Sirve como el Salvador, día 5
Annamarie Sauter: ¿Tienes algunas tareas aburridas en tu lista de pendientes? Estas pueden ser más importantes de lo que crees.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Al hacer la tarea más simple —si Dios te la ha asignado– no tienes idea de cuáles serán todas las repercusiones de tu fidelidad, al paso del tiempo, al llevarla a cabo.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy continúa en la serie titulada, Sirve como el Salvador. Si te has perdido algunos de los episodios anteriores, encuéntralos en AvivaNuestrosCorazones.com.
Nancy: Una vez más, el día de hoy hemos sido muy bendecidas y somos privilegiadas por las jóvenes que escuchan Aviva Nuestros Corazones. Estamos muy contentas de tener mujeres de todas las edades que escuchan este programa.
Creo que es especialmente oportuno que escuchen en el día de hoy, ya que estaremos hablando acerca …
Annamarie Sauter: ¿Tienes algunas tareas aburridas en tu lista de pendientes? Estas pueden ser más importantes de lo que crees.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Al hacer la tarea más simple —si Dios te la ha asignado– no tienes idea de cuáles serán todas las repercusiones de tu fidelidad, al paso del tiempo, al llevarla a cabo.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy continúa en la serie titulada, Sirve como el Salvador. Si te has perdido algunos de los episodios anteriores, encuéntralos en AvivaNuestrosCorazones.com.
Nancy: Una vez más, el día de hoy hemos sido muy bendecidas y somos privilegiadas por las jóvenes que escuchan Aviva Nuestros Corazones. Estamos muy contentas de tener mujeres de todas las edades que escuchan este programa.
Creo que es especialmente oportuno que escuchen en el día de hoy, ya que estaremos hablando acerca de un pasaje (Génesis capítulo 24), en el que observaremos a una joven en el proceso de ser seleccionada para convertirse en la esposa de alguien. Sé que la mayoría de ustedes –jóvenes– esperan ser la esposa de algún hombre algún día.
Hay algunas cosas realmente fabulosas aquí, principios y enseñanzas profundas en este capítulo del Génesis, y pienso que serán una bendición para ustedes a medida que piensan en el futuro que Dios tiene para ustedes respecto al matrimonio, pero aún así, este pasaje se relaciona a todas nosotras.
Bueno solo para retomarlo aquí. Hemos estado hablando en la última sesión acerca del siervo de Abraham (cuyo nombre creemos que era Eliezer). Abraham lo envió de vuelta al lugar, a la ciudad de donde él había venido, a unos 724 kilómetros de distancia, y le dijo que iba a buscar una esposa para su hijo, Isaac. El siervo, que para ese entonces era ya un anciano (había servido fielmente a Abraham, su Señor, por cincuenta años), inmediatamente fue hacer todo lo que se le pidió. Él tomó todo un séquito, diez camellos y todos los siervos y fue a buscar una esposa para Isaac.
Dijimos que Eliezer era una imagen de un siervo, de un siervo fiel. Él oró y dijo, «Señor, dame éxito en esta tarea, esto es lo que voy a pedir…» (Génesis 24:12, parafraseado). En sentido figurado, él sacó un vellón como en el caso de Gedeón.
Él dijo, «que sea la joven a quien yo le diga: Por favor, baja tu cántaro para que yo beba, y que ella responda: “Bebe. Y también daré de beber a tus camellos”, la que tú has designado para tu siervo Isaac; y por ello sabré que has mostrado misericordia a mi señor» (Génesis 24:14).
Aquí en Génesis 24:14, vemos que la principal característica que Eliezer estaba buscando en la esposa para Isaac era que tuviera un corazón de sierva, que no solo hiciera lo que se le pidiera, sino que hiciera más allá de lo que se le había pedido. Vayamos a este pasaje y veamos lo que pasó en respuesta a la oración de Eliezer.
Versículo 15: «Y sucedió que antes de haber terminado de hablar, he aquí que Rebeca, hija deBetuel, hijo de Milca, mujer de Nacor, hermano de Abraham...» Esta es una forma extensa de decir que esta joven, Rebeca, era la hija del sobrino de Abraham. Y tuve que pensarlo cuidadosamente ayer cuando estaba trabajando en esto.
El sobrino de Abraham tenía una hija llamada Rebeca. Esta joven, Rebeca, vino con un cántaro sobre sus hombros. Ella vino al pozo. Claro, Eliezer no sabía quién era ella. Había muchas jóvenes allí viniendo al pozo, muchas mujeres a sacar agua en ese momento, pero él se fijó en ella. Él ya le había pedido a Dios que lo dirigiera, ahora él tenía que confiar en que Dios realmente lo estaba dirigiendo.
El versículo 16 nos dice que la joven era muy atractiva en su apariencia. Bueno, para algunas personas esto ya sería suficiente, suficientemente bueno. ¡Ella es hermosa! ¿Qué más importa?
Les quiero decir que cuando la buena apariencia empieza a desvanecerse y el cabello empieza a ser canoso, y las arrugas empiezan a aparecer, y bueno, ustedes saben algunas de las otras cosas que pasan cuando uno envejece… Hay otras cosas mucho más importantes que la buena apariencia. Al envejecer, hay algunas cualidades que son mucho más duraderas que la belleza física.
No hay nada de malo con la belleza física, pero este siervo Eliezer, fue lo suficientemente sabio para saber que eso no era suficiente, que no era suficiente que ella fuera físicamente atractiva. Ella era atractiva, y era una doncella a quien ningún hombre había conocido. Así que era elegible para casarse, pero él quería más que eso.
Ella fue al pozo, llenó su cántaro, y se acercó. Ahora, permíteme intercalar algo aquí. La historia real en Génesis capítulo 24, es la guía providencial y el cuidado de Dios. Dios es el personaje principal en esta historia, pero Rebeca es uno de los personajes que Dios usa en toda esta historia, al igual que Eliezer.
A medida que la historia de Rebeca se desenvuelve más adelante en Génesis, veremos que definitivamente ella tiene sus defectos y sus fallas. De ninguna manera es una mujer perfecta, pero creo que sus acciones en este encuentro en particular (Génesis capítulo 24) ilustran lo que significa tener un corazón de sierva.
Versículos del 17-21: «Entonces el siervo (Eliezer) corrió a su encuentro, y le dijo: “Te ruego que me des a beber un poco de agua de tu cántaro”. Y ella le dijo: “Bebe, señor mío”. Y enseguida bajó el cántaro a su mano, y le dio de beber. Cuando había terminado de darle de beber, le dijo: “Sacaré también para tus camellos hasta que hayan terminado de beber”. Y rápidamente vació el cántaro en el abrevadero, y corrió otra vez a la fuente para sacar agua, y sacó para todos sus camellos. Entretanto el hombre la observaba en silencio, para saber si el Señor había dado éxito o no a su viaje».
Digo, ¡esta es una historia increíble! Permítanme de nuevo decirles a las jóvenes, que a medida que piensan en la persona que Dios tiene para ustedes para casarse algún día, ¿puedo animarlas a confiar en Dios para que Él dirija sus pasos? Si confían en Él, Él las dirigirá. Bueno probablemente Él no lo va a hacer de la forma como le pasó a Rebeca, pero a medida que hacen de esto un asunto de oración, deben saber que pueden confiar en Dios con esto.
No tienen que resolver esto solas. No tienen que salir corriendo a encontrar a un esposo, encontrar a un hombre. Pueden esperar en el Señor y... Rebeca está yendo al pozo este día. ¡Ella no tiene ni idea de lo que se va a encontrar! Pero Dios lo sabe, Dios lo tiene todo planeado, y pueden confiar en Dios mientras hacen lo que deben hacer en este momento.
Lo que ella debía hacer en ese momento era tomar agua y sacar agua del pozo. Ella solo estaba haciendo fielmente lo que Dios le había mandado hacer. En el proceso, Dios se movió en su vida para escribir esta historia, para unirla a Isaac. Me encanta ver la providencia de Dios y Su mano de esta forma y saber que podemos confiar en Él.
Así que, ¿cuáles cualidades de un corazón de sierva ven en esta joven mujer? Primero que todo, lo que noto en los versículos que acabamos de leer, ustedes pudieron darse cuenta de las palabras enseguida y rápidamente. Enseguida bajó el cántaro a su mano, rápidamente vació el cántaro, corrió a la fuente para sacar agua. Aquí tenemos una mujer que no anda arrastrando los pies. Ella no es perezosa. No es negligente. Se le pide que haga algo y se mueve y lo hace.
Y de nuevo, déjame preguntar, a medida que sirves en tu casa, a medida que sirves en tu escuela, a medida que sirves en tu trabajo, ¿te mueves? ¿Haces algo cuando te lo piden, o lo vas posponiendo? Bueno, lo haré cuando tenga ganas de hacerlo. Parte de tener un corazón de sierva es que te mueves, actúas y cuando yo digo rápidamente, no quiere decir que lo tienes que hacer de prisa, pero lo tienes que hacer inmediatamente, con diligencia.
Eliezer se dio cuenta de este hecho porque después en la historia, en el versículo 46, cuando él está contando toda la historia a la familia de ella, él recalca este detalle, que ella se había movido rápidamente. Así que él lo notó. Él estaba observando. ¿Es este el tipo de esposa que Isaac debería tener? Él nota que ella es rápida para servir.
Ella toma la iniciativa. Versículo 19: «sacaré también para tus camellos hasta que hayan terminado de beber». Nadie le pidió que hiciera eso, pero ella tomó la iniciativa de hacer algo más de lo que se le había pedido hacer. A algunas de nosotras no nos molesta servir mientras podamos hacer lo mínimo requerido.
Permíteme preguntarte, en tu casa, ¿haces lo mínimo requerido? O dices, ¿qué más puedo hacer? ¿Hay algo más en lo que pudiera servir, para ser una bendición? Rebeca fue más allá de lo que se le pidió.
Ahora bien, la cultura en el Medio Oriente pedía que se le mostrara hospitalidad a los extraños, pero no se pedía que ella fuera hospitalaria con los camellos. Esto no era un requerimiento. Ella hizo más de lo que se le pidió. Ella fue generosa. Ella estaba sirviendo sin ningún resentimiento. Ella fue amable con los extraños. Ella fue trabajadora. Y todo eso es parte de tener un corazón de sierva.
¿Cuántos camellos tenía Eliezer con él? Tenía diez camellos. Ayer leí en un comentario que un camello sediento, un camello sediento que ha estado en un largo viaje puede tomar hasta (40 galones) 151 litros de agua. Ella tuvo que sacar toda esa agua a mano, como (400 galones) 1,510 litros de agua. Ella les dio de beber a todos esos camellos.
Vemos otra cualidad en la vida de esta mujer, que tiene un corazón de sierva. Ella sirve sin expectativa de recompensa o ganancia o qué es lo que ella va a recibir a cambio. Bueno ella sí termina obteniendo joyería y un esposo de todo esto, pero ella no sabía esto al principio.
A largo plazo, los siervos siempre serán honrados. Los siervos fieles. Pero tú no sirves por el honor, tú sirves simplemente por el honor de servir, de hacer lo que has sido llamada a hacer. Ella obtuvo la recompensa después de que sirvió.
Versículos 22-25: «Y aconteció que cuando los camellos habían terminado de beber, el hombre tomó un anillo de oro que pesaba medio siclo y dos brazaletesque pesaban diez siclos de oro, y dijo: “¿De quién eres hija? Dime, te ruego, ¿hay en la casa de tu padre lugar para hospedarnos?”Ella le respondió: “Soy hija de Betuel, el hijo que Milca dio a luz a Nacor”.Y le dijo además: “Tenemos suficiente paja y forraje, y lugar para hospedarse”».
Aquí está otra cualidad en esta mujer, una cualidad de un corazón de sierva. Ella es amable. Ella es hospitalaria. Ella comparte su casa. Ella sabe que su familia recibirá bien a este extraño, y ella es rápida para tender la mano y decir, «usted es bienvenido». Ahora bien, cuando llega una visita inesperada, y recuerden que no era solamente Eliezer, era todo su séquito (diez camellos, y esto significa que también hubo otros siervos con ellos), esto va a ser…bueno, diez camellos y un grupo de siervos que lleguen a tu casa para la cena no es una tarea sencilla, pero ella tiene un corazón de sierva.
Cuando tienes un corazón de sierva, te las ingeniarás para hacerlo. Tú pensarás, «¿cómo puedo ser amable? ¿Cómo puedo ministrar a las necesidades de las personas involucradas?» Esta mujer demuestra esto. Eliezer se da cuenta de que Dios ha hecho esta búsqueda exitosa.
Así que los versículos del 26-28 dicen:
«Entonces el hombre se postró y adoró al Señor, y dijo: “Bendito sea el Señor, Dios de mi señor Abraham, que no ha dejado de mostrar su misericordia y su fidelidadhacia mi señor; y el Señor me ha guiado en el camino a la casa de los hermanos de mi señor”. La joven corrió y contó estas cosas a los de la casa de su madre».
Rebeca tenía un hermano que se llamaba Labán. Él aparece en este punto de la historia pero después juega un papel más importante, y ahora vamos al versículo 32.
«Entonces el hombre (el siervo Eliezer) entró en la casa, y Labán descargó los camellos y les diopaja y forraje, y agua para lavar los pies de él y los pies de los hombres que estaban con él. Entonces la comida fue puesta delante de él para que comiera».
¡Apuesto que esta era una comida que él estaba realmente listo para disfrutar! ¡Misión cumplida! Hemos cumplido nuestro propósito. Al parecer el Señor me ha dirigido a la mujer que debe ser la esposa de Isaac. Pero él dijo, «tengo algo que hacer antes de comer». Puede ser que él haya estado hambriento. Puede ser que él estuviera listo para esta gran comida casera.
«Pero él dijo, “no comeré hasta que haya dicho el propósito de mi viaje”. Y Labán le dijo: “Habla”» (v. 33).
Así que Eliezer, quien también es el siervo que estamos viendo en este pasaje, se mantiene enfocado en su propósito. Él no olvida por qué está ahí. Él no se desvía de su objetivo, está comprometido a completar su misión, su tarea. Él cree que Dios lo ha dirigido hacia la mujer correcta, pero ella todavía no sabe por qué está él ahí. Ella todavía no ha dado su aprobación a todo esto, hasta que todo esté resuelto, él dice, «necesito mantenerme enfocado, no puedo desviarme».
Así que en el versículo 34, él dice: «Soy siervo de Abraham», y empieza a contar su historia a la familia de Rebeca. De nuevo, ¿cómo se presenta él mismo? No como quien él es, sino a quien le sirve, él sabe su posición, él conoce su lugar. Su trabajo no es que ellos recuerden quién es él o promoverse a sí mismo aunque él era el jefe de personal de la casa de Abraham. Él está promoviendo a su señor. No es su agenda, es la agenda de su señor, y todo lo que este siervo está tratando de hacer es cumplir los deseos de su señor.
Cuando estaba estudiando este pasaje, recordé ese pasaje en el Evangelio de Juan donde Juan el Bautista le dijo al Señor Jesús, «Él es el grande, yo no soy el cumplimiento de las promesas del Antiguo Testamento. Yo solo soy llamado a testificar de Él. No importa si sabes quién soy yo. Necesitas contemplarlo. Él debe crecer y yo debo disminuir». Ese es el corazón de un siervo.
Yo soy una sierva de Dios, el nombre de Nancy DeMoss no importa. Lo que yo haga, quién soy, los planes que tenga, cuál sea mi agenda…realmente no importa. Lo que importa es que sirvo al Señor y que Él se lleve todo el crédito, la gloria y la magnificencia.
Así que empezando en el versículo 35 hasta el versículo 48, el siervo le cuenta a la familia de Rebeca la historia completa: por qué está ahí, la misión en la que se encuentra, cómo había orado, lo que acababa de pasar en el pozo. Entonces él dice en el versículo 49:
«Ahora pues, si habéis de mostrar bondad y sinceridad con mi señor, decídmelo; y si no, decídmelo también, para que vaya yo a la mano derecha o a la izquierda».
Es como, «ni siquiera me voy a quedar a cenar si este no es el lugar donde debería estar. Mi misión no es comer. Mi misión es encontrar una esposa para Isaac. A eso he venido, eso he venido a hacer. Necesito saber, ¿la van a dejar irse conmigo? La única razón por la que estoy aquí es para cumplir con las instrucciones de mi señor».
¿Y no es fácil desviarse algunas veces, olvidar lo que estamos supuestos a hacer y por qué estamos aquí? Muchos cristianos que conozco, a veces yo misma también, andamos a la deriva por la vida haciendo cualquier cosa divertida o interesante o lo que sea que esté en nuestro programa, lo que sea que esté en nuestra agenda, y nos olvidamos, ¿qué es lo que Dios me ha llamado a hacer en esta etapa de mi vida?
Si tú eres una mamá, Dios te ha llamado a educar a esos niños. Si tú eres una esposa, Dios te ha llamado a bendecir, a servir y satisfacer las necesidades de tu esposo, ser una cuidadora de tu hogar. Ese es el llamado de Dios. Cuando tú haces eso, estás sirviendo al Señor. No te distraigas. Conozco a muchas esposas que pasan mucho tiempo haciendo cosas que les roban tiempo a sus esposos y a sus hijos. Se les ha olvidado lo que se les ha llamado hacer.
Y en el día de hoy tenemos jóvenes que nos escuchan que son estudiantes. Si tú eres estudiante en este momento, ese es el llamado de Dios para tu vida. No te desvíes. Ahora bien, eso no significa que no harás otra cosa durante tus años en la preparatoria, pero Dios te ha llamado a ser una estudiante, sé fiel en eso. Esa es la forma como sirves al Señor.
Si tú eres una hija en tu hogar, Dios te ha llamado a ser una bendición para tus padres, para tus hermanos. Tú dirás, «¿quién querría hacer eso?» La sierva de Dios. Esa es la manera en que experimentarás bendición en tu vida, cumpliendo cualquier cosa que Dios te haya dado para hacer en cualquier etapa de la vida en que estés.
Y en los versículos 50-51 leemos:
«Labán y Betuel respondieron, y dijeron: “Del Señor ha salido esto; no podemos decirte que está mal ni que está bien. He aquí, Rebeca está delante de ti, tómala y vete, y que sea ella la mujer del hijo de tu señor, como el Señor ha dicho”».
Bueno, cuando lees este pasaje por primera vez, quizás pienses, «¿están tratando simplemente de deshacerse de esta joven?» Como, «¡ten, tómala, vete!» No creo que ese sea el caso. Creo que ellos simplemente se dieron cuenta, como Eliezer había contado esta historia, no había duda de que Dios estaba en esto. No había duda de que Dios había estado dirigiendo, no había duda de que Dios de manera providencial lo había llevado aquel día allí. ¿Qué podemos decir? Dios está en esto, así que eso es lo que necesitas hacer.
«Y sucedió que cuando el siervo de Abraham escuchó sus palabras, se postró en tierra delante del Señor... Después él y los hombres que estaban con él comieron y bebieron y pasaron la noche ahí. Cuando se levantaron por la mañana, él dijo: “Enviadme a mi señor”, (es hora de irme) pero el hermano y la madre de ella dijeron: “Permite que se quede la joven con nosotros unos días, quizá diez; después se irá”. Y él les dijo: “No me detengáis, puesto que el Señor ha dado éxito a mi viaje; enviadme para que vaya a mi señor”» (vv. 52-56).
¿Ves qué tan determinado está este hombre a cumplir lo que se le ha pedido? Él pudo haberse quedado y disfrutar unas vacaciones de diez días allí en Mesopotamia, un viaje lejos de casa, buena comida. No, él dijo, «eso no es lo que he venido a hacer, yo fui enviado en una misión. No hay razón para quedarme aquí más tiempo. Necesito regresar con mi señor».
En los versículos 57-58 leemos:
«Y ellos dijeron: “Llamaremos a la joven y le preguntaremos cuáles son sus deseos”. Entonces llamaron a Rebeca y le dijeron: “¿Te irás con este hombre?” Y ella dijo: “Me iré”».
Así que aquí está esta joven mujer dispuesta a dejarlo todo: su país, su familia, sus padres, sus hermanos. ¡Ella está lista para dejarlo todo e irse con este hombre que acaba de conocer un día antes, para casarse con un hombre que ella nunca ha visto ni conocido, a 724 kilómetros de distancia!
Ahora, permítanme solo decirles jóvenes, es mejor que estén seguras de que Dios está en medio de esto, antes que hagan algo como eso. Sin embargo, es claro que Dios estaba dirigiendo esto, que Dios estaba detrás de todo esto. Ella dijo, «yo soy una sierva, voy, es mi llamado, estoy lista, iré».
Versículo 59: «Y enviaron a su hermana Rebeca y a su nodriza con el siervo de Abraham y sus hombres... Y se levantó Rebeca con sus doncellas y, montadas en los camellos, siguieron al hombre. El siervo, pues, tomó a Rebeca y partió» (vv. 59-61).
Los dos, Rebeca y Eliezer a través de este viaje demuestran el corazón de un siervo, un corazón de sierva. En los versículos del 62 al 67, verás que ellos regresan a casa donde Abraham vive. Isaac y Rebeca se casan. ¡Misión cumplida! El siervo ha completado la misión a la que se le envió. Él no se detuvo hasta completar su misión, después Eliezer sale de la escena. Ya no escucharás de él otra vez. Nunca leerás acerca de él otra vez. Él ha cumplido su misión como siervo.
Su misión no fue quedar registrado en libros de la historia. No era forjar un nombre para él mismo. Su propósito fue realmente esencial porque Rebeca, al casarse con Isaac, se convirtió en una mujer clave en todo el plan redentor de Dios para traer el Mesías quien al final vendría del linaje de esta familia.
Al hacer la tarea más simple –si Dios te la ha asignado– no tienes idea de cuáles serán todas las repercusiones de tu fidelidad, al paso del tiempo, al llevarla a cabo. Cuando sirves fielmente en cualquier ámbito, en cualquier situación de la vida, en cualquier etapa de la vida en la que Dios te haya puesto, cuando tú sirves fielmente, no sabrás cómo, tal vez pasen meses, años o aún generaciones, tus hijos, tus nietos, quizás sus hijos puedan cosechar las bendiciones de tu fiel obediencia.
Así que en Eliezer vemos un ejemplo de la primera palabra griega que usamos hace unos días: doulos, un siervo. Él sirvió a su señor como nosotras servimos a nuestro Señor; sirvió fielmente toda una vida de servicio.
Entonces en Rebeca vemos, yo creo, un ejemplo de esta otra palabra griega que aprendimos: diakonos, sirviendo para ministrar las necesidades de los demás. Esta joven, al tener un corazón de sierva, siendo rápida para servir, observando las necesidades y teniendo iniciativa, dijo, «¿en qué puedo ayudar? ¿Cómo puedo servir?» Al servir a Eliezer (un completo extraño), demostró ser apta para ser una buena esposa, para ser la esposa de Isaac. Ese era el requisito que Eliezer estaba buscando.
Ese es el requisito que Dios está buscando en nosotras como mujeres. ¿Tienes un corazón de sierva? ¿Eres una doulos del Señor Dios, Su esclava? ¿Y eres diakonos, estás sirviendo para ministrar las necesidades de aquellos a tu alrededor? Eso es lo que hace la verdadera grandeza.
Annamarie: Nancy DeMoss Wolgemuth nos ha estado dando una perspectiva bíblica de la grandeza. No servimos para ser honradas, sino que reconocemos que es un honor servir como nuestro Salvador nos ha llamado a servir.
Si ha venido a tu mente algo que a lo mejor has estado evitando, pero que es una manera en la que Dios quiere que sirvas en este día, te animo a tomar esa oportunidad de ministrar las necesidades de otra persona. Y mañana, asegúrate de acompañarnos para la continuación de esta serie titulada, Sirve como el Salvador.
Adornando el evangelio juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
La lectura para hoy en el Reto Mujer Verdadera 365 es Lucas capítulos 13 y 14.
Todas las Escrituras son tomadas de la Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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