Os ha nacido hoy, día 1
Annamarie Sauter: Cuando pienses que tu circunstancia está fuera del control de Dios, recuerda lo que Él ha hecho en la historia.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Él usó a Cesar Augusto, quien se creía dios, para que proclamara un edicto, e hizo que María y José fueran a Belén y así Su Hijo pudiera nacer allí, y se cumpliera la Escritura. ¡Esta es la clase de Dios que nosotras tenemos!
Cuando pienses que tu vida, tu situación, está totalmente fuera de control, solo recuerda que el mismo Dios que hizo que Cesar Augusto proclamara ese edicto; el mismo Dios puede proclamar el edicto que sea neCesario para tu beneficio, para que Su Palabra se cumpla en ti.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Hoy, al dar inicio a la serie, «Os ha nacido hoy», Nancy te ayudará …
Annamarie Sauter: Cuando pienses que tu circunstancia está fuera del control de Dios, recuerda lo que Él ha hecho en la historia.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Él usó a Cesar Augusto, quien se creía dios, para que proclamara un edicto, e hizo que María y José fueran a Belén y así Su Hijo pudiera nacer allí, y se cumpliera la Escritura. ¡Esta es la clase de Dios que nosotras tenemos!
Cuando pienses que tu vida, tu situación, está totalmente fuera de control, solo recuerda que el mismo Dios que hizo que Cesar Augusto proclamara ese edicto; el mismo Dios puede proclamar el edicto que sea neCesario para tu beneficio, para que Su Palabra se cumpla en ti.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Hoy, al dar inicio a la serie, «Os ha nacido hoy», Nancy te ayudará a ajustar tu enfoque hacia el Señor y a adorarle a Él durante este tiempo de Navidad.
Nancy: Si tienes la Biblia, quiero invitarte a que la abras en el Evangelio de Lucas, capítulo 2, o puedes navegar o hacer click o lo que sea, para que encuentres Lucas 2. Y quiero animarte a que cuando escuches Aviva Nuestros Corazones, en la medida de lo posible, tengas una Biblia a mano. Puede ser una Biblia digital, o una Biblia de papel (esta es mi Biblia preferida), o la que sea. Yo sé que a veces estás escuchando en un lugar donde no puedes hacer esto; pero si es posible me gustaría que leas el texto por ti misma, que pongas tus ojos sobre el texto y dejes que el Señor te hable.
Dios no solo me habla a mí través de Su Palabra; tú también tienes Su Espíritu Santo y al abrir este pasaje tan conocido de Lucas capítulo 2, pienso que hay cosas nuevas y frescas que el Señor nos quiere decir.
Este, tal vez, es uno de los capítulos más conocidos en toda la Biblia. Y recuerdo cuando era niña, en el colegio cristiano, que año tras año, nosotros memorizábamos Lucas capítulo 2 ( solo una parte) los versículos del 1 al 20.
Lo memorizábamos y lo recitábamos en el programa de Navidad, y yo todavía lo recuerdo en la versión Reina Valera. Tal vez, tu familia está planeando leer este pasaje como parte de las celebraciones navideñas.
Y espero que ustedes estén leyendo este y otros pasajes. Pero este capítulo es el relato más detallado que tenemos, sobre los detalles del nacimiento de Cristo, la primera Navidad. Así que queremos darle una mirada fresca, durante los próximos días, a algunos de estos personajes y eventos familiares. Nosotras queremos considerar cómo este antiguo relato nos habla hoy en día a nuestras vidas.
Al preparar nuestros corazones en esta época para celebrar el nacimiento de nuestro Salvador, pidámosle al Señor que nos ayude a ver todo esto maravilladas y con nuevos ojos. Hoy vamos a ver los primeros siete versículos en Lucas, capítulo 2, y luego durante los próximos dos días estudiaremos un poco más este pasaje.
Lucas capítulo 2, empezando en el versículo 1:
«Y aconteció en aquellos días que salió un edicto de Cesar Augusto, para que se hiciera un censo de todo el mundo habitado. Este fue el primer censo que se levantó cuando Cirenio era gobernador de Siria. Y todos se dirigían a inscribirse en el censo, cada uno a su ciudad.
Y también José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David que se llama Belén, por ser él de la casa y de la familia de David, para inscribirse junto con María, desposada con él, la cual estaba encinta.
Y sucedió que mientras estaban ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito; le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón».
Esta es la Palabra del Señor.
¡Y, oh Señor! Cómo te pedimos que Tú vengas y hables a nuestros corazones, que renueves nuestro entendimiento y nos inspires. No vamos de ninguna manera a sondear las profundidades de este pasaje, pero te pido que lo que se diga sea fresco y ministre gracia a nuestros corazones en este día. Y pido esto en el nombre de Jesús, con agradecimiento por esta increíble historia!
Qué generoso eres Tú, oh Señor. Así que venimos para recibir la dádiva de Tu Hijo Jesús, y para decirte: «gracias» por permitirnos conocer esta parte de la historia. Danos ojos para que podamos ver de manera fresca, que volvamos a maravillarnos, te lo pedimos en el nombre de Jesús, amén.
«En aquellos días», dice en el versículo 1. ¿En qué días? Bueno, era en los días de Cesar Augusto, y salió un edicto de Cesar Augusto. Augusto fue el fundador y el emperador del Imperio Romano. Él era sobrino-nieto de julio Cesar y había sido adoptado oficialmente por Cesar
Así que cuando Julio Cesar fue asesinado, él nombró en su testamento a Cesar Augusto como sucesor. Este no era su nombre en ese momento –ya veremos esto más adelante– pero Cesar Augusto gobernó por más de cuatro décadas, desde el año 27 A.C., hasta su muerte en el año 14 D.C.
Él era el gobernador en ese momento cuando Jesús nació. No durante el ministerio y vida adulta de Jesús, sino cuando Jesús nació. Durante la mayor parte del reinado de Augusto hubo un tiempo de relativa paz. Él trajo lo que conocemos como la Pax Romana, la Paz Romana. Esta fue una era de relativa paz, que duró por 200 años.
No hubo muchas guerras durante ese tiempo, y la razón de esto no era porque él fuera un gran emperador, sino porque ¡él había conquistado todas las naciones a su alrededor y le tenían terror! Ellos no se atrevían ni siquiera a mirarlo o a espiarlo.
Estas naciones hacían lo que se les ordenaba. Pagaban los impuestos que se les imponían. Fue un tiempo de tiranía y opresión llamado la Pax Romana, la era de la Paz Romana; no es la clase de paz que nosotros quisiéramos tener.
A él le dieron el nombre de Cayo Octavio. El nombre de Cesar Augusto fue un título que le dio el Senado Romano. «Augusto» significa «majestuoso» o «venerable». El título: «Cesar Augusto», significa, esencialmente, «emperador venerado».
Augusto era una figura venerada. Para las personas de esa época, él no era un simple mortal. Recuerda cómo los emperadores romanos llegaron a ser conocidos como dioses, y esto empezó cuando a Julio Cesar lo empezaron a considerar como un dios. Por lo tanto Augusto era el hijo de un dios, y luego los emperadores empezaron a ser venerados como dioses.
Hay una inscripción que yo encontré buscando en el internet, que era del año nueve antes de Cristo, y nos revela como Augusto era visto por sus contemporáneos. Escucha atentamente. Es un poco larga, pero pienso que te dará una idea de cómo la gente lo percibía a él.
El más Divino Cesar que debemos considerar igual que al comienzo de todas las cosas. Porque cuando todo estaba cayendo en caos y tendiendo hacia la desilusión, él restauró y le dio una vez más a todo el mundo una nueva aura.
¡Cesar! Una fortuna para todos nosotros, el comienzo de la vida y la vitalidad. Todas las ciudades unánimemente adoptan el nacimiento del divino Cesar al comenzar este nuevo año.
Considerando que la providencia nos ha llevado al clímax de perfección al darnos al emperador Augusto, quien ha sido enviado a nosotros y a nuestros descendientes como salvador, ha dado fin a la guerra y ha puesto todas las cosas en orden.
Y por lo tanto, siendo dios manifiesto, Cesar ha llenado todas las expectativas que hubo desde épocas anteriores, sobrepasando a todos los benefactores que a él lo precedieron. Y así, finalmente, el nacimiento del dios Augustus, ha sido para todo el mundo el comienzo de buenas nuevas con respecto a él (buenas nuevas - euangelion. ¿Reconoces este término? Lo vas a ver en Lucas 2) por lo tanto que empiece una nueva era desde su nacimiento.
Ahora, ¡están hablando de un hombre! Le dicen: «el más divino», «el comienzo de todas las cosas», «salvador», «dios manifiesto», «él ha llenado todas las expectativas», «ha sobrepasado a todos los que le precedieron», «su nacimiento ha sido, para todo el mundo, el comienzo de buenas nuevas».
Eso fue escrito por un contemporáneo de Cesar Augusto. En ese tiempo, «en aquellos días», un edicto salió de este hombre. Augusto era el hombre más poderoso del mundo en aquellos días; pero era tan solo un hombre, y debemos recordar esto al estudiar este pasaje, porque lo vamos a ver comparado con una humilde pareja que no le llegaba ni a los tobillos a Cesar, según lo que el mundo opinaba de él.
Él no era divino, y no hay otro nombre más que Jesucristo que alguna vez haya sido o será divino o todopoderoso.
El Imperio Romano que Augusto fundó y en el que fue el primer emperador, fue un imperio temido. Fue poderoso a la fuerza y temido; pero no hay gobierno humano, que al fin de cuentas, controle los asuntos de este mundo, aunque ellos piensen que es así.
¡El Único Dios verdadero estaba en Su trono en aquellos días, y Él todavía está en Su trono en estos días! Ningún gobernante, no importa lo bueno o lo malo que sea, es Dios. Y ningún gobierno en última instancia controla los asuntos de este mundo.
Dios –Jehová Dios– es soberano sobre cada circunstancia, cada detalle de este universo. Nosotros cantamos y es verdad: «Él tiene todo el mundo en Sus manos». Él está dirigiendo los asuntos de este mundo, ya fuera durante la era romana, nuestra era o en alguna era por venir.
Él también está hoy dirigiendo los asuntos de tu mundo, lo que sea que esté sucediendo en tu mundo, tal vez, ese jefe o ese esposo o ese hijo o ese vecino o esa persona que en la oficina está actuando de una manera arrogante o con aires de superioridad o creyéndose soberano. Pero ellos no son soberanos, no son Dios, no tienen el control.
Ellos no tienen el poder para hacer tu vida miserable, si tú no les das ese poder. el Único que gobierna el universo es el Único que nos puede dar o quitar el gozo. ¡Si tú eres Su hija, tú puedes tener gozo! Él está dirigiendo todos los asuntos de este mundo.
Cesar Augusto pensaba que él tenía el control, él pensaba que él era todopoderoso, pero él no se dio cuenta de que él no era más que una pieza, un peón en las manos del Supremo Gobernante del universo. Él, este pequeño Cesar Augusto, estaba simplemente llevando a cabo los planes y propósitos de Dios en este mundo.
Es importante que nosotras recordemos esto hoy. Era importante para aquella primera generación de creyentes que supieran esto, en el primer siglo, en esa pequeña iglesia, pues algunos de los emperadores estaban tratando de acabar con la iglesia.
Hoy hay gobiernos y líderes en este mundo que están tratando de acabar con el cristianismo, que están asesinando a los creyentes, nuestros hermanos y hermanas en otros países del mundo. ¡Es muy importante que nosotras recordemos que Dios gobierna! ¡Jesús gobierna! ¡Cesar no gobierna! ¡Le damos al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es solo de Dios!
Y aconteció que en aquellos días salió un edicto de Cesar Augusto. Y ordenó que se hiciera un censo de todo el mundo habitado, para que pagaran impuestos. Algunas veces el censo era con el propósito de movilizar un ejército; pero esta vez el censo era para imponer impuestos.
Este era un edicto, un mandato, una ley, y obligaba a todo el mundo. Lucas 2:3 nos dice que todos obedecieron la ley, ellos obedecieron el mandato, ellos «se inscribieron en el censo, cada uno en su ciudad».
«Y también José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David que se llama Belén, por ser él de la casa y la familia de David, para inscribirse junto con María, desposada con él, la cual estaba encinta».
Ahora, sabemos por el capítulo 1 de Lucas . . . y tuve el deleite en mi devocional recientemente, de leer otra vez, estos primeros capítulos de Lucas. Me encanta cuando esto sucede en el tiempo de Navidad; porque tú los lees desde diferentes ángulos, diferentes aspectos, diferentes escenas de la historia de la Navidad.
En el capítulo 1 vemos cómo un ángel es enviado a María, para que le anuncie, que ella va a concebir por medio del Espíritu Santo, que ella va a dar a luz un niño, que este será grande y será llamado el Hijo de Dios, Altísimo.
Ella estaba comprometida con José, aunque este no era el hijo de José, aunque después de que el niño nació, José se casó con María y tuvo relaciones con ella. Ellos tuvieron otros hijos, según dice la Escritura. Él tuvo que ir a Belén, a la tierra donde él había nacido, la tierra de sus ancestros.
Pero ¿dónde vivieron María y José? No vivieron en Belén sino en Nazaret. El viaje desde Nazaret, en la parte norte de Israel, hasta Belén, en la parte sur de Israel, es de unos ciento veintinueve kilómetros.
Esto no es mucho si vas en tren o en carro, pero es un viaje muy pesado si vas a pie o en burro, o cualquiera que haya sido el modo de transporte . . . ¡especialmente para una adolescente encinta! Ella estaba embarazada. Este fue un viaje muy difícil.
Pero en este relato, vemos a María viviendo en esa humilde sumisión a la voluntad de Dios que ella expresó en el capítulo 1, cuando le anunciaron que iba a dar a luz este niño. Esto no estaba de ninguna manera en su libreto, ni en sus planes, ni en su agenda.
Pero cuando el ángel le dijo: «Esto es lo que va a pasar», ¿cuál fue la respuesta de María? (Este es mi versículo favorito), ella dijo: «He aquí la sierva del señor; hágase conmigo conforme a tu palabra» (Luc. 1:38).
Ella dijo: «Sí, Señor. Sí, Señor, yo te doy mi cuerpo, y puedes colocar a TU Hijo en mí, y dejaré que ese Niño crezca en mi vientre. Yo daré a luz a este Niño». Eso no era conveniente. No era confortable. No era lo que ella había planeado. Afectó su compromiso para casarse, desde el punto de vista humano, pero ella dijo: «Sí, Señor».
Y luego cuando José dice: «Tenemos que ir a Belén para inscribirnos», ella dice: «Sí, así lo haré. Es una mujer que confía en el Señor. Ahora, nosotras no sabemos toda la historia. No sabemos qué retos ella tuvo que superar, o si ella hizo preguntas.
Ella no era perfecta, tal vez se quejó, tal vez lloriqueó. Pero no tenemos ninguna evidencia de eso en la Escritura. Tenemos evidencia de que ella fue una mujer virtuosa, respetable, agradecida, y una mujer cimentada en la Escritura.
Su Magníficat en el Evangelio de Lucas menciona muchos, muchos versículos del Antiguo Testamento. Así que ella conocía la Palabra de Dios, y ella sabía que se le había dado el privilegio de ser parte de esa historia y ver que eso sucediera. Y entonces ella dice: «Sí, así lo haremos».
Ahora, Belén, el pueblito a donde se dirigían, el pueblo original de la familia de José . . . La palabra «Belén» significa «casa de pan». Qué coincidencia pues Él, que es el Pan de Vida, nació en Belén, en la casa de pan. Todo esto fue parte del plan de Dios desde antes de la fundación del mundo.
Siglos antes, Dios había prometido que el Mesías, Su Ungido, nacería en Belén, en la parte sur de Israel. Quizás tú ya conoces ese versículo en Miqueas capítulo 5, versículo 2.
«Pero tú, Belén Efrata, aunque eres muy pequeña entre las familias de Judá, (un pueblo de nadie; solo una villa insignificante), de ti me saldrá el que ha de ser gobernante en Israel. Y sus orígenes son desde tiempos antiguos, desde los días de la eternidad».
Este versículo está hablando del Dios Hombre, el Hijo de Dios quien ya existía desde toda la eternidad pasada, quien iba a venir a este mundo dejando las puertas, el trono, la magnificencia del cielo; vino a esta tierra, para nacer en un pequeño pueblito llamado Belén, la casa de pan.
Pero, de nuevo, el problema era que José y María vivían en Galilea en el pueblo de Nazaret, al norte de Israel. Pero eso no fue un problema para Dios. Él dijo que el bebé nacería en Belén, entonces, ¿qué hizo Dios? Él intervino soberanamente y organizó los eventos de la historia del mundo, para que se cumpliera esta profecía del Antiguo Testamento.
¿Cómo lo hizo? Él usó a Cesar Augusto, quien se creía dios, para que proclamara un edicto, e hizo que María y José fueran a Belén y así Su Hijo pudiera nacer allí, y se cumpliera la Escritura. ¡Esta es la clase de Dios que nosotras tenemos!
Cuando tú pienses que tu vida, tu situación, está totalmente fuera de control, solo recuerda que el mismo Dios que hizo que Cesar Augusto proclamara ese edicto; el mismo Dios puede proclamar el edicto que sea neCesario, para tu beneficio, para que Su Palabra se cumpla en ti.
Entonces, imagina ahora este vasto Imperio Romano, este poderoso emperador que era venerado como un dios. Y luego imagina, ese contraste con María y José, dos simples Judíos. María, apenas una adolescente y su prometido, José, que vivía lejos de los centros de poder y de influencia del Imperio Romano.
En ese esquema, ellos eran insignificantes, Augusto lo era todo. Él era majestuoso, todopoderoso, por lo menos eso decían. María y José no eran nada. Ellos no eran nadie, y estaban sujetos a las órdenes de Cesar Augusto. No tenían control de sus propias circunstancias, ni de sus propias vidas.
Y leí de uno de los grandes expositores de la Biblia del siglo veinte, G. Campbell Morgan. Me encanta lo que él dice, hablando de este pasaje. Él dice:
¡Mira a la mujer! Su vientre es el tabernáculo del Hijo de Dios mientras ella viaja . . . ¡Mira al hombre! La pasión de su vida es proteger a esa mujer. Las cosas no siempre son como parecen, si tan solo pudiéramos subir lo suficientemente alto para mirar este mundo desde el punto de vista celestial.
¿Captaste eso? «Las cosas no siempre son como parecen, si tan solo pudiéramos subir lo suficientemente alto para mirar este mundo desde el punto de vista celestial». Él sigue diciendo:
Cuando yo leí la profecía de Miqueas, proclamada seiscientos cincuenta años antes de estos eventos, vi que la persona que es realmente insignificante en este drama es el pequeño títere en la ciudad de las siete colinas llamado Cesar Augusto.
Él es un don nadie en el gran panorama de los eventos, y las personalidades importantes son la mujer cuyo vientre es el tabernáculo del Hijo de Dios, y el hombre que está protegiendo a esta mujer.
Dios siempre está planeando cuidadosamente, los eventos de este mundo, incluyendo las circunstancias de tu vida, para que se cumplan Sus propósitos eternos y santos, y que son para Su gloria, y para redimir este mundo caído y pecador.
El gobierno soberano, providencial de Dios que está en control del universo, debe ser una motivación para nosotras ante los gobiernos poderosos en el mundo, o los líderes que son arrogantes o malvados o ineptos, aunque no entendamos cómo es posible que se haga la voluntad de Dios, o que Su reino venga a este mundo.
En tiempos de confusión o caos o incertidumbre nacional o internacional, podemos estar en paz. No tenemos por qué estar alteradas por estas circunstancias mundiales. No tenemos que estar hablando constantemente, y angustiadas en el Twitter y el Facebook, y retorciendo nuestras manos en desesperación.
¡No! ¡El cielo gobierna! Esos líderes son solo mortales. No importa lo que ellos piensen de sí mismos; ellos no pueden hacer nada que Dios no les permita. Él controla cada uno de sus movimientos, y Él puede usarlos para cumplir Sus propósitos.
Y sucedió que mientras estaban ellos allí, habiendo hecho ese viaje a Belén, gracias al edicto de Cesar Augusto, . . . «se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón» (Luc. 2:6-7).
¡Ahora, tú sabes que ese no era ningún hotel! Era como una especie de albergue, un lugar de paso donde las caravanas podían parar para dormir, y pasar la noche, y darle agua a sus animales. Pero aún ese pequeño albergue estaba lleno, así que ella no tuvo otra alternativa que dar a luz a su primer Hijo en el único lugar que había disponible, donde se quedaban los animales, en un establo, un pesebre, donde comían los animales.
Según la tradición, ese probablemente, no era un lugar con techo de paja como nosotras conocemos. Era más bien como una cueva al lado de la colina.
En cierto sentido, el nacimiento de este bebé fue como el de cualquier otro bebé. Salió del vientre de una mujer, fue envuelto en tiras de tela, eso era lo usual, para proteger las extremidades del bebé y mantenerlo seguro y cómodo.
Este bebé no fue tratado como el bebé de una familia rica o real, fue un nacimiento ordinario. J.C. Ryle, quien fuera ese maravilloso pastor y obispo anglicano del siglo diecinueve dijo:
Vemos aquí la gracia y la condescendencia de Cristo. Si Él hubiera venido a salvar a la humanidad como un rey, rodeado de ángeles, Hubiera sido un acto de misericordia no merecida. Si Él hubiera escogido vivir en un palacio, con poder y gran autoridad, nosotros hubiéramos tenido razón suficiente para dudar.
Pero venir como el más pobre de todos los pobres, y humilde como el más humilde, este es un amor que traspasa el conocimiento. ¡Es algo inexplicable e inescrutable!
Entonces, vemos aquí a un Niño nacido de una joven desconocida, en un pequeño pueblo, en una noche ordinaria; ¡pero nunca ha nacido, y nunca nacerá, un Niño como este! Y mientras que Cesar Augusto dormía en su palacio real en la ciudad de Roma cosmopolita, este infante dormía en una cuna de heno.
Y por un tiempo, Cesar Augusto fue la estrella en ese escenario mundial, pero este Niño, nacido esa noche, creó la estrellas y los mundos. ¡Cesar, la estrella, un día, pronto se desplomaría, pero la estrella de este Niño ascendería para siempre y nunca, nunca caería!
Annamarie: Nancy DeMoss de Wolgemuth nos ha traído una enseñanza de la Palabra de Dios de una manera fresca. Hemos estado escuchando de una porción de la Escritura que muchas de nosotras leemos en Navidad. Esta enseñanza ciertamente nos lleva a decir: «¡Gloria a Dios en las alturas!»
Creo que profundizar en la Palabra de Dios es una excelente manera de disfrutar la Navidad, así que estoy muy agradecida por series como esta. El mensaje que escuchamos hoy es parte de la serie titulada, «Os ha nacido hoy».
Mañana, Nancy continuará en Lucas capítulo 2, y nos ayudará a volver a vislumbrar la maravilla de la Navidad. Te esperamos aquí, Aviva Nuestros Corazones.
Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
Gloria en las Alturas, Jonathan & Sarah Jerez, Gloria en las Alturas ℗ 2017 Jonathan & Sarah Jerez. Canción usada con permiso.
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