Sorprendida en el desierto
Annamarie Sauter: ¿Debemos anticipar desiertos en nuestras vidas?
Nancy DeMoss de Wolgemuth: El desierto no es algo que debamos evadir, es necesario si quieres crecer. Recuerda que Dios tiene un propósito, Dios tiene un plan. Dios fue quien guió a Jesús al desierto. Dios fue quien guió a los hijos de Israel al desierto. Dios quiere encontrarse contigo en el desierto.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia Saladín.
La vida tiene una serie de patrones. Hay altas y bajas, y eso no es necesariamente algo malo. Estos patrones te pueden ayudar a crecer en fortaleza, así que prepárate para aprender cómo manejar «las bajas» así como «las altas», al Nancy continuar con la serie titulada, «Atravesando los desiertos de la vida».
Nancy: Hemos estado hablando acerca de todo esto de las experiencias del desierto y cómo llegan a nuestras …
Annamarie Sauter: ¿Debemos anticipar desiertos en nuestras vidas?
Nancy DeMoss de Wolgemuth: El desierto no es algo que debamos evadir, es necesario si quieres crecer. Recuerda que Dios tiene un propósito, Dios tiene un plan. Dios fue quien guió a Jesús al desierto. Dios fue quien guió a los hijos de Israel al desierto. Dios quiere encontrarse contigo en el desierto.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia Saladín.
La vida tiene una serie de patrones. Hay altas y bajas, y eso no es necesariamente algo malo. Estos patrones te pueden ayudar a crecer en fortaleza, así que prepárate para aprender cómo manejar «las bajas» así como «las altas», al Nancy continuar con la serie titulada, «Atravesando los desiertos de la vida».
Nancy: Hemos estado hablando acerca de todo esto de las experiencias del desierto y cómo llegan a nuestras vidas como hijas de Dios. Por qué Dios las trae, cómo son, qué podemos esperar, y no solo cómo sobrevivir, sino cómo prosperar en medio de esas experiencias de desierto en la vida.
Dijimos en la última sesión que Dios trae experiencias de desierto a las vidas de todos Sus hijos —no solo de algunos, sino de todos— y que cuando nos encontramos en un momento espiritualmente seco o en un tiempo de adversidad o dificultad, de prueba o tentación, no debemos pensar que Dios está enojado con nosotras o que Dios no nos ama. Esto puede ser una expresión de Su amor. Él está deseando moldearnos, formarnos, enseñarnos a caminar por fe.
Nosotras necesitamos experiencias de desierto en nuestras vidas. Si solamente vivimos en la cima de la montaña, y tú dices: «Eso sería genial». No, no sería genial. Habría muchas cosas acerca del corazón de Dios y de los caminos de Dios que nunca experimentaríamos si Dios no nos lleva a experiencias de desierto. Entonces, hablamos en la última sesión de que puedes esperar experiencias de desierto en tu vida seguidas frecuentemente de tiempos donde has experimentado una bendición inusual o una victoria espiritual o una gran experiencia espiritual o tiempos de abundancia. Parece que a menudo, los desiertos seguirán a estos tiempos.
Leímos en el pasaje de Marcos, capítulo 1, donde Jesús fue bautizado por Juan en el Jordán, y fue una gran experiencia espiritual. Dios habló desde los cielos. Dios envió al Espíritu Santo hacia abajo como paloma. Se abrieron los cielos, y Dios dijo: «Tú eres mi Hijo amado, en ti me he complacido» (Mar. 1:11). Él tuvo esta gran elevación espiritual. Este reconocimiento público de quien Él era.
Y entonces, «inmediatamente», dice la Escritura: «Enseguida el Espíritu le impulsó a ir al desierto. Y estuvo en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás; y estaba entre las fieras, y los ángeles le servían» (Mar. 1:12-13).
De esta manera vemos que Jesús tuvo este tiempo de gran bendición, de gran abundancia, de gran victoria espiritual, y entonces el Espíritu lo llevó o le impulsó a ir al desierto.
Ahora, Jesús no es el único que experimentó esto. Puedes ver este patrón en el Antiguo Testamento también. Te voy a pedir que abras tu Biblia en el libro de Éxodo. Y me dejes enseñarte cómo los israelitas tuvieron una experiencia similar, de hecho no solo una vez, sino varias veces. Vamos a Éxodo, capítulo 15, y mira este patrón. Es una cosa realmente increíble. Éxodo, capítulo 15, empecemos en el versículo 19. Y aquí llegamos a esta escena. El contexto es que los hijos de Israel habían sido librados de 400 años de esclavitud en Egipto. Dios había hecho estos increíbles milagros y envió todas esas plagas contra los egipcios. Dios finalmente quebrantó a Faraón y lo llevó a decir: «Fuera de aquí», y la gente salió, el pueblo salió.
Entonces cuando llegaron al mar Rojo, parecía tan imposible. ¿Cómo iban a cruzar? Montañas a la izquierda, montañas a la derecha, el mar Rojo frente a ellos, y detrás de ellos el ejército egipcio respirando sobre sus cuellos, parecía imposible. El pueblo estaba desesperado. Ellos clamaron a Dios, y Dios le dijo a Moisés qué hacer. Dios envió a los hijos de Israel por tierra seca través del mar Rojo.
Y leemos en el versículo 19 de Éxodo capítulo 15, que cuando «los caballos de Faraón con sus carros y sus jinetes entraron al mar, (siguiendo a los judíos), el Señor hizo volver las aguas del mar sobre ellos, pero la gente de Israel caminó en medio del mar sobre tierra seca».
¡Esta fue una experiencia asombrosa! Me refiero a que no estamos hablando de una docena de personas cruzando de puntillas a través de un riachuelo semihúmedo. Estamos hablando de dos millones de judíos con este muro de agua delante de ellos. Ellos no podían pasar, y Dios mueve ese muro, lo separa, lo divide, y hace a través de él un gran camino, y pone a cruzar a Israel. Detrás de ellos viene el ejército egipcio y las aguas chocaron contra ellos y los arroparon. Se trata de un gran drama.
¿Crees que estas personas en ese momento creyeron en el Señor? Claro que sí «¡Adelante, Señor! ¡Tienes a los egipcios! Ellos nos han tenido por 400 años. ¡Esta es una victoria increíble!» Son como todos esos cristianos recién convertidos que no pueden creer todo lo que Dios ha hecho por ellos. ¡Es tan emocionante, tan maravilloso, tan victorioso!
En el versículo 20 ellos están alabando al Señor.
«Y Miriam la profetisa, hermana de Aarón, tomó en su mano el pandero, y todas las mujeres salieron tras ella con panderos y danzas. Y Miriam les respondía: “Cantad al Señor porque ha triunfado gloriosamente; al caballo y su jinete ha arrojado al mar”» (vv. 20-21).
Este es un gran servicio de adoración. Me imagino a las personas aplaudiendo, cantando y danzando, están emocionadas. Hay gozo, fiesta, celebración. ¡Es increíble!
Ahora mira el versículo 22: «Moisés hizo partir a Israel del mar Rojo, y salieron...», ¿hacia dónde?, «...hacia el desierto...» En el desierto de Shur «...anduvieron tres días en el desierto y no encontraron...» ¿Qué dice tu Biblia? «...agua».
Ahora, ellos acaban de llegar de un montón de agua, el agua del mar Rojo, y Dios les había enseñado que Él podía controlar las aguas. Había agua en un lugar donde ellos no la querían. Ahora vienen al desierto y ellos necesitan agua para sobrevivir.
Una vez más, no estamos hablando de tan solo unas pocas personas, estamos hablando de millones de personas; madres, padres y abuelas, abuelos y niños pequeños y bebés. Y no hay agua. Ellos están en el desierto.
Y todo lo que tomó fue tres días, menos que eso. Ellos salen del mar Rojo, este lugar de gran victoria, ¿y cuál es el siguiente lugar al que Dios los lleva? Al desierto. Esto no es inusual.
Mira lo que pasó en el versículo 27 de Éxodo capítulo 15: «Llegaron a Elim, donde había doce fuentes de agua y setenta palmeras, y acamparon allí junto a las aguas».
Dios los llevó a un oasis. Dios suplió. Dios satisfizo sus necesidades. Dios demostró Su grandeza.
Y tú dices, «¡wow! Dios, estamos fuera de ese desierto. Felices de estar en este oasis». ¿Cuánto tiempo dura el oasis? Mira el siguiente versículo.
Capítulo 16, versículo 1: «Partieron de Elim, y toda la congregación de los hijos de Israel llegó...» ¿A dónde? «Al desierto de Sin, que está entre Elim y Sinaí, el día quince del segundo mes después de su salida de la tierra de Egipto».
Así que ellos no habían estado fuera de Egipto por dos meses antes de que llegara su segunda experiencia en el desierto. Y qué le siguió? Le siguió un tiempo en ese oasis. Tuvieron un gran tiempo. Tuvieron una gran celebración de la fidelidad de Dios y de la provisión de Dios. Y ahora están una vez más en el desierto.
Bueno, el capítulo 17, no vamos a leer sobre eso, pero es la historia de los hijos de Israel en Refidim, que era un lugar donde ellos experimentaron nuevamente gran bendición y gran abundancia. Esa es la historia que vemos en Éxodo 17, donde sacaron agua de la roca, donde Moisés golpeó la roca y el agua salió, y ellos vieron la milagrosa mano de Dios.
Era un lugar de gran victoria. Ahí fue que ellos lucharon contra los amalecitas. Recuerdas, esa es la historia donde Josué peleaba contra los amalecitas mientras Moisés alzaba los brazos, y Aarón y Hur se pusieron de pie y ayudaron a Moisés a sostener sus brazos en alto. Ellos vieron el poder de Dios. Vieron la gran victoria de Dios. La gran bendición, agua de la roca, el enemigo destruido. Ese es el capítulo 17.
Ahora, el capítulo 18 es un paréntesis, a continuación viene el capítulo 19. Éxodo capítulo 19, versículo 1, lo siguiente después de Refidim: «Al tercer mes de la salida de los hijos de Israel de la tierra de Egipto, ese mismo día, llegaron al desierto de Sinaí».
Tercer mes, tercer desierto. ¿Y qué precedió al desierto? Le precedió un lugar de inesperada bendición y victoria.
¿Estás viendo el patrón aquí? Liberación del mar Rojo, ellos entran a un desierto, sin agua. Dios provee ese oasis. El siguiente lugar, la siguiente parada es un desierto. Dios les da en Refidim una gran victoria. Obtienen agua de la roca y vencen al enemigo. ¿Cuál es la siguiente parada? El desierto.
Esto es parte de los caminos de Dios. Dios sabe que si nosotras solo tuviéramos victorias, abundancia y un montón de bendiciones, engordaríamos y nos haríamos impertinentes; nos volveríamos autosuficientes; sentiríamos que no lo necesitamos más. Nos estableceríamos y descansaríamos en nuestros laureles y pararíamos de orar. Pararíamos de alabar al Señor. Pararíamos de buscarlo para suplir nuestras necesidades.
Y Dios quiere hacernos dependientes de Él. Él quiere que recordemos que lo necesitamos, que no podemos vivir sin Él. Así que Él nos envía al desierto donde no hay agua. Es caliente, árido, estéril, seco, aislado, deshabitado, y todas estas cosas para que podamos estar en un lugar donde tengamos que clamarle a Él.
Otros han experimentado patrones similares en sus vidas. Estoy pensando en el profeta Elías en el Antiguo Testamento. ¿Recuerdas 1 Reyes, capítulo 18, donde él tuvo este increíble enfrentamiento con los profetas falsos de Baal? Fue difícil.
Había en ese momento una malvada reina, Jezabel, en el trono. Ella estaba matando a los profetas de Dios. Y los verdaderos profetas de Dios habían tenido que esconderse en cuevas, la gente estaba adorando a Baal, y los judíos estaban adorando dioses falsos.
Elías sale, y sale en representación de Dios, como probablemente algunas de ustedes han tenido que tomar una posición en nombre de Dios ya sea en su lugar de trabajo o en su escuela. Salen, y son solo tú y Dios. Y Elías vio a Dios enviar fuego del cielo. Me refiero a que Baal se suponía que era el dios del fuego. Pero Dios es el Dios del fuego, Jehová Dios. Y Dios envió fuego y superó y venció a los falsos profetas y a las personas que seguían a Baal y Dios demostró Su gran poder.
Y Elías, es un hombre de Dios. Él es el hombre del momento. Él es el profeta. Él es el que oró y todas estas cosas pasaron. Y piensas que ahora él es el gran predicador que todos deseaban que fuera a predicar a sus servicios, y él es el único que todos están siguiendo porque él es el hombre.
Pero Dios no quiere que él se vuelva orgulloso. Dios no quiere que él piense que él es la gran cosa porque Elías no es nada, es Dios quien lo hizo.
Así que en el próximo capítulo, ¿dónde encontramos a Elías? 1 Reyes, capítulo 19, él está en un desierto. Él está exhausto, desanimado, deprimido. Ha perdido la perspectiva. Le tiene miedo a la reina Jezabel. Este hombre acaba de ver el increíble poder de Dios, y ahora le tiene miedo a esta malvada mujer Jezabel. Tiene pensamientos suicidas. Él está orando para que Dios le quite la vida.
¿Cómo se puede pasar tan rápidamente de ser un héroe a ser un cero? El desierto sigue después o continúa, al tiempo de bendición y victoria.
He visto esto suceder una y otra vez en la vida de otros como también en mi propia vida. Estuve compartiendo correos electrónicos con una amiga y estuvimos dialogando acerca de una etapa en su vida donde ella experimentó esto. Cuando sucedió, yo más o menos sabía, pero realmente no le di seguimiento a todos los detalles. Esto sucedió hace varios años...
Su nombre es Michelle, y ella es la esposa de uno de los miembros de nuestro equipo de trabajo a nivel ministerial. Ella compartía un material con las hijas de los miembros de nuestro equipo. La princesa y el beso. Algunas de ustedes ya han escuchado sobre este material. Es algo que aquí en Aviva Nuestros Corazones hemos ayudado a desarrollar porque les enseña a las jovencitas lecciones sobre la pureza moral.
Mi amiga Michelle no tenía hijas. En ese momento ella solo tenía dos varones, dos niños pequeños. Pero, ella estaba ministrando a las hijas de los miembros de nuestro equipo. Ella vio el material, «La princesa y el beso» y dijo: «Me encantaría compartir esto con las hijas de los miembros de nuestro equipo de trabajo».
De modo que hace varios veranos, ella formó este grupo para estudiar el material con niñas entre siete y once años, alrededor de una docena de ellas. Ellas pasaron un tiempo maravilloso. Las madres estaban involucradas, las hijas estaban involucradas. Michelle estaba haciendo esto no solo porque ella no tenía hijas sino porque ella tenía el llamado, el corazón para trabajar con estas niñas en nuestro ministerio.
Fue un gran estudio. A las chicas les encantó. A las madres les encantó. Tuvimos esta ceremonia de cierre donde las madres oraron por sus hijas y las bendijeron. Todo el mundo estaba llorando y clamando. Fue tan precioso.
Luego grabamos algunos programas para Aviva Nuestros Corazones para hablar de todo esto. Michelle era como la punta de lanza de todo esto. Las personas estaban agradecidas y diciéndole cuán maravilloso había sido, y realmente fue maravilloso.
Dios realmente trabajó en el corazón de estas niñas y en su relación con sus madres. Fue muy dulce. Fue un gran tiempo. Duró aproximadamente ocho semanas. Dios obró. Todo el mundo estaba emocionado.
Bueno, pero hacia el final del estudio, Michelle se enteró que estaba embarazada por tercera vez. Recientemente ella me escribió y compartió conmigo la forma progresiva en que Dios la llevó de la cima de esa montaña espiritual que ella acababa de experimentar con estas niñas.
Ella me dijo, «estaba tan emocionada acerca de lo que Dios estaba haciendo a través del estudio de La Princesa y el beso, y de la ceremonia que hicimos». Y luego, ella se enteró que estaba embarazada y dijo, «yo estaba súper emocionada de pensar que quizás algún día Dios me pudiera bendecir con una hija a la cual le pudiera enseñar estas cosas y con la cual algún día pudiera pasar tiempos muy especiales». Ella ya tenía estos dos varones y ahora pensaba, «bueno quizás Dios me regala una hija». Lo cual Dios hizo.
Pero ella continuó diciendo, «el problema es que cuando estoy embarazada, los primeros cuatros meses son extremadamente difíciles». Esta joven se siente extremadamente mal, no solo son las náuseas matutinas. Ella pierde mucho peso y ella por naturaleza es bien pequeña.
Ella me dijo, «acabo de experimentar cosas tan emocionantes en el ministerio, y luego me puse tan mal que pensé que no podría seguir. Esto sucedió justo después del estudio bíblico, La Princesa y el beso. Ella está embarazada. Ella se siente mal, está perdiendo peso. Luego ella me compartió que por un par de meses estuvo muy deprimida; «me sentía tan sola, tan enferma, tan deprimida».
Trataba de clamar al Señor y luego casi me enojaba con Dios por hacer que mi cuerpo estuviera tan mal durante mi embarazo. Esto se mantuvo por semanas y me encontré en desesperación.
Ella fue bien honesta y le pregunté si podría compartir esto y me dio el permiso. Ella estaba tan emocionada acerca de todo lo que Dios hizo en su vida a través de todo esto, que ahora ella está dispuesta a que otros escuchen esta experiencia.
Ella me dijo: «En mi mente, en secreto, yo le estaba diciendo a Dios: “solo te pido que tomes a este niño, porque no quiero continuar así. Quiero mi vida de vuelta”».
Ahora, aquí tenemos a una joven que dos meses antes estuvo discipulando a todas estas jovencitas. Ella disfrutaba ser esposa, ser madre y ministrarles a estas niñas. Y llega esta experiencia de desierto a su vida, y se encuentra físicamente mal. Está en angustia. Teniendo que ser hospitalizada y durante este tiempo los doctores están tratando de sostenerla físicamente. Ella está vulnerable, agotada. Está exhausta.
Y ella se siente vulnerable porque ha pasado por este tiempo de grandes frutos y victorias ministeriales. No solo está decaída físicamente sino también emocionalmente. Ella está decaída espiritualmente, está desgastada, y llega a desesperarse.
Elías le oró al Señor, «toma mi vida». Michelle oró, «Señor toma este bebé». En medio de este desierto ella se encuentra enojada con Dios.
Ahora, gracias a Dios el Señor no dejó a Michelle en el desierto. Dios tampoco dejó a Su hijo en el desierto. Dios no dejó a Elías en el desierto. Y Dios no te dejará a ti en el desierto. Dios sabe por qué tiempo necesitas estar en ese desierto. Dios sabe lo que Él quiere hacer en tu vida en ese desierto. Dios hizo un trabajo muy dulce en la vida de Michelle. Voy a concluir eso en un momento.
Pero quiero que noten cuál es el patrón aquí. Espera que después de tiempos de grandes bendiciones, de productividad, de victoria y abundancia, te puedes encontrar en un tiempo de desierto. No te sorprendas. Que no te tome fuera de base.
Sabes que durante el verano vas al campamento bíblico. Haces este gran compromiso espiritual. Arrojas tus cosas al fuego. Pasas adelante, al llamado que se hizo al altar o lo que sea. Das un testimonio. Es maravilloso, estás en las nubes.
Pero luego, llegas a casa y enfrentas la vida real con padres reales y hermanas y hermanos reales y una escuela real y experiencias de trabajo reales. O escuchas estos programas de Aviva Nuestros Corazones, y Dios hace una obra maravillosa en tu vida. O las personas vienen a una conferencia de Aviva Nuestros Corazones, luego se van a la casa y encuentran que las cosas en sus hogares son un desastre.
Esa es la vida real. Estábamos en la cima de la montaña con Jesús. Pero ahora estamos viviendo con personas reales las cuales son un verdadero dolor de cabeza. Es el desierto. Y a menudo sigue luego de estos tiempos de gran abundancia.
El problema es, la razón por la que nos toma fuera de base, es porque pensamos que después de una gran experiencia espiritual o un tiempo de gran bendición, estamos esperando que las cosas se queden de la misma manera. No se puede quedar así hasta el cielo. ¡No hay desiertos en el cielo! Pero, entre ahora y después, habrá desiertos. Es una de las formas en que Dios obra.
No es un accidente. Dios no te ha abandonado. Él no te ha desamparado. El desierto no es algo que debamos evadir, es necesario si quieres crecer. Recuerda que Dios tiene un propósito, Dios tiene un plan. Dios fue quien guió a Jesús al desierto. Dios fue quien guió a los hijos de Israel al desierto. Dios quiere encontrarse contigo en el desierto.
Lo veremos en la medida en que continuamos en esta serie. Es en el desierto donde Dios va a revelar aspectos de Su gloria, de Su gracia y de Su corazón, los cuales no podrás ver de ninguna otra manera.
Así que el desierto puede convertirse en una bendición. Por eso es que te digo, no te resientas, no te resistas, no huyas, más bien abrázalo. Dale la bienvenida y recuerda que Dios no te abandonará en el desierto.
Estuve intercambiando correos electrónicos con mi amiga Michelle acerca de toda su experiencia en las últimas semanas. Luego que ella me contó acerca lo que ha atravesado, me describió cómo Dios la liberó del desierto. No voy a entrar en eso en este momento.
Pero ella dijo:
Dándole un vistazo rápido de aproximadamente un año. Yo tengo una preciosa niña, que había esperado durante esas semanas en las que dirigí mis niñas en La Princesa y el Beso. Me di cuenta que realmente Él es mi Rey, mi Abba Padre, mi gran doctor. Yo lo amaba y necesitaba de él desesperadamente, pero perdí de vista cuán grande es Él...
Es fácil hacer eso cuando te encuentras en un desierto. Es fácil olvidarse incluso de que Él está ahí. Pero recuerda que habrá un final. Dios tiene planes y propósitos contigo. Del otro lado del desierto conocerás algo de la gracia y de la gloria de Dios que quizás no habrías visto de otra forma.
Así que, si te encuentras en un tiempo de grandes bendiciones, victorias, frutos y abundancia eso está bien. Pero es bueno que sepas que probablemente vendrá un desierto. Y eso también está bien. Y si te encuentras en un desierto durante esta serie, se te recordará que no durará para siempre. Dios tiene un propósito. Dios tiene un plan. Él tiene un plan para ti a través de ese desierto. Dejemos que Dios cumpla ese plan y todo es parte de Su plan para hacerte más parecida a Jesús.
Annamarie: Nancy DeMoss de Wolgemuth regresará para orar. Ya sea que estés en una alta o baja de la vida, Nancy te ha estado dando una gran perspectiva.
Mientras las circunstancias de la vida nos llevan por altas y bajas, la Palabra de Dios siempre es confiable y firme. Puedes confiar en ella en todo tiempo. Y si te encuentras en un desierto emocional y te sientes sola, te animo a ver una serie de videos que tenemos disponibles para ti. Estos son los testimonios de mujeres, que al igual que tú y yo, han atravesado desiertos en sus vidas, y han visto a Dios obrar.
Visítanos en AvivaNuestrosCorazones.com, y encuentra el acceso a la serie de videos, «Dios aviva las naciones» en la transcripción de este programa.
El desierto puede ser un lugar de grandes tentaciones. Y mañana Nancy nos hablará sobre su propia experiencia. Ahora ella está de regreso para orar con nosotras.
Nancy: Señor, estoy tan agradecida de que Tú nos hayas dejado saber lo que Jesús pasó y lo que los israelitas pasaron, para que sepamos que cuando pasemos por nuestro propio desierto seguido a estos tiempos de grandes bendiciones, no hay nada malo en esto, hay algo bueno.
Tú nos has mostrado que ese es el patrón, y es el que necesitamos. Gracias Señor por los tiempos de oasis los tiempos de abundancia. Pero también quiero agradecerte por los tiempos en que pones todo eso a un lado y nos llevas a donde no hay agua, donde no hay una voz que nos hable donde no hay sentido de Tu presencia y donde solo tenemos que confiar.
Gracias por amarnos a través de esos tiempos. Gracias porque nunca nos dejas en los tiempos de desierto. Enséñanos lo que quieres enseñarnos a través de nuestros desiertos y que podamos parecernos más a Jesús, en el nombre de quien oramos, amén.
Annamarie: Atravesando los desiertos de la vida juntas, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras fueron tomadas de la Biblia de las Américas a menos que se indique otra fuente.
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