es bueno! El Señor quiere que trabajemos. Podemos ser un grupo de hermanas en el ministerio de varias maneras, y esa fue una manera real, tangible y específica.
Erin: Pienso que en el mundo de escritoras y oradoras, es muy fácil mirar por encima a las demás pensando en quién está escribiendo, o cuántos libros están vendiendo, o qué tan frecuente hablan, o qué tan grande es su audiencia, y se tiene lo que yo llamo una envidia espiritual, envidia por sus dones.
Esto no se limita a lo que tú y yo hacemos. Una mujer puede envidiar la estrategia de maternidad de otra mujer, o de una mujer que se sabe que es una guerrera de oración, porque siente que cuando ora, no obtiene respuestas. Una mujer puede ser una gran organizadora, y otra puede observar esto y decir, «no tengo este don», y así de fácil podemos tener envidia espiritual.
Trillia: Definitivamente.
Erin: En tu libro escribiste que la manera de combatir este tipo de miedo es a través del ánimo, del aliento.
Trillia: Así es.
Erin: Quisiera preguntarte, ¿cómo se ve esto en la práctica?
Trillia: Seré muy específica. Queremos animarnos unas a otras. Y sabemos que Dios nos ha dado diferentes dones y habilidades. Así que en lugar de decirle a Dios, «¿por qué no me hiciste así?» Podemos voltear a ver a una mujer que sí lo sea. Por ejemplo, yo no soy nada talentosa con las decoraciones, agradezco que mis hijos puedan tener un pastel en sus cumpleaños, pero nuestras fiestas de cumpleaños no son nada elaboradas ni muy alocadas, ni tendrán todas esas cosas divertidas porque no tengo ese don.
Pero al llevar a mis hijos a una fiesta de cumpleaños, puedo ver a esa mujer que sí tiene esa habilidad, y decir, «el Señor te ha dotado de esa manera. Mira que gran administradora eres. Mira qué creativa eres que puedes diseñar un pastel de la estatua de la libertad. ¡Esto es increíble! ¡Esto nunca lo podré hacer yo, pero alabado sea el Señor que puedes hacerlo, voy a deleitarme y a comerlo!»
Pienso que esto es lo que necesitamos ver más, mujeres que se animen mutuamente. A alguien le encanta el ejercicio, y habla sobre correr en sus redes. En lugar de decir, «ugh, ahí está ella hablando otra vez sobre correr». Por el contrario, podemos decir, «ejercitarse y entrenar es importante. Qué bueno que ella lo disfruta». En lugar de juzgarla y pensar mal de ella o compararme diciendo: «Soy muy perezosa; yo no hago eso». Quizás te inspires y salgas a caminar. O quizás puedas animarla y tener buenos pensamientos acerca de ella.
Creo que estas son dos prácticas reales que podemos hacer, especialmente ahora con las redes sociales, las cuales dan lugar a la comparación. Debemos estar dispuestas a reírnos de nosotras y gozarnos con el hecho de que existen personas que pueden hacer otras cosas, en lugar de desanimarnos o desanimarlas, lo cual creo que es muy tentador.
Erin: Cuando estuvimos en una de las conferencias una de las oradoras nos contó la historia de cómo ella se convirtió en una maestra de estudio bíblico. Una mujer de nuestra iglesia notó que ella tenía un don natural, y le dijo: «Creo que tienes el don para enseñar la Palabra». Y esa mujer cedió su clase de escuela dominical.
Así que, esto que estás compartiendo es un ejemplo hermoso. Cuando reconocemos dones en otras mujeres, podemos escoger dos caminos. Uno: podemos tomar el camino de la comparación, el miedo, la frustración y sentir que no estamos a la altura. O, es muy simple, podemos mirar a esa mujer a los ojos y decirle, «¡wow! Tú tienes estos o aquellos dones.
Trillia: ¡Así es!
Erin: Creo que estás en lo correcto, cuando en tu libro hablas acerca de cómo esto tiene un profundo efecto en nuestro temor.
Trillia: Así es. Fue una actitud de humildad ceder su ministerio a otra persona. Pienso que requiere de una gran humildad y confianza en el Señor. Esta es una mujer que no tiene miedo. No tiene temor del futuro. Ella confía en que el Señor tiene lo mejor para esas mujeres y para ella también, así como para los demás maestros de escuela bíblica. Amo esta historia. Hay mucho que se puede ilustrar y hablar con respecto a esta historia.
Erin: Creo que es obvio cómo el ánimo nos ayuda en nuestro temor hacia otras mujeres, pero me pregunto, ¿cómo el ser de ánimo nos ayudaría en otras áreas en las que tenemos miedo? Miedo al futuro, miedo a que no seamos suficientes, miedo a que no podamos confiar en Dios. ¿Existe alguna otra forma en la que el ánimo pueda actuar como antídoto para el miedo?
Trillia: Bueno, hay algunas cosas. Pienso que ser receptoras de ánimo nos ayuda a luchar y nos apunta al Señor porque el ánimo no se trata de nosotras, se trata de Dios. «Esto es lo que Dios está haciendo en tu vida. Esto es lo que Dios te ha dado por gracia».
Nos apunta a Él. Así que, tengamos esto en mente cuando animemos a alguien, lo que realmente estamos haciendo es apuntando a los demás, al Señor, al Creador. Esto nos estimulará el ánimo ya que sé que cuando alguien nos anima, edifica nuestra fe. Edifica mi fe para el ministerio. Cuando alguien me dice: «Oye, realmente me encantó tu enseñanza o lo que escribiste, esto me ayudó de tal o cual manera». Pienso, oh Señor, es tan fácil dudar. Es muy fácil dudar cuando estás en el ministerio. Así que, esto me estimula a seguir haciendo buenas obras para el Señor.
A una madre que tiene un corazón para su hogar y se pasa el día trabajando para tenerlo organizado, le puedes decir: «Oye, tu trabajo aquí es hermoso». Y así ella puede recordar que su labor no es en vano. Pienso que tenemos muchas oportunidades de fortalecer la fe de otras personas.
El animar a otros nos hace tener la vista fuera de nosotras mismas. Así que pienso que esto nos ayudará a combatir el miedo y el temor a los hombres. Si yo te miro, Erin, y te digo: «Erin, me encanta tu libro Connected». Y luego te digo: «Gracias». Tengo la esperanza de que esto te animará a seguir y escribir otra cosa. Necesitamos este tipo de cosas.
Erin: Sí.
Trillia: Pienso que nos ayudará a guardarnos del temor. No necesito compararme. Puedo ser animada, ya que el Señor está usando a Erin o a Nancy o a quien sea, de una manera única y dulce. Pienso que nos ayudará a luchar y a quitar los ojos de nosotras mismas.
Erin: Creo que esta es una forma práctica y fácil de combatir el temor que no es saludable.
Trillia: Así es.
Erin: Podemos empezar a animarnos ahora mismo.
Trillia: Sí.
Erin: En tu libro mencionas mayormente lo que es el temor no saludable y pecaminoso, pero le das una aceptación al temor saludable. Y lo enmarcas en una historia realmente horrible que te paso en la universidad.
Trillia: Sí.
Erin: Quisiera que compartieras esta historia con nosotras para ayudarnos a entender que sí existe un tiempo en el que debemos probablemente desarrollar y escuchar el temor saludable.
Trillia: Cuando estaba en la universidad, fui a un viaje. Era un viaje masivo. Había cientos de personas. Yo no era creyente en ese tiempo, pero entré en una habitación con otras creyentes. Yo era considerada como una «buena muchacha», pero no conocía a Jesús. Sabía que no quería irme de fiesta, y no quería beber, y esto era exactamente lo que los demás estaban haciendo, así que me uní a esas creyentes.
Bueno, estábamos reunidas en una habitación del hotel. Era mixto, chicos y chicas. Éramos la mayoría jóvenes. Un hombre mayor que estaba en el viaje, tocó la puerta para entrar, y dijimos, «claro, que pase», lo conocíamos un poco realmente.
Erin: ¿Había algo en ti que te mantuvo alerta?
Trillia: No, nada. Teníamos 18,19 años. No sentimos una alerta, lo aceptamos. Queríamos que las personas vinieran. Estaba bien. Éramos probablemente quince personas en esa pequeña habitación. Bueno, esa noche, todos nos quedamos dormidos viendo una película. Estábamos por todo el piso, y lamentablemente, este hombre mayor tenía un historial de acoso sexual. Más adelante me enteré de que había acosado a unos chicos, y a mí también mientras dormía. Y en ese momento me desperté.
A pesar de que era joven, tuve la idea de despertar a otra persona, salir de la habitación y buscar a las autoridades. Finalmente él confesó y fue a la cárcel, fue miserablemente triste. Esto despertó en mí un sentido de alerta, ahora tengo cuidado de no ponerme en alguna situación en que pudiera ocurrirme algo, a pesar de que eso no fue mi culpa en ninguna forma.
Así que, pienso que esto produjo en mí un miedo saludable, una sabiduría. Es sabio no dormir en compañía de personas que realmente no conoces. A pesar de que no fue mi culpa en lo más mínimo. Ahora, sería bueno, por ejemplo, tener a alguien que te acompañe a tu carro por la noche, y especialmente si eres mujer.
Esto despertó en mí el sentido de, «ok, necesito estar más pendiente de mi alrededor y más atenta de las tentaciones que existen allá afuera para los hombres y las mujeres». Pienso que eso me ha protegido desde ese día.
Erin: Aprecio que compartas tu historia, y también aprecio el balance; ya que no pienso que la Biblia esté diciendo que debemos ignorar siempre nuestras respuestas al miedo o que todo miedo no es saludable o que la raíz de todo miedo es la falta de fe. En esta situación, este sí era un miedo legítimo, un temor saludable.
Así que, me pregunto, ¿existen otras áreas de nuestras vidas donde reconoces el temor saludable y el temor que no es saludable, que pudiéramos desempacar en el libro?
Trillia: Sí. Pienso que podemos tener un temor saludable, e incluso un enojo correcto, si está controlado. Si tenemos un hijo o una hija que se ha ido y está en drogas, por ejemplo, sabemos cuál podría ser el resultado final de esta situación. Queremos confiar en Dios y oramos a Él. No lo ignoramos como si no estuviera sucediendo. Traemos esas ansiedades al Señor. No queremos preocuparnos y dejar de confiar en Dios, pero en este tipo de situación que es penosa…se entristece nuestro espíritu, y pienso que está bien.
Estoy tan agradecida de que tenemos el relato de Jesús en el jardín. Él está orando, e incluso pregunta: «Señor, si es Tu voluntad, quita de mí esta copa». Me encanta esto porque nos enseña que no tenemos que sonreír y soportarlo todo. Podemos pedir a Dios: «Señor, tengo cáncer. Si es Tu voluntad, ¿me sanarías?» «Dios, tengo un hijo pródigo». Diferentes situaciones. Pienso que en Su gracia y Su Misericordia, Él nos llama a rendirnos a Él, pero este es un temor saludable.
El temor es una emoción que Él nos dio, podemos convertirlo en una completa ansiedad y en una constante preocupación, o podemos cambiarlo a un: «Señor, voy a someterme a Ti, y voy a confiar en Ti». O, como en mi situación, «creceré en sabiduría. Qué es lo que puedo hacer en una próxima situación que probablemente pueda evitar…no todas las cosas se previenen, pero en qué áreas puedo crecer en sabiduría?» Pienso que Dios es tan bueno que nos da mucha gracia, en esta área.
Erin: ¿Qué es el temor a Dios, y cómo las mujeres podemos crecer en esto?
Trillia: El temor al Señor es asombro y reverencia ante Dios. Es un reconocimiento de que Él es santo, y nosotras no. Somos apartadas. Somos diferentes. Así que, creo que mientras reconozcamos esto: «el temor a Dios es el principio de la sabiduría», entonces creceremos en sabiduría.
Y luego crecemos en conocimiento. Reconocemos que Dios es digno de nuestra alabanza, de nuestra admiración, de nuestra confianza porque le tememos, porque nos asombramos de Él, porque magnificamos Su nombre, le alabamos porque Su nombre es magnífico.
Así que, en pocas palabras, el temor a Dios es el reconocimiento de que Dios es Dios.
Nancy: Hemos estado escuchando la segunda parte de una conversación entre mis dos amigas Erin Davis y Trillia Newbell. Esta se basa en el libro escrito por Trillia titulado, «Temor y fe».
Este es un recordatorio que yo necesito como alguien que muchas veces es tentada a temer, tentada a tomar las situaciones en mis propias manos y controlar las cosas. Este realmente es un tema del que todas nosotras necesitamos escuchar, y sobre todo, confiar en que el Señor es nuestro buen Pastor.
Si has sido bendecida a través de estos episodios te animo a compartirlos con más mujeres. Puedes hacerlo fácilmente a través de nuestra página web, avivanuestroscorazones.com. Allí también encontrarás tanto los audios como las transcripciones de estos episodios.
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Annamarie: Invitándote no solo a sobrevivir en la vida cristiana sino a tener una vida plena en Cristo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
El Señor Es Mi Pastor, Jonathan & Sarah Jerez, Periscopio ℗ 2017 Jonathan & Sarah Jerez.
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