Razones para alabar
Annamarie Sauter: ¿Qué te motiva a alabar a Dios plena y alegremente?
Nancy: Él nos ha salvado. Y ser salva no significa solamente que recibes un boleto para ir al cielo. Ser salva significa que eres salva de la ira de Dios, eres salva del juicio de Dios, eres salva del pecado y de la esclavitud de ti misma, y eres salva para amar, servir y seguir a Jesucristo.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones, con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
En el programa anterior Nancy nos ayudó a explorar lo que realmente significa alabar a Dios. Hoy ella continúa con la segunda parte de esa enseñanza, en la serie titulada, «¡Ven! Alabanza y advertencia en el Salmo 95».
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Recibí un mensaje de texto anoche cuando estaba trabajando en este material, y en la providencia de Dios era justo lo …
Annamarie Sauter: ¿Qué te motiva a alabar a Dios plena y alegremente?
Nancy: Él nos ha salvado. Y ser salva no significa solamente que recibes un boleto para ir al cielo. Ser salva significa que eres salva de la ira de Dios, eres salva del juicio de Dios, eres salva del pecado y de la esclavitud de ti misma, y eres salva para amar, servir y seguir a Jesucristo.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones, con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
En el programa anterior Nancy nos ayudó a explorar lo que realmente significa alabar a Dios. Hoy ella continúa con la segunda parte de esa enseñanza, en la serie titulada, «¡Ven! Alabanza y advertencia en el Salmo 95».
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Recibí un mensaje de texto anoche cuando estaba trabajando en este material, y en la providencia de Dios era justo lo que necesitaba.
Era de una amiga que sabía que hoy iba a enseñar sobre el Salmo 95, y ella quería hacerme saber que estaba orando por mí. Ella enseña en un hospital psiquiátrico, y esto es lo que decía su mensaje: «Mi momento de Salmo 95 de hoy: un niño de décimo grado interrumpió la clase cantando una canción que inventó en ese momento, cantó súper fuerte y fuera de tono, porque le acababan de decir que su familia de acogida le estaba dando una segunda oportunidad, y estaba tan emocionado y agradecido, porque esta era una familia donde había comida caliente todas las noches e incluso ponían luces de Navidad en diciembre. Se sentó y solo movió su cabeza y le dijo a los otros niños: “Dios es increíble”».
Así que fue una respuesta, una reacción espontánea de alabanza, de un corazón que no pudo contenerse. Estaba tan emocionado y abrumado con la bondad de Dios. Me encanta eso, ese es un momento del Salmo 95.
Así que, si no sabes de qué estamos hablando, porque no estuviste con nosotras ayer, permíteme invitarte a que vayas al Salmo 95 y continuemos donde nos quedamos ayer.
A vísperas del día de Acción de Gracias, estamos viendo un maravilloso salmo especial para este día, pero como veremos mañana, toma algunos giros que no esperarías de un salmo de Acción de Gracias.
Así que comenzamos en los versículos 1 y 2 con este gozoso y exuberante llamado a adorar.
«Venid, cantemos con gozo al Señor, aclamemos con júbilo a la roca de nuestra salvación. Vengamos ante su presencia (¿recuerdas lo que dijimos que significa venir ante su rostro? Reunirnos con él. Encontrarnos con Él, justo delante de Su rostro) con acción de graciasaclamémosle con salmos».
Entonces, el inicio de este salmo es una invitación al pueblo de Dios a unirse en una procesión alegre mientras se dirigen hacia el templo. Van a encontrarse con el Señor. Ahí es donde estaba la presencia de Dios, la gloria de Shekinah (la Luz Admirable), el rostro del Señor. Ellos no tenían el Espíritu Santo viviendo dentro de ellos como lo tenemos nosotras hoy, por lo que debían ir al templo a adorar.
Y el salmista está diciendo: «¡Ven! ¡Vamos! Ven conmigo. Hagamos esto juntos». Están cantando mientras van. Es una gran procesión gozosa, alegre, que se dirige hacia el templo.
Y como mencioné ayer, hay una variedad de expresiones, formas en que podemos alabar al Señor, y creo que es tan triste que muchas de nosotras como creyentes, y muchas de nuestras iglesias, se queden estancadas en algunos estilos y expresiones de alabanza y adoración.
Ahora, todas tenemos estilos de música que disfrutamos, y hay otros que no disfrutamos tanto. Y luego hablas con una persona que está sentada junto a ti en la iglesia, que es de otra generación y otro trasfondo, y te dice: «Oh, no me gusta eso en absoluto, pero lo que realmente me encanta es aquello». Así que tenemos diferentes gustos y preferencias, y no hay problema con eso, pero la pregunta no es: ¿Con qué nos sentimos cómodas y qué es lo que más disfrutamos cuando se trata de estilos de alabanza, música y preferencias? La pregunta tampoco es: ¿Qué es lo que más disfrutamos?, sino: ¿Qué agrada, honra y glorifica al Señor? Porque esto es para Él. Estamos llegando a Su templo, delante a Su rostro, ante Su presencia. Venimos a cantarle al Señor y a adorarlo a Él.
Entonces, al recordar que estamos llegando a la presencia del Señor en nuestra adoración congregacional, ¿qué diferencia debería hacer eso? Hicimos esa pregunta ayer, ¿qué diferencia haría si estuviéramos realmente conscientes de que estamos en la presencia del Señor? Porque estamos con otros creyentes que tienen el Espíritu Santo, que están llenos de Él, que están cantándole a Él, y si estamos consientes de eso, no se trata del estilo, ni de las preferencias, ni se trata de qué tipo de instrumentos están utilizando.
Mi esposo viene de un trasfondo donde aman el órgano de tubos. Bueno, ¿cuándo fue la última vez que escuchaste uno de esos en la iglesia? No hay muchos. Es bastante inusual.
Pero me encanta el hecho de que aunque nuestra iglesia no tiene un órgano de esos y tiene un estilo de música muy diferente al que Robert estaba acostumbrado antes de casarnos, su corazón está en cantar y alabar al Señor junto al pueblo de Dios, con cualquier instrumento que tengan allí y con un estilo diferente, y a veces nosotros (nos estamos haciendo un poco más viejos... y noten que dije un poco más viejos), no nos aprendemos estas canciones tan rápido ni las captamos tan rápido como parece que lo hacen algunos de los más jóvenes.
Y podemos quejarnos y murmurar y molestarnos, y hablar sobre cómo era la música cuando éramos… ya sabes qué. El punto es que venimos a la iglesia a adorar junto al pueblo de Dios.
Así que ahora este salmo habla, a partir de esta sección, de la razón por la cual cantamos al Señor. ¿Qué nos motiva a alabarle de esta manera tan exuberante y alegre?
Podemos ver una pista en el versículo 1: «Venid, cantemos con gozo al Señor, aclamemos con júbilo a la roca de nuestra salvación». Eso nos da una pista. Nos dice que Cristo, YAHWEH, el Señor, es nuestra roca firme e inquebrantable, y que Él es el Dios que nos salva. ¡Vale la pena celebrarlo! Eso es algo por lo que debemos estar gozosas.
Él nos ha salvado. Y ser salva no significa solamente que recibes un boleto para ir al cielo. Ser salva significa que eres salva de la ira de Dios, eres salva del juicio de Dios, eres salva del pecado y de la esclavitud a ti misma y eres salva para amar, servir y seguir a Jesucristo.
Entonces esto es importante, mientras pensamos en Él como la roca de nuestra salvación... (Recuerda la palabra «roca», porque volveremos a ella cuando lleguemos mañana a la siguiente parte de este salmo). Lo alabamos porque Él es la roca de nuestra salvación.
Y luego, cuando llegamos a los versículos del 3 al 5, vemos todo este párrafo que comienza con la palabra, «porque». Cantemos con gozo al Señor, aclamemos con júbilo a la roca de nuestra salvación. Vengamos ante su presencia con acción de gracias; aclamémosle con salmos, ¿por qué? Porque, versículos del 3 al 5... y antes de leer esos versículos, permítanme recordarles que tenemos muchas razones por las cuales alabarlo.
La adoración no es una actividad sin sentido. No es solo, «oh, siento escalofríos, se me pone la piel de gallina o me hace sentir mejor». La adoración bíblica, ya sea mediante la música u otros medios de adoración, está arraigada en una comprensión correcta del Dios de la Biblia. No puedes adorarlo correctamente si no sabes quién es Él.
Muchas personas adoran simplemente algo que han idealizado, producto de su propia imaginación. Alguien que inventaron. Alguien que no conocen. Hay tantas falsas enseñanzas acerca de Dios. Y es por eso que necesitamos entrar en la Palabra, y descubrir quién es realmente Dios y luego adorarlo en Espíritu y en verdad.
Así que vamos a leer este párrafo. Le cantamos a Él. Lo adoramos…
«Porque Dios grande es el Señor, y Rey grande sobre todos los dioses, en cuya mano están las profundidades de la tierra; suyas son también las cumbres de los montes. Suyo es el mar, pues Él lo hizo, y sus manos formaron la tierra firme».
Ahora, vamos a detenernos en este párrafo por unos momentos. Primero, nos dice: «Él es un gran Dios». Así que debemos adorarlo en gran manera porque Él es un gran Rey.
Este salmo, el salmo 95, es uno de varios salmos que se encuentran principalmente en esta parte del salterio, que se llaman «salmos de entronización». Eso significa que hablan de que Dios es un Rey, que está sentado arriba, en su trono.
Nos recuerda que Él no es una pequeña deidad tribal, como los dioses imaginarios de las naciones alrededor de Israel. Él está sobre todos los otros dioses. Él es un gran Rey, por encima de todos los dioses. Toda la autoridad, todo el poder en el universo le pertenecen a Él.
Y luego habla de que «en sus manos están las profundidades de la tierra». Él es el creador, el Señor soberano, el sustentador de todo el universo. Y nos menciona algunos detalles.
Habla de «las profundidades de la tierra», lo que está oculto debajo de la tierra, lo que está por debajo de la tierra.
Habla de «las cumbres de los montes», son lugares que no se pueden escalar y que ningún ser humano puede alcanzar.
De arriba a abajo, de lo alto a lo profundo en la esfera vertical, Él lo tiene todo en Sus manos. ¡Qué profundo es Él! Él tiene el mundo entero en Sus manos, y es por eso que lo adoramos y lo alabamos.
Pero no solo lo vertical, luego tenemos lo horizontal, «el mar y la tierra firme», todo lo que puedes ver a tu alrededor.
Agua… En esta área tenemos el privilegio de vivir cerca del lago Michigan y del río San Joe. Así que tenemos lago, tan grande que parece un mar y un río. Y también tenemos tierra firme. Y algunas de ustedes viven en lugares donde hay montañas, y otros lugares donde hay valles y desiertos. Vengo del noreste, donde hay robles grandes, enormes y hermosos y mucha vegetación. Y luego están esas partes de Texas donde es llano, y puedes ver, no sé, cientos de millas en esa llanura.
Toda esta topografía diversa, es toda suya, el mar y la tierra firme. Es suyo, porque Él lo hizo. Sus manos formaron la tierra firme.
Sus manos lo hicieron todo. Sus manos lo sostienen todo. Ves la mano de Dios que ocupa un lugar prominente en este salmo. Él es el creador y el controlador de toda la creación.
Mientras leo este párrafo, pienso en otro lugar en los salmos, el Salmo 139, comenzando en el versículo 7, que celebra la presencia de Dios por doquier.
«¿Adónde me iré de tu Espíritu, o adónde huiré de tu presencia?Si subo a los cielos, he aquí, allí estás tú; si en el Seol preparo mi lecho, allí estás tú. Si tomo las alas del alba, y si habito en lo más remoto del mar,aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra».
Así que con Su mano Él nos hizo a nosotras y a todo este mundo. Con su mano Él sostiene todo este mundo, y con su mano Él guía a sus hijos. Todo esto es motivo para cantar con entusiasmo al Señor.
Déjame decirte que cuando hablamos de un culto exuberante, una celebración, no estoy sugiriendo que simplemente hagamos algo como, «voy a cantar con voz fuerte». Vamos a hacer música a todo volumen y será para el Señor». ¡No!
La adoración comienza en el corazón. Comienza con un reconocimiento de quién es Dios y lo que Él ha hecho. Y causa en nosotras... como un manantial que brota y se desborda…que fluye de nosotras, y que canta con gozo al Señor. Nos hace venir ante Él con acción de gracias. Nos hace alabarle con todo nuestro corazón.
Y creo, (aunque puede que haya algunas excepciones a esto) que como regla general, puedes decir lo que una persona cree acerca de Dios y lo que ha experimentado de Su misericordia y de Su gracia, al escuchar la forma en que canta. Las personas que son realmente conscientes del poder redentor de Dios en sus vidas y del poder creador de Dios en este mundo, piensan en ello, y no es solo un pensamiento pasajero en su mente, sino que es un pensamiento importante para ellos. Estas son personas que cantan celebrando la grandeza y la bondad de Dios.
Y ahora llegamos al versículo 6 del Salmo 95, y este es el versículo intermedio y la idea central de todo este salmo. En el versículo 6, tenemos que el llamado a adorar se repite. Los primeros dos versículos dicen: «Venid, adoremos y postrémonos».
Pero ahora este llamado a adorar, el segundo llamado en el versículo 6, es un tono completamente diferente al de los dos primeros versículos. Es más personal, más íntimo. Y pienso esto porque los adoradores gozosos que cantaban en la procesión camino al templo, ahora han llegado al templo, y su adoración se vuelve más solemne. No es aburrida. No está muerta, es muy viva. Es sincera, profunda, es rica. Pero es aún más solemne al postrarse ante el Señor en Su presencia. Para eso venían, para estar ante Su rostro, en Su presencia.
Y así dice en el versículo 6: «Venid, adoremos y postrémonos; ¡doblemos la rodilla ante el Señor, nuestro Hacedor!»
Y nuevamente, aquí tienes esa palabra, la palabra «ante», «doblemos la rodilla ante»…es la palabra «rostro». «¡Doblemos la rodilla ante el rostro del Señor, nuestro Hacedor!» Su rostro. Nosotros vemos Su rostro. Él ve nuestro rostro.
Ahora, sabemos que los israelitas en ese tiempo no podían venir directamente al lugar santísimo, porque la gloria de Dios y la santidad de Dios eran tan grandes que si ellos la veían, morían. Pero a través de Jesucristo, hemos visto a Dios en la faz de Jesucristo, y podemos adorarlo libremente sin un muro divisorio, sin un velo divisor. No hay nada entre nosotros y Él. Podemos acercarnos confiadamente ante Su presencia de una manera en que estos adoradores del Antiguo Testamento no podían hacerlo, solo pudieron tener un destello.
Así que en los primeros cinco versículos tenemos esta celebración entusiasta y gozosa: cantar, bailar, gritar. Y ahora el pueblo de Dios está llamado a adorarlo con reverencia y humildad.
Yo veo que en la mayoría de nuestras iglesias, nuestra adoración congregacional a menudo tiende más hacia uno de estos tipos de adoración. Por un lado, en algunas iglesias encuentras que la adoración se trata de lo celebrativo, lo optimista, lo exuberante, un culto expresivo. Y luego, otras tienden más hacia una alabanza más calmada, más solemne, el tipo de adoración tranquila y reflexiva.
Y quiero sugerir, ya que mientras he estado meditando en este salmo, creo que las necesitamos ambas, las dos.
Ahora, también tenemos diferentes personalidades, y tendemos a pensar: «Bueno, yo soy más de esta manera, por lo tanto esta es la que prefiero».
¿Cuántas de ustedes se considerarían extrovertidas? Pienso que bastantes en nuestra audiencia.
¿Cuántas de ustedes se considerarían introvertidas? Unas cuantas. Algunas no saben lo que son, pero eso también está bien.
¿Cuántas de ustedes prefieren un tipo de alabanza la en lugar de otro? ¿Prefieres la que es más celebrativa y expresiva, o prefieres la que es más reservada y reflexiva? Ambas pueden ser hermosas. ¿Cuántas de ustedes prefieren una o la otra, prefieren una más que la otra? A algunas de ustedes les gustan las dos.
Sugeriría que todas necesitamos las dos. Las extrovertidas necesitan, a veces, una adoración humilde, tranquila y reverente; no que no puedas ser humilde o reverente cuando cantas en voz alta. Y las introvertidas, y me estoy predicando a mí misma aquí, necesitamos estar dispuestas a salir de nosotras mismas, a superar nuestras inhibiciones y a cantar con voz fuerte ante el Señor. Si dependiera de mí, mantendría toda la música realmente tranquila. No tendría percusión. Tendría música suave, solemne y tranquila. Pero no depende de mí. Depende de Dios. Y a Dios le gustan los dos tipos de alabanza.
Y no solo estoy hablando de los instrumentos. Estoy hablando del tipo y la forma en que alabamos. A veces es una alabanza exuberante, de celebración, expresiva, y a veces es una más reflexiva y reverente.
¿Sabes qué? Para aquellas de nosotras que somos introvertidas, creo que a veces lo que nos restringe no es tanto nuestro tipo de personalidad. Creo que a veces es simplemente el viejo orgullo, el temor a los hombres, el temor a lo que piensan los demás. Pensamos: «Bueno, simplemente no lo hacíamos de esa manera en mis tiempos».
Veo personas que están inmersas por completo en la adoración…y a veces mi corazón puede ponerse un poco crítico, y pensar, «probablemente no están adorando realmente en Espíritu y en verdad». Ahora, yo nunca diría eso. Pero a veces me pregunto algo como, «¿están solo actuando?» ¿Sabes qué? No hay forma de saber eso, y no depende de mí saberlo. Solo tengo que asegurarme…porque puedo estar realmente callada y aún así, no estar pensando en el Señor en absoluto, tengo que asegurarme de estar concentrada en la alabanza al Señor.
Así que una forma o un estilo no significa que eres más espiritual. No significa que seas más piadosa. No significa que seas más devota. Necesitamos ambos estilos de adoración, y lo vemos en este salmo.
Así que el versículo 6 dice: «Venid», una vez más, estamos haciendo esto juntos. Y luego hay tres verbos, «adoremos», «postrémonos» y «doblemos la rodilla». Y todos ellos comunican un concepto similar.
Dice, «adoremos». Y aunque no soy una erudita ni sé griego, tengo algunos libros excelentes que pueden ayudarme a buscar estas cosas en el idioma original. Entonces, la palabra traducida como «adoración» del hebreo, significa «inclinarse, postrarse con honor ante un superior».
Así que imagina esto: Nos estamos postrando ante Dios, en honor a Él, para honrarlo a Él.
Una herramienta de gramática que busqué para entender mejor esta palabra «adoración», tal como se usa en el Salmo 95, describe esto como «personas que caen de rodillas y tocan el suelo con la frente». Adoremos, adoremos.
Probablemente la monarquía entiende esto mejor, los británicos. Ellos tienen una monarquía, y entienden este respeto. No tenemos esas tradiciones en la mayoría de nuestros países, pero pueden imaginárselas. Lo hemos visto, hemos visto doblar la rodilla y tocar el suelo con la frente.
Bueno, hay un segundo verbo: «Postrémonos». Esa es una palabra que significa «doblar la rodilla, inclinarse, arrodillarse en reverencia».
Y luego esa frase, «doblemos la rodilla», es una que se usa muchas veces en el Antiguo Testamento. A menudo se traduce como «bendición». «Bendice alma mía al Señor». Pero realmente significa «doblar la rodilla, arrodillarse y bendecir a Dios como un acto de adoración».
Entonces, ¿qué ves en común en todos estos verbos? ¿En cada una de estas tres palabras o frases? Es estar más abajo porque Él es más alto…inclinarnos ante el Señor.
Y esto es lo que veo: Estos verbos son una expresión física, externa de una actitud interna del corazón.
Escucha, no nos sirve de nada inclinarnos ante el Señor si nuestro corazón es terco, orgulloso y resiste al Señor. Así que la expresión física no lo es todo, pero algunas veces nuestras expresiones físicas de adoración pueden ayudar a entrenar nuestros corazones y recordarnos que Él es grande y que nosotras no lo somos. Inclinarse ante Dios en alabanza y adoración es una postura de humildad que reconoce Su grandeza.
Y he estado pensando, mientras he estado meditando en este salmo, sobre el rol completo del cuerpo, nuestro cuerpo físico. No es solo que nuestra alma adora al Señor o que adoramos al Señor con nuestro espíritu. Él nos hizo con cuerpos físicos, y nuestros cuerpos son parte de nuestra adoración.
Puede parecer un poco extraño, pero he estado pensando en esto, y en una de las ceremonias matrimoniales anglicanas, la novia y el novio se comprometen mutuamente, y esto es lo que dicen:
«Mi cuerpo te adorará, y solo tu cuerpo apreciaré. Con mi cuerpo declararé tu valía. Con mi cuerpo, te honro».
Ahora, eso tiene mucho sentido para nosotras cuando se habla de una pareja que se va a casar. Van a entregar sus cuerpos el uno al otro. Se van a amar el uno al otro, tanto física como emocional, mental y espiritualmente. Pero tú pensarás: «¿En la adoración? ¿Usar esos términos?»
Bueno, debemos honrar a Dios. Nosotras debemos adorarle. Debemos amarlo como lo dice esta ceremonia de matrimonio, debemos amarlo con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con toda nuestra mente y con todas nuestras fuerzas. Y eso incluye nuestros cuerpos físicos.
Así que cuando aplaudimos al Señor, cuando levantamos nuestras manos en alabanza, cuando cantamos, cuando gritamos, cuando estamos delante de Él, cuando nos arrodillamos, cuando nos inclinamos ante Él, estas son todas maneras de adorarlo con nuestros cuerpos, declarando su valor con nuestros cuerpos, honrándolo con nuestros cuerpos. Hace que esas expresiones de adoración sean mucho más significativas, al darme cuenta de que no solo estoy entregando mi alma, mi corazón y mi vida al Señor, sino que también le entrego mi cuerpo.
Entonces vemos esta pausa para la adoración de todo corazón en los versículos del 3 al 5, vemos Su grandeza. Él es el gran rey de todo el universo. Él es el creador de toda la tierra. Pero luego vamos a los versículos 6 y 7, y vemos algunas razones aún más personales para la adoración sincera.
Vemos las bendiciones y los privilegios que tenemos en Él…vemos en los versículos del 3 en adelante que Él es el creador de todo el mundo, pero los versículos 6 y 7 se refieren a su relación con nosotros.
«Venid, adoremos y postrémonos; doblemos la rodilla ante el SEÑOR nuestro Hacedor» (v.6).
Él no solo hizo las montañas y las profundidades del mar y la tierra firme y los mares, nos hizo a nosotras. Fuimos hechas por Él y hechas para Él. Él hizo el mar, y es suyo. Leímos eso antes. Él nos hizo. ¿Y qué significa eso entonces, quién es nuestro dueño? ¡Somos suyas! Él es nuestro Hacedor. Y más que eso, tenemos una relación de pacto con Él.
Versículo 7: «Porque Él es nuestro Dios, (esta es la razón por la cual debemos adorar y postrarnos, porque Él es nuestro Dios), y nosotros el pueblo de su prado y las ovejas de su mano».
Ahí está esa palabra otra vez. Su mano formó la tierra. Su mano sostiene la tierra. Y Su mano cuida de nosotras. Somos «las ovejas de Su mano». Él es el buen pastor y redentor de su pueblo.
Si estás usando la NVI allí, dice: «Somos un rebaño bajo su cuidado». Él se preocupa por nosotras. Él se ha comprometido con nosotras. Él es bueno con nosotras.
Y así nos sostiene en Su mano. Su mano nos hizo como un alfarero hace algo del barro. Y Él cuida, protege, alimenta y guía a sus ovejas con Su mano.
Esto es lo que Jesús dice en Juan, capítulo 10: «Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. Él las llama por su nombre. Ellas lo escuchan, y lo siguen».
Así que cuando nos inclinamos ante Él, en nuestros corazones y también físicamente, lo que estamos diciendo es: «Tú eres Dios, y nosotras no. Tú eres el Pastor. Nosotras somos las ovejas. Estamos necesitadas. Somos dependientes. Somos pecadoras y necesitamos que nos guíes y nos cuides».
Necesitamos un pastor. Y porque tenemos un Pastor, nos inclinamos y adoramos.
Annamarie: Si perteneces a una iglesia, constantemente eres invitada a cantarle a Dios. Y es tan fácil que esto se convierta en una rutina, o en una actividad seca. Nancy DeMoss de Wolgemuth te ha estado llevando al corazón de la verdadera alabanza. ¡Ella nos ha estado recordando que tenemos muchas razones para alabar a Dios con devoción!
Estamos entrando a un tiempo lleno de tradiciones, y esto puede ser algo muy bueno. Pero si no somos intencionales, podemos ir por las tradiciones de manera mecánica—perdiendo de vista lo verdaderamente importante de lo que estamos celebrando.
Espero que continúes explorando este tema de la alabanza con nosotras, aquí en Aviva Nuestros Corazones. Mañana Nancy te ayudará a hacer de la gratitud una actitud de tu corazón, más que un día en el calendario. Ahora, ella regresa para cerrar este programa en oración.
Nancy: Te adoramos, oh Señor, no como deseamos poder hacerlo y no como sabemos que deberíamos, y no como lo haremos un día, sino de la mejor manera que ahora podemos, y contigo ayudándonos con Tu Espíritu y Tu gracia. Inclinamos nuestras cabezas, inclinamos nuestros corazones, y a veces doblamos nuestras rodillas con la cara hacia el suelo, y simplemente decimos: «Te adoramos porque somos tu pueblo. Nos hiciste, y somos las ovejas de tu prado».
Así que esta semana de Acción de Gracias, y todas las semanas, queremos bendecirte y adorarte de una manera que sea digna de ti. Oramos en el nombre de Jesús, amén.
Trayéndote enseñanza práctica de la Palabra de Dios, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras fueron tomadas de la Biblia de las Américas a menos que se indique otra fuente.
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