Puedes memorizar más de lo que te imaginas
Janet Pope: Mi meta es conocer a Dios y caminar más cerca de Él.
Annamarie Sauter: Con nosotras Janet Pope.
Janet: Ahí es donde entra el beneficio de memorizar las Escrituras. No es para que memorices toda la Biblia, es para que te mantengas pensando en los pensamientos de Dios; sustituyendo tus pensamientos con Sus pensamientos. Meditando en lo que es importante para Dios en lugar de lo que es importante para ti.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Bueno, recientemente, en Aviva Nuestros Corazones tuvimos la compañía de Janet Pope…esposa, madre, y ahora, estudiante de un seminario. Ella ama estudiar la Palabra de Dios y la ha enseñado por muchos años.
Ella ama la Palabra de Dios, y creo que ustedes van a amar la Palabra de Dios aún más, después de que escuchen a …
Janet Pope: Mi meta es conocer a Dios y caminar más cerca de Él.
Annamarie Sauter: Con nosotras Janet Pope.
Janet: Ahí es donde entra el beneficio de memorizar las Escrituras. No es para que memorices toda la Biblia, es para que te mantengas pensando en los pensamientos de Dios; sustituyendo tus pensamientos con Sus pensamientos. Meditando en lo que es importante para Dios en lugar de lo que es importante para ti.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Bueno, recientemente, en Aviva Nuestros Corazones tuvimos la compañía de Janet Pope…esposa, madre, y ahora, estudiante de un seminario. Ella ama estudiar la Palabra de Dios y la ha enseñado por muchos años.
Ella ama la Palabra de Dios, y creo que ustedes van a amar la Palabra de Dios aún más, después de que escuchen a esta pequeña y dinámica mujer. De hecho, es una de las pocas personas que conozco que quizás es un poco más pequeña de estatura que yo. Ella es pequeña, pero con un corazón muy lleno de la Palabra de Dios.
Janet, muchas gracias por estar con nosotras nuevamente en Aviva Nuestros Corazones.
Janet: Muchas gracias.
Nancy: Janet, has escrito un libro titulado: Su Palabra en mi corazón. Allí compartes tu testimonio de cómo comenzaste a memorizar las Escrituras, no solo memorizando versículos aislados sino memorizando porciones enteras de la Escritura –capítulos y libros de la Palabra de Dios.
Para aquellas que no escucharon tu historia en el último programa, dános un breve resumen de qué fue lo que te motivó a empezar a memorizar las Escrituras, y cómo comenzaste en este camino que realmente ha hecho una verdadera diferencia en tu vida.
Janet: Todo comenzó en una conferencia cristiana. Estaba ahí con algunas amigas. Una persona subió a la plataforma de enseñanza y espontáneamente, alguien la vió y le dijo, «¿por qué no subes y compartes algo de las Escrituras con el grupo?» Entonces ella recitó de memoria el libro de Colosenses completo.
Esa fue mi inspiración. Pensé,«vaya, ¡cómo desearía conocer la Palabra de Dios!» Así que mientras manejaba de regreso a casa por alrededor de seis horas en el carro, clamé a Dios y le dije, «Señor, ayúdame a hacer un cambio en mi vida. Realmente no conozco Tu Palabra, y quiero hacerlo».
Como ella estaba memorizando pasajes, pensé, «de acuerdo, comenzaré con el libro de Efesios, y con la ayuda de Dios, de alguna manera, ese será mi primer proyecto».
Nancy: ¿Y hace cuantos años ocurrió eso?
Janet: Diecisiete años.
Nancy: ¿Sabes cuántos capítulos o libros has memorizado desde entonces?
Janet: Hasta este punto llevo 14 libros y 121 capítulos.
Nancy: Catorce libros de la Biblia. ¿Cuáles son algunos de esos libros que has guardado en tu corazón?
Janet: He completado Gálatas, Efesios, Filipenses, 1Tesalonicenses, 2 Timoteo, Tito, Hebreos, Santiago, 1 y 2 Pedro, 1 Juan, Apocalipsis, Esther y Ruth.
Nancy: ¡Acabas de mencionarlos! No sé si fueron catorce, pero fueron muchos, los dijiste así nada más, uno tras otro, y algunos de esos no son libros cortos –Hebreos, Apocalipsis…
Janet: Bueno, Apocalipsis en realidad me tomó dos años y medio.
Nancy: Me encantó cuando escuché eso porque hace unos años, mi meta para mi cumpleaños número cincuenta, fue memorizar el libro de Apocalipsis durante ese año, y lo hice. Ha sido bastante enriquecedor en mi vida. Todavía estoy trabajando para conseguir que sea realmente cómodo, pero tú te tomaste tu tiempo en ese libro.
Janet: Dos años y medio. Bueno, muchas personas se sienten intimidadas por pasajes largos, porque piensan que será más difícil que los pasajes cortos, pero es solo como correr un maratón o caminar alrededor de la cuadra. Lo haces un paso a la vez. Así que memorizar algo más largo realmente no es más difícil, solo toma más tiempo.
Cuando memoricé Apocalipsis, ya había memorizado otros libros, así que pensé, «bueno, son 22 capítulos, y ya he memorizado mucho más de 22 en total».
Nancy: Cuatrocientos cuatro versículos.
Janet: Así que ahí lo tienes. Realmente es un asunto de perseverancia.
Nancy: Sin embargo, probablemente no le recomendarías a nadie que comenzara con Apocalipsis.
Janet: No, no lo haría. Recomiendo que comiencen con el Salmo 1, son seis versículos.
Nancy: De hecho, en este libro Su Palabra en mi corazón, acompañas al lector a memorizar el Salmo 1, y luego también el libro de Tito.
Janet: Sí.
Nancy: Tres capítulos. Así que es más de lo que muchas personas han memorizado, pero realmente no es algo tan, tan largo.
Janet: No, pero déjame decirte, muchas personas se intimidan al pensar en memorizar un pasaje largo porque piensan que va a consumirles mucho más tiempo, o va a ser más difícil que memorizar versículos dispersos –un versículo por aquí y otro por allá.
Pero me encanta contar la historia de un hombre de mi iglesia. Un día se acercó a mí y me dijo, «quiero contarle que voy a memorizar el libro de Filipenses este año». Me dijo, «los he contado, son 104 versículos, y 52 semanas en el año; eso representa dos versículos a la semana, creo que puedo hacerlo».
Pensé, guau, nunca los he contado. En verdad nunca había aplicado las matemáticas. Entonces pensé, ¡qué maravilloso! Ahora, si este hombre logró su meta, y espero que sí, él estaría tan motivado que el próximo año podría decir, «bueno, creo que puedo hacer lo mismo con otro libro».
Y hay muchos libros que tienen aproximadamente el mismo número de versículos. Santiago tiene 105. 1 Pedro tiene 105. 2 Timoteo tiene menos. 1 Tesalonicenses tiene menos. Así que al mismo paso de dos versículos a la semana, puedes haber memorizado un libro en el primer año, dos libros en dos años. Cinco años, cinco libros; diez años, diez libros.
He memorizado 14 libros en 17 años. Y mira, algunas personas podrían incluso decir, «pero qué holgazana es ella». Dos versículos a la semana. No parece posible, pero pueden sacar su calculadora y hacer las cuentas.
Me gusta compartir esa ilustración, porque ese no es mi método, pero así fue como este hermano lo hizo. Y cuando lo divides en dos versículos a la semana, cualquiera podrá hacerlo. Así que no es más difícil.
Además me gusta decirles a las personas que lo que me apasiona de memorizar pasajes es que no tienes que detenerte a decir la cita. Cuando memorizo pasajes los escribo en una tarjeta 3*5 con espiral. Siempre escribo el número de la cita ahí porque me gusta saber en dónde me encuentro, pero nunca memorizo las referencias. Eso lo ha hecho mucho más fácil para mí. Es como aprenderse una canción. Comienzas con el principio y luego le añades un poco más. Y luego un poco más. Así es como lo he logrado.
Muchas personas dicen que la dificultad que encuentran al memorizar las Escrituras es que no pueden recordar las citas. Entonces les digo que lo hagan como cuando intentan memorizar una canción completa. No te tienes que detener a decir, ese fue el verso 1 y ese el 2 y ese fue el verso 3. Tan solo apréndete toda la canción.
Nancy: Ahora, sé que probablemente algunas personas están escuchando esto y pensando que te resulta fácil memorizar, o que debes ser una estudiante sobresaliente.
Janet: Bueno, muchas personas me han dicho, «probablemente tienes una memoria fotográfica». Pero honestamente, si mis hijos, que ahora son adultos, estuvieran aquí, te dirían que no soy la más lista de todas y cuando se trataba de ayudar con la tarea, honestamente no podía recordar cosa alguna de historia, ni de inglés, ni de matemáticas…nada.
Entonces ¿cómo es que he tenido tanto éxito memorizando las Escrituras? Es debido a que tengo una meta mayor que solamente memorizar la Biblia. Ese no es mi objetivo. Mi meta es conocer a Dios y caminar cerca de Él.
Pero memorizar las Escrituras se hizo más fácil mientras más lo hacía. De manera que ahora puedo decir que me considero buena memorizando, pero nunca lo fui anteriormente.
Nancy: El hecho es que todos tenemos cosas memorizadas. Es cuestión de qué hemos memorizado. Es decir, cualquiera de nosotros puede citar el juramento de la bandera, y ¿cómo sabemos eso? Porque lo repetimos una y otra vez.
Janet: Y ese es el secreto: repasar. Las personas dicen, «¿cómo es que esto se queda en tu mente y no lo olvidas?»
Les doy el mismo ejemplo del juramento a la bandera. Si lo dijiste por doce años, cinco días a la semana, nunca lo vas a olvidar. Lo mismo sucede con la memorización de las Escrituras.
Cuando termines tu objetivo…digamos que ya terminaste de memorizar el Salmo 1, y luego vas al Salmo 121. Pero no quieres olvidar el Salmo 1, ya que pasaste días trabajando en ello. Lo que recomiendo es escoger un día de la semana –digamos que el lunes. Cada lunes, no importa lo qué estés memorizando, siempre vas a repasar el Salmo 1.
De manera que al final del año, no solo te pasaste una semana o dos trabajando en memorizarlo, lo has repasado al menos 52 veces. Y ahora lo estás moviendo de la memoria de corto plazo, a la memoria de largo plazo.
Es lo mismo cuando necesitas aprender un nuevo número telefónico, o cuando necesitas aprender la nueva combinación de tu casillero, o lo que sea que necesites aprender. Le dices a tu cerebro: «Esto es importante. Esto es importante».
Así es como lo hago. Luego, avanzas al siguiente pasaje, y escoges un día diferente. Ahora sería martes. Cada martes, voy a repasar este. Realmente no es tan complicado hasta que tienes más de siete pasajes, y luego los puedes poner en orden. Así es como lo hago.
Nancy: Muy bien, ayúdanos a iniciar en esto. Queremos memorizar el Salmo 1, o el Salmo 121. Que no son muy largos. ¿Cómo lo haríamos?
Janet: Escribiría lo que quiero memorizar. Si vas a memorizar todo un libro entonces solo escribe el primer capítulo. Pero si vas a memorizar el Salmo 1, entonces solo escribe esos seis versículos.
Nancy: Quizás eso tenga que ver con nuestra edad.
Janet: Sí. Bueno, si eres de las de alta «tecnología» y la tienes en tu teléfono, digo, ¡yo no podría ni siquiera leerla!
Así que, esa es la manera en que lo hago, y luego lo llevo conmigo a todos lados. En el día uno trabajo en el versículo 1. En el día dos, trabajo en los versículos 1 y 2. Día Tres, versículos 1, 2, y 3. Cada día voy añadiendo uno.
Puede que pienses ¡eso es mucho que hacer en un solo día! Lo que sí sucede es que esto te obliga a pensar en ello en la mañana, al mediodía, mientras comes, en la tarde…
Ahí es donde entra el beneficio de memorizar las Escrituras. No es para que memorices toda la Biblia. Es para que te mantengas pensando en los pensamientos de Dios. Sustituyendo tus pensamientos con Sus pensamientos. Meditando en lo que es importante para Dios en lugar de lo que es importante para ti.
Todas estamos tan concentradas en nosotras mismas. Sé que yo he sido así, y continúo siendo así. Sin embargo, la memorización de las Escrituras es un gran escape para mí. Me ayuda a dejar de concentrarme en mí misma, porque ahora me centro en los pensamientos de Dios en lugar de los míos.
Entonces, eso es lo que haría. Llevar conmigo ese cuaderno de espiral, a todos lados. Lo pongo sobre la tabla de planchar, lo pongo sobre la meseta de la cocina cuando estoy preparando el almuerzo o la cena. Lo traigo conmigo mientras limpio la casa.
Nancy: De hecho, lo tienes en tus manos en este momento.
Janet: Sí, y tengo cuadernos como este por todos lados. Puedes copiar un libro entero en estos pequeños cuadernos de espiral.
Nancy: ¿Qué libros traes ahí?
Janet: Este es Gálatas, y sobró espacio al final, así que añadí Lucas 24. Ese es uno de los capítulos que desarrollé de manera individual. Y luego cambié: memoricé pasajes de un solo capítulo. Lo hice con Isaías 55, Isaías 53, y Juan 1.
Nancy: ¿Cómo escoges lo que vas a memorizar?
Janet: Bueno, es realmente divertido porque cuando estoy estudiando o leyendo, encuentro algo que llama mi atención y pienso, «¡oh, quiero aprenderme esto! Quiero verlo más profundamente». Así es como escojo algo.
Nancy: ¿Cuáles son algunos pasajes o libros que te parecen buenos para comenzar? Has mencionado Salmo 1, Salmo 121. ¿Cuáles otros?
Janet: Cualquiera de los salmos. Algunos de los salmos ahora se han convertido en cantos, y es sorprendente cómo la gente puede recordar con mayor facilidad un canto, que algo que está escrito en la Biblia. Pero si lo haces exactamente de la misma manera, entonces es más fácil.
También Proverbios. He memorizado Proverbios 2, Proverbios 4, y el más reciente que memoricé fue Proverbios 8. Todo con respecto a la sabiduría.
Recientemente había dicho: «Señor, necesito más sabiduría». Quería profundizar más en el área de la sabiduría. Entonces memoricé Proverbios 8.
Nancy: Déjame contarte una historia divertida acerca del libro de Proverbios.
Janet: Claro.
Nancy: Esto fue hace años. Tenía una amiga –estábamos al comienzo de nuestros veinte. Ella estaba saliendo con un chico y una noche vino a verme, y dijo, «este chico me dijo que no podríamos hablar acerca de la posibilidad de casarnos ¡hasta que ambos hubiésemos memorizado el libro de Proverbios! ¿Qué hago?»
Sus ojos estaban tan abiertos como lo están los tuyos en estos momentos. Él le había dado este reto de memorizar el libro de Proverbios antes de poder hablar de matrimonio. Ella me preguntó, «¿qué hago?» Yo le contesté, «bueno, pues memorízalo».
Janet: Comenzando desde el capítulo uno.
Nancy: Le dije, «lo haré contigo». Así que los tres comenzamos a trabajar en el libro de Proverbios.
Bueno, pues continué y terminé de memorizar el libro de Proverbios. Creo que ni él ni ella llegaron a terminar, y no se casaron. Pero esto resultó ser una gran experiencia para mí.
No es de los libros que pudiera citar hoy. Pero esos meses y meses y meses que trabajé en ello, fueron una gran bendición en mi vida.
Recuerdo haber pensado en ese momento, los niños tienen una capacidad increíble para memorizar las cosas, y si yo fuera mamá, quisiera que mi hijo en sus dieciocho años que aún está en casa, memorizara el libro de Proverbios. Ellos pueden hacerlo.
Bueno, las mamás que están escuchando, dirán, «no hay forma en que yo pueda hacer eso». Y puede que así sea. Pero ciertamente no se comienza por ahí.
Puede que ese no sea el libro que el Señor quiera que memorices. Pero tus hijos pueden memorizar montones de escrituras, Proverbios u otros, y llevar eso con ellos a lo largo de sus vidas.
Janet: Me encantaría contar una historia de niños memorizando las Escrituras. Hay una escuela cristiana en Orlando. En cuarto grado (niños de 9 y 10 años) una maestra muy sabia dijo, «bueno, tenemos tres versículos a la semana», así que memorizaron el libro de Santiago durante el cuarto año escolar. Todos los estudiantes en su clase.
Luego, al final, ellos lo recitaron delante de todos los padres. Todo el libro de Santiago –niños de 9 y 10 años– porque su maestra pensó, «bueno, podemos ir añadiendo tres versículos a la semana».
Nancy: «…Mandato sobre mandato, mandato sobre mandato, línea sobre línea, línea sobre línea…» (ver Isaías 28:10).
Janet: Pensamos, «bueno, vamos a darles a los niños los más fáciles». No, denles a los niños los largos. Sus cerebros no están tan llenos como los nuestros.
Nancy: Mis sobrinas y sobrinos están en una escuela cristiana donde están memorizando pasajes de las Escrituras. Recuerdo en una ocasión al final del año escolar, que tenían que citarlos todos, y se sentían un poco agotados por eso.
Les dije, «si ustedes citan las Escrituras, la tía Nancy va a…» Y había una pequeña recompensa por eso, pero quería que esos niños aprendieran las Escrituras. Estoy muy contenta de que estén en un ambiente escolar con padres que están animando a sus hijos a memorizar las Escrituras.
Ahora, no quieres que solo tus niños sean los beneficiados. Querrás hacerlo tú también.
Hace poco, Janet, dijiste que tu meta no era solamente memorizar la Biblia, aunque estés en camino hacia eso. Sino que tu meta es conocer a Dios y conocer Su Palabra.
Háblanos de cómo ha cambiado tu percepción de Dios en estos 17 años que has pasado guardando la Palabra en tu corazón. ¿Qué diferencia ha hecho esto?
Janet: Esto ha revolucionado mi vida por completo, y no es una exageración porque honestamente todo lo que Dios quería que supiéramos de Él, lo puso en Su Palabra. Él no nos ha dicho todo respecto a Él, pero sí todo lo que Él quería que supiéramos, lo puso en Su Palabra. Jesús dijo que «se nos ha concedido conocer los misterios del reino de Dios» (Ver Lucas 8:10).
De manera que poco a poco, versículo por versículo, libro por libro, Dios ha alejado los límites que yo había puesto alrededor de Dios. Él no es el Dios que yo solía conocer, Él es el Dios que siempre quise conocer. Pero conforme me voy adentrando más en la Palabra, aún hoy, cada día le pido, «Dios, revélate a mí, muéstrate a mí». No se trata del logro, de marcarlo como hecho. Es el proceso. Durante el día estás diciendo los pensamientos de Dios. Diciéndolos una y otra vez, y otra vez, hasta que entiendes lo que Él está diciéndote. Así es como Dios me habla.
Nancy: Entonces, lo que realmente está haciendo la diferencia es la meditación en la Palabra de Dios.
Janet: Sí, porque piensas en el carácter de Dios o tu percepción del carácter de Dios, y luego se te atraviesan estos pasajes de las Escrituras que te están mostrando que Dios es más profundo de lo que tú pensabas. Él es más grande.
La soberanía de Dios es incomprensible, pero cuanto más lo comprendemos, ¡en eso se basa nuestra fe! Si la imagen que tenemos de Dios es pequeña, así también será nuestra fe.
A pesar de que en estos momentos estoy pasando por una prueba muy grande en mi vida, la imagen de mi Dios es enorme. No le estoy preguntando a Dios por qué. Le estoy preguntando, «¿y ahora, qué? ¿Qué quieres de mí? Muéstrame el camino, y yo caminaré en él».
Nancy: Dijiste que estabas pasando por una prueba en tu vida, y sé que uno de los libros que has memorizado es 1 Pedro, en el cual sus cinco capítulos hablan acerca del sufrimiento. Así que estoy asumiendo que esa Escritura ha adquirido un nuevo significado para ti ahora que estás pasando por esta prueba.
Janet: Sí. Es uno de mis libros favoritos. Es uno de los primeros que memoricé. Pedro nos dice que las pruebas vienen a nuestra vida para probar que nuestra fe es genuina.
Eso realmente va en contra de lo que nosotros pensaríamos. Pensaríamos que las pruebas dañan nuestra fe. No, Dios envía las pruebas para probar nuestra fe.
Nancy: Y de hecho para fortalecer nuestra fe.
Janet: Para fortalecer nuestra fe.
Nancy: Leíste eso en 1 Pedro, capítulo 1. ¿Podría pedirte que recites ese capítulo para nosotras?
Janet: Sí.
«Pedro, apóstol de Jesucristo:
A los expatriados, de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, elegidos según el previo conocimiento de Dios Padre, por la obra santificadora del Espíritu, para obedecer a Jesucristo y ser rociados con Su sangre: Que la gracia y la paz les sean multiplicadas a ustedes.
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según Su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos,para obtener una herencia incorruptible, inmaculada, y que no se marchitará, reservada en los cielos para ustedes.
Mediante la fe ustedes son protegidos por el poder de Dios, para la salvación que está preparada para ser revelada en el último tiempo. En lo cual ustedes se regocijan grandemente, aunque ahora, por un poco de tiempo si es necesario, sean afligidos con diversas pruebas, para que la prueba de la fe de ustedes, más preciosa que el oro que perece, aunque probado por fuego, sea hallada que resulta en alabanza, gloria y honor en la revelación de Jesucristo;a quien sin haber visto, ustedes lo aman, y a quien ahora no ven, pero creen en Él, y se regocijan grandemente con gozo inefable y lleno de gloria,obteniendo, como resultado de su fe, la salvación de sus almas.
Acerca de esta salvación, los profetas que profetizaron de la gracia que vendría a ustedes, diligentemente inquirieron y averiguaron,procurando saber qué persona o tiempo indicaba el Espíritu de Cristo dentro de ellos, al predecir los sufrimientos de Cristo y las glorias que seguirían. A ellos les fue revelado que no se servían a sí mismos, sino a ustedes, en estas cosas que ahora les han sido anunciadas mediante los que les predicaron el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas a las cuales los ángeles anhelan mirar.
Por tanto, preparen su entendimiento para la acción. Sean sobrios en espíritu, pongan su esperanza completamente en la gracia que se les traerá en la revelación de Jesucristo.Como hijos obedientes, no se conformen a los deseos que antes tenían en su ignorancia, sino que así como Aquel que los llamó es Santo, así también sean ustedes santos en toda su manera de vivir.Porque escrito está: «Sean santos, porque Yo soy santo».Y si invocan como Padre a Aquel que imparcialmente juzga según la obra de cada uno, condúzcanse con temor durante el tiempo de su peregrinación.
Ustedes saben que no fueron redimidos de su vana manera de vivir heredada de sus padres con cosas perecederas como oro o plata, sino con sangre preciosa, como de un cordero sin tacha y sin mancha: la sangre de Cristo.Porque Él estaba preparado desde antes de la fundación del mundo, pero se ha manifestado en estos últimos tiempos por amor a ustedes.Por medio de Él son creyentes en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria, de manera que la fe y la esperanza de ustedes sean en Dios.
Puesto que en obediencia a la verdad ustedes han purificado sus almas para un amor sincero de hermanos, ámense unos a otros entrañablemente, de corazón puro.Pues han nacido de nuevo, no de una simiente corruptible, sino de una que es incorruptible, es decir, mediante la palabra de Dios que vive y permanece.Porque: «Toda carne es como la hierba, y toda su gloria como la flor de la hierba. Sécase la hierba, cáese la flor,pero la palabra del Señor permanece para siempre.
Y esa es la palabra que a ustedes les fue predicada».
Nancy: Qué bendición escuchar 1 Pedro 1 citada por una mujer que la tiene no solo en su mente y en sus labios sino también en su corazón y en su vida. ¿Han captado el énfasis al final de ese capítulo sobre la Palabra de Dios? Habla acerca de lo viva y eterna que es la Palabra de Dios. Nos recuerda que la hierba se seca y la flor cae, pero la Palabra del Señor permanece para siempre.
Animamos a nuestras oyentes a que se sumerjan en la Palabra de Dios y la guarden, y hacerlo mediante la memorización de las Escrituras. Un recurso que encontrarán de mucha ayuda en este proceso es el libro que ha escrito Janet Pope, titulado: Su Palabra en mi corazón: Memorizando las Escrituras para un camino más cercano con Dios. (Solo está disponible en inglés).
Si estás desesperada por tener a Dios y Su Palabra como una fuente constante de alimento para tu alma cansada y agotada, entonces quiero animarte para que, si lees en inglés, consigas este libro y no solo lo leas, sino que sigas los consejos prácticos que provee Janet, para que hagas de la memorización de la Escritura una parte de tu vida…espero que por el resto de tu vida.
Annamarie: Ysi has estado pensando en adquirir una Biblia quiero aprovechar para recordarte que ¡tenemos disponible para ti una Biblia en letra grande publicada originalmente en español, con material desarrollado por Aviva Nuestros Corazones! Está disponible en versión Reina Valera 1960 y también en la versión Nueva Biblia de las Américas. Adquiérela a través de nuestra tienda en línea en avivanuestroscorazones.com.
«Disciplina», es una palabra que a muchas nos puede intimidar. Bueno, Janet Pope dice que para poder memorizar las Escrituras no necesitas más disciplina sino más hambre. Averigua por qué en nuestro próximo episodio.
Guardando las Escrituras en nuestros corazones juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
Tu Palabra, Para Su Gloria, El Fin Desde El Principio ℗ 2018 PSG.
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