Ora por tu hijo rebelde
Annamarie Sauter: Con nosotras Angela y Christopher Yuan.
Christopher Yuan: Me estaba convirtiendo en mi propio Dios. Me encanta lo que dice Romanos 1:25, estaba viviendo la mentira, «estaba adorando y sirviendo a la criatura en lugar del Creador». Así que todo continuó así por varios años, las cosas iban de mal en peor. Mis padres esperaban que todo mejorara y no dejaban de orar pero las cosas no mejoraban.
Ángela Yuan: Fui a la librería cristiana, que se había convertido en mi tienda favorita para ese entonces. Compraba docenas y docenas de tarjetas cristianas, y se las enviaba a Christopher dos veces a la semana, aunque tengo que admitir que en mi interior creía que Christopher no las leía, pero me decía, «no importa, por lo menos le quiero mostrar que pienso en él, y que quiero que conozca de Cristo».
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy …
Annamarie Sauter: Con nosotras Angela y Christopher Yuan.
Christopher Yuan: Me estaba convirtiendo en mi propio Dios. Me encanta lo que dice Romanos 1:25, estaba viviendo la mentira, «estaba adorando y sirviendo a la criatura en lugar del Creador». Así que todo continuó así por varios años, las cosas iban de mal en peor. Mis padres esperaban que todo mejorara y no dejaban de orar pero las cosas no mejoraban.
Ángela Yuan: Fui a la librería cristiana, que se había convertido en mi tienda favorita para ese entonces. Compraba docenas y docenas de tarjetas cristianas, y se las enviaba a Christopher dos veces a la semana, aunque tengo que admitir que en mi interior creía que Christopher no las leía, pero me decía, «no importa, por lo menos le quiero mostrar que pienso en él, y que quiero que conozca de Cristo».
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Hoy continuamos con la historia de redención que Dios escribió en las vidas de una madre y su hijo. La hemos titulado, Desde un país lejano. El contenido de esta serie es para adultos, así que si tienes niños pequeños cerca, asegúrate de distraer su atención.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Creo que en la vida todas esas decepciones y anhelos insatisfechos están supuestos a apuntarnos hacia Cristo, quien es el único que verdaderamente puede llenar los anhelos más profundos de nuestro corazón. Al mirar atrás, esas desilusiones y deseos fueron una bendición porque te llevaron a buscar al Señor de una manera que de otra forma no lo hubieras hecho.
Si todas las relaciones pudieran satisfacernos perfectamente, plenamente, probablemente no clamaríamos al Señor o no nos volveríamos desesperados por Él.
Ángela: Es el amor de Dios. «Aunque me dijiste que eres gay, y aunque elegiste lo que yo no creo que debes hacer, todavía te amo». Pero no tenía ese sentimiento antes de montarme en el tren.
Nancy: Tú realmente no podías expresar ese tipo de amor hacia él.
Ángela: No podía.
Nancy: Hasta que recibiste el amor de Dios por ti.
Annamarie: Aquí está Nancy con la continuación.
Nancy: Me encanta y me fascina escuchar historias sobre la maravillosa gracia de Dios, Su amor redentor, y el hecho de que Él puede tomar a las personas más desvalidas y la situación más desesperante y trágica, y sacar algo bello de todo eso. Hoy estamos escuchando una historia similar con nuestro invitado, Christopher Yuan. Él es profesor, conferencista y autor de un libro. Y Dios lo está utilizando de manera significativa en el ministerio, y hablaremos sobre eso al finalizar la serie.
Conocí a su madre, Ángela Yuan, hace unos años en una conferencia de Aviva Nuestros Corazones, pero ahora tenemos la oportunidad de conectarnos de nuevo al contar la historia de dos pródigos, madre e hijo, y un esposo que también está aquí con nosotros, y aunque no está en el micrófono, él también es una parte importante de esta historia donde vemos el poder de Dios y Su capacidad de atraer los corazones.
Ángela, cuando iniciamos esta historia, hace unos días en el programa, nos dijiste que eras atea y que habías tenido una familia y una crianza difícil, lo que te llevó a buscar el amor en lugares incorrectos, pero Dios ha estado en todo este proceso de atraerte hacia Él y lo hemos visto a medida que has contado tu historia.
Parte de lo que inició tu viaje en la fé, fue cuando tu hijo Christopher vino de la escuela de odontología y te dijo, «soy homosexual y estoy escogiendo este estilo de vida por encima de mi familia». Lo que pareció un momento horrible y doloroso para ti como madre, se convirtió en el inicio de tu historia de salvación, ya que no tenías nadie a quien recurrir que no fuera al Señor.
Estamos hablando sobre esta historia en esta semana. Gracias, gracias, por querer compartirla con nosotros, y gracias por dejar que la gracia de Dios resplandezca a través de ustedes y por revivir algunos de esos momentos dolorosos de su peregrinaje para que otros también puedan encontrar vida. Gracias por acompañarnos una vez más en Aviva Nuestros Corazones.
Christopher: Gracias a ti por permitirnos venir de nuevo, Nancy.
Ángela: Ay sí, gracias Nancy.
Nancy: Hay mucho más en esta historia de lo que podremos relatar en esta serie durante la semana. Desde un país lejano, cuando piensas en esa frase, tu mente probablemente se vaya a la parábola del hijo pródigo en Lucas 15. La parábola que relató Jesús sobre aquél hijo menor que se fue de la casa y gastó su herencia familiar en una vida desenfrenada y probablemente inmoral, no sabemos exactamente… Pero al final de la historia, este muchacho vuelve en sí, y regresa a la casa de su padre. Jesús nos relató esa historia para recordarnos que hay un Padre en el cielo que quiere redimir nuestras vidas desastrosas y traernos desde ese país lejano.
Bueno, ya he hablado demasiado, y quiero escuchar más sobre su historia y estoy segura de que nuestras oyentes también. Cuando terminamos el programa anterior, Ángela, estabas en proceso de tener un avivamiento espiritual, mientras estabas en el tren que te conduciría donde estaba Christopher a despedirte de él, pues estabas decidida a quitarte la vida.
Pero en cambio Dios te dio una nueva vida en Cristo en el momento que reconociste Su amor. Pensabas que ibas a despedirte de Christopher pero de hecho ibas a decirle que lo amabas y quedaste sorprendida de que pudieras pronunciar esas palabras.
Pero él realmente no estaba listo para escuchar esto, él continuaba y se introducía cada día más en su vida de drogas y homosexualidad.
Pero tú estabas en el proceso de llegar a la fé. Cuando llegaste a Louisville, tu esposo no sabía dónde estabas, era como si te hubieses escapado. Te quedaste allí por un tiempo, inmersa en las Escrituras y en los caminos de Dios, y de repente surgió en ti un interés intenso por leer las Escrituras. Fue como iniciar una nueva vida, ¿verdad?
Ángela: Exactamente Nancy, te había mencionado que yo no era cristiana, ni creyente de ninguna religión, pero después que bajé de ese tren, fui a ver a una mujer, la esposa de un pastor retirado, y ella me comenzó a discipular, me llevó a una librería cristiana. ¡Nunca en mi vida había escuchado o sabía que existía una librería así! Allí compré mi Biblia.
Nancy: Y nunca habías tenido una Biblia.
Ángela: Nunca había tenido una, ni había leído una Biblia. Así que cuando empecé a leer la Biblia, pensé que Dios había escrito mi historia; cuando leía me sentía como: «Wow, esta soy yo, Dios está hablando sobre mí, es más, Dios me está hablando a mí».
Nancy: Amén.
Ángela: También les había mencionado que no me gustaba leer, de hecho no recuerdo haber leído un libro completo de principio a fin, pero cada mañana lo primero que hacía cuando me levantaba era leer mi Biblia y no me desprendía de ella hasta las once o doce de la noche, excepto cuando almorzaba o cenaba.
Nancy: O sea que tenías esta hambre por conocer más de Dios y de Su Palabra.
Ángela: Esto si fue un milagro para mí, y no podía creerlo. Casi siempre me dormía a la hora o dos horas de comenzar a leer un libro, pero con la Biblia mientras más leía, más quería seguir leyendo.
Así que fui de nuevo a la librería cristiana y compré libros cristianos, leí libros tras libros, llegué a tener una caja de libros cristianos, y estuve inmersa entre la Biblia y mis libros cristianos todos esos días, durante seis semanas.
Nancy: Así que Dios te estaba dando una vida completamente nueva. Esta madre pródiga había vuelto a casa. Estabas experimentando el amor de Dios de una manera totalmente nueva, pero todavía quedaban muchos asuntos que no se resolvieron de un día para otro. Tu matrimonio se estaba cayendo a pedazos y tu hijo también se estaba desmoronando. Tenías un hijo pródigo adulto, y ahora tenías otro hijo pródigo más joven.
Christopher, tú ni te inmutabas con todas las cosas cristianas en las que tu mamá ahora estaba inmersa; nada de esto tocaba tu corazón aún, ¿hacia qué dirección iba tu vida?
Christopher: Bueno Nancy, yo seguía haciendo mis cosas, estaba disfrutando en ese momento de esta nueva libertad, y de mis amigos en la comunidad homosexual, y mientras estaba en la universidad solo iba a fiestas y a clubes nocturnos.
Lamentablemente, caí en drogas y salía y entraba de relaciones, fue algo muy tormentoso, pero como era estudiante no tenía suficiente dinero para comprar drogas, así que se me ocurrió una brillante idea de que podía vender un poco de drogas para obtener más dinero para pagar mis consumos.
Así fue como comenzó todo. Lamentablemente, llegué al punto de vender mucha droga y llegué a hacer mucho dinero y esto me permitía viajar los fines de semana, lo cual me alejó cada vez más de la universidad pues me ausentaba los viernes o los lunes, debido a todos estos viajes.
Todo esto continuó por varios años, hasta el punto en que la universidad llegó al límite. Ellos no sabían que vendía drogas, aunque algunos de los estudiantes sí lo sabían, porque llegué a venderles a muchos de ellos y a alguno que otro profesor, pero finalmente la administración llegó al límite y me expulsaron de la Escuela de Odontología.
Nancy: Y estabas a punto de terminar tu carrera…
Christopher: Estaba a tan solo a 4 meses de graduarme como Doctor de Odontología.
Nancy: Creo haber leído en tu libro que incluso habías llegado a ordenar ya tu toga y tu birrete…
Christopher: Así es, había ordenado ya la toga y el birrete, y hasta había enviado las invitaciones de la graduación. De hecho había completado las dos primeras partes de los exámenes para mi licencia como dentista. Así que estaba enfocado en esa dirección: a ser un odontólogo exitoso, pero me expulsaron de la universidad.
Nancy: ¿Ellos te llamaron o te enviaron una notificación? ¿Cómo te lo dijeron? ¿Cómo te lo informaron?
Christopher: Ya había tenido problemas con la universidad, esto no fue de repente, o sea, ya había caído en prueba académica, incluso una vez me habían suspendido por mis notas y por ser irresponsable con mis trabajos en la universidad, así que tampoco puedo decir que la expulsión me sorprendió del todo, pero en un sentido sí fue una sorpresa pues nunca pensé que llegaríamos hasta este punto.
Así que les dije a mis padres –ellos vinieron de Chicago a Louisville, Kentucky. Mi papá es también dentista y conocía al director muy bien. Y en mi mente yo pensaba que mis padres iban a luchar para que me dejaran en la escuela; quizás moverían algunas teclas o quizás demandarían a la universidad pues solo me quedaban 4 meses y creía que al final me graduaría. Pero eso no fue lo que ocurrió, no.
Nancy: Ángela, ¿tú recuerdas qué pasó? Déjame ubicarme, mientras tanto tú estabas de vuelta en Chicago y orabas por Christopher, de hecho tenías un lugar especial en tu casa que lo convertiste en un closet de oración…cuéntanos sobre eso.
Ángela: Cuando llegué a la casa, era una casa nueva que estaba acabada de construir, teníamos una pequeña ducha en la habitación principal y me dije, «wow, este es un perfecto cuarto de oración», es una ducha que no estábamos usando, y el constructor había puesto un murito para yo sentarme y lavar mis pies, y convertí este muro en una mesa, puse mi Biblia y algo de luz y así lo convertí en mi closet de oración.
Nancy: Qué bien. Christopher tú lo has visto, ¿podrías describirlo?
Christopher: Por supuesto. Está cubierto de losetas y mi madre escribía sus oraciones en unos papelitos pegantes y los ponía allí; así que apenas se pueden ver las losetas, pues está lleno de papelitos pegados. Tiene una Biblia, su bolígrafo, resaltadores y muchísimos comentarios. Mi madre se quedaba allí durante horas cada mañana.
Desde que se levantaba entraba al baño e iba al closet de oración. Mi madre tiene la costumbre de arrodillarse para estudiar. Ella se arrodillaba y estudiaba durante horas con su Biblia abierta, leía, oraba y leía otro poco más, y así sucesivamente; escribía una oración tras otra.
Nancy: Y por supuesto la primera cosa en el primer lugar de su lista de oración era rogar por su hijo Christopher.
Christopher: Así era.
Nancy:Tú ni siquiera lo sabías y no te importaba. Dios había estado trabajando mucho contigo Ángela, por eso cuando llegó el día en que tú y tu esposo tenían que hablar con el director de la Facultad de Odontología, ya te habías propuesto no dejar que tu hijo siguiera viviendo esa vida de pecado, así que llegaste a la reunión, y le dijiste al director algo que Christopher no se esperaba.
Christopher: Para nada.
Ángela: Sí, pero antes debo decirte que mientras estudiaba la Palabra y oraba, me di cuenta que Dios estaba trabajando en mis hijos, y vi claramente que Él quería que me mantuviera al margen y lo dejara trabajar.
Nancy: Amén, que no interfirieras…
Ángela: Así es, no debería interferir con lo que Dios estaba haciendo en la vida de mi hijo. Pensé, «esto es Dios obrando, tengo que confiar porque he estado orando, así que tal vez siendo expulsado de la universidad sea la manera en que Dios está llamando la atención de Christopher». En mi mente no había nada más importante que el que mi hijo conociera al Señor.
Nancy: Y eso fue lo que le dijiste al decano, ¿no es cierto?
Ángela: Sí, le dije al decano: «No es tan importante que Christopher se haga dentista, lo que es realmente importante es que Christopher se haga seguidor de Cristo».
Christopher: Yo no podía creer aquello que yo escuchaba.
Nancy: ¿Qué pensaste, Christopher, cuando escuchaste a tu madre decir eso? ¿Pensabas que ella vendría en tu defensa?
Christopher: En realidad yo estaba furioso. No era lo que yo esperaba que ella dijera, creía que mis padres le dirían a la universidad: «Ustedes no pueden expulsar a mi hijo», y yo continuaría y me graduaría. Pero es increíble, mirando ahora a través de las Escrituras, cómo Dios utiliza las dificultades y las circunstancias difíciles para atraernos hacia Él, pero en ese momento yo no podía verlo así.
Nancy: Así que tu mamá le dijo al decano, «haga lo que usted considere que es correcto». Fue eso básicamente lo que dijiste, ¿verdad Ángela?
Christopher: Así fue.
Ángela: Sí, le dijimos, «lo que sea que usted haga, está correcto y le apoyaremos».
Nancy: Así que respaldaron al decano y él se mantuvo firme en su decisión.
Christopher: Así es, no cambiaron. Ellos esperaban una pelea, había tensión en la oficina, esperaban que mis padres protestaran y dijeran: «¿Por qué están haciendo esto? No tienen el derecho de expulsar a mi hijo», jamás se hubieran imaginado que mis padres dirían: «Apoyaremos cualquier decisión que tomen y confiamos en que tomarán la decisión correcta».
Nancy: ¿Sabes? Es interesante, ahora mismo estoy pensando en la parábola del hijo pródigo y por ningún lado aparece que el padre fuera a buscar a su hijo a ese país lejano. De seguro él quiso ir en algún momento y hubiese podido tener alguna influencia sobre su hijo, pero él prefirió que su hijo viniera por sí mismo.
Y creo que lo que has descrito es una fotografía de aquello. Cuántas veces los padres –con la mejor de las intenciones– rescatan a sus hijos de la cruz, y los apartan de las circunstancias que Dios está usando para dejar que esos chicos toquen fondo.
No siempre tiene que ser esta la misma solución para cada situación, por eso es tan importante que los padres oren y pidan discernimiento. Pero en este caso particular, te hiciste a un lado y dijiste, «no vamos a interferir con lo que Dios está haciendo». ¿Se imaginan ustedes si hubiesen interferido? Él se hubiera graduado de dentista pero no se hubiera convertido en un seguidor de Cristo.
Christopher: Estoy muy contento de que no hayan interferido. De hecho mi corazón seguro se hubiese endurecido. El amor muchas veces tiene que ser firme. Las Escrituras son muy claras en ese aspecto, Dios castiga al que ama y si no nos castigara…realmente creo que necesitamos esos momentos cruciales para ser refinados.
Nancy: Entonces, tú estabas furioso en ese momento, pero ahora puedes mirar atrás y ver cuánto tus padres también te amaban, que permitieron que te expulsaran de la universidad.
Christopher: Sí, y ciertamente mis padres esperaban que este fuera mi fondo.
Ángela: Sí, esperábamos que con esto tocara fondo.
Christopher: Y esperaban que como resultado de esto las cosas comenzaran a cambiar.
Nancy: Pero al parecer no cambiaron.
Christopher: No, no, no, no. Todo se puso peor, de hecho, mucho peor. Así que en vez de yo darme cuenta de que tenía que cambiar, recogí mis cosas y me mude bien lejos de Chicago, de Louisville a Atlanta, Georgia. Tenía amigos allá, a los que vendía droga y con los que me iba a las fiestas.
Mi negocio de drogas prosperó y no solo me hice vendedor sino traficante y le suplía drogas a los traficantes en aproximadamente una docena de estados; estaba muy activo en mi comunidad gay, y era muy popular.
Me sentía muy bien en la vida, pero lamentablemente estaba viviendo una vida promiscua también, cada vez más lejos de Dios.
Nancy: Y te convertiste como en tu propio dios.
Christopher: Exacto, me estaba convirtiendo en mi propio dios. Me encanta lo que dice Romanos 1:25, estaba viviendo la mentira, «estaba adorando y sirviendo a la criatura en lugar del Creador». Así que todo continuó así por varios años, las cosas iban de mal en peor. Mis padres esperaban que todo mejorara y no dejaban de orar pero las cosas no mejoraban.
Nancy: Ellos no solo oraban, Ángela tú también le enviabas notas a Christopher, cuéntanos un poco sobre esas notas.
Ángela: Así es, fui a la librería cristiana, que se había convertido en mi tienda favorita para ese entonces. Compraba docenas y docenas de tarjetas cristianas, y se las enviaba a Christopher dos veces a la semana, aunque tengo que admitir que en mi interior creía que Christopher no las leía, pero me decía, «no importa, por lo menos le quiero mostrar que pienso en él, y que quiero que conozca de Cristo».
Christopher: Ella firmaba cada tarjeta «te amaré siempre».
Nancy: Pero esas notas no estaban haciendo ningún impacto en ti en ese momento, ¿qué hacías con ellas?
Christopher: Bueno, las botaba en la basura, ahora miro hacia atrás y veo que se estaba plantando una semilla, pero en ese momento no era lo que yo quería.
Nancy: Y cuando ellos intentaban llamarte por teléfono ¿qué pasaba?
Christopher: Yo no les contestaba, mi madre dejaba unos mensajes largos de voz y yo los borraba.
Ángela: Algunas veces le cantaba canciones cristianas en el teléfono; no tenía mucho que decir, pues él no conversaba conmigo, así que le dejaba una canción.
Nancy: Así que la relación no podía estar peor. Cuéntanos la historia de esa noche de Navidad, cuando tú, Ángela, compraste un boleto aéreo para que él viniera a casa.
Ángela: En ese momento, le envié el boleto y pensé, «él vendrá a casa». Fui a recogerlo al aeropuerto pero Christopher no estaba. Pensé que había perdido el vuelo, pues el ticket no era barato y pensaba que él no lo desperdiciaría, así que volví de nuevo unas horas después…y nada… Así que me di cuenta que él no iba a venir en Navidad ni para el Año Nuevo.
Nancy: Pero nunca te diste por vencida y seguías tocando las puertas del cielo. Te mantuviste orando.
Ángela: Así es, durante 7 años.
Nancy: Y sin evidencias de que Dios estuviese escuchando esas oraciones. ¿Qué te mantenía orando?
Ángela: Creo que la Palabra de Dios. Cada vez que leo la Palabra, veo que Dios no se da por vencido con nosotros. También tenía la visión de la viuda persistente, de lo que habla la Biblia, tocando las puertas de Dios. Pensaba, «tal vez no sea la primera en la fila», así que me levantaba temprano y tocaba a Su puerta, orando, llorando y ayunando.
Christopher: Mi madre ayunó todos los lunes durante 7 años.
Nancy: Ella hizo hasta un ayuno extendido en un momento específico.
Christopher: Una vez comenzó a ayunar y sintió: «Voy a ayunar hasta que Dios me diga que me detenga» y ayunó por 39 días.
Nancy: Y aparentemente nada de esto parecía estar haciendo ningún efecto en ti.
Christopher: Para nada, las cosas se pusieron peor.
Nancy: Peor de lo que tus padres se hubiesen imaginado.
Christopher: Así es.
Nancy: Pero Ángela, Dios te proveyó la fé y la gracia, para continuar tocando las puertas del cielo, y hasta orabas que el Señor te ayudara a no rendirte.
Ángela: Sí, solamente creí en las promesas de Dios y confié en que Él haría todo lo que prometía. Debo decir que contaba con hermanas creyentes que me ayudaban a orar, estudiaban la Palabra de Dios conmigo y me estimulaban a no rendirme.
Algunas veces me sentía como, «ay, saben qué…no sé cuándo...», y mis hermanas decían «solo ora y no te rindas…» Muchas veces recordaba esas palabras y realmente eso me ayudó a continuar.
Christopher: Muchas veces pensaba que mi madre se iba a aparecer. No saber nada de un hijo por varios años es la peor experiencia para un padre. Es fácil ser consumido por eso. Pero creo que durante este periodo mi madre hacía una decisión cada mañana, de manera consciente e iba a su closet de oración y abría su Biblia. Eso era lo que la ayudaba a quitar su foco de mí y de las tormentas y de la tragedia, y poner su foco de nuevo en el rostro de Cristo.
Todavía hoy, en el espejo de su baño ella tiene la frase: «Pon tus ojos en Cristo», porque eso era lo primero que ella hacía en la mañana, quería enfocarse en Cristo.
Nancy: Te escuché decir una vez, que escogiste no enfocarte en la desesperanza sino en las promesas de Dios.
Annamarie: La conversación que escuchaste hoy es parte de la serie titulada, Desde un país lejano. Si este contenido ha sido de edificación para ti te animamos a compartirlo con más mujeres.
También profundiza en lo que has estado escuchando adquiriendo el libro escrito por Ángela y Christopher Yuan titulado, Ya no vivo yo.
Nancy: Continuaremos escuchando esta historia. Dios estaba trabajando en la vida de Christopher sin él darse cuenta. Sé que todos queremos escuchar sobre esto, pero creo que lo que hemos escuchado hoy ha sido de edificación y ha ministrado a muchas madres y abuelas que están cansadas de orar, de clamar, cansadas de no obtener respuestas. Creo que tu historia, Ángela, les dice a ellas, «esperen en el Señor, sean valientes, no se rindan, sigan orando».
Mi vida es el resultado, humanamente hablando, de una bisabuela que oraba —mi yaya griega— a quien nunca conocí, pero que está ahora junto al Señor y oraba por la salvación de mi padre.
No sé si ella vivió para verlo convertirse en creyente, pero puedo ver el poder de esos años de oración, de rodillas, en la noche, como decías en tu testimonio Ángela. Sé que hay algunas madres escuchándonos que necesitan ser motivadas a continuar…sigan, sigan, sigan buscando al Señor.
Annamarie: Amén. Espero que esta serie de programas te anime a acercarte a Dios, en rendición y clamando por avivamiento en tu vida y la vida de tu familia. Y juntas, continuemos corriendo la carrera de la fe.
Nancy: Asegúrate también de sintonizar nuestra próxima entrega para que sepas cómo Dios, «El Sabueso de los cielos» estaba persiguiendo a Christopher a través de las oraciones de su madre. ¡Es difícil escaparse de Dios!
Christopher: Estaba disfrutando con mis amigos, viviendo la gran vida, haciendo un montón de dinero. Sin embargo, me encontré, poco a poco, cada vez más adicto al pecado; más y más adicto a las drogas; más y más adicto a la promiscuidad sexual. Y durante todo este tiempo mis padres no tenían absolutamente ni idea de lo que estaba pasando.
Pero sabían que yo necesitaba conocer a Jesús…
Nancy: Queremos que escuches el resto de la historia en Aviva Nuestros Corazones.
Annamarie: Llamándote a orar por un derramamiento del Espíritu de Dios en tu familia, en tu iglesia y en el mundo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
Oh Gran Dios, Doulos, Oh Gran Dios - Single, ℗ 2020 1880747 Records DK.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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