Por qué Jesús modeló la sumisión
Annamarie Sauter: En momentos en que piensas que tu esposo está tomando malas decisiones, ¿cómo luce la sumisión? Con nosotras Cindy Easley.
Cindy Easley: Cuando abordas a tu esposo respetuosamente con las palabras correctas y de todas formas él elige tomar la decisión, ¿cuál es tu conducta? ¿Cómo reaccionas? ¿Dices «ok cariño», y todavía muestras amor? ¿O gritas, lloras, pataleas y haces lo contrario?
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
En los dos últimos programas has estado escuchando una conversación entre Nancy DeMoss de Wolgemuth y Cindy Easley. El concepto que la Biblia nos presenta acerca de la sumisión es muchas veces malentendido o rechazado, pero ellas nos han ayudado a ver lo hermoso que es que una esposa use sus fortalezas para apoyar el liderazgo de su esposo.
Esta conversación es parte de la serie titulada, «El …
Annamarie Sauter: En momentos en que piensas que tu esposo está tomando malas decisiones, ¿cómo luce la sumisión? Con nosotras Cindy Easley.
Cindy Easley: Cuando abordas a tu esposo respetuosamente con las palabras correctas y de todas formas él elige tomar la decisión, ¿cuál es tu conducta? ¿Cómo reaccionas? ¿Dices «ok cariño», y todavía muestras amor? ¿O gritas, lloras, pataleas y haces lo contrario?
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
En los dos últimos programas has estado escuchando una conversación entre Nancy DeMoss de Wolgemuth y Cindy Easley. El concepto que la Biblia nos presenta acerca de la sumisión es muchas veces malentendido o rechazado, pero ellas nos han ayudado a ver lo hermoso que es que una esposa use sus fortalezas para apoyar el liderazgo de su esposo.
Esta conversación es parte de la serie titulada, «El Manifiesto de la Mujer Verdadera: Afirmaciones, parte 2». Aquí está Nancy con nosotras.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Cindy, encuentro que a menudo cuando estoy enseñando sobre algo, sucede que esa enseñanza me viene a la práctica en situaciones de la vida diaria. Muchas veces soy probada en esa misma área en que estoy enseñando. Por ejemplo, he estado enseñando he estado enseñando sobre la mansedumbre y me encontré a mí misma no siendo mansa constantemente o quizás estaba más alerta de fallar en esa área, pero eso se convirtió más que nada en un campo de batalla por un tiempo.
Me pregunto, nunca he escrito un libro acerca de la sumisión y espero no hacerlo, pero tú ya hiciste esa tarea. Entonces te pregunto, en la medida en que escribías sobre ese tema, te viste a ti misma luchando en esa área y quizás diciendo: «No sé nada acerca de la sumisión. He reprobado este curso. ¿Cómo puedo yo escribir un libro acerca de la sumisión?»
Cindy: Por supuesto, yo creo que el próximo libro que voy a escribir será sobre «riquezas», ¡y confío en que lleguen a mí!
Eso es tan real, especialmente mientras estuve entrevistando a estas mujeres, porque yo veía mis propias fallas en el área de la sumisión. Cuando comencé a escribir pensaba que ya tenía eso bajo control. Pero luego ellas venían y se quejaban y hablaban de tener que servir al marido que estaba incapacitado o enfermo. En ese tiempo Michael sufría de problemas severos de espalda, y mientras yo escribía este libro él atravesaba severos dolores de espalda. Había pasado por una cirugía de espalda y no estaba trabajando en ese momento.
Así que todo esto se hizo realidad en mi propio hogar cuando veía estos modelos delante de mí y pensaba, «okay, ¿qué haría Gwen? ¿Qué haría Mel? ¿Cómo se comportaría Susan en este caso?» Fue de mucha ayuda para mí; me trajo convicción tenerlas a ellas delante de mí. Estuve muy contenta cuando terminé el libro y pude moverme hacia adelante con otra cosa.
Además, en la medida en que estudiaba sobre la sumisión, me di cuenta de que no puedes separar la sumisión de la humildad. La humildad es el punto clave. Mientras estudiaba la humildad de Jesucristo, que volvió mi corazón hacia Él, eso me abrió los ojos a lo que realmente es la sumisión. Mientras escribía el libro, Dios me mostraba mi orgullo y eso fue doloroso. Él me ponía en situaciones donde mi ego salía a relucir un poco y me lo mostraba. «Cindy, no me agrada que tú tengas este tipo de ego o que tengas ese orgullo».
Ni siquiera se trataba de mi matrimonio, en algunos casos. También fuera del matrimonio, en mi carácter, entendiendo que yo no estaba viviendo la verdadera humildad basada en mi fe en Cristo y en el ejemplo de Cristo.
Nancy: El ejemplo de Cristo es una cosa tan poderosa aquí. Cuando piensas en Filipenses capítulo 2, al cual tú haces referencia en tu libro, específicamente en el versículo 3 donde dice: «Nada hagáis por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo». Esto va para los esposos, para los hijos, para los amigos.
Cindy: Sí, correcto.
Nancy: Filipenses 2:4, dice: «No buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás». ¿No es cierto que cuando estamos teniendo enfrentamientos, discusiones, lo que realmente estamos considerando es «¿qué es lo mejor para mí?»
Cindy: Sí, claro, es como si todo se tratara de nosotras.
Nancy: Él sigue diciendo en Filipenses 2:
«No mires (primariamente) tus propios intereses, sino también los intereses de los demás. Haya, pues, en vosotros esta actitud que hubo también en Cristo Jesús, el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, (Él no se aferró a sus derechos siendo Dios) sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. Y hallándose en forma de hombre (ya esto de por sí era una humillación) se humilló a sí mismo, (más aún) haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz» (vv. 5-8).
Ese es el evangelio.
Cindy: Sí, yo pienso que este es el texto más hermoso de la Biblia. Entender que Jesucristo renunció a sus derechos para venir a la tierra como un hombre y sufrir hambre, dolor, humillación y traición, por las mismas personas que Él vino a salvar. Eso para mí habla con un volumen muy alto de que yo debo ceder mis derechos para servir a mi esposo y a mi familia.
De nuevo, no estamos hablando de esclavitud. Estamos hablando de servir piadosamente, considerando al otro como más importante que a uno mismo.
Nancy: Hay algo poderoso acerca de la influencia que una mujer tiene en la vida de su esposo, en su matrimonio, cuando ella está dispuesta a hacer, a tomar la decisión, la elección de someterse.
Cindy: Sí. Una cosa que también descubrí es que cuando una mujer se somete a su esposo, él comprende la magnitud de la seriedad de su liderazgo porque él sabe que ella lo va a seguir, y entonces sabiendo esto él reconoce, «tengo que abrazar este rol y hacerlo lo mejor que pueda».
Así que, nuestra influencia, la manera como nos alineamos a la autoridad de nuestros esposos, la manera como les respetamos, cambiará a nuestros esposos en la misma medida en que nos cambia a nosotras.
Nancy: Es una poderosa motivación.
Cindy: Sí. Es una motivación poderosa.
Nancy: Porque él ahora se da cuenta, «soy responsable ante Dios. No estoy en una batalla contra mi esposa. Debo rendirle cuentas a Dios.
Cindy: Así es. Yo creo que él siente el peso de su rol y su rol es mucho más pesado que el nuestro en que él es responsable de liderar a su familia apropiadamente.
Hubo algo más. Tú sabes... Dios trabaja varias cosas a la vez en tu vida. Mientras escribía este libro, estaba en el libro de Lucas en mi devocional personal. Hay otro ejemplo de la sumisión de Jesús que nunca había visto antes y está de Lucas 2:41 en adelante. ¿Recuerdas cuando Jesús tenía 12 años y fue llevado al templo por primera vez?
Ya había acabado el tiempo en el templo y sus padres estaban retornando a su casa, ellos pensaban que él estaba con la caravana. Cuando se dieron cuenta de que no estaba, desde luego, entraron en pánico, como cualquier padre. Volvieron sobre sus pasos y finalmente encontraron a Jesús en el templo. Ellos le dieron un pequeño discurso allí. María quiso ponerlo en su lugar, como cualquier mamá de un jovencito de 12 años.
Nancy: La puedo imaginar respirando profundo ahí.
Cindy: Seguramente aliviada de haberle encontrado pero enojada de que él no estuviera donde estaba supuesto a estar.
Nancy: «¿Qué estabas haciendo?»
Cindy: Así mismo, y el próximo verso dice: «Y descendió con ellos y vino a Nazaret, y continuó sujeto a ellos..» (Lucas 2:51) Y pienso, «bien... espera un minuto, este es Jesús, el Rey de reyes, el Señor de señores, el Príncipe de paz que se está poniendo a sí mismo bajo sumisión a sus padres terrenales falibles». Esto me habló tan fuerte, porque era como si Dios me estuviera hablando y diciendo, «Cindy, ¿ves? Jesús se sometía a humanos falibles y también tú debes hacerlo». Esto realmente fue una llamada de atención para mí. De nuevo, yo estaba en medio de escribir este libro y al mismo tiempo entendiendo muchas cosas.
¿Puede estar más claro? Dios quiere lo mismo de nosotras. Nosotras, todas, tenemos áreas que debemos someter a alguien o estamos sujetas a reglas, a gobiernos, a autoridades y a nuestros jefes. Esta sumisión no está ahí para hacernos daño, así como tampoco le hizo daño a Jesús el someterse a sus padres terrenales.
Nancy: Así es, y tú señalas algo que pienso que es muy importante. No estamos insinuando que aquel que está en autoridad, ya sea el esposo por ejemplo, que es de quién hablas en el libro, sea infalible, que siempre estará en lo correcto. No estamos diciendo eso para nada. Aún el esposo más piadoso, y pienso que esto es importante decirlo porque es muy fácil para una mujer cuyo esposo no está caminando con el Señor decir: «Bueno, es que tu esposo es un pastor; tu esposo conoce las Escrituras, él es un hombre piadoso, él es un buen líder, pero mi esposo no es así». No hay esposo—no importa como luzca por fuera—no hay uno que siempre esté en lo correcto. Ellos cometen errores. Ellos son falibles como nosotras también somos falibles. De manera que lo que tú estás diciendo es que la sumisión también aplica aún cuando se trata de un líder falible.
Cindy: Sí, sí así es, exactamente. Entrevisté a dos mujeres para el libro. Una de ellas, Susan, está casada con un no creyente, y Carol que está casada con un alcohólico en recuperación. Ninguno de los dos es un hombre piadoso guiando el hogar y aun así estas dos mujeres han decidido colocarse bajo la autoridad de sus esposos. Ellas han visto a Dios usar las malas decisiones de sus esposos para guiar a la familia, y más importante aún, para guiar a sus esposos a Él mismo.
Yo pienso muy a menudo que nos gustaría poder tomar todas las decisiones correctas o que nuestros esposos fueran piadosos, y de esa manera, interferimos con lo que Dios quiere hacer en sus vidas porque creemos que estamos siempre en lo correcto, o que si no hacemos algo de «esta forma», no va a funcionar.
El caso de Susan, hablando de lo que es estar casada con un esposo no creyente, fue de mucha ayuda y entendimiento. Ella habló mucho de las cosas incorrectas que ella había hecho durante los primeros años de matrimonio mientras ella trataba de ganar a su esposo para Cristo. Leía la Biblia delante de él, le rogaba que fuera a la iglesia, y lo hacía sentir mal cuando no iba y lo miraba despectivamente cuando ella salía hacia la iglesia.
Nancy: Se ponía de rodillas en las noches.
Cindy: Sí. Se arrodillaba en las noches como queriendo que él la viera orar. En la medida en que ella entendió que esas cosas lo alejaban más—realmente ella lo que estaba siendo era religiosa, no una persona fiel—ella finalmente empezó a entender esto y comenzó a respetar y a amar a su esposo, ella vio asombrosos cambios en él. Ahora bien, él no ha aceptado a Cristo todavía, pero ciertamente él está más cerca de hacerlo ahora, que cuando ella manifestaba esa conducta.
Nancy: Y él no está en contra de ella.
Cindy: No, no está en contra de ella. Nancy, sacas a relucir un buen punto con relación a las mujeres, «si tan solo mi esposo fuera esto o aquello». Cuando tu esposo es el pastor y las mujeres lo ven arreglado en la mañana del domingo y él ha estudiado la Palabra de Dios y entrega un excelente sermón, ellas piensan, «si tan solo estuviera casada con él o si mi esposo tan solo fuera como él...»
Nancy: Ellas piensan que durante toda la semana ustedes han estado teniendo reuniones de oración y que él ha estado leyendo la Biblia.
Cindy: Sí, así mismo, como si lo único que hiciéramos fuera hablar acerca de la Biblia todos los días por horas y horas en nuestra casa. Michael y yo nos deleitamos en disipar algunos de esos mitos porque nosotros oramos juntos pero no estudiamos la Biblia juntos. Nosotros conocemos muchos matrimonios que lo hacen así y pensamos que es algo maravilloso. Pero nunca ha funcionado para nosotros; sobre todo porque ambos somos muy egoístas con nuestro tiempo con Dios. Así que nosotros estudiamos separadamente y luego hay días en que le digo, «oh, no te imaginas lo que leí hoy».
Justo esta semana pasada Michael y yo estábamos caminando. Él me estaba hablando de algo que estaba leyendo y yo le dije, «yo leí lo mismo». Pero yo estaba en Hebreos, Hebreos 11 leyendo las historias de cada uno de los hombres y mujeres que están listados en la galería de la fe. Al mismo tiempo él estaba leyendo en uno de los libros de Samuel. Así que nosotros estábamos leyendo la misma historia pero en diferentes libros de la Biblia.
Y entonces es verdaderamente divertido hablar sobre algunas de las cosas que Dios nos está enseñando pero no nos sentamos juntos y decimos, «ahora abre tu Biblia en Efesios versículo 1».
Así que queremos disipar algunos de esos mitos que tú no tienes que tener en tu matrimonio para que luzca así, para que luzca «como un matrimonio sólido y piadoso».
Nancy: Yo quiero volver al tema de desear que él tome decisiones perfectas y que todo esté correcto. Pienso que todo esto de las expectativas es algo que puede ser realmente dañino para una esposa y su matrimonio. Expectativas acerca de cómo debe lucir un líder espiritual. Escuchamos esto de mujeres todo el tiempo: «mi esposo no es un líder espiritual».
¿No piensas que las mujeres tienen una imagen en su mente de cómo debe lucir un líder espiritual y entonces ellas quedan decepcionadas?
Cindy: Sí, eso pienso. Personalmente, creo que ellas piensan de manera irreal. Pienso que leen un libro de alguien, que trata de cómo hacer devocionales nocturnos y que ha escrito doce libros sobre devocionales de niños y ellas piensan, «bueno, mi esposo no ha escrito un libro de devocionales para niños».
Nancy: Y probablemente nunca lo hará.
Cindy: Sí, nunca lo harán y quizás hacen devocionales.
Sumisión no significa que tú renuncias a tener influencia espiritual en tu hogar. Quizás tú puedas acercarte a él para preguntarle, ¿te importaría si les leo este texto bíblico a los niños esta noche? Esto constituye sumisión piadosa y es como si él mismo lo estuviese haciendo. Quizás podrías decirle, «hey, yo leí esto hoy, ¿qué tal si les lees esto a los niños esta noche? Creo que podría ser algo divertido».
Tú conoces a tu esposo y sabes a lo que él pudiera ser receptivo, y se trata de que tengas una actitud de respeto mientras lo ayudas a crecer, pero no menospreciarlo ni decirle algo como, «si fueras más como el esposo de Joanna», o cosas así.
Nancy: Y no ponerlo a él en una posición en la que él piense que va a lucir como un tonto.
Cindy: Claro, esa parte también. Nunca querrás que él se sienta como que él es menos líder o menos hombre porque no llena tus expectativas.
Nancy: Algo más que dijiste hace un momento saca a la luz todo este asunto sobre el control. Nosotras las mujeres arreglamos cosas, queremos que las cosas estén bien. Y pienso que tenemos esa clase de instinto, si no sentimos que él lo está haciendo bien, entonces queremos corregir eso. Queremos corregirlo, queremos cambiarlo, queremos arreglarlo, y los hombres no necesariamente responden con júbilo a ese tipo de esfuerzo de parte de su esposa.
Cindy: Yo pienso que ese es un comentario acertado. Yo no creo que haya que agregar nada. Yo creo que debemos permitirles caer. Necesitamos darles a nuestros esposos el permiso de tomar una mala decisión. Todas nosotras tomamos malas decisiones.
Hace algunos años leí un estudio acerca de gerencia. Decía que no es que los buenos gerentes tomen mejores decisiones que los que no son tan buenos, sino que simplemente toman más decisiones.
Piensa acerca de esto de esta manera: si tú tienes veinte decisiones que tomar en una semana pero solo tomas cinco decisiones y en cada una de ellas das en el clavo, todavía tienes quince decisiones que no resultaron en nada. Así que si tu esposo es un buen gerente, él va a estar tomando muchas decisiones, algunas de las cuales no serán buenas, pero eso está bien.
¿No es maravilloso que Dios pueda lidiar con nuestras fallas? Él no está preocupado porque nosotras tomemos malas decisiones.
Nancy: Pero aun diciendo, «está bien que algunas de esas decisiones no sean las mejores» a muchas mujeres les cuesta mucho sentir eso, pensar así. Lo que estamos pensando es, «yo tengo miedo, algo va a ir mal, algo va a salir mal». ¿No piensas que hay mucho miedo y que eso nos hace tener esta reacción instintiva de tomar las riendas y de asegurarnos… quizás es solo orgullo, temor, no sé.
Cindy: Sí, creo que sí. Creo que es temor. Todo lo que te puedo decir es que respires profundo y déjame decirte que algo irá mal y algo se va a venir abajo. Pero nosotras aprendemos más a través de nuestros momentos difíciles. Nos acercamos más a Cristo o nuestros esposos se acercarán más a Cristo en medio de la dificultad, más aún que cuando todo anda perfecto. No te preocupes. Respira profundo. Habrá malas decisiones en tu semana, en tu mes, en tu año y vas a sobrevivir.
En lo que Michael y yo tenemos nuestros mayores problemas es en todo lo que se refiere a los chicos. Él dice que ellos no deberían hacer eso y yo pienso que ellos sí deberían hacerlo. Ha habido momentos en los que él ha tomado una decisión. Michael tiende a ser más un padre crítico y yo soy más bien la parte compasiva.
Así que hay momentos cuando enfrentamos un asunto disciplinario y Michael va a ser muy duro con el niño. Quizás le termine quitando a Devon la TV por un mes, puede impedirle a alguna de las niñas hacer algo que ella había estado planeando hacer, o por algún comportamiento, él les podría decir, «tú no vas a hacer eso como consecuencia de este comportamiento o esa acción. Luego, lo que hemos encontrado o de lo que me he dado cuenta es de que esa no era la mejor manera porque entonces pasamos semanas limpiando esa consecuencia. Sería más fácil mover su corazón de una manera diferente.
De todas maneras, como esposa, mi rol es respaldar esa decisión aun si no estoy de acuerdo con ella y no poner a mi hijo contra mi esposo. Lo respaldo independientemente de que yo esté de acuerdo o no, y le digo, «tu papá y yo hemos decidido» o «tu papá y yo hemos acordado». Es la mejor manera de mostrarle respeto.
Y sabes Nancy, cuando nuestros esposos toman decisiones que involucran a nuestros hijos, quizás no sean las mejores decisiones, pero nuestros hijos lo superarán. Nosotras pensamos que es el fin del mundo. En un año el niño ni siquiera recordará o se reirá acerca de esto.
Nancy: Así es, y hay probablemente más consecuencias negativas cuando ellos sienten esa división entre los padres.
Cindy: Sí sí, estoy totalmente de acuerdo. Así es.
Nancy: Me alegra que lo hayas dicho —estoy tan contenta que lo mencionaste y lo ilustraste—porque esto no quiere decir que tú no le digas lo que piensas a tu esposo. Esto no quiere decir que tú no le hagas saber tu punto de vista. Es una cuestión de cómo lo dices y también de decirlo con el espíritu correcto.
Cindy: Sí, correcto. Cuando vemos a nuestros esposos ir por un camino que es destructivo para ellos o para la familia, creo que es nuestro deber como esposas acercarnos a ellos amorosamente, respetuosa y tiernamente. Algo que menciono en el libro, que es algo que me animo personalmente a hacer, es «la regla de los tres días». Descubrí esta regla leyendo el libro de Ester.
Recuerdas Nancy cuando Mardoqueo le pidió a Ester ir al rey y ella dijo: «Dame tres días para ayunar y orar, y luego iré». Ella tomó la decisión de ir al rey. Ella no le preguntó a Dios, ¿voy o no voy? Ella le preguntaba a Dios: «¿Qué debo hacer? ¿Cómo me acerco a él para ganar el favor de mi esposo?»
Yo hago lo mismo, yo espero tres días para darme… Ahora, yo admito que yo no ayuno usualmente durante los tres días, pero sí paso tiempo en oración y pensando sobre aquello que quiero hablarle. Algunas veces me doy cuenta de que durante esos tres días, el asunto se ha esfumado. Realmente no era importante. Quizás era mi asunto y no el de mi esposo. Pero a menudo me da tiempo suficiente para ir, y acercarme de manera respetuosa, con las palabras correctas, me da tiempo de verdaderamente pensar lo que quiero decir.
Yo pienso que cuando nuestros esposos entienden que nos estamos acercando queriendo lo mejor para ellos, volviendo a Filipenses 2, cuando ven que sus intereses son más importantes que los nuestros, cuando ellos entienden esto, están dispuestos a escuchar.
Ahora, aquí es donde entra la sumisión: Cuando abordas a tu esposo respetuosamente con las palabras correctas y de todas formas él elige tomar la decisión, ¿cuál es tu conducta?, ¿cómo reaccionas? ¿Dices, «okey cariño» y todavía muestras amor? ¿O gritas, lloras, pataleas y haces lo contrario? Esta no es una actitud sumisa.
Sumisión es tu deseo de cooperar, especialmente cuando tú no estás de acuerdo. De hecho, realmente no es sumisión cuando estás de acuerdo con algo. La sumisión entra en juego cuando no estás de acuerdo.
Nancy: Eso es correcto. Cindy, creo que Dios ha estado hablando a las oyentes mientras hemos estado conversando. Quizás les ha hablado a mujeres que se encuentran en esa misma etapa, donde se han estado resistiendo y no tienen la disposición de cooperar. Quiero decirles a nuestras oyentes, como a menudo decimos aquí en Aviva Nuestros Corazones, no es suficiente solo escuchar la verdad. Dios quiere que seamos hacedoras de la verdad.
Quizás en este momento necesites ondear la bandera blanca de rendición al Señor. Primero ondearla delante de Él y decirle, «Señor, yo quiero ser, yo estoy dispuesta a ser la ayuda, la sierva, el miembro del equipo, la pareja en mi matrimonio que Tú quieres que yo sea. ¿Me darías la gracia para elegir hacerlo, para tener un corazón sumiso y luego vivirlo de una manera que te traiga gloria?»
Annamarie: No podemos glorificar a Dios como esposas sumisas sin el poder de Dios. Nancy DeMoss de Wolgemuth nos ha estado apuntando a ese poder. De igual manera, necesitas conocimiento bíblico, y nos gustaría ayudarte a crecer en el conocimiento de la Palabra de Dios.
Es por esto que te invitamos a la conferencia Mujer Verdadera, titulada, «Arraigadas». Esta se llevará a cabo en la ciudad de Monterrey, México, los días 13 y 14 de marzo del año 2020. Inscríbete hoy y unidas anclemos nuestras vidas en Cristo y su Palabra.
Bueno, quizás has estado escuchando la conversación que hemos estado transmitiendo estos días, has entendido la sumisión como la define la Biblia, pero piensas: «¿Cómo me someto a un esposo cuyas decisiones van en contra de la Palabra de Dios?» «¿Es posible someterse a la autoridad y al mismo tiempo tratar temas difíciles?»
Descubre cómo ser honesta y honrar al mismo tiempo, mañana, aquí en Aviva Nuestros Corazones. ¡Te esperamos!
Ayudándote a descubrir y a abrazar el diseño de Dios para tu vida, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
Soberano Salvador, Jonathan & Sarah Jerez, Vivir Es Cristo ℗ 2013 Jonathan & Sarah Jerez
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Recursos del Episodio
Serie: «Fundamentos del Manifiesto de la Mujer Verdadera»
Serie: «El manifiesto de la mujer verdadera: Afirmaciones parte 1»
Libro: «Escoja Perdonar»
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