Patrocinadores del evangelio
Carmen Espaillat: Durante el siglo XVI, en los años 1500, un empresario decidió violar las leyes de Inglaterra y distribuir la Biblia en inglés. John Rinehart describe cómo este empresario y su equipo de ayudantes distribuyeron estas biblias.
John Rinehart: Este comerciante surgió de nuevo en la escena y financió a Tyndale, diciendo, «bueno, todavía es un libro ilegal. Esto es contrabando». Así que tomaron estos tres mil nuevos testamentos, y los echaron en barriles de aceite y de vino y en cajas impermeables.
Los colocaban en barcos mercantes y los contrabandeaban por diversas arterias y las vías de agua, y los contrabandeaban en todos los puertos de Inglaterra… ¡y la Biblia comenzó a propagarse!
Carmen: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: ¡Dar generosamente! Reconozco que este tema quizás no suene muy emocionante para algunas …
Carmen Espaillat: Durante el siglo XVI, en los años 1500, un empresario decidió violar las leyes de Inglaterra y distribuir la Biblia en inglés. John Rinehart describe cómo este empresario y su equipo de ayudantes distribuyeron estas biblias.
John Rinehart: Este comerciante surgió de nuevo en la escena y financió a Tyndale, diciendo, «bueno, todavía es un libro ilegal. Esto es contrabando». Así que tomaron estos tres mil nuevos testamentos, y los echaron en barriles de aceite y de vino y en cajas impermeables.
Los colocaban en barcos mercantes y los contrabandeaban por diversas arterias y las vías de agua, y los contrabandeaban en todos los puertos de Inglaterra… ¡y la Biblia comenzó a propagarse!
Carmen: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: ¡Dar generosamente! Reconozco que este tema quizás no suene muy emocionante para algunas de nuestras oyentes. Pero hoy vamos a escuchar una historia verídica acerca del gozo y la emoción que puede venir cuando damos generosamente a la obra del Señor.
Hace algún tiempo, tuve el privilegio de hablar en la Generous Giving National Conference (Conferencia Nacional «Dando con generosidad») en Atlanta. Escuché a varios conferencistas animar a los oyentes a cultivar un modelo bíblico del dar. Uno de los mensajes más fascinantes que escuché fue de un hombre llamado John Rinehart, que habló acerca del concepto de «patrocinadores del evangelio».
Probablemente ya has escuchado hablar de «patrocinadores». Por ejemplo, en el pasado, un patrocinador de las artes apoyaba un artista para que pudiera continuar trabajando en su oficio sin ser cargado innecesariamente con preocupaciones financieras. Un patrocinador del evangelio apoya a aquellos que se dedican a compartir el evangelio.
Y estamos a punto de escuchar ese mensaje de John Rinehart. Es el autor de un libro llamado Gospel Patrons (Patrocinadores del evangelio, que está disponible en inglés) y él va a compartir una historia fascinante de un empresario que vio lo que Dios estaba haciendo y usó sus talentos y sus finanzas para unirse a esa obra. Escuchemos ahora ese mensaje, originalmente ofrecido durante la conferencia, «Dando con generosidad».
John Rinehart describe cómo fue que él se interesó en el tema del «patrocinio del evangelio».
John: En la universidad, comencé especializándome en Administración de Empresas. Asistí a la Universidad Biola en California, una pequeña universidad cristiana. Yo estaba estudiando Mercadeo. Mi esposa, que está sentada aquí, se especializó en Contabilidad. No estaba seguro hacia dónde nos llevaría esto.
En un momento dado comencé a vender copiadoras después de la universidad. Fue una gran experiencia para mí. Me relacionaba con ejecutivos y empresarios todo el tiempo. Dios usó ese trabajo para ayudarnos a pagar nuestros préstamos estudiantiles. Después de aproximadamente un año y medio, comenzamos a hacernos preguntas, «¿y ahora qué?»
Busqué el organigrama de la compañía. No quería ser «como este tipo» en cinco años, ni «este otro tipo» en diez años ni «este otro tipo» en quince años; y así me di cuenta que tenía un problema en mis manos. Entonces comencé a orar y a buscar al Señor y le preguntaba, «¿Dios, qué quieres que haga?»
Al buscar consejo sabio de mis mentores, regresé a la universidad, al seminario. Obtuve mi maestría en Divinidad en la Escuela de Teología Talbot. Eso fue en el 2009. Tenía 29 años de edad. No teníamos una casa, y no teníamos hijos todavía.
Le dije a mi esposa, «Renee, ¿qué hacemos ahora? ¿Qué te gustaría hacer?»
Y ella me dijo, «desde que tenía trece años, siempre he tenido el sueño de viajar; el deseo de hacer un viaje alrededor del mundo».
Le dije, «bien, hagámoslo». Así que empacamos todas nuestras cosas en un lugar de almacenamiento. No teníamos hipoteca. Vimos un mapa del mundo y comenzamos a marcar los lugares que nos gustaría visitar. Luego comenzamos a marcar algunos lugares donde decíamos, «oh, en este lugar conocemos algunos misioneros. Deberíamos visitarlos», o «tenemos amistades de la familia sirviendo allí. Pasemos a verlos».
Así que por cuatro meses y medio viajamos alrededor del mundo. Fue una experiencia inolvidable. En otra ocasión les puedo contar de eso. Durante ese viaje estuvimos en la India visitando unos buenos amigos que son misioneros. Nuestro amigo dijo, «si alguna vez van a Sídney, Australia, deberían ir a conocer a un amigo mío que se llama Simón y pregúntenle acerca de algo llamado «patrocinio del evangelio».
Le dije, «ni siquiera sé de qué se trata eso».
Él dijo, «no te preocupes; solo pregúntale».
De hecho teníamos planes de ir a Sídney, ya teníamos los boletos. Así que llegamos a Sídney. Hasta ese momento habíamos viajado mucho, ya habíamos ido a África. Traíamos puestos pantalones de mezclilla y sudaderas. Solo teníamos una mochila, así que no teníamos mucho. Y todos en el centro de Sídney vestían de trajes azules y negros.
Fuimos a la oficina de Simón y nos reunimos con él, y él dijo, «tomemos un café». Así que fuimos a tomar café con él. Mientras él tomaba su café y yo mi chocolate caliente le dije, «Simón, ¿de qué se trata el patrocinio del evangelio?»
Él dijo,
Cuando vemos la historia y vemos cómo Dios ha llevado el evangelio hacia adelante… cuando se han producido esos grandes movimientos en la historia en los que decimos, ¡Wao, Dios verdaderamente se movió!… Sea que haya sido La Reforma, u otros de los grandes avivamientos en la historia… tendemos a pensar en el líder pionero, en ese hombre que está al frente, el portavoz, el que está en la plataforma con el micrófono que fue un predicador increíble, o un evangelista maravilloso o un muy conocido misionero. Pero, cuando estudiamos la historia más de cerca, vemos que esos hombres no eran llaneros solitarios. Detrás de ellos había patrocinadores.
Cuando Dios levanta a un predicador o a un misionero, también levanta a un patrocinador. Esos patrocinadores han sido en gran manera olvidados a través la historia (y la mayoría de ellos, pienso yo, estarían completamente de acuerdo con eso, están en las sombras, detrás del escenario, son los VIP, personas muy importantes detrás de bastidores), pero ellos tuvieron una enorme parte en la historia.
Y ese día él nos compartió un poco acerca de tres historias. Les compartiré una de ellas. Supongo que tienes una Biblia en inglés en tu casa. Probablemente muchas. Hubo un tiempo cuando la Biblia en inglés no existía, ¿sabías eso? Había estado en latín por miles de años en Europa, la Vulgata Latina, desde el siglo IV hasta el siglo XIV.
La iglesia romana quería mantenerlo de esa manera. Ellos pensaban que el latín era un lenguaje exaltado. No querían corromperla al traducirla al lenguaje común de la gente común. Tú no quieres que ellos la interpreten por sí mismos, pensó la iglesia romana. Nosotros la interpretaremos por ellos.
Durante los años 1500, Dios levantó a un hombre en Inglaterra llamado William Tyndale. Tyndale fue un lingüista increíblemente dotado. Él estudió en la escuela Oxford. Era obvio que él sabía latín, y estudió el griego bíblico. Él venía de una familia de empresarios, de mercaderes. Él sabía que ellos no sabían latín. Ellos no podían entender lo que estaba pasando en la iglesia. Todo en la iglesia era en latín, y Dios le dio una ambición ardiente, él decía, «tengo que llevar a mi nación la Biblia en inglés. Han escuchado de Dios, pero de forma filtrada. Yo quiero que ellos mismos escuchen a Dios hablar».
El problema era que, cien años antes, se hizo una Constitución que prohibía la traducción de la Biblia. Era equivalente a herejía. Te podían matar por ello. Así que Tyndale tenía que ser muy cuidadoso. Él fue a Londres, buscó patrocinio de un alto funcionario de la iglesia, pensando, si puedo conseguir que este hombre sea mi patrocinador, tal vez podamos evadir algunas leyes y la Constitución. Y ese hombre dijo, «no».
Tyndale no sabía qué hacer, hasta que un comerciante rico lo escuchó predicar en una iglesia en la calle Fleet en Londres. El comerciante se acercó a él y, en secreto le dijo, «Tyndale, he escuchado que Dios te ha dado un trabajo. Es tiempo de que te pongas a trabajar. Ven a vivir a mi casa. Yo te apoyaré. Te protegeré. Proveeré para ti. Ponte a trabajar».
Así que por seis meses Tyndale tradujo la Biblia diligentemente, día y noche, mientras vivía con este empresario, un comerciante. Y el comerciante tuvo a muchos otros empresarios circulando por su casa, muchos de los que escucharon lo que estaba pasando en Europa. Escuchaban los rumores de la Reforma que estaban ocurriendo con la Biblia alemana de Lutero, que solo había salido un año antes.
Tyndale terminó su traducción. Las mejores imprentas estaban en Europa, en el continente, de manera que usaron barcos comerciantes para llevar a Tyndale al continente. Así él reparte las primeras tres mil copias del Nuevo Testamento en inglés. (Hay una o dos copias en la actualidad que puedes ver en el museo británico. Las he visto. Traté de usar mis credenciales como escritor… «¿Podría por favor ir detrás del cristal y verla?» Y ellos me dijeron, «eh, no, eso es un «código Z». Y yo les dije, «sí entiendo, pero he escrito un libro acerca de esto, y realmente me importa». Y ellos me dijeron, «no, no nos importa». No me dejaron verla, pero puedes verla detrás de un cristal muy grueso. Es un pequeño libro, pero fue el primer Nuevo Testamento en inglés traducido del griego original. (El Antiguo Testamento fue escrito en hebreo).
Cuando terminó el libro, este comerciante surgió de nuevo en la escena y financió a Tyndale, diciendo, «bueno, todavía es un libro ilegal. Esto es contrabando». Así que tomaron estos tres mil nuevos testamentos, y los echaron en barriles de aceite y de vino, y en cajas impermeables. Ocasionalmente los contrabandeaban entre telas cuando hacían sus transacciones de negocios.
Los colocaban en barcos mercantes y los contrabandeaban por diversas arterias y las vías de agua, y los contrabandeaban en todos los puertos de Inglaterra… ¡y la Biblia comenzó a propagarse! Fue vendida en el mercado negro. Un granjero, por ejemplo, decía, «oye, yo compré unas cuantas páginas. Ven a mi casa», y reunía a sus amistades.
Hombres comunes estaban comprando la Biblia y sus amistades decían «Leámosla. Escuchemos a Dios hablar». Y eso incendió la Reforma Inglesa. Una vez que había apetito por la Palabra de Dios en el lenguaje de la gente, era imparable. Pero Tyndale todavía era un hombre exiliado, todavía estaba huyendo.
William Tyndale vivió el resto de su vida sin poder volver a poner pie en Inglaterra. Su patrocinador, Humphrey Monmouth, quien había financiado esto y que se había asociado con él, fue a dar a la cárcel en la Torre de Londres con veinticinco cargos diferentes. Uno de estos cargos fue financiar y apoyar a William Tyndale.
Monmouth finalmente fue liberado, pero el destino de Tyndale no fue tan bueno. Él tenía en su vida a una persona al estilo de Judas, alguien que había ganado su confianza. Él le dijo, «oye, vamos a cenar». Mientras ellos iban a cenar, el hombre había colocado dos guardias al final de un largo pasillo. Él dijo, «Tyndale, ve tú delante».
Al salir por la puerta el hombre señaló hacia abajo, y los soldados rápidamente tomaron a Tyndale y se lo llevaron a la prisión del Castillo Vilvoorde donde pasó cuatrocientos cincuenta días. Mientras tanto, los empresarios, los comerciantes, y sus mejores amigos trataban de obtener apoyo para él, pero nadie quiso proteger a este hereje. Nadie quiso arriesgar su legado para liberarlo.
Tenemos un registro de lo que él escribió durante ese tiempo. Le escribió una carta a su guardia de prisión. (Está en el libro. Puedes leerla allí; no la citaré exactamente). Él dice, «está frío aquí. Esta celda es muy solitaria. Yo confío en que Dios me tiene aquí. Pero si fueras tan amable de traerme un gorro más caliente y un abrigo más caliente, y pantalones más calientes. Sobre todo, ¿puedes traerme un libro de gramática hebrea y un diccionario hebreo?» Aquí está Tyndale, en prisión, tratando de terminar la traducción del Antiguo Testamento al inglés.
Eso fue interrumpido, el día que fue sacado para ser asesinado como hereje. Pusieron su espalda contra un poste de madera para una ejecución pública. Le rellenaron sus pantalones con todo tipo de hierba seca y le prendieron fuego. Colocaron una cadena alrededor del poste y de su cuello. En ese último minuto, mientras el guardia de prisión dijo, «aprieta el nudo», las últimas palabras de Tyndale fueron, «¡Señor, abre los ojos del rey de Inglaterra!»
El rey de Inglaterra no quería una Biblia en inglés. Pero su oración al final fue orar por el rey, y orar para que su Biblia se propagara. Apretaron el nudo y lo estrangularon. Quemaron su cuerpo en público, y nunca llegó a ver lo que aconteció después.
Su patrocinador murió un año después, casi como si su misión también hubiese terminado. Pero dos años después, el rey de Inglaterra autorizó que una Biblia en inglés fuera puesta en cada parroquia de Inglaterra. Setenta y cinco años después, los traductores de la King James (la versión tradicional en inglés) se basaron en las traducciones de Tyndale en un 80-90%. Ellos usaron su trabajo. Él fue un maravilloso lingüista y traductor. Setenta y cinco años después, aún con la manera en que cambia el lenguaje, usaron un 80-90% del trabajo de Tyndale.
Cada Biblia en inglés que leemos hoy encuentra su origen en Tyndale. La Biblia King James se convirtió en el libro de más influencia en la civilización occidental. Por cuatrocientos cincuenta años fue la única traducción bíblica que los americanos y británicos y australianos llevaron a todo lugar. Cuando iban en viajes misioneros, cuando iban a India, llevaban su Biblia.
Hoy día, más de seiscientos millones de personas de habla inglesa tienen el privilegio de abrir este Libro y escuchar a Dios hablar. Mi pregunta es, ¿qué hubiera pasado si el patrocinador no hubiera dicho, «Tyndale, ¡ponte a trabajar!»? Tal vez no tendríamos este libro; y tal vez no estaríamos aquí.
Yo estudié Administración de Empresas en una universidad cristiana; he estudiado Teología... nunca había visto esto unido de una manera tan hermosa. El dar no es una obligación, es una oportunidad, y estos patrocinadores a través de la historia sabían eso, y descubrieron la parte que les tocaba desempeñar. Mi vida ha cambiado mientras he estado investigando a estos patrocinadores.
Por los últimos tres años, he estado visitando librerías en Oxford y Cambridge, tratando de investigar la historia detrás del telón, preguntándome, «¿cómo usó Dios a estos patrocinadores? ¿Qué puedo descubrir por medio de la historia para ver de dónde surgieron y cómo obró esta asociación…? Porque cuando estas dos personas se juntaron, ¡sucedió una explosión en la historia!»
Mi vida dice, «Dios, parecería que Tú no haces este tipo de personas ya. ¿Podrían existir en la actualidad? ¿Podríamos ser nosotros ese tipo de persona?» Ya sea que tú estés en el ministerio, que seas el predicador, el traductor, el maestro de la Biblia, o ya seas tú el patrocinador, cuyo nombre es desconocido, cuyo negocio es lucrativo, y que está personalmente involucrado en difundir el evangelio; profundamente involucrado desde atrás del telón.
Sabes, este libro no habría sido posible si Dios no hubiese provisto, en Su gracia, a un patrocinador del evangelio para mí. Yo escuché estas historias, y regresé y dije, «¡Tienen que ser contadas! Tienen que ser contadas en nuestra generación». Así que le mandé un correo electrónico a mi amigo Simón y le dije, «¡por favor! Yo sé que esto está en tus planes para los próximos diez años. ¡No puedo esperar diez años! ¡Por favor, saca este libro!» Y Él dijo, «hagámoslo juntos». Él tenía mucho trabajo, cuatro hijos que tenía que llevar, y no estaba seguro de qué iba a pasar y estaba orando por eso.
Mi familia pensó que estaba loco: «Fuiste al seminario, y tienes licenciatura en Administración de Empresas. ¿Estás aplicando para conseguir algún empleo?»
«No»
«Está bien, ¿pero podrías ser un pastor o ministro de jóvenes, verdad?»
Supongo que sí, pero si no escribo este libro, nadie más lo va hacer. Me sentí como Tyndale, impulsado a hacer esto.
Un hombre en mi iglesia (yo no tenía ni idea de la capacidad que él tenía para hacer esto) dijo, «¿por qué no vienes a mi casa? Yo sé que cuando esté frente a Dios algún día, me va a preguntar, “¿qué hiciste con lo que te di?”»
Honestamente, me encantaría poder decir, «oye Dios, yo produje la Biblia en inglés», pero eso ya alguien lo hizo. Entonces él dijo, «me encantaría decir que puse tu libro en marcha… y veamos lo que Dios hará».
Dios levantó otro patrocinador para comprar trescientas copias del libro para que todos ustedes lo pudieran disfrutar gratuitamente. Si gustas una copia extra, hay extras en el vestíbulo. Son gratis. Ya han sido pagadas. ¿Por qué? Aquí está el porqué: Dios quiere que tú hagas tu parte; Él quiere que tú corras tu carrera.
Quizás no seas el hombre más rico, quizás no seas el más generoso. Quizás estés aquí sentado y estés un poco resistente a lo que Él quiere que tú hagas, pero Él ha designado que cada uno de nosotros juegue una parte. Puede ser detrás del telón. Puede ser en el escenario con un micrófono. Pero lo que hemos visto a través de la historia es que cuando las personas encuentran su lugar y estas asociaciones comienzan, Dios hace cosas maravillosas.
Tyndale no logró verlo y su patrocinador tampoco, y quizás tú tampoco llegues a verlo. Pero Dios lo ve, y el impacto generacional ocurre porque la gente escoge dar. Eso es lo que he hecho con el libro también. Para mí, ahora, mi responsabilidad es administrar el tesoro de estas historias.
No estamos reinventando, no estamos iniciando «algo nuevo» aquí. Dios ya estuvo haciendo esto a través de la historia. La Escritura dice en Lucas 8:3 que Jesús tuvo patrocinadores del evangelio. El apóstol tuvo a Febe. Él dijo, « ... y que la ayudéis en cualquier asunto en que ella necesite de vosotros, porque ella también ha ayudado a muchos y aun a mí mismo» (Rom. 16:2).
A través de la historia Dios ha usado patrocinadores, y a menudo no escuchamos de ellos. Estoy tratando de levantar la bandera para que nuestra generación diga, «¡Dios, úsanos otra vez! Haz algo maravilloso a través de nuestras vidas, a través de mi vida. Todavía puedes hacer gente así. Podemos servir a Tus propósitos en nuestra generación».
Dios, Tú eres un Dios asombroso y poderoso. Has hecho cosas maravillosas en la historia, y ahora estamos diciendo, «úsanos, llámanos, envíanos, háblanos. Oro que Tú uses estas historias de la historia para encender nuestra generación, para ser impulsados a hacer lo que nos corresponde; a correr nuestra carrera.
Jesús, podrías hacer cosas de las cuales todavía ni siquiera podamos soñar en nuestros corazones en esta conferencia este fin de semana, que los jóvenes vean visiones y que los viejos sueñen sueños.
Oramos que levantes personas que digan, «esta es mi parte; este es mi llamado, y voy a correr esa carrera lo mejor que pueda, lo más rápido que pueda, por el tiempo que más pueda, con la gracia que Dios suple». Dios, estamos tan agradecidos de estar aquí. Mueve nuestros corazones hacia Ti, por Tus cosas, que podamos decir: «¡Una generación está contando a la próxima de Tus maravillosas obras!» En el nombre de Jesús, amén.
Nancy: Hemos estado escuchando a John Rinehart describir la necesidad que tenemos de patrocinadores en nuestros días. Tengo que decirte que fui profundamente movida por este mensaje. Pensé en cómo Dios usó a mi propio padre, un empresario cristiano para apoyar y respaldar ministerios cristianos de diferentes tipos en diferentes partes del mundo.
Crecí en un hogar que amaba el concepto de dar generosamente y creíamos que no había mejor inversión que pudiéramos hacer con los recursos materiales, que ponerlos en la obra del reino, invertirlos en la obra del reino, una obra que duraría por toda la eternidad.
Y me encanta este concepto de gente que usa lo que tiene para apoyar la importante obra del reino que Dios está haciendo alrededor del mundo. Ahora, al haber estado escuchando este mensaje quizás estás pensando, «ciertamente no tengo suficientes recursos para patrocinar el evangelio», pero a medida que reflexionamos en este mensaje, déjame hacerte unas cuantas preguntas.
- ¿Qué bienes tienes que podrían ser usados para apoyar a otros que están en la línea de batalla del ministerio? (Puede ser dinero, pero también puede ser tiempo, talentos, conexiones, habilidades).
- ¿Cómo podrías invertir en la obra del reino?
- ¿Has dedicado lo que tienes al Señor, para ser usado como Él quiere? Después de todo, todo viene de Él y todo le pertenece a Él.
- ¿Qué ves que el Señor está haciendo en este mundo que ha sido particularmente alentador para ti, y cómo querrá Él que tengas una parte de esa obra, algo específico que tú puedas hacer?
Por ejemplo, casi todo el año pasado he sentido una carga, en particular por la iglesia perseguida alrededor del mundo.
He estado buscando maneras en las que puedo invertir materialmente y a través de mis oraciones, para apoyar y alentar a aquellos que están sufriendo por su fe. Y es que, en cierto sentido, yo creo que Dios quiere que todas nosotras como cristianas seamos patrocinadoras del evangelio. Él nos ha dado tanto, y Él quiere que usemos esos recursos para avanzar Su obra en este mundo.
Así que, Señor, oro que de entre aquellas que están escuchando hoy, Tú levantes muchas, muchas patrocinadoras del evangelio. Oro que haya mujeres que vean lo que estás haciendo alrededor del mundo y se involucren en gran manera. Oro que Tú nos desafíes y nos ayudes a invertir los recursos que tenemos y no simplemente gastarlos sin pensar, no solo gastarlos en nosotras mismas.
Oro que usemos lo que Tú nos has dado, de todas las formas posibles para invertir en Tu obra, la obra de Tu reino alrededor del mundo. Señor, oro que como resultado de nuestra generosidad, al ser canales de bendición de lo que hemos recibido de Ti, que al dar a cambio de lo que Tú nos has dado, oro que la obra que estás haciendo en este mundo avance, que sea multiplicada, esparcida, y que tengamos el privilegio y el gozo de ser parte de todo esto. Oro en el nombre de Jesús, amén.
¡Y quiero tomar solo un momento para expresar que tan profundamente agradecida estoy por algunos patrocinadores del evangelio que han hecho que Aviva Nuestros corazones sea una realidad! En los primeros años de este ministerio, comenzamos a producir programas de radio. Y en general, nuestras oyentes no estaban apoyando al ministerio financieramente aún; aún no lo conocían bien.
Pero algunos de estos patrocinadores del evangelio nos financiaron de forma significativa para que este ministerio siguiera adelante, para que este programa de radio se pudiera producir y que tú lo pudieras escuchar. Y a medida que el ministerio se ha establecido y ha crecido, hemos visto al Señor proveer a través de oyentes como tú que escuchan este programa, se benefician de él, y creen en el ministerio.
Ahora, en la medida en que Aviva Nuestros Corazones continúa expandiendo su alcance, y nuestras necesidades financieras están creciendo, le estamos pidiendo al Señor que levante personas que apoyen mensualmente y respalden esta obra. Estamos orando que Dios levante patrocinadores del evangelio.
Eso no significa que tienes que ser millonaria o ser capaz de mandar miles de dólares para apoyar este ministerio. Estoy tan agradecida por los muchos colaboradores del ministerio que tenemos que apoyan este ministerio con un mínimo de inversión mensual. Al final, no es el monto o el tamaño de la donación lo que más importa… es el corazón del dador, y el deseo de invertir generosamente en la obra del reino de Dios.
Después de escuchar a John Rinehart hablar acerca de los patrocinadores del evangelio, tuve la oportunidad de dirigirme a los asistentes de la conferencia «Dando con generosidad». Mañana escucharemos el mensaje que Dios puso en mi corazón, y continuaremos explorando el gozo que viene al dar generosamente. Por favor regresa mañana a Aviva Nuestros Corazones.
Carmen: Invitándote a decir: «Sí, Señor», Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
Rey Soberano, Iglesia Cristiana Oasis, El Misterio de Tu Amor, ℗ 2015 Iglesia Cristiana Oasis. Canción usada con permiso.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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Recursos del Episodio
El libro El prinicipio de tesoro por Randy Alcorn
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