Pequeñas decisiones
Debora: Sabes, las pequeñas decisiones que tomas tienen un gran impacto en el resto de tu vida. Aquí está Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Si no estoy dispuesta a permitir que Dios controle mi vida en las áreas de lo que como, cómo uso mi tiempo y cómo hago mi trabajo, si no soy disciplinada en esas áreas, disciplinada por el Espíritu de Dios, entonces ¿qué me hace pensar que cuando esté bajo presión seré moralmente disciplinada?
Debora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 11 de enero de 2023.
¿Alguna vez has deseado que tus debilidades de carácter cambien en un abrir y cerrar de ojos?, ¿que aquellas cosas con las que luchas se esfumen? Y es que en las áreas más prácticas de la vida necesitamos desarrollar dominio propio y disciplina. Hoy Nancy nos lleva a …
Debora: Sabes, las pequeñas decisiones que tomas tienen un gran impacto en el resto de tu vida. Aquí está Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Si no estoy dispuesta a permitir que Dios controle mi vida en las áreas de lo que como, cómo uso mi tiempo y cómo hago mi trabajo, si no soy disciplinada en esas áreas, disciplinada por el Espíritu de Dios, entonces ¿qué me hace pensar que cuando esté bajo presión seré moralmente disciplinada?
Debora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 11 de enero de 2023.
¿Alguna vez has deseado que tus debilidades de carácter cambien en un abrir y cerrar de ojos?, ¿que aquellas cosas con las que luchas se esfumen? Y es que en las áreas más prácticas de la vida necesitamos desarrollar dominio propio y disciplina. Hoy Nancy nos lleva a profundizar en esto y más, al continuar su estudio sobre el poder transformador del amor redentor de Dios.
Nancy: El día de hoy continuamos con el capítulo 2 de nuestro estudio del libro de Rut. La palabra que resalta para mí en este capítulo es la palabra refugio. Veremos que Rut encuentra refugio. La gracia de Dios se convierte en su refugio a pesar de ser viuda –una extranjera que ahora vive en la tierra de Israel, que regresó con su suegra, Noemí, a Belén desde la tierra de Moab.
Pero ella está muy sola porque es viuda y extranjera en esta cultura, y está viviendo con una suegra amargada y frustrada. La Escritura nos da un pequeño vistazo de lo que viene, y nos dice que «Noemí tenía un pariente de su marido, un hombre de mucha riqueza, de la familia de Elimelec (el esposo de Noemí), el cual se llamaba Booz».
Recordemos la ley del pariente redentor: la provisión de Dios donde un pariente podía ayudar a sus familiares empobrecidos. Vamos a ver más de esto a medida que avancemos en los capítulos que nos quedan del libro de Rut.
Pero aquí se nos dice algo, algo de lo que Rut y Noemí no tenían ni idea en ese momento. Aunque ellas se encuentran entre las personas más pobres del país, Noemí tiene un pariente rico, quien de hecho, se convertiría en su redentor.
Y con frecuencia, en las circunstancias de la vida –cuando nos sentimos atrapadas, solas y asoladas por la pobreza, ya sea literalmente o en nuestro espíritu– sentimos que no hay lugar a donde acudir. Lo que no sabemos es que Dios conoce el resto de la historia, que Dios tiene una provisión lista, y que a Su manera y en Su tiempo, Él traerá esa provisión para sostener nuestras vidas.
Ahora, al comenzar en el capítulo dos, vemos algunas cosas de Rut. No escuchamos mucho sobre Rut en el capítulo uno; nos enfocamos un poco más en Noemí. Y en Rut, vemos en esta porción, un contraste con Noemí en varios aspectos. Veremos que Rut tenía una visión de Dios muy diferente a la que tenía Noemí.
Vimos que Noemí llegó a ver a Dios como su enemigo. Ella lo dijo una y otra vez en el capítulo uno: «El Señor ha dado testimonio contra mí y el Todopoderoso me ha afligido». Siento que Dios no ha sido justo conmigo, que las circunstancias que han llegado a mi vida son culpa de Dios. Si Él hubiera estado realmente alerta, no habría dejado que estas cosas vinieran a mi vida.
Ahora, nunca diríamos esas palabras, pero a veces nos sentimos tentadas a sentirnos de esa manera y pensar que eso podría ser cierto. Pero veremos en Rut una visión totalmente diferente de Dios cuando veamos el capítulo dos.
Como resultado de su visión de Dios, Rut tenía un espíritu muy diferente al de Noemí. No vemos en Rut una pizca de amargura ni del resentimiento que vimos salir de la vida de Noemí. Simplemente no está ahí. Hay libertad, dulzura, plenitud y liberación en su vida. Hay belleza ahí. Eso es lo que hace a una mujer verdaderamente hermosa.
Vamos a ver en esta mujer las cualidades de la virtud. De hecho, muchas de las cualidades que veremos en la vida de Rut son las mismas cualidades que se enumeran en Proverbios 31 de la mujer virtuosa.
Según la tradición judía, el rey Salomón escribió Proverbios 31 después de que su madre, Betsabé, le contara esta historia cuando Salomón era joven. Y quizás ella le habló sobre su antepasado, Rut, que habría sido tatarabuela de Salomón. O quizás le estaba describiendo esta mujer a su hijo, enseñándole las cualidades que debía buscar en una esposa.
Así que en Rut podemos ver un retrato de una mujer hermosa y piadosa. Vemos en ella el fruto de la verdadera conversión. Y si ustedes y yo nos hemos convertido verdaderamente, daremos frutos y evidencias de una conversión genuina.
Ahora, eso no significa que un día después de que nos convertimos, de repente ya nos parecemos a Jesús. Hay un proceso que se llama santificación.
Y quiero aprovechar para animar a las jóvenes que nos escuchan a entender lo que nos habría gustado saber a algunas de nosotras –que ya somos mujeres mayores– cuando éramos jóvenes. Quiero motivarte a que este tipo de mujer, como Rut, sea tu modelo a seguir. No tomes tu visión de la feminidad de las mujeres de la televisión, de las mujeres de las revistas, de las mujeres que son las heroínas de nuestra cultura. Lo que verás en el mundo es todo lo contrario a lo que verás en esta mujer. Mi oración por ustedes, jóvenes, es que se conviertan en «Ruts», que tengan este tipo de espíritu. Este es el fruto del Espíritu producido en la vida de Rut.
Puedo leer esta historia y comenzar a sentirme tan lejos, tan diferente al espíritu que veo en Rut. Y luego recuerdo que el mismo Espíritu que vino sobre Rut, en el sentido del Antiguo Testamento, vive en mí. Cristo en mí es mi esperanza de gloria. Él es quien me está formando y transformando, y Él va a producir estas cualidades, este fruto, en mi vida.
Ahora vayamos sobre este capítulo. Esto nos tomará los próximos días. Vamos a seleccionar algunas de las cualidades que vemos en la vida de Rut y que queremos que se conviertan en una realidad en nuestras vidas como mujeres.
«Y Rut la moabita dijo a Noemí: “Te ruego que me dejes ir al campo a recoger espigas en pos de aquel a cuyos ojos halle gracia”. Ella le respondió: “Ve, hija mía”. Partió, pues, y espigó en el campo en pos de los segadores» (2:2–3a).
Muchas de ustedes quizás están familiarizadas con el concepto de espigar en el Antiguo Testamento. Pero para aquellas de ustedes que no lo están, recordemos que esta era una provisión en el Antiguo Testamento para los pobres. Era como un sistema de parte de Dios para proporcionar ayuda. Era la provisión de Dios para las necesidades de los pobres y los desamparados. Reflejaba una preocupación por los que no tenían nada.
La ley requería que los segadores, cuando llegaba el momento de la cosecha, no trataran de recoger todo el grano de cada rincón del campo. Debían dejar algo, dejar algunas sobras. Entonces los pobres de la tierra podrían venir y recoger lo que habían dejado los segadores.
Vemos aquí que Rut toma la iniciativa. Cuando ella y Noemí regresaron a Belén, era la época de la cosecha, por lo que era demasiado tarde para plantar su propio grano y cosecharlo. Así que, llegaron como dos viudas muy necesitadas, solas en el mundo, y hasta donde ellas sabían, sin un hombre que proveyera para ellas.
Muchas personas en tiempos de necesidad esperan que otros provean para ellos, dicen: «Se supone que alguien debe satisfacer mis necesidades en este momento». Pero vemos aquí en Rut la disposición humilde de servicio. Antes de ponerse a reclamar, hizo lo que Dios había dispuesto para ella hacer en ese momento.
No la vemos lloriquear, quejarse o reclamar. Sé que hay muchos detalles que no se nos cuentan en la historia, pero la he leído muchas, muchas veces a lo largo de los años. Y veo aquí a una mujer que está en quietud, en reposo, en paz, y que está dispuesta a trabajar duro –y pienso que fue una mujer que vio el trabajo como un privilegio.
El trabajo es santo, y más si es un trabajo que Dios te ha encomendado. Hoy no salimos a recoger espigas. La mayoría de nosotras no vamos al campo a hacer este trabajo manual tan duro. Pero en nuestros hogares hay labores por hacer. Ese trabajo puede hacerse con un corazón amoroso. Rut no estaba haciendo esto solo para ella misma; también estaba cuidando de su suegra viuda. Estuvo dispuesta a trabajar, pero creo que probablemente consideraba el trabajo como un privilegio.
El trabajo puede convertirse en un acto de adoración. Hay aspectos de mi trabajo que me encantan. Estar sentada aquí teniendo este tipo de sesiones, me encanta hacer esto. Lo que no me encanta es el trabajo agotador que implica la preparación. Esa es la parte desafiante, difícil y extenuante.
Me encanta tener un hogar donde pueda mostrar hospitalidad y usar ese hogar para ministrar a los demás. Lo que no me encanta, sinceramente, es lo que tienes que hacer para que una casa esté presentable para las visitas. No me encanta limpiar, lavar platos, cortar verduras y frutas para invitar personas a comer. Esa es la parte más agotadora. Esa es la parte por la que no recibes muchos agradecimientos. Esa es la parte que quizás nadie ve.
Pero veo en Rut a una mujer que ve el trabajo como un privilegio porque lo hace por amor, y por esto se convierte en un acto de adoración y devoción a Dios.
Ella dice que quiere ir al campo detrás de «cualquiera a cuyos ojos halle favor». Luego leemos esta pequeña frase: «Y fue a la parte del campo que pertenecía a Booz, que era de la familia de Elimelec» (v.3b).
Quiero hacer un par de comentarios aquí: En primer lugar, recordemos el primer versículo del capítulo dos donde dice que Booz era un rico terrateniente, pariente del difunto esposo de Noemí. Rut y Noemí no se dan cuenta del significado de ese hecho en ese momento.
Entonces, desde su punto de vista, cuando Rut llega a este campo de Booz, esto parece totalmente una casualidad. La frase aquí es «y resultó…» Creo que algunas de sus traducciones dicen: «y fue a la parte del campo que pertenecía a Booz». Me encanta la versión Reina-Valera (RV60) aquí, donde dice: «y aconteció que aquella parte del campo era de Booz». Esa es una forma antigua de decir que desde su perspectiva esto era casualidad.
Sabemos, como aquellas que vivimos bajo la soberanía de Dios, que no existe tal cosa como «la casualidad», para entrar en ese campo o en una determinada circunstancia de la vida. Nos damos cuenta de que Dios controla todas las circunstancias de nuestra vida y no hay coincidencias con Él, incluso nuestros encuentros aparentemente casuales están bajo Su cuidado.
Trato de recordar esto intencionalmente en el transcurso de mi día a medida que suceden las interrupciones. Intento ser sensible al hecho de que Dios está orquestando los encuentros en mi vida. De hecho, puedo mirar hacia atrás toda mi vida y ver las decisiones que tomé cuando no tenía idea de hacia dónde me llevarían, o las personas que conocí cuando no tenía idea de la influencia que tendrían en mi vida.
No tenía idea de cómo Dios estaba orquestando todas esas piezas para unir lo que aún es en gran parte un misterio para mí, porque todavía no estoy en Su presencia. Pero en lo que ahora realmente confío, no es en las circunstancias, ni en la casualidad, sino en que Dios está controlando soberanamente todos los eventos de mi vida.
El versículo 4 nos dice: «En ese momento vino Booz de Belén, y dijo a los segadores: "El Señor sea con ustedes". "Que el Señor te bendiga", le respondieron ellos».
Me gusta este saludo que Booz les da a sus trabajadores. Nos da una muestra de su carácter. Ya hemos visto que era un hombre rico y que era pariente de Elimelec. Pero realmente no hemos visto nada de su corazón hasta este momento. Veremos que es un hombre de Dios. Es un hombre sabio. Es un hombre con un corazón para Dios.
Me encanta la forma en que incluso saluda a sus empleados –a sus trabajadores. Incluye a Dios en la conversación, las relaciones y la vida cotidiana. Esta es una ilustración de cómo una conversación natural puede incluir una conversación acerca del Señor, sobre asuntos espirituales.
Cuando tienes una relación con Cristo, que es tu vida –no solo una parte de tu vida– entonces creo que la consecuencia, en toda tu vida, sería traer a Dios a tus conversaciones.
Hay un versículo maravilloso en los profetas del Antiguo Testamento que dice que los que amaban al Señor hablaban a menudo de Él entre sí.
Así debe ser en la familia de Dios. No es que tengamos un espacio los domingos por la mañana para hablar de Dios, sino que toda la vida tengamos a Dios presente en nuestras circunstancias y situaciones.
También me parece que en la manera en que Booz saluda a los segadores: «el Señor sea con ustedes…el Señor los bendiga», este terrateniente y sus empleados se recordaban mutuamente su dependencia de Dios. La cosecha no era algo que podían dar por sentado.
Ahora, el versículo 5 dice: «Entonces Booz dijo a su siervo que estaba a cargo de los segadores: "¿De quién es esta joven?"»
Por alguna razón, esta mujer le había llamado la atención. Ella no había estado allí antes. Evidentemente, era una mujer extranjera. Se fijó en ella y le preguntó al capataz: «¿Quién es ella?»
Versículos 6-7: «Y el siervo a cargo de los segadores respondió: “Es la joven moabita que volvió con Noemí de la tierra de Moab. Y ella me dijo: ‘Te ruego que me dejes espigar y recoger tras los segadores entre las gavillas’. Y vino y ha permanecido desde la mañana hasta ahora; solo se ha sentado en la casa por un momento”».
Permítanme detenerme aquí y señalar un par de características más de esta mujer cuyo retrato está siendo pintado para nosotras. Me parece que Rut era muy trabajadora. Ella era una mujer diligente. Era hacendosa. Leemos esto sobre la mujer virtuosa en Proverbios 31. Es una mujer que trabaja duro.
Rut fue al campo temprano en la mañana y trabajó hasta altas horas de la noche. Permíteme pedirte que vayamos al versículo 17: «Rut espigó en el campo hasta el anochecer, y desgranó lo que había espigado, y fue como 22 litros de cebada», que, dicho sea de paso, eran unas treinta libras. Así que obtuvo una buena cosecha ese día simplemente trabajando con sus manos. Pero comenzó temprano en la mañana y trabajó hasta tarde en la noche, con breves descansos.
Mientras estudiaba este pasaje, he tenido la convicción de lo importante que es que como mujeres seamos trabajadoras, que trabajemos con esmero. A menudo me encuentro en mi trabajo, en mi estudio, tan distraída, y a veces tomando más descansos que el trabajo que estoy haciendo. El Señor ha usado este pasaje para mostrarme la necesidad de una mayor diligencia y trabajo arduo en mi propia vida.
Puede ser en la limpieza de nuestros hogares, o puede ser en la crianza y la educación de los hijos. En algunos de esos asuntos de trabajo arduo diario, podemos dejar que las cosas se nos escapen. Pero no vamos a tener el fruto, la bendición y la gran cosecha que podríamos recoger si no estamos dispuestas a hacer el trabajo.
Permítanme poner un paréntesis en este punto, y mencionar que hay otra cualidad de Rut que creo que encaja bien con esta. La encuentro en el versículo 14. No solo fue disciplinada en su trabajo, sino que el versículo 14 nos dice que fue disciplinada en sus hábitos alimenticios. Esto es algo más que me ha hablado de una manera muy práctica en este pasaje. Ella es una mujer con dominio propio y quizás sabes que es parte del fruto del Espíritu.
El versículo 14 dice: «A la hora de comer, Booz le dijo a Rut: “Ven acá para que comas del pan y mojes tu pedazo de pan en el vinagre"». Esto nos suena agrio, amargo a nosotras, pero era solo una especie de salsa que habría sido habitual en la cultura oriental. «Así pues ella se sentó junto a los segadores. Booz le sirvió grano tostado, y ella comió hasta saciarse y aún le sobró». Otra traducción dice: «Ella comió, quedó satisfecha, y hasta le sobró» (NVI).
He aquí una mujer que incluso en los asuntos más prácticos de la vida es disciplinada. Ella tiene dominio propio. De hecho, podríamos obtener mucha información sobre hábitos alimenticios aquí. Noto que es una dieta alta en carbohidratos, que ella se sienta a comer y se alimenta de forma adecuada. Hay algunas cosas realmente prácticas aquí.
En nuestras conferencias por todo el país, les pido a las mujeres que entreguen solicitudes y tarjetas de oración, y uno de los problemas más comunes que las mujeres comparten conmigo, es uno que yo entiendo, y es el área de la esclavitud a la comida. Muchas mujeres dicen: «Me siento tan controlada por la comida». Para algunas es comer demasiado, para otras es no comer lo suficiente.
Por cierto, no puedes ver la apariencia física de alguien y necesariamente saber si esa es un área de esclavitud para esa persona. Hay algunas mujeres que son muy delgadas y tienen problemas con la comida y quieren controlar sus propias vidas, y sin embargo no se rinden al control del Espíritu Santo.
No sé por qué este es un problema para nosotras, especialmente las mujeres. Creo que probablemente se remonta al huerto del Edén, a Génesis capítulo 3. Pero en Rut vemos a una mujer que aunque era joven en su fe estuvo dispuesta a entregar incluso sus hábitos alimenticios al control del Espíritu Santo.
Ahora, no quiero sobre espiritualizar este texto; realmente solo estoy haciendo una aplicación práctica, pero es asombroso cuán práctica es la Palabra para aplicarla a nuestras vidas. Veo a una mujer que comió hasta satisfacerse y luego dejó de comer.
Me he encontrado a mí misma, mientras estudiaba este pasaje a la hora de la comida, preguntándome: «¿Estás comiendo ahora porque no has comido lo suficiente o simplemente estás comiendo porque te gusta comer? Si ya has comido lo suficiente, deja de comer». Esa es una expresión de control, de dominio propio.
Tal vez pienses, y «¿cuál es el problema?» He descubierto en mi propia vida, que si no permito que el Espíritu controle cada área de mi vida –incluso esas áreas pequeñas, cotidianas, las que no son tan visibles para otras personas– entonces me volveré más vulnerable a la falta de control en otras áreas más importantes.
Déjame darte una ilustración. Hice un voto de vida ante el Señor de ser moralmente pura, de vivir una vida que agrade al Señor en el área moral. Pero si no estoy dispuesta a permitir que Dios controle mi vida en las áreas de lo que como y cómo uso mi tiempo y cómo hago mi trabajo, si no soy disciplinada en esas áreas, disciplinada por el Espíritu de Dios, entonces ¿qué me hace pensar que cuando esté bajo presión seré moralmente disciplinada?
Me doy cuenta porque la Escritura dice que cualquiera de nosotros puede ser vulnerable al peor tipo de pecado, fracaso o caída. Por eso creo que es tan importante para nosotras tomar decisiones en los pequeños asuntos cotidianos de la vida, incluso en lo que comemos.
Tengo que admitir que odio hablar de esto porque con frecuencia las áreas en las que realmente desafío a otras mujeres y doy mucha enseñanza, son las áreas en las que me encuentro más probada. Y no espero con ansias las pruebas en esta área. Pero necesito decirlo porque necesito vivir de esta manera. Es fácil para nosotras ser disciplinadas cuando estamos sentadas en una sala, juntas y animándonos unas a otras. Pero otra cosa es cuando estamos en casa, solas, tarde en la noche, cansadas, solas y tristes.
He escuchado esta expresión: «Cuando tengas hambre, estés enojada, sola o cansada, detente». Probablemente es ahí cuando eres más vulnerable. Y Rut ciertamente tenía motivos para ser vulnerable en términos de sus propias emociones y circunstancias de vida.
Y saben, cuanto más envejezco, más siento esa carga de que las mujeres jóvenes sean alentadas por el ejemplo de Rut, por sus cualidades de carácter y su obediencia al Señor. Y claro, hay mucho que todas podemos aprender de Rut, pero mi esperanza es que el Espíritu Santo comience Su obra temprano en los corazones y las vidas de las mujeres más jóvenes.
Encontramos aquí a una mujer que no está bajo el control de su forma de pensar y sus emociones, sino bajo el control del Espíritu de Dios. En última instancia, eso es lo que la hace una mujer hermosa y atractiva.
Debora: Una mujer hermosa y atractiva bajo el control del Espíritu de Dios. ¿Te estás convirtiendo en esa clase de mujer? Durante esta serie sobre el libro de Rut, Nancy DeMoss Wolgemuth está explicando las cualidades que hicieron a esta joven una mujer tan extraordinaria.
Profundiza en lo que has estado escuchando a través del libro escrito por Nancy titulado, «Santidad». Muchas veces pensamos que la santidad es un concepto abstracto y sin nada que ver con nuestra vida diaria, pero no es así. Conoce más acerca del corazón purificado por Dios y la libertad que Él trae a tu vida a través de este libro. Encuentralo en nuestra tienda en línea, en avivanuestroscorazones.com.
Ahora cerremos nuestro tiempo juntas en oración.
Nancy: Padre, gracias por lo práctica que es Tu Palabra en áreas de la vida diaria. Oro que nos ayudes a ser mujeres más parecidas a Ti, incluso en estos temas tan esenciales de cómo hacemos nuestro trabajo, cómo usamos nuestro tiempo y cómo nos alimentamos.
Tu Palabra dice que ya sea que comamos, bebamos o hagamos cualquier cosa, debemos hacer todo para Tu gloria. Y entonces, Señor, que no solo seamos oidoras de la Palabra, sino que también seamos hacedoras.
Oro para que las cosas que hemos dicho no pongan a las mujeres que nos escuchan bajo la esclavitud de intentar obrar o vivir en sus propias fuerzas. Que nos entreguemos al control de Tu Espíritu y que seamos sensibles a lo que nos está diciendo. Que confiemos en Ti para que nos des el poder de ser mujeres de Dios en estas áreas de disciplina. Te lo ruego, en el nombre de Jesús, amén.
Debora: Conociendo el poder del amor redentor juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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