Salmo 126, día 5
Annamarie Sauter: Imagínate un prisionero que ve la puerta de su celda finalmente abrirse… y dice, «mmm, prefiero quedarme encerrado». Suena ridículo, ¿verdad? Pero cuando hablamos de la cautividad al pecado, muchas de nosotras hacemos exactamente eso.
Nancy DeMoss Wolgemuth: El pecado es placentero por un tiempo, y algunas de nosotras preferiríamos quedarnos en cautividad que tener la libertad de la obediencia.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Muchas de nosotras parecemos llevar vidas «normales», pero si miramos lo profundo de nuestros corazones, a lo mejor nos daríamos cuenta de que vivimos en esclavitud. Hoy Nancy nos hablará más acerca de esto y de cómo podemos encontrar verdadera libertad. También escucharás de Byron Paulus, quien fue director ejecutivo del ministerio Life Action por 30 años y hoy sirve como director de One Cry (Un clamor).
Aquí está Nancy con …
Annamarie Sauter: Imagínate un prisionero que ve la puerta de su celda finalmente abrirse… y dice, «mmm, prefiero quedarme encerrado». Suena ridículo, ¿verdad? Pero cuando hablamos de la cautividad al pecado, muchas de nosotras hacemos exactamente eso.
Nancy DeMoss Wolgemuth: El pecado es placentero por un tiempo, y algunas de nosotras preferiríamos quedarnos en cautividad que tener la libertad de la obediencia.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Muchas de nosotras parecemos llevar vidas «normales», pero si miramos lo profundo de nuestros corazones, a lo mejor nos daríamos cuenta de que vivimos en esclavitud. Hoy Nancy nos hablará más acerca de esto y de cómo podemos encontrar verdadera libertad. También escucharás de Byron Paulus, quien fue director ejecutivo del ministerio Life Action por 30 años y hoy sirve como director de One Cry (Un clamor).
Aquí está Nancy con la continuación de la serie El clamor de los cautivos.
Nancy: Como sabes, si has estado escuchando Aviva Nuestros Corazones por algún tiempo, Dios ha puesto una carga real en mi corazón por ver lo que llamamos un avivamiento, lo que los historiadores han llamado avivamiento, verlo suceder en los corazones del pueblo de Dios. Por eso es un gozo para mí estar enseñando esta serie del Salmo 126, que pienso que es uno de los grandes pasajes de avivamiento en la Escritura.
En realidad no aparece esa palabra en el salmo, pero lo que se describe es una imagen de lo que pasa cuando Dios aviva a Su pueblo. Espero que nos hayas estado acompañando. Si no lo has hecho, no es tarde para que tomes tu Biblia y vayas al Salmo 126 y comiences a leerlo, son solo seis versículos; estamos planeando hacer una semana y media o dos de programas sobre este pasaje.
Hay tantas riquezas, tantos tesoros en ese pasaje, y hemos pasado los últimos días viendo los primeros tres versículos donde el pueblo de Dios está recordando lo que Dios hizo en el pasado. Ellos ofrecen alabanza por el pasado, de cómo Dios liberó a Su pueblo de la cautividad. Probablemente en esa situación ellos estaban directamente pensando en la salida de la cautividad babilónica y habían regresado a su tierra natal y ahora una vez más eran personas libres y podrían reconstruir su nación.
Qué imagen es esta de la salvación cuando Dios nos libera de Satanás, del pecado, y de la esclavitud al pecado, pero también una imagen de lo que pasa cuando Dios aviva a Su pueblo, nos libera de aquellas mortajas de las que hablamos antes en esta serie, ¡las que tuvo Lázaro cuando salió de la tumba! Estaba vivo, pero estaba atado.
Cuando el pueblo de Dios es liberado de su esclavitud del pecado, de su egoísmo y de este mundo, el fruto de eso es gozo. Hemos visto el tema del gozo a través de este salmo, gozo, alegría y cantos como la expresión de personas que han sido liberadas. Eso está en los primeros 3 versículos del Salmo 126.
Ahora llegamos al versículo cuatro, es más o menos el punto crucial de este salmo. Este es el pueblo de Dios, ya no recordando, sino pidiendo. Aquí es donde está la petición, la oración por avivamiento. Ellos ahora hacen una súplica basada en lo que Dios ha hecho en el pasado. Hacen una súplica para que Dios haga algo en el presente.
«Señor hemos visto lo que has hecho antes. Hemos visto cómo fue cuando Tú liberaste a Tu pueblo, Tú les diste gozo y alegría y las naciones perdidas miraron y dijeron, “Dios está ahí. El Señor ha hecho grandes cosas por ellos”. Pero eso es solo un recuerdo para algunas de nosotras».
Algunas de nosotras podemos recordar un tiempo cuando Dios se movió en nuestras vidas o en nuestra familia o en nuestra iglesia, y ahora, lo recordamos. ¡Fue grandioso! Él nos liberó de la amargura. Nuestra conciencia está limpia. Lidiamos con algunos problemas en nuestro pasado. Una relación que fue reconciliada. Quizás Dios se movió de una manera dulce en avivamiento en la vida de tu iglesia, y recuerdas eso. Quizás fue hace tres años o treinta y tres años, y tú piensas, «eso fue grandioso».
Es posible que hayas regresado otra vez a alguna o algunas de esas áreas de esclavitud porque, mientras estemos en esta carne, nuestra tendencia es a retroceder, a gravitar de regreso a la esclavitud. Por eso el salmista oró en el Salmo 85: «¿No volverás a darnos vida para que tu pueblo se regocije en ti?» (v. 6) Necesitamos una y otra vez el mover fresco del Espíritu de Dios en nuestros corazones.
El salmista ora aquí en el versículo 4 del Salmo 126: «Haz volver, SEÑOR, a nuestros cautivos, como las corrientes en el sur». Regresa a nuestros cautivos. Aquí él está diciendo, «no estamos contentos con conformarnos con las misericordias pasadas, necesitamos un avivamiento fresco».
Avivamiento fresco, ¿estás caminando en avivamiento hoy, o necesita tu corazón ser avivado otra vez? No sé tú, pero mi corazón necesita ser avivado una y otra y otra y otra vez. Encuentro a veces, que leyendo mis diarios viejos veo como Dios me liberó en un área. Luego me doy cuenta de que he caído otra vez de vuelta en la misma esclavitud en esa misma área, y necesito que Dios otra vez me haga volver de mi cautividad, que me libere otra vez.
Ahora, nota que esta oración en el versículo cuatro está dirigida al Señor. Tú dirás, «bueno, eso es muy obvio». Pues bien, es asombroso a cuántas otras personas vamos buscando soluciones o ayuda antes de ir al Señor; pero esta oración está dirigida a Él. Búscalo a Él. «Haz volver nuestra cautividad, oh Señor». La oración es para Él. Nadie más puede hacer lo que Él puede hacer.
Hay problemas en tu familia. Hay problemas en tu iglesia. Hay problemas en relaciones que solo Dios puede obrar, que solo Dios puede llevar a cabo. Dependemos de Él.
Nota que no solo esta oración está dirigida al Señor, sino que es una oración ferviente. Él dice, «oh, Señor». Me gusta esa palabra, «oh». La encuentras particularmente en el Antiguo Testamento. Es una expresión de fervor, de intensidad, de desesperación, de anhelo.
Pienso que es el «oh» lo que falta en muchas de nuestras oraciones en el día de hoy. Para decirte la verdad, hace falta en la mayoría de mis oraciones. A veces me encuentro solo orando acerca de cosas de una manera rutinaria.
Mientras estaba meditando en este salmo, pensé, «¿dónde está el “oh” en mis oraciones?» Quiero ver a Dios moverse, pero, ¿estoy desesperada por ver a Dios moverse? «Haz volver nuestra cautividad, oh Señor». Oh Señor, necesitamos que hagas eso.
Entonces es una oración enfocada. Él está diciendo, «esto es lo que necesitamos». Él no se está conformando con menos. Es decir, hay muchas cosas que podemos pedirle al Señor, y se supone que debemos llevar nuestras peticiones al Señor. Pero en esta oración, él está diciendo, «Señor la única cosa que quiero es que Tú hagas volver nuestra cautividad, que Tú liberes a Tu pueblo, que Tú salves a Tu pueblo».
Ahora, mientras leía este pasaje, no hay duda de que la persona que está haciendo esta oración, o las personas que están haciendo esta oración, quieren ser liberadas de su cautividad. No están contentas con que las cosas se queden como están. Están diciendo, «no podemos seguir así. Esto es importante para nosotros». Es una oración enfocada.
Nota para qué es esta oración. ¿Qué le están pidiendo a Dios que haga con tanta desesperación, intensidad y urgencia? Es una oración de liberación de su cautividad, una oración por liberación de esclavitud.
Ahora, cuando haces una oración así, implica que tú te das cuenta de que tienes una necesidad. Implica que tú reconoces que todo no está bien. Escucha, si tú piensas que tu vida está bien, si piensas que estás viviendo una vida cristiana en que todo está bien, no estás tan bien como algunos, pero estás mucho mejor que otras personas que conoces; si estás contenta en donde te encuentras, nunca harás una oración como esta.
Pero si llegas al lugar donde hay esta insatisfacción santa en tu corazón, y dices, «no puedo seguir así. No estoy contenta viviendo esta vida cristiana funcional, en el borde, esta vida cristiana nominal. Quiero lo verdadero. Quiero vivir en libertad. Quiero caminar en la plenitud del Espíritu de Dios, eso implica que tú te das cuenta de que hay una necesidad; que no estás bien.
Pienso en ese pasaje en Isaías capítulo 64, que es otra gran oración por avivamiento. Hemos hablado de eso antes en este programa. Cuando Isaías hace esa oración, él dice, oh Señor, «Tus ciudades santas se han vuelto un desierto; Sion se ha convertido en un desierto, Jerusalén en una desolación» (v. 10). Eso es honestidad.
Pienso que una de las razones por las que no somos urgentes en nuestras oraciones hoy, es porque no nos damos cuenta de cuán urgente es nuestra necesidad. No diríamos que nuestras vidas son un desierto o un páramo, una desolación. Unas sí lo harían, pero la mayoría de nosotras estamos yendo a la iglesia. Estamos haciendo lo nuestro. Estamos cumpliendo con nuestras responsabilidades, y no hay ese sentir de que nuestras vidas están secas y sedientas y áridas, de que no son lo que Dios quisiera que fueran.
Cuando te das cuenta de eso, cuando te ves a ti misma, no en comparación con cada cristiano que conoces, sino en comparación con la majestad, la gloria y la santidad de Dios, entonces dices, «Señor, mi vida es un desierto. No es lo que Tú quieres que sea. Estoy tan necesitada».
Sé que porque enseño en Aviva Nuestros Corazones, la gente tiene esta impresión de mí, que por todo lo que enseño aquí estoy siempre estoy viviendo en abundancia y rebosando en toda esta maravillosa verdad. Déjame decirte que son muchos los días cuando levanto mis ojos y mi corazón al Señor y digo, «Señor, soy un desastre».
Si las personas que escuchan Aviva Nuestro Corazones supieran las cosas con las que lucho, las veces que me siento tan desanimada, tan fría, tan árida; cuando es muy difícil para mí orar, si solo supieran… Bueno, Dios sí sabe. Él sí sabe, y Él sigue poniendo en mi corazón –estoy muy agradecida por eso– este descontento santo, esta renuencia a quedarme así, este anhelo por seguir buscando más conocerlo a Él y ser más llena de Él.
Hoy tenemos tanto en el mundo cristiano. Tenemos grandes conferencias, grandes ministerios, libros cristianos que son éxitos de librería y ministerios de medios de comunicación, ¿y eso qué importa si nuestros corazones están fríos, duros, nuestros ojos están secos, nuestras vidas están áridas, nuestra adoración está vacía, nuestros hogares están rotos y a nuestras iglesias les hace falta la presencia y el poder de Dios? Tenemos mucha actividad pero no mucho poder. Y eso es lo que necesitamos, y es por eso que el salmista clama, «¿Señor, podrías hacernos volver de nuestra cautividad?»
Cuando él ora por liberación de la cautividad, él está implicando no solo que reconoce que tiene una necesidad, sino que hay un deseo implícito de ser liberado de la cautividad. No quiero quedarme aquí. Quiero ser libre. ¿Tienes tú ese deseo? ¿Realmente tienes un deseo por caminar en la plenitud y la libertad del Espíritu Santo en tu vida, de vivir no en el ámbito de la vida cristiana normal, donde todos los demás parecen vivir, sino de vivir en el ámbito de lo sobrenatural?
Yo sé que muchas de ustedes sí quieren. Sé que hay hambre en muchas de ustedes, pero el peligro es estar contentas de quedarnos donde estamos en lugar de seguir buscando más. No solo que estamos contentas de quedarnos donde estamos, sino incluso podemos llegar a un punto en nuestras vidas donde como que disfrutamos de quedarnos en cautividad.
El pecado es placentero por un tiempo, y algunas de nosotras preferiríamos quedarnos en la cautividad que tener la libertad de la obediencia, porque obedecer a Dios puede ser difícil. Puede ser humillante. Requiere quebrantamiento. Requiere intencionalidad. Requiere esfuerzo y algunas de nosotras preferiríamos irnos a la deriva, aún si eso significara quedarnos en esclavitud.
El salmista está diciendo, «no estoy contento con quedarme aquí. Quiero seguir adelante a un terreno más alto, superior. Quiero ser libre. En todas estas diferentes áreas de mi vida quiero ser libre».
Luego implica una disposición a volvernos, no solo un deseo de ser libres y libradas de la cautividad, sino una disposición a que Dios cambie la dirección de nuestros corazones. ¿Sabes qué significa eso? Arrepentimiento. Es una disposición a arrepentirme, a dar media vuelta de lo que me está impidiendo experimentar esa libertad.
He sido tan bendecida por casi treinta años de estar asociada con Life Action Ministries, un ministerio que Dios levantó para dar este mensaje de avivamiento a las iglesias locales y a través de todo Estados Unidos.
Aviva Nuestros Corazones es parte de ese ministerio y ha sido un privilegio durante esta serie tener a Byron Paulus aquí con nosotras en el estudio.
Le he pedido a Byron que nos acompañe por unos cuantos minutos en el programa de hoy. Byron, mientras hablamos acerca de la desesperación, el deseo, el anhelo y la búsqueda, nuestros equipos han estado probablemente en miles de iglesias en los últimos cuarenta años; hemos visto en algunas iglesias un verdadero sentido de búsqueda y anhelo en algunos individuos en esas iglesias, un verdadero sentido de desesperación y anhelo. ¿Qué tipo de diferencia hay cuando existe ese anhelo?
Byron Paulus: Pienso que fue Leonard Ravenhill, Nancy, quizás uno de los escritores más prolíficos y uno de los hombres más apasionados por Dios que jamás he conocido cuando se trata del avivamiento, que dijo una vez, «si estamos dispuestos a vivir sin avivamiento, lo haremos».
Estamos en estas iglesias donde la gente no está satisfecha con la situación actual. No están dispuestos a seguir sin una visitación de Dios y Dios comienza a hacer algo en sus corazones; comienza a movilizarlos en oración.
Recuerdo que hace años estábamos en una iglesia bastante grande, y estuve ahí semanas antes, solo pidiéndoles a las personas que comenzaran a buscar al Señor en oración. Aproximadamente una semana antes de que nuestro equipo llegara para este tiempo concentrado y prolongado de buscar al Señor, escuché que había reuniones de oración en esa iglesia a medianoche. De hecho, escuché que eran entre las 2:00 y 3:00 de la mañana.
Nancy: Wow.
Byron: Sabiendo que eso era poco común, dije, «necesito saber más de eso». Levanté el teléfono. Llamé a alguien que conocía allí, y le dije, «¿es cierto que hay reuniones de oración a la media noche?»
Y me dijo, «claro que sí».
Yo le dije, «¿realmente son entre las 2:00 y 3:00 de la mañana?
Me dijo, «sí, sí lo es».
Luego pensé que la siguiente pregunta lógica era, «¿y sí llega gente a esa hora?»
Me dijo, «la verdad es que, sí», que habían planeado, antes de esta temporada buscar al Señor y llamar al pueblo al arrepentimiento, a realmente bañarse en oración. Así que dos semanas antes de la inauguración de ese tiempo en su iglesia para buscar al Señor, había personas orando.
Me dijo que se reunían hasta diez o quince casas y como diez o quince personas en cada casa, noche tras noche, entre las 2:00 y 3:00 de la mañana, clamando a Dios con urgencia e intensidad por una auténtica visita celestial en su congregación. Eso era de 150 a 200 personas que se reunían. Ellos dijeron que querían orar en la hora más sacrificial. Ahora, la clave es que eran obedientes a como Dios les guiaba.
Personalmente, prefiero orar a las siete de la mañana, pero ellos sintieron que eso era lo que Dios quería que hicieran. Ellos obedecieron, y al recordar y ver ese periodo de tiempo, siguió no solo por una o dos semanas sino tres semanas que Dios trabajó en los corazones de esas personas. Algunas de las obras de Dios más dramáticas, inexplicables, extraordinarias, ocurrieron en los corazones de personas y matrimonios. Así que, sí hay una relación directa.
Nancy: Y tú viste, recuerdo, hace años, cuando estabas en un viaje en el extranjero, tú viste este tipo de desesperación en una reunión de oración de la cual tuviste oportunidad de ser parte.
Byron: Sí Nancy, y si recordara algunas cosas que marcaron mi propia vida, de experiencias que me han cambiado y me han dado una convicción profunda de mi propia falta de oración, sería ese viaje a Singapur. Fui invitado a una reunión de oración un viernes por la noche. Ellos dijeron que comenzaría a las 10:00, y terminaría a las 6:00 de la mañana.
Fui, y mientras participaba, comencé a darme cuenta de que esto no era solo una ocurrencia de un solo viernes por la noche, sino que ellos habían estado haciendo esto tres semanas. Lo que me impresionó, Nancy, fue que cuarenta o cincuenta personas venían a orar toda la noche un viernes por la noche, y noté que oraban mucho por avivamiento en Estados Unidos.
Al terminar esa reunión de oración me reuní con el líder y le dije, «¿por cuánto tiempo han tenido esta reunión de oración?»
Él dijo, «por doce años»
Yo dije, «¿cada viernes por la noche por doce años?»
Él dijo, «sí señor»
Yo dije, «¿toda la noche desde las 10:00 de la noche hasta las 6:00 de la mañana?»
Y él dijo, «sí»
Yo dije, «¿usualmente pasan tanto tiempo clamando al Señor por avivamiento en Estados Unidos o fue solo porque había algunos del occidente aquí?»
Él dice, «oh no, nos dimos cuenta que si Dios manda avivamiento a Estados Unidos, impactará al mundo».
Regresé, y solo pensé, «yo no paso toda la noche los viernes orando por avivamiento». Luego mientras seguía platicando solo brevemente, dije, «¿por qué hacen esto?»
Fue interesante. Él dijo:
Porque yo fui parte de un avivamiento en Nagalandia, en el noreste de la India, que tocó mi vida, la tocó tanto que transformó nuestros corazones. Vi la gloria de Dios. Pasaré el resto de mi vida solo buscando al Señor, por otra oportunidad de ver Su gloria descender.
Nancy: Yo sé que tenemos un deseo de tener ese mismo tipo de desesperación, de anhelo, y tenemos mujeres que nos escuchan y sé que algunas de ellas están diciendo, «me gustaría tener ese peso por un avivamiento». ¿Cómo crees que puedes cultivar ese tipo de hambre y sed y desesperación por ver a Dios moverse? Yo sé que todavía no estamos allí. Queremos estarlo, pero ¿cómo te mueves en esa dirección?
Byron: Bueno, Nancy, yo creo que en mi propio corazón, hasta que no ves la necesidad, realmente nunca serás motivada a hacer algo, a ser parte de la solución. Creo que como David, en su propio corazón decía, «estoy pobre y necesitado». Cuando tenemos un vistazo de Dios, quién es Él, toda Su santidad, Su pureza, Su poder, Su fuerza, Su gloria, y como Isaías dijo en Isaías 64, una vez que lo vemos a Él y lo recordamos a Él y Sus caminos, como estás hablando en esta serie acerca de recordar, entonces nos veremos a nosotros mismos.
Cuando Isaías dijo, recuerdas, «perdido estoy… Soy hombre de labios inmundos» (Isa. 6:5). Creo que parte de eso es tener un encuentro fresco con Dios.
He estado meditando mucho en una pequeña frase en el Salmo 80 donde el salmista clama, «dame vida, e invocaré tu nombre» (v.18, parafraseado). Si no experimentamos vida, si personalmente no experimentamos la presencia y poder de Dios en nuestra vida, entonces no invocaremos Su nombre.
Me acuerdo de un estudiante de seminario que una vez me pidió si nos podíamos reunir en mi oficina y vino. Solo tuvimos una corta reunión, quizás diez o quince minutos. Luego él dijo, «¿podemos orar juntos?»
Yo dije, «claro, hagámoslo»
Nunca se me va a olvidar, Nancy. Él se tendió postrado en el piso de mi oficina, y clamó al Señor. Él dijo, «oh Dios, quiero avivamiento más de lo que quiero respirar».
Pensé, «yo no lo quiero tanto así», y Dios usó eso para dar convicción a mi corazón. Mientras dialogaba con ese estudiante de seminario, él había estudiado la historia del avivamiento como lo estás haciendo tú ahora mismo en tus sesiones de Aviva Nuestros Corazones.
Estás comenzando a tener un vistazo de cómo fue cuando Dios visitó antes. ¿Cómo seríasi fuéramos liberados de nuestra cautividadcomo pasó ahí en los salmos? Eso, creo yo, nos motiva, nos urge y nos impulsa a realmente buscarlo con todo nuestro corazón.
Nancy: Bueno, gracias, Byron. Ha sido un privilegio para mí, por años, servir con hombres y mujeres como Byron y su esposa, Sue, quienes tienen un corazón y un hambre por ver el mover de Dios.
Mientras escuchas estos recuentos, espero que Dios te esté dando un deseo mayor en tu corazón por decir: «Haz volver, SEÑOR, a nuestros cautivos, como las corrientes en el sur».
Cuando volvamos a estar juntas en Aviva Nuestros Corazones, continuaremos con estos versículos y hablaremos de lo que significa que Dios vuelva nuestra cautividad como las corrientes del sur. No te querrás perder la visión que eso nos da de lo que Dios quiere hacer en nuestros días.
Oremos: Oh Señor, clamamos a Ti, y te decimos que te necesitamos. Necesitamos que te muevas en nuestros días. Desesperadamente necesitamos que te muevas y oro que nos ayudes a reconocer la necesidad que tenemos en nuestras vidas, en nuestras familias, y en nuestras iglesias.
Danos esa insatisfacción santa con lo rutinario. Ven y visítanos, oh, Señor. Ven y libera a los cautivos para Tu Gloria. Oro en el nombre de Jesús, amén.
Annamarie: Amén. Nancy DeMoss de Wolgemuth nos ha estado ayudando a ver nuestra necesidad de clamar al Señor para que nuestros corazones sean avivados. La ha acompañado Byron Paulus, el director del ministerio One Cry (en español, Un Clamor).
Y tú, ¿a qué o a quién recurres para que tu corazón sea vivificado? Quizá sí has ido al Señor, y has orado pidiéndole que se lleve tus lágrimas. En nuestro próximo programa Nancy nos hablará sobre las lágrimas que debemos derramar delante de Dios. Acompáñanos aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Clamando a Dios juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
La lectura bíblica para hoy en el Reto Mujer Verdadera 365 es Salmos 105 al 107.
Todas las Escrituras son tomadas de la Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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