Renueva tu perspectiva
Débora: Con nosotras, Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy DeMoss Wolgemuth: He estado recientemente leyendo la historia «El Progreso del Peregrino», donde Peregrino y su amigo Esperanza. . . como ustedes saben, Peregrino es un cristiano que va de camino desde esta tierra a la Ciudad Celestial, al Cielo. En ese momento, viajando con un amigo llamado Esperanza, tropiezan en el Castillo de la Duda, el cual es propiedad del Gigante de la Desesperación.
El Gigante de la Desesperación encarcela a Peregrino y a su amigo en un calabozo muy oscuro donde los atormenta. El Progreso del Peregrino lo narra de la siguiente manera:
«Desde la mañana del miércoles hasta el sábado por la noche, sin un pedazo de pan, o una gota de agua, ni luz, o alguien que les pregunte cómo la están pasando… encontrándose lejos de amigos y conocidos… el Gigante de la Desesperación los golpea sin piedad (dentro …
Débora: Con nosotras, Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy DeMoss Wolgemuth: He estado recientemente leyendo la historia «El Progreso del Peregrino», donde Peregrino y su amigo Esperanza. . . como ustedes saben, Peregrino es un cristiano que va de camino desde esta tierra a la Ciudad Celestial, al Cielo. En ese momento, viajando con un amigo llamado Esperanza, tropiezan en el Castillo de la Duda, el cual es propiedad del Gigante de la Desesperación.
El Gigante de la Desesperación encarcela a Peregrino y a su amigo en un calabozo muy oscuro donde los atormenta. El Progreso del Peregrino lo narra de la siguiente manera:
«Desde la mañana del miércoles hasta el sábado por la noche, sin un pedazo de pan, o una gota de agua, ni luz, o alguien que les pregunte cómo la están pasando… encontrándose lejos de amigos y conocidos… el Gigante de la Desesperación los golpea sin piedad (dentro del calabozo). Luego les aconseja que se suiciden.
Les dice que no vale la pena continuar y que es mejor quitarse la vida. Al pensarlo, ellos lo consideran.
Pero Esperanza es un instrumento útil para darle ánimo a Peregrino y deciden seguir viviendo. Luego, el Gigante de la Desesperación regresa y amenaza con quitarles la vida describiendo a detalle la forma horrenda de cómo los quiere matar y cómo lo ha hecho con otros.
Así que tienen que pasar la noche con las heridas de las palizas despiadadas y las dudas y temores que se habían plantado en sus mentes».
Pues bien, el pasaje continúa diciendo:
«El sábado, alrededor de la medianoche, los peregrinos comienzan a orar (Peregrino y Esperanza en este calabozo) y continúan en oración casi hasta el amanecer.
Ahora, un poco antes de salir el sol, el buen Cristiano, un poco sorprendido, se desata en este discurso apasionado: “¡Qué tonto soy!”, dice, “de estar en un calabozo maloliente, cuando bien puedo caminar en libertad. Tengo una llave en mi interior, llamada Promesa, que estoy convencido de que puede abrir cualquier cerradura del Castillo de la Duda”. Entonces, Esperanza dice: “qué buena noticia, ¡sácala y pruébala!”.
Luego descubren que la llave de la Promesa puede abrir cualquier cerradura en el Castillo de la Duda. . . entonces escapan del castillo. Han escapado del Gigante de la Desesperación».
Y el pasaje termina diciendo: «y luego fueron y llegaron al Camino del Rey otra vez, y estuvieron seguros».
Débora: Hoy aprenderás a usar la llave de las promesas bíblicas en tu vida.
Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy 3 de julio de 2024.
A lo largo de la vida, hay momentos en que nos desanimamos y perdemos de vista nuestra esperanza. En esta serie titulada, «No te desanimes», Nancy nos ha estado ayudando a adquirir una nueva visión de la vida y de nuestras circunstancias. Si te perdiste cualquiera de los dos episodios anteriores, te animo a escucharlos o leer la transcripción a través de nuestra página web AvivaNuestrosCorazones.com.
Escuchemos a Nancy con la conclusión de esta serie.
Nancy: Al leer este pasaje sobre cómo la llave de las promesas de Dios abre la puerta a Peregrino y a Esperanza para salir del Castillo de la Duda y alejarse del Gigante de la Desesperación, me acordé del pasaje que hemos estado estudiando en 2 Corintios 4.
«No desmayamos», dijo Pablo, a pesar de que pasemos por todo tipo de dificultades y desafíos, mientras seguimos siendo fieles en el servicio al Señor. Pero, ¿Qué es lo que nos anima a no desmayar? De acuerdo a este pasaje, son las promesas de Dios. ¡Tenemos que aprender a ejercitarnos en Sus promesas!
Hemos estado buscando la forma de no desmayar. Hemos hablado de:
- Recibir la provisión de Dios
- Renunciar a las prácticas impías
- Reconocer el problema de la ceguera espiritual
- Proponernos el promover a Cristo
- Confiar en Su poder en medio de nuestra debilidad
- Recordar el propósito de las dificultades
Ahora, hemos llegado a la parte de 2 Corintios 4, comenzando con el versículo 13, donde tenemos el reto de ejercitarnos en las promesas de Dios. Como dice el versículo 13:
«Ya que tenemos el mismo espíritu de fe, según lo que está escrito: Creí, por tanto hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos; sabiendo que aquel que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros» (vv. 13-14).
¿Qué está diciendo Pablo? Que tenemos promesas grandes y preciosas. En realidad, esas son las palabras que Pedro usó en 2 Pedro 1. Ambos se refieren a las mismas promesas.
Las promesas de Dios son grandes y preciosas, ya que son ciertas y nunca fallan. Luego Pablo continúa diciendo: «Tenemos fe porque tenemos las promesas.» Nuestra esperanza no está en nuestra fe. Nuestra fe no está en nuestras oraciones. Nuestra fe está en Dios, quien ha hecho las promesas mismas que son tan dignas de confianza como Dios mismo.
Pablo dijo: «sabiendo que aquel que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros en su presencia» (2 Cor. 4:14).
Pablo dijo: «Sabemos que este no es el fin, que nuestros sufrimientos tendrán un fin, que esto no va a durar para siempre, que aunque parece que vayamos a morir, y podamos morir sirviendo al Señor, hay algo más allá de la muerte». Hay algo que tenemos que esperar.
Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos, ¡nos resucitará también! Pueden matar los cuerpos mortales, pero no pueden matar nuestro espíritu. No pueden matar nuestra relación con Dios, ni pueden alejarnos de la eternidad, ni nos podrán alejar de Jesús.
También dijo: «(Dios) a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros en su presencia». ¿Lo ves? Pablo sabía que venía una liberación. Era una promesa y decidió creerla.
Pienso en las promesas a través de toda la Escritura. Como dice el Salmo 30:5, «el llanto puede durar toda la noche, pero a la mañana vendrá el grito de alegría». Tu noche puede durar semanas o meses o años, pero la promesa es que la alegría viene por la mañana.
Así que, ¡aférrate a las promesas! Ejercítate en las promesas de Dios. En Job 23 dice que en medio de su dolor insoportable, tratando de ser justo y fiel al Señor, con todo y el sufrimiento, no obstante, Él dice: «Yo estoy buscando a Dios en medio de todo esto» (23:3 parafraseado).
«Veo al frente, detrás, a la derecha, a la izquierda, y no puedo encontrar a Dios en ninguna parte». (vv. 8-9, parafraseados) Pero, dice, en el versículo 10: «Él sabe el camino que tomo» «Dios me ve». Cuando llegas a esto, ¿preferirías saber que se puede ver a Dios, o que Dios puede verte a ti? Job dice:«(Dios) sabe el camino que tomo».
Y aquí está el resto de esa promesa: «cuando me haya probado, saldré como el oro.» (Job 23:10). Esa es una promesa. Cuando la llevas a la práctica, cuando estás en medio de esa circunstancia desesperada o difícil y aparentemente imposible, si tú no quieres desmayar, haz uso de las promesas de Dios.
Pablo dice en Romanos 8:18: «Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada.»
Pablo dijo: «Estoy convencido de que hay una gloria que nos espera.» Así se encontró con las promesas de Dios, se aferró a ellas, las abrazó, las creyó, y fue capaz de permanecer.
Ves este tema a través de todos los escritos de los autores del Nuevo Testamento, cuando dicen que puedes resistir ante el sufrimiento presente a la luz de la promesa de una esperanza futura. Puedes soportarlo si sabes que va a ser revelado, será algo visible. ¡Usa sus promesas! ¡Aférrate a ellas!
Mira 2 Timoteo 4. Una vez más, Pablo está hablando del sufrimiento. Él dice:
«Porque vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oídos, acumularán para sí maestros conforme a sus propios deseos; y apartarán sus oídos de la verdad, y se volverán a mitos» (vv. 3-4).
Así que Pablo dice: «Porque vendrá tiempo cuando se les diga la verdad, y nadie escuchará» ¿Alguna vez has sentido que esto es cierto en tu deber de madre? Cuando estás diciendo la verdad, y nadie quiere oírte. Esos tiempos llegan. Pero, dice, «conoce que vendrán esos tiempos». Y en el versículo 5 dice:
«Porque yo ya estoy para ser derramado como una ofrenda de libación, y el tiempo de mi partida ha llegado». (Pablo se preparaba para morir. Él dijo:) He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe (vv. 6-7).
En cuanto a ti (Timoteo), siempre sé sobrio, soporta los sufrimientos, realiza la obra de evangelista, cumple tu ministerio. Haz lo que Dios te ha llamado a hacer. Sé fiel. Soporta el sufrimiento. Porque él dice en el versículo 6, de 2 Timoteo 4:
«Yo ya estoy para ser derramado como una libación, y el tiempo de mi partida ha llegado».
Ahora, esta es la parte donde explica lo que lo mantuvo en el camino, en el versículo 8,
«En el futuro me está reservada la corona de justicia que el Señor, el Juez justo, me entregará en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida».
Eso es lo que me mantiene fiel. Eso es lo que me impide desmayar, sabiendo que seré formada a la imagen de Jesucristo, sabiendo que voy a estar en la presencia del Señor por toda la eternidad, a sabiendas de que mi fe se perfeccionará como el oro.
Otra vez, lo vemos en el versículo 14, de 2 Timoteo 4, donde habla de cómo Alejandro, el herrero, le hizo mucho daño. Él dice:
«El Señor le pague conforme a sus obras. Ten cuidado con él, porque se opuso tenazmente a nuestro mensaje.
En mi primera defensa, ninguno vino para estar a mi lado, sino que todos me abandonaron. (Y no los acuso) Pero el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas, para que por mí fuese proclamado el mensaje y todos los gentiles oyesen. Así fui librado de la boca del león» (vv. 14-17).
Él miró hacia atrás para ver lo que Dios había hecho en el pasado. Pero veamos lo que hace en 2 Timoteo 4:18, él mira el futuro basado en las promesas de Dios.
«El Señor me librará de toda obra mala y me traerá a salvo a su reino celestial».
Amigas, ¡esa es una promesa! Una promesa que necesito cuando las cosas se ponen difíciles. Cuando me desanimo, cuando pienso que nadie me presta atención, cuando pienso que a nadie le importo, cuando pienso que no tengo la energía para seguir adelante, cuando me ocupo de esas luchas comunes de la vida diaria en el ministerio, igual que ustedes, entonces necesito esa promesa.
Permítanme volver a leerlo. «El Señor me librará de toda obra mala» (2 Tim. 4:18). Ahora,
- No dice cuándo
- No dice cómo
- No dice que va a ser mañana
- No dice que no vas a tener que soportar
- ¡Tendrás que soportar!
Pero puedes saber que tarde o temprano el Señor te librará de toda obra mala y te llevará con seguridad a Su reino celestial. Así que Pablo termina con la doxología en ese párrafo que por derecho debería ser nuestra también, «a Él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén» (v. 18).
No nos desanimemos al ejercitar las promesas de Dios. Nosotras las creemos, nos aferramos a ellas, nos apoyamos en ellas, las aceptamos como cumplidas. Porque en Dios, son verdaderas y serán verdad.
Una de mis hermanas me escribió no hace mucho tiempo, para compartirme una experiencia que tuvo en China. Pensé que era muy apropiada a la luz del pasaje que hemos estado viendo en 2 Corintios 4, ya que hemos estado hablando de cómo evitar desmayar. Ella me dijo:
«En China, vi muchas mujeres tejiendo tapices de forma muy antigua, como en siglos atrás. La parte delantera de la tapicería no podía verse hasta que se terminara. La parte trasera de la tapicería era, para ser honesta, fea, llena de nudos e hilos oscuros. Sin embargo, un día, el hermoso tejido recompensó el esfuerzo».
Así también, solo vemos la parte trasera del tapiz de la vida, y solo una pequeña parte de ella. A menudo hay nudos, y los hilos oscuros parecen numerosos.
Sin embargo, cuando vemos el tapiz entero en el lado correcto, aunque todavía no lo veamos, vamos a ver cómo Dios ha tejido magistralmente todos los hilos juntos (incluso los males hechos por nosotros y a nosotros).
Dios está tejiendo todos los hilos juntos para hacer una gloriosa obra maestra de arte. Al leer esta descripción, recordé otro principio al que quiero referirme, de 2 Corintios, capítulo 4: «Cómo guardarnos del desánimo». Se trata de la necesidad de renovar tu perspectiva. Echemos un vistazo a los versículos 16-18 de 2 Corintios 4.
Donde Pablo termina como empezó el capítulo, diciendo:
«Así que ¡no perdamos el ánimo! Aunque nuestro hombre exterior se va desmoronando, el hombre interior se renueva de día en día. Pues esta aflicción leve y pasajera nos prepara para un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación, ya que no miramos las cosas que se ven, sino las cosas que no se ven. Porque las cosas que se ven son temporales, pero las cosas que no se ven son eternas».
¿Lo ves? Dios le dio a Pablo la perspectiva que necesitamos si no queremos desmayar, fue esta perspectiva la que mantuvo fiel a Pablo en la lucha y fiel en la carrera hasta el final de la meta.
Él dijo: «Tenemos una perspectiva de que las dificultades del ministerio son redentoras. Las dificultades de la vida, las dificultades de servir al Señor tienen un valor y un propósito».
Él dijo: «En medio de las presiones externas y los problemas, sean cuales sean» puedes hacer tu propia lista de lo que estás pasando; cualesquiera que sean, «aun en medio de ellos se puede ser fuerte en el interior y ser renovado».
Mientras tu mundo se está cayendo a pedazos, mientras tu casa se derrumba, tal vez, y tú quizás estés buscando al Señor, orando y clamando a él. . . Es tan difícil perseverar cuando estás en medio de lo que estás viviendo, con la constante crítica de las personas más cercanas a ti, cualesquiera que sean las circunstancias que te pueden estar derribando por fuera…en tu interior puedes ser renovada, fortalecida por Su Espíritu en tu hombre interior.
Luego Pablo da esta perspectiva que también nos ayuda a no desmayar: «Las presiones y los problemas que estás experimentando no durarán para siempre. Las cosas que se pueden ver, son temporales», de hecho, él las llama, «una leve tribulación momentánea».
Cuando pienso en esa frase, luego pienso en algunas de las circunstancias que he tenido que atravesar. Peor aún, pienso en algunas de las circunstancias que he oído que otros experimentan que son, muchas veces, circunstancias que están fuera de su propio control como la salud, las finanzas, el matrimonio, lo que sea, y otras horribles circunstancias difíciles y dolorosas, y pienso, ¿las llamaría Pablo «una ligera tribulación momentánea»?
Él dice: «Es ligera, de poco peso». Bueno, cuando tú estás bajo el peso de esa aflicción, no se siente muy ligera. Si has estado pasando por ella por tres, diez, trece o treinta y tres años, no se siente momentáneo. Esto se debe a que vivimos en el tiempo y estamos tan atadas a la tierra.
Pero Pablo dice: «Yo quiero que tengas una perspectiva diferente. Estas aflicciones son en realidad momentáneas, y realmente son ligeras, y lo verificarás cuando llegues al cielo. Entonces allí verás que esas aflicciones habían estado trabajando en ti para producir un peso cada vez más excelente y eterno de gloria».
Es todo lo contrario, no «una ligera tribulación momentánea», sino un eterno peso de gloria. No se puede comparar el peso de gloria con lo que has estado pasando en la tierra. Por lo tanto, ¡no desmayes! ¡Persevera! ¡Permanece fiel al Señor!
Amy Carmichael escribió este pequeño verso. Ella dijo:
«Lo que nos lamenta dura solo un momento. Todo lo que nos agrada es tan solo por un momento. Solo lo eterno es importante». 2
¡Vive a la luz de la eternidad! ¡Mantén tus ojos en las cosas que son eternas! ¡Mantén tu vista en la meta y lo que te dará la gracia para seguir adelante!
Muchos de ustedes han oído la historia de Martin y Gracia Burnham que fueron tomados como rehenes en Filipinas por unos terroristas pasando 376 días en cautiverio. A medida que la historia comienza a desarrollarse, Martin pierde la vida en la selva al final de ese conflicto, y Gracia fue rescatada y regresó a su casa, a los Estados Unidos. Yo me emocioné tanto por el hecho de ver a esta pareja, que duró más de un año en cautiverio, se mantuvo firme y se rehusó a perder la esperanza.
Luego el escuchar las palabras que Martin habló con su esposa Gracia, allá en la selva, frecuentemente atados a un árbol, sin alimento durante largos períodos de tiempo, y todo el sufrimiento y las penurias que pasaron como misioneros en las Filipinas. Pero al escuchar la historia de Martin decirle a su esposa en la selva, poco antes de ir a casa para estar con el Señor: «Puede que no salgamos vivos de esta selva» (y, de hecho, él no lo hizo) «pero podemos dejar este mundo sirviendo al Señor con alegría».
Puede que no salgas de tu selva con vida. Tus circunstancias pueden ser tan terribles que a la larga pueden terminar por quitarte la vida. Pero hay una cosa que puedes hacer, por la gracia de Dios, si vas a dejar este mundo, lo puedes dejar sirviendo al Señor con alegría.
Pensé qué gran reto y qué privilegio y cuán alto llamado es este de servir al Señor con alegría, el de no desmayar, el de renovar la perspectiva, el mantener los ojos en la meta. Al ver a Jesús ahí esperándote al final de la meta, serás capaz de seguir adelante y no desmayar.
Débora: Acabas de escuchar a Nancy DeMoss Wolgemuth en la conclusión de la serie titulada, «No te desanimes». Las verdades bíblicas que exploramos en esta serie son las que tengo que recordarme a mí misma una y otra vez. Estoy tan agradecida de que cuando me siento tentada a desanimarme, Dios siempre provee la gracia y el estímulo que necesito.
El día de mañana acompáñanos para dar inicio a una nueva serie en la que nos estará acompañando Margaret Nyman titulada, «Esperanza para un corazón adolorido».
Ella nos enseñará cómo la viudez es un nuevo comienzo, una oportunidad de caminar con el Señor de manera fresca, y de abra zar nuevos retos. Margaret te mostrará cómo sufrir luego de la muerte de un cónyuge, y cómo abrazar esta nueva etapa.
Si quizá tú que no estás escuchando no eres viuda, pero puedes pensar en una mujer cerca de ti que sí lo es, te invitamos a compartirle el enlace de la serie que iniciaremos mañana. Y sin duda, escúchala tú también, toma esto como una oportunidad de aprender y equiparte.
¡Te esperamos para esta próxima serie aquí en Aviva Nuestros Corazones, no te la pierdas!
Perseverando juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
Únete a la conversación