Siervas efectivas en el reino de Dios, día 3
Annamarie Sauter: Estar clara respecto al objetivo de tu vida te traerá gran libertad.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Hay poder en tu vida cuando haces del agradar a Dios tu principal objetivo. Te libera del temor al hombre.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
En los últimos días Nancy nos ha estado ayudando a ver algunas cualidades que necesitamos para ser siervas efectivas en el reino de Dios. Si te perdiste alguno de los episodios anteriores, escúchalo, descárgalo o léelo en nuestro sitio web, AvivaNuestrosCorazones.com.
Nancy: Bueno, como hemos estado hablando en los últimos días, la iglesia primitiva en el libro de los Hechos enfrentó una crisis. En medio de un crecimiento explosivo, hubo desacuerdos y hubo un conflicto que surgió entre los creyentes hebreos que eran nativos de Palestina y los helenísticos o creyentes de habla griega. Y …
Annamarie Sauter: Estar clara respecto al objetivo de tu vida te traerá gran libertad.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Hay poder en tu vida cuando haces del agradar a Dios tu principal objetivo. Te libera del temor al hombre.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
En los últimos días Nancy nos ha estado ayudando a ver algunas cualidades que necesitamos para ser siervas efectivas en el reino de Dios. Si te perdiste alguno de los episodios anteriores, escúchalo, descárgalo o léelo en nuestro sitio web, AvivaNuestrosCorazones.com.
Nancy: Bueno, como hemos estado hablando en los últimos días, la iglesia primitiva en el libro de los Hechos enfrentó una crisis. En medio de un crecimiento explosivo, hubo desacuerdos y hubo un conflicto que surgió entre los creyentes hebreos que eran nativos de Palestina y los helenísticos o creyentes de habla griega. Y como la punta del iceberg, el indicador aquí fue que los creyentes de habla griega sintieron que sus viudas estaban siendo descuidadas en cuanto al cuidado y la provisión; y las viudas hebreas estaban recibiendo un trato preferencial.
Por lo tanto, los apóstoles dijeron en Hechos 6:3: «Por tanto, hermanos, escoged de entre vosotros siete hombres de buena reputación, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes podamos encargar esta tarea», a fin de supervisar que la situación se enderezara y que se aseguraran que todo continuara bien. Luego el versículo 5 dice: «Lo propuesto tuvo la aprobación de toda la congregación, y escogieron a Esteban, un hombre lleno de fe y del Espíritu Santo… Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo» (vv. 5, 8).
Así que vemos aquí que Esteban estaba lleno del Espíritu, lleno de sabiduría, lleno de fe, lleno de gracia y lleno de poder. Y descubrí ayer que debido a una discrepancia entre algunos manuscritos griegos, algunas de las traducciones más antiguas dicen que él estaba lleno de «fe y poder». Mi traducción dice, «lleno de gracia y poder». Bueno, él estaba lleno de ambas cosas, de gracia y de fe y de poder también.
Ahora bien, estas cualidades, lleno del Espíritu, de sabiduría, de fe, de gracia y poder son tan diferentes de lo que el mundo persigue y lo que se considera importante para realizar grandes tareas, ¿no es así? El mundo va detrás de la riqueza, del reconocimiento, del placer, de los dones y las habilidades naturales. Pero en la economía de Dios, en el reino de Dios, hay un conjunto de valores diferentes. Si tú eres una hija de Dios, vas a perseguir los valores del reino, los valores de Dios, lo que es importante para Él.
Y he compartido esto con ustedes de que he estado orando desde que descubrí estas cinco cualidades; que yo anhelo ser llena del Espíritu, llena de sabiduría, llena de fe, llena de gracia y llena de poder. He estado orando eso también por otros mientras digo algo, me despido, o mientras estoy orando por alguien necesitado o en la iglesia de pie en el pasillo al final orando con alguien o con algún miembro de nuestro personal. Mi oración es algo como esto: «Señor, ayuda a esta persona a ser llena de Tu Espíritu. Que ellos sean llenos de sabiduría. Que sean llenos de fe, llenos de gracia. Que sean llenos de poder; y también, que sean vaciados de todo lo que sea contrario a estas cosas. Que yo misma sea vaciada de lo que es contrario a estas cosas».
Y en esta serie hemos visto las primeras tres: lleno del Espíritu, lleno de sabiduría, y lleno de fe. Ahora vemos que Esteban también estaba lleno de gracia y de poder. Y un comentarista de los viejos tiempos, John Gill dice al respecto:
Él tuvo una porción poco común (de gracia); excedía abundantemente en él; él tenía una suficiencia de la misma para el servicio y para los sufrimientos a que él fue llamado: y estaba lleno de poder para predicar el evangelio, y enseñarlo a la gente, cosa que hizo con autoridad; tuvo la gracia suficiente para defenderlo, y oponerse a los adversarios del mismo; soportar el oprobio y las humillaciones por ello, y hasta la misma muerte; e hizo obras milagrosas para la confirmación de ello.
Y eso es solo un párrafo acerca de lo que significó para Esteban estar lleno de gracia y de poder, como leemos en el versículo 8 de Hechos capítulo 6: «Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo». Ahora, quiero que hoy veamos minuciosamente esas dos cualidades, lo que significa ser llena de gracia y luego ser llena de poder.
Cuando veo esa frase «lleno de gracia», mi mente va de inmediato a Juan capítulo 1, el Evangelio de Juan, donde se dice que Jesús era «lleno de gracia y de verdad» (v. 14). En el versículo 16 dice: «Pues de su plenitud todos hemos recibido, y gracia sobre gracia. Porque la ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad fueron hechas realidad por medio de Jesucristo» (vv. 16-17).
Así que Él está lleno de gracia. Él vino a esta tierra lleno de gracia y de verdad. Y Él nos ha dado de Su plenitud, la plenitud de Su Espíritu, la plenitud de Su gracia para que podamos caminar en gracia y en verdad.
Cuando Jesús habló en la sinagoga en Nazaret, la Escritura dice en Lucas capítulo 4 que «se maravillaban de las palabras llenas de gracia que salían de su boca» (v. 22). Y es la misma palabra charis, gracia. Se maravillaron de las palabras llenas de gracia que salían de su boca.
Ahora, un párrafo o dos después ya estaban listos para echarlo fuera, porque sus opiniones eran muy cambiantes. En ocasiones se maravillaban de Él. Y a veces quisieron deshacerse de Él. Pero estaban conscientes de que Él estaba lleno de gracia, y era evidente en Su discurso y en Sus palabras. Eran palabras que estaban llenas de gracia.
Ahora, por lo general vemos la gracia inicialmente como «gracia salvadora». Por Su gracia somos justificados. Y he descubierto que muchos creyentes piensan que eso es todo lo que significa la palabra gracia. Necesitas gracia para ser justificada, algo que necesitas para ser salvada, pero nada más allá de eso. «Sí, recibí la gracia de Dios años atrás en el '95 o en el '85 o en el '65, cuando fui salva». La gracia de Dios, «porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe» (Ef. 2:8).
Pero a medida que estudias la Palabra de Dios, hay mucho más en la gracia de Dios que solo la gracia que necesitamos para salvarnos, y es enorme. También necesitamos «gracia santificadora» –gracia que nos transforma, como creyentes justificados, nos transforma a la semejanza de Cristo; gracia que nos libera del poder del pecado; y gracia que nos da el deseo y el poder para obedecer a Dios.
Así que «gracia salvadora», «gracia santificadora», y luego «gracia para servir». Necesitamos gracia para servirle a Él. Es a través de la gracia que somos habilitadas para cumplir con lo que Él nos ha llamado a hacer y a adorarle.
Pienso en el apóstol Pablo diciendo en 1 Corintios capítulo 15: «Porque yo soy el más insignificante de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, pues perseguí a la iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia para conmigo no resultó vana; antes bien he trabajado mucho más que todos ellos, aunque no yo, sino la gracia de Dios en mí» (vv. 9-10).
Pablo estaba diciendo, «todo lo que he hecho fue por la gracia de Dios. Quién soy, es por la gracia de Dios. Lo que he hecho, es por la gracia de Dios».
Hebreos capítulo 12, en el versículo 28, lo dice de esta manera: «Por lo cual, puesto que recibimos un reino que es inconmovible, demostremos gratitud, mediante la cual ofrezcamos a Dios un servicio aceptable con temor y reverencia».
Necesitamos gracia para servir a Dios de una manera aceptable. Necesitamos gracia para tenerle reverencia y temor piadoso. Y me gusta mucho ese versículo en 2 Corintios 9:8. Hablando de estar llena de gracia, escucha lo que dice: «Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para vosotros (y eso suena como lleno de gracia), a fin de que teniendo siempre todo lo suficiente en todas las cosas, abundéis para toda buena obra».
Eso es lo que es estar llena de gracia, gracia hecha a la medida –hecha a la medida para tus circunstancias, hecha a la medida para tu situación en la vida, hecha a la medida para lo que Dios te ha llamado a hacer y ser. Dios te da esa gracia. Él infunde eso en tu vida por el poder de Su Espíritu Santo.
Bueno, y Esteban necesitó gracia para navegar en el conflicto y en la tensión entre los creyentes hebreos y los creyentes de habla griega. Él necesitó gracia para servir en ese puesto administrativo, para servir fielmente aunque no estaba en el centro de atención, cuando estaba más bien haciendo el trabajo sucio, el trabajo administrativo, manteniendo las cosas funcionando. Eso es gracia.
Y estoy agradecida por todas las personas de nuestro ministerio que sirven en la parte administrativa, tareas tras bastidores con tal gracia, con gracia asombrosa, llenas de gracia. Lo hacen con alegría; lo hacen con gratitud; lo hacen con humildad; lo hacen en voz baja. No esperan ninguna recompensa grande por ello. No esperan una palmadita en la espalda. Ciertamente no esperan grandes salarios. Lo hacen por gracia. Es la respuesta a la gracia de Dios en sus vidas. Están llenas de gracia.
Así que tenemos «la gracia salvadora», «la gracia santificadora», «la gracia para servir», pero luego también vemos en Esteban lo que significa tener «gracia para sufrir». Esteban había experimentado la asombrosa gracia de Dios en su vida –el favor inmerecido de Dios hacia los pecadores. Y es por eso que él fue capaz de extender gracia a los que le hicieron daño, lo acusaron falsamente, y lo atacaron. Fue la gracia de Dios fluyendo a través de su vida lo que le permitió realmente perdonar a quienes lo persiguieron mientras él estaba muriendo. Eso fue gracia fluyendo a través de él.
Y puedes leer esto al final del capítulo 7 del libro de los Hechos. Si tienes tu Biblia ábrela en el libro de los Hechos, es posible que quieras mirar el final de ese capítulo, Hechos 7:56: «Y (Esteban) dijo: "He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del hombre de pie a la diestra de Dios". Entonces ellos gritaron a gran voz, tapándose los oídos arremetieron a una contra él. Y echándolo fuera de la ciudad, comenzaron a apedrearle… Y apedreaban a Esteban, él invocaba al Señor y decía, "Señor Jesús, recibe mi espíritu". Y cayendo de rodillas clamó en alta voz: "Señor, no les tomes en cuenta este pecado". Y habiendo dicho esto, durmió» (vv. 57, 59-60).
Él murió. Este es un hombre lleno de gracia. No es posible extender ese tipo de gracia a los que te han hecho mal, a los que te malinterpretan, a los que te acusan falsamente, a menos que hayas recibido la gracia de Dios en tu vida.
Así que ser llena de gracia es estar siempre inhalando gracia y exhalando gracia. Estar llena de gracia es ser vaciada del orgullo porque Dios da gracia a los humildes. ¿Quieres ser llena de gracia? Tienes que ser vaciada de ti misma y del orgullo para que Dios pueda derramar Su gracia en tu vida.
Y entonces finalmente vemos también que Esteban estaba «lleno de poder». Estar llena de poder es estar vaciada de tu fuerza natural, de tu autosuficiencia natural. Esteban dependía del poder de Dios y ese poder es visto en la forma en que Esteban realizó señales y prodigios entre el pueblo, como leemos en el versículo 8 del capítulo 6.
Ese poder es visto en la forma en que él se enfrentó a sus acusadores mientras iba relatando la historia de Israel y cómo mostró que los judíos en el Antiguo Testamento habían rechazado a José y a Moisés –los mismos que Dios había enviado para rescatar a la nación– y luego el llevó esa verdad aplicándola a su audiencia.
Y les dijo: «De la misma manera en que ustedes han rechazado su Mesías, el mismo que Dios envió para salvarles». Se necesitó el poder de Dios para que él pudiera mirar a sus acusadores a la cara sabiendo que ese iba a ser su último discurso antes de morir, y decir esas cosas, el no ser político, el no ser políticamente correcto, y no tratar de salvar su propio pellejo. Se necesitó el poder de Dios.
Porque hay poder que viene cuando tu principal objetivo en la vida es agradar a Dios. Y esto te libera del temor a los hombres. Esteban mostró muy claramente ese tipo de confianza en Dios.
Y cuando pienso en lo que significa estar «lleno de poder», pienso en el interés que hay hoy en los superhéroes, superhéroes con superpoderes. Ahora, yo no me crié con estos superhéroes, así que no sé mucho acerca de ellos, pero estoy escuchando cada vez más sobre esto. Y algunas de las personas en mi vida realmente están metidas en estas cosas.
Estos superhéroes tienen la capacidad de combatir la delincuencia y proteger al público de diversas amenazas. Superhéroes. Superpoderes. Y la gente está fascinada con todo esto. Ellos quieren poder. Y pensamos también en todo este asunto del poder femenino. Hay un gran énfasis en nuestra generación, en tener poder en el lugar de trabajo. La gente quiere poder. Ellas quieren sentirse poderosas. Quieren ser poderosas. Quieren tener el poder.
Pero el hecho es que no somos superhéroes, quiero decir, a menos que seamos ilusas. No tenemos superpoderes. El hecho es que somos débiles, pero Él es fuerte. Jesús es fuerte. Y estar llena de poder es estar llena de Su poder en nosotras. El poder de Jesús.
Se nos dice en Lucas 4:1, que Jesús regresó del desierto, donde había sido tentado por Satanás, en el poder del Espíritu a Galilea, donde comenzó Su ministerio terrenal. Jesús era Dios, y por lo tanto Él tenía todo el poder de Dios. Pero cuando Él vino a esta tierra, vivió y sirvió como un hombre completamente humano, dependiente de la fuerza del Espíritu Santo para hacer lo que Dios le había llamado a hacer. Y Él nos mostró lo que es ser plenamente humano, estar lleno de poder como seres humanos mortales y débiles, estar lleno del poder de Dios.
Luego, en Hechos 1:8, Él les dijo a Sus seguidores, mientras iba de regreso al cielo, «pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros, y me seréis testigos en Jerusalén, y (en toda) Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra».
Ese poder no es algo que tenemos intrínsecamente. Es algo que recibimos en la medida en que somos llenas del Espíritu Santo.
Hice un estudio sobre la palabra poder solo en el libro de Efesios. Y es la palabra dunamis, la palabra de la cual obtenemos nuestra palabra en español dinamita. Pablo dice en Efesios 1:19: «(Oro para que sepas) cuál es la extraordinaria grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, conforme a la eficacia de la fuerza de su poder, el cual obró en Cristo cuando le resucitó de entre los muertos y lo sentó a su diestra en los lugares celestiales» (vv. 19-20).
Y lo que Pablo está diciendo es: «¡El poder de Dios que resucitó a Jesús de entre los muertos, ese es el poder que hay en ti!» Ese poder es inmensamente grande. No lo puedes medir. Lo que sea que Dios te haya llamado a hacer, tienes el poder para hacerlo a causa de Cristo que mora en ti. No porque seas una superhéroe. Porque no lo eres. No porque tengas superpoderes. Porque no los tienes. Sino debido a que Él es poderoso en ti.
Pablo dice en Efesios capítulo 3: «Mediante el evangelio fui hecho ministro conforme al don de la gracia de Dios, que se me ha concedido según la eficacia de su poder» (v. 7). Estar llena del poder es estar llena de Dios, llena de Cristo. Efesios 3:16: «(Oro para que) os conceda ser fortalecidos con poder por su Espíritu en el hombre interior… Y a aquel que es poderoso para hacer todo mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que obra en nosotros, a Él (no a nosotras, a Él) sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén» (vv. 16, 20-21).
¿Ves cómo ese poder es algo que recibimos? Es algo que se nos ha dado, algo en que confiamos, algo de lo que dependemos, algo a lo que recurrimos que está fuera de nosotras mismas, algo que Dios nos da por el Espíritu de Cristo que mora en nosotras.
Ese poder de Dios –ese inconmensurablemente gran poder de Dios– se ve más claramente a través de la debilidad humana. Por eso Jesús le dijo al apóstol Pablo, cuando Pablo estaba diciendo, «yo soy débil. No puedo hacer esto con esta aflicción. Tengo esta espina en la carne, este aguijón en la carne».
Jesús le dice: «Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad» (2 Corintios 12:9).
No puedo decirte cuántos cientos de veces, tal vez miles de veces, al estar en este ministerio, mi corazón ha clamado: «Señor, no puedo hacer esto». Como anoche y cuando me estoy preparando para este tipo de sesiones y siento mi debilidad, mi insuficiencia, mi incapacidad. Una y otra vez me presento ante Él vacía y le digo: «Señor, aquí está mi copa, vacía. Llénala. No tengo fuerzas. No tengo el poder. No tengo la capacidad, pero Tú sí. Recurro a Ti. Sé fuerte en mí. Que el poder de la resurrección de Cristo me llene, me unja y me permita hacer lo que Tú me has llamado a hacer».
Y Él hará lo mismo por ti, donde quiera que sea que le estés sirviendo, en las circunstancias más difíciles. No es tu poder. No eres una superhéroe. No tienes superpoderes, pero tienes el superpoder de Dios morando en ti.
Bueno, y en estos dos capítulos, en Hechos capítulos 6 y 7, vemos los resultados de Esteban y de estos hombres que estaban llenos del Espíritu, llenos de sabiduría, llenos de fe, llenos de gracia y llenos de poder. ¿Cuáles fueron esos resultados? Hechos 6:7: «(Y) la palabra de Dios crecía, y el número de los discípulos se multiplicaba en gran manera en Jerusalén; y muchos de los sacerdotes obedecían a la fe».
La iglesia había sido amenazada por la discordia entre los creyentes hebreos y los creyentes helenistas o griegos. Pero con este modelo de liderazgo de servicio, hombres que estaban llenos del Espíritu, de sabiduría, de fe, de gracia y de poder, se cubrió la necesidad, y la iglesia creció y más llegaron a la fe en Cristo.
Como resultado de estar llenos de esta manera, el poder sobrenatural de Dios fue liberado a través de Esteban para que otros pudieran ver lo grande que es Dios. En Hechos 6:8 dice que: «Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo». Esteban no podía hacer esas cosas. ¿Quién las hacía? Era Dios a través de él.
Aquellos que se opusieron más vigorosamente a la verdad se vieron impactados por estos hombres que estaban tan llenos de Dios. El versículo 9 del capítulo 6 dice: «A continuación, algunos de los que pertenecían a la sinagoga de los libertos (como se les llamaba), y cireneos, y alejandrinos, y los de Cilicia y Asia, se levantaron y discutieron con Esteban… Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba» (vv. 6, 10).
Ellos pensaron que tenían superpoderes. Ellos pensaban que eran superhéroes. Pero no podían resistir el poder, la sabiduría, el Espíritu de Dios dentro de Esteban.
Y entonces puedes ver esta hermosa imagen al principio del capítulo 6 en el versículo 12, donde la gente estaba agitada y se apoderaron de Esteban. Y lo llevaron ante el concilio y pusieron falsos testigos que lo acusaron falsamente. Y luego el versículo 15: «(Y) mirándolo (a Esteban), todos los que estaban sentados en el concilio (que estaban allí para juzgarlo, para condenarlo a muerte) vieron que su rostro era como el rostro de un ángel».
Él estaba lleno del Espíritu, lleno de sabiduría, lleno de fe, lleno de gracia, lleno de poder, lleno de Dios. Y cuando se le apretó, lo que salió fue lo que había dentro. Lo que había dentro se reflejó en el exterior. Y ¿qué fue eso? La gloria de Dios. Eso fue lo que la gente vio, porque eso era lo que había dentro de Esteban.
Bueno, hoy vivimos en un mundo que se caracteriza por el yo, por la insensatez, la glorificación de la sabiduría humana, el temor, la duda, el orgullo. Y necesitamos mujeres que estén llenas de las cualidades que hemos visto en la vida de Esteban. Necesitamos:
- Mujeres que estén llenas del Espíritu –que significa ser vaciadas de la carne y de sí mismas.
- Mujeres que estén llenas de sabiduría –vaciadas de necedad y de nuestra propia sabiduría natural.
- Mujeres que estén llenas de fe –vaciadas de la duda y del temor.
- Mujeres que estén llenas de gracia –vaciadas de la soberbia, de la autosuficiencia y del esfuerzo propio y del orgullo.
- Mujeres que estén llenas de poder –vaciadas de su fuerza y llenas del poder de Dios.
Y un recordatorio a manera de cierre, de que estar llena del Espíritu, llena de sabiduría, de fe, de gracia y de poder es estar llena de Jesús, llena de Cristo. Es Su Espíritu que nos llena. Él es nuestra sabiduría. Él es el autor y el consumador de nuestra fe. Él es quien está lleno de gracia y de verdad. La gracia vino a través de Él y todo el poder le pertenece a Dios. Como dice Pablo en 1 Corintios 1:
«Para los llamados, tanto judíos como griegos, (hebreos, helenistas, todos los que están en Cristo) Cristo es poder de Dios y sabiduría de Dios… Cristo Jesús, el cual se hizo para nosotros sabiduría de Dios, y santificación y redención» (vv. 24, 30).
Así que oh Señor, oro nuevamente por mis hermanas aquí. Oro por mí misma, que podamos ser llenas, llenas, llenas de Tu Espíritu. Que seamos llenas de sabiduría. Que seamos llenas de fe. Que seamos llenas de gracia. Y que podamos estar llenas de poder. Llénanos, Señor. Llénanos hasta rebosar. Que seamos llenas de Jesús, para que el mundo vea Tu gloria en y a través de nuestras vidas. Oro en el nombre de Jesús, Amén.
Annamarie: Acabas de escuchar la conclusión de una serie de enseñanzas de Nancy DeMoss Wolgemuth titulada, Siervas efectivas en el reino de Dios. Te invito a no dejar pasar este día sin reflexionar acerca de lo que has estado escuchando y traer tu corazón delante de Dios en oración.
Quiero aprovechar para recordarte que la lectura para hoy en el Reto Mujer Verdadera 365 es el libro de Joel. Creo que para muchas de nosotras leer los libros de los profetas menores es todo un reto. Asegúrate de acompañarnos mañana para una conversación Mujer Verdadera 365 en la que precisamente estaremos hablando acerca de estos. Te esperamos aquí, en Aviva Nuestros Corazones.
Sirviendo en el reino de Dios juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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