Superocupados, día 3
Annamarie Sauter: ¿Estás superocupada con tus hijos? Escucha a Kevin DeYoung.
Kevin: Cuando pensamos que la manera en que servimos a nuestros hijos es haciendo todo por ellos, alimentándolos con la mejor comida todo el tiempo y cumpliendo con la lista que la gente nos da para ser «padres de primera». Pero, si ellos viven con padres que continuamente están estresados por todo lo que tienen que hacer y se impacientan, entonces no les estamos dando a nuestros hijos el tipo de vida que ellos quieren, y más importante aún, no estamos siendo el tipo de personas que Dios quiere que seamos.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: En los programas anteriores de Aviva Nuestros Corazones hemos estado hablando con el Pastor Kevin DeYoung de la Iglesia Christ Covenant Church, en Matthew, Carolina del …
Annamarie Sauter: ¿Estás superocupada con tus hijos? Escucha a Kevin DeYoung.
Kevin: Cuando pensamos que la manera en que servimos a nuestros hijos es haciendo todo por ellos, alimentándolos con la mejor comida todo el tiempo y cumpliendo con la lista que la gente nos da para ser «padres de primera». Pero, si ellos viven con padres que continuamente están estresados por todo lo que tienen que hacer y se impacientan, entonces no les estamos dando a nuestros hijos el tipo de vida que ellos quieren, y más importante aún, no estamos siendo el tipo de personas que Dios quiere que seamos.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: En los programas anteriores de Aviva Nuestros Corazones hemos estado hablando con el Pastor Kevin DeYoung de la Iglesia Christ Covenant Church, en Matthew, Carolina del Norte. Él es escritor, bloggero, conferencista; en resumen, él está superocupado.
Y ha escrito un pequeño libro para ayudarnos al resto de nosotros, compartiendo algo de lo que ha aprendido de cómo lidiar con estar superocupado. Kevin ha sido nuestro invitado en los dos últimos programas. Kevin, muchas gracias. Lo que he leído de tu libro y lo que has estado compartiendo, me ha animado muchísimo y me ha sido de ayuda. Así que gracias por estar de vuelta con nosotros en Aviva Nuestros Corazones.
Kevin: Con mucho gusto.
Nancy: Y en esta ocasión estamos agradecidos y bendecidos de que nos acompañe aquí en el estudio tu esposa Trisha. Trisha, bienvenida a Aviva Nuestros Corazones.
Trisha DeYoung: Muchas gracias Nancy por invitarme.
Nancy: La primera vez que llamé a la oficina de Kevin le dije: «¿Existe alguna posibilidad de que tú, una persona superocupada, pueda aceptar el estar en Aviva Nuestros Corazones?»
Y él me dijo: «Bueno, vamos a conversar sobre esto».
Y le dije: «¿También quisiera preguntar si tu esposa consideraría venir también?» Porque estoy segura de que muchas de nuestras oyentes en la medida que vayan escuchando a alguien como Kevin van a querer saber, «ok, ¿cómo es que una esposa puede lidiar con todo esto? Tú estás, mientras tenemos esta conversación, a casi un mes de dar a luz.
Trisha: Dentro de un mes recibiremos a nuestro sexto hijo.
Nancy: El sexto hijo. Y las edades de los otros son...
Trisha: El mayor tiene 10 y de ahí para abajo, diez, ocho, seis, cuatro, y dos.
Nancy: Así que podríamos decir que tienes las manos llenas. Y para cuando este programa salga al aire ya tendrán su sexto hijo. Y tu vida Trisha, debe estar superocupada también. Así que, Kevin escribió el libro, y sé que es a él a quien le encanta estar frente al micrófono, y pues a ti no es algo que te agrade mucho.
Trisha: Es verdad.
Nancy: Pero también queremos escuchar de ti, de tu corazón. Y cómo ustedes, como pareja, procesan esta vida. Tu esposo es pastor. Él viaja bastante, y tú estás en casa tratando de mantener todo en orden y hacer vida de familia. Cuando el comenzó a escribir este libro, acaso pensaste, ¿esto nos va a ayudar o nosotros tenemos las respuestas?
Trisha: Pensé que sonaba como una gran idea, y claro, podríamos usar la ayuda y aún podemos usar la ayuda para pensar sobre estas cosas. Yo prefiero estar «detrás de cámaras» y mantener las cosas funcionando en casa. Y he aprendido mucho, y siento que Kevin me anima mucho en mi trabajo, sobre todo cuando siento que la vida se vuelve agitada, desordenada y caótica. Necesito la ayuda del Señor, y necesito una perspectiva bíblica.
Nancy: ¿Ustedes hablan de todo esto como pareja y cómo se relaciona con su propia familia, y sus horarios? Ustedes tienen cosas que hacer todos los días. ¿Se sientan periódicamente? ¿Tienen una cita en pareja? ¿Hablan sobre sus prioridades? ¿Cómo manejan algunas de estas cosas?
Kevin: Sí, lo intentamos. Somos parte de una célula en la iglesia y nos reunimos cada 15 días. Y la semana que no hay reunión, tratamos de salir en una cita. Depende de qué tan ocupados estemos y de si yo estoy en la ciudad. Pero por lo general lo hacemos. Constantemente estamos tratamos de evaluar y poner atención a esto.
No sé si esto que voy a decir tal vez desanime o anime a las personas que nos están escuchando, pero si ellos fueran a llegar a nuestra casa de improviso, antes que nada, probablemente no nos gustaría que lo hicieran. Pero si lo hicieran, se darán cuenta que no estamos exagerando cuando decimos que nuestra casa parece una locura. Continuamente bromeamos diciendo que tal vez un día escriba un libro sobre paternidad que se titule, «Los Internos manejan el manicomio», porque es así como se siente la mayoría de los días.
Mi esposa hace un excelente trabajo (no estoy exagerando), y es absolutamente cierto decir que el ser mamá y esposa, y quedarse en el hogar y hacer lo que hace en una casa llena de niños, es un trabajo muy difícil. No hay trabajo más agotador e incansable que ese. Así que soy bendecido de tener una esposa muy buena. Pero nuestras vidas son muy agitadas, y constantemente estamos tratando de encontrar calma en medio de toda esta locura.
Nancy: Creo que puedo adivinar la respuesta de esta pregunta. ¿Pero, quién tiende a ser el más calmado de ustedes dos cuando se trata de caos y horarios?
Kevin: Bueno, creo que ambos somos diferentes. Yo soy más del tipo A, organizado, enfocado. Mi esposa es...
Trisha: Más flemática. Tenía una amiga que decía que tenía una alta tolerancia para el caos, lo cual no supe cómo interpretarlo, si es que fue un cumplido. Las cosas están bastante desorganizadas en casa.
Nancy: Yo lo tomaría como un cumplido.
Trisha: Crecí en un hogar en donde mi mamá mantenía todo impecable. Y me siento relajada y tranquila cuando mi casa está así. Pero también siento que nuestros hijos son los principales huéspedes en nuestro hogar y quiero que ellos puedan usar su casa y disfrutar jugando en ella. Amo el tener a nuestros vecinitos de visita. Me gusta ese ambiente, aunque también tengo que lidiar con un tremendo caos. Entonces me siento como, «oh, no puedo con todo esto».
No soy diferente a las demás. Es muy fácil compararse y decir: «Oh, esta persona alimenta mejor a sus hijos. Prepara comidas de una manera más natural o más nutritiva que yo. O esta persona hace hermosas manualidades con sus hijos y su hogar está decorado de una manera hermosa. Yo soy dada a comparar. Definitivamente, me comparo mucho con el hogar en el que crecí.
Nancy: Entonces, ¿cómo aconsejas a tu corazón acerca de ello, para tener la libertad y la gracia ser como Dios te «hizo», y poder hacerlo de la manera que quieres hacerlo en tu casa?
Trisha: Creo que lo hago de una manera muy insegura. Kevin es muy bueno en hacerme ver que cuando abres tu casa a otras personas, lo importante es recordar que la actitud del corazón, nuestro deseo, es animar a la gente. En mi mente yo pienso que animar a la gente significa tener una mesa hermosamente puesta y que los hijos se comporten bien y que colaboren en la preparación de la comida y que los alimentos sepan muy bien y que todo esté listo. Pero eso no sucede muy seguido. Kevin me recuerda que es más importante tener una actitud de «me encanta tenerlos en casa». Me gustaría tener todo lo demás y seguiré trabajando para lograrlo, pero eso es secundario. Así que creo que a veces siento que si tengo un recordatorio amable o estoy escuchando al Señor, entonces puedo recordar esas cosas.
Kevin: Es verdaderamente importante, tú lo dijiste Nancy, para las mamás sabias, que sepan quiénes son y que estén de acuerdo (no con el pecado, no hay excusa para el pecado), sino con los diferentes dones, las diferentes fortalezas, debilidades, personalidades. Trisha y yo hemos hablamos a menudo sobre esto.
Podemos pensar en amigos que tenemos u otras esposas que dicen: «¡Guau! De la manera que ella es, ella es tan organizada, o siempre está obteniendo nuevos libros para sus hijos, o siempre está realmente al tanto de estas cosas». Pero ella, que es maravillosamente flemática, lo cual me permite hacer el ministerio, otras personas dicen: «¿Cómo hace Trisha eso? ¿Cómo se las arregla?»
Bueno existen diferentes fortalezas, y existen diferentes maneras en que hemos sido equipados. Sé que pocos esposos están escuchando esto, pero tal vez las esposas puedan ayudarles amablemente con esto. Necesitamos entender quiénes son nuestras esposas y lo que pueden lograr, y animarlas y alabarlas por lo que hacen bien, en lugar de insistirles en las cosas que quisiéramos que fueran mejores, porque siempre va a haber fortalezas que pueden convertirse en nuestras debilidades. Existen muchas cosas en las que podemos animarlas si tenemos ojos de gracia para verlas.
Nancy: Trisha, me imagino que existen mujeres a tu alrededor que observan de lejos tu situación. Por supuesto, nadie vive en nuestros hogares. Pero deben estar diciendo, «si tan solo yo fuera el tipo de mamá que es Trisha». Y es por eso que Pablo dice: «Aquellos que se comparan con ellos mismos no son sabios». Eso lleva al descontento y a la frustración. Me gusta como Pablo habla a los romanos acerca de que Dios da una medida de gracia y una medida de fe y ministerios y llamados diferentes a cada uno de nosotros.
Me pasa eso con otras mujeres que hacen lo mismo que yo hago, estudios de la Biblia y transmisión de programas. Veo por ejemplo a Joni Tada y pienso, «esta mujer estan productiva. ¿Cómo hace para hacer tantas cosas aun con sus limitaciones físicas?» Pero eso es tan tonto, porque Dios me ha hecho tal cual soy, con mis propias limitaciones. Y pienso que no importa en qué etapa de la vida esté uno, o cuál sea tu llamado, uno debe estar dispuesto a tener ese tipo de conversaciones con uno mismo.
Trisha: Definitivamente. Yo pienso que en esto radica la belleza y la maravilla del evangelio. Yo me siento así en la crianza de mis hijos, cuando me doy cuenta que llego al límite de mi amabilidad y de mi paciencia muy rápido. Entonces voy al evangelio y digo, «es por esto que necesito a Cristo, porque necesito Su perdón más que cualquier otra cosa. Y luego, también necesito Su fortaleza para el día en que voy a fallar, o por Su gracia Él me dará lo que necesite para hacer Sus buenas obras.
Nancy: En los primeros años de este programa de radio, cuando sentía que mis habilidades estaban por debajo de los requerimientos –todo el tiempo (y aun ahora, así me siento la mayor parte del tiempo)– usualmente me despertaba cada mañana repitiendo esta misma frase, «Jesús me ama; soy débil, pero Él es fuerte». Eso es tan cierto.
Necesito decirle a mi corazón que está bien el reconocer que no soy fuerte inclusive si otras personas piensan que lo soy o piensan que debería serlo. Pero no solo es que yo soy débil, pues eso podría desesperarme, sino que Él es fuerte. Él ama a los niños y te ama a ti y tu llamado, y Él quiere ser fuerte en nosotros.
Nos contaste cómo a veces te encuentras llegando muy fácilmente al final de tu propia paciencia y capacidad¿Pero has llegado alguna vez a perder la cabeza, a pensar que ya no puedes más?
Trisha: ¡Sí! ¡Sí! Muchas veces. Acabo de recordar cuando hace un par de semanas invitamos a unos amigos y a sus dos hijos a cenar en casa. Había permitido a los niños jugar un poco más de tiempo, y luego supuse que comenzaríamos a preparar las cosas para la cena. Fue una hora en la que no solo los niños estuvieron fuera de control, sino también yo. Mira, los niños fueron desobedientes, llenos de pecado.
Pero aun en medio del caos me di cuenta de lo que estaba pasando y pensé, «esto que estoy viendo de mí es algo muy feo. Me enojo con mis hijos porque están haciendo una pataleta, porque no quieren limpiar algo del piso, cuando hace solo quince minutos estaban jugando llenos de energía. Me está costando trabajo hacer que me ayuden, y me siento abrumada por todas las cosas que aun me faltan por hacer». Así que con frecuencia soy yo la persona que está fuera de control.
Kevin: Yo diría que uno de mis pecados dominantes es la impaciencia en general, pero usualmente la demuestro sobre los niños. Y sin sonar mórbidos, recordamos la impresión que sentimos cuando escuchamos sobre algún incidente de disparos en una escuela. Y lo que se apoderó de mí en ese momento fue «¿por qué soy tan impaciente con estos niños tan preciosos que Dios me ha dado como un regalo?» Son pecadores, claro. Pero tener esta perspectiva de que nuestros hijos son un regalo es algo con lo que todo padre lucha.
La gente siempre nos dice, «disfruten de los niños porque el tiempo pasa muy rápido». Y yo pienso, sí, apuesto a que así es. Pero los días se sienten eternos conforme pasan los años. Es una de las cosas en las que pienso que los padres tienen más luchas.
Estaba leyendo sobre una encuesta acerca de «pregúntale a los niños». Les pedían a los niños que calificaran a sus papás en cuanto a su desempeño como padres. Y resultó que las mamás obtuvieron una calificación más alta que los papás, pero en la mayoría de los casos, los niños calificaron a ambos padres muy bien. Las mejores evaluaciones fueron en las de muestras de afecto, me ama, y va a mis eventos especiales. Por lo general les daban A’s y B’s.
Pero en los de manejo de la ira, perder los estribos, tanto a las mamás, como a los papás, los niños les dieron las calificaciones más bajas. Un autor llamó esto como estrés de segunda mano. Nuestros niños están lidiando con estrés de segunda mano. Y esa es la consecuencia del ajetreo, aunque suene como una locura. Podría ser más sano para tus hijos que vayas al autoservicio de McDonalds, y les compres una cajita feliz esa noche para que puedas relajarte y recuperar algo de tranquilidad mental.
Cuando pensamos que la manera de servir a nuestros hijos es hacer todo por ellos y alimentarlos con la mejor comida todo el tiempo, y cumplir con las listas que la gente nos da para ser «padres de primera», pero si ellos están viviendo con papás que continuamente están estresados por todo lo que tienen que hacer y se impacientan, entonces no les estamos dando a nuestros hijos el tipo de vida que ellos quieren, y más importante aún, no estamos siendo el tipo de personas que Dios quiere que seamos.
Así que en realidad es un asunto espiritual cuando nuestros afanes se salen de control. Nuestros niños perciben más de lo que nosotros podemos imaginar. Yo tengo que pedir perdón al Señor cuando grito, en especial cuando los niños solo están siendo niños. Hay niños que son desafiantes y también hay niños que solo son niños. Cada padre puede batallar con este pecado.
Nancy: Y sin embargo, qué oportunidad para que una vez más el evangelio sea puesto en acción, que cuando uno grita, puede pedir perdón a sus hijos.
Kevin: Y hemos tenido que hacer eso muchas veces.
Nancy: Pienso que a los niños no les interesa para nada que sus padres sean perfectos. Pero pienso que lo que sí es muy importante para ellos, es ver a sus padres siendo humildes y reconociendo que no son perfectos y que necesitan al Señor.
Kevin: Sí. Nos hemos reunido muchas veces. Tratamos de decirles esto: «Ok. Todo el mundo al sofá, vamos a sentarnos. Antes que nada queremos pedirles que nos perdonen. Hablemos de nuestro pecado. Y ahora queremos hablar de su pecado. Pero todos necesitamos la gracia de Dios y necesitamos examinar nuestros corazones.
He leído un libro grandioso: Pastoreando el corazón de tu hijo. Estoy seguro de que muchos lectores tienen este libro de Tedd Tripp. No solamente se trata de pastorear el corazón de los hijos, sino también de pastorear tú corazón como padre, en cuanto a lo que está pasando en nuestro corazón, en las partes que no estamos confiando, en donde no estamos siendo pacientes, en donde estamos perdiendo el control. Es lo que Dios necesita hacer tanto en nosotros como en nuestros hijos para santificarnos.
Si nosotros nos levantamos pensando que el día se trata de lo que yo les voy a enseñar a mis hijos, en vez de recordar, hoy Dios me va a enseñar muchas cosas a través de mis hijos. Él me va a enseñar algunas cosas hermosas y algunas que probablemente no lo sean; pero esto viene de la mano De Dios, y Él me ayudará.
Nancy: Esos niños son como papel de lija celestial.
Kevin: Oh sí, lijado grueso.
Nancy: Son un medio de gracia. Kevin, tú mencionaste esto acerca de las listas. No sé a quién se le ocurrieron, pero están por todos lados. También están en el ámbito cristiano y en los blogs. Probablemente algunas personas piensan lo mismo acerca del blog de Mujer Verdadera, o de tu blog. Hay tantas cosas por hacer si quieres ser bueno en lo que sea, cristiano, padre, madre, compañero, que vas a tener que poner atención a todo y estar alerta en todo.
A veces pienso en el efecto acumulativo de todos los comentarios en los blogs, o en los programas como este en el que tratamos de animar a la gente, pero creo que a veces puede resultar desalentador el pensar, no puedo estar al pendiente de todo lo que se está diciendoacerca de: Cómo alimentar a mis hijos, cómo aprovechar el tiempo, cómo los mantengo sanos y educados. ¿Ustedes enseñan a sus hijos en casa?
Trisha: No. Hicimos algo de eso en el pasado, pero ya no.
Nancy: E inclusive esa decisión y el reto que conlleva. Todo el mundo tiene algo que decir y te dejarán saber su opinión; sin embargo ustedes los están instruyendo. De los seis, tres son varones y uno más que viene en camino, ¿qué tipo de deportes practican y qué tan frecuentemente lo hacen?
Tengo una amiga que tiene cinco adolescentes. El mayor acababa de entrar a la universidad y él quería jugar fútbol colegial en una escuela cristiana. Les dijeron que sus hijos no podrían aplicar para una prueba de ingreso, si desde pequeños no habían estado en una liga para entrenarse.
Bueno, mi amiga y su esposo cuando sus hijos estaban pequeños... ellos hacían deporte, les encantaba. Pero tuvieron que tomar una decisión. ¿Vamos a hacer esto de poner a los chicos en ligas de fútbol? Evaluaron la situación y dijeron: «No vamos a hacer esto. Vamos a tener una familia». Así que ahora sus hijos asisten a la universidad y ni siquiera pueden intentar entrar al equipo de fútbol.
Pero me encantan sus corazones. Ellos dicen, ¿sabes qué? A nuestro hijo le hubiera encantado jugar fútbol colegial, pero nosotros preferimos que desarrollara su carácter y su amor por el Señor. No hay nada de malo con jugar fútbol colegial, pero nos alegramos de haber tomado esta decisión».
Fueron decisiones de acuerdo a nuestras prioridades. ¿Qué opinan ustedes de todas estas listas, todas estas cosas a las que se supone que la gente debe estar poniendo atención y hacer todo lo que tenga que ver con su familia? ¿Cómo procesan todo esto para que no se convierta en una atadura o en una trampa?
Kevin: Creo que mucho de esta locura nos la autoimponemos. Las cosas en verdad han cambiado desde hace algunas generaciones. Es decir, muy lejos de los tiempos en que «los niños son para ser vistos y no escuchados». Había algunas cosas que estaban mal a ese respecto en aquella época. No todo era «como en los buenos tiempos».
Pero ahora me encuentro con esta palabra que pienso describe perfectamente lo que estamos viviendo. Ya no tenemos patriarcados dirigidos por los hombres o padres, ni matriarcados. Ahora tenemos «niñotriarcados». Las reglas las hacen los niños. Nuestros hijos son los que están a cargo. Así que tienes padres cuyas vidas están siendo dirigidas por los horarios de los niños, por las demandas de los niños. Son todas las cosas acerca de las que se hablan.
Ya no pueden comer mas Fruit Loops. Si empiezan a comer a los cinco años, solo piensa como van a estar cuando tengan quince. En qué desastre van a estar metidos. Así que no pueden ni comer, ni beber este tipo de cosas. Y tienes que tenerlos en este grupo especial de fútbol antes de que empiecen a caminar, y tienes que ponerles la música de Baby Mozart desde que están en el vientre. Tienen que poner un límite a todas estas cosas.
Probablemente cada una de esas cosas nace de algunos buenos deseos, algunos buenos estudios y algunas sugerencias útiles. Pero el efecto acumulativo es pensar que mis hijos son tan increíblemente frágiles que si no hago todo bien los arruinaré. Y a la inversa, «mis hijos son tan inminentemente moldeables que si solo presiono los botones correctos, listo, tendré niños y niñas cristianos, hombres y mujeres exitosos y piadosos».
Nancy: Esto es determinismo cristiano.
Kevin: Así es, eso es exactamente. Este determinismo es dejado a la crianza.
Nancy: El cual, por cierto, no es cristiano.
Kevin: Sí. Quiero decir que mucha de la crianza cristiana es el último bastión del legalismo sobre todas las cosas que debemos hacer. Es este asumir que yo puedo crear al hijo. Si hago las cosas correctas, tendré el hijo correcto, si no hago las cosas correctas, entonces le he fallado a mi hijo.
Pienso que el evangelio nos da mucha libertad. Ciertamente existen muchas maneras de pecar en contra de nuestros hijos. No minimizamos eso. Pero yo encuentro la Biblia tan refrescantemente simple en lo básico.
- Debes enseñar a los niños a trabajar.
- Debes disciplinarlos.
- No debes exasperarlos.
- Debes llevarlos a la iglesia y decirles que Jesús les ama y orar con ellos.
Y después de algunos de estos fundamentos básicos, no hay una lista de cosas que hacer, o programas que seguir, o cosas que no debemos hacer, o tipos de educación que tenemos que seguir. Pienso que lo que Dios quiere para nosotros es que tengamos más libertad de la que estamos disfrutando ahora. Que el cereal que les estás dando a tus niños no los va a llevar hacia un camino inalterable que los dirija al cielo o al infierno. No es así.
Nancy: Así es. Cuando ustedes se casaron y empezaron a tener hijos casi inmediatamente tuvieron hijos, ¿se sentaron a platicar sobre cuáles serían sus prioridades o esto es algo que han ido descubriendo mientras el Señor les ha ido dando sus hijos?
Kevin: Desde mi perspectiva, con frecuencia le cuento a la gente que cuando me casé, descubrí que el matrimonio era más fácil de lo que pensé. Probablemente tiene mucho que ver con quien me casé. La crianza de los hijos, ha sido mucho más difícil de lo que pensé. No soy el padre que pensé que sería. Confío en que no estoy fracasando. Pero pienso que de acuerdo a nuestros ideales, mis ideales para este tiempo, los niños ya deberían tener el catecismo memorizado. Ya deberían saber varios pasajes de las Escrituras de memoria; estarían llevando a la gente a Cristo. Ideales, y en realidad estamos apuntando hacia cosas verdaderamente buenas, pero....
Nancy: ¿Fuiste tú ese tipo de niño?
Kevin: No. ¿Entonces por qué tengo esos ideales?
Nancy: Solo por curiosidad, porque pienso que tal vez tú eras así. ¿Eres de esas personas que les gustan mucho los libros?
Kevin: Sí, me gustan mucho, pero no era un niño modelo. Necesitas hablar con mis padres. No esperes que te cuenten historias asombrosas acerca de mí.
Pero yo tenía esas expectativas. Y no solamente me di cuenta que tengo que reconocer mis errores en la crianza y pedir perdón a mis hijos, sino que debo disciplinarlos, tener devocionales familiares, orar con ellos. Queremos sumar a sus vidas en ese sentido. Pero también darnos cuenta de que sus mayores problemas no se encuentran fuera de ellos sino dentro de ellos. Es su corazón el que es propenso a pecar. Y su mayor esperanza no somos nosotros, sino es el Señor, quien les ama. Nadie ama a nuestros niños más de lo que nosotros les amamos.
Así que estamos intentando amarlos. Estamos tratando de descubrir cómo son las cosas conforme vamos avanzando. Con frecuencia pienso en esta frase que escuché de Alistair Begg. Él dijo que estaba charlando con un hombre que decía que antes de tener niños, él tenía seis teorías y ningún niño. Y que ahora, él tenía seis niños y ninguna teoría. Y nosotros estamos más o menos igual. Pero aquí estamos tratando de arreglárnoslas, amándolos, equipándolos, disciplinándolos, enseñándoles acerca de Jesús y orando que el Señor sea fiel.
Trisha: Bueno, sí, yo diría que algunas de nuestras prioridades acaban de revelarse. En cuanto a la crianza de los hijos, yo pienso que hubiera dicho exactamente lo que tú acabas de decir. Es una lección de humildad y para mí ha sido de gran enseñanza. Me siento muy animada por personas que me recuerdan las Escrituras en donde dice que yo no puedo cambiar sus corazones, que no puedo moldearlos. Necesito el trabajo de Dios en sus corazones, y que yo estoy llamada a permanecer fiel primeramente a Dios y a seguirle. Y que Él está trabajando en mi corazón mientras yo estoy tratando de guiar a estos pequeños.
Creo que te abre los ojos y te enseña humildad porque no esperas esta dureza y la manera en que reaccionará el corazón del niño en esta situación. Así que constantemente estamos hablando sobre la educación. Este es uno de los temas más importantes, es de esas cosas que sientes que son de gran peso, y no quiero tomarlo a la ligera. No quiero llevar a mis hijos por un camino en el que se dejen influenciar por cosas equivocadas y se adapten a lo malo.
Kevin: Nuestras metas de alguna manera se han simplificado. Número uno: No quiero que mis hijos se hagan daño entre ellos. Este es uno de los objetivos con los que me desperté esta mañana, pues uno de nuestros hijos estaba encima de su hermana atando sus extremidades y ella pensaba que era parte de un juego. Más tarde ella vino estando atada y me dijo, «¿podrías liberarme?» No sé en realidad qué era lo que estaba pasando. Así que saberlo es uno de mis objetivos.
Nancy: Así que fallaste en ese objetivo.
Kevin: Sí, yo fallé en ese objetivo hoy porque estaba durmiendo. Segundo: Quiero que aprendan a leer y esperamos que crezcan en el aprendizaje como personas. Tercero: esperamos poder darles los mismos regalos que nos dieron nuestros padres, esos patrones que se han ido arraigando con el tiempo, como ir a la iglesia, orar, estar cerca de la Biblia y las Escrituras, estar con el pueblo de Dios. Y por último, el cuarto, sobre el que tenemos menos control y sin embargo es por el que más tenemos que orar, por un corazón sensible a las cosas de el Señor.
Nancy: No puedes hacer que esto suceda.
Kevin: Y si supieras cómo se pone el mayor de nuestros hijos; simplemente te das cuenta de la impotencia en eso. No puedo entrar ahí y cambiar su corazón. Puedo decir cosas, puedo orar por que tenga una actitud correcta, puedo orar por su corazón y rodearlo de todas estas cosas. Pero solo Dios puede cambiar su corazón.
Nancy: Es un trabajo del Espíritu, ¿no crees?
Kevin: Sí. Tú empiezas realmente a entender que la teología sobre la soberanía de Dios es real cuando miras a tus hijos. Uno dice: «no puedo hacer esto. Tiene que ser el Espíritu soplando donde Él quiera».
Nancy: Gracias Kevin y Trisha por estar aquí con nosotros en Aviva Nuestros Corazones. Sé que el programa de hoy será de gran ánimo para los padres –podemos anticipar como se irá liberando la presión de las agendas de los padres. Y mañana continuaremos conversando un poco más sobre el libro escrito por Kevin, «Superocupados» (les animo a buscarlo en su librería cristiana favorita).
Si no escucharon algunos de los programas anteriores de esta conversación, pueden encontrarlos en AvivaNuestrosCorazones.com. A través de nuestra página también puedes compartir fácilmente estos mensajes con otras personas.
Annamarie: ¿Cómo evitas convertirte en una farisea en tu propia casa? Kevin nos hablara acerca de esto en el próximo programa. Te esperamos aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Invitándote a tener una vida fructífera en Cristo, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de la Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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