Prioridades y perseverancia
Annamarie Sauter: Cuando llegas al límite de tus recursos, el Señor te enseña lecciones importantes. Con nosotras Mary Kassian.
Mary Kassian: Dios te da lo suficiente para cada vez que tu prueba sea más de lo que crees que puedes soportar. Su poco es suficiente, y si tienes a Jesús, siempre tendrás suficiente.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss Wolgemuth: ¿Alguna vez has experimentado la tristeza de llegar al fondo del recipiente de tu helado favorito? ¿Por qué parece que desaparece tan rápido? Imagina, sin embargo, si ese fuera el final de toda la comida que tienes disponible.
Ayer, Mary Kassian nos llevó a 1 Reyes capítulo 17, un texto que leímos no hace mucho en nuestro Reto Mujer Verdadera 365. Ella nos habló de una viuda, una pobre mujer que estaba realmente desesperada y quien se …
Annamarie Sauter: Cuando llegas al límite de tus recursos, el Señor te enseña lecciones importantes. Con nosotras Mary Kassian.
Mary Kassian: Dios te da lo suficiente para cada vez que tu prueba sea más de lo que crees que puedes soportar. Su poco es suficiente, y si tienes a Jesús, siempre tendrás suficiente.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss Wolgemuth: ¿Alguna vez has experimentado la tristeza de llegar al fondo del recipiente de tu helado favorito? ¿Por qué parece que desaparece tan rápido? Imagina, sin embargo, si ese fuera el final de toda la comida que tienes disponible.
Ayer, Mary Kassian nos llevó a 1 Reyes capítulo 17, un texto que leímos no hace mucho en nuestro Reto Mujer Verdadera 365. Ella nos habló de una viuda, una pobre mujer que estaba realmente desesperada y quien se encontró, inesperadamente, siendo la anfitriona de un hambriento profeta llamado Elías. Pero Dios quiso enseñarle a esta viuda algunas lecciones importantes. Si te perdiste la primera parte del mensaje de Mary, encuéntrala en AvivaNuestrosCorazones.com. Mary dice: «en tiempos de dificultad, lo primero que necesitamos es una perspectiva correcta, y eso viene cuando recordamos a Dios».
Escuchemos la continuación de esta enseñanza que ella dio en una de nuestras conferencias True Woman.
Mary Kassian: Hace varios años, a mi madre le diagnosticaron cáncer de ovario. Recuerdo claramente una conversación telefónica que tuve con ella. Estaba preocupada, inquieta. Estaba llena de ansiedad. Y mi madre me dijo:
«Mary, el Señor me sostuvo a través de la guerra. Fue fiel cuando estuve en ese refugio».
«Fue fiel cuando, de adolescente, corría por ese campo y ese bombardero me usaba para practicar el tiro al blanco».
«Fue fiel cuando yo era una refugiada».
«Fue fiel cuando no teníamos comida y yo me moría de hambre».
«Fue fiel cuando huimos del comunismo».
«Fue fiel cuando inmigramos a Canadá. No conocía el idioma, no tenía ni un centavo, no sabía cómo íbamos a conseguir nuestra próxima comida o cómo íbamos a alimentar a nuestros hijos. ¡Él fue fiel!»
«Y sé que va a ser fiel en esto. No voy a empezar a dudar de su fidelidad hacia mí».
Pienso en una pareja que conocemos. Tuvieron problemas para concebir hijos, y finalmente fueron bendecidos con un hijo. Y luego, tuvieron problemas para concebir de nuevo y lucharon con la infertilidad.
Y más tarde ella quedó embarazada y en su ecografía de rutina descubrieron que el niño que llevaba tenía un grave trastorno cromosómico. Él estaba, lo que ella describe como, revuelto por dentro y por fuera.
Había quistes en su cerebro, su cerebelo fue succionado por su médula espinal, tenía un defecto cardíaco, espina bífida grave, una cabeza deforme, pie equino varo, la lista era interminable. Se le presionó para que terminara el embarazo.
Nueve de cada diez embarazos se interrumpen con niños como este, no hay muchas posibilidades de supervivencia. Ellos eligieron continuar con el embarazo, amar al pequeño niño y orar por su curación. En un correo electrónico que nos enviaron, dijeron: «No sé si Dios lo sanará en esta vida o en la próxima, pero sé que Dios es fiel».
Llamaron a su pequeño niño Samuel cuando nació. Vivió durante diez minutos. Lo sostuvieron, y luego vieron su vida deslizarse hacia la eternidad, y sostuvieron su cuerpo durante horas después de eso.
¿Pero sabes qué? Tenían una perspectiva vivificante sobre quién es Dios, Su poder, Su amor y Su bondad, y que Dios es bueno.
Mi hijo menor, Matthew, el esposo de Amanda, cuando tenía unos cinco años, íbamos en el coche, y de repente se puso a cantar y dijo: «¡El cielo va a ser grande!» Y yo dije: «Oh, ¿en serio? ¿Por qué crees que el cielo va a ser tan grande?» Y con toda la sabiduría de un niño de cinco años, se recompuso y dijo: «Bueno, todo el olvido va a salir de mi cabeza y todo el recuerdo va a entrar».
Ahora no sé qué le preocupaba olvidar a los cinco años, quizás guardar sus juguetes o no podía recordar cómo deletrear algunas palabras o algo así, no sé. Pero me reí, y luego cuánto más meditaba en sus palabras, pensaba, ¿qué tan profundo es eso?
Porque ese es el problema que tenemos aquí: Nos olvidamos de Dios.
Y pienso en esa historia, una gran historia de C.S. Lewis, La Silla de Plata, donde Charcosombrío y los niños van al inframundo, y la reina del inframundo arroja incienso al fuego y toca su mandolina, tiririm, tiririm, tiririm y los arrulla para que olviden a Narnia y olviden a Aslan, y para que se consuman con el pensamiento de «este mundo es todo lo que hay».
Hasta que Charcosombrío, valientemente, mete su pie en el fuego y rompe su hechizo.
¡Pero así es como se vive en este mundo! Es como si nos arrulláramos en ese estado de olvido, donde olvidamos a Dios y olvidamos quién es Él, y olvidamos que Él es, y olvidamos que somos suyos, y olvidamos que Él es el Gran Yo Soy.
Olvidamos que Él es el eterno, autosuficiente, y siempre fiel, todopoderoso, soberano Dios, quien me ama y está en una relación de pacto eterno conmigo.
Él es el Creador del cielo y la tierra, el Dios que lanza las estrellas al espacio. Él marca los cielos con la anchura de sus manos, hace de la nube Su vestimenta, ordena la mañana, mide las aguas en Su copa, sostiene el polvo de la tierra en Su cesta, pesa las montañas en Su escala. El Creador de los cielos y la tierra, ante cuya voz las montañas tiemblan y se derriten...¡ese es nuestro Dios!
Él es Aquel cuyos caminos son más altos que los míos. Él es quien puede darle sentido a todo cuando yo no puedo. Él es quien ve, es quien lo sabe. Él es quien ha prometido: «Cuando pases por las aguas, estaré contigo. Cuando pases por los ríos, no te abrumarán. Cuando camines por el fuego, no te quemarás y la llama no te consumirá, ¡porque YO SOY el SEÑOR tu Dios!»
En el versículo 13, Elías le dice a la mujer: «No temas». En esos tiempos difíciles, tendemos a sentir miedo, ¿no es así? Elías sabía lo que era temer. Las personas más poderosas del país intentaban matarlo. Pero él eligió recordar a Dios, eligió confiar en Aquel cuyo perfecto amor echa fuera todo el temor.
La segunda mentalidad que la mujer necesitaba para prosperar en el momento en el que estaba tocando fondo era, la prioridad correcta.
Así que Elías le dijo: «No temas; ve, haz como has dicho, pero primero hazme una pequeña torta de eso y tráemela; después harás para ti y para tu hijo» (v. 13).
Esta mujer pudo haberlo mirado y decir: «¿En serio? ¿Estás loco?» Él dijo: «Primero, cuida de mis necesidades, luego cuida de tus necesidades y te aseguro que Dios proveerá y habrá suficiente».
Bueno, primero es lo más importante que debes hacer. Y la mujer tenía una actitud de «yo primero». Mis problemas, mi dolor, mis necesidades insatisfechas, mis expectativas. Sin embargo, para prosperar en el fondo, debes poner lo primero en primer lugar.
Jesús, una vez reprendió a un discípulo que estaba en una situación difícil por tener las prioridades equivocadas. Él dijo: «Deja que los muertos entierren a sus muertos»; no necesitas ir a hacer eso. No es necesario que te encargues de eso. Tienes que cuidar tu alma (Mat. 8:21, esa es la historia).
Isaías 44: 6: «Esto es lo que el Señor dice: el Rey y Redentor de Israel, el Señor Todopoderoso: Yo soy el Primero…»
Y para prosperar en tiempos difíciles en el desierto, necesitamos poner a Dios primero.
Mateo 22: 37–38: «Y Jesús le contestó: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primer, y gran mandamiento».
Necesitamos pasar tiempo con el Señor primero.
Mateo 6:33: «Pero busquen primero –busquen primero– Su reino y Su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas».
Necesitamos orar primero. 1 Timoteo 2:1: «Exhorto, pues, primero que se hagan plegarias, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres».
Necesitamos arrepentirnos primero. Mateo 23:26: «¡Fariseo ciego! Limpia primero lo de adentro del vaso y del plato, para que lo de afuera también quede limpio». Muchos de nosotros estamos esperando que esa otra persona se arrepienta primero, se disculpe primero o se ocupe de la forma en que nos lastimó primero.
Pero ¿adivinen qué, chicas? ¡Dios te está pidiendo que seas la primera en la cruz! Perdona primero. «¿O cómo puedes decir a tu hermano: “Déjame sacarte la mota del ojo”, cuando la viga está en tu ojo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás con claridad para sacar la mota del ojo de tu hermano» (Mat. 7: 4–5).
Busca la reconciliación primero. «Por tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda» (Mat. 5: 23–24).
Comprueba tu actitud primero. Santiago 3:17: «Pero la sabiduría de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, condescendiente, llena de misericordia y de buenos frutos, sin vacilación, sin hipocresía».
Haz las cosas que hiciste primero. Apocalipsis 2:4–5: «Pero tengo esto contra ti: que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído y arrepiéntete, y haz las obras que hiciste al principio. Si no, vendré a ti y quitaré tu candelabro de su lugar, si no te arrepientes».
Nos distraemos tanto y entramos en este modo de «primero yo» en lugar de poner lo primero en primer lugar. En el caso de la viuda, había algunas cosas a las que necesitaba poner atención; ella tenía algunos problemas de obediencia. El Señor le había ordenado alimentar. Ella sabía que tenía que darle algo de comida a este hombre.
Necesitas revisar tus problemas de obediencia. Hay muchas de ustedes en esta sala que están postergando. Sabes qué es lo que Dios te pide que hagas, y lo estás posponiendo, posponiendo y posponiendo.
En segundo lugar, la viuda necesitaba abrir su mano y soltar aquello a lo que se estaba aferrando, y nosotros también tenemos que hacerlo. Necesitamos abrir nuestras manos y soltar lo que estamos sosteniendo con tanta fuerza. Nuestras expectativas o nuestras demandas o todas esas cosas viejas, todo ese equipaje viejo que nos está agobiando.
Tercero, necesitaba dar, y eso debe haber sido extremadamente difícil para ella, tener que dar en medio de su profunda pobreza, pensar en otra persona, mirar hacia afuera en lugar de centrarse solo en sus propias necesidades.
Dar implica dejar ir: dejar ir la autoprotección, dejar ir el interés propio. La Biblia le llama a esto «morir a uno mismo». Ella tenía que ocuparse de Elías primero. No podía recibir del Señor hasta que hubiera dado lo poco que le quedaba.
¿Y qué hay de ustedes, damas? ¿Qué es?
- ¿Qué aspecto de la obediencia te está llamado a trabajar el Señor?
- ¿Qué es eso que necesitas dejar ir?
- ¿A qué demandas y expectativas te estás aferrando tan fuertemente, al punto de envolverte en ti misma, de modo que simplemente estás girando las ruedas y no puedes llegar a ninguna parte con el Señor?
- ¿Qué es lo que Dios te pide que des?
- ¿Cómo te está pidiendo Él que mueras al yo?
Tal vez, es humillándote a ti misma y pidiendo perdón. Tal vez siendo la primera en pedir reconciliación con alguien que te hirió, que te lastimó.
El Señor quiere que abandonemos esa actitud de «primero yo».
Para prosperar en la vida en tiempos de desierto, hermanas, necesitamos tener la perspectiva correcta. Necesitamos tener las prioridades correctas, poner primero lo primero, y también necesitamos tener perseverancia.
¿Por qué debemos perseverar? Elías le dijo a la mujer: «No temas, no temas porque Dios te cuidará. Dios cuidará de ti».
«Porque así dice el Señor, Dios de Israel: “No se acabará la harina en la tinaja ni se agotará el aceite en la vasija, hasta el día en que el Señor mande lluvia sobre la superficie de la tierra”». Entonces ella fue e hizo conforme a la palabra de Elías, y ella, él y la casa de ella comieron por muchos días. La harina de la tinaja no se acabó ni se agotó el aceite de la vasija, conforme a la palabra que el Señor había hablado por medio de Elías» (1 Reyes 17:14-16).
Necesitamos perseverar porque, en la economía de Dios, un poco es suficiente. La pequeña cantidad de harina y aceite de la viuda fue suficiente. Dios le dio lo suficiente para ese día. La porción de maná que los hijos de Israel reunían cada mañana era suficiente. Fue suficiente para alimentarlos ese día.
Ellos no podían recolectar más y guardarlo, la parte guardada se dañaría. Dios solo les hizo tener suficiente, no toneladas, solo lo suficiente. Había otra viuda cuyo aceite fue suficiente para llenar todas las vasijas de aceite en toda la ciudad.
Piensa también en el almuerzo de ese pequeño niño. Eso fue suficiente para alimentar a toda esa multitud; o el pequeño ejército de guerreros de Gedeón que fue suficiente para derrotar a las fuerzas masivas, y la pequeña roca de David que fue suficiente para derribar a ese gigante.
¿Sabes qué? Solo un poco de luz es suficiente para abrir un agujero en la oscuridad. ¡Dios te da lo suficiente para este día, y Su poco es suficiente para ti! Me encantan las imágenes aquí. La harina nos recuerda el pan de la presencia del Señor que se colocaba en la mesa en el tabernáculo. Nos recuerda el pan que representaba el cuerpo de Cristo que fue partido por nosotros y su presencia permanente.
El aceite, que en la Biblia representa alegría, gozo, sanación y el Espíritu de Dios, Dios se lo dio a la viuda todos los días, en una porción adecuada para ese día. Dios te da lo suficiente para cada día y cada demanda, y cada prueba y cada circunstancia, y cada vez que tu prueba esté más allá de lo que crees que puedes soportar, Su poco es suficiente. Y si tienes a Jesús, tú siempre tendrás suficiente.
Ella necesitaba perseverar, porque el oro se refina en el crisol. El nombre de la ciudad es Sarepta, y el nombre Sarepta significa refinamiento. Probablemente habría algunas refinerías allí, una tienda de fundición. ¿Y sabes cómo refinan el oro? Lo calientan. Lo hacen realmente muy caliente y aún más caliente que eso.
Y luego, lo que sucede en ese proceso de calentamiento del oro es que todas las impurezas salen a la superficie, les llaman escorias. Buen nombre, ¿no te parece? Y a veces eso es lo que Dios quiere hacer en nuestra vida, en esos tiempos desérticos, en esos tiempos difíciles, en esos momentos de duras pruebas y en esos momentos de insuficiencia.
Es como si nos metiera en el horno y las cosas se calientan y luego se calientan un poco más y luego ves la luz al final del túnel y corres hacia él, entonces viene otro gran tren que te golpea en los ojos. Y la vida se calienta aún más y más.
Estás siendo exprimida, te están quemando. ¿Pero adivina qué? Toda esa escoria y basura está subiendo a la superficie (y vaya que sube a la superficie, ¿no es así?), para que podamos verla y llevarla a la cruz, y Jesús pueda hacerse cargo de ella, y es así como podemos crecer y ser refinadas.
El oro se refina en el crisol; el carbón necesita ser exprimido para hacer diamantes; ese irritante en la valva de la ostra es lo que forma una perla y el prensado de las aceitunas es lo que da como resultado el aceite más puro. Necesitamos perseverar, porque vendrán las lluvias.
Las lluvias vendrán, ¿por qué? Porque YO SOY es fiel. Él es fiel: «Abriré ríos en las alturas desoladas, y manantiales en medio de los valles. Transformaré el desierto en estanque de aguas, y la tierra seca en manantiales» (Isa. 41:18).
Me encantan las imágenes que usa el salmista cuando habla de la vida, él dice: «¡Cuán bienaventurado es el hombre cuyo poder está en Ti, en cuyo corazón están los caminos a Sión! Pasando por el valle de Baca...» (Sal. 84: 5–6), el cual es un valle de pecado, un valle de sequedad. Un valle, eso es en realidad, el caminar por la vida. Estás en el camino a Sion; tus ojos están puestos en el Señor, en verlo a Él y en ver lo que es realmente verdadero, bueno, correcto y eterno, pero estás atravesando este valle, el Valle de Baca.
Pero a medida que los justos atraviesan el Valle de Baca, «lo convierten en manantial, También las lluvias tempranas lo cubren de bendiciones. Van de poder en poder, cada uno de ellos comparece ante Dios en Sión» (Sal. 84: 6–7). ¡Y todas podemos decir amén!
¿Has experimentado la fidelidad de Dios? ¿Has visto en tu vida que, podría estar en un lugar desierto, pero sabes que hay un manantial para ti y que las lluvias vendrán? Y habrá otro, pero el Señor te guiará a tiempos de renovación de tu espíritu y descanso.
Luego volverás a emprender ese viaje y entonces Él vendrá, y la vida será dura, pero vendrá otra carga de fuerzas. Y Dios nos lleva en este viaje por el camino de Sión, a través del Valle de Baca, de poder en poder, de manantial en manantial, hasta que le veamos. Porque en última instancia, es ahí cuando las lluvias vendrán.
Porque habrá un momento, y esta es la perspectiva correcta, habrá un momento en que no habrá más duelo, ni más lágrimas, ni más tristeza, ni más hambre ni más sed, ¿y cómo lo sé?, porque Dios lo dice.
«El Espíritu y la esposa dicen: “Ven”. Y el que oye, diga: “Ven”. Y el que tiene sed, venga; y el que desee, que tome gratuitamente del agua de la vida» (Apoc. 22:17).
Tú has llevado todo tipo de cargas. En este momento, el Señor solo quiere que las dejes ir. Simplemente haz eso: suelta tu carga, y levanta tus manos.
Oremos:
Padre celestial, gracias por Tu provisión. Gracias por el pan de Tu presencia. Gracias por el aceite de Tu Espíritu, el aceite de la alegría, el aceite de la alegría que derramas sin costo.
Gracias, porque incluso mientras caminamos por esta tierra y por el Valle de Baca, Tú nos llevarás de poder en poder, de manantial en manantial, gracias que tu poco es suficiente y que siempre nos das lo suficiente.
Oro por estas mujeres que no creen que pueden enfrentar el mañana. ¿Les darías una doble porción hoy, para que sepan que tienen suficiente para hoy y que también tienen suficiente para mañana?
Y Señor, que podamos recurrir a Ti siempre en nuestra necesidad, y que nunca, nunca olvidemos que Tú eres el YO SOY, quien es, quien es por nosotros y quien es nuestro Dios. El Señor mi Dios.
Y dilo, ahí donde estás: ¡El Señor mi Dios! Y si no tienes esa perspectiva, si no conoces al Señor como tu Dios, te sugiero que regreses y digas: «No lo conozco como mi Dios; no lo conozco de esa manera. Quiero conocerlo de esa manera».
Él quiere encontrarse contigo hoy, para que antes de irte a dormir puedas decir: «¡El Señor es mi Dios!»
Padre celestial, solo pido por tiempos de refrigerio. Oro que cuando estas mujeres extiendan sus manos para recibir, en su vacío y su necesidad, en aquellas que llegarán al final de sí mismas, que Tú las llenes, por Tu gran misericordia y por Tu gran amor, por lo que hizo Jesús en la cruz para que todo sea posible.
¡Te doy gracias y te alabo porque siempre eres suficiente! Amén.
Nancy: ¡Amén! Y tú, ¿crees que Dios siempre es suficiente? Esto es en lo que Mary Kassian nos ha ayudado a reflexionar a través de esta enseñanza que ella impartió en una de nuestras conferencias True Woman.
Estos son tiempos complicados. Puedes sentir que te estás quedando sin dinero, tiempo o energía. Recuerda lo que Mary nos dijo, «en tiempos de dificultad, necesitamos la perspectiva correcta, necesitamos prioridades correctas y necesitamos perseverancia».
Quiero alentarte a que tomes un momento y le respondas al Señor sobre cómo Él te ha estado hablando a través de esta enseñanza. Pídele a Dios que te muestre cómo puedes depender más de Él, incluso si te encuentras tocando fondo, al final, en el límite de tus capacidades y recursos. Y entonces, cree que Él es fiel y te lo mostrará.
Annamarie: Ciertamente Jesús es suficiente, y siempre—aún en medio de la dificultad—es nuestro fiel Ayudador.
Muchas de nosotras nos frustramos con nosotras mismas cuando ciertas áreas de nuestras vidas no van como quisiéramos, o simplemente nos damos por vencidas en medio de las luchas. Esto nos hace preguntarnos, ¿a quién le corresponde hacer a los cristianos más como Jesús? ¿Es trabajo de Dios? ¿Es nuestra responsabilidad?
Del Fehsenfeld: Jesús y el camino de la gracia no te transformarán. Él te va a invitar, va a proporcionarte los recursos, pero lo que en realidad quiere en este proceso, son amigos. No quiere un robot. Él quiere tu voluntad. Él quiere tu intención. Esto involucrará tu corazón, tu alma, tu mente, tu fuerza. Esto implicará tu amor.
Annamarie: Escucha más acerca de esto en tu próximo programa de Aviva Nuestros Corazones.
Recordando la fidelidad de Dios juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
La lectura para hoy en el reto Mujer Verdadera 365 es 2 Crónicas capítulos 19 al 21.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
Dios Ayudador, Por Siglos Fiel, Jonathan & Sarah Jerez, Periscopio ℗ 2017 Jonathan & Sarah Jerez.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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Recursos del Episodio
Serie «Un nuevo aliento de vida»
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