Revirtiendo el declive
Débora: ¿Te sientes desanimada por la oscuridad del pecado que ves en el mundo? Hoy nos acompaña Richard Owen Roberts.
Richard Owen Roberts: La justicia demanda que echemos la culpa a donde pertenece, a la iglesia. La iglesia es la luz del mundo. ¿Si la luz se ha convertido en oscuridad, cómo puedes culpar a la oscuridad de estar errada?
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 22 de agosto de 2024.
En el episodio del día de ayer dimos inicio a la serie titulada, «Cuando Dios aviva un corazón». Esta serie trata temas sumamente importantes para el pueblo de Dios, como lo son la santidad y el avivamiento. Si te perdiste el primer episodio puedes escucharlo o leer la transcripción en nuestro sitio web AvivaNuestrosCorazones.com.
Aquí está Nancy para introducir a nuestro invitado el día de hoy. …
Débora: ¿Te sientes desanimada por la oscuridad del pecado que ves en el mundo? Hoy nos acompaña Richard Owen Roberts.
Richard Owen Roberts: La justicia demanda que echemos la culpa a donde pertenece, a la iglesia. La iglesia es la luz del mundo. ¿Si la luz se ha convertido en oscuridad, cómo puedes culpar a la oscuridad de estar errada?
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 22 de agosto de 2024.
En el episodio del día de ayer dimos inicio a la serie titulada, «Cuando Dios aviva un corazón». Esta serie trata temas sumamente importantes para el pueblo de Dios, como lo son la santidad y el avivamiento. Si te perdiste el primer episodio puedes escucharlo o leer la transcripción en nuestro sitio web AvivaNuestrosCorazones.com.
Aquí está Nancy para introducir a nuestro invitado el día de hoy.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Nuestro invitado esta semana es el señor Richard Owen Roberts. Él ha sido un amigo de mucho tiempo, un siervo del Señor por largo tiempo, un soldado y hombre de fe con un corazón para el avivamiento. De hecho, señor Roberts, hemos recorrido un largo trecho. Usted es parte de la herencia espiritual e histórica de mi vida.
Hemos conversado acerca de esto anteriormente, y pienso que sería interesante para nuestras oyentes, saber que creció en el norte del estado de New York. Allí conoció al Señor cuando era niño. Mi padre se convirtió a la edad de 25 años, fue un rebelde que vivió lejos, lejos, lejos de Dios, lo hizo en una reunión en la que predicaba Hyam Appleman quien era un ruso, judío, y evangélico bautista del Sur.
A mi entender, su padre estuvo en el comité que trajo al señor Appleman a Albany para esa serie de reuniones.
Sr. Roberts: Mi padre fue anciano en la iglesia presbiteriana en Schenectady. Tenía la responsabilidad de hacerse cargo de velar por el alcance evangelístico de la iglesia. Una de las cosas a las que él se comprometió, fue al programa de evangelismo cooperativo con muchas de las iglesias de la región. Vivíamos en Schenectady.
Appleman fue invitado y una antigua pista de caballos que estaba disponible, se convirtió en un tabernáculo.
Nancy: La razón por la que mi padre se interesó en esa reunión, no fue porque él tuviera algún interés en las cosas del Señor, sino porque él era un jugador, él apostaba. Estaba interesado en apostar a las carreras de caballos. Y estaba intrigado por la reunión cristiana, esta reunión evangelística que se iba a llevar a cabo en esta pista de caballos transformada.
Sr. Roberts: Yo era un adolescente, en el momento en que eso ocurrió. Recuerdo la prédica de Hyman Appleman. Fue una predicación poderosa, fervorosa. No sucedieron muchas cosas en ese evento en términos de resultados espirituales.
Pero recuerdo a mi padre diciéndome un día, resplandeciente, acerca de este apostador que se había convertido la noche anterior. Ahora, yo no tenía ninguna conexión en ese momento con Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy: Bueno, no había Nancy DeMoss Wolgemuth.
Sr. Roberts: Art DeMoss era el nombre de ese apostador. Con frecuencia en los años siguientes, mi padre pudo reflexionar sobre las reuniones que tuvo en ese lugar donde estuvo la pista de caballos y de lo agradecido que estuvo de haber tenido el privilegio de participar en ellas.
Nancy: En realidad me habían contado que el señor Appleman dejó esa reunión antes de lo estipulado, pensando que no había ocurrido mucho, sin darse cuenta de que en ese mismo momento al menos uno se había convertido; y ese hombre que se convirtió vendría a ser mi papá; Dios había transformado de forma radical su vida.
Mi padre y el señor Appleman se volvieron muy buenos amigos.
Sr. Roberts: Oh, ¡no sabía eso!
Nancy: Puedo recordar al señor Appleman hospedarse en nuestra casa. Él tenía un acento grave, gutural, un acento ruso. Escuchar a mi padre y a él orar. . . era como si yo fuera una pequeña mosca en la pared, sentada en una esquina escuchándolos derramar sus corazones. Las palabras del señor Appleman tocaron mi vida, fueron palabras de afirmación cuando yo era una niña pequeña en búsqueda del Señor. Ahora, ambos están en el cielo. Y usted fielmente todos estos años se ha mantenido llamando al pueblo de Dios al arrepentimiento, a la santidad y a un avivamiento personal y corporativo.
Como compartió con nosotras ayer, a la edad de doce años, Dios puso esta carga del avivamiento en su corazón. No sé si alguna vez compartí con usted que cuando yo tenía doce o trece años de edad, Dios puso una gran pasión por el avivamiento en mi corazón también. Y de forma similar a usted, estaba leyendo el libro de los Hechos. Estaba en una buena iglesia en la que se predicaba la Palabra de forma correcta, pero analizando de forma objetiva estaba viendo un estilo de vida cristiana a mí alrededor, que aunque no era aberrante y no tenía errores doctrinales, me hizo darme cuenta de que era cualitativamente diferente a lo que leí en el libro de los Hechos.
Empecé a leer libros de historia, biografías, esos libros de los que usted hablaba, y de los que tiene una inmensa colección. Pero como joven adolescente, fue leyendo estos libros que Dios se apoderó de mi corazón y me llamó al ministerio del avivamiento.
Sr. Roberts: Hay algo muy poderoso en esto. Ambos podemos testificar que a la edad de doce años Dios hizo un maravilloso cambio en nosotros, el cual no se ha alterado. Ha estado ahí todo este tiempo.
Pienso en esto cuando hablamos acerca de la decadencia moral y espiritual que ha precedido todas las historias de los avivamientos. Una de las cosas que tenemos que enfrentar es que hoy en día, un joven o una joven de doce años sea tratado como tonto. Muchas lecturas de escuela dominical, otras literaturas para jóvenes que he visto y reportes que los propios chicos me dan con relación a lo que está ocurriendo en sus reuniones de jóvenes, me hace concluir que estos son embrutecedores.
Estos jovencitos están siendo tratados como si fueran incapaces de asumir grandes retos. Sin embargo, por la gracia de Dios, cada uno de nosotros asumimos cosas de esa magnitud. Nunca más hemos asumido cosas de tal magnitud o consecuencia que las que nos tocó asumir a los doce años de edad.
Nancy: Y fue por la obra del Espíritu de Dios.
Sr. Roberts: Absolutamente, una obra del Espíritu de Dios. ¿No deberían la iglesia, los padres y las madres estar conscientes de que los niños de diez, once, y doce años poseen la habilidad de asumir todas las grandes cosas de Dios? Las decisiones que ellos puedan tomar pueden impactar al mundo por toda la eternidad.
Nancy: Y esas palabras deben alentar y animar a muchas madres que nos escuchan el día de hoy que están impartiendo educación en el hogar a sus hijos, o sus hijos están en otro sistema escolar, madres que están disciplinando, discipulando e instruyendo a sus hijos en los caminos del Señor; dándose cuenta de que a los nueve, diez, once, doce años de edad, Dios puede estar trabajando profundamente en sus vidas y que los frutos los verán en las siguientes décadas.
Así que madres, no subestimen lo que están haciendo en este momento mientras les leen las Escrituras, mientras derraman la Palabra de Dios en las vidas de estos pequeñitos. Nuestro programa es el programa sucesor del ministerio de Elisabeth Elliot. Muchas veces veo a estas pequeñas y me digo: «La próxima Elisabeth Elliot está en alguna de estas. Alguien a quien Dios le está hablando al corazón, alguna joven, alguna niña. Ambos podemos testificar que estas semillas plantadas pueden ser muy poderosas.
Ahora, usted acaba de mencionar el hecho del declive que siempre precede al obrar de Dios en el avivamiento. En el programa anterior nos habló acerca de la belleza de la santidad, de Dios en medio de Su pueblo, de lo precioso que es tener este sentido de la presencia de Dios en y a través de Su pueblo, y de cómo se refleja esto en la santidad.
Queremos ir un paso atrás y decir que existe una condición que precede al verdadero avivamiento. Y esta es, la necesidad de santidad en medio del declive moral y espiritual. Como ha leído y estudiado muchos, muchos, muchos libros en los cuales está registrado cómo Dios se ha movido en pasados avivamientos, háblenos acerca de esta progresión, esa condición que precede a los avivamientos.
Sr. Roberts: Sí. Este es un asunto muy urgente, y uno al que creo que no le damos la debida atención. Cuando vemos nuestra sociedad hoy, observamos el estado deprimente de las cosas; y vemos la grave inmoralidad. Así pues, nos enfrentamos al hecho de que es una práctica aceptable en la mayoría de los círculos mentir. De hecho, si tú no mientes, hay algo malo en ti. Si no eres groseramente inmoral, estás viviendo de una forma muy tonta. Se considera más razonable en estos días vivir en pecado que vivir teniendo algún interés en la santidad.
Obviamente, ¿cómo llegamos ahí? Esta es la pregunta que nos debemos hacer. También nos preguntamos, ¿qué puedo hacer realmente? Estamos en peligro de pensar que porque estamos en una gran inmoralidad y porque el declive moral y espiritual de la nación es tan grande, no tenemos esperanza. Pero una de las grandes lecciones que el Señor me enseñó mucho tiempo atrás acerca del avivamiento, fue que a los avivamientos les precede un declive moral y espiritual terrible. Esto puede ser confirmado por las Escrituras. Tenemos maravillosos relatos de avivamientos en la historia, y a todos les ha precedido este declive moral y espiritual. Tenemos registros de la historia que por supuesto fortalecen nuestras convicciones a lo largo de sus líneas.
Pero, ¿cómo puede ocurrir que una nación, un pueblo, una iglesia que se levanta en santidad pierda su visión de las consecuencias de la misma? Han aprendido a adaptarse a la maldad que los rodea y a la parte esencial de todo lo que es incorrecto.
Nancy: Puedo decir, que no solo la cultura secular está equivocada, sino la iglesia también.
Sr. Roberts: La parte peligrosa que veo es que la iglesia está culpando a la sociedad de lo que está mal. La justicia demanda que echemos la culpa a donde pertenece, a la iglesia. La iglesia es la luz del mundo. Si la luz se ha convertido en oscuridad, ¿cómo puedes culpar a la oscuridad de estar errada?
La iglesia debe entender que esta situación nos sobrevino gradualmente. La solución es darnos cuenta de lo que ha ocurrido; «le hemos dado cabida a pequeños pecados. Los hemos dejado que permanezcan. Esto atrajo otros, y ahora la santidad ha sido relegada a los rincones más pequeños de nuestras vidas».
Cuando usamos el término avivamiento, no queremos perder de vista el hecho de que tiene similitud con otro término, uno que empieza con la letra «r», regeneración. Piensa en la conexión entre los dos. Tenemos personas que están completamente perdidas. No saben nada de Cristo, no les interesa la santidad, no tienen convicción acerca del pecado, viven solo para complacerse a sí mismas. Luego caen bajo el ministerio de la Palabra de Dios.
De repente, tienen una conciencia interna de que las cosas no están bien. Al principio, no ocurre nada externo, solo el despertar interno. Muchas veces usamos la palabra despertar para describir esto. Estas personas han despertado al pecado. Se enfrentan con el hecho de que: «Soy un pecador. Estoy en problemas con Dios».
Luego ellos escuchan el mensaje de arrepentimiento y el mensaje de fe. ¿Qué ocurre con el pecado que ha llenado sus vidas? Por la gracia de Dios se esfuma. Ellos confiesan, creen. Dios los vacía del egoísmo, del pecado y los llena de Cristo. Nacen de nuevo. Son nuevas criaturas. Tienen un nuevo comienzo, es hermoso contemplarlo.
Así que el avivamiento es el tiempo en que Dios se acerca, cuando la santidad recobra nuevamente una atracción maravillosa, cuando tenemos un verdadero y profundo arrepentimiento y una fe renovada. Comienza todo de nuevo, vacíos de nosotros mismos y llenos de Cristo. La experiencia del avivamiento es tan preciosa que uno nunca pierde completamente el glorioso obrar de Dios en nuestras vidas.
Entonces nos encontramos en un momento de nuestra historia en que todos a nuestro alrededor están llenos de pecado y egoísmo, cuando las iglesias están enfocadas en sí mismas, donde el pecado prevalece tanto en la iglesia como en el mundo, cuando necesitamos ser nuevamente enfrentados con la santidad. Esto ocurre cuando Dios se acerca.
Nancy: Pienso que existen algunas oyentes que sienten que no hay esperanza. Usted usó esa palabra hace unos minutos, y quizás las oirá decir: «Las cosas nunca habían estado tan mal anteriormente».
Sr. Roberts: Sí. Es comprensible que piensen de esa forma. Pero cuando escucho este tipo de comentarios, honestamente (sin intención de herir ningún sentimiento) pero no obstante, lo que estamos haciendo es reconociendo nuestra ignorancia de la historia.
Existieron momentos en el pasado en que las situaciones eran tan viles que casi eran incomprensibles. Quizás haya algunas oyentes en el día de hoy que tienen edad para recordar a un santo hombre que viajó a este país, un irlandés que tenía un maravilloso ingenio, pero quién fue un hombre profundo, serio y piadoso. Su nombre era J. Edwin Orr.
Lo recuerdo hablar una vez. Él frecuentemente era dramático cuando hablaba. Frente a una asamblea de jóvenes, comenzó a contar sucesos que había recabado. Habló acerca de una situación que estaba ocurriendo en varias escuelas del país, como la de un estudiante que en medio de una clase bíblica cortó el centro de una Biblia. Cuando el capellán vino a dar el servicio y abrió su Biblia, no había nada, solo los márgenes. La Biblia había sido cortada.
En la Universidad Yale, en el periodo en que Timothy Dwight se convirtió en presidente, se decía que no había más de tres estudiantes en todo el cuerpo estudiantil con algún interés religioso. La mayoría de los estudiantes eran ateos y promovían conductas licenciosas. Luego Dios vino. Timothy Dwight predicó varias series de sermones acerca del ser y los atributos de Dios. De repente, todo el cuerpo estudiantil dio un giro, un cambio.
Así que no seamos insensatos y digamos que la situación no había estado tan mal en el pasado. Ha habido innumerables ocasiones en la historia donde las cosas han sido tan malas y, a menudo, mucho peor de lo que son en este momento. Esas personas, sin embargo, tenían una cordura que hemos perdido. Ellas decían, la situación está tan mal que solo Dios puede ayudarnos. Nosotros decimos: la situación está tan mal que ni Dios puede ayudarnos.
Nancy: Pero la realidad es que la situación está tan mal que solo Dios puede ayudarnos.
Sr. Roberts: ¡Absolutamente!
Nancy: Y usted cree realmente que Él lo puede hacer.
Sr. Roberts: Creo con todo mi corazón que Él lo puede hacer.
Nancy: Bueno, de una cosa estamos seguros, y es que sin importar que Dios elija soplar nuevamente Su aliento de vida a Su pueblo de forma personal o corporativa, avivándolos, hoy es posible que cualquier persona que escuche nuestras voces se arrepienta.
Mientras describía hace unos minutos a una persona que fue regenerada por el Espíritu Santo de Dios, que había permitido que el pecado llenara las grietas de su vida y expulsara la santidad. . . Usted hizo esa bella declaración acerca de cómo a través del arrepentimiento, la presencia y la santidad de Dios pueden restaurarse en la vida de una persona. No tengo dudas de que existen personas que nos escuchan el día de hoy que están en necesidad de ese avivamiento personal. ¿Podría hablarles hoy y hacerles una invitación, desafiarlas y llamarlas a responder al Espíritu de Dios?
Sr. Roberts: Puede que te encuentres actualmente en una situación en la cual la presencia de Dios no se manifieste de forma extraordinaria en tu iglesia. Pero tienes una Biblia. ¿Qué tal si enfocas tu atención en lo que Dios dice acerca de Sí mismo? ¿Qué ocurriría si Él quiere acercarse a ti a través de Su Palabra? ¿Y tú te percatas de Su maravillosa, maravillosa santidad? ¿Y si tu anhelo fuera ser santa como Él es santo? ¿Por qué no te comprometes contigo misma a buscar este conocimiento personal de Dios? Que Su santidad pueda crear en ti el increíble anhelo de ser como Él es. Deliberadamente, a propósito.
Déjame decirlo de esta forma: ¿Qué pasaría si estás llamada a suspender todo el mal uso que se le da a la Biblia? ¿Qué tal si te dices a ti misma, «estoy cansada de usar la Biblia como una medicina engavetada», de ir a la Biblia como si consiguiera una «pastilla» para aliviarme; tomar una vitamina, algo que me anime. «Usaré la Biblia durante los próximos seis meses para obtener una imagen tal de Dios que Su santidad se convierta en mi santidad»?
Retírate, digamos que media hora cada mañana para adentrarte en las Escrituras, para encontrar todos estos maravillosos pasajes en los que Dios muestra cómo es Su corazón; donde realmente encontrarás un profundo, profundo conocimiento de quién es Él. Y durante todo el tiempo que lo hagas, ora: «Señor, quiero verte como eres, para que puedas hacerme como Tú». Él encontraría una oración y un propósito así irresistibles. Él se deleitaría en acercarse a ti. Así que toma en serio las palabras de Santiago: «Acércate a Dios, y Él se acercará a ti» (Sant. 4: 8).
Nancy: Tal vez incluso mientras escuchas esas palabras, el Espíritu Santo ha estado hablando a tu corazón, y puedes decir, «eso es lo que yo quiero». Hay un deseo que Dios ha puesto en ti para que sepas algo acerca de la presencia de Dios que no ha sido una realidad en tu vida recientemente.
Si estás en un lugar donde puedes hacer esta oración en este preciso momento, quizás estés conduciendo, puedes estacionar tu vehículo al lado de la carretera, o si estás en tu hogar o en tu lugar de trabajo y puedes parar lo que haces por un momento. Quizás estás escuchando por internet. Antes de moverte a tu próxima actividad, di: «Señor, quiero acercarme a ti. Quiero apartar los próximos días, semanas, meses de mi vida para ser intencional en buscarte, dejándote hablarme, entrando en Tu santidad, arrepintiéndome todo el tiempo necesario conforme a los pecados que me vas mostrando en mi vida. Lo que sea que me muestres, estoy dispuesta a arrepentirme si no te agrada».
Puede que no haya nadie a tu alrededor que imite esto. Quizás no conozcas a nadie que busque al Señor de esta manera, ¿pero serias la primera en tu círculo, en tu esfera? En el lugar donde Dios te ha puesto, en tu familia. En tu lugar de trabajo. ¿Dirías: «Dios, quiero ser una persona que busque al Señor?» Dios diría: «Si te acercas a Mí, Yo me acercaré a ti»
Padre, cómo oro para que Tú, con tu poder, tomes las palabras que tu siervo el Sr. Roberts ha hablado, en este día, lo que hemos escuchado de Tu Palabra, que Tú penetres y traspases los corazones de las oyentes. ¿Harías que se detengan, que hagan un balance y reconozcan: «no he estado viviendo cerca del Señor con un sentido de Su presencia en mi vida. No he estado caminando en santidad, pero quiero hacerlo?»
Oh Señor, ¿me concederías ese deseo? ¿Avivarías el corazón de Tu Pueblo? Aviva los corazones de Tu pueblo, oh Señor. Oramos esto en el nombre de Jesús, y por el bien de tu gran reino, amén.
Débora: Amén. Nancy DeMoss Wolgemuth ha estado hablando con Richard Owen Roberts acerca del avivamiento. Ellos han examinado algunos avivamientos a lo largo de la historia, y te han invitado a experimentar el avivamiento en tu propio corazón.
Hoy, el señor Roberts nos dio un reto específico: «Usar la Biblia durante los próximos seis meses para obtener una imagen tal de Dios que Su santidad se convierta en mi santidad». ¿Anhelas que el Señor haga una obra fresca en tu corazón?
Escucha lo que una mujer que fue avivada por la Palabra de Dios nos compartió.
Testimonio: ¡Hola mis amadas hermanas en Cristo! Tengo 30 años y quiero contarles que acá hay un corazón que fue avivado durante los 3 años que tengo de escucharlas. No podría explicar en palabras lo que el Señor hizo en mí a través de ustedes. Pero puedo decir que ahora ya no soy solo una oidora de la Palabra, porque ustedes me ayudaron a ser una hacedora. Mi relación con mi esposo ha cambiado para mucho bien. Ahora también soy más paciente y amorosa con mi mamá. ¡Hay mucho más que podría contarles! El Señor está transformando mi corazón para Su bendita gloria. Comparto con muchas mujeres sus mensajes porque anhelo que experimenten lo que yo experimenté. ¡Dios siga bendiciendo Aviva Nuestros Corazones! ¡Gracias, muchas gracias!
Débora: ¡Gracias hermana! Es nuestro deseo que más mujeres alrededor del mundo crezcan en el conocimiento de Cristo a través de la verdad de Su Palabra.
Bueno, ahora quiero que imagines que conoces a alguien que de pequeño hizo una oración, y le dijeron que por haberla hecho esto lo había convertido en seguidor de Cristo; pero en este momento está viviendo un estilo de vida inmoral. ¿Pensarías tú que esa decisión a temprana edad fue auténtica? En nuestro próximo episodio Richard y Nancy nos hablarán más acerca de esto:
Sr. Roberts: Ella dijo: «Oh, ella fue arrestada por cargos de prostitución y drogas». «No», le dije, «no voy a orar para que su hija sea puesta en libertad. Si yo orara por su hija, me gustaría orar para que ella nazca de nuevo».
Dijo: «No hay necesidad de orar por ella, ella nació de nuevo cuando era una niña».
«No», le dije, «si hubiera nacido de nuevo, ella no fuera una prostituta y no estaría distribuyendo drogas».
Débora: Te esperamos aquí, en Aviva Nuestros Corazones.
Llamándote a libertad, plenitud y abundancia en Cristo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
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