
Reflexiona sobre la paradoja: la doble naturaleza de Cristo
Débora: Antes de comenzar con el episodio de hoy en Aviva Nuestros Corazones, queremos invitarte a considerar en oración el ser una colaboradora mensual de Aviva Nuestros Corazones. Y quizás te preguntes qué es eso exactamente. Aquí está nuestra especialista en colaboradores, Portia Collins, para explicarte:
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Débora: Antes de comenzar con el episodio de hoy en Aviva Nuestros Corazones, queremos invitarte a considerar en oración el ser una colaboradora mensual de Aviva Nuestros Corazones. Y quizás te preguntes qué es eso exactamente. Aquí está nuestra especialista en colaboradores, Portia Collins, para explicarte:
Portia Collins: Una colaboradora mensual es alguien que apoya el ministerio y misión de Aviva Nuestros Corazones de diversas maneras. Por supuesto, son guerreras de oración y defienden las cosas que estamos haciendo: el contenido que brindamos basado en la Palabra de Dios, la Biblia.
Pero más específicamente, una colaboradora mensual es aquella persona que también dona mensualmente al ministerio. Las colaboradoras mensuales dan un mínimo de 20 dólares al mes y, a partir de ahí, el cielo es el límite.
Entonces, tenemos algunas colaboradoras que donan 30 dólares al mes. ¡Muchas gracias! También tenemos colaboradoras que donan 250 dólares al mes. La elección es tuya en términos de lo que decidas y en lo que el Señor te guíe a dar mensualmente. Cada donación es importante para nosotros. Las colaboradoras dan mensualmente. Y como una manera, una pequeña manera, de decirles gracias, es que buscamos servirlas con algunos beneficios que pueden recibir.
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Jesús era tanto humano como divino. ¿Puedes entender eso completamente? Aquí está Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Si pudiéramos poner a Jesús en una pequeña cajita que pudiéramos descifrar, entonces Él ya no sería asombroso. No sería incomparable. Nosotras no deberíamos poder entenderlo por completo. Tenemos que aceptar muchas cosas por fe. Pero mientras lo hacemos, nos maravillamos y le adoramos. Él es realmente el Cristo incomparable.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Rendición: El corazón en paz con Dios», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 21 de marzo de 2025.
Durante las últimas 2 semanas y media, Nancy nos ha estado guiando a través de una serie llamada «Incomparable». Hemos considerado varias razones por las que Jesús es realmente incomparable. Ha sido un estudio rico que nos ha llevado a reflexionar en la humanidad de Cristo a lo largo de la temporada de Cuaresma hasta el Domingo de Resurrección.
Si aún no has adquirido «Incomparable», el nuevo libro de Nancy, puedes obtenerlo visitando avivanuestroscorazones.com. Ahora, aquí está Nancy para continuar en la serie.
Nancy: Dentro de los primeros cientos de años después de la vida de Cristo aquí en esta tierra, surgieron varias controversias dentro de la iglesia que tenían que ver con la persona y la naturaleza de Cristo. ¿Quién era Él realmente? Estas personas estuvieron analizando este tema y querían asegurarse de entenderlo bien, así que al comienzo del programa de hoy quiero darles una lección rápida de historia de la iglesia; porque todo esto ocurrió dentro de los primeros trescientos o cuatrocientos años después de la vida de Cristo aquí en esta tierra.
Primero, hubo un hombre llamado Arrio. Me referí a él algunos programas atrás. Era un maestro de Alejandría, de Egipto, que creía que Cristo era un ser muy exaltado, pero era un ser creado que no era el Dios eterno. Entonces él exaltó a Cristo, pero dijo que Cristo no era completamente Dios. Esa es una herejía que se ha perpetuado muchas veces y de muchas maneras diferentes durante los últimos mil seiscientos o mil setecientos años. Se conoce como la herejía arriana.
También hubo un obispo en Laodicea llamado Apolinar. No espero que recuerdes esto, pero solo quiero que eches un vistazo a algunas de estas corrientes y cómo evolucionaron estas herejías. Este hombre estuvo de acuerdo en que, efectivamente, Cristo era plenamente Dios. Pero no pudo ver cómo podía ser plenamente Dios y plenamente hombre, por lo que enseñó que Cristo tenía un cuerpo humano, pero no una mente ni un espíritu humano. Por fuera parecía un hombre, tenía cuerpo humano, pero por dentro era total y únicamente Dios.
Entonces Arrio decía que Jesús no era completamente Dios. Apolinar, el segundo hombre que vimos, decía que entonces Cristo no era plenamente hombre. Y luego llegó otro predicador y obispo popular en Constantinopla, cuyo nombre era Nestorio. Este afirmaba que Jesús era plenamente Dios y plenamente hombre, por lo tanto, pensó que Cristo debía ser dos personas en un solo cuerpo, una persona divina y una persona humana. Y él negó, pues, la unidad de las dos naturalezas en un solo cuerpo.
Entonces, surgió la contraparte o herejía con relación a cómo se relacionaban esas dos naturalezas, la divina y la humana. Un hombre llamado Eutiques, también un hombre de la iglesia, un maestro, que negó la distinción de las dos naturalezas. Dijo que Cristo tenía una sola naturaleza que era una mezcla de humana y divina. No era completamente humano y no era completamente divino. Era una mezcla de las dos.
Ahora, en relación con cada una de estas herejías, los líderes de la iglesia se reunieron y convocaron lo que llamaron concilios para aclarar la verdad sobre Jesús. ¿Quién era Él?: ¿Era Dios? ¿Hombre? ¿Cómo se une todo esto?
No se les puede culpar por ser esta una tarea difícil. A nosotros nos está costando entender algo de esto porque es sobrenatural. Es un misterio. No es comprensible para los seres humanos con mentes finitas como nosotros. Pero estas personas regresaron a las Escrituras y bajo el liderazgo del Espíritu Santo aclararon estos temas.
El último de esos concilios que trataba sobre quién era Jesús se convocó en el año 451 d.C. Se reunieron en una ciudad llamada Calcedonia, que se encuentra en la actual Turquía, y abordaron estos diversos temas y herejías. Ellos elaboraron lo que se conoce como el Credo Calcedonio, que desde entonces, aunque quizás no lo sepas o no estés familiarizada con él, desde entonces, ese credo ha sido aceptado por la iglesia católica, protestante y ortodoxa como la posición bíblica sobre la persona y la encarnación de Cristo.
Es un documento muy importante. No es la Biblia, pero toma la enseñanza bíblica y la resume en un solo documento. Ahora, ese documento, el Credo de Calcedonia, se puede resumir en cuatro declaraciones doctrinales importantes sobre Cristo. Permítanme darles esas cuatro declaraciones.
- Número uno: Cristo es total y completamente divino: completamente Dios.
- Número dos: Cristo es total y completamente humano: completamente Dios, completamente hombre.
- Número tres: la naturaleza divina y humana de Cristo son distintas, no son la misma.
- Número cuatro: La naturaleza divina y humana de Cristo están completamente unidas en una sola persona.
Eso significa que había dos naturalezas distintas, una humana y otra divina, unidas en una sola persona, en la persona de Cristo. Todo este concepto de que Cristo es completamente Dios, completamente hombre, tiene una naturaleza humana y divina distintivas; dos naturalezas que están unidas en una persona. Este concepto llegó a ser conocido por los teólogos como la unión hipostática de Cristo, y se escribe tal como suena, unión hipostática de Cristo.
No entraré en muchos detalles sobre cómo surgió todo eso, pero es uno de los conceptos más profundos de la teología y uno de los más importantes. Esto es lo que hace a Cristo incomparable, el Cristo incomparable, el hecho de que tiene dos naturalezas distintas, una humana y otra divina, que están unidas en una sola persona.
Él no es dos personas. Él es una sola persona, plenamente Dios y plenamente hombre, el Hijo de Dios y el Hijo del Hombre. Nuevamente, esto lo hace incomparable. No hay ningún otro «dios», con «d» minúscula, en la historia del universo que alguna vez se haya convertido en hombre, y no hay ningún otro líder religioso que pueda afirmar ser Dios. Podían afirmar que eran Dios, pero no eran Dios.
Jesús es el Dios/hombre. Hemos estado bordeando esto en las últimas sesiones. Nos hemos estado acercando a esto, pero quiero aprovechar lo que hemos hablado sobre la deidad de Cristo y sobre la humanidad de Cristo; quiero reunir eso hoy y echar una mirada más profunda a la doble naturaleza de Cristo.
Ahora, esta es una tarea difícil. Reconozco que doctrinalmente estamos entrando en un territorio profundo con este tema.
Pero permítanme decir que el objetivo de todo esto no es poder repetir términos como unión hipostática o nombrar a estos primeros padres de la iglesia. El objetivo es ver a Cristo, conocerlo, amarlo, dejarnos cautivar por Su belleza. Al hacerlo, descubrir que cuando ves la grandeza y la majestad de quién es Cristo, el pecado se ve menos atractivo y las presiones de la vida menos abrumadoras.
Quizás te preguntes, mientras hablamos de algunas de estas cosas, cuál es el «¿y entonces qué?», de todo esto. ¿Cuáles son las implicaciones prácticas? Bueno, lo que es realmente práctico es que llegamos a conocer a una Persona, estudiando estas cosas. Esto es lo que Él realmente es, y si vamos a conocerlo, a confiar en Él y amarlo, entonces es importante entenderlo.
Ahora, no estoy diciendo que alguna vez podamos entenderlo completamente porque no podemos, pero debemos al menos afirmar que esto es cierto: Jesús, el Dios/hombre. Esta es una doctrina cristiana esencial y fundamental y, como he dicho, es algo que nuestras mentes finitas de ninguna manera pueden comprender o explicar. Esto es un misterio y debemos reconocerlo cuando intentamos explicarlo.
¿Has tratado de explicarle a tu hijo de cuatro años cómo Jesús pudo ser Dios y ser hombre? Me ha costado intentar explicárselo a ustedes. He pasado muchas horas durante estas últimas semanas tratando de pensar en cómo hacer que esto sea al menos un poco comprensible, pero estamos lidiando con un misterio.
Estamos lidiando con cosas que están fuera de nuestro alcance, y el mundo secular lo ve como una perfecta oportunidad para decir que si no puedes explicarlo, no puede ser verdad, pero el hecho es que si pudiéramos entenderlo, si pudiéramos poner a Jesús en nuestra pequeña caja que pudiéramos descifrar, entonces Él ya no sería maravilloso. No sería incomparable.
No deberíamos poder entenderlo por completo. Tenemos que aceptar mucho de esto por fe. Pero mientras lo hacemos, nos maravillamos y le adoramos. Él es realmente el Cristo incomparable.
El concepto de que Cristo tiene dos naturalezas en una sola persona se afirma tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Vamos a ver primero el Antiguo Testamento. Por ejemplo, en Isaías capítulo 9, versículo 6, tenemos lo que es, para muchos de nosotros, una profecía que nos es familiar, del Mesías en el Antiguo Testamento.
«Porque un Niño nos ha nacido, un Hijo nos ha sido dado». Ahora, aquí vemos una referencia, una referencia velada, 700 años antes de que Cristo naciera, el hecho de que Él sería una Persona. El profeta está hablando de una Persona. No se trata de dos personas diferentes, un niño y un hijo. Es una persona, pero con dos naturalezas.
«Un Niño nos ha nacido», ¿de qué naturaleza habla? Su humanidad. «Un Hijo nos ha sido dado», (del cielo) ¿habla de qué naturaleza? Su deidad, el hecho de que Él es Dios. Así que le nace un Niño a la virgen María. Y se da un Hijo. Este es el regalo del Dios del cielo. Esa es Su deidad.
Ves el mismo concepto, dos naturalezas, una persona, en Gálatas capítulo 4, versículo 4: «Pero cuando vino la plenitud del tiempo», este es el momento en que celebramos la Navidad, «Dios envió a Su Hijo», Aquel de quien se hablaba en Isaías capítulo 9. Él envió a su Hijo, «Nacido de mujer», las dos naturalezas.
Hijo de Dios, Él es Dios. Él es igual o la misma sustancia que Dios y nacido de una mujer: Su deidad y Su humanidad. Hemos estado viendo esas dos naturalezas. Las analizamos por separado anteriormente en esta serie. Ahora estamos viendo la doble naturaleza de Cristo al mismo tiempo.
Ves este concepto, las dos naturalezas en una misma Persona, afirmado en muchos de nuestros grandes himnos. Por ejemplo, uno de los grandes himnos que cantamos y uno de los primeros villancicos jamás escritos dice: «Ven, Jesús, tan esperado», tiene esta frase que dice: «Nació niño y aún es Rey», las dos naturalezas en una Persona: nació niño y, sin embargo, Rey.
Este concepto, dos naturalezas, una Persona, se afirma en muchas de las grandes confesiones y credos de nuestra fe. Por ejemplo, la Confesión Belga, escrita en 1561, dice:
«Confesamos que Él es Verdadero Dios y Verdadero Hombre;
Verdadero Dios por Su poder para conquistar la muerte y
Verdadero Hombre para que muriera por nosotros».
Dos naturalezas; una Persona.
Ahora, Jesús siempre fue el divino Hijo de Dios. Siempre fue igual a Dios. Él siempre fue de la misma sustancia que el Padre. Antes de que existiera el tiempo, en la eternidad pasada, y hablamos de esto anteriormente en esta serie cuando hablamos de la preexistencia de Cristo, antes de que existiera el tiempo, antes de que comenzara la eternidad, antes de que Él viniera a esta tierra, Él siempre fue el divino Hijo de Dios.
Pero cuando fue concebido por el Espíritu Santo en el vientre de la virgen María, tomó una segunda naturaleza, una naturaleza humana, y eso fue lo que Él hizo. Y no me pidan que lo explique, solo les estoy diciendo: Él hizo eso sin disminuir de ninguna manera Su deidad. Él añadió esa naturaleza humana a Su naturaleza divina que había tenido desde siempre.
Y puedes ver ambas naturalezas en los Evangelios. Por ejemplo, Jesús fue a una boda. Esa es Su humanidad, Su naturaleza humana, pero ¿qué hizo mientras estaba en la boda? Él convirtió el agua en vino. Esa es Su deidad, Su Divinidad.
Salió en una barca con sus discípulos y se durmió en el fondo de la barca porque estaba cansado. ¿Qué naturaleza es esa? Su humanidad, y luego Él se levantó y reprendió y calmó la tormenta. ¿Qué naturaleza es esa? Su deidad: dos naturalezas, una Persona.
Crisóstomo, quien fue uno de los primeros padres de la iglesia que vivió a finales de los años 300 y principios del 400 después de Cristo, él lo dijo de esta manera:
«No pienso en Cristo como solo Dios, ni como solo hombre, sino ambos juntos. Porque sé que tuvo hambre, pero sé que con cinco panes alimentó a 5000 [ahí vemos la humanidad y la deidad].
Sé que tuvo sed y sé que convirtió el agua en vino. Sé que fue transportado en un barco, pero sé que caminó sobre el mar. Sé que Él murió, pero sé que Él mismo resucitó muertos.
Sé que fue presentado ante Pilato y sé que está sentado con el Padre en Su trono. Sé que fue adorado por ángeles, pero sé que fue apedreado por los judíos. Algunas de estas las atribuyo a la naturaleza humana, otras a la divina, pues por esta razón se dice que fue Dios y hombre».
Termina la cita.
Ahora, es importante comprender que la doble naturaleza de Cristo no es temporal, sino permanente. Él sigue siendo el Dios/hombre, y lo será por siempre. Hoy, Él está en Su trono, en el cielo, en Su cuerpo resucitado y glorificado. Las cicatrices de los clavos en Sus manos, la cicatriz de la lanza en Su costado aún son visibles en ese cuerpo glorificado.
¿Y qué hace Él con esa naturaleza humana, el Dios/hombre? Él nos representa ante el Padre. Como nuestro Abogado, intercede por nosotros. Qué precioso y poderoso es eso.
Así que, al recordar a los padres de la iglesia que tuvieron que lidiar con estas cosas, al igual que lo estamos haciendo nosotras (cosas que confunden la mente), vemos la importancia del pensamiento correcto con relación a Cristo. No es sorprendente que este sea un campo de batalla continuo, no solo para la historia de la iglesia primitiva, sino también para nuestros días.
Satanás no quiere que sepamos quién es Cristo realmente. Así que, como en los primeros días de la iglesia surgieron enseñanzas erróneas sobre la naturaleza de Cristo, y ellos tuvieron que volver a las Escrituras, estudiarlas y afirmar la verdad sobre Cristo. Ese no fue el final del asunto. Hoy en día todavía hay personas, incluso dentro de algunas de nuestras iglesias, que promueven enseñanzas falsas y erróneas sobre Cristo. ¿Y qué tenemos que hacer? Seguir volviendo a la Palabra y afirmando la verdad sobre Cristo.
Ahora, la doble naturaleza de Cristo, plenamente Dios, plenamente hombre, dos naturalezas en una Persona, era absolutamente necesaria para nuestra redención. No se trata solo de analizar misterios teológicos. Esto es crucial. Realmente importante. No podemos ser salvos sin el hecho de que Cristo era el Dios/hombre.
Tenía que ser verdaderamente hombre para representarnos y plenamente Dios para poder salvarnos.
Este es un plan que Dios puso en marcha en la eternidad pasada. Para salvarnos de nuestro pecado, Cristo tuvo que hacerse hombre. Tenía que ser verdaderamente hombre para representarnos y plenamente Dios para poder salvarnos. Como hombre, obedeció perfectamente la ley de Dios, y eso es lo que lo calificó para morir en nuestro lugar como sustituto por nuestros pecados.
Como se cita a un hombre en el libro de Oswald Sanders, que dice: «Si no hubiera sido hombre, no podría haberse compadecido de nosotros; y si no hubiera sido Dios, no podría habernos salvado».1 Tenía que ser tanto Dios como hombre.
Y déjame darte una noticia aún mejor que esa. Él hizo esto: se convirtió en el Dios/hombre por nosotros. Recuerden ese versículo que leí antes, Isaías capítulo 9, versículo 6: «Porque un Niño nos ha nacido, un Hijo nos ha sido dado». ¡Qué increíble demostración del maravilloso amor de Dios!
Entonces, sin dejar nunca de ser plenamente Dios, y sin dejar de lado nada de su divinidad, Jesús asumió y se vistió de nuestra naturaleza humana para poder reconciliarnos con Dios. Y si eso no te conmueve, nada lo hará.
Ahora, sé que algunas tal vez estén escuchando este concepto por primera vez y están reflexionando sobre ello, pensando detenidamente y tratando de captarlo. Y quizás pensando: ¡Bueno, esto es profundo, es pesado! Y yo simplemente te diría: «¡Persevera!». Esto es una gran verdad. Vale la pena insistir.
Pero tengo una preocupación y es que para muchas de nosotras para quienes estas cosas nos resultan muy familiares. El problema es que perdemos la capacidad de asombrarnos, de maravillarnos, y olvidamos lo asombroso que es esto.
Permítanme ayudarles a restaurar un poco la capacidad de maravillarnos leyendo un extracto de un mensaje de John Piper, un mensaje que él predicó sobre el Dios/hombre, Cristo Jesús. Él dice:
«La unión de la deidad y la humanidad de Cristo en una Persona hace que tengamos todo lo que necesitamos en un mismo Salvador.
Porque Jesús es Dios, es todopoderoso y no puede ser derrotado. Debido a que Él es Dios, Él es el único Salvador adecuado. Debido a que Él es Dios, los creyentes están a salvo y nunca pueden perecer; tenemos seguridad.
Debido a que Él es Dios, podemos tener confianza en que Él nos capacitará para la tarea que nos encomiende. Y debido a que Él es Dios, cuando regrese para juzgar el mundo, todas las personas le rendirán cuentas.
Debido a que Jesús es hombre, ha experimentado las mismas cosas que nosotros. Como Él es hombre, puede identificarse más íntimamente con nosotros. Debido a que Él es hombre, puede venir en nuestra ayuda como nuestro compasivo Sumo Sacerdote cuando alcanzamos los límites de nuestras debilidades humanas. Debido a que Él es hombre, podemos reconciliarnos con Él; Él no está lejos ni ajeno. Debido a que Él es hombre, no podemos quejarnos de que Dios no sabe por lo que estamos pasando. Él lo experimentó en carne propia».
Débora: Ella es Nancy DeMoss Wolgemuth compartiendo una cita de John Piper sobre la maravilla de Jesús. Ella volverá enseguida para orar. Ha estado hablando sobre un asunto que ha mantenido ocupados a los teólogos a lo largo de los siglos. ¿Cómo podría Jesús ser Dios y hombre al mismo tiempo? El programa de hoy ha sido más que un ejercicio intelectual. Al considerar a nuestro Mesías, que era verdaderamente humano y verdaderamente divino, hemos sido llamados a adorarle.
El nuevo libro de Nancy, Incomparable, está destinado no solo a brindarte el conocimiento de quién es Jesús, sino también a impulsarte a adorarlo.
Ahora, Nancy nos acompaña para orar.
Nancy: Estamos pisando terreno santo, Padre. Solo quiero darte gracias por Cristo, el Cristo incomparable, plenamente Dios, plenamente hombre, dos naturalezas en una sola Persona. No solo dispuesto a salvarnos porque es hombre; sino también capaz de salvarnos de nuestro pecado porque Él es Dios. Oro en el santo nombre de Jesús, amén.
Débora: Amén.
¿Sabes? La impecabilidad de Cristo es crucial para tu salvación. ¿Sabes por qué? Entérate en el próximo episodio mientras Nancy explica la soltería de Cristo. Te esperamos el lunes en Aviva Nuestros Corazones.
Llamando a las mujeres a libertad, plenitud y abundancia en Cristo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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