Promesas con las que puedes contar
Sarah: Cuando sientes que el mundo está cambiando o desmoronándose, puedes confiar en que hay algo que nunca cambiará. Con nosotras Holly Elliff.
Holly Elliff: No importa la temporada de la vida en que me encuentre, esas promesas permanecen constantes. Así que aquellas cosas que me fueron prometidas cuando tenía veinticinco o treinta años, todavía continúan siendo reales en mi vida a medida que me aproximo a mis sesenta años. A lo largo de las décadas de mi vida, Dios es la constante, y Su presencia es una promesa para mí.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 3 de abril de 2024.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Hace un tiempo, mi esposo Robert y yo tuvimos la oportunidad de ir a Little Rock, Arkansas, para tener algunas reuniones y grabaciones para Aviva Nuestros Corazones; ¡cuántos recuerdos especiales experimenté durante …
Sarah: Cuando sientes que el mundo está cambiando o desmoronándose, puedes confiar en que hay algo que nunca cambiará. Con nosotras Holly Elliff.
Holly Elliff: No importa la temporada de la vida en que me encuentre, esas promesas permanecen constantes. Así que aquellas cosas que me fueron prometidas cuando tenía veinticinco o treinta años, todavía continúan siendo reales en mi vida a medida que me aproximo a mis sesenta años. A lo largo de las décadas de mi vida, Dios es la constante, y Su presencia es una promesa para mí.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 3 de abril de 2024.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Hace un tiempo, mi esposo Robert y yo tuvimos la oportunidad de ir a Little Rock, Arkansas, para tener algunas reuniones y grabaciones para Aviva Nuestros Corazones; ¡cuántos recuerdos especiales experimenté durante esos días!
Algunos de ustedes recordarán que FamilyLife fue el ministerio que tuvo la visión de comenzar lo que luego se convirtió en Revive Our Hearts, Aviva Nuestros Corazones. Y durante los primeros ocho años de nuestro ministerio, desde el 2001 hasta casi el 2010, grabamos este programa en Little Rock todos los días.
Yo tenía una casa en Little Rock y viví allí durante seis meses de aquel año. Fue maravilloso volver a los estudios de FamilyLife y encontrarme con algunas de las personas que conocí años atrás, conocer al nuevo personal y también conectarme con algunos de ellos…bueno, iba a decir «viejos amigos», pero…la que está aquí riéndose es mi amiga de mucho tiempo, Holly Elliff.
Holly: Gracias por no decir «la amiga más vieja».
Nancy: Bueno, eres una de mis viejas amigas…quiero decir, una de mis amigas de más tiempo. Nos conocimos por primera vez hace unos 30 años cuando servía en Life Action Ministries. ¿Y tu esposo era pastor, en…Oklahoma?
Holly: Norman, Oklahoma.
Nancy: Norman, Oklahoma. Y hay tantas historias que podríamos contar. Nos hemos convertido en muy buenas amigas, y nos hemos conectado muchas veces a lo largo de los años. Tu esposo tomó un curso para el pastorado en Little Rock, así que durante esos años que viví allí, tuvimos la oportunidad de pasar muchos momentos agradables.
Holly: Y por algunos años viajamos juntos con Life Action Ministries. En ocasiones tú y yo compartíamos historias durante el camino, y algunas veces entre lágrimas.
Nancy: Yo vivía en una casa rodante y tu familia vivía en un remolque de cinco ruedas, remolcado por un gran camión. Hay muchas historias sobre el remolque, que vivía atascándose por todos lados.
Holly: ¡Oh, sí! Teníamos cinco niños cuando comenzamos, seis niños cuando terminamos, y una casa pequeña. Fue un tiempo muy interesante.
Nancy: Y a pesar de todo eso, siempre estabas sonriendo. Incluso cuando había lágrimas, siempre tenías una sonrisa. Holly, tú me enseñaste mucho acerca de cómo enfrentar las circunstancias de la vida con la gracia de Dios, y cómo experimentar la gracia de Dios.
Y no eres una desconocida para la audiencia de Aviva Nuestros Corazones. Has estado en nuestras transmisiones muchas veces. Y ahora que venía a Little Rock, pensé: «¿Podría tener una conversación y ponernos al día con Holly?»
Así que nos reunimos para ponernos al día y saber cómo estás. Y hoy quisiera hablar acerca de lo que Dios está haciendo en nuestras vidas, porque creo que realmente será de ánimo para nuestras oyentes.
Holly: ¡Eso sería maravilloso!
Nancy: Cuando nos conocimos tenías cuatro hijos y ahora tienes ocho. Ha sido un gozo ver crecer a tu familia, pero también ha sido un gozo haberte visto crecer a través de las diferentes temporadas y circunstancias de la vida.
En los últimos años hemos estado hablando mucho en Aviva Nuestros Corazones sobre Tito 2, acerca de la instrucción de Pablo a Tito de que las ancianas en la iglesia deben modelar la piedad, y de cómo se ve la sana doctrina en la vida real. Las ancianas deben ser un ejemplo de eso, de manera que las más jóvenes puedan verlas como un modelo, para que luego ellas puedan entrenar mujeres más jóvenes.
Así que permítanme leerles ese pasaje, y luego quiero que hablemos sobre algunas de esas temporadas en nuestras vidas como mujeres jóvenes y ahora como ancianas; cómo se ve eso y cómo podemos animarnos mutuamente en esas diferentes etapas.
Voy a leer Tito, capítulo 2. Pablo dice: «Pero en cuanto a ti, (pastor Tito) enseña lo que está de acuerdo con la sana doctrina».
Ahora, el contexto de este pasaje comienza en el capítulo 1. La cultura estaba en decadencia, había falsos maestros, y el gobierno tenía un sistema hostil hacia los cristianos. Era verdaderamente un ambiente anticristiano. Pero esta pequeña iglesia emergente estaba tratando de averiguar cómo sobrevivir, cómo avanzar y cómo llevar el evangelio a todo el mundo. ¿Qué debían hacer?
Pablo dice: «Esto es lo que se supone que debes hacer: continúa enseñando la verdad; sigue llevando a las personas de regreso a la Palabra de Dios; llévalos de vuelta a la sana doctrina». Y eso suena aburrido para mucha gente, pero vamos a hablar sobre lo importante que es esto para nuestras vidas y nuestro testimonio como cristianos.
Luego Pablo menciona diferentes grupos de personas: ancianos, jóvenes, hombres, mujeres, personas en diferentes estratos socioeconómicos. Y él dice: «Los ancianos deben ser sobrios, dignos, prudentes, sanos en la fe, en el amor y en la perseverancia. Asimismo, las ancianas…», (esas somos nosotras ahora).
Holly: Eso es tan raro.
Nancy: «Asimismo, las ancianas deben ser reverentes en su conducta, no calumniadoras ni esclavas de mucho vino. Que enseñen lo bueno, para que puedan instruir a las jóvenes a que amen a sus maridos, a que amen a sus hijos, a que sean prudentes, puras, hacendosas en el hogar, amables, sujetas a sus maridos (¿para qué?), para que la palabra de Dios no sea blasfemada» (Tito 2:3-5).
Estas cosas realmente importan, así que vamos a desarrollar este tema desde nuestro caminar y nuestras propias vidas.
Y sabes, Holly, todavía puedo recordar nuestras conversaciones de años y años atrás, cuando te dije por primera vez que mi objetivo en la vida siempre había sido ser una anciana piadosa, y me dijiste…
Holly: Yo te decía: «Llegarás allí. Serás una mujer anciana». Yo nunca tuve el deseo de ser anciana, mi objetivo era permanecer joven y piadosa. Tu objetivo Nancy, por otra parte, era convertirte en una anciana. Y tenías esta larga bufanda negra que colocabas alrededor de tu cuerpo; incluso te llegaba a las rodillas. Décadas atrás ya lucías como una anciana.
Nancy: Gracias Holly.
Holly: Porque esa era tu meta, llegar allí.
Nancy: Pero me dijiste: «No lo apresures, no vayas tan rápido. Disfruta la temporada en la que estás».
Holly: Eso es cierto.
Nancy: Me has enseñado mucho sobre las temporadas de la vida, las etapas en la vida de una mujer, y a estar presente totalmente en cualquier temporada en la que Dios me haya puesto.
Así que vamos a ir al baúl de los recuerdos por un momento. Piensa en tu vida cuando eras joven, cuando te casaste y estabas comenzando una familia. Al mirar hacia atrás, ¿cuáles son algunas de las cosas que atesoras, que valoras y que les dirías hoy a las mujeres más jóvenes? ¿Quizás sería: «No te pierdas las partes especiales de esta temporada de la vida en la que estás ahora mismo»?
Holly: Bueno, es ahí donde muchos de mis hijos están ahora.
Nancy: Exactamente
Holly: Lo gracioso es que mis hijas mayores ahora se han convertido en mujeres ancianas para las mujeres que están en sus veinte años. Me llaman aterradas, porque otras mujeres vienen a ellas a pedirles consejos. Mis hijas, Jennifer y Becca son así, dicen: «No estamos listas para ser puestas en la categoría de mujeres ancianas porque creemos que todavía somos jóvenes, a pesar de que tenemos treinta y ocho y cuarenta años». Y para ellas es extraño este tiempo de sus vidas, ya que están haciendo la transición hacia esa nueva temporada. En mi caso, yo puedo recordar claramente cuando pensaba: no tengo nada que decirle a nadie, mayor o menor que yo.
Y al mirar hacia atrás, algo por lo que estoy muy agradecida es la manera en que el Señor constantemente me puso en circunstancias que me demostraron que no podía manejar mi vida por mi cuenta, porque mi tendencia era decir: «Yo puedo resolver esto». A mí me encanta solucionar problemas.
Nancy: Sí, eres muy práctica.
Holly: Así es. Mi tendencia era decir: «¿Qué necesito hacer para arreglar esto?» Y el Señor fue tan misericordioso al ponerme constantemente en circunstancias en las que no podía resolver las cosas por mí misma.
Y eso me llevó a buscar al Señor y todo lo que creía sobre la doctrina; acerca de correr a las Escrituras, acerca de la sabiduría de Dios que se impartía en mi vida. Todo eso fue como un círculo vicioso que salió en esos años al vivir distintas situaciones, mientras mi esposo y yo luchábamos por pastorear a una iglesia grande (claro, solo mi esposo era el pastor, y resulta que yo estaba casada con él). Pero luchamos con dificultades en esa situación y en asuntos relacionados con padres e hijos, nosotros teniendo varios hijos.
Llegué al punto en el que sentía que la vida me presionaba y que estaba más allá de mi propia capacidad de pensar que podía resolver cualquier cosa. En ese momento, el Señor comenzó a mostrarme eso, y fue entonces cuando empecé la capacitación de Ministerios Precepto y me convertí en una estudiante de la Palabra.
Honestamente, no sé dónde habría estado si no hubiera tenido esa presión en mi vida que me mostró que separada de Dios no podía hacer nada. Fue así como esas presiones se volvieron preciosas para mí.
Nancy: Hay mujeres que están escuchando esta conversación, y algunas de ellas son mujeres jóvenes, madres jóvenes, que en este momento están en ese círculo vicioso que mencionaste y están experimentando fuertes presiones. Y quisiera que animaras a esa madre que se encuentra en esa situación en la que tal vez está lidiando con padres e hijos, presiones financieras, estrés, tensión, y que está pensando: no puedo sobrevivir a este momento, menos este día, mucho menos toda esta temporada de mi vida.
Al mirar hacia atrás y recordar cómo Dios te ayudó a caminar durante esas temporadas, ¿cómo la animarías?
Holly: Bueno, tenemos un grupo de madres compuesto por madres de nuestra familia, porque los hombres se cansaron de escucharnos hablar de cosas de mamás. Así que comenzamos esto y ahora tenemos un grupo familiar, un grupo solo para las mamás.
Hace un tiempo en nuestro grupo, cuatro de nosotras nos estábamos enviando mensajes de texto entre las dos y las cuatro de la mañana…
Nancy: Y en esas horas cuando solo las madres y los bebés están despiertos.
Holly: Solo las madres, los bebés y yo estábamos despiertos. Y allí estaba una de las madres con uno de sus hijos. Su bebé estuvo despierto toda la noche llorando. Ella no podía entender qué le pasaba. Otras hermanas y cuñadas estaban dándole consejos. Y esta madre agotada solo dijo: «Todavía estoy despierta y no tengo idea de qué hacer».
Hay tantos momentos en que como madre y esposa, literalmente, no sabes qué hacer. Y yo pienso en esos años, en esa temporada cuando tenía niños pequeños, niños más grandes, y otras presiones en mi vida. Esos añosme enseñaron que el único lugar en el que me siento segura y protegida es en la presencia de Dios.
Y el Señor me mostró que estaba conmigo en medio de la noche cuando esos niños se despertaban, cuando las circunstancias eran adversas o cuando yo trabajaba en un proyecto. Esa es una de las razones por las que soy una persona nocturna, porque el único tiempo en el que realmente podía hacer las cosas era tarde en la noche.
Nancy: Cuando todos los demás estaban durmiendo.
Holly: Todo el mundo se iba a dormir y había silencio, paz, por lo menos un par de horas. Yo amamantaba al niño más pequeño, luego me aseguraba que todos estuvieran en sus camas, y finalmente pasaría un tiempo en silencio.
Y lo que el Señor hizo durante esos años fue asegurarme que si yo lo buscaba, Él estaría allí. Entonces, esos momentos llegaban especialmente cuando estábamos pasando por dificultades en nuestra iglesia y cuidando a mi dulce suegra con Alzheimer. Ella tenía un tipo de Alzheimer agresivo que se desarrollaba muy rápido. Padecía de mucha paranoia, miedo y un comportamiento realmente anormal; así que nunca se sabía lo que vendría. Además, teníamos niños pequeños en ese momento.
Fue un momento realmente difícil en mi vida. Así que el único tiempo en el que me sentía segura era cuando podía sentarme, coger mi Biblia y leer las promesas de Dios para mí. Lo sorprendente es que no importa en qué temporada de la vida me encuentre, esas promesas se mantienen constantes.
Nancy: Así es.
Holly: Así que aquellas cosas que me fueron prometidas cuando tenía veinticinco o treinta años, todavía continúan siendo tan reales en mi vida a medida que me aproximo a mis sesenta; es raro aún para mí decir eso. A lo largo de las décadas de mi vida, Dios es la constante, y Su presencia es una promesa para mí. Eso se volvió tan valioso.
Y ahora poder decirle a mi nuera, a mis hijas y a otras mujeres jóvenes que vienen a mí: «¿Sabes qué?, vas a estar bien. Pero esto es lo que va a costar, y esta es la decisión que debes tomar: Buscaré al Señor con todo mi corazón, mente y espíritu»
Nancy: Ahora, puedo ver algunas de esas mujeres jóvenes pensando: «no puedo encontrar tiempo. No tengo tiempo para abrir mi Biblia y leer las promesas de Dios». Así que te pregunto, Holly, ¿cómo encontraste tiempo para hacer eso?
Holly: Bueno, dirijo un grupo de madres en nuestra iglesia, y al menos una vez al año hacemos un pequeño ejercicio donde les entrego un gráfico que contiene cada hora de cada día durante una semana, con diferentes categorías en diferentes colores. Todas obtienen un marcador en diferentes colores, y luego les digo que hagan un plan que muestre en qué invirtieron su tiempo la última semana.
Nancy: No lo que ellas han planeado, sino lo que realmente ha pasado.
Holly: Exacto, lo que realmente sucedió en sus vidas. Y es verdaderamente sorprendente mirar hacia atrás, incluso en mi propia vida, y ver hacia donde se fue mi tiempo; no lo que estaba en mi cabeza o sobre lo que creo que hice la semana pasada, sino lo que realmente hice. Y, por supuesto, las redes sociales siempre ocupan mucho más tiempo del que pensamos, y así existen otros tipos de distracciones. Incluso cosas como estar en una tienda o de compras o en el teléfono.
Y luego, cuando se trata de observar el tiempo que realmente pasé a solas con el Señor, esa pequeña línea fina siempre es muy reveladora.
Nancy: Así es.
Holly: Cuando me reúno con una madre, usualmente comienzo por ahí. Le digo: «Entiendo que tienes niños, ellos absorben mucho de tu tiempo, tienes un esposo o quizás eres una madre soltera». Tenemos muchas madres solteras en nuestra iglesia.
Nancy: Así es.
Holly: Quizás eres una madre soltera y algunas veces, literalmente, lo único que puedes hacer es respirar. Pero si vas a sobrevivir estos años, eso sucederá de adentro hacia afuera. Alimentar tu espíritu es más importante que cualquier otra cosa que estés haciendo, porque eso es justamente lo que te dará lo que necesitas para poder amar a tus hijos, seguir al Señor con sabiduría e incluso tomar decisiones con una mente clara.
Nancy: Sí, así es.
Holly: Todo eso vendrá de alimentar primero tu espíritu. Y a veces es bueno simplemente sentarse y pensar: ¿Qué debería estar en primer lugar en mi lista? Porque muchas veces, la tiranía de lo urgente, lo que tiene que suceder, el pañal que tiene que cambiarse, el bebé que tiene que ser alimentado, los niños que están gritando…
Nancy: Y pienso en esa madre con niños pequeños. La mayoría de las veces básicamente su tiempo no es suyo.
Holly: Exacto.
Nancy: Hay otras personas que están necesitando algo. No puedes hacer planes cuando ese bebé está a punto de llorar o tu esposo necesita esto o aquello.
Holly: ¡Exactamente! Incluso con niños de diferentes edades: tienes niños en la escuela primaria, tienes chicos en la secundaria; los adolescentes permanecen despiertos hasta tarde. A medida que mis hijos crecían me quedaba despierta por más tiempo solo para conversar con ellos por las noches. Ellos se acostaban tarde y yo me iba a dormir un poco más tarde.
Pero el asunto es que Dios siempre está disponible. Yo solía salir a la entrada de mi casa con mi Biblia, entrar en mi auto y apoyarla en el volante. Les he contado a las madres de esto siempre que me llaman para hablar del tema. Les he dicho a mis hijos mayores: «Solamente si hay sangre, vengan a buscarme. Estaré justo aquí en la entrada». Así entro en mi vehículo aunque sea solo por cinco minutos…
Nancy: Se convirtió en un tabernáculo.
Holly: Sí. Y la presencia del Señor restauraba mi alma y me permitía seguir adelante sin sufrir mayores daños en mi hogar, porque mi espíritu estaba tan agotado. Así que, encuentra un lugar de quietud, el tiempo suficiente para escuchar al Señor. Podría ser algo tan sencillo como cerrar la puerta de tu baño y simplemente decirles a tus hijos: «Saldré en un minuto».
Cinco minutos en la presencia del Señor pueden cambiar tu perspectiva, tu corazón, tu mente y darte dirección.
Nancy: Así es.
Holly: Y muchas veces eso es exactamente lo que necesitamos.
Nancy: Holly, tú mencionaste las promesas de Dios. Sé que hace un tiempo has estado meditando en Proverbios 3:5-6. Esos versículos contienen una promesa muy familiar para muchas de nosotras.
Holly: Sí, así es.
Nancy: Y esto ha obrado en tu corazón de una manera maravillosa, y lo estás compartiendo con otras mujeres. Háblanos por un momento acerca de cómo se puede aplicar esa promesa a esa mujer joven que se encuentra iniciando esa nueva etapa familiar.
Holly: Bueno, yo amo estos versículos. Me he enamorado aún más de ellos en las últimas semanas mientras me preparo para un evento de mujeres en el que ese será nuestro tema. Pero para aquellas que no recuerdan estos versículos, permítanme leerlos: «Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus sendas».
Lo que me encanta de la Palabra de Dios es que, sí, hay pasajes teológicos importantes a lo largo de todas las Escrituras. Pero lo sorprendente es que gran parte de la Palabra de Dios es una verdad sencilla de comprender; y estos versículos son sencillos. Podemos sacar algunas palabras claves de ese pasaje: confiar, apoyar, escuchar y seguir.
Hace solo un par de días, Timothy, mi hijo, que es un evangelista y le encanta ir por las calles del centro de la ciudad, trajo a casa alrededor de las 11: 30 de la noche a un joven. Lo llamaremos Ben (aunque ese no es su nombre real). Y allí estaba yo a las 11: 30 de la noche estudiando la Palabra, sentada con mis pantalones cortos y una camiseta, cuando veo que entran por la puerta. Timothy quería que yo lo conociera y que oráramos por él.
Este joven había estado viviendo en las calles. Él tenía muchos temores acerca de si Dios podía o no redimir su vida. Así que simplemente me senté, escribí ese versículo para él, y le dije: «Ben, esto es muy sencillo. Primero pregúntate ¿en qué estás confiando?, y luego, ¿qué estás siguiendo?, ¿qué estás escuchando?, ¿de qué dependes?
Nancy: ¿En qué te estás apoyando?
Holly: Exacto. «¿En qué te estás apoyando? ¿De qué dependes para guiar tu vida, para reconocer lo bueno de lo malo, para alimentar tu espíritu de tal forma que no sea tu cerebro el que tome las decisiones? Porque esto es algo que viene de adentro hacia afuera».
Y me encanta que para cualquier madre en cualquier circunstancia o un chico joven sin hogar, esa misma verdad es aplicable y viene acompañada de una promesa si hacemos esas cosas, si reconocemos al Señor en cada circunstancia.
Nancy: ¿Qué crees que significa eso? ¿Cómo se ve eso?
Holly: Bueno, hace poco tenía que asistir a dos eventos: uno de mujeres y una boda que se avecinaba en cualquiera de esos fines de semana.
Nancy: Y luego Nancy llega a la ciudad, en medio de todo eso, y te pregunta: «¿Podemos tener esta conversación?»
Holly: Bueno, esto me resulta gracioso porque en este momento, esto es solo una conversación con una amiga. Pero de lo que me he dado cuenta es que, ya sea que planee un evento, limpie mi casa o trate de descubrir cómo pasar tiempo con mi esposo o cómo compartir la verdad con otra amiga, incluso algo tan normal como planear una boda, esas cosas sobre las que trato de tomar decisiones, las finanzas, sobre las que necesito dirección, puedo llevar cada una de esas cosas al Señor.
No hay nada que llegue a mi vida sin propósito, porque Dios es soberano. Esa es otra verdad que aprendí en mis veinte. Si confío en la soberanía de Dios, cada cosa que llegue a mi vida sabré que Dios tiene un plan para mí, y Él me dará la respuesta cuando me acerque a Él.
Ahora, puede ser que la respuesta ya esté allí en Su Palabra, y si estoy en la Palabra, voy a ver eso en los pasajes que estoy leyendo. O puede ser que justo cuando me quede tranquila, aprenda a decirle al Señor: «Tengo que tomar esta decisión sobre cómo alterar este vestido de novia, pero estoy muy cansada. Señor, incluso esta noche mientras estoy trabajando en esto, ¿me darías sabiduría? ¿Me darías la concentración para que pueda hacer un buen trabajo? ¿Me permitirías hacer estas cosas que pusiste en mi camino?»
A veces, y esto no es místico ni nada por el estilo, pero a veces es algo muy simple. Por ejemplo, el Señor me puede traer un nombre a la mente, y creo que es Dios quien está haciendo eso para que yo me acuerde de orar por esa persona, sin la necesidad de llevar conmigo una gran lista.
Algunas veces, literalmente, no sé qué hacer. Simplemente, no sé cómo lograr algo; entonces me doy cuenta de que es tan simple como traer esa situación ante el Señor y decirle: «Señor, no tengo idea de qué hacer con esto, ¿me darías las instrucciones?»
Me preguntaste hace un minuto qué significa reconocer. Bueno, creo que significa que corremos hacia el Señor en cada aspecto de nuestra vida. Y a lo largo de todas las Escrituras, vemos a Dios dirigiendo a aquellos que le siguen para hacer simplemente eso. Al igual que un pastor guiando a sus ovejas, si solo escuchan Su voz y lo siguen, Él las llevará por los caminos en los que deben andar.
Y Dios ha sido tan fiel al hacer eso, no solo en mis veinte, treinta o cuarenta años, sino continuamente. ¡Dios ha sido tan fiel para hacer las cosas que ha prometido hacer!
Nancy: Bueno, estamos escuchando a Holly Elliff, ahora una mujer anciana, no una mujer vieja, sino una mujer madura que comparte la sabiduría de las promesas de Dios para las mujeres de todas las edades y temporadas de la vida. Vamos a continuar esta conversación mañana, así que asegúrate de unirte a nosotras aquí en Aviva Nuestros Corazones mientras conversamos con Holly Elliff.
Sarah: Nancy DeMoss Wolgemuth y Holly Elliff compartieron hoy con nosotras algunas verdades importantes extraídas de Tito capítulo 2.
Nancy ha desarrollado este pasaje en su libro Adornadas: Viviendo juntas la belleza del evangelio. Este libro te ayudará a explorar más a fondo el diseño de Dios para las mujeres, tal como Nancy y Holly nos enseñaron hoy. Puedes adquirir el libro visitando avivanuestroscorazones.com.
Nancy y Holly estarán de regreso mañana para hablarnos acerca de cómo encontrar la gracia de Dios en los momentos de necesidad. ¡Te esperamos aquí en Aviva Nuestros Corazones!
Débora: Ayudándote a vivir la belleza del evangelio Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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