Sano juicio
Carmen Espaillat: Nancy Leigh DeMoss pregunta, “¿Te han vuelto loca tus hijos alguna vez?”
Nancy Leigh DeMoss : ¿Por qué arremetiste contra tu hijo? “Bueno, si no hubiera pintado los muebles de la sala con mantequilla o llenado la secadora con agua, yo nunca hubiera hecho eso.”
¿Qué estás diciendo? “¡Mi niño de tres años me volvió loca!”
No. Lo que pasó es que tu niño de tres años actuó de tal manera que trajo a la superficie o reveló el hecho de que tú no estabas pensando en tu sano juicio.
Carmen: Esto es Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.
Por varias semanas, Nancy nos ha estado desempacando el capítulo 2 de Tito. Ha sido una serie muy útil acerca de lo que significa vivir como una mujer para la gloria de Dios
Hoy regresamos a la serie El hermoso diseño …
Carmen Espaillat: Nancy Leigh DeMoss pregunta, “¿Te han vuelto loca tus hijos alguna vez?”
Nancy Leigh DeMoss : ¿Por qué arremetiste contra tu hijo? “Bueno, si no hubiera pintado los muebles de la sala con mantequilla o llenado la secadora con agua, yo nunca hubiera hecho eso.”
¿Qué estás diciendo? “¡Mi niño de tres años me volvió loca!”
No. Lo que pasó es que tu niño de tres años actuó de tal manera que trajo a la superficie o reveló el hecho de que tú no estabas pensando en tu sano juicio.
Carmen: Esto es Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.
Por varias semanas, Nancy nos ha estado desempacando el capítulo 2 de Tito. Ha sido una serie muy útil acerca de lo que significa vivir como una mujer para la gloria de Dios
Hoy regresamos a la serie El hermoso diseño de Dios para la mujer: Viviendo Tito 2:1-5 .
Nancy: Seguramente recordarás un artículo que salió… me parece que fue en la cubierta de una edición de la revista Time en 1995, acerca del factor “CE”. CE significa “coeficiente emocional”.
Este artículo estaba sugiriendo que la inteligencia emocional quizás sea más importante que el coeficiente intelectual (IQ, en inglés). Estaba basado en un proyecto de investigación conducido por un investigador en Stanford quien llevó a niños de cuatro años de edad uno por uno a una habitación.
Él les mostró a los niños un malvavisco, y luego les dijo, “puedes tener este malvavisco ahora mismo; pero si te esperas hasta que yo regrese de hacer un mandado y no te lo comes, cuando regrese, podrás tener dos malvaviscos.” Luego el investigador puso el malvavisco en la mesa, salió de la habitación como por 20 minutos, y observaba.
Había una ventana por la que solo se podía ver por un lado, y ellos observaban lo que hacían los niños en esos 20 minutos que no estaba el investigador.
Cerca de un tercio de los niños no podían esperar. Agarraban el malvavisco en cuanto el hombre salía del cuarto. Esos fueron identificados como niños impulsivos.
Otro tercio duraba solo unos cuantos minutos. Realmente trataron; podías verlos luchar, pero al fin cedieron y se comieron el malvavisco.
Luego estaba el último tercio que esperaron a que regresara el hombre, y fueron recompensados con dos malvaviscos. Ese grupo de niños de cuatro años fue identificado como los de impulso controlado. Eran capaces de retrasar su gratificación para obtener el malvavisco.
A menudo pienso qué hubiese hecho yo a la edad de cuatro años. Y te puedo decir lo que haría a mi edad—“¡Dame ese malvavisco!”
Luego, 14 años después, a la edad de 18 años, esos niños fueron examinados otra vez, y los resultados fueron sorprendentes. En conjunto, los niños que pudieron esperar por el segundo malvavisco, los niños con impulso controlado, se convirtieron en adolescentes con, “mejor capacidad de adaptación, más populares, aventureros, seguros de sí mismos y confiables.
Los niños que cedieron ante la tentación al momento [los impulsivos] eran más inclinados a ser aislados, se frustraban fácilmente, y eran obstinados. Ellos se rendían bajo estrés, y rehuían de los retos. Y cuando algunos de los estudiantes de los dos grupos tomaron la prueba de aptitud académica, los que aguantaron más tiempo obtuvieron un promedio de 210 puntos sobre los demás.”1
Ahora bien, mientras leía acerca de eso, pensaba en toda esta cuestión del dominio propio, al cual llegamos hoy en nuestro estudio de Tito capítulo 2. Es un concepto crucial para cada creyente en cada estación de la vida, y es repetido más que cualquier otra cualidad o característica en el libro de Tito.
Seis veces en el libro de Tito tenemos referencia a este concepto de dominio propio , como algo que las mujeres ancianas deben enseñar a las mujeres jóvenes. A tener dominio propio. Pero no es solo para mujeres.
En el capítulo 1 vimos que esta característica del dominio propio, “impulso controlado,” debe caracterizar a los ancianos, a los líderes espirituales de la iglesia. La persona que no tiene dominio propio no está espiritualmente calificada para guiar al rebaño de Dios. Pero no es solo para líderes espirituales.
Vimos en el capítulo 2 de Tito, versículo 2, donde habla acerca de hombres ancianos, y dice que ellos deben “ser sobrios, dignos, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la perseverancia.” Ellos deben ser ejemplo del dominio propio.
Luego en el capítulo 2, versículo 6, les habla a los hombres jóvenes y dice, “exhorta a los jóvenes que sean prudentes.” De hecho, esa es la única característica que es mencionada en relación a los hombres jóvenes.
Luego en el capítulo 2, versículo 12, vemos que esto es algo que debe caracterizar a todos los creyentes. Lee conmigo en el versículo 11 del capítulo 2.
Porque la gracia de Dios se ha manifestado, trayendo salvación a todos los hombres, enseñándonos, que negando la impiedad y los deseos mundanos, vivamos en este mundo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador Cristo Jesús, quien se dio a sí mismo por nosotros, para redimirnos de toda iniquidad [iniquidad = falta de dominio propio] y purificar para sí un pueblo para posesión suya, celoso de buenas obras.
Así que hemos visto que los líderes, los ancianos, los hombres jóvenes, y todos los creyentes deben tener esta cualidad de dominio propio.
Ahora venimos al pasaje en Tito 2:4-5 en el cual nos hemos estado enfocando en relación a las ancianas y mujeres jóvenes. El versículo 4 nos dice que las ancianas deben enseñar a las mujeres jóvenes.
Vimos la palabra enseñar hace unas sesiones, “enseñar” —sophronidzo— a estas mujeres a ser prudentes, a ser sensibles, a traerlas a tener un sano juicio, a ser razonables. Todo eso está incluido en la palabra enseñar; aunque no veas las palabras dominio propio allí, se refiere al dominio propio.
¿Qué deben enseñarlas a hacer? “A que amen a sus maridos y a que amen a sus hijos” (versículo 4), y luego a “ser prudentes” (versículo 5). La palabra prudente es en la que nos queremos enfocar en esta sesión y en las próximas.
En este pasaje, el apóstol Pablo les está hablando a las mujeres ancianas y a las mujeres jóvenes. ¿Qué les está diciendo a las ancianas?
Necesitas modelar la prudencia. No puedes guiar a otros a donde tú no has estado. No puedes discipular a alguien más allá de tu propia madurez espiritual. Pero no solo debes modelar esto; debes tener la intención de enseñar a las mujeres jóvenes a ser prudentes.
¿Qué les está diciendo a las mujeres jóvenes? Debes cultivar la prudencia, y debes hacerlo mientras aún eres joven. ¿Cuántas de ustedes desearían haber aprendido más prudencia cuando eran jóvenes? Sientes como que hoy tienes algunas luchas que quizás no hubieras tenido si hubieses obtenido más de eso cuando eras joven.
Quiero darte un poco de clase de griego en esta sesión. No soy una erudita en griego. En realidad, nunca he tenido una clase de griego, pero hay unas herramientas maravillosas en el internet, y otros recursos que están disponibles.
Quiero enseñarte una palabra y tratar de darte un concepto de todo este asunto de la prudencia y del dominio propio. La palabra aquí que es traducida como “prudencia” en la versión de la Biblia de Las Américas es la palabra griega sophron.
En la Nueva Versión Internacional es traducida como sensata. Si tienes otras traducciones esta palabra pudiera ser traducida como templada—ser templada. Dominio propio. Prudente. Sensata. Templada.
Otras versiones traducen esa misma palabra griega sophron de tres diferentes maneras solo en el libro de Tito. Unas la traducen como “sobrio”. Otras la traducen como “templado”, y aquí lo traduce como “prudente”.
Tú dirás, “¿Por qué hay tantas traducciones diferentes en español de esta misma palabra griega?” Bueno, pienso que la razón por qué hay tantas diferentes traducciones es porque sophron es una palabra que tiene muchos significados y es difícil de captar en una sola palabra en español. Las palabras en español dan sombras del significado, pero no el significado completo, así que quiero que veamos algunos aspectos diferentes del significado de sophron.
Primero, la palabra no es la misma palabra griega que es usada para dominio propio cuando hablamos del fruto del Espíritu en Gálatas 5. Sophron, prudencia, tiene que ver más bien con la manera de pensar.
Un estado mental sophron es lo que nos permite vivir una vida que es prudente en nuestro comportamiento, pero comienza con un estado mental, un sano juicio. Un estado mental sophron es el que nos permite refrenar nuestros deseos carnales. Un estado mental sophron resultará en la práctica de la prudencia en cada área de nuestras vidas —nuestra lengua, nuestro comportamiento, nuestros hábitos, el dominio de los apetitos sexuales— todo esto fluirá de un estado mental sophron.
Me voy a enfocar aquí en esta palabra más de lo que había planeado en esta serie. Pensé que podríamos hacerlo en solo una sesión, pero en realidad me tendré que tomar varias sesiones, porque al estudiar esto he llegado a pensar que es un tema crucial.
¿Por qué habla el apóstol Pablo acerca de esto seis veces en el libro de Tito, que tan solo tiene tres cortos capítulos? Porque es crucial, y el Señor ha estado hablando a mi propia mente, como lo mencioné antes.
He comenzado a darme cuenta de que muchas de mis luchas personales y fallas en la vida cristiana están relacionadas con mi necesidad de ser más sophron, así que quiero compartir con ustedes un poco de mi historia con relación a esta palabra y ayudarlas a tratar de obtener una mejor compresión de esto.
La palabra sophron está compuesta por dos palabras. La primera palabra es so, de sozo, que significa “salvar”, o de soas, que significa “sano”, y luego phren, que significa “mente”. Significa tener una “mente salva” o un “sano juicio”.
Es una persona que actúa como si su mente hubiese sido salvada. Tiene una mente sana. Está en su juicio cabal, espiritualmente hablando.
Mencioné antes en esta serie que la última parte de sophron, la palabra phren, en realidad es la palabra griega moderna para los frenos en tu carro—frenos de carro. ¿Has estado alguna vez en tu carro cuando se han desgastado los frenos?
Pienso que debe ser muy, muy espantoso, especialmente si vas rápido en la autopista o si un camión se mete enfrente de ti y no tienes frenos, o si estas bajando una por una montaña inclinada y tus frenos te fallan. Tú quieres estar segura de que tus frenos funcionan si vas en tu carro con seguridad; si no, te verás en un grave problema.
Mientras pienso en eso, sé que muchas mujeres están hoy en problemas —en grandes problemas— porque no sirven sus frenos. Me refiero a los frenos de sus pensamientos, los frenos de sus lenguas, los frenos de sus actitudes y de sus emociones .
La persona que es sophron sabe cómo ponerse los frenos, sabe cómo parar, sabe decir no y cuándo decir no. La persona que es sophron refrena sus deseos e impulsos.
Se autocontrola. Se disciplina a sí misma. Es el “ejercicio de dominio de sí mismo que gobierna todas las pasiones y deseos”, dice un recurso de estudio bíblico (Vine’s Dictionary). Gobierna sus pasiones y deseos.
La persona que tiene una manera correcta de pensar es sophron, y esa persona ha desarrollado la habilidad de gobernar y disciplinarse a sí misma—gobernar su mente, sus pasiones, sus afectos y su comportamiento. Voluntariamente se pone límites en su libertad (The Complete Word Study Dictionary).
Estoy leyendo de otra guía de estudio bíblico aquí: Es la habilidad de auto-gobernarse; de aplicar frenos en tu vida, sobre tus pasiones, tus instintos, tu mente, tu comportamiento, y tus afectos; por consiguiente tienes la habilidad de resistir tentaciones, de resistir la atracción y el encanto del mundo, al tener una mente sophron, una mente sana.
Otros comentaristas describen esta palabra como “sensata”. De hecho, así es como la Nueva Versión Internacional traduce la palabra sophron —sensata—alguien que demuestra buen sentido o buen juicio. Cuando hablamos de una joven sensata, ella es sophron; es sabia.
Otro comentarista dice que es “ese hábito de autogobierno interno, con constantes riendas sobre todas las pasiones y deseos” (Vine’s Dictionary). Se trata de aprender cómo poner los frenos.
De acuerdo a William Barkley, sophron describe a “alguien con una mente que tiene todo bajo control…esa fuerza mental que limpia, salva y que ha aprendido a gobernar cada instinto y pasión hasta que cada uno tiene su lugar correcto y no más.”
Los niños que fueron capaces de ver el malvavisco en la mesa y aguantarse las ganas de comerlo, demoraron su deleite y esperaron hasta que el hombre regresara —los que pudieron refrenarse y controlar esos impulsos— tenían una mente sophron. No en el sentido redimido, pero estaban ejercitando el autocontrol, el dominio propio—fueron capaces de decir no, capaces de esperar, capaces de que sus deseos fueran cumplidos más tarde.
Hay muchas, muchas mujeres en nuestra cultura y en nuestras iglesias hoy —y muchas veces es cierto de nosotras también— que están tomando decisiones imprudentes y destructivas y están justificando sus decisiones. He oído algunas de las cosas más ridículas ser justificadas y defendidas, aun por algunas mujeres cristianas. Me refiero a, dejar sus maridos, dejar a sus hijos—algunas cosas realmente increíbles en las que las mujeres se meten hoy en día.
Pienso que si lo rastreas, puedes decir que es porque no fueron sophron en las cosas pequeñas. No cultivaron un sano juicio. No tuvieron autogobierno. No se pusieron los frenos.
La mayoría de las mujeres simplemente no se levanta de la cama una mañana y dice, “pienso que voy a salir a tener una aventura con un joven en el trabajo hoy”. Ellas ceden ante una serie de momentos comprometedores; donde no piensan con sano juicio . No actúan sanamente. No se pusieron los frenos.
Oportunidad tras oportunidad, situación tras situación en los que pudieron haber esperado para comerse el malvavisco —para decir sí o decir no— decidieron comerse el malvavisco. Dijeron, “Voy a hacer esto. Es solo un malvavisco. No es gran cosa. Es algo pequeño. Es solo un saludo. No es algo porque preocuparme. No es una aventura.”
No fueron sophron, no tuvieron sano juicio en las cosas pequeñas. Aparentemente hicieron pequeños compromisos, y luego terminaron en estas situaciones y circunstancias desastrosas.
A menudo he dicho de mis propios pensamientos, cuando se trata de tus emociones y de tu estado mental, si le das una pulgada al mal pensamiento, se tomará una milla. Pienso que no hay ni una de nosotras, como mujeres, que no pudiera volverse loca si permitimos que nuestras mentes se vayan en direcciones poco saludables e insensatas.
Por eso necesitamos ser sophron. Sophron es lo que te mantiene sana y estable y funcionando eficaz, sabia y sensiblemente. Es tener buen juicio.
Si no tienes una mente sophron, si no tienes buen juicio, una mente autocontrolada, entonces eventualmente te encontrarás actuando y llevando a cabo cosas que tú pensaste que nunca harías, diciendo cosas que nunca pensaste decir, actuando de formas que nunca pensaste que actuarías. No ayuda el solo mirar el comportamiento; necesitas mirar hacia atrás y analizarlo. “¿Qué cosa en mi forma de pensar no estuvo bien, no fue sensato? ¿Dónde fue que no puse los frenos en mi mente?”
Sophron es crucial para otras características que están en todo este currículum que estamos viendo en Tito capítulo 2. Las mujeres deben amar a sus esposos y amar a sus hijos. Deben ser puras, trabajando en su casa, amables, sumisas a sus propios esposos—y en medio de eso está la prudencia, sophron.
Si no tienes una mente sana, no podrás hacer estas otras cosas. No vas a poder amar a tu esposo cuando él no sea digno de ser amado.
Tu mente te llevará por un camino que dirá, “Me merezco un descanso. Necesito sacarme de adentro lo que pienso. Merezco ser egoísta después de como él me trató.” ¿Ves como una mente insensata te evitará el ser capaz de amar a tu esposo cuando es probada?
Si no tienes una mente sana, no serás capaz de amar a esos tres niños preescolares cuando estás enojada y duermes muy poco en la noche…o a esos tres adolecentes que están desafiando tu buen juicio y tu sensatez.
Necesitas tener buen juicio, ese pensamiento prudente. Si no, no podrás ser pura. La ausencia de una mente sana y de discreción resultará en falta de castidad moral. No serás casta si no tienes un juicio sano.
Si no tienes una mente sana, eso afectará tu motivación y tu habilidad de cumplir tus responsabilidades básicas en la casa. ¿Cuántas de nosotras en ocasiones hemos visto el reguero y el desorden y el caos en nuestras casas y pensamos, “¡No puedo con esto!” porque mentalmente, o emocionalmente, o físicamente tiramos la toalla? Porque no tuvimos un sano juicio.
Si tienes niños, ¿cuándo llega el fin? Ropa que lavar, limpiar, recoger, cocinar, una cosa tras otra tras otra, reguero tras reguero, y si no tienes una mente sana, te vas a volver loca. No vas a tener la motivación o la habilidad de trabajar en tu casa, para administrarla bien, como dice Tito que debemos hacer.
Así que sophron primeramente tiene que ver con el estado mental, el modo de pensar, la actitud mental; pero afecta todo en cuanto a la manera en que vivimos. Es un modo de pensar sensato y sano y resultará en un comportamiento sensato y sano.
¿Alguna vez has visto a alguien que esté haciendo algo realmente fuera de lo normal o inapropiado, y piensas, “¿Por qué tal y tal hizo eso?”? O quizás te miras a ti misma y piensas, “¿Por qué hice eso?”
La razón por la que hacemos esas cosas, y la razón por la que la persona que viste hizo esas cosas, es porque no tiene un sano juicio. No está pensando correctamente.
Comportamiento irracional, comportamiento compulsivo, comportamiento impulsivo, comportamiento inestable, comportamiento carnal—todas estas cosas son evidencia de una mente que no está en su sano juicio, porque “como piensa [el hombre] dentro de sí, así es” (Proverbios 23:7). Por eso es que la batalla comienza en la mente, por eso Dios dice que debes tener una mente sana; debes pensar correctamente.
Una mentalidad inestable resultará en comportamiento inestable. Una mente sana resultará en comportamiento sano. Una mente disciplinada resultará en comportamiento disciplinado y piadoso.
¿Recuerdas cuando comenzamos a ver todo este asunto de la sana doctrina en esta serie? Ahí es realmente el lugar donde comienza una mente sana, y por eso Pablo dice en Tito 1:9 que los ancianos deben enseñar a sus congregaciones a conocer la sana doctrina.
Luego él dice en el capítulo 2, versículo 1, ahora “enseña [las cosas] que están de acuerdo a la sana doctrina”. Tú debes enseñar cosas que encajan con la sana doctrina. Si tienes sana doctrina, eso producirá pensamientos sanos, buen juicio; y si tienes una mente sana, eso producirá una vida sabia, piadosa y sana.
Al estar estudiando esto he pensando en, ¿cuánto de nuestro comportamiento es irracional o errático o fuera de control o inapropiado? ¿Qué cosas que decimos y hacemos son compulsivas o impulsivas? O vemos y decimos, “¿Por qué hice eso? ¿Por qué los demás hacen eso?”
Pienso que muchas veces nos enfocamos mucho en tratar de cambiar o detener el comportamiento, cuando el apóstol Pablo está diciendo aquí: NO, necesitas regresar y averiguar qué tipo de pensamiento produjo ese tipo de comportamiento.
¿Por qué arremetiste contra tu esposo? “Bueno, es que el hizo ____________.” No, no es por lo que él hizo. Es porque tú no tuviste sano juicio.
¿Por qué arremetiste contra tu hijo? “Bueno, si no hubiera pintado los muebles de la sala con mantequilla o llenado la secadora con agua, yo nunca hubiera hecho eso.”
¿Qué estás diciendo? “¡Mi niño de tres años me volvió loca!”
No. Lo que pasó es que tu niño de tres años actuó de tal manera que trajo a la superficie o reveló que tú no estabas pensando con un sano juicio. No tuviste una mente sana.
Así que, si queremos cambiar el comportamiento, si queremos tratar con esas adicciones, si queremos tratar con esos impulsos fuera de control y ansias y motivaciones y deseos y lujurias de la carne, tenemos que regresar y analizar nuestro pensamiento y asegurarnos de que es sano y que está enraizado en la sana doctrina, en los caminos y en las palabras de Dios.
Por eso es tan importante que llenes tu mente y tu corazón con la Palabra de Dios, con la Escritura; que medites día y noche en ella; que te estés adoctrinando con la Palabra de Dios, la cual dará forma y moldeará y transformará y renovará tu mente, y de eso saldrá el comportamiento y las palabras y los hábitos y los patrones en tu vida que serán sabios, sanos y piadosos.
Carmen: Nancy Leigh DeMoss estará de regreso para orar. Todos necesitamos orar por ese tipo de sanidad mental de la que ella nos ha estado hablando.
¿Qué tan bien piensas bajo presión? Bueno, Dios te puede ayudar a aprender a pensar rápido. Descubre cómo, en el próximo programa. Ahora oremos con Nancy.
Nancy : Señor, queremos ser mujeres en su sano juicio. Hay muchas mujeres en el mundo de hoy que no están pensando con claridad; mujeres que están pensando neciamente, y los resultados de eso se ven en el hecho de que están viviendo vidas sin prudencia.
¿Cuántos matrimonios y hogares están siendo devastados y destrozados por mujeres que no están pensando ni viviendo con claridad? No estoy diciendo que los hombres no tienen parte en esto, pero, Señor, nosotras como mujeres tenemos que tomar mucha responsabilidad y decir que una gran parte del alboroto y el caos en nuestros hogares es porque no estamos pensando con claridad.
Así que te pido, te suplico, que durante estas próximas sesiones Tú nos ayudes a entender en qué consiste tener un sano juicio y luego muéstranos cómo obtenerlo y que Tú realmente transformes nuestras vidas. Gracias, gracias porque tenemos la mente de Cristo.
No nos has dado un espíritu de temor sino de amor y de dominio propio. Así que, Señor, te pido que Tú nos renueves de adentro hacia afuera, y que nuestras vidas y nuestra forma de pensar estén enraizadas en la sana doctrina, y que nuestras familias y aquellos a nuestro alrededor vean los resultados y glorifiquen Tu Nombre. Lo pido en el nombre de Jesús, amén.
Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
http://www.time.com/time/classroom/pshych/unit5_article1.html
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