Puedes ser conocida por Dios
Débora: Aquí está Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Es algo maravilloso poder detenerse y reflexionar en que el creador de las estrellas, los planetas, las montañas, el creador del universo, me conoce.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 9 de enero de 2024.
Nancy continúa en la serie titulada, Cómo tener un feliz año nuevo.
Nancy: Bueno, estamos llegando al final de esta serie de Año Nuevo en el Salmo 1, Cómo tener un feliz año nuevo, cómo tener una vida feliz; cómo tener una eternidad feliz y bendecida. Y tengo que decir que todo el estudio previo a esta serie ha sido muy bueno para mí. He conocido este pasaje en su antigua versión Reina Valera desde que era una niña pequeña, y aunque el pasaje ha adquirido una nueva vida, una nueva luz, un …
Débora: Aquí está Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Es algo maravilloso poder detenerse y reflexionar en que el creador de las estrellas, los planetas, las montañas, el creador del universo, me conoce.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 9 de enero de 2024.
Nancy continúa en la serie titulada, Cómo tener un feliz año nuevo.
Nancy: Bueno, estamos llegando al final de esta serie de Año Nuevo en el Salmo 1, Cómo tener un feliz año nuevo, cómo tener una vida feliz; cómo tener una eternidad feliz y bendecida. Y tengo que decir que todo el estudio previo a esta serie ha sido muy bueno para mí. He conocido este pasaje en su antigua versión Reina Valera desde que era una niña pequeña, y aunque el pasaje ha adquirido una nueva vida, una nueva luz, un nuevo significado para mí mientras lo he estado meditando de día y de noche, pienso que mi vida será más fructífera como consecuencia del tiempo que he pasado en estos seis versículos. Espero que lo mismo sea verdad para ti.
También espero que estés tomando el reto de leer la Biblia diariamente del que hemos estado hablando en las últimas semanas. Al acercarnos a este año, no hay un mejor propósito para tu corazón, no hay una mejor resolución, llámalo como quieras, no hay una mejor resolución que puedas tomar. Sé que algunas de ustedes están tratando de ir al gimnasio, tratando de alejarse del azúcar porque abusaron de ella durante las fiestas. Hay una gran cantidad de resoluciones y propósitos que puedes haber hecho, pero no hay ninguno más importante que puedas hacer, por la gracia de Dios, que pasar algún tiempo en la Palabra de Dios cada día durante este año.
Hoy llegamos a una porción del Salmo 1, que no es la parte más fácil del salmo. Es maravilloso hablar acerca de las bendiciones de aquellos que se deleitan en el Señor y andan en Sus caminos. Y nos hemos deleitado en esas bendiciones. Hemos disfrutado hablando acerca de los buenos frutos que vienen de caminar a la manera de Dios.
Pero es difícil pensar acerca del resultado para aquellos que no se arrepienten, que no ponen su fe en Cristo. Y sin embargo, ese es un mensaje que la Escritura no evita, y nosotros tampoco podemos evitarlo. Es el mensaje del juicio de Dios. Y te darás cuenta mientras lees a través de las Escrituras, que muchas, muchas veces tienes estos temas paralelos de salvación y juicio, uno al lado del otro, algunas veces en el mismo versículo del mismo capítulo. Donde hay juicio, hay salvación. Pero donde hay salvación, también hay juicio.
Tú ves estos temas paralelos en el Salmo 1 –el tema de la salvación de Dios para el justo, y también Su juicio para aquellos que no eligen el camino de la justicia.
Así que para volver atrás y reiniciar un poco, para aquellas que quizás se nos acaban de unir en esta serie, hemos visto en el Salmo 1 dos tipos diferentes de personas –el justo y el malo. Hay dos tipos diferentes de caminos en los que ellos están, dos conjuntos diferentes de pensamientos, valores y prioridades. Y eso lleva a dos tipos muy diferentes de estilos de vida. Primero leemos en la primera mitad del capítulo, en los versículos del 1 al 3, acerca del camino del justo. Permíteme leer ese párrafo y luego tomaremos la segunda mitad.
«¡Cuán bienaventurado es el hombre que no anda en el consejo de los impíos, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la silla de los escarnecedores, sino que en la ley del Señor está su deleite, y en su ley medita de día y de noche!
Será como árbol firmemente plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto a su tiempo, y su hoja no se marchita; en todo lo que hace, prospera».
Así que leemos acerca de la bendición –las bendiciones– las bendiciones en plural, las bendiciones enfáticas, las abundantes bendiciones que vienen a los justos. Hemos leído acerca del resultado de su estilo de vida.
Pero ahora llegamos a los últimos tres versículos del capítulo y vemos el resultado de aquellos que no son justos. Ellos son llamados «los malos» o en algunas traducciones «los impíos» –aquellos que están sin Dios, aquellos que no adoran. Ellos están viviendo sus vidas sin tomar en cuenta a Dios.
Vimos que el justo florece; que el justo es sostenido; que el justo prospera. Y luego, en la última sesión vimos en el versículo 4 que dice, «no así los malos». Lo que sea que hayas leído acerca del justo, no es así para los malos. Ellos tienen un núcleo fundamentalmente diferente, un sistema operativo fundamentalmente diferente, un camino fundamentalmente diferente en el cual están, y un resultado muy diferente de la vida.
Los malos no son así (no así los malos) sino que son como el tamo que arrebata el viento. «Por lo tanto los impíos no se levantarán en el juicio, ni los pecadores en la congregación de los justos; porque el Señor conoce el camino de los justos, mas el camino de los impíos perecerá» (vv.4-6).
Ahora, en la última sesión hablamos acerca del hecho de que los impíos y los malvados pueden parecer poderosos. Pero este párrafo –estos últimos tres versículos– nos retan a considerar su final definitivo.
Vemos tres cosas en estos versículos sobre el resultado de los malos. Primero vemos en el versículo 4 que ellos son como el tamo que arrebata el viento. Hablamos sobre eso en la última sesión que el tamo es la parte inútil del grano. No es comestible, así que es solo basura. Es dejado luego de la siega para que el viento se lo lleve luego de que el fruto ha sido separado. El malvado no durará. Ellos serán arrastrados, arrojados lejos, no serán tenidos en cuenta. Ellos no tienen peso en el esquema final de las cosas, por más peso que parezca que tienen aquí y ahora.
Aquí está el segundo resultado. Está en el versículo 5: «no se sostendrán los impíos en el juicio, ni los pecadores en la congregación de los justos». Hay una separación que tendrá lugar entre el justo y el malvado. Es una separación final e inalterable en el juicio final.
Leemos más sobre esto en el Nuevo Testamento, acerca de cómo Cristo separará el trigo de la paja en el juicio final. En Mateo capítulo 3, en el versículo 12, por ejemplo, Juan el Bautista dice de Jesús: «El bieldo está en su mano y limpiará completamente su era; y recogerá su trigo en el granero, pero quemará la paja en fuego inextinguible». Puedes ver, por cierto, los dos temas de la salvación y el juicio en este versículo también.
Él reunirá Su trigo en el granero. Esa es la salvación gratuita de Dios –Su misericordia y Su gracia hacia los pecadores que se arrepienten de su pecado y ponen su fe en Cristo. Él reunirá el trigo en Su granero. Eso es salvación. Entonces ves el juicio: «pero quemará la paja en fuego inextinguible».
Ahora, permíteme recordarte que no vas a ver esa separación en su sentido final aquí y ahora. Algunas veces crecen juntos. De hecho, el trigo y la paja son inseparables hasta la cosecha. Jesús habló del trigo y la cizaña. Otra ilustración similar. No siempre puedes decir cuál es cuál. No siempre puedes decir quién es justo y quién es malvado porque algunas veces exteriormente se ven iguales. Algunas veces exteriormente actúan igual. Pero es el sistema operativo interior el que es muy diferente, que en última instancia muestra el resultado final. Dios sabe quién es justo y quién es malvado. En el juicio final esto se hará evidente así como el trigo y la paja serán separados.
Luego vemos en el versículo 6 que dice: «Porque el Señor conoce el camino de los justos, mas el camino de los impíos perecerá». Charles Spurgeon comenta sobre ese versículo diciendo: «El camino de los impíos perecerá. No solo ellos mismos perecerán, sino que su camino perecerá, también. Los justos esculpen su nombre sobre la roca, pero los malvados escriben su recuerdo en la arena».
Hay una gran diferencia en el resultado final. El Salmo 92 lo dice de esta manera: «cuando los impíos brotaron como la hierba, y florecieron todos los que hacían iniquidad, solo fue para ser destruidos para siempre» (v.7). No se puede saber por su florecimiento actual. Pueden parecer florecer ahora, pero en última instancia ellos serán condenados a la destrucción.
Proverbios 14 lo dice de esta manera: «Hay camino que al hombre le parece derecho, (el consejo del impío, la senda de los pecadores) pero al final, es camino de muerte» (v.12). El resultado será una muerte irremediablemente final y un castigo eterno. Ahora bien, hay algunos que leen pasajes como estos y…no escuchas a menudo de este tipo de pasajes predicados en la radio cristiana o en nuestras iglesias porque no son pensamientos o pasajes agradables. Estos son aquellos que dirán: «Es injusto de parte de Dios no permitir a estas personas la entrada al cielo, echarlos fuera como paja o quemarlos como rechazados en el fuego que nunca se apagará». El hecho es este, que las Escrituras llaman «malvado» al que eligió su senda y rechazó Su gracia.
Segunda a los Tesalonicenses capítulo 2 habla de «aquellos que se pierden, porque no recibieron el amor de la verdad para ser salvos» (v.10). Ellos no se deleitarán en la Palabra de Dios porque no tienen un corazón para eso. Ellos terminarán donde eligieron estar. Terminarán en la senda donde se deleitaron. Lo que ellos amaron será lo que tendrán por toda la eternidad. Lo que aquellos que son justos aman, lo tendrán por toda la eternidad en medida abundante.
Segunda a los Tesalonicenses 2 continúa diciendo: «(Ellos) no creyeron en la verdad sino que se complacieron en la iniquidad» (v.12). Ellos se deleitaron en la iniquidad, y Dios les permitirá tener eso por toda la eternidad. Ellos no tienen un corazón para Dios, por Su presencia, por justicia. ¿Por qué aquellos que no tienen interés de reunirse con la congregación del pueblo de Dios aquí en la tierra querrían pasar la eternidad con la congregación de los justos en el cielo? No tiene sentido.
Nuevamente, permítanme citar a mi amigo Charles Spurgeon, él dice: «Los pecadores no pueden vivir en el cielo. Ellos estarían fuera de su elemento. Más rápido podría vivir un pez encima de un árbol que los impíos en el paraíso». Eso es cierto para todas nosotras, por cierto. La única manera en que cualquiera de nosotras podrá disfrutar del cielo es siendo trasplantada del primer lugar original donde nació espiritualmente, el reino de las tinieblas, al reino de Dios –nacer de nuevo, convertirnos en nuevas criaturas, que Dios nos dé un corazón nuevo y puro que desee estar con Él y con la congregación de los justos.
Por lo tanto, si llegas al cielo, no será porque lo merecías. No será porque tú elegiste el camino de los justos, será porque Dios te ha escogido, y tú respondiste en fe y arrepentimiento a Su elección. Todo es misericordia. Todo es gracia.
La senda de los impíos alcanzará la ruina. Ves esto a través de toda la Escritura. Es inevitable. Proverbios capítulo 20, versículo 20 dice del impío: «Se le apagará su lámpara en medio de las tinieblas». Perecerá. Muchas metáforas son usadas en las Escrituras para la destrucción del impío y cómo es una destrucción eterna que no entendemos. Pero sí sabemos que no son aniquilados. Ellos sufren y perecen eternamente.
Estaba leyendo un mensaje del Salmo 1 recientemente por el pastor Ray Stedman, quien ahora está con el Señor. Permítanme leerles lo que él dijo acerca de este asunto de haber sido puesto en absoluta oscuridad. Él dijo:
No creo que esto haya sido demostrado más sorprendentemente que en los días del Nuevo Testamento. Llegó un momento en que el apóstol Pablo estuvo de pie como prisionero ante Nerón César.
Nerón fue en ese tiempo el monstruo más libertino, vano, cruel, inhumano e implacable. Él es considerado al día de hoy por los historiadores como uno de los gobernantes más viles y despreciables que alguna vez se sentara en un trono. Incluso él ordenó que el cuerpo de su propia madre fuera desgarrado por completo para que él pudiera ver el vientre que le había dado a luz.
Su nombre fue conocido en todo el imperio. Él era el César. Todo el mundo romano se inclinó ante su voluntad. La vida de este poderoso imperio giraba en torno a este hombre, Nerón César.
Entonces se puso delante de él este pequeño judío, el apóstol Pablo, de una provincia romana despreciada. Nadie lo conocía. Apenas había oído hablar de él, excepto en algunos lugares aislados donde él había causado ciertos problemas. Él era un prisionero en cadenas de pie delante de este poderoso emperador. Sin embargo, como bien se ha señalado, lo sorprendente es que hoy en día llamamos a nuestros hijos Pablo, y a nuestros perros, Nerón.
Ves, el resultado es muy diferente de lo que se ve en el momento. Como hemos estado diciendo a través de esta serie, hay solo dos tipos de personas –el justo y el impío. Hay solo dos caminos –el camino del justo y el camino del impío. Y la Escritura es muy clara acerca del resultado de ambos.
Ahora, no es fácil hablar acerca de aquellos que viven sus vidas sin Dios –aquellos que se niegan a arrepentirse de sus pecados y poner su fe en Cristo– acerca de ellos siendo desterrados a perecer eternamente en una eternidad sin Cristo, especialmente en esta época de inclusivismo y tolerancia. Nos resistimos a creer que todo ser humano encaja en una de esas dos categorías.
Ok, podemos reconocer que algunas personas son realmente malas –alguien que va a un cine y dispara y mata personas; alguien que es un déspota responsable por un genocidio en masa; un terrorista suicida que mata en nombre de la religión. Y decimos, «sí, esas personas son malas». Incluso las personas malas concuerdan en que esas personas son malas.
Pero entonces, ¿qué pasa con aquella «gente buena» con la que trabajamos, con la que vamos a la escuela, la que vive en nuestros vecindarios? Algunos de ellos trabajan muy duro. Algunos de ellos pueden ser realmente muy amables, generosos y honestos. Ellos pueden ser esposos y esposas y padres y amigos decentes. Y algunos de ellos son muy religiosos. ¿Algunas de estas personas realmente caen dentro de la categoría de malos camino a la destrucción?
El hecho es que, no importa cuán bueno, cuán amable, cuán compasivo, cuán sensible pueda ser ese amigo o ese miembro de la familia o ese vecino o ese compañero de trabajo, si ellos no se arrepienten de su pecado, ponen su fe en Cristo para salvación, y rinden sus vidas a Jesucristo como su Señor, ellos no serán justificados ante Dios cuando estén de pie en el juicio final.
Ahora, ¿cómo afectaría la forma en la que pienso y me relaciono con estas personas si realmente creyera lo que acabo de decir? Si ese vecino «agradable» no ha sido hecho justo a través de la fe en Cristo, él está en la categoría de los «malos» y llegará a la destrucción final y a la ruina. Una vez más, esto va en contra del inclusivismo, que por cierto es cada vez más popular en algunos de los llamados círculos cristianos, que en última instancia todos serán salvados o casi todo el mundo. Esto también va en contra de la tolerancia. Esto va en contra de todo el mundo que tiene su propia religión, siempre y cuando vivas una vida buena y no le hagas daño a mucha gente. Pero la sabiduría de Dios es tan contraria a la sabiduría de este mundo…
Si realmente creyéramos lo que dice la Palabra de Dios, aquí en el Salmo 1 y en el resto de las Escrituras sobre el resultado de aquellos que están sin Cristo, ¿produciría en nosotros una mayor compasión? ¿Preocupación? ¿Nos motivaría a orar más o diferente? ¿Nos motivaría a acercarnos a esos vecinos agradables, personas en nuestro lugar de trabajo? ¿Nos motivaría a estar alerta a las oportunidades para hablar con ellos acerca de la condición de su alma y no solo a mantener un intercambio de cortesías?
«¿Quién crees que ganará el Súper Bowl?» «¿Qué piensas acerca de este clima frío que estamos teniendo?» Sabes, solo seguimos teniendo estos intercambios agradables y nunca llegamos a las cosas que realmente importan. Me declaro culpable al decir esto.
Si realmente creyéramos lo que dicen las Escrituras aquí sobre el resultado de aquellos que están sin Cristo, algunos dirían que poner a las personas en estas dos categorías –el justo y el malo– diciendo que solo hay dos maneras, que solo hay dos tipos de personas, que solo hay dos resultados, que eso es ser crítico. Eso es ser arrogante, decir que Cristo es el único camino –a lo que yo les diría, Cristo es el único camino. Y hacer algo menos que darlo a conocer no es amar realmente a nuestro prójimo.
Bueno, el último versículo de este salmo dice: «Porque el Señor conoce el camino de los justos, mas el camino de los impíos perecerá».
Quiero detenerme por un momento en esa frase, «el Señor conoce el camino de los justos». Esa palabra conoce no es solo en el sentido de que Dios lo sabe todo. Es la palabra yada en hebreo. Quizás la hayas escuchado. Significa un conocimiento íntimo. Dios conoce al justo de una forma íntima, personal. Si estás usando la Nueva Versión Internacional, dice que Dios «cuida el camino de los justos».
Es por eso que ellos prosperan. Es por eso que ellos son bendecidos, porque Dios está cuidando de ellos. Él está velando por ellos. Él se ocupa de ellos. Él los está nutriendo. Él los está haciendo fructificar. Él está activamente involucrado en sus vidas, y ellos están activamente involucrados en Su vida. Ellos se están deleitando en la ley del Señor; están meditando en ella de día y de noche. Hay un conocimiento mutuo entre Dios y los justos.
Ahora, el contraste que hemos estado viendo en esta última parte del capítulo es que los malos insisten en gobernar sus propias vidas. Ellos no quieren ser cuidados por Dios. Oh, es posible que ellos quieran que Dios les haga la vida más fácil. Es posible que ellos quieran que Dios muestre Sus bendiciones sobre ellos, pero ellos no quieren que Dios vele por ellos –que tenga supervisión sobre ellos. Ellos se niegan a someterse a la supervisión, al señorío de Dios. Así que como resultado su camino conduce a la ruina.
Es algo maravilloso poder detenerse y reflexionar en que el Creador de las estrellas, los planetas, las montañas, el creador del universo me conoce, vela por mí, cuida de mí. Él conoce todo sobre mí. Él conoce mi camino. Y vemos esto en el Salmo 139:
«Oh Señor, tú me has escudriñado y conocido! Tú conoces mi sentarme (y por cierto, Tú conoces si es en el camino de los malos donde estoy sentada o si es en el camino de los justos) y mi levantarme; desde lejos comprendes mis pensamientos. Tú escudriñas mi senda y mi descanso, y conoces bien todos mis caminos. Aun antes de que haya palabra en mi boca, he aquí, oh Señor, tú ya la sabes toda» (vv.1-4).
Y yo quisiera cerrar esta sesión recordándonos que no es tan importante que conozcamos a Dios, como que Él nos conozca a nosotras. Ves esa distinción en Mateo capítulo 7, al final del Sermón del Monte, donde Jesús dice: «No todo el que me dice, “Señor, Señor,” entrará en el reino de los cielos». No todo el que dice «yo soy justo». No todo el que dice, «yo soy santo».
«No todo el que me dice, “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. En ese día (ese día final; ese día del juicio) muchos me dirán, “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?”
Y entonces les declararé: (Jesús les dice) “Jamás os conocí; apartaos de mí, los que practicáis la iniquidad”» (vv. 21-23).
Fíjate que Jesús no dijo, «nunca me conocieron». Él solo dice, «nunca os conocí». La pregunta es, «¿eres tú conocida por Dios?» Como dice en 2 Timoteo capítulo 2: «El sólido fundamento de Dios permanece firme, teniendo este sello: El Señor conoce a los que son suyos» (v.19).
Oh Señor, como oro para que incluso mientras he estado hablando, Tu Espíritu les haya estado hablando a los oyentes que piensan que te conocen, pero que Tú no los conoces. Ellos no están en el camino de la justicia, de la rectitud. Ellos están en el camino de los impíos, en el camino de los malos. Pero Tú has estado hablando a sus corazones. Tú los has estado atrayendo hacia Ti. Has estado haciéndoles saber que Tú los amas, que has hecho una provisión para su maldad y para su pecado.
Los estás llamando a que se arrepientan de seguir su propio camino, que hagan un giro, que se den vuelta y pongan su fe en Jesucristo quien es nuestra justicia. Oh Señor, aún mientras oro en el día de hoy, pensando que puede haber algunos que son religiosos pero no justos, te ruego que si hay aunque sea uno, una mujer que nos escucha que no es conocida por Ti, que Tú te des a conocer a ella, que te le reveles, que Tú traigas a muchas al arrepentimiento y a la fe, que las hagas Tus verdaderas hijas en este día. Y esto lo oro en el nombre de Jesús, amén.
Débora: Ella es Nancy DeMoss Wolgemuth. Hoy ella nos ha estado mostrando cuán maravilloso es que Dios nos conoce personalmente. Esta enseñanza es parte de la serie titulada, Cómo tener un feliz año nuevo.
Para ayudarte en tu compromiso con la lectura de la Biblia, te invitamos a participar del nuevo reto Mujer Verdadera 365 Cronológico. El propósito de este plan de lectura es que puedas leer toda la Biblia en un año de manera cronológica. Cada día de lectura estará acompañado de un pequeño devocional que te ayudará a profundizar y meditar en los pasajes asignados para cada día. Sé parte de una comunidad global de mujeres que juntas crecen en el conocimiento del Señor. Conoce más en nuestro sitio web, avivanuestroscorazones.com. ¡Únete al reto!
Y bueno, ¿cómo es que Jesús vivió toda Su vida sin pecado? Nancy explorará esa pregunta mañana y mostrará cómo Su ejemplo puede animarnos. Por favor regresa a Aviva Nuestros Corazones.
Invitándote a poner tu felicidad en Jesús, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
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