Pureza y dirección
Débora: Tu relación con la Biblia dice mucho sobre tu relación con Dios. Aquí está Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy DeMoss Wolgemuth: No puedes pretender conocer a Dios si no conoces Su Palabra. No puedes pretender amar a Dios si no amas Su Palabra. No puedes pretender obedecer a Dios si no obedeces Su Palabra.
Estoy asombrada de cuántos cristianos profesantes hoy dicen: «Conozco a Dios, amo a Dios, obedezco a Dios», pero no conocen Su Palabra.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «En la quietud de Su Presencia», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 22 de mayo de 2024.
¿Cómo vas con tu lectura de la Palabra? Hace casi 5 meses iniciamos el 2024 y como ministerio, el 1 de enero iniciamos el nuevo reto de lectura bíblica Mujer Verdadera 365 Cronológico. En Aviva Nuestros Corazones queremos animarte a que …
Débora: Tu relación con la Biblia dice mucho sobre tu relación con Dios. Aquí está Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy DeMoss Wolgemuth: No puedes pretender conocer a Dios si no conoces Su Palabra. No puedes pretender amar a Dios si no amas Su Palabra. No puedes pretender obedecer a Dios si no obedeces Su Palabra.
Estoy asombrada de cuántos cristianos profesantes hoy dicen: «Conozco a Dios, amo a Dios, obedezco a Dios», pero no conocen Su Palabra.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «En la quietud de Su Presencia», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 22 de mayo de 2024.
¿Cómo vas con tu lectura de la Palabra? Hace casi 5 meses iniciamos el 2024 y como ministerio, el 1 de enero iniciamos el nuevo reto de lectura bíblica Mujer Verdadera 365 Cronológico. En Aviva Nuestros Corazones queremos animarte a que puedas continuar con el reto si es que iniciaste con nosotras, y si no, te invitamos a hacerlo. Estamos seguros de que seguirá siendo de mucha bendición a tu vida. No hay nada mágico en dar vuelta al calendario y comenzar un nuevo año, pero es una buena oportunidad para reevaluar y priorizar lo que más importa y crear nuevos hábitos.
El día de hoy daremos inicio a una nueva serie que habla de lo que creo que es una de las cosas más importantes que puedes hacer este año y de hecho en tu vida. Y para dar inicio quiero que pienses en esto: ¿qué haces con las cartas que recibes por correo en tu buzón que consideras basura? Probablemente, tiras a la basura la mayoría sin ni siquiera abrirlos. Pero ¿es igual cuando recibes una carta de un ser querido? Yo sin duda no aguantaría las ganas de abrirla y leerla. Otra pregunta es, ¿tratas la Biblia más como correo que tiras fácilmente a la basura o más como una carta de amor?
Aquí está Nancy en esta nueva serie titulada: «Entra en la Palabra y deja que la Palabra entre en ti». Escuchemos.
Nancy: Aunque para algunos pueda sonar extraño, me encantan los comienzos de año, realmente los disfruto. Hace unos meses empezamos este año 2024, nos fijamos metas y dejamos atrás el año anterior. Comenzamos este nuevo año con la promesa de la presencia de Dios y el deseo de crecer en nuestro caminar con Él.
Yo no sé tú, pero siempre que empiezo un nuevo año tengo la sensación de que quiero crecer; quiero conocer mejor al Señor; quiero tener un sentido de propósito y dirección, y además llegar al final y poder mirar atrás y decir: «Amo a Cristo más de lo que lo amaba hace un año. Lo conozco mejor y me parezco más a Él».
Pero, hoy, a medida que los meses han ido pasando, parece que he olvidado esos grandes deseos. Ya estamos casi en la mitad del año, así que pienso que este es un buen momento para reflexionar en lo que resta del año, cómo estamos en nuestra relación con Dios, y si le hemos dado prioridad a la lectura de Su Palabra y cómo podemos llegar a ser más las personas que Dios quiere que seamos.
Y hoy quiero compartir contigo en esta serie algo que creo que es el factor más importante, aunque hay muchos igualmente importantes. Pero si tuviera que reducirlo a un solo factor que haría la mayor diferencia en el transcurso del año, más que cualquier otra cosa, sería de lo que vamos a hablar en esta serie.
Si haces esta sola cosa cada día del año, mirarás atrás al final del año y dirás: «No soy la misma persona que era en enero».
Eso es lo que quiero para mí, y creo que eso es lo que tú también quieres que sea una realidad para ti. A menudo he dicho que si pudiera dar un solo mensaje a las mujeres, sería este mensaje: cómo cultivar una relación íntima de amor con Dios a través de una vida devocional personal diaria.
- Tiempo en la Palabra de Dios
- Tiempo en la presencia de Dios
- Escuchar a Dios
- Responder a Él
- Llegar a conocerlo a través de Su Palabra, la vida devocional diaria.
Y quiero animarte, aunque estamos casi a mitad del 2024, si has decaído en tu lectura diaria y tu tiempo devocional con el Señor, a que tomes los próximos 30 días para formar el hábito de leer la Palabra cada día. Pero no quisiera que eso se convierta en una actividad más de tu rutina diaria.
Me gustaría pedirte que lo hicieras durante todo el resto del año, pero sé que si aún no tienes ese hábito será difícil mantener el compromiso. Por eso quiero pedirte, de manera especial, que comiences con treinta días.
Pero por la gracia de Dios, creo que puedes mantener un compromiso de treinta días. Cada día, por los próximos treinta días, pasarás un tiempo a solas con el Señor cada día en Su Palabra y en oración, priorizando tu relación con Él en Su Palabra. Nosotros llamamos a esto en Aviva Nuestros Corazones: el reto de lectura de treinta días.
Y hablaremos de algunas herramientas y algunos recursos que tenemos disponibles que pueden ayudarte a hacer de ese momento un momento más significativo. Ahora, algunas de ustedes pueden tener un poco de ese hábito; es probable que sea esporádico. Así que quizás quieran comprometerte durante más de treinta días.
Sin embargo, puede que algunas de ustedes estén en el lugar en su vida donde dicen: «Este es un año, y por la gracia de Dios, quiero comprometerme a estar cada día de este año en la Palabra de Dios, leyéndola y dejando que Él me hable y creciendo en mi relación con Él». Bueno, si te encuentras en ese punto, ¡quiero que lo hagas! Te animo a que tomes ese reto de treinta días.
Y durante esta serie quiero enfocarme en la Palabra de Dios, cómo entrar en ella y más importante aun cómo hacer que ella entre en ti. Así que voy a retarte a leer tu Biblia todos los días para que entres la Palabra y hacer que la Palabra de Dios entre en ti. Vamos a hablar de por qué entrar en ella y cómo hacerlo, y también sobre por qué es tan importante lo que la Palabra de Dios puede hacer por nosotras; veremos cuán preciosa es la Palabra del Señor.
Y no conozco mejor lugar para comenzar nuestro estudio de la Palabra que el Salmo 119.
Tengo un amigo que creció en un hogar donde su mamá (su papá se ausentaba mucho) leía a los niños cinco capítulos de las Escrituras todos los días. Dijo que todos los días, antes de que pudieran hacer cualquier otra cosa, tenían que escuchar cinco capítulos de la Palabra. Este hombre dijo que cuando su mamá llegó al Salmo 119, ¡pensó que había llegado la eternidad!
Bueno, no vamos a leer todo el salmo hoy o durante esta serie. Pero vamos a usarlo como punto de referencia y veremos versículos seleccionados. Así que abre tu Biblia en el Salmo 119, y para aquellas de ustedes que no estén familiarizadas con este salmo, quiero que sepan que este es el capítulo más largo de la Biblia. Tiene 176 versículos, y se trata de:
- El valor de la Palabra
- El poder de la Palabra
- La prioridad de la Palabra
- Las bendiciones de la Palabra
- Las recompensas de la Palabra
- Y cómo podemos, a través de la Palabra, tener una relación más personal con Jesucristo
Y permíteme recordarte que mientras miramos hacia todo este tema de la Palabra de Dios, que tu relación con Dios nunca crecerá más allá de tu relación con Su Palabra. No puedes pretender conocer a Dios si no conoces la Palabra de Dios. No puedes pretender amar a Dios si no amas Su Palabra. No puedes pretender obedecer a Dios si no obedeces Su Palabra.
Y me asombra cuántos cristianos profesantes hay hoy que dicen: «Conozco a Dios, amo a Dios, obedezco a Dios», pero no conocen Su Palabra. Ellos no aman la Palabra de Dios; no tienen apetito por ella; no tienen hambre de ella; no obedecen la Palabra de Dios. Pero dicen conocer, amar y obedecer a Dios. Pero eso simplemente no es posible.
Tu relación con Dios nunca será mayor que la relación que tienes con Su Palabra. Cuando miramos el Salmo 119, los primeros dos versículos nos dicen que serás bendecida si entras en la Palabra de Dios y dejas que la Palabra de Dios entre en ti. Creo que estos dos primeros versículos son como el tema, o el título, la clave, la idea central del Salmo 119. Mira los versículos 1 y 2:
«¡Cuán bienaventurados son los de camino perfecto,
los que andan en la ley del Señor!
¡Cuán bienaventurados son los que guardan Sus testimonios,
y con todo el corazón lo buscan!».
Este es un salmo de bendición. La gente tiende a pensar que la Biblia, la Palabra de Dios, es a veces un libro aburrido, seco o difícil. Prefieren leer una novela o un libro de bolsillo o uno de «los más vendidos», o algo que encontraron en su librería cristiana. Pero la Palabra de Dios dice que si quieres ser bendecida, tienes que entrar en la Palabra de Dios y que la Palabra de Dios entre en ti.
Verás, queremos hacer nuestras propias cosas, manejar nuestras propias vidas, hacer nuestras propias elecciones y luego esperar que Dios nos bendiga. . .y nos quejamos cuando no lo hace. Sin embargo, la Palabra de Dios dice: «¿Quieres ser bendecido? Entra en Mi Palabra y haz que Mi Palabra entre en ti».
No puedes ser bendecida sin caminar en la Palabra de Dios. No puedes caminar en la Palabra de Dios, como vamos a ver, si no la lees y la estudias y meditas en ella; no puedes vivir en la Palabra si no entras en ella y la metes en ti. Ese es el camino a la bendición.
Déjame animarte a leer el Salmo 119. Y a medida en que lo vamos leyendo, marca algunos de los pasajes y anota algunas de las bendiciones que encontramos en este Salmo y que provienen de la Palabra de Dios.
Hoy y mañana examinaremos varias de esas bendiciones, pero por ahora solo estamos rozando la superficie de este salmo tan rico en contenido. Así que quiero que busques en la Palabra por ti misma y encuentres, mientras lees, cuáles son las bendiciones que provienen de la Palabra de Dios.
Bien, la primera bendición que veo está en los versículos 9 y 11. La Palabra de Dios nos protege del pecado. La pureza viene de la Palabra de Dios, y la pureza es una bendición; la protección del pecado es una bendición.
El versículo 9 nos dice: «¿Cómo puede el joven guardar puro su camino? Guardando Tu palabra» (Salmo 119:9).
Y por cierto, que este versículo no es sólo para los hombres, y no es sólo para los jóvenes. Pero permítanme decirles unas palabras especiales a aquellas de ustedes que son mujeres jóvenes: tengo un gran sentido, mucho más que cuando era una mujer más joven, de la bendición que es recibir la Palabra de Dios en mi vida.
Estoy cosechando ahora, en esta etapa de mi vida, algunas bendiciones increíbles que son el resultado de estar en la Palabra de Dios y dejar entrar la Palabra de Dios en mí. No pienses si eres una joven: «Bueno, puedo entrar en la Palabra de Dios cuando sea mayor». Entra en ella ahora.
¿Quieres ser guardada del pecado? ¿Quieres ser protegida de algunos pecados que tus padres y tus abuelos, otros adultos y personas ancianas que conoces están en esclavitud y cosas con las que están luchando? ¿Quieres vivir una vida que sea pura del pecado, y que sea bendecida? Entra en la Palabra.
No esperes hasta que seas anciana. No esperes hasta que pienses que tienes más tiempo. No esperes. No digas: «Cuando salga de la escuela, o de la universidad, tendré mucho más tiempo».
Sí, eso es lo que yo pensaba también. Si esperas a casarte o a tener hijos, no vas a tener más tiempo del que tienes ahora cuando eres joven. Todos tenemos la misma cantidad de tiempo.
Te animo a que tomes el tiempo, mientras eres joven, para adquirir el hábito de leer la Palabra de Dios haciéndola parte de tu vida. Ella te protegerá y evitará que peques.
«En mi corazón he atesorado Tu palabra», dice el versículo 11, «para no pecar contra Ti». La Palabra de Dios te guardará de pecar, y una vez que hayas pecado, la Palabra de Dios te limpiará del pecado. Jesús dijo: «Ustedes ya están limpios por la palabra que les he hablado» (Juan 15:3).
Así que cuando leo la Palabra de Dios, a menudo oro y digo: «Señor, lavarme con el agua de tu Palabra. Quiero que limpies». Y Él lo hace. Esa es una bendición que recibimos de la Palabra de Dios.
Luego tenemos la segunda bendición. La Palabra de Dios nos da dirección para nuestro camino. Su Palabra nos muestra el camino a seguir, y nos previene de ir en la dirección equivocada. Mira el versículo 24:
«. . .Tus testimonios son mi deleite; ellos son mis consejeros». «Mis consejeros» se refiere a la Palabra de Dios.
Versículo 104: «De Tus preceptos recibo entendimiento, por tanto aborrezco todo camino de mentira». Su Palabra me da entendimiento.
Versículo 105: «Lámpara es a mis pies Tu palabra, y luz para mi camino».
Versículo 130: «La exposición de Tus palabras imparte luz; da entendimiento a los sencillos».
Mientras estudiaba este salmo, le comenté a una querida amiga que forma parte de nuestro personal: «Me identifico con ese versículo». Yo soy sencilla. Necesito la Palabra de Dios. Necesito dirección cuando no sé qué camino tomar. No tengo la sabiduría que necesito para enfrentar las decisiones que tengo que tomar en las circunstancias que hay en mi vida, y tú tampoco la tienes. Somos sencillas; necesitamos entendimiento, necesitamos comprensión; necesitamos luz. ¿Y de dónde la sacamos? De la Palabra de Dios.
Y Su Palabra te protegerá del pecado. Te hará pura, y dirigirá tus pasos; dirigirá tu camino, y será tu consejera. No solo hoy, sino mañana y la próxima semana y durante todo el año que viene y por toda tu vida. A medida que entres en la Palabra, ella será tu consejera.
Ahora quiero resaltar otras bendiciones que vienen de la Palabra de Dios. Hay algunas que voy a omitir, así que te animo a que estudies el Salmo 119 por ti misma cuando tengas oportunidad para que busques el resto de las bendiciones.
Y aquí hay una bendición que encontrarás comenzando en el versículo 28. Es la bendición de fortaleza y consuelo que la Palabra de Dios nos da en tiempos de tristeza y aflicción. Fortaleza y consuelo en tiempos de aflicción vienen de la Palabra de Dios.
Versículo 28: «De tristeza llora mi alma».
Has estado allí, ¿cierto? Momentos en los que has llorado tanto que tal vez ni siquiera te quedaban lágrimas físicas, tu alma se deshace de dolor y ni siquiera tenías palabras para describir el dolor, la agonía, la angustia, la pérdida.
Tal vez sea la pérdida de un hijo. Quizás descubrir, como amigos míos lo han hecho recientemente, que tu pareja te ha sido infiel. Existe esa angustia, ese llanto de dolor en tu alma.
El salmista dice: «De tristeza llora mi alma; fortaléceme conforme a Tu palabra» (v. 28).
No puedo decirte cuántas veces en mi caminar con el Señor, cuando he estado herida, triste y afligida, Dios ha tomado esta Palabra para ministrar gracia, fuerza y consuelo a mi corazón de una manera inexplicable. ¡Es la Palabra de Dios! Es poderosa; eso es lo que ella hace.
Mira el versículo 50 del Salmo 119: «Este es mi consuelo en la aflicción: que tu palabra me da vida».
Versículo 52: «Me acuerdo de Tus ordenanzas antiguas, oh Señor, y me consuelo».
Normalmente no pensamos que las leyes y las reglas nos den consuelo. Pero el salmista dice: «Amo tus leyes. Amo tus reglas porque reflejan Tu corazón justo y te reflejan a Ti. Así que Señor, cuando llego a conocer tus reglas y tus leyes, estoy llegando a conocerte a Ti. A través de ellas encuentro consuelo y te conozco cada vez más».
Versículo 92: «Si Tu ley no hubiera sido mi deleite, entonces habría perecido en mi aflicción».
«Señor, habría perecido». Quizás puedes recordar momentos de tu vida en los que habrías desmayado en medio de la aflicción si no hubieras tenido la Palabra de Dios. O tal vez ni siquiera tenías fuerzas para leerla por ti misma, pero alguien vino a tu lado y te la leyó.
«Señor, si no hubiera tenido Tu Palabra, si no me hubiera deleitado en Tu Palabra en ese tiempo de aflicción, no lo hubiera logrado; no habría sobrevivido. Tu Palabra me da fuerza y consuelo en tiempos de dolor y aflicción».
Y cuando tenemos amigos o familiares que están en tiempos de tristeza y aflicción, una de las cosas más grandes que podemos hacer para ministrarles fortaleza y consuelo es simplemente leer la Palabra. Leerla en voz alta; leérsela; léela para ellos. Ora por ellos, si están sufriendo.
Dios ha usado Su Palabra tantas veces como bálsamo, como consuelo, como medicina para sanar y restaurar y dar fuerza y consuelo a mi alma.
Aquí hay otra bendición que encontramos en el versículo 98. Dice: «Tus mandamientos me hacen más sabio que mis enemigos, porque son míos para siempre».
La Palabra de Dios nos da sabiduría para saber cómo tratar a nuestros enemigos. Ahora, ellos no deberían ser nuestros enemigos porque los odiemos, sin embargo, hay personas que son enemigos de Dios y, por lo tanto, se hacen nuestros enemigos.
¿Cómo tratamos con esas personas, con personas que son irracionales, personas que están enojadas, que son hostiles, personas que son rebeldes y que están en contra de Dios? ¿Tienes a alguien así en tu vida?
Puede que estés casada con alguien así. Puede que tengas un hijo o una hija así. Puede que tengas un padre o una madre así. Y te encuentras como las mujeres que nos escriben aquí en Aviva Nuestros Corazones en situaciones imposibles en su matrimonio, con sus hijos, o lidiando con gente malvada y perversa.
Y cuando leo algunas de esas cartas, esos correos electrónicos, de mujeres que describen sus circunstancias, algo que está ocurriendo en sus casas, con sus parejas, con un amigo, o un ser querido, pienso: no tengo ni idea de cómo ayudarlas en esa circunstancia. No puedo imaginar lo que yo haría si estuviera en esa situación. Entonces, cuándo no sabes qué decirle o qué hacer para ayudar a esa persona, ¿qué haces? ¿Te rindes? ¡De ninguna manera! Llévala a la Palabra de Dios.
El salmista dice: «Tengo una sabiduría superior a la de mis enemigos, porque tus mandamientos son míos para siempre» (parafraseado).
«Señor, te busco para que me muestres qué hacer en esta situación desesperada». Escucha, si estás en una de esas situaciones sin esperanza, una de esas situaciones imposibles, no estoy diciendo que entrar en la Palabra hará que esa situación desaparezca. Pero estoy diciendo que te mostrará cómo ser la mujer que Dios quiere que seas en medio de esa situación.
El Señor te mostrará qué hacer cuando ningún consejero, ningún terapeuta, ningún pastor, ningún amigo, nadie más en este mundo pueda mostrarte qué hacer. Dios te mostrará qué hacer cuando entres en Su Palabra; Él te dará sabiduría para saber qué hacer.
Y aquí hay otra bendición. Versículo 114 del Salmo 119: «Tú eres mi escondedero y mi escudo; en Tu palabra espero».
Ahora, ¿cuándo necesitarías un escondite y un escudo? ¿Qué tal si estás en una batalla? ¿Qué tal si estás en una lucha? Las Escrituras nos dan protección y seguridad; son un refugio en medio de la batalla.
Y sabemos por el capítulo 6 de Efesios que todos estamos en una batalla. No es una batalla contra carne y sangre. Es una batalla con las fuerzas espirituales de maldad y los poderes de Satanás. Él está activo y vivo y trabajando en este mundo, y nosotros batallamos con él.
Y aunque no podemos verlo, estamos en una batalla contra él y necesitamos un lugar al cual correr. Necesitamos un lugar donde podamos escondernos y estar a salvo. Necesitamos a alguien que sea nuestro escudo y protección en esta batalla.
Martín Lutero dijo en su famoso himno: «Nuestro valor es nada aquí, con él todo es perdido». No podemos confiar en nuestras propias fuerzas para ganar la batalla. Pero tenemos la Palabra de Dios que es un escudo para nosotros. «Tú eres mi escondedero y mi escudo; en Tu Palabra espero».
Esperar en la Palabra de Dios es encontrar que Dios mismo es tu escondite y tu escudo.
Y esa es una bendición que viene de entrar en la Palabra y que la Palabra entre en ti. Y el versículo 165 me encanta, aquí hay otra bendición: «Mucha paz tienen los que aman Tu ley, y nada los hace tropezar».
Y pensaba en ese versículo hace un tiempo mientras conversaba con un amigo que se había involucrado en un problema con otro creyente; era un conflicto que no habían podido resolver entre ellos.
La persona con la que hablaba estaba obviamente agitada por esta situación. Me dijo que ya lo había resuelto, pero pude notar que todavía no había paz en su corazón al respecto. Lo único que hice en ese momento fue decirle: «¿Podría orar por ti en esta situación?». Y lo hice.
Pero el versículo en el que pensaba era el Salmo 119, versículo 165: «Mucha paz tienen los que aman Tu ley y nada los hace tropezar».
Lo que otra persona te haga no puede robar tu paz o hacerte tropezar si amas la ley de Dios. Porque si amas la ley de Dios, amas a Dios. Y a medida que amas a Dios, experimentarás Su amor por ti, y te darás cuenta de que tienes todo lo que necesitas.
Así que la ley de Dios, la Palabra de Dios nos guarda de tropezar y nos da paz en cada circunstancia y situación de la vida.
Unos meses atrás, Aviva Nuestros Corazones lanzó un nuevo recurso que estoy segura de que es una gran ayuda para que puedas entrar en la Palabra cada día: el reto Mujer Verdadera 365 Cronológico. Cada día de lectura está acompañado de un pequeño devocional que te ayudará a profundizar y meditar en los pasajes asignados para ese día. Y hemos recibido algunos correos electrónicos alentadores de mujeres que aceptaron el reto y compartieron la bendición que fue para ellas comenzar este hábito de entrar en la Palabra de Dios.
Permíteme leerte uno de los correos que recibimos. Esta mujer expresa algunas de las bendiciones específicas que ha recibido al entrar en la Palabra de Dios. Ella dijo:
«Estoy muy agradecida por el trabajo que hacen para bendecirme y a todas las mujeres hispanas que escuchan los devocionales y el pódcast que nos comparten. Quiero compartirles que han sido inmensamente de bendición a mi vida cada mañana. Mientras me arreglo para ir a trabajar escucho los devocionales. Ustedes me animan a levantarme, a tener el deseo de permanecer en la palabra de Dios y mi mente enfocada en el Señor. Estaba y estoy todavía atravesando momentos difíciles con mis hijos adolescentes y mi esposo que está enfermo. Él descansa día y noche en casa mientras yo salgo a trabajar. Pero la Palabra de Dios que ustedes comparten cada día, es de mucha bendición y aliento a mi vida. El ministerio que Dios les ha dado a cada una de ustedes es maravilloso por ser parte del trabajo en el reino de Dios.
Oro que Dios guarde en santidad a cada una de ustedes y continúen firmes en el llamado que Él les ha hecho. Dios las bendiga mis queridas hermanas. ¡Son de mucha bendición a mi vida!».
¡Qué bendición es escuchar de todo lo que el Señor está haciendo en el corazón de tantas mujeres deseosas de la Palabra y de una relación más profunda con nuestro Salvador!
Aquí hay una mujer que entrando en la Palabra y dejando que la Palabra en ella, está experimentando toda clase de bendición, dirección, paz, luz. Y el lugar donde tú también vas a encontrar la bendición que necesites en tu vida es en la Palabra de Dios.
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth ha estado explicando dónde ella encuentra una dirección verdadera y sólida para la vida. Y debes saber que tú también la encontrarás en el mismo lugar. Nancy regresará en un momento con nosotras.
Mientras tanto, aprovecho para nuevamente animarte a iniciar el plan de lectura bíblica que este año tenemos en Aviva Nuestros Corazones. Puedes entrar a nuestro sitio web para encontrar más información. El reto cuenta con una página de Facebook y cuenta en instagram en donde las mujeres que siguen el reto están compartiendo diariamente lo que es de bendición para ellas. Únete a esta comunidad y leamos juntas la Biblia.
Para cerrar el episodio de hoy quiero preguntarte, ¿eres de las que les gusta leer en voz alta? Leer libros a tus hijos es valioso, pero no es de eso de lo que te estoy hablando. No te puedes perder el episodio de mañana, descubramos juntas el gozo de leer la Biblia en voz alta. Por hoy, aquí está Nancy para cerrar en oración.
Nancy: Oh Señor, cómo te agradezco por las increíbles riquezas y bendiciones que encontramos en Tu Palabra, porque sabemos que cuando entramos en Tu Palabra, nos acercamos a Ti.
Conocer Tu Palabra es conocerte a Ti. Y en Tu presencia encontramos paz y consuelo, fuerza y sabiduría y protección. Todo lo que necesitamos lo encontramos en tu Palabra escrita y en Cristo, quien es la Palabra viva.
Así que Señor, te ruego que nos un nuevo deseo de buscarte, de conocerte, de entrar en Tu Palabra y dejar que cambie nuestras vidas. Te lo ruego en el nombre de Jesús, amén.
Débora: Ayudándote a descubrir y abrazar las verdades de la Palabra de Dios, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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