Sirve como el Salvador, día 1
Annamarie Sauter: ¿A voluntad de quién sirves? ¿De ti misma? ¿De tus amigos? ¿De la cultura? ¿A quién buscas agradar?
Nancy DeMoss Wolgemuth: Cuando hablamos de los cristianos siendo doulos, siervos, esclavos, ¿quién es nuestro amo? Nuestro amo es Jesucristo. Esta es una imagen de nuestra relación con Jesús como nuestro Señor.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Muchas de nosotras vivimos tratando de crear biografías impresionantes, pero hay algo muy importante que olvidamos con demasiada frecuencia—el concepto del servicio. En la serie a la que damos inicio hoy, Nancy nos trae una perspectiva del tipo de grandeza que debemos perseguir en el reino de Dios.
Nancy: ¿Cuántas de ustedes han tenido que llenar un currículum, o han ido a una entrevista de trabajo? Bueno, la mayoría de nosotras seguramente. Si tuvieras que llenar esa solicitud o el …
Annamarie Sauter: ¿A voluntad de quién sirves? ¿De ti misma? ¿De tus amigos? ¿De la cultura? ¿A quién buscas agradar?
Nancy DeMoss Wolgemuth: Cuando hablamos de los cristianos siendo doulos, siervos, esclavos, ¿quién es nuestro amo? Nuestro amo es Jesucristo. Esta es una imagen de nuestra relación con Jesús como nuestro Señor.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Muchas de nosotras vivimos tratando de crear biografías impresionantes, pero hay algo muy importante que olvidamos con demasiada frecuencia—el concepto del servicio. En la serie a la que damos inicio hoy, Nancy nos trae una perspectiva del tipo de grandeza que debemos perseguir en el reino de Dios.
Nancy: ¿Cuántas de ustedes han tenido que llenar un currículum, o han ido a una entrevista de trabajo? Bueno, la mayoría de nosotras seguramente. Si tuvieras que llenar esa solicitud o el currículum, probablemente querrían saber tus cualificaciones para ese trabajo. ¿Qué has hecho? ¿Qué sabes hacer? ¿Qué te hace pensar que puedes hacer este trabajo?
Tal vez has estado en una posición, como yo, de contratar a alguien para trabajar en tu compañía o en tu empresa o en la organización donde trabajas y quieres saber de ese solicitante, ¿qué cualificaciones tiene? ¿Puede hacer este trabajo? Existen ciertos requisitos que debes buscar cuando vas a contratar a alguien.
Si has elegido un esposo, aquellas de ustedes que están casadas, hubo ciertos requisitos que estabas buscando. Es probable que desde el momento en que tenían como cuatro años de edad tenían ya una idea: «Así es como quiero que sea el hombre con quien me case. Estos son los requisitos». Se buscan ciertas cualidades.
Se buscan ciertas cualidades en un líder. Cuando elegimos el presidente de nuestro país, por ejemplo, queremos que tenga ciertas cualidades.
Cuando eliges un pastor para la iglesia, quieres que él tenga ciertas cualidades. Si vas a tener un matrimonio exitoso, en la preparación para el matrimonio, hay ciertas cualidades que debes exhibir en ese matrimonio. Hay ciertas cualidades que necesitan en una iglesia y en las personas en una iglesia si van a tener una iglesia saludable y funcional.
Pero hoy quiero hablar, ya sea en el trabajo o en la casa o en la iglesia, sobre una cualidad que determina si alguien va a ser realmente grande. De hecho, creo que esta es la mayor cualidad para poner a alguien en el camino hacia la verdadera grandeza. Es una cualidad que probablemente no aparece en la mayoría de las solicitudes o en la mayoría de los currículos. De hecho, creo que es una de las más ignoradas y de las menos comunes, y una de las cualidades menos valoradas en nuestra cultura.
Es una cualidad que no se encuentra muy a menudo en las personas en el lugar de trabajo, en los hogares, o en las iglesias. De hecho, para muchas personas en nuestra cultura, esta cualidad es algo que se desprecia. Es algo que en realidad no se respeta. Es algo que algunas personas encuentran hasta repulsivo. Es una cualidad que a veces queremos que los demás tengan, pero no estamos tan ansiosas de tenerla nosotras mismas.
Y por supuesto, estoy hablando de la cualidad de un corazón de sierva. El servicio es algo que no oímos mucho hoy en día. No es necesariamente algo que se considera impresionante. Si solicitas un trabajo en un restaurante de comida rápida o alguna empresa local, no es algo que piensas poner en la parte superior de tu currículum: «Yo soy una sierva, soy una servidora. He desarrollado la cualidad del servicio».
No es algo que se considera impresionante. La gente quiere saber si eres un líder, o si tienes logros, pero creo que el servicio, el tener un corazón de sierva, es imprescindible para tener un buen desempeño en cualquier rol que tengas en la vida.
En nuestra cultura estamos mucho más enfocados en el éxito que en servir. Estamos más enfocados en celebridades que en siervos. Observa a las personas que están en las noticias, la gente que está en las revistas, esas son las celebridades, las estrellas, las personas que tienen todo tipo de logros.
No solemos sacar a la luz a alguien porque es un gran servidor. A menudo, los servidores son las personas que están detrás de la escena. No están en la mira. Nadie los toma en cuenta. Son personas que no se dan a conocer.
¿Quién quiere ser una sierva? Queremos estar en la cima. Queremos ser artistas. Queremos ser famosas.
Pero la Escritura tiene una perspectiva del servicio, de ser un siervo, que es exactamente lo contrario a la perspectiva del mundo. Esto se debe a que la perspectiva de Dios sobre la grandeza es exactamente lo contrario de la perspectiva del mundo sobre la grandeza.
Ahora vamos a dar una pequeña lección de griego, muy simple, porque yo no sé mucho griego. (En realidad, mis antepasados fueron griegos, pero yo no hablo griego). Pero vamos a dar una pequeña y sencilla lección de griego en esta serie. Vamos a hablar de dos palabras diferentes en el Nuevo Testamento en el griego que al abrir tu Biblia en español las encontrarás traducidas como siervo o servir.
Hay dos grupos de palabras importantes en el Nuevo Testamento en griego que se han traducido como siervo. Queremos ver la primera de estas dos palabras en el día de hoy y es la palabra doulos (d-o-u-l-o-s). La palabra se traduce a menudo como esclavo o siervo.
A veces, en sus biblias, según la traducción, será traducido siervo. ¿Has visto esa palabra, siervo? Es la palabra doulos. Esta es la palabra más común para siervo en el Nuevo Testamento, y se refiere a alguien que está en una relación permanente de servidumbre con su amo. Su voluntad se consume totalmente en la voluntad de su amo. Es una relación permanente, es una relación de servidumbre total.
Ahora bien, el concepto de doulos o de esclavo o siervo, se encuentra por primera vez en el Antiguo Testamento en el libro del Éxodo. Si tienes tu Biblia, te animo a abrirla en Éxodo capítulo 21. Aquí es donde Dios está dando a los judíos las leyes de cómo deben funcionar como una nación, las leyes civiles, las leyes relacionales, las leyes de empleo, leyes prácticas para trabajar juntos como una nación.
En Éxodo capítulo 21 en el versículo 2, Dios introduce el concepto de lo que en el Nuevo Testamento se llama un doulos, un siervo. Éxodo capítulo 21 versículo 2 dice: «Si compras un siervo hebreo (un esclavo), te servirá seis años, pero al séptimo saldrá libre sin pagar». En otras palabras, no se puede tener un esclavo, alguien que está sirviendo de forma permanente, no puedes tenerlo como tu esclavo para siempre. Tienes que dejarlo ir en seis años.
A veces las personas eran pobres y se vendían a sí mismas a otra persona para poder tener un trabajo. A veces los esclavos estaban mejor atendidos y sus necesidades eran mejor satisfechas, tenían un ingreso, tenían un lugar para vivir y eran alimentados. Así que para pagar sus deudas o para poder pagar sus cuentas, se convertían en esclavos de alguien.
Pero Dios dijo que en el séptimo año había que dejar ir a los esclavos. No se podían mantener por más tiempo que ese tiempo. Sin embargo, mira el versículo cinco. «Pero si el siervo insiste, diciendo: “Amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos; no saldré libre”, entonces su amo lo traerá a Dios, y lo traerá a la puerta o al quicial. Y su amo le horadará la oreja con una lezna, y él le servirá para siempre».
Esta es la primera referencia, creo, que se encuentra en las Escrituras, de orejas perforadas. ¿Cómo fue que empezó eso? Orejas perforadas, todo eso empezó con el asunto de ser siervos.
Esto es lo que pasó. El esclavo iba ser capaz de salir libre e irse, pero en este caso, el esclavo dijo: «No, yo estoy bien aquí. Estoy mejor aquí de lo que estaría en cualquier otro lugar. Tengo un trabajo. Tengo un ingreso. Yo no quiero irme». Así que él iba a su amo, y le decía: «Yo quiero trabajar para usted por el resto de mi vida».
Ahora, realmente tienes que confiar en alguien para hacer este tipo de compromiso. Piensa en cualquier trabajo que tienes ahora. Es probable que no quieras trabajar allí por el resto de tu vida. Pero este esclavo diría: «Quiero trabajar para este hombre, porque tengo una relación con él. Yo lo amo. Esto no me parece como esclavitud. Él está satisfaciendo mis necesidades. Él está proveyendo para mí. Está proveyendo para mi familia, así que quiero hacer un compromiso de por vida para servir a este amo».
Así como una señal de este pacto, de esta relación, de esta relación de esclavo, el amo se llevaba a su siervo y tendrían una ceremonia pública en presencia de Dios, porque Dios sería el testigo de este pacto, y el amo el patrón, tomaría una herramienta puntiaguda, una lezna, y haría un agujero en la oreja del siervo.
Ese agujero siempre sería una señal, una imagen permanente, visible a cualquiera que viera aquel siervo, de que él pertenecía a su amo. Él era un siervo y este siervo tiene una gran relación con su amo. Él ha elegido servir a este amo por toda su vida, y será su siervo para siempre.
Ahora, toma en cuenta que se trataba de una elección voluntaria. No estaba obligado a esto. No es, «tengo que servir a este hombre». Era, «yo quiero servir a este hombre. Yo lo amo. Yo quiero ser su esclavo». Así que él está motivado por el amor a un buen amo.
Pero una vez que tenían esta relación, el siervo, el esclavo, pasaba a ser propiedad de su amo. Ya no te perteneces a ti mismo nunca más. Ahora le perteneces a otra persona. Eso significa que este esclavo ya no era libre de hacer lo que él quisiera hacer. Él no podía decidir cuántas horas trabajar, qué días trabajar o qué puestos de trabajo desempeñaría.
Cualquier cosa que su amo decía, eso era lo que él hacía. Toda su razón de vivir como un esclavo era cumplir los deseos, los anhelos y la dirección de su amo. Es una relación permanente de la que estamos hablando. No se puede entrar en esto y seis meses después decir: «He cambiado de opinión». Ahora tienes ese agujero en la oreja para recordarte que esto es permanente. Yo pertenezco a este amo. No hay vuelta atrás.
Si piensas en huir del trabajo, si piensas en cambiar de opinión, ya tienes esa marca visible de propiedad en tu oreja para toda tu vida. Todo el mundo puede verla. Tu amo puede verla, tus amigos pueden verla, tu familia puede verla. Todo el mundo sabe ahora que esta persona es un siervo, libremente elegido. Él ama a su amo. Eso probablemente significa que tiene un buen amo.
Lo que quiero decir es esto, no harías esto, no te convertirías en un esclavo de alguien que fuera un amo cruel, o alguien que no te alimentara o que no satisficiera tus necesidades o que no te pagara correctamente. Ese agujero en la oreja indicaba no solo quién tú eras, sino que también decía algo acerca de ese amo. Es bueno. Yo lo amo. Es un buen hombre. Por lo que se refleja positivamente en el amo.
Servir como esclavo tiene un énfasis. Esta idea de esclavitud tiene un énfasis de sometimiento, de sujeción y de relación, el sometimiento de mi voluntad a otro. Cuando hablamos de los cristianos siendo doulos, siervos, esclavos, ¿quién es nuestro amo? Nuestro amo es Jesucristo. Esta es una imagen de nuestra relación con Jesús como nuestro Señor.
Así que a través de todo el Nuevo Testamento, encontramos a los siervos de Dios hablando de sí mismos como siervos o esclavos de Jesucristo. Hoy en día nosotras no pensamos en un esclavo o un siervo como una posición exaltada, elevada, o algo que alguien aspiraría a ser. Pero en el Nuevo Testamento, los que servían, los que ministraban para el Señor, consideraban que era un privilegio, un llamamiento alto y santo, ser un siervo de Jesucristo.
Así que cuando leas a través de las epístolas del Nuevo Testamento, observa cuántas veces los autores se identifican a sí mismos—dan sus biografías. Ahora, la mayoría de la gente no pondría en su biografía: «Yo soy un esclavo. Soy un siervo». ¿Qué es lo grande de eso? Los discípulos pensaban que sí era gran cosa. Eso es todo lo que ellos querían ser, ellos querían ser siervos.
En Romanos capítulo 1 versículo 1, Pablo dice, «soy un siervo de Cristo Jesús» (parafraseado). Una cosa era ser apóstol, ser llamado, pero él dijo: «Yo soy un siervo de Cristo Jesús». Al comienzo de estas cartas los escritores se presentan a sí mismos. Esto es quien yo soy. En Filipenses capítulo 1, ¿qué nos dice Pablo? «Esto se está escribiendo a ustedes de Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús» (v. 1 parafraseado). Ellos eran Sus siervos.
En Santiago capítulo 1 versículo 1, está presentándose quién es el autor, Santiago. ¿Cuál es su biografía? Él es un siervo de Dios y del Señor Jesucristo. Ahora, que Santiago dijera eso es bastante sorprendente, por cierto, porque, ¿te acuerdas quién era Santiago? Santiago era el hermano de Jesús.
¿No crees que si fueras a enviar una carta a alguien y quisieras que supiera quién eres, habrías puesto lo verdaderamente importante en tu introducción? Algo que dijera: «¿Sabes quién soy? Crecimos juntos, Jesús y yo». Pero él no dijo eso.
Es como su gran reclamo a la fama, lo que él más quería que la gente conociera de él, que él era un siervo de Jesucristo. Él dijo: «Esa es mi mayor alegría, ser un esclavo, un siervo de Jesucristo».
Vemos lo mismo en 2 Pedro capítulo 1 versículo 1: «Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo» (parafraseado). Sí, un apóstol. Había solo unos pocos de esos y esa era una posición alta, elevada y sublime. Pero, ¿qué fue lo que dijo primero? «Soy un siervo, un doulos, un esclavo. Soy un hombre con un agujero en la oreja. Tengo una marca de propiedad. Yo no pertenezco a mí mismo, pertenezco a Jesús».
Lo mismo se encuentra en Judas versículo 1. Judas también fue uno de los hermanos de Jesús. ¿Y qué dijo? «Soy un siervo de Jesucristo y hermano de Jacobo» (parafraseado). Ni siquiera reclamar su relación con Jesús, porque su humilde corazón decía, «yo no soy digno de ser el hermano de Jesús. Todo lo que quiero ser es Su siervo, Su doulos, Su esclavo».
Recuerdo haber conocido a un hombre hace varios años llamado Josef Tson. Este hombre es un hombre brillante. Él creció en Rumania, y es rumano. Fue durante muchos años un pastor en Rumania antes de la revolución.
En Rumania comunista él sirvió al Señor y tuvo muchas experiencias difíciles y dolorosas. Él fue perseguido por su fe y fue educado en Oxford. Este hombre es un erudito, muy inteligente, muy elocuente. Es uno de esos hombres que cuando lo escuchas dices: «¡Wao!, este hombre es brillante».
Él vino a hablar a nuestro personal un día. Había sido exiliado de Rumania por su fe. Posteriormente ya lo han dejado regresar. Pero en ese momento él estaba viviendo en el exilio en los Estados Unidos y vino a hablar a nuestro ministerio y le preguntamos al principio, «¿cómo le gustaría ser presentado?»
Por lo general, cuando la gente me hace esa pregunta, les entregamos un resumen biográfico, que dice lo que has hecho, dónde has estado, dónde has hablado, la cantidad de libros que has escrito y cuáles son tus logros. Pero Josef Tson dijo: «Yo solo quiero ser presentado como un esclavo de Jesucristo. Nada más importa. Yo soy su doulos. Yo soy Su siervo».
Y también conoces la historia de María de Nazaret. Cuando el ángel se acercó a ella siendo una joven adolescente, preparándose para casarse, ella estaba esperando tener su boda y tener una familia y ser la esposa de José, pero cuando el ángel se acercó a ella y le dijo: «María, tenemos un plan diferente para tu vida en el cielo. Dios tiene un plan para tu vida y este es el plan. Vas a tener un hijo. Él va a ser el Hijo de Dios».
María tuvo esta increíble conversación con el ángel. Ella le dice: «¿Cómo puede ser esto? Nunca he tenido relaciones íntimas con un hombre. ¿Cómo puedo tener un hijo?» Y el ángel le dijo: «El Espíritu Santo va a hacer esto. Es el poder de Dios que va a hacer que esto sea posible». Cuando María responde a este reto increíble, este llamado que Dios ha puesto en su vida, esta cosa imposible que Dios le pedía que hiciera, ¿cómo respondió ella?
Puedes leer sobre esto en Lucas capítulo 1 versículo 38. Este es uno de mis versículos de vida. Es el versículo que yo quiero que sea verdad en mis respuestas al Señor. María le dijo al ángel: «He aquí la sierva del Señor. Esa es la forma femenina de la palabra doulos. Yo soy sierva del Señor. Yo soy una mujer con un agujero en la oreja. Yo soy Su esclava. «Hágase conmigo conforme a tu palabra».
¿Qué estaba diciendo María? «¿Sabes qué? Mi vida no es mía». Esta era una joven adolescente. Y a las jóvenes que nos escuchan déjenme decirles: no eres demasiado joven para decirle sí al Señor. Ahora es el momento para decirle sí al Señor en tu vida.
María fue bendecida por el resto de su vida, porque siendo una joven adolescente dijo: «Soy la sierva del Señor. Soy Su doulos. Yo soy Su esclava. Estoy dispuesta a que Dios haga lo que quiera hacer con mi vida. Mi vida no es mía. No es mía para elegir. No son mis planes, son los planes de Dios».
Señor, ¿quieres que me case? Me caso. ¿Quieres que sea soltera? Voy a ser soltera. ¿Quieres que vaya a una escuela cristiana? ¿Quieres que sea educada en casa? ¿Quieres que vaya aquí? ¿Quieres que haga esto? ¿Quieres que responda de esta manera? Voy a hacer lo que quieras que haga. Esa es la relación de un doulos con su amo.
En nuestro ministerio tenemos un lema que tratamos de conservar ante nuestro personal. Es la manera en que tratamos de responder cuando se nos piden cosas. Y no siempre lo decimos, pero lo mantenemos en nuestras mentes. Es algo que se ejecuta a través de nuestro ministerio, y es esta línea: Sirvo a voluntad de mi Señor y Salvador Jesucristo.
Ahora, esa frase, «servir a voluntad», es una frase que en realidad, si observas en los círculos de negocios o en los círculos políticos y ciertos tipos de corporaciones y empresas, es una frase que vas a ver. Si vas a un sitio web de una universidad y están dando la descripción del trabajo del presidente, va a decir algo como: «El presidente sirve a voluntad de la junta», la junta de directores de la universidad. O en ciertos negocios dice: «Estas funciones de trabajo están a la voluntad, esta persona sirve a la voluntad de las personas que lo contratan».
¿Qué significa servir a voluntad de alguien? Significa que ellos me nombraron. Que ellos me eligieron. Que ellos pueden contratarme, y que ellos me pueden despedir. Ellos pueden usarme y pueden disponer de mí. Me pueden enviar a donde quieran. No está en mí decir lo que voy a hacer. Sirvo a voluntad de la persona que me eligió. Esa es la actitud del corazón de un doulos. Sirvo a voluntad de mi Señor y Salvador Jesucristo.
¿A voluntad de quién sirves? ¿De ti misma? ¿De tus amigos? ¿Las multitudes? ¿La cultura? ¿A quién obedeces? ¿A quién sigues? ¿A quién buscas agradar?
¿A voluntad de quién sirvo yo? De Aviva Nuestros Corazones, nuestros jefes, nuestros oyentes, personas que leen mis libros ¿son ellos los que guían mi vida?
Quiero servir a voluntad de mi Señor y Salvador Jesucristo. Lo que Él diga es lo que yo voy a hacer. Él es mi amo. Yo soy Su doulos. He aquí la esclava del Señor, que sea conmigo como Él ha dicho.
Annamarie: Y tú, ¿has visto el privilegio que es ser llamada sierva de Jesucristo? ¿Es Su voluntad la que quieres hacer, o la tuya? Nancy nos ha estado ayudando a reflexionar en estas cosas en este primer mensaje de la serie titulada Sirve como el Salvador.
Luego de escuchar esta enseñanza, una oyente nos escribió: «Voy a comenzar esta nueva serie que abre mis ojos aún más en la comprensión de lo que es un verdadero siervo. Mi máximo ejemplo es el Señor Jesús, que dejando Su trono de gloria se despojó a Sí mismo tomando forma de siervo. Seguimos aprendiendo».
Amén. Y hablando del ejemplo de Jesús, precisamente hoy comenzamos a leer el Evangelio de Lucas en nuestro Reto Mujer Verdadera 365. Los capítulos para hoy son el uno y el dos.
Si no conoces acerca de este reto, entérate de los detalles en AvivaNuestrosCorazones.com.
¿Has sentido que Dios pide más cosas de ti que lo que pide de otras personas? Mañana Nancy te dará una perspectiva importante sobre esto, así que asegúrate de acompañarnos. Aquí está ella con nosotras para cerrar en oración:
Nancy: Gracias Señor por ser un Amo increíble. Eres un Señor bueno al que amamos y queremos servir con todo nuestro corazón y nuestra vida, por el resto de nuestra vida. Para servir a voluntad de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Es un honor increíble ser Tus siervas, ser Tus esclavas, ser Tus doulos. Te ruego Señor que vivamos y sirvamos como mujeres con un agujero en nuestras orejas, para que todo el mundo sepa que tenemos esta marca de propiedad. No nos pertenecemos a nosotras mismas, no servimos a la voluntad de cualquier otra persona o cosa que no seas Tú. Que podamos vivir como siervas del Señor y tener el gozo y el privilegio de servir toda la vida a voluntad de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, en cuyo nombre oramos. Amén.
Annamarie: Adornando el evangelio juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
Serviremos al Señor, Para Su Gloria, Serviremos al Señor ℗ 2020 PSG.
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