Regresando a tu amor
Annamarie Sauter: Nancy DeMoss de Wolgemuth conduce este programa de radio, Aviva Nuestros Corazones, pero ese papel no es lo más importante en su vida.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Le he dicho a nuestro equipo, en varias ocasiones a través de los años, «si no puedo mantener una intimidad, una relación y un caminar cercano con Cristo, mientras mantengo las exigencias de este ministerio, entonces debo dejar el ministerio. No puedo venderle mi alma a la organización. No puedo hacerlo».
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, autora del libro «En la quietud de Su presencia», en la voz de Patricia de Saladín.
La mayoría de nosotras nos apresuramos a decir, «estoy muy ocupada». Te invitamos a considerar que eso significa que tenemos que asegurarnos de que nuestro ritmo de vida no esté interfiriendo con cultivar una relación estrecha con Jesucristo.
Ayer Nancy comenzó …
Annamarie Sauter: Nancy DeMoss de Wolgemuth conduce este programa de radio, Aviva Nuestros Corazones, pero ese papel no es lo más importante en su vida.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Le he dicho a nuestro equipo, en varias ocasiones a través de los años, «si no puedo mantener una intimidad, una relación y un caminar cercano con Cristo, mientras mantengo las exigencias de este ministerio, entonces debo dejar el ministerio. No puedo venderle mi alma a la organización. No puedo hacerlo».
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, autora del libro «En la quietud de Su presencia», en la voz de Patricia de Saladín.
La mayoría de nosotras nos apresuramos a decir, «estoy muy ocupada». Te invitamos a considerar que eso significa que tenemos que asegurarnos de que nuestro ritmo de vida no esté interfiriendo con cultivar una relación estrecha con Jesucristo.
Ayer Nancy comenzó un mensaje importante para personas ocupadas; este es acerca redescubrir la intimidad con Dios. La primera vez que este material fue compartido fue en un almuerzo para mujeres en La Asociación Nacional de Locutores Religiosos. Para recordar un poco de lo que veníamos escuchando ayer, retomaremos la enseñanza donde Nancy hace referencia a un texto de la Biblia que encontramos en el libro de Jeremías, en el capítulo 3.
Nancy (hablando en el almuerzo): Alguna vez estando a solas, tú has abierto tu corazón y te has preguntado: «¿Qué estoy haciendo, por qué lo estoy haciendo, y para qué es todo esto?» El Ministerio se ha convertido en una maquinaria en vez de una pasión por una persona, Jesucristo».
Dios dice: «Recuerdo la devoción de tu juventud, de tu amor como el de una novia» ( Jer. 2: 2 , parafraseado) y por eso, Dios, al hacer juicio en contra de su novia, la reprende. Él dice: «Algo espantoso ha sucedido». Dios habla como un amante abandonado y traicionado, pero, siempre un amante, siempre enamorado.
Y vemos en este pasaje de Jeremías, y te animo a ir y a profundizar en el pasaje por ti misma, como lo he estado haciendo en las últimas semanas, que Dios es un Dios reconciliador y redentor que nunca deja de amar, y nunca deja de perseguir a su novia rebelde. Sorprendentemente, en este pasaje, Él le ruega a su pueblo volver, volver, a pesar de lo mucho que se alejaron, y se olvidaron de Él, siguiendo a otros amantes (a extraños). Dios quiere que la relación sea restaurada. ¿No te alegras? Una y otra vez, Dios dice en el capítulo 3, «Vuélvete!» «Vuélvete, oh rebelde Israel. . . No haré caer mi ira sobre ti, porque misericordioso soy yo,. . . solo reconoce, pues, tu maldad» (3: 12-13). Convertíos! «Convertíos, hijos rebeldes» (v. 14). «Convertíos, hijos rebeldes; y sanaré vuestras rebeliones» (v. 22).
Eso es el evangelio! Esas son las buenas noticias! Ese es el evangelio para las personas que son salvas, y ¿sabes qué? Lo necesitamos. Necesito predicarme el evangelio a mí misma todos los días de mi vida. Necesito creer el evangelio todos los días de mi vida. «Convertíos y sanaré vuestras rebeliones».
Mientras meditaba ayer por la mañana, sobre ese concepto de Dios llamando a su pueblo a regresar, estaba pensando en mi caminar con el Señor por todos estos años; en como mi amor se ha enfriado, y mi corazón se ha endurecido, y se ha alejado de Dios, y todas las veces que eso ha sucedido, Dios ha estado persiguiendo mi corazón una y otra vez, cortejándome, ganándome y llamándome de nuevo a volverme a Él, diciéndome: «Vuelve, vuelve, vuelve».
¿Cuál es el resultado? Esto no es solo para nosotras, ya que no se trata solo de mi relación con Cristo, a pesar de que eso es grande, pero hay una imagen mucho mayor, que Dios nos da aquí en el Antiguo Testamento y en toda la Escritura. Dios dice en Jeremías 4, «Si te volvieres, oh Israel... Entonces las naciones serán benditas en él, y en él se gloriarán» (vv. 1-2). Si nosotras, el pueblo de Dios, nos volvemos al amante de nuestras almas, la bendición de las naciones, el avance de la gloria de Dios, Su reino y la fama de Su nombre impactarán en todo el mundo.
Dios le dice a su pueblo escogido, y le dice a sus mujeres en el día de hoy: «Recuerdo la devoción de tu juventud. Recuerdo tu amor como el de una novia». Él recuerda la devoción de tu juventud espiritual. ¿La recuerdas tú? Dios recuerda, y Él nos llama a recordar.
Así que déjame preguntarte. ¿Cómo está tú corazón? Es posible que haya en algunas de las que nos están escuchando hoy, y sé que no es solo posible, sino muy probable, que para muchas, tal vez, el ritmo del ministerio ha sobrepasado el ritmo de la intimidad con Dios.
¿Cómo está tu amor por Cristo? ¿Puedes recordar un momento en tu vida en que lo amabas más de lo que lo amas hoy, no solo teológicamente, no solo en tu cabeza, no solo con tus palabras, no solo con tu mensaje, sino con tu corazón? ¿Puedes recordar un momento en que tu corazón era más fiel, más dedicado a Cristo, cuando no era una carga pasar tiempo con Él, cuando lo llamabas, «El amor de tu vida»?
Tal vez ahora Él está recibiendo las sobras de tu tiempo. Quedando relegado en las grietas de tu horario sobrecargado. Esto es importante para cada hija de Dios, pero más aún para aquellas de nosotras involucradas en la difusión del evangelio a los demás, ya que la mayoría de nosotras lo estamos de alguna manera.
En Gálatas capítulo 1, el apóstol Pablo da, lo que creo que es una progresión muy importante, y es fácil pasarla por alto. Pablo dice: «Dios me apartó desde el vientre de mi madre» (v. 15). «Él puso su mano en mi vida. Apartándome para el ministerio del evangelio». Yo creo que eso es verdad en mi vida. Si eres una hija de Dios, creo que es verdad en tu vida.
Entonces dice Pablo: «Dios me llamó por su gracia». Sé que es verdad en mi vida. Dios me llamó por su gracia, y luego Pablo dice: «Dios reveló a su Hijo, Cristo Jesús, en mí» (vv. 15-16). Algunas traducciones dicen: «Dios reveló a su Hijo a mí».
«Dios me apartó antes de que yo naciera. Él me llamó por su gracia, cuando Él tuvo a bien revelarme a su Hijo, para que Él pudiera ser visto por los demás». Eso es lo que hace el ministerio de la encarnación. Pablo dice: «Para que yo lo predicara (a Cristo) entre los gentiles» (tomado de los versículos 15-16).
Sabes lo que estamos haciendo hoy de diferentes formas en nuestros púlpitos y en nuestros ministerios de difusión y en nuestros ministerios escritos? Estamos proclamando y predicando a Cristo a los que lo necesitan, pero hemos saltado el paso de que Cristo sea revelado y real en nosotras, por nosotras, y a través de nosotras hacia los demás.
No podemos proclamar a los demás lo que no hemos experimentado nosotras mismas. Cristo tiene que ser revelado a nosotras y en nosotras antes de que Él pueda ser revelado a través de nosotras a las demás. Amigas, las personas no necesitan solo escuchar lo que tenemos que decir. Necesitan ver a Cristo en mí. Necesitan ver a Jesús en ti.
Durante el año pasado, Dios estuvo trabajando en mi corazón y me llamaba a volver de forma fresca, con nuevas formas de amor en mi relación con Él. He tomado varias medidas concretas, de acuerdo a la guía que sentí del Señor a volver a una nueva intimidad con Cristo.
No quiero de ninguna manera sonar como que yo he llegado a la meta porque nunca se llega hasta que lo veamos cara a cara. Estoy un poco indecisa en compartir algunos de estos pasos porque Dios te pudiera guiar de manera totalmente diferente, pero solo para quitarme la máscara, la peluca, por un minuto aquí y decirte que Dios ha estado haciendo un trabajo totalmente nuevo en mi propio corazón.
Una gran parte de mi corazón acaba de reconocer la necesidad de Dios. Él dice, «reconoce tu culpa», y ha sido importante para mí reconocer ante el Señor y ante los demás que están en el círculo íntimo de mi vida, que el ritmo del ministerio le ha ganado al ritmo de la intimidad con Cristo en mi vida. Me encontré a mí misma en el transcurso de este último año necesitando reconocer que algunos de mis indicadores espirituales estaban peligrosamente bajos.
Es bueno decirlo antes de que llegue al punto donde el público pueda verlo porque Aviva Nuestros Corazones y mi ministerio, escribir, hablar y radio, podrían durar tal vez un largo tiempo, y esto me entristece, con esos indicadores peligrosamente bajos, antes de que el público lo sepa, pero Dios lo sabe. Y como Él me lo ha estado mostrando a mi corazón, he considerado que es importante que los demás lo sepan.
Empecé a hacer algo que yo debí de haber hecho hace años y años atrás, y es no usar la computadora los domingos. ¡Qué idea tan novedosa para un día de reposo! ¡Ha sido tan vivificante para mí! Es un regalo del Señor el poder recalibrar mi corazón y mi amor con Cristo sin correo electrónico. Ha sido maravilloso.
Envié una lista de preguntas a varios de mis amigos cercanos, y les dije: «Yo quiero que te sientas libre en cualquier momento, de hacerme alguna de estas preguntas o cualquier otra cosa que quieras saber». Déjame compartir cuáles eran algunas de esas preguntas.
- ¿Estás teniendo devocionales, o estás teniendo devoción?¿Cómo fue tu tiempo con el Señor esta mañana?
- ¿Cómo está tu espíritu?¿Estás tensa, ansiosa?
- ¿Estás sirviendo al Señor con alegría?
- ¿Cómo están tus indicadores espirituales y emocionales, y qué estás haciendo para llenarlos?
- ¿Hay áreas que has estado enseñando o proclamando y que no estás viviendo?
- ¿Hay algo que has estado haciendo o no haciendo, que no deseas que los demás sepan?
- ¿Estás fingiendo? Estás mostrando una mejor impresión a los demás que la que es sinceramente real?
- ¿Hay alguna área de tu vida en la que no estás obedeciendo y sabes que Dios quiere que lo hagas?¿Hay algo de lo cual necesitas arrepentirte?
- ¿Tu corazón está tierno y sensible al Señor?
- Y debo añadir una pregunta que escuché hace un año en este almuerzo. ¿Está el ritmo del ministerio ganándole la carrera al ritmo de tu intimidad con Cristo?
Hace seis meses, me encontré con un pequeño grupo de amigos. Estos son el tipo de amigos que cada una de nosotras necesita en sus vidas, personas que no se dejan impresionar por tus títulos, personas que no necesitan que autografies su libro, personas que tal vez ni siquiera te escuchan en la radio. Estas personas solo te conocen, te aman, oran por ti y te rinden cuentas. Le dije a un pequeño grupo de esas amigas, «el ritmo del ministerio en mi vida le ha ganado la carrera al ritmo de mi intimidad con Cristo, y estoy asustada».
Una de ellas me preguntó: «¿Cuál es la mayor distracción en tu relación con el Señor?»
No tuve que pensar por una fracción de segundo para responder a esa pregunta. Supe de inmediato cuál era la respuesta. Voy a decirte cuál fue mi respuesta.
Tu respuesta puede ser muy diferente a la mía, pero quiero pedirte que respondas a esa pregunta por ti misma. ¿Cuál es la mayor distracción en tu relación con el Señor? Yo supe de inmediato cuál era esa distracción para mí. No hay duda: es el correo electrónico. Es el correo electrónico.
Yo vivía sola. Trabajaba fuera de casa, y enseñaba la Palabra todo el tiempo. Estoy en la Palabra. Tengo que estar en la Palabra, y eso me emociona. Necesito esa rendición de cuentas, pero me encontré muchos, muchos días al levantarme por la mañana, diciendo: «Voy a revisar mi correo electrónico».
Luego de pasar una hora o dos, mi cabeza estaba en 100 diferentes canales. Y al momento de entrar a la Palabra, no había ninguna posibilidad de que yo tuviera un corazón tranquilo.
Una de las personas en ese grupo dijo: «¿Harías un pacto con este grupo, por los próximos seis meses, en los que te enfocarás en pasar al menos una hora a solas con el Señor cada mañana, antes de revisar tu correo electrónico?»
Tengo que decirte, yo estaba en un estado tal en ese momento, que casi me atraganté con la pregunta. Le dije: «No sé si puedo hacer eso».
Pacto era una gran palabra en mi mente, y una de esas personas que me ama lo suficiente me dijo: «Cuando estés bastante desesperada, lo harás».
Sabes qué? Yo estaba desesperada. Ayer se cumplieron esos seis meses, y oh la increíble gracia de Dios en mi vida en estos últimos seis meses, en la primera hora del día, con un corazón tranquilo, sin las distracciones de la tecnología, mi corazón solo escuchando, ¡esperando al Señor!
Yo no quiero que suene como si todos los días hubieran sido una gran fiesta espiritual o un día de victoria. Yo vivo en la batalla todos los días como lo haces tú. Quiero decirte que algo es diferente. Seis meses pasaron, y no quiero volver a donde estaba hace seis meses.
El ritmo de mi intimidad con Cristo ha crecido en mi vida. El ritmo del ministerio todavía es muy, muy rápido, pero la intimidad es cada vez mayor.
Tengo en mi escritorio una cita que uno de nuestros miembros de la junta me dijo por teléfono hace años. Lo escribí en un pedazo de papel como una nota corta.
Él dijo: «Acuérdate de tus espacios sagrados, y mantenlos inviolables». Él me dijo eso cuando empezamos la radio en Aviva Nuestros Corazones. «Acuérdate de tus espacios sagrados, y mantenlos inviolables».
Algunas de ustedes recuerdan a Jim Warren, que fue durante muchos años el anfitrión del programa de radio Moody's Prime Time America. Jim me dijo cuando estábamos empezando la radio de Aviva Nuestros Corazones, «Nancy, tu carta de presentación es tu caminar con Dios. Si pierdes eso, no tendrás ministerio».
Ahora bien, si pierdo eso, voy a tener una organización, pero no voy a tener un ministerio. Le he dicho a nuestro equipo en varias ocasiones en los últimos años, si no puedo mantener intimidad con Cristo y una relación cercana de caminar con Él, manteniendo a la par las exigencias de este ministerio, entonces el ministerio tiene que cerrar. No puedo venderle mi alma a la organización. No puedo hacerlo.
La tentación está ahí todos los días de mi vida, y la tuya también. «Amar al Señor nuestro Dios», Steve Green solía cantar esta canción, «Amar al Señor nuestro Dios es el corazón de nuestra misión, la fuente de la que nuestro servicio abunda».
La mayoría de nosotras en esta sala somos líderes, pero quiero preguntar hoy, somos amantes, amantes de Cristo? ¿Hemos perdido la devoción de nuestra juventud?
Ron Harris es el presidente de la NRB, las siglas para (National Religious Broadcasters, Locutores Nacionales Religiosos). Él envió un correo electrónico a nuestro equipo hace unos días diciendo: «¿Qué le agradará a Dios más, que NRB tenga más estaciones para nuestro programa; que hemos aprendido a aumentar nuestra audiencia o que tenemos una relación más íntima, personal y transformadora con Dios?» Sabemos la respuesta.
Quiero decir, con amor en mi corazón, amigas, que la NRB y tu ministerio, tu organización, tu iglesia, tu familia no necesitan una súper poderosa, inteligente, capaz, y talentosa mujer. ¿Qué necesita NRB, qué necesita tu ministerio, qué necesita mi ministerio, qué necesita tu familia, necesitan una mujer que ame a Jesús con todo su corazón. A eso se reduce todo.
Dios dice: «Recuerdo el amor de tu juventud, el amor de tu desposorio» ( Jer. 2: 2). Dios recuerda. Él nos llama a recordar, y luego una vez que recordamos, Él dice: «Vuelve.Vuelve. Reconoce tu culpa. Quítate la máscara. Sé honesta. Regresa. Yo sanaré tu infidelidad, y entonces las naciones serán benditas en Él, y en Cristo se gloriarán».
¿Orarías conmigo? Me pregunto si hay alguna mujer hoy que nos está escuchando que querría quitarse la máscara, quitarse la peluca.
¿Puedes ser lo suficientemente honesta ante Dios, contigo misma y tal vez incluso frente a otros que están a tu alrededor para decir: «El ritmo del ministerio en mi vida le ha ganado al ritmo de mi intimidad con Cristo, y quiero volver. Quiero dar el paso hoy para volver a mi primer amor, a mi devoción a Cristo».
Si eso es real en ti, ¿podría pedirte que te pares justo donde estás y digas «Quiero quitarme la máscara, y tengo que dar un paso de regreso». Yo no sé dónde estás o dónde has estado, pero Dios ha estado hablando a tu corazón. Lo único que debes decir es: «Quiero quitarme la máscara».
Simplemente ponte de pie justo donde estás, si Dios ha estado hablándote acerca de esto. Quiero orar por ti de la misma forma como lo hubiera hecho un año atrás cuando me hicieron esa pregunta. Estoy de pie hoy para decir: «Quiero volver a ese primer amor».
Solo quítate la máscara. El ritmo del ministerio le ha ganado al ritmo de mi intimidad con Cristo, y quiero dar un paso de retorno.
Oh Padre, clamo a ti en nombre de éstas mujeres que están de pie y por otras a quienes has estado llamando y hablando en el día de hoy. Te doy gracias por Tu increíble gracia, por tu invitación a volvernos a ti, y ¿nos concederías el don del arrepentimiento? Haznos vivir vidas arrepentidas, como mujeres restauradas y renueva nuestros corazones a esa primera devoción, a ese primer amor de una novia, como la devoción que teníamos en nuestra juventud, y renueva dentro de nosotras la fresca devoción para el Señor Jesús, en cuyo nombre oramos Amén.
Annamarie: Si tu relación con Dios ha estado fría, Nancy DeMoss de Wolgemuth te ha estado invitando a redescubrir la intimidad con Él.
En una de sus estrofas, el himno lema de Aviva Nuestros Corazones dice,
Propenso a vagar, Señor, lo siento,
Propenso a dejar al Dios que amo;
Aquí está mi corazón, oh tómalo y séllalo,
Séllalo para Tus atrios celestiales.
Seguramente vas a experimentar algunas de las tentaciones que Nancy nos ha estado describiendo. Habrá momentos en los que tendremos que luchar, y recordar constantemente que nuestros ojos deben estar en Cristo.
Para más recursos relacionados al tema de esta serie, «Redescubriendo la intimidad con Dios», visítanos en nuestro sitio web, AvivaNuestrosCorazones.com. Y si eres de las que revisa su correo electrónico diariamente allí en nuestra página también puedes suscribirte a la «Conexión diaria». A través de esta podrás recibir el programa de cada día directamente en tu bandeja de entrada.
Nancy, creo que nuestras oyentes saben que este programa y los recursos que ofrecemos a través de la web es gracias a sus oraciones, al trabajo voluntario de muchas mujeres, y al apoyo financiero de aquellas que Dios mueve a donar para el ministerio.
Nancy: Así es Anna. Y quiero invitar a aquellas que nos han estado escuchando ya por un tiempo, a considerar el unirse al grupo de personas que hacen este ministerio posible.
Tu apoyo contribuye a que recibamos testimonios como el de esta oyente,
Oyente: «Conocí este ministerio hace 2 años aproximadamente y causó un un impacto en mi vida, me animó a abrir más la Palabra y refugiarme en Aquel que nos guía, Cristo...
Muchas gracias a las hermanas por su disposición a este gran ministerio....
¡DIOS ESTÁ MOVIENDO CORAZONES!»
Nancy: Recibimos correos como este diariamente, y nos da gozo escuchar acerca de lo que Dios está haciendo alrededor del mundo. Al apoyar Aviva Nuestros Corazones, nos ayudas a hacer conexiones como esta, haces posible que muchas mujeres aprendan a aplicar la Palabra de Dios en su día a día.
Annamarie: Así es Nancy, yo misma he sido grandemente bendecida por medio de cada programa, cada libro, conferencias y muchos otros recursos.
Si deseas apoyarnos con tus donaciones mensuales o con una ofrenda especial, solo visítanos en AvivaNuestrosCorazones.com para hacerlo. Por tu apoyo de cualquier monto te enviaremos un acceso para descargar el CD instrumental «Come Adore», «Venid adorad», en el que Nancy interpreta el piano. Es excelente para ambientar tu hogar durante la época del año que se avecina.
El mensaje que escuchamos hoy fue entregado en un almuerzo para mujeres en la convención anual de La Asociación Nacional de Locutores Religiosos hace unos años. Nuestra hermana y compañera locutora, Janet Parshall, estaba allí y cerró ese tiempo en oración. Escuchemos, y hagamos nuestra esta oración.
Janet Parshall: Amoroso, compasivo Padre celestial y el más glorioso Rey, te damos gracias por la unidad del mensaje que hoy recibimos aquí; que tú eres nuestro primer amor; que Tú nos estás cortejando, atrayéndonos de nuevo a ti ya que como mujeres ocupadas en el ministerio podemos haberte abandonado y olvidado nuestro primer amor.
Padre, gracias por estar de pie con los brazos abiertos, dándonos la bienvenida de nuevo en cualquier momento, a cualquier hora. Padre, es nuestra ferviente oración que Tú, de hecho, avives nuestros corazones. Te amamos porque sabemos más allá de la sombra de duda, que nos amaste primero. Te lo pedimos en el nombre de Aquel que nos dio la vida y nos la dio eternamente. En el nombre de Jesús oramos, Amén.
Annamarie: Los pastores y los reyes reciben mucha atención durante el tiempo en que recordamos la primera Navidad, pero hay algunos personajes más que son muy importantes y a menudo pasan desapercibidos. Mañana, renueva tu visión de la primera Navidad, aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
God Rest Ye Merry Gentlemen, Nancy DeMoss Wolgemuth, Come Adore ℗ 2014 Revive Our Hearts
Sólo en Jesús, Steve Green, Sólo en Jesús ℗ 2009 Steve Green Ministries
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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