Reconsiderando la sexualidad, día 6
Annamarie Sauter: Con nosotras Juli Slattery.
Julie Slattery: El avivamiento es cuando Dios dice, «no estoy dejando lo feo afuera, estoy reclamando el terreno que Satanás ha tenido por mucho tiempo y vamos a empezar a ver cada vez menos matrimonios rotos por problemas sexuales, y menos y menos hombres y mujeres adictos a la pornografía, porque la verdad los está haciendo libres. Eso es algo que solamente puede suceder por la obra sobrenatural de Dios.
Ahora mismo estamos viendo lo opuesto, Satanás está tomando más terreno. Así que quiero orar y pedirles que oren y trabajen con esto en mente, ¿cómo se vería si Dios reclamara la sexualidad en escala masiva?
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Hoy continuamos en la serie titulada, Reconsiderando la sexualidad. Cuando la comenzamos, con Juli Slattery y Dannah …
Annamarie Sauter: Con nosotras Juli Slattery.
Julie Slattery: El avivamiento es cuando Dios dice, «no estoy dejando lo feo afuera, estoy reclamando el terreno que Satanás ha tenido por mucho tiempo y vamos a empezar a ver cada vez menos matrimonios rotos por problemas sexuales, y menos y menos hombres y mujeres adictos a la pornografía, porque la verdad los está haciendo libres. Eso es algo que solamente puede suceder por la obra sobrenatural de Dios.
Ahora mismo estamos viendo lo opuesto, Satanás está tomando más terreno. Así que quiero orar y pedirles que oren y trabajen con esto en mente, ¿cómo se vería si Dios reclamara la sexualidad en escala masiva?
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Hoy continuamos en la serie titulada, Reconsiderando la sexualidad. Cuando la comenzamos, con Juli Slattery y Dannah Gresh la semana pasada, creímos que iba a ser una serie de cinco días. Pero sucede que hay mucha más profundidad en este tema y muchísimo más que estas mujeres tienen que ofrecernos en cuanto a este tema. Quiero advertirte que si tienes niños pequeños cerca es mejor que distraigas su atención ya que el contenido del programa no es para niños.
Entonces, Dannah y Juli, gracias una vez más por la manera en que ustedes han analizado este tema sobre el diseño de Dios para la sexualidad y por qué importa. Gracias por la manera en que ambas han escrito sobre esto y por la manera en que se han comprometido a vivir en integridad lo que enseñan a otras personas –no perfectamente, claro– pero sí de una forma que con la práctica y el tiempo traerá crecimiento, y yo he visto esto en ambas.
Creo que es tan importante para las mujeres que nos escuchan que hablen de esto; que compartan con nosotras áreas que no son muy fáciles de sacar a la luz, pero ustedes han estado dispuestas a hacerlo. Así que muchísimas gracias.
Dannah Gresh: Ha sido un placer. Ha sido un gozo.
Juli: Así es. Muchas gracias.
Nancy: Yo sé que muchas de las que nos están escuchando quieren decirles, «gracias» también. Estoy segura de que hay cosas que se han removido, y estoy muy agradecida de que nos hayan apuntado hacia las Escrituras y hacia Cristo. Y tú, Juli, has escrito este libro tan útil en el que se ha basado toda esta conversación, el cual está disponible solo en inglés, Reconsiderando la sexualidad.
Sé que hay también personas que nos escuchan… Y me encuentro pensando mucho en esto a medida en que leo tu libro, Juli, tengo amigas de todas las edades, mujeres jóvenes y esposas jóvenes, solteras, mujeres maduras, y algunas de mi generación que nunca han sentido la libertad de compartir sus luchas, sus batallas, su pasado, las maneras en que han sido heridas, las maneras en que han pecado.
Yo soy lo suficientemente mayor para conocer mujeres que se practicaron abortos hace cuarenta o cincuenta años y nunca lo han compartido con nadie, o que fueron abusadas sexualmente cuando niñas o ya siendo jóvenes, y nunca han sentido la libertad de hablar sobre eso con nadie.
Tuve una experiencia recientemente –y quizás esto prepare el escenario para la conversación de hoy– donde estuve reunida con algunas jóvenes adultas, solteras y hombres también, por varios días. Todos eran solteros de edad universitaria, jóvenes adultos y la mayoría de ellos en relaciones amorosas. Enamorados. Y este tema surgió varias veces.
Ellos son cristianos jóvenes, quizás en sus veinte años.
Robert y yo tuvimos la oportunidad de interactuar con ellos el viernes, sobre temas como el amor, el sexo y el matrimonio, y fue muy claro que estos jóvenes, la mayoría proveniente de hogares e iglesias cristianas, no estaban pensando sobre la sexualidad desde una perspectiva bíblica.
Ellos no estaban como quien dice, tan alejados, pero sí estaban lo suficientemente lejos como para saber y darme cuenta de que ellos tendrían que enfrentar cosas difíciles, que nosotros quisieramos ayudarlos a evitar. Están en el borde de pozos profundos y tomando algunas decisiones poco sabias. No están escuchando el consejo de las personas que saben y que los aman. Piensan que saben mucho sobre las cosas concernientes al tema que estamos tratando en esta serie.
Y leyendo tu libro, Juli, me puse a pensar, Dios nos ha puesto a Robert y a mí en la vida de esos jóvenes hombres y mujeres, y en la vida de muchos otros, donde Él quiere usarnos para hacerles bien –Juli, lo llamas en tu libro discipulado sexual– y hablarles de cosas que quizás sus padres quisieran decirles, pero que tal vez no tengan la base o la relación con ellos para poder hacerlo.
Juli: Sí.
Nancy: Me sentí tan agradecida cuando llegué a los últimos capítulos de tu libro, Reconsiderando la sexualidad. Tú comenzaste a tratar con todo esto, no solamente de cómo obtener restauración para ti misma y ayuda para sobrellevar el dolor, la vergüenza pasada y así entrar en la plenitud que Dios tiene para tu sexualidad, sino también permitiendo que Dios te usara como alguien con quien se puede hablar y tener una relación, porque el discipulado en nuestras vidas involucra tener una relación.
Juli: Así es.
Nancy: Y tú tomas muy en serio este llamado, no solo el de ser una mujer mayor que va y amonesta a estos jóvenes que actúan de esta manera. Porque es muy fácil criticar y preguntarnos, ¿qué es lo que pasa con estos jóvenes? Pero al meterte a la trinchera con ellos y también con los adultos que están tan confundidos y que son realmente producto de la cultura donde viven y han sido discipulados por el mundo y no por las Escrituras, nos preguntamos, ¿cómo podemos ser realmente intencionales en nuestras relaciones con ellos?
Esto es más o menos lo que quiero traer a esta conversación porque las conozco a ambas y sé que lo hacen muy bien. Así es que Juli, tu vida es un testimonio de esto. Has pasado por mucho. Hemos compartido en esta serie muchos conceptos errados, mal entendidos y pensamientos equivocados que tenías sobre la sexualidad, incluyendo los primeros años de tu matrimonio.
Juli: Sí.
Nancy: Y has visto a Dios hacer algo bello de las cenizas, no perfecto. Ninguna de nosotras está ahí, pero has visto como Dios redime. No te quedaste ahí. Dijiste, «esto está sucediendo por algo, no es solo por mí ni para mí. Esto es para otras personas también».
Juli: Sí, y lo hermoso de la obra de Dios es cómo Él redime todo tu dolor, hasta lo más profundo… Claro, no deseas que vuelva a suceder, pero estás agradecida por las cosas difíciles que has tenido que vivir. Y he oído a muchas mujeres y hombres contar historias como esta, diciendo, «yo nunca desearía el abuso sexual en nadie, pero cuando miro hacia atrás a la redención que Dios ha hecho en mi vida…Él ha hecho una redención tan bella para Su gloria, que ya no me importa porque veo la belleza que ha salido de las cenizas». Y ese es el poder de nuestro Dios.
Yo pienso, Nancy, que ahí es donde algo de esto empieza, en términos de ser intencional sobre el diseño de Dios acerca de la sexualidad. Es la diferencia entre tener una reputación y tener un testimonio.
Hay muchos creyentes que sienten algo así como: «Las personas van a venir y van a hacerme preguntas si les muestro que tengo todas las respuestas y que he hecho esto perfectamente bien». Ellos no vendrán y no harán preguntas porque piensan y temen que van a ser juzgados.
Yo sé que muchas de nosotras tenemos una reputación cristiana, pero un testimonio no es lo que nosotros hayamos hecho bien, es lo que Dios ha hecho a través de mi pecado y mi quebrantamiento.
Dannah: Wow. Me encanta eso.
Nancy: A mí también.
Juli: Cuando tienes un testimonio como el tuyo, Dannah, las personas quieren compartir sus heridas contigo porque saben que tú eres real, y ellos saben por eso que Dios es real, pues lo ha sido contigo.
Nancy: Y ellas saben que puedes entender algo de lo que ellas han experimentado, puedes identificarte mejor con su dolor.
Juli: Así es.
Nancy: Si solo tuvieras las respuestas y ningún testimonio, ellas van a pensar, «bueno, quizás ella tiene razón acerca de eso, pero nunca ha estado donde yo he estado. No puede tener una idea ni identificarse con esto».
Dannah: Ella no es abordable o accesible, no es alguien a quien te puedas acercar.
Juli: Estás en lo cierto. Así es que el admitir que aún tienes preguntas y admitir que aún tienes luchas, el compartir algunas de las cosas que has tenido que pasar y cómo Dios las ha redimido, esto invita a las personas a compartir sus heridas y tener una esperanza al abrazarlas y no juzgarlas o callarlas.
Nancy: Así es.
Juli: Yo creo que eso es una parte, una gran parte de ello. Y otra es –y creo que hiciste alusión a esto Nancy– te estás relacionando con los jóvenes y compartiste con ellos en días pasados. Yo creo que muchas veces tenemos la idea de que vamos a poder transmitir algo de forma efectiva sobre la sexualidad bíblica a alguien, sin tener o desarrollar una relación con ellas.
Nancy: Ven a mi seminario.
Juli: Sí. O acabo de conocer una joven y sé que está durmiendo con su pareja y les quiero enseñar.
Nancy: O querer confrontarlos.
Juli: Exacto. Debemos generar confianza, construir una relación. Déjales saber que eres un lugar seguro. Escucha, haz preguntas. Antes de hablar, hay mucho trabajo que debemos querer hacer.
Nancy: Quisiera que repitieras eso. Escuchar, hacer preguntas. Y esta sabiduría es buena, no solo para amistades, sino para los padres.
Dannah: Así es.
Nancy: Si tú quieres que te vaya bien y poder hablar a la vida de tus hijos y tú quizás no seas la primera persona que les hables de ello. Yo creo que los padres sabios y piadosos deben orar para que Dios traiga otras amistades a la vida de sus hijos que puedan tener una influencia piadosa en ellos.
Yo les he preguntado a madres que están frustradas con las decisiones que sus hijos están tomando –y te digo que no las culpo, las entiendo perfectamente. Les pregunto, «¿estás escuchando? ¿Estás haciendo preguntas? O simplemente les estás dando las respuestas…
Dannah: Hace unos años había un best seller del New York Times, llamado Cómo hablarles a tus hijos de manera que tus hijos te escuchen y cómo escuchar a tus hijos para que ellos hablen. Yo misma nunca leí el libro, pero el título transformó mi manera de relacionarme con mis hijos. Fue como, «¡oh!»
Cuando ellos empiezan a mostrar sus pensamientos y revelan sus corazones, muchas veces el temor en mí quiere inmediatamente empezar a corregir lo más rápido posible sus pensamientos para que no se hagan realidad. ¿No les sucede? Pero, si hago eso y no continúo escuchando no voy a poder llegar al corazón de lo que ellos se han propuesto hacer. Hay que escuchar bien.
Juli: Sí.
Dannah: Eso es tan difícil para una madre…es que nosotras lo queremos arreglar todo. Queremos arreglar a nuestros hijos para que estén en lo correcto bien temprano. Y esta, lamentablemente, no es la manera más efectiva de hacerlo.
Nancy: Es así. Y además ellos no van abrirse a menos que no hagamos las preguntas correctas, que sean buenas e intencionales.
Juli: Sí. Y esto no solamente se trata de nuestros hijos. También tenemos amigos alrededor nuestro.
Nancy: Y personas con las cuales trabajamos.
Juli: Sí. Algo que ha sido de mucha ayuda fue el reconocer las tantas veces que abordo estas conversaciones con una agenda –con mis hijos y también con otras personas. Por ejemplo, tengo que convencerlos que el tener relaciones sexuales antes del matrimonio está mal, los tengo que convencer de que la homosexualidad está fuera del diseño de Dios para nosotros.
Y sabes, la realidad es que Dios nunca me dio esa agenda, esa agenda me la autoimpuse. Lo que Él sí me dijo fue, «ve al mundo y comparte acerca de quién soy Yo, comparte lo que Yo te he enseñado, de manera que impactes las vidas de las personas para que ellas quieran seguirme también». Muchas veces esto implica hablar verdad y enseñar y corregir pensamientos equivocados, pero muchas veces, por igual, requiere amar, escuchar y esperar el momento adecuado para hacer esto.
Yo creo que muchas veces en esos temas somos muy rápidas para hablar.
Dannah: Sí.
Juli: Yo creo que es apropiado en relaciones a largo plazo, como por ejemplo el ser padres, realmente poder escuchar las dificultades de los hijos por las cuales están atravesando sin darles una respuesta en el momento, sin decirles, «bueno voy arreglar todo este pensamiento, y déjame decirte cómo es que debes pensar correctamente». Solo para hacer más difícil la tensión.
Dannah: Uno de mis hijos era muy inquisitivo, muy curioso. Me decía, «¿qué piensas sobre esto?» Quería hechos. Quería respuestas. Era muy racional. Me decía: «Dime la respuesta». También era muy obediente, complaciente.
Pero otro de mis hijos tenía esta actitud: «¡oh sí! ¿ahora tú me vas a decir cómo hacer las cosas? No, yo voy a buscar y encontrar otra manera». Y rápidamente aprendí que mi manera de manejarlo como madre debía ser mejor. Preguntar, «¿y tú qué piensas?» Y esto me entristecía muchas veces porque yo sabía que su pensamiento estaba muy lejos de ser bíblico o de ser verdad o estar en lo correcto. Pero si yo solo le decía y se lo metía en la mente, lo rechazaba por completo, lo ponía en mi contra.
Juli: Así es.
Dannah: Y entonces, lo que dices, Juli, es que no es que comprometamos la verdad, sino que ese amor relacional debe ser parte integral para plantar la verdad. (Y yo diría esencial).
Juli: Sí, Y sabes que tus hijos conocen tus creencias. Los míos saben cuáles son las mías. Hay veces que necesito hablar y decir las cosas en voz alta. Pero muchas otras veces, particularmente a medida que pasan los años y son mayorcitos, les pregunto: «¿Qué piensas sobre esto?» Y escucho sus respuestas. «¿Cómo llegaste a esa conclusión?»
Nancy: Permites que ellos se escuchen.
Juli: Sí. Pienso que eso es mucho más efectivo. Y de nuevo, no solo en nuestro ambiente como padres, sino que cuando haces preguntas, también estás mostrándole a alguien que estás dispuesto a entrar en su problema.
Dannah: Que te importan sus problemas.
Juli: Sí, cuando haces declaraciones los estás derribando como diciendo, «déjame poner un lazo bonito sobre todo lo que me acabas de decir». Tu matrimonio se está destruyendo, o no puedes controlar el dejar de ver pornografía. Te voy a dar una Biblia y un versículo y así me puedo ir y no tengo que sentarme a pasar tu dolor o tus penas y servirte de ayuda y de consuelo.
Nancy: Exactamente.
Juli: Pero cuando haces preguntas, cuando escuchas, cuando permaneces escuchando…wow, esto habla por sí solo.
Nancy: Y estoy aquí sentada mientras estamos sosteniendo esta conversación acerca de los hijos, los nietos y las amistades, pero ¿qué tanto daño también hemos hecho algunas de nosotras a través de las redes, los medios sociales y el internet? Qué tanto daño han hecho los cristianos a la causa de Cristo, al ser rápidos en herir a las personas, avergonzándolas porque están escogiendo cosas y creyendo otras tantas que no son consistentes con las Escrituras, sin dar la más mínima evidencia de ningún tipo de compasión ni amor por ellas, ni dando muestras de que realmente nos importan. Somos rápidas en decir, «esto está mal, esto está mal y esto también, ¿es que no acabas de entender?»
Estamos gritando, y realmente nadie nos escucha –de las personas que realmente queremos impactar. En muchas ocasiones yo quiero preguntar, «¿de verdad te importa influenciar a alguien? ¿O solo estás dando voces a ciegas?»
Sabemos que los caminos de Dios, el diseño de Dios es bueno. Es para el florecimiento, la prosperidad del ser humano. Y queremos que las personas sean liberadas de su dolor, de su vergüenza, de su culpa, pero primero ellos deben saber que realmente nos importan, que estamos escuchando, y que no solamente estamos queriéndoles dar todas las respuestas cuando quizás aún no están en un estado emocional ni mental para recibir lo que queremos comunicar.
Juli: Sí, así es. ¿Cuán a menudo observamos a Jesús usando el mismo acercamiento y repitiéndoles lo mismo a diferentes personas? Muy rara vez. Cada interacción es diferente. Unas veces Él hace una pregunta, en otras Él trae el tema que la otra persona esconde y no quiere hablar de eso, en otras simplemente dice, «tu fe te ha sanado. Estas perdonada». Y también confronta el pecado. Él fue sabio para saber que cada interacción, cada necesidad espiritual, cada persona a la que Él se acercaba venía de una perspectiva y un punto de vista diferente.
Para ministrar efectivamente tenemos que tener esa misma sabiduría. Nuestras interacciones con las personas no deben ser, «bueno, primero dices esto, y luego dices lo otro». Luego le enseñas lo que dice la Biblia en un versículo. Debemos tener claro que esta es la obra del Espíritu Santo que nos guía a «expresar el amor de Cristo, en la forma y momento adecuados, y a estar conscientes de que la confrontación debe hacerse en amor».
Dannah: Lo que dices es que se requiere sabiduría. Y mi esposo tiene un lema sobre la manera en que como cristianos interactuamos en las redes sociales, y si lo hacemos como lo que somos. Él dice, ¿a cuántas personas estaremos desviando de Cristo, de la verdad, de la fe, solo porque queremos que nuestra opinión sea oída? Entonces ¿no crees tú que otro ingrediente importante en esta tensión de la verdad en las relaciones es el ser humilde?
Juli: Yo creo que eso es de gran importancia. Y de hecho, en Reconsiderando la sexualidad, y tú sabes esto Dannah, escribí todo un capítulo sobre ese punto, porque la humildad es el rasgo de carácter que Jesús personificó. Se nos dice esto en Filipenses capítulo 2. Precisamente eso fue lo que sentó las bases para que Cristo tuviera el discernimiento para saber cuándo debía hablar verdad y cómo expresar amor. Nosotros vemos que Jesús era humilde frente al Padre. Él no tuvo una agenda fuera de la que el Padre le dio. Él no estaba ahí para hacer Su propia voluntad.
Muchas veces, yo diría que aun en las redes sociales, aun si lo quieres espiritualizar, uno está ahí haciendo un trabajo personal, dando tu propia opinión, para terminar involucrada en una batalla
Dannah: Para ganar, tener la razón.
Nancy: Sí. Y también, si somos orgullosas en lugar de humildes, no seremos libres para compartir nuestros propios errores y fallas en nuestro andar, lo que es una gran parte de lo que esas personas que queremos influenciar necesitan oír. Ellas necesitan saber que nosotras también somos personas quebrantadas.
Y cuántos padres, pienso yo, que si lo hacen en el momento preciso y de la manera apropiada podrían ganar mucho terreno siendo honestos con sus hijos con relación a sus propias fallas y errores por decisiones poco sabias. Ellos necesitan escucharlo.
Dannah: Sí. Escucho de madres todo el tiempo que dicen, «yo no he compartido con mis hijos acerca de mi aborto, y nunca lo haré». «Mi esposo y yo estábamos casados antes de este matrimonio y acordamos no hablarles a nuestros hijos sobre estas cosas». Etc, etc.
Pienso que hay mucho peligro en esto, porque si queremos que nuestros hijos nos tengan confianza con sus tentaciones y sus secretos y sus heridas, ¿cómo lo harán si nosotros no se lo hemos modelado?
Juli: Sí. Escuché a un pastor decir que nosotras estamos educando a personas que confiesan sus pecados o que los ocultan. Y cuando lo que les presentamos a nuestros hijos –e hijos espirituales– es que lo tenemos todo correctamente analizado y resuelto, les estamos enseñando a esconder su pecado, y que no somos un lugar seguro para ellos.
Pero lo que queremos es modelar e invitar a todos a ser de los que confiesan sus pecados.
Nancy: Porque si no, somos de los que esconden sus pecados.
Juli: Correcto.
Dannah: Y esto es contrario a lo que dice el evangelio que dice: «He sido rescatado, ahora voy a decírselo a otros». Muchas veces pienso sobre ese versículo de la Biblia en el libro de Apocalipsis que dice, «ellos lo han vencido por medio de la sangre del Cordero y por el mensaje del cual dieron testimonio; no valoraron tanto su vida como para evitar la muerte» (paráfrasis).
Somos una iglesia que está aterrorizada por el testimonio. ¿Cómo lo venceremos?
Juli: Sí. Ese es un buen punto.
Nancy: Antes de que se nos acabe el tiempo aquí y concluir esta serie, quiero pedirte, Juli, que compartas la misma historia que creo que no había escuchado antes hasta anoche cuando cenábamos tú, Dannah y yo.
Asististe hace algunos años a una conferencia True Women, auspiciada por Revive Our Hearts. Estabas presentando un taller en una de las sesiones de trabajo. Y el Señor hizo una obra realmente dulce y refrescante en tu corazón durante una de las sesiones plenarias, al cual hiciste referencia en el último capítulo de tu libro, Reconsiderando la sexualidad, donde hablas sobre la carga que tienes por el avivamiento y cómo esto se relaciona a por completo con este tema de la sexualidad.
¿Puedes compartir con nuestras oyentes lo que compartiste conmigo?
Juli: Claro que sí. La sesión fue sobre avivamiento. Yo puedo recordar que tú hablaste de que «el avivamiento empieza conmigo». Nos estabas llamando a pedirle al Señor avivamiento. Yo estaba con Dannah, sentada con otras del panel y pediste que oráramos en grupo unos minutos por avivamiento.
Bueno, empecé a orar –y esto es algo muy poco característico en mí porque soy una persona muy racional, no lloro con frecuencia. Pero ahí empecé a llorar y a ser quebrantada por un avivamiento alrededor de la sexualidad. No solo lloré, comencé a sollozar incontrolablemente por mucho tiempo después de que pediste oración. Ustedes se fueron a adorar y a enseñar, y yo me quedé en mis rodillas, en mi lugar, toda llena de todo lo que sale cuando uno llora…
Dannah: Un lloro feo…
Juli: Fue un lloro feo que no pude parar. Yo creo que Dios tiene un corazón para el avivamiento en todas las áreas incluyendo la sexualidad. Y lo que empecé a comprender es que el avivamiento es cuando Dios retoma Su territorio y cuando Él va a la ofensiva.
Y a menudo, cuando hablamos sobre sexualidad en la iglesia o en nuestras familias, nosotros pensamos defensivamente. ¿Cómo mantenemos lo malo fuera? ¿O cómo nos deshacemos de la pornografía? O cualquiera que sea el asunto en cuestión.
El avivamiento es cuando Dios dice, «no estoy dejando lo feo afuera, estoy reclamando el terreno que Satanás ha tenido por mucho tiempo. Y vamos a empezar a ver cada vez menos matrimonios rotos por problemas sexuales y menos y menos hombres y mujeres adictos a la pornografía porque la verdad los está haciendo libres».
Nancy: Amén.
Juli: Eso es algo que solamente puede suceder por la obra sobrenatural de Dios. Ahora mismo estamos viendo suceder lo opuesto. Satanás está tomando más terreno.
Nancy: Eso es correcto, tristemente.
Juli: Así es que quiero orar y pedirles a las personas que oren y trabajen con esto en mente, «¿cómo se vería si Dios reclamara la sexualidad en escala masiva?»
Nancy: Y no solamente por series como esta o libros que escribas y mensajes que Dannah imparta. Todas estamos trabajando para esto y creyéndole a Dios por eso. Pero cada persona que esté escuchando nuestra conversación hoy puede ser parte de ese cambio y del avivamiento que Dios quiere enviar.
Juli: Sí.
Dannah: ¿Me permiten leer esto? Esta es mi parte favorita del libro Reconsiderando la sexualidad. Bueno realmente son dos.
«Si el avivamiento ha de venir, debe ser con personas como tú y como yo. El avivamiento no va a suceder porque tu pastor tiene el Espíritu Santo o la Suprema Corte apoya una visión bíblica sobre la sexualidad. No mires a tu alrededor esperando que Dios llame a otra persona. Él te está llamando a ti».
Juli: Esa es la esencia de esto. Y Nancy, esto era lo que estabas enseñando durante esa sesión que compartí hace un momento donde sentí Dios hablo a mi corazón. Esto empieza con nosotros.
Cada vez que vemos en el Antiguo Testamento profetas que comenzaban un movimiento de parte de Dios, comenzaban primero con su propio arrepentimiento.
Nancy: Cierto.
Juli: Yo fui el tipo de niña perfecta, «hice lo que es sexualmente correcto, me casé y no hice todas esas cosas malas». Pero Dios tenía que quebrantarme, debía ver cómo hacerlo, en mis propias convicciones y mis propias acciones, de hecho yo estaba actualmente contribuyendo con el sufrimiento que yo misma detestaba cuando lo percibía a mi alrededor. Hasta que Él hizo esa obra en mi corazón, no estuve equipada para compartir ese mensaje con otras. Y esta es la razón por la que debe empezar por nosotras.
Nancy: Y creo que Dios ha empezado esa obra en muchos corazones, quizás dando un paso más con la conversación que sostuvimos la semana pasada, o a medida que hemos ido hablando en este episodio. No hemos venido a decirles, «nosotras tenemos todas las respuestas».
Hemos venido a decirnos, las unas a las otras y también a aquellas que nos están escuchando, que «la Palabra de Dios es lo que necesitamos», que el «ser humildes vale la pena» porque la gloria de Dios es valiosa, y que «nos arrepintamos y vayamos en pos de ella», que «vale la pena pararse del sofá y empezar a involucrarse con las personas que Dios ha puesto en nuestras vidas, en el trabajo, en la iglesia o en el grupo pequeño».
Cuando leo estas tarjetas de oración que las mujeres nos devuelven en las conferencias, la gran conclusión para mí es, «no tengo idea de lo profundamente heridas que están las personas».
Estuve con un grupo de mujeres sentada en la sala hace algunas semanas, mujeres que aman este ministerio, que están bien involucradas y son mujeres muy hábiles, y en muchos lugares de influencia son realmente muy buenas y piadosas. Bueno, me senté con ellas el último día que compartimos juntas y les pregunté, «¿cómo puedo orar por ustedes?»
Nos tomamos de la mano y cada una alrededor del círculo fue compartiendo algo que era de profundo dolor para ella. Estaban todas llorando. Y unas se acercaban a otras y ponían sus brazos alrededor y oraban por ellas. Fue un momento muy dulce de quebrantamiento.
Y no necesariamente su quebrantamiento fue por su propio pecado sexual, muchas veces era por un familiar o por una amiga. Pero mucho del dolor estaba relacionado a la sexualidad. Y entonces me di cuenta de que dos días antes no tenía idea. Y estas son mujeres muy especiales, y yo no tenía ni idea de que estaban atravesando un dolor tan profundo.
Y lo que sucedía, a medida que compartíamos unas con otras y orábamos las unas por las otras…y yo no estaba dirigiendo ese momento, solo estaba ahí sentada dejando que Dios hiciera Su obra. Pero luego de que una de ellas compartiera y oramos por ella, levantó sus manos y dijo, «esto había sido una gran carga para mí, y siento que me han ayudado a quitarla de mis hombros».
Ellas estuvieron haciendo esto las unas por las otras. Habían venido de todas partes. Regresaron a sus hogares, y ahora van a tener más compasión, más deseo de ver a Dios hacer eso mismo en otros lugares porque todas dijimos, «no nos imaginábamos que este grupo iba a tener este tipo de necesidades y de cargas».
Bueno, el hecho es que las tenemos en ese grupo, y aquí mismo hoy quienes nos escuchan las tienen.
Y para poder ser honestas y humildes e involucrarnos en el caos, las lágrimas, el llanto, las maneras equivocadas de pensar, y hacerlo de manera amorosa, compasiva y verdadera, ayudándonos las unas a las otras, necesitamos acercarnos a Cristo. Y en la medida en que hacemos esto, vamos a ver, creo, ese tipo de avivamiento que todas estamos esperando que Él traiga a nuestras vidas.
Juli: Amén.
Nancy: Bueno gracias Dannah Gresh y Julie Slattery por acompañarnos para esta serie titulada, Reconsiderando la sexualidad.
Juli: Gracias por habernos invitado.
Nancy: Y si alguna de las que nos ha estado escuchando se perdió alguno de los episodios anteriores, puede encontrar la serie completa en nuestro sitio web, avivanuestroscorazones.com. Puedes escuchar, descargar, o leer este contenido.
También te animo a tomar un tiempo en estos días, y realmente considerar delante de Dios todo lo que has estado escuchando. Y para cerrar esta serie, Dannah, quiero pedirte que cierres orando y pidiéndole a Dios que aplique Su Palabra y Su verdad a nuestras vidas de manera individual, y que también podamos llevarlas más allá de nosotras, que hemos estado escuchando, y que envíe el avivamiento que tanto anhelamos.
Dannah: Oremos.
Oh Señor, te pedimos que empieces con nosotras mismas. Corrige nuestra forma de pensar. Ayúdanos a reconsiderar la sexualidad, a ver dónde hemos estado ciegas por las mentiras del enemigo. Es el deseo de Tú corazón que seamos libres.
Padre, oro por cada mujer que nos está escuchando. Cualquiera que sea el temor que tenga en su corazón en este momento, por ser dirigida a hablar con alguien sobre aquello con lo que internamente está batallando, o porque se sienta dirigida a ser honesta con sus hijos o su marido…Señor, no nos has dado un espíritu de temor sino de poder, de amor, de dominio propio y de paz.
Inunda Señor el corazón de cada una de estas mujeres con Tu paz… Que sepan que no solo las vas a liberar, sino que vas a comenzar a avivar sus hogares, sus comunidades, sus iglesias, si ellas se someten y ceden a la obra que Tú quieres hacer en sus corazones y sus vidas el día de hoy a causa de este episodio. Trae libertad Señor, en el nombre de Jesús, amén.
Nancy y Juli: Amén.
Annamarie: Amén. Y mañana, asegúrate de acompañarnos para una próxima conversación Mujer Verdadera 365. ¡Te esperamos!
Viviendo la belleza del evangelio juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
La lectura de hoy en el Reto Mujer Verdadera 365 es la segunda carta a los Tesalonicenses.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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