¿Te unirás a la batalla?
Annamarie Sauter: A pesar de tu debilidad, ¿serás de aquellas que se unen a la batalla?
Nancy DeMoss Wolgemuth: Dios no nos necesita, Dios no te necesita, y no me necesita a mí. Los propósitos del reino se cumplirán en este mundo con o sin nosotras. Pero Él nos ha dado una oportunidad increíble en nuestra generación para unirnos con Él en lo que Él está haciendo en este mundo. En la batalla entre el bien y el mal, hay una oportunidad de pararnos firmes con Él y Su pueblo, y arriesgar nuestra seguridad, y si es necesario, nuestras vidas para involucrarnos.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Ayer escuchaste la primera parte de un mensaje que Nancy enseñó en una conferencia True Woman. Este se titula Débora: Una mujer verdadera se une a la batalla. Hemos estado echando …
Annamarie Sauter: A pesar de tu debilidad, ¿serás de aquellas que se unen a la batalla?
Nancy DeMoss Wolgemuth: Dios no nos necesita, Dios no te necesita, y no me necesita a mí. Los propósitos del reino se cumplirán en este mundo con o sin nosotras. Pero Él nos ha dado una oportunidad increíble en nuestra generación para unirnos con Él en lo que Él está haciendo en este mundo. En la batalla entre el bien y el mal, hay una oportunidad de pararnos firmes con Él y Su pueblo, y arriesgar nuestra seguridad, y si es necesario, nuestras vidas para involucrarnos.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Ayer escuchaste la primera parte de un mensaje que Nancy enseñó en una conferencia True Woman. Este se titula Débora: Una mujer verdadera se une a la batalla. Hemos estado echando un vistazo a la vida de esta mujer acerca de la cual leemos en el libro de los Jueces, en el capítulo 5. Creo que este mensaje nos animará a abrazar con valentía la voluntad de Dios para nuestras vidas. Escuchemos.
Nancy: Continuando en el versículo 9 dice: «Entonces Débora se levantó»; y me encantan esas palabras porque muy frecuentemente tengo temor de meterme en la lucha, prefiero quedarme en un ambiente más conveniente, más cómodo, no me levanto y comienzo a involucrarme en la batalla. Me alegro de que Débora se levantara. Ella sabía qué era lo que Dios quería que ella hiciera y salió fuera de su zona de seguridad. Se levantó y fue con Barac a Cedes y Barac convocó a Zabulón y a Neftalí a Cedes y subieron con él diez mil hombres, Débora también subió con él.
Ahora, ella sabía que esta iba a ser una situación peligrosa. La batalla se encontraba lejos de donde Débora vivía. Ella pudo haberse quedado atrás, o permanecer fuera sin involucrarse con ellos, pero ella tenía que involucrarse porque Dios le hizo un llamado para su vida y ella tuvo un corazón para Dios y para Su pueblo.
Nosotras vemos en esta historia que Dios utiliza instrumentos humanos para cumplir los propósitos de Su reino, pero no siempre usa las personas que nosotros esperamos. En este caso Dios escogió y usó medios poco convencionales para derrotar al enemigo y librar a Su pueblo.
En primer lugar, Él utilizó a dos mujeres como parte del plan de la batalla, Jael y a Débora, de una manera inesperada, esa no es la manera en que nosotros hubiéramos escrito el guión y ciertamente no es la manera que se habría escrito en esa época.
Él también utilizó, como estamos viendo en este pasaje, soldados de infantería, 10.000 hombres de a pie. Y tú dirás: «¿Y cuál es la gran cosa ? ¿Cuál es el problema con eso?» Recuerda cómo los cananeos estaban viajando con novecientos carros de hierro. Estas eran armas de destrucción masiva, eran vehículos de guerra masivos y estos eran los carros con los que habían oprimido a los pueblos por veinte años, y ¿vas a enviar soldados de a pie para la batalla?
¿Por qué Dios hace las cosas de esa manera? Para que Él reciba toda la gloria, por lo que no pueden gloriarse en la carne humana. «Oh, sí, un gran general del ejército que nos llevó a la batalla y teníamos todas esas armas grandes». De ninguna manera. Sabemos cuando leemos esta historia ahora, que solo podemos decir que Dios es el Conquistador. Dios es el único que obtiene la victoria. Él elige y utiliza vasos frágiles, que están listos para ser utilizados.
Ahora, el patrón normal de Dios, como tú lo puedes ver mediante las Escrituras, es que los hombres sean llamados y levantados para ser los líderes principales, protectores y proveedores para el pueblo de Dios. Y no podemos tomar el tiempo ahora para ir a todos los pasajes de la Escritura en donde se nos ilustra esto. Y no me malinterpreten, pero, la norma de Dios es que el liderazgo principal, la protección y la provisión para Su pueblo viene de los hombres.
Sin embargo, en el periodo de los jueces había falta de liderazgo masculino. Los hombres estaban asustados. Ellos estaban pasivos. Eran inactivos. Y veo en Débora un modelo de mujer completamente femenino y que fue llamada y fue utilizada por Dios para ayudar a promover y para incrementar un liderazgo masculino en la nación. Y tal vez se pregunten, «¿cómo sabes esto? ¿Te lo estás inventando?»
De hecho, Débora ha llegado a ser algo como un ícono para aquellos que mantienen una teología igualitaria de los roles tanto de hombres como de mujeres, pero me gustaría rescatar a Débora e ir nuevamente con ella para que pueda mostrarte e ilustrar una visión complementaria del hombre y la mujer. Primero que todo, no hay evidencia de que ella misma quisiera o aspirara a liderar la nación. Su corazón estaba en servir.
Y si vamos al capítulo 5, al versículo 7, ustedes verán la percepción que Débora misma tenía de su rol, su corazón.
«Quedaron abandonadas las aldeasen Israel; quedaron abandonadas hasta que yo, Débora, me levanté. ¡Me levanté como (qué?) como una madre en Israel!» (v. 7)
Ahora, hay muchas otras cosas que ella pudo haber dicho. «Me levanté como una profetisa». «Me levanté como juez». «Me levanté como una guerrera». «Me levanté como una estratega». «Me levanté como alguien que se hizo cargo de la nación pues ninguno de los hombres tuvo el coraje o las agallas para hacer algo para continuar». Nada de eso.
¿Cómo se veía a ella misma? Como una madre. Esta es una referencia al instinto de protección de crianza. Esto es lo que le dio a ella el coraje para ir hacia la batalla –un corazón de madre. Amigas, no tienen que tener hijos biológicos para tener el corazón de una madre. Dios ha puesto en mí como mujer sin hijos biológicos propios, un corazón de madre por el pueblo de Dios. Dios también puede poner ese corazón en ti. Eso fue lo que la motivó a ella. Ella no se dejó llevar por el deseo de poder, ni de control, tampoco de posición, de reconocimiento, ella estaba motivada como una madre en Israel.
El pastor John Piper ha escrito un material precioso sobre la masculinidad y la feminidad bíblica.
Hay un recurso del pastor John Piper titulado, ¿Cuál es la diferencia? Está disponible en inglés y es una de las referencias más útiles que he leído acerca de las diferencias entre hombres y mujeres, bíblicamente hablando. El pastor habla de lo que significa ser una mujer verdadera. Él dice:
«En el corazón de una feminidad madura hay una disposición o inclinación liberadora…» Es una disposición liberadora. No es para ponernos en prisión. Es liberadora. «Es una inclinación para afirmar, para recibir y cultivar fuerza y liderazgo de hombres dignos, en formas que son apropiadas para las diferentes relaciones de una mujer».
Esto es feminidad madura, «esa disposición e inclinación para afirmar, recibir y cultivar fuerza y liderazgo de hombres dignos en formas que son apropiadas en nuestras diferentes relaciones». Tu comportamiento es diferente con tu esposo, con tu jefe o con un colega de trabajo o con un hermano. Diferentes relaciones, diferentes formas que son apropiadas, pero él dice que es una inclinación liberadora para nosotras como mujeres.
Pienso que Débora ilustra esto de una forma preciosa. Ella actuó de esa forma para afirmar y levantar el liderazgo masculino. Ella no le ordenó a Barac ni le dijo qué hacer. Ella simplemente entregó un mensaje del Señor. Capítulo 4:6: «Esto ha ordenado el Dios de Israel». Ella estimuló el liderazgo en Barac, sin resaltar lo que ella estaba tratando de lograr. «Sí, nosotras las mujeres vamos a ayudar a los hombres a ser más hombres». No, nada de esta actitud y me encanta esto de ella. Ella le proveyó una oportunidad a Barac de llevar a cabo o cumplir el llamado de Dios como líder protector y defensor.
La vemos en un rol de ayuda sensible. Ella está acompañando a Barac voluntariamente a la batalla, ante su iniciativa y la solicitud de él. No es una mujer que está tomando las riendas. El capítulo 4:9 dice: «Ciertamente iré contigo», ante la iniciativa de Barac. Ella estaba maravillada al ver un hombre levantado y tomando el liderazgo— así como nuestros corazones son animados al ver que Dios levanta hombres a orar, predicar, y liderar nuestras iglesias y nuestros hogares. Queremos estar agradecidas por esto, deleitarnos y animarnos por ello.
Miremos el versículo 2 del capítulo 5 en el himno de Débora: «¡Por haberse puesto al frente los jefes en Israel, por haberse ofrecido el pueblo voluntariamente, bendecid al SEÑOR!» Ella estaba agradecida por esto. Miremos el versículo 9 del capítulo 5: «Mi corazón está con los jefes de Israel, los voluntarios entre el pueblo. ¡Bendecid al Señor!» Ella afirma el liderazgo masculino.
Así pues vemos en Débora una mujer de fe y una mujer valiente. El legado de su vida es que mediante su influencia y su valor, los hombres de aquellos días llegaron a ser hombres que fueron hacia adelante, con intensidad, aceptando su responsabilidad, para pelear contra el mal y defender a sus esposas y a sus hijos. Esto es, amigas, no el poder del control, sino el poder de influencia que tenemos como mujeres.
Veo en esta mujer un corazón humilde, hay humildad. Es como la gracia principal y la antítesis es el orgullo— la raíz principal de todo pecado es el orgullo. Pero veo aquí un corazón humilde; una mujer que no está buscando obtener el crédito o ser la heroína de la historia. De hecho, si estuviste anoche durante el tiempo de oración, escuchaste a una niña de 9 años llamada Abby, citar para nosotros los últimos versículos de Hebreos capítulo 11. Ella se sentó durante toda la conferencia y tomó notas de cada predicador. Ella llenó todas las páginas con notas y dejó una para esta mañana. (Y necesito seguir porque ella probablemente no tendrá más espacio). Pero ella citó para nosotros los últimos versículos del gran salón de la fe de Hebreos capítulo 11.
Y en ese pasaje hay catorce hombres del Antiguo Testamento y son nombradas dos mujeres del Antiguo Testamento. ¿Recuerdas quiénes son? Sarah y Rahab. Ninguna Débora está en esa lista. Ella no es nombrada. Pero escuchen esto, Hebreos 11:32:
«¿Y qué más diré? Pues el tiempo me faltaría para contar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas; quienes por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia».
¿Cómo Barac logró estar en la lista y Débora no? A Débora no se le nombra, pero sí a Barac como un hombre de gran fe. Ciertamente no comenzó de esa manera. Débora vivió en una era donde los hombres fueron pasivos y temerosos, negándose a tomar el rol que les correspondía. Débora tuvo la fe para los inicios y al final la fe de Barac fue la que fue reconocida en Hebreos 11.
¿Saben qué? Creo que esto le habría agradado a Débora. Creo que la habría hecho feliz porque ella estaba cumpliendo su rol creado por Dios como ayuda idónea. Cuando Barac fue reconocido al final como un gran hombre de fe, ¿no crees que ella dijo, «sí, Señor, gracias por haber levantado a este hombre y haberle dado valentía y fe».
Y recuerda, en los libros del cielo, el nombre de Débora está allí, y tu nombre puede estar allí junto con el de hombres a los que Dios ha influenciado a través de tu vida para hacer grandes hazañas, en el capítulo 4, versículo 12, tenemos una descripción de la batalla.
«Avisaron a Sísara que Barac, hijo de Abinoam, había subido al monte Tabor. Y juntó Sísara todos sus carros, novecientos carros de hierro (para que no olvidemos lo fuerte que era el enemigo), y a todo el pueblo que estaba con él, desde Haroset-goim hasta el torrente Cisón. Entonces Débora dijo a Barac: ¡Levántate!, porque este es el día en que el Señor ha entregado a Sísara en tus manos; he aquí, el Señor ha salido delante de ti. Bajó, pues, Barac del monte Tabor seguido de diez mil hombres» (vv. 12-14).
Ahora, Barac está en una situación peligrosa que atenta contra su vida y ¿qué hace Débora? Ella viene, a su pedido, y anima a este hombre con las promesas de Dios. Sabemos el final de la historia pero todo lo que Barac sabe es que aquellos 900 carruajes acabarán con los 10.000 hombres de a pie. Pero él se armó con las promesas de Dios. ¿Y dónde escuchó él estas promesas? De los labios de una mujer de fe. Ella lo animó con las promesas de Dios y lo inspiró a continuar en la fe.
Amigas, las palabras de una mujer pueden inspirar valentía y fe en los hombres a su alrededor, en esposos e hijos, en pastores y en otros. Así que dejemos de hablar de hombres pasivos y hombres que no saldrán a escena. Seamos mujeres valientes, mujeres de fe, humildes y hablemos palabras que edifiquen en lugar de derribar.
Y déjame hacerte esta pregunta. ¿Viste el video de Kim Wagner compartiendo con transparencia de su propia vida, cómo ella, poco a poco, erosionó la hombría de su esposo hasta que este hombre, que había sido hombre valiente, simplemente se anuló?
¿Cuántas de nosotras como mujeres con nuestras palabras destruimos la valentía, la fe y la masculinidad de los hombres a nuestro alrededor? ¿Podemos poner un fin a esto y comenzar a hablar palabras de ánimo, palabras de fe? Y quizás tú piensas: «Es que mi esposo no es un guerrero». ¿Crees que Dios puede hacer de él un guerrero y podría inyectar fe en su corazón? Quizás me digas, «tú no sabes, es que él es un desastre». ¿Crees que Dios puede redimir desastres? Dios nos ha redimido a nosotras, Él nos está redimiendo.
Y por cierto hay mucha necesidad de redención. Algunos de estos hombres son tan pacientes con nosotras, mujeres controladoras, conspiradoras y manipuladoras, siempre teniendo una mejor idea. Dios ten misericordia de estos hombres viviendo con algunas de nosotras, quienes a veces somos fierecillas. Aquí está la mujer que es el modelo de valentía y cómo sus palabras inspiraron valentía en lugar de desánimo. Miremos el versículo 15:
«Y el Señor derrotó a Sísara, con todos sus carros y todo suejército, a filo de espada delante de Barac; y Sísara bajó de su carro, y huyó a pie. Mas Barac persiguió los carros y el ejército hasta Haroset-goim, y todo el ejército de Sísara cayó a filo de espada; no quedó ni uno» (vv. 15-16).
¿Quién es el héroe, el campeón de esta historia? No es Débora. No es Barac. ¿Quién es? ¿Quién derrotó a Sísara y todos sus carruajes? Fue Dios. ¿Quién sometió a Jabín el rey de Canaán frente a la gente de Israel en el versículo 23? El Señor lo hizo. Dios será el victorioso y Sus enemigos serán derrotados.
Cuando el enemigo venga como una ola de maldad, Dios levantará un estandarte en contra de él. El nombre, la cruz de Cristo, el evangelio de Cristo, la verdad de Dios, es más poderosa que todos los carros, ideologías, filosofías, poderes, ejércitos y religiones falsas del mundo. Dios es el victorioso. Dios es el campeón. La batalla es del Señor.
Y podemos ver algo más maravilloso en este pasaje. Podemos ver en la vida cómo Dios usa seres humanos para la batalla. Él utilizó a Barac. Los soldados israelitas pelearon muy duro, pero Dios también intervino con algo sobrenatural y divino para ganar la batalla. Mira el versículo 20 del capítulo 5, tal vez nunca antes has mirado detenidamente estos versículos.
«Desde los cielos las estrellas pelearon, desde sus órbitas pelearon contra Sísara. El torrente Cisón los barrió, el antiguo torrente, el torrente Cisón».
¿Qué quiere decir todo esto? Mientras estudias este pasaje, parece que Dios envió en medio de esta batalla una tormenta violenta. Rayos, lluvia torrencial, granizo. Y el río Cisón, que normalmente era un arroyo muy pequeño, se desbordó. ¿Y qué fue lo que sucedió con las ruedas de esos carros cananeos que ellos pensaban que era lo mejor que tenían? Se quedaron varados en el lodo de la inundación. Y el enemigo se llenó de pánico y de confusión, y los hombres que estaban en esos carros trataron de huir a pie para escapar de la ira de Jehová Dios y de Su ejército.
Lo mejor de esta historia es que Baal, que era el dios cananeo, era el dios de las tormentas, al menos eso era lo que pensaban. En este momento Jehová Dios demostró ser supremo en Su poder sobre las tormentas, sobre Baal y sobre todos los dioses falsos. No hay límite para los recursos de Dios y Su poder. Entrégate, tan débil como eres, a Su disposición y Él moverá el cielo y tierra si es necesario para defenderte y glorificarse a Sí mismo. No subestimes el poder, ni la grandeza ni la gracia de Dios.
Ahora, al ver esta historia desenvolverse, vemos que hubo algunos israelitas que voluntariamente se unieron a la batalla. Pero hubo otros que se quedaron en casa y rehusaron involucrarse. Los participantes, los voluntarios, fueron premiados y bendecidos por involucrarse voluntariamente.
Mira lo que dice el versículo 11 del capítulo 5: «Entonces el pueblo del Señor descendió a las puertas».
Versículos 14-15: «De Efraín descendieron los radicados en Amalec, en pos de ti, Benjamín, con tus pueblos; de Maquir descendieron jefes, y de Zabulón los que manejan vara de mando. Los príncipes de Isacar estaban con Débora; como Isacar, así también Barac; al valle se apresuraron pisándole los talones».
Versículo 18: «Zabulón era pueblo que despreció su vida hasta la muerte. Y también Neftalí, en las alturas del campo».
Estas fueron las tribus que se involucraron en la batalla. Pero hubo otros que se negaron a involucrarse aunque vivían cerca, y estos fueron amonestados.
Continúa leyendo en el capítulo 5:15: «Entre las divisiones de Rubén había grandes resoluciones de corazón». Ellos se sentaron y pensaron en esto.
Versículo 16: «¿Por qué te sentaste entre los rediles, escuchando los toques de flauta para los rebaños? Entre las divisiones de Rubén había gran escudriñamiento de corazón». Ellos pensaron en eso, pero no hicieron nada. Optaron por sentarse y dejaron a sus hermanos ir al peligro de la batalla y pelearla.
Mira el versículo 17: «Galaad se quedó al otro lado del Jordán. ¿Y por qué se quedó Dan en las naves? Aser se sentó a la orilla del mar, y se quedó junto a sus puertos».
Versículo 23 del capítulo 5: «Maldecid a Meroz», —muchos comentaristas creen que fue una ciudad en Neftalí, cerca de la batalla. «Maldecid a Meroz, dijo el ángel del Señor, maldecid, maldecid a sus moradores; porque no vinieron en ayuda del Señor, en ayuda del Señor contra los guerreros».
En su comentario, Phillips Brooks dice, «Meroz es el ejemplo del bueno para nada. Está dispuesto a ver a otras personas luchar en las batallas de la vida mientras él viene y toma el botín». El comentarista Matthew Henry dice, «muchos no hacen su deber por miedo a involucrarse en problemas, por amar estar tranquilos, y tienen un afecto exagerado por los negocios mundanos».
Y esto ha sido un reto para mí, ya que Dios me ha llamado a la batalla todos estos años y a veces he tenido mucho miedo, he querido permanecer atrás, muy lejos del problema. Se me ha recordado que el miedo a tener problemas, el amor a la tranquilidad y un amor por los negocios de este mundo, me mantienen fuera de la batalla.
Amigas, Dios no necesitó esas tribus para darles la victoria. Él lo hizo sin ayuda. Él tiene estrellas, truenos y tormentas y todo eso a Su disposición, pero el problema es que estas personas perdieron la oportunidad de alinearse con Dios. Dieron excusas para no involucrarse y sufrieron la deshonra porque eligieron sentarse fuera de la batalla.
Dios no nos necesita, Dios no te necesita y no me necesita a mí. Los propósitos del reino se cumplirán en este mundo con o sin nosotras. Pero Él nos ha dado una oportunidad increíble en nuestra generación para unirnos con Él en lo que Él está haciendo en este mundo. En la batalla entre el bien y el mal, hay una oportunidad de pararnos firmes con Él y Su pueblo, y arriesgar nuestra seguridad, y si es necesario, nuestras vidas para involucrarnos.
¿Vas a ser de las que se unen a la batalla o te vas a sentar fuera de la batalla para estar más segura?
Annamarie: ¿Te unirás a la batalla? ¿Estás lista para ser utilizada por Dios conforme a Sus propósitos allí en la etapa de vida en que te encuentras?
Esta es una invitación que Nancy DeMoss Wolgemuth le hizo a un grupo de mujeres en una de nuestras conferencias, y sigue vigente hoy. Su mensaje se titula, Débora: Una mujer verdadera se une a la batalla.
Y una vez nos unimos a la batalla necesitamos aprender cómo ser efectivas, así que permíteme recomendarte un recurso que te ayudará a hacer precisamente esto. Se trata del libro Atrévete a ser una mujer conforme al plan de Dios. Nancy y otros seis autores escribieron capítulos acerca de la belleza, del matrimonio, de los hijos, del sufrimiento y otros temas prácticos. Adquiérelo a través de nuestra tienda en línea en AvivaNuestrosCorazones.com.
Y sabes, unirse a la batalla no quiere decir no sentir temor, sino más bien sobreponernos al temor para vivir conforme al diseño de Dios para nuestras vidas. Asegúrate de acompañarnos mañana para escuchar a Nancy compartir acerca de sus luchas para abrazar por completo el llamado de Dios para su vida.
Nancy: Me he cansado de nadar en contra de la corriente. He querido volver a donde es seguro para tener una vida normal. Pero Dios tiene Su mano y Su llamado en mi vida. Él ha puesto hombres y mujeres maravillosos a mi alrededor que han tenido coraje cuando yo no lo he tenido. Mi vida no me pertenece, está atada a Cristo quien es el autor y el consumador de la fe. He aprendido en mis debilidades, que no hay lugar más seguro que estar con Él en medio de la batalla.
Annamarie: Te esperamos para este próximo programa de Aviva Nuestros Corazones.
Diciendo, «sí, Señor» juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
La lectura para hoy en el Reto Mujer Verdadera 365 es Job capítulos 39 al 42.
Todas las Escrituras son tomadas de la Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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Recursos del Episodio
Serie, «Cuando los hombres no lideran»
Serie, «Una pareja herida encuentra verdadera esperanza»
Blog, «Dando fruto a pesar de las circunstancias»
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