Sirve como el Salvador, día 7
Annamarie Sauter: Hoy en Aviva Nuestros Corazones…
Kim Wagner: El alma del servicio, es pasar tiempo con Dios.
Holly Elliff: Sin eso, perdemos el foco como le pasó a Marta. Tenemos un pequeño lema en nuestra casa, y es muy simple. Las personas siempre son más importantes que las cosas.
Kim: Debo escucharlo a Él para saber lo que Él quiere que yo haga y recibir todo de Él.
Kathy Helvey: Nuestra vida es nuestro ministerio a quien quiera que sea que toque. Pero si eso no lo está haciendo Dios, el fruto del Espíritu no puede manifestarse en nuestra vida para bendecir a otros.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Me parece que todos los días de mi vida hay una tensión entre mi intimidad con Cristo y vivir lo que es un corazón de sierva.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de …
Annamarie Sauter: Hoy en Aviva Nuestros Corazones…
Kim Wagner: El alma del servicio, es pasar tiempo con Dios.
Holly Elliff: Sin eso, perdemos el foco como le pasó a Marta. Tenemos un pequeño lema en nuestra casa, y es muy simple. Las personas siempre son más importantes que las cosas.
Kim: Debo escucharlo a Él para saber lo que Él quiere que yo haga y recibir todo de Él.
Kathy Helvey: Nuestra vida es nuestro ministerio a quien quiera que sea que toque. Pero si eso no lo está haciendo Dios, el fruto del Espíritu no puede manifestarse en nuestra vida para bendecir a otros.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Me parece que todos los días de mi vida hay una tensión entre mi intimidad con Cristo y vivir lo que es un corazón de sierva.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Estos últimos días hemos estado viendo algunos ejemplos bíblicos de servicio. Es un concepto que encontramos a lo largo de toda la Escritura, y vemos el ejemplo máximo de este en Jesús.
Hoy escucharemos a algunas mujeres con quienes Nancy tuvo la oportunidad de conversar acerca de esto. Participaron Holly Elliff, Judy Hurt y Kim Wagner. También escucharás a Kathy Helvey, quien partió a la presencia del Señor un tiempo después de participar en esta grabación, y fue una sierva hasta el final de sus días.
Aquí está Nancy iniciando con un ejemplo.
Nancy: ¿Cuántas de ustedes han tenido que llenar un currículum, o han ido a una entrevista de trabajo? Bueno, la mayoría de nosotras seguramente. Si tuvieras que llenar esa solicitud o el currículum, probablemente querrían saber tus cualificaciones para ese trabajo: Qué has hecho, qué sabes hacer, qué te hace pensar que puedes hacer ese trabajo…
Existen ciertos requisitos que debes buscar cuando vas a contratar a alguien. Si has elegido un esposo, aquellas de ustedes que están casadas, hubo ciertos requisitos que estabas buscando. Se buscan ciertas cualidades, se buscan ciertas cualidades en un líder. Cuando elegimos el presidente de nuestro país, por ejemplo, queremos que tenga ciertas cualidades. Cuando eliges un pastor para tu iglesia, quieres que él tenga ciertas cualidades.
Pero hoy quiero hablar, ya sea en el trabajo, o en la casa o en la iglesia, sobre una cualidad que determina si alguien va a ser realmente grande; de hecho creo que esta es la mayor cualidad para poner a alguien en el camino hacia la verdadera grandeza. Es una cualidad que probablemente no aparece en la mayoría de las solicitudes o en la mayoría de los currículums; de hecho creo que es una de las más ignoradas y de las menos comunes y una de las cualidades menos valoradas en nuestra cultura. Es una cualidad que no se encuentra muy a menudo en las personas en el lugar de trabajo, en los hogares o en las iglesias.
De hecho, para muchas personas en nuestra cultura, esta cualidad es algo que se desprecia, es algo que en realidad no se respeta, es algo que algunas personas encuentran hasta repulsivo, es una cualidad que a veces queremos que los demás tengan, pero no estamos tan ansiosas de tenerla nosotras mismas; y por supuesto estoy hablando de la cualidad de un corazón de sierva.
Si solicitas un trabajo en un restaurante de comida rápida o en alguna empresa local, no es algo que piensas poner en la parte superior de tu currículum: «Yo soy una sierva, yo soy una servidora, he desarrollado la cualidad del servicio».
No es algo que se considere impresionante; la gente quiere saber si eres un líder o si tienes logros, pero creo que el servicio, el tener un corazón de sierva, es imprescindible para tener un buen desempeño en cualquier rol que tengas en la vida.
En nuestra cultura estamos mucho más enfocados en el éxito que en servir, estamos más enfocados en celebridades que en siervos. Observa a las personas que están en las noticias, la gente que está en las revistas, esas son las celebridades, las estrellas, las personas que tienen todo tipo de logros, no solemos sacar a la luz a alguien porque es un gran servidor. A menudo los servidores son las personas que están detrás de la escena, no están en la mira, nadie los toma en cuenta. Son personas que no se dan a conocer. ¿Quién quiere ser una sierva? Queremos estar en la cima, queremos ser famosas.
Pero la Escritura tiene una perspectiva del servicio, de ser un siervo, que es exactamente lo contrario a la perspectiva del mundo. Y esto se debe a que la perspectiva de Dios sobre la grandeza es exactamente lo contrario de la perspectiva del mundo sobre la grandeza.
Hemos estado describiendo las cualidades de un corazón de sierva, lo que significa ser una sierva de Cristo y servir a los demás. Diakonos, sirviendo para las necesidades de los demás. He sido bendecida por tu corazón, Kathy, todavía tengo en mi congelador un pedazo de pan de guineo que apareció en mi puerta con una preciosa tarjeta tuya y estoy preparándome para disfrutarlo.
Kathy Helvey: Pensé que había permanecido allí un mes mientras estabas fuera.
Nancy: No, no fue así, y ese fue un detalle que se convirtió en algo muy especial, muy oportuno. He sido bendecida por las maneras en que las mujeres alrededor de esta mesa han sido siervas para mí y también para otros. ¿Quién viene a tu mente, cuando piensas en alguien que tiene un corazón de sierva? ¿Cómo has visto a alguien demostrar un corazón de sierva dentro del cuerpo de Cristo?
Kathy: La primera persona para mí es mi madre. Mi madre es un ejemplo perfecto de ello cuando nos reunimos: ¿A dónde vamos a cenar? ¿A dónde te gustaría ir? ¿Bueno, qué comeremos? ¿Qué les gustaría comer? ¿Qué tipo de empanadas haremos para Navidad? ¿De qué tipo les gustan?»
Nunca se preocupa por lo que ella quiere. Siempre piensa en todos los demás, y ahora que tiene ochenta y seis años de edad y tiene diferentes cosas en su vida… Ella vive sola, todavía maneja; ella visita los hogares de ancianos y empuja a las personas que están en silla de ruedas que son más jóvenes que ella y es una bendición para ellos.
Nancy: ¡Eso es precioso!
Holly: Tenemos una chica en la iglesia que se llama Sherry, y su marido es el líder de alabanza. Casi cada domingo, entre los dos servicios, ella cocina un desayuno caliente que lleva a la iglesia, de modo que los miembros del grupo de alabanza, que llegan muy temprano, puedan comer entre los servicios y disfrutar de su comida. Ella no quiere que nadie sepa que ella hace esto. Ella no obtiene recompensa por hacerlo, lo hace porque es una sierva y tiene un corazón de sierva.
En uno de nuestros seminarios de los grupos de alabanza, ella cocinó todas las comidas. Al final, todos dimos un poco de dinero para darle una ofrenda. Ella estaba avergonzada de que la lleváramos fuera de la cocina y la aplaudiéramos porque estaba más cómoda detrás de la escena, sirviendo. Ella estaba en su ambiente, estaba muy muy cómoda allí.
Kathy: Otra persona que viene a mi mente que hace poco entró a nuestra vida, es Judy Hurt, y ella se ha dedicado a cuidar a nuestra hija autista, Stephanie. Tres días a la semana ella sale a la comunidad con ella y hacen cosas diferentes. Pero Judy no solo cuida a mi hija. Ella va más allá. Ella la escucha y habla con ella. Piensa en diferentes tipos de cosas que pueden hacer juntas. Y le envía cartas y notas.
Pero ella nunca se dará cuenta, de este lado del cielo, la bendición que ella es para mí. Ella ha entrado en la vida de mi hija y ha bendecido nuestra vida como padres. No puedo pensar en una sola persona en la vida de mi hija de veintiún años, que haya tenido tan gran interés por ella y la haya amado y querido conocer realmente como persona.
El otro día me dijo, «Stephanie tiene la personalidad más hermosa». Pensé, «¿personalidad? ¿Has cavado tan profundo como para ver un poco de su personalidad? Ni siquiera puedo distinguirlo a veces, y yo soy su madre». Ella es una increíble bendición para mí, una increíble bendición.
Nancy: Y lo que nuestros oyentes no saben es que Judy está aquí en nuestra audiencia. Has venido aquí solo para escuchar, pero estás sentada aquí limpiándote las lágrimas. ¿Qué es lo que piensas de lo que Kathy acaba de compartir, de lo que significas para ella?
Judy Hurt: En realidad, ha sido una alegría increíble. La verdad es que no tenía ni idea como me iba a sentir cuidando de Stephanie. Cuando Kathy y yo comenzamos a hablar de esto, yo no la conocía, y las personas que me conocen saben que me encanta servir. Pero muchas veces sirvo porque es lo que quiero hacer, pero fácilmente puedo desviarme.
Cuando llegó esta oportunidad, vi que era del Señor. Era mucho más de lo que yo pensaba que iba a ser. Solo conocer a Kathy y… Es interesante porque en el mes de junio en una sesión de grabación de Aviva Nuestros Corazones, yo estaba sentada dos filas detrás de Kathy y recuerdo haber orado, «¡Señor, he disfrutado de Kathy tanto! Me encantaría llegar a conocerla mejor. ¿Hay alguna manera en que pueda llegar a conocerla mejor?»
Nancy: ¿Te has sentido presionada por este trabajo —te ha llevado fuera de tu zona de confort?
Judy: Sí. Recuerdo que las primeras veces que nos juntamos pensé, «¿cómo voy a hablar con esa niña? ¿Cómo voy a relacionarme con ella?»
Nancy: ¿Así que no tenías capacitación profesional para este tipo de trabajo?
Judy: No, definitivamente no, yo era la directora de preescolar en mi iglesia.
Kathy: Lo que me ha asombrado en tu cuidado de Stephanie es que tú no tienes una formación para esto; y tú, sin ni siquiera decirme, fuiste a una biblioteca y has consultado libros para conocer sobre el autismo, vídeos sobre el autismo, has leído artículos y has compartido algunas ideas maravillosas conmigo.
Nancy: Un verdadero corazón de sierva, no solo hace lo que es necesario, sino que va más allá.
Kathy: En varias ocasiones he llegado a casa y la ropa que había dejado en la secadora se encuentra doblada y acomodada en la canasta.
Fue muy interesante el día de Acción de Gracias. Siempre invitamos gente a casa para ese día.
Pensamos, «¿a quién invitaremos este año?» Estábamos pensando en distintas personas, y le dije a mi marido, a Stephanie y a mi hijo Robby de dieciséis años, «bien, ¿qué les parece a Judy y a su esposo, Kirk, para el día de Acción de Gracias?» Y Robby dijo, «bueno, por mí está bien, ya es parte de nuestra familia, ¿no?»
Robby llegó a casa un día y Judy estaba doblando ropa como si fuera una cosa normal. Robby quedó tan impresionado de que no solo cuidara de Stephanie, terminara su trabajo y se fuera, sino que ella estaba ahí siendo parte de la familia, un increíble corazón de sierva.
Judy: He descubierto que los momentos en los que obtengo mayor gozo en el servicio es cuando estoy totalmente fuera de mi zona de confort. Eso es porque estoy tan consciente de que no soy yo. Yo creo que cuando hacemos las cosas con la perspectiva adecuada y la motivación adecuada, hay un increíble gozo. No se trata solo de lo que obtengo, pero tengo la sensación de que la razón de lo que hacemos es para la gloria de Dios.
Nancy: Judy, lo que has dicho de forma tan hermosa ilustra lo que dijo Jesús cuando dijo que es más bienaventurado dar que recibir. Lo hiciste sonar como que realmente es un privilegio servir, como que es un honor servir, que es un gozo servir, que esto viene de Dios. Creemos que obtendremos gozo, si alguien viene a satisfacer nuestras necesidades, pero tú estás ilustrando ese poder de atender las necesidades de otros y esa es verdaderamente la manera en que encontramos gran gozo.
Holly: Creo que es un verdadero reto para las mamás, enseñar a sus hijos a tener corazones agradecidos. Tuvimos un suceso curioso esta semana con Jessica, nuestra hija menor. Ella había decidido hacer tarjetas para nuestros vecinos. Yo estaba leyéndolas. Nevó un poco ayer por la noche, lo cual es un gran problema en Little Rock. Un poco de nieve es un gran problema, y cuando ella se fue a dormir estaba nevando.
En la tarjeta les decía a nuestros vecinos, «han sido una bendición para mi vida. Gracias por ser nuestros vecinos». Asimismo, mencionó todos sus nombres, y les puso un cupón que decía: válida para palear nieve doce minutos. No sé cuánta nieve pensaba que iba a caer o cuánto podría palear en doce minutos, pero pensé que era muy bonito que ella decidiera poner un cupón para regalarles un trabajo.
Mientras meditaba en eso, pensé: Como mamás, la verdad es que nos encontramos ante la responsabilidad de modelar a nuestros hijos no solo que el servicio es una bendición y una cosa buena para otras personas, sino la actitud del corazón que tiene que ir junto con el servicio, que no me molesta como mamá el hecho de que tengo que lavar la ropa, que hacer la comida y niños que vestir.
Hay mamás que me han dicho, «solo necesito espacio, necesito tiempo para mí». Esto es cierto, pero lo que creo que necesitamos más, es más tiempo para el Señor, y si pasamos más tiempo con el Señor, muchas veces, Él nos dará lo que necesitamos en nuestro corazón para que podamos seguir sirviendo.
Kathy: Bueno Holly, lo que me viene a la mente es, cuántas veces hemos escuchado, o nos hemos sentido incluso, cuando nuestros hijos eran más pequeños, ¿y yo qué? No tengo una vida propia. Yo coincido contigo. En una ocasión, recuerdo a una madre joven que me preguntó, «¿qué harías de nuevo?»
Ella tenía tres hijos pequeños en el momento, los míos ya eran adolescentes. Ella dijo, «¿qué harías de nuevo si estuvieran pequeños?» Y lo que vino a mi mente de inmediato no fue: «Jugaría más con ellos. Los llevaría más al parque. Leeríamos más libros».
A pesar de que me habría gustado hacer más todas esas cosas, la cosa más importante que me vino a la mente fue que me gustaría haber pasado más tiempo de calidad con Dios. Porque como producto de pasar ese tiempo con el Señor vendría sabiduría, comprensión, gozo, paz y visión. No es que yo no haya pasado tiempo con el Señor, pero, ¡oh!, si pudiera hacerlo de nuevo, me gustaría asegurarme de que pasaría más.
Holly: Muchas veces estamos tan cansadas que no tenemos en nosotras la fuerza para hacer lo que Dios nos ha llamado a hacer. Ese tipo de habilidades sobrenaturales solo provienen de la presencia del Señor.
Nancy: ¿No es ese el punto de la historia de María y de Marta en Lucas capítulo 10? Marta no tiene la perspectiva que necesita. Ella no tiene el equilibrio, la estabilidad, la cordura. Su frustración y su distracción y el estar fuera de control emocionalmente es porque ella está descuidando lo que Jesús le dijo que su hermana había escogido y que era absolutamente necesario, sentarse a los pies de Cristo y escucharlo.
Si yo estoy sirviendo, incluso dentro de este ministerio, dando, enseñando, siendo líder del ministerio, escribiendo libros, haciendo estos viajes…pero si no estoy pasando ese momento a los pies de Jesús, voy a terminar como Marta. A menudo termino como Marta y así nos pasa a la mayoría de las mujeres.
Kim Wagner: Eso es tan cierto, Nancy, el alma del servicio es pasar tiempo con Dios.
Holly: Sin eso perdemos el foco como le pasó a Marta. Tenemos un pequeño lema en nuestra casa que es muy simple. Las personas siempre son más importantes que las cosas. Por lo tanto, no importa lo que haga si todavía tengo un corazón recto hacia las personas en mi casa, es algo que vale la pena. Si las cosas están dirigiendo mi vida de tal manera que no puedo amar a la gente cercana a mí, estoy fuera de equilibrio.
Kim: Es que no es correcto estar haciendo el ministerio si no estoy en primer lugar sentada a los pies de Jesús, consagrada a Él, escuchándolo a Él y obteniendo de Él la dirección para el ministerio. No necesito hacer otra cosa, debo escucharlo a Él para saber lo que Él quiere que yo haga y recibir todo de Él.
Kathy: Creo que alguien dijo una vez, tu ministerio es tu vida, y tu vida es tu ministerio. Por lo tanto, si estamos sentadas a los pies de Jesús, como María, y siendo ministradas por Él, no creo que tengamos que estar trabajando a tiempo completo, como muchas personas creen, para tener un ministerio o ser líder de un estudio bíblico.
Nuestra vida es nuestro ministerio a quien quiera que sea que toque. Pero como lo hemos dicho aquí, si eso no lo está haciendo Dios, el fruto del Espíritu no puede manifestarse en nuestra vida para bendecir a otros.
Holly: Uno de los peligros es que yo le dedique mi energía a alguien más que no sea de mi propia casa, y descuide lo que está pasando en mi casa y me dedique a las necesidades para el bien del ministerio en algún otro lugar donde puedo conseguir más reconocimiento de lo que recibiría en mi propia casa.
Kim: Esto me recuerda un día realmente triste, cuando un hombre se acercó a mi esposo y a mí para consejería matrimonial; él fue solo, sin su esposa y nos dijo: «Ella está tan ocupada dando estudios de Biblia. Ella dedica tanto tiempo durante el día a estudiar la Biblia, ir a grupos de mujeres y actividades de mujeres, que no tiene tiempo ni siquiera para cocinar en su casa».
Holly: Wao, qué triste. Creo que fue Elisabeth Elliot quien dijo, «no estés tan ocupada leyendo tu Biblia que no veas el polvo debajo de la cama». Yo creo que para alguien que es una esposa y madre, esa es una crítica muy balanceada.
Nancy: ¿Pero no creen ustedes que es una tensión constante? La presión para hacer las cosas, las tareas, cumplir con nuestros quehaceres y todas las cosas de nuestra agenda, y el deseo de nuestro corazón de tener una relación más íntima con Cristo. Me parece que todos los días de mi vida hay una tensión entre mi intimidad con Cristo y vivir lo que es un corazón de sierva.
Kathy: Creo que eso es muy cierto también, pero el motivo de por qué sirvo, por qué quiero ir y servir, a veces, no es muy puro. Quiero ir y servir para que me den una palmadita en la espalda. Quiero ir y servir para que me pueda sentir bien conmigo misma. Pero realmente ir y servir con el motivo puro de decir, lo estoy haciendo para Ti Señor, porque te amo. Y como Kim dijo, «quiero que esa persona te conozca. Quiero que esa persona vea a Jesús en mí».
Ese es un buen motivo en vez de yo querer el reconocimiento, querer sentirme bien.
Nancy: Me encanta esa canción de Steve Green que dice, «amar al Señor nuestro Dios es el corazón de nuestra misión, la fuente de donde brota nuestro servicio».
De nuestro amor hacia Él es de donde fluye nuestro servicio a los demás.
Holly: Y creo que eso es lo que hemos dicho de varias formas diferentes. Si no está fluyendo en primer lugar el amor a Cristo y lo que Él está haciendo en nuestras vidas, terminaremos enfocándonos en nosotras.
Kim: Y eso no es puro. Eso no es pura adoración.
Holly: Correcto.
Nancy: Eso es lo que hace que el servicio sea una carga.
Holly: Si nos enfocamos en nosotras.
Kathy: De esa manera, vamos a esperar que nos elogien, nos agradezcan, nos retribuyan. Todo se trata de mí.
Nancy: Ahí es donde el orgullo y el resentimiento se manifiestan.
Holly: Así es Nancy, como Marta en la cocina, golpeando el pan, diciendo, «¿por qué nadie me ayuda?»
Kathy: Con lo de Stephanie, en un momento dado, antes de que supiéramos que era autista, nos dijeron que «tenía trastorno generalizado del desarrollo. Lo han llamado TGD». Al ir creciendo en la vida cristiana, creo que hay tres cosas que me llevan lejos del Señor más que otra cosa: orgullo, desobediencia y desconfianza.
Creo que nosotras, como cristianas tenemos esta discapacidad que nos hace tropezar.
Holly: Así es, la tenemos. Y mientras estemos en estos cuerpos vamos a tener esta discapacidad.
Kathy: Y el orgullo es el primero que nos incapacita de tantas formas. Yo lo odio y Dios también. Recientemente, acabo de leer sobre Satanás cuando cayó del cielo, y la razón por la que esto sucedió fue por su orgullo. En esta porción de las Escrituras, hay siete razones por las que se le echó del cielo, y todas tienen que ver con el orgullo.
¿No es interesante que con lo que los seres humanos luchamos más es con nuestro orgullo, porque el enemigo ha estado alrededor desde el principio de los días sabiendo que este también era su problema?
Kim: Sabes, es que está en nuestra carne por la caída. Queremos manejar nuestras vidas. Nosotras deseamos ser Dios. Quiero decir que es la tentación que Satanás puso delante de Eva, porque esa fue la tentación en la que él cayó, el deseo de ser Dios. Su deseo de estar en control. Esa es la raíz del orgullo, y eso es lo que hay en nosotras.
Nancy: Tengamos en cuenta que Satanás fue un siervo de Dios en el cielo. Él estaba sirviendo al Señor. De cierta forma fue como el «director del coro» del cielo, y esta es una imagen de lo insidioso de nuestro servicio si estamos enfocadas en nosotras mismas.
Satanás dijo en esencia, ¿y no es esto lo que sucede en la iglesia a veces en los programas de música? «Yo quiero ser el principal. Quiero conseguir toda la atención. Quiero mi nombre en ese letrero luminoso. Voy a ser como Dios. Seré semejante al Altísimo». Él se exaltaba a sí mismo.
Y nosotras nunca somos más como Satanás que cuando estamos sirviendo por un deseo de ser reconocidas, y nunca somos más como Jesús que cuando servimos sin necesidad de reconocimiento, sin buscar nuestra reputación, solo queriendo dar la vida por Su bien y por el bien de otros.
Holly: Yo estaba con una de nuestras familias que tuvo un nuevo bebé esta semana. Mientras observaba a aquel pequeño totalmente indefenso…la antítesis de ese orgullo es lo que Jesús hizo cuando vino como un siervo, como un líder servidor, y se despojó de todo lo que tenía en el cielo de una forma muy humillante, como un bebé indefenso.
Y a lo largo de su vida, Él muestra exactamente lo contrario de lo que estamos hablando cuando hablamos de ese deseo de ser alabado, del deseo de ser el centro de atención. Él siempre, siempre estuvo ilustrando lo que significa liderar y ser un siervo al mismo tiempo. Lo podemos ver a lo largo de toda la Escritura.
Kathy: Una imagen perfecta de la humildad. ¿No es eso lo opuesto al orgullo? La humildad no significa destacar, ser reconocida. Cuando se ve de esta manera, lo que deseas no solo es ser humilde. Quieres asegurarte de que estás haciendo las cosas con el motivo correcto.
Annamarie: Qué conversación tan edificante hemos estado escuchando. Participaron de esta Holly Elliff, Judy Hurt, Kim Wagner, Kathy Helvey (ya fallecida), y Nancy DeMoss Wolgemuth.
Si te perdiste alguna de las enseñanzas anteriores en esta serie, te animo a buscarlas hoy en nuestro sitio web, AvivaNuestrosCorazones.com. Allí puedes escucharlas, descargarlas o leerlas. También las puedes compartir fácilmente con más mujeres a través de diversas plataformas.
En lo que resta de esta semana estaremos transmitiendo una conversación que no te querrás perder. Esta es parte de nuestras series Mujer Verdadera 365 a través de las cuales estamos caminando juntas a lo largo de la Escritura este año. ¡Acompáñanos! Y no olvides que la lectura bíblica para hoy en el reto es Lucas capítulos 17 y 18.
Adornando el evangelio juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
Serviremos al Señor, Para Su Gloria, Serviremos al Señor ℗ 2020 PSG.
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