Orando por la obediencia
Annamarie Sauter: ¿Realmente quieres conocer más a Jesús? Con nosotras Walter Price.
Walter Price: Si queremos tener la recompensa de Jesucristo mismo, si queremos que Él mismo se revele a nosotros, si queremos conocerlo más, uno de los grandes caminos para buscarle y encontrarle es obedecerle en todo lo que hagamos.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Antes de entrar en el tema de hoy, escucha lo que otra mujer que está siguiendo el reto de lectura bíblica, Mujer Verdadera 365, compartió con nosotras.
Mujer: Estimadas hermanas, para mí ha sido de gran bendición la lectura de la Palabra de Dios. He encontrado grandes enseñanzas como lo dice en el libro de Números 1:54. Lo repite en varios versículos:
«Así hicieron los hijos de Israel; conforme a todo lo que el Señor había mandado a Moisés, así hicieron».
Santiago …
Annamarie Sauter: ¿Realmente quieres conocer más a Jesús? Con nosotras Walter Price.
Walter Price: Si queremos tener la recompensa de Jesucristo mismo, si queremos que Él mismo se revele a nosotros, si queremos conocerlo más, uno de los grandes caminos para buscarle y encontrarle es obedecerle en todo lo que hagamos.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Antes de entrar en el tema de hoy, escucha lo que otra mujer que está siguiendo el reto de lectura bíblica, Mujer Verdadera 365, compartió con nosotras.
Mujer: Estimadas hermanas, para mí ha sido de gran bendición la lectura de la Palabra de Dios. He encontrado grandes enseñanzas como lo dice en el libro de Números 1:54. Lo repite en varios versículos:
«Así hicieron los hijos de Israel; conforme a todo lo que el Señor había mandado a Moisés, así hicieron».
Santiago 1:22: «Sed hacedores de la palabra y no solamente oidores…»
Le he pedido a Dios que me ayude a obedecer. Que Su Palabra corrija mi actitud y me recuerde el propósito por el cual estoy aquí; que me cambie al ir leyéndola; que aumente mi fe, y que me ayude en mis debilidades.
Les aliento a que no se rindan. Dios tiene el control de todo; y nunca dejen de leer ni un día la Palabra de Dios para que Dios todopoderoso pueda terminar Su obra en ustedes.
Que Dios todopoderoso las bendiga a todas.
Annamarie: Te invitamos a unirte a nosotras, y juntas arraigar nuestras vidas en Cristo. Descarga el plan de lecturas bíblicas en nuestro sitio web, AvivaNuestrosCorazones.com, y ¡comienza a leer!
La lectura de hoy es 2 Crónicas capítulos 1 al 4.
Esta semana Nancy nos ha estado enseñando acerca de la obediencia, una característica del avivamiento. En semanas anteriores hablamos acerca de otras características, como la humildad, la honestidad, el arrepentimiento, la gracia y la santidad. Puedes encontrar tanto los audios como las transcripciones de esos programas, en AvivaNuestrosCorazones.com. Encuéntralos bajo el título de esta serie, «En busca de Dios», o por el tema de la semana.
Hoy escucharemos lo que sucedió cuando algunos líderes cristianos se conectaron por teléfono para orar por un avivamiento—enfocándose en el área de la obediencia. Escucharemos a Byron Paulus, Sammy Tippit, Nancy DeMoss Wolgemuth, Laine Johnson, Steve y Debby Canfield, y Bill Elliff.
Walter Price inicia la sesión con una reflexión sobre la obediencia.
Walter Price: Pensé que podríamos comenzar hoy echando un vistazo a la obediencia a través de algunas páginas de la Escritura. De principio a fin, la Biblia está llena del tema de la obediencia. Obviamente, a partir de los primeros capítulos de la Escritura cuando Dios puso a Adán y Eva en el Jardín del Edén. Él les dio una oportunidad para obedecer cuando les dijo que no debían comer del árbol del conocimiento del bien y del mal.
Nos movemos hacia el comienzo del libro de Deuteronomio, donde Moisés predicó sus sermones al pueblo mientras se preparaban para entrar a la tierra prometida. Y Él les dijo en Deuteronomio 6:3: «Escucha, pues, oh Israel, y cuida de hacerlo, para que te vaya bien y te multipliques en gran manera, en una tierra que mana leche y miel, tal como el SEÑOR, el Dios de tus padres, te ha prometido».
Entonces el Señor reiteró esa misma palabra a Josué, ya que se encontraba allí en el río Jordán preparándose para entrar a la tierra prometida. «Este libro de la ley no se apartará de tu boca, sino que meditarás en él día y noche, para que cuides de hacer todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino y tendrás éxito» (Josué 1:8).
El Señor Jesucristo hizo de la obediencia parte de lo que estaba implicado en nuestro caminar con Él y nuestro conocimiento de Él. En el Sermón del Monte en Mateo capítulo 7, cuando dijo: «No todo el que me dice: "Señor, Señor", entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos» (v. 21).
Por supuesto, uno de los grandes versículos con que siempre nos encontramos cuando de la obediencia se trata, es en el que Santiago nos dijo: «Sed hacedores de la palabra y no solamente oidores» (Santiago 1:22).
Mientras revisamos estos textos a través de la Escritura hoy, quiero detenerme por un momento en el capítulo 14 de Juan. Juan capítulo 14, es un gran lugar para entender la profundidad de la importancia de la obediencia para nosotros, en cuanto a nuestra relación con el Señor Jesucristo. Cuatro veces Cristo dice en este pasaje: «Si me amáis, guardaréis mis mandamientos».
En primer lugar, en el versículo 15, Él hace esa declaración. Luego en el versículo 21, dice: «El que tiene mis mandamientos y los guarda, ese es el que me ama». Por otra parte, en el versículo 23 dice: «Respondió Jesús y le dijo: «Si alguno me ama, guardará mi palabra».
Ahora bien, esas son tres declaraciones positivas acerca de mostrar nuestro amor al Señor por nuestra obediencia. Luego en el versículo 24, Jesús nos muestra el otro lado de esta verdad cuando dice: «El que no me ama no guarda mis palabras».
Hay tres cosas que quiero que veamos rápidamente sobre lo que Jesús dijo en Juan 14. La primera es esta: La obediencia es el camino al conocimiento. En Juan 14:21 el Señor dijo: «El que tiene mis mandamientos y los guarda, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo le amaré y me manifestaré a él».
Me vienen a la memoria las palabras que Jesús habló en el capítulo 8 de Juan, donde dijo: «Si permanecéis en mi palabra…conoceréis la verdad y la verdad os hará libres» (vv. 31-32). Así vemos que la obediencia nos lleva a la senda del conocimiento mientras el Señor se va revelando a nosotros.
Entonces, de acuerdo a lo que el Señor Jesús nos dice aquí, volvemos de nuevo a una verdad evidente, y es que la obediencia es la prueba del amor. La obediencia es la prueba de fuego del amor en la vida de un creyente. Varias veces el Señor declara muy claramente: «Si me amas, harás lo que yo digo».
Eso nos recuerda que no se trata de la emoción que mostremos. No es lo fuerte que cantemos. No son las lágrimas que derramemos. No son las palabras que le digamos al Señor lo que demuestra nuestro amor hacia Él. Más bien, Cristo dijo que se trata de hacer lo que Él nos manda a hacer.
Si quieres pensar en términos de la adoración, creo que el mayor acto de adoración es una respuesta obediente a la Palabra de Dios con un corazón sincero. Así vemos que la obediencia es nuestra prueba de amor al Señor Jesucristo.
Ahora bien, al pensar en demostrar nuestro amor al Señor mediante la obediencia, tal vez alguien tendría la pregunta: «Bueno, entonces, ¿qué recibimos nosotros? ¿Cuál es nuestra recompensa por la obediencia?»
Creo que la recompensa es muy clara en este pasaje. El Señor Jesucristo dijo en el versículo 23: «Si alguno me ama, guardará mi palabra y mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos nuestra morada con él». Así que vemos que la recompensa por la obediencia es Jesucristo mismo.
De modo que vemos que nuestra responsabilidad ante el Señor hoy es la de obedecerle. Es la de hacer lo que Él nos manda a hacer. Como dijo Pablo en Filipenses 4:13: «Yo puedo hacer todas las cosas», pero nos recuerda que no estamos abandonados a nuestra suerte. No estamos abandonados a nuestra propia fortaleza, porque el Señor dice que Él lo va a hacer a través de nosotros. «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece».
Anteriormente en ese mismo libro, Pablo nos dice en el capítulo 2, versículo 13: «porque Dios es quien obra en vosotros tanto el querer como el hacer, para su beneplácito». Dios nos da el deseo de obedecerle y la capacidad para obedecerle.
Me encanta lo que dijo Amy Carmichael acerca de la obediencia al Señor y sobre sus mandamientos para nosotros. Ella dijo: «Los mandamientos del Señor realmente son Sus ayudas para nosotros». Qué regalo más maravilloso de gracia.
Así que al pensar en buscarle hoy día, si queremos tener la recompensa de Jesucristo mismo, si queremos que Él mismo se revele a nosotros, si queremos conocerlo más, uno de los grandes caminos para buscarle y encontrarle es obedecerle en todo lo que hagamos.
Bill Elliff: Muchas gracias, Walter. En verdad en este momento estaremos orando por un avivamiento verdadero que nos lleve a amar a Dios y a obedecerle de todo corazón. ¿Cómo sería nuestro país si viviéramos ese tipo de avivamiento que diera lugar a una obediencia instantánea y completa al Señor?
A medida que empezamos a orar esta mañana, pienso que pudiéramos entrar en Su presencia reconociendo al Señor, cuya misma naturaleza y carácter nos lleva a amarle y a obedecerle con todo nuestro ser. Así que por los próximos minutos, vamos a adorar al Señor y a alabar al Señor, y a centrarnos en Sus atributos que nos llevan a amarlo, admirarlo y obedecerlo.
Padre, al comenzar este tiempo de oración, ponemos nuestros ojos en ti. Tú eres el Único digno de todo nuestro amor, nuestra obediencia y todo nuestro afecto. Padre, quiero darte las gracias personalmente por Tu fidelidad, que siempre haces lo que dices que harás. Señor, eso obliga mi corazón a ser fiel como Tú eres fiel. Entonces, Señor, solo quiero agradecerte en este momento por Tu fidelidad; fidelidad que me lleva a amarte y a vivir en obediencia a tus mandamientos.
Sammy Tippit: Padre, te doy gracias por Tu gracia asombrosa. Oh Dios, Tú has sido tan bueno. Estaba tan perdido y Tú llegaste y me salvaste. No merezco nada, Dios. Merezco el infierno. Merezco la separación eterna de ti. Sin embargo, por Tu gran gracia, extendiste la mano y me mostraste favor, y Dios, Tú me salvaste. Gracias por mandar a Jesucristo. Gracias por Su obediencia, Padre.
Señor, te amo, y quiero obedecerte y seguirte, y hacer lo que Tú quieres que yo haga, porque Tú me salvaste incluso cuando yo era Tu enemigo, Señor. Te inclinaste a mí y me amaste y me redimiste y me cambiaste. Padre, te doy gracias por eso. Eres tan bueno. Eres tan santo. Te amo.
Debby Canfield: Señor mío, quiero darte las gracias y alabarte por Tu amor incondicional hacia mí. Dios, Mientras Walter hablaba, noté una vez más que fue ese amor, Tu amor persiguiendo mi vida, que me sacó del pozo profundo y me colocó sobre la roca sólida. Por eso quiero obedecerte.
Quiero perseguirte. Quiero buscarte con todo mi corazón, con toda mi alma, con toda mi mente. Dios, te doy gracias y te alabo porque Tú me has amado lo suficiente para llevar mi pecado tan lejos como como está de lejos el oriente del occidente, y yo no lo merecía.
Steve Canfield: Padre, te doy gracias por ser el Dios soberano del universo, que en medio de un mundo cambiante y fluctuante Tú eres el mismo ayer, hoy y siempre. Te alabo porque nada te ha tomado por sorpresa. Te agradezco porque en medio de todas las dificultades que enfrenta ahora mismo cada persona que está escuchando y cada persona que está orando, sabemos que Tú has tenido conocimiento de todo esto. Te adoramos porque Tú eres soberano. Estás en control, y te confíamos nuestras vidas a ti.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Señor, por el hecho de que Tú eres el Señor, Tú eres el rey y el gobernante de este universo, aun las piedras te obedecen. Los árboles te obedecen. El viento y las olas te obedecen. Los ángeles te obedecen. ¿Cómo no obedecerte nosotros? Tú eres el máximo, soberano Señor y tienes la autoridad sobre todo este universo. Solo por quien Tú eres, resulta inconcebible que podamos hacer otra cosa que simplemente decir: «Sí, Señor».
Sammy Tippit: Padre, quiero agradecerte por Jesús. Te doy gracias que Tú no solo nos mandaste a obedecerte sino también nos enseñaste a hacerlo. Señor, te doy gracias que Cristo fue obediente hasta la muerte. Señor, yo te doy gracias por el Salvador. Señor, te amo. Oh Dios, te doy gracias por Su obediencia.
Laine Johnson: Señor, pensamos cómo, en su humanidad, el Señor Jesucristo aprendió la obediencia por medio del sufrimiento, y también en Su disposición para sufrir para obedecer al Padre, y aun para decir: «Señor, ¿puede esta copa pasar de mí?, pero no se haga mi voluntad, sino la la tuya», y luego decir: «Levántense, es el momento», y luego ir a la cruz y obedecerte. Señor, haznos dispuestos a sufrir con el fin de obedecer la voluntad de Dios. Señor, es lo que tenemos que hacer.
Bill Elliff: Espíritu Santo, estoy agradecido por Tu presencia permanente que nos lleva a tener el deseo y nos da el poder para obedecerte. Te pido que nos llenes, llena mi vida, Señor; que mis deseos sean hacia las cosas que son eternas y que mis valores sean hacia las cosas que son eternas. Te doy gracias pues Tú eres el que me da el deseo y el poder para obedecerte, algo que no puedo hacer por mí mismo.
Walter Price: A medida que continuamos orando y ponemos nuestros ojos en el Señor y vemos Su santidad y Su gracia y Su amor y Su pureza y Su fidelidad, Él nos muestra rápidamente la desobediencia en nuestra propia vida. Al igual que Isaías, gritamos: «¡Ay de mí!»
Así que me pregunto si para esta próxima temporada, mientras participamos en reuniones de oración a través de todo el país, si pudiéramos dejar que el Espíritu de Dios escudriñe nuestros corazones, y oremos, confesando y arrepintiéndonos, unidos en un solo clamor, pidiendo limpieza y purificación.
Te invito a ser lo más específico que puedas. Confesemos ante el Señor por nuestras propias vidas, por la vida de la iglesia en nuestro país —todas aquellas áreas de desobediencia que sabemos que no son agradables al Señor, y clamemos por Su limpieza y Su perdón. Oremos.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Señor, Tu Palabra dice que todo debe ser hecho con oración. Y yo debo confesar que no oro. Trabajo tan duro para preparar los mensajes y para entregarlos y para dirigir un ministerio de avivamiento y oración, llamando a las mujeres a la feminidad bíblica. Pero, Señor, tan a menudo, durante gran parte del tiempo, estoy corriendo tan rápido haciendo la obra del ministerio, pero sin detenerme a buscar Tu rostro, sin pararme para pedirte sabiduría, gracia y poder.
Señor, no solo quiero llamar a otras mujeres a ser intercesoras, pero quiero ser yo misma una mujer de oración. Sé que es una expresión de humildad cuando clamamos a ti y te decimos: «Señor, te necesitamos». Perdóname por la autosuficiencia y la independencia que me hace pensar que yo puedo hacer cualquier cosa sin buscar Tu rostro, sin clamar a ti, sin ser una mujer de oración.
Walter Price: Al orar por toda la nación, me pregunto si en este tiempo de tranquilidad podrías ser honesto con el Señor sobre esa área de obediencia en tu vida sobre la cual Él quiere manifestar Su gloria y Su fidelidad —aquella con la que tú estás luchando. Me pregunto si lo confesarías a Él. Clama a Él por sanación y por Su ayuda. ¿Orarías ahora?
Sammy Tippit: Dios, oro por un avivamiento general entre los hombres de nuestro país. Padre, quiero agradecerte por los grupos de oración de mujeres que entiendo que se han formado. Sin embargo, Padre, los hombres se quedan tan atrás. Ruego, Dios, que levantes hombres que te busquen; hombres que te pongan en primer lugar.
Te pido que surjan reuniones de oración en los lugares de trabajo. Te pido que haya hombres que tomen la iniciativa y te pongan en primer lugar en cada área de sus vidas. Padre, te ruego que muevas los corazones de los hombres para que obedezcan según Efesios capítulo 5, y amen a sus esposas como Cristo ama a la iglesia.
Señor, te ruego que rompas ese ego masculino, esa manera de pensar tan egocéntrica de que el mundo entero existe para nosotros. Señor, te ruego que causes que los hombres se conviertan en siervos en sus hogares. Señor, te pido que aquellos hogares que estén rotos debido a hombres crueles y duros de corazón, que les quebrantes sus corazones y les inclines tiernamente a obedecerte. Te pido que las esposas encuentren hombres nuevos en sus hogares.
Señor, oro que en las iglesias, cuando los hombres vayan con su familia para adorar y piensen que están haciéndote un gran favor, Dios, te ruego que rompas sus corazones. Te ruego que enciendas un fuego por Cristo en sus corazones. Dios, te ruego que les des un corazón por ti, una pasión por ti, de obedecerte.
Señor, como hemos escuchado de las Escrituras, sabemos que el problema con la obediencia es que no te amamos a ti. De modo que te pido, Dios, que levantes una generación de hombres en nuestro país que tenga un amor apasionado por Jesucristo. Dios, te doy gracias porque sé que Tú harás eso. Oh Dios, te pido por los hombres en el nombre de Jesús. Amén.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Señor, como Sammy ha orado por los hombres, quiero interceder por las mujeres. Las mujeres cristianas de todo el país. La Palabra dice: «¿Por qué me llaman “Señor, Señor”, pero no hacen lo que digo?»
Señor, aun en la última conferencia, las mujeres confesaban problemas de amargura, odio, ira y falta de perdón. ¿Cómo podemos llamarte Señor y vivir con esas cosas? Entonces Señor, oramos por un avivamiento de la obediencia en nuestros corazones como mujeres.
Señor, ayúdanos a ponernos bajo Tu autoridad. Señor, te ruego que nos vistas en el amor que es humilde y que nos hagas alentadoras de nuestros pastores, de los esposos, de los hombres que has puesto en el liderazgo dentro del cuerpo de Cristo. Que no seamos quejosas ni murmuradoras. Danos, Señor, un espíritu de contentamiento, que estemos satisfechas con lo que has provisto y ayúdanos a dejar de demandar que las cosas se hagan a nuestro modo.
Oh Señor, te pedimos que nosotras las mujeres tomemos nuestro lugar bajo Tu autoridad, en quietud y sujeción, como Tú has dispuesto, y que Tú entonces alientes a los líderes y los hombres a ser lo que Tú has querido que ellos sean. De modo Señor, que te pedimos que nos hagas mujeres quebrantadas, obedientes, avivivadas en Tu Espíritu y humildes de corazón. En el nombre de Jesús te lo pido.
Debby Canfield: Señor, te pido que hablemos menos y que oremos más. Padre, que no seamos mujeres chismosas, que no estemos pensando ni deseando que las cosas cambien con nuestros maridos y nuestros hijos. Señor, oro que Tú nos encuentres a las mujeres de rodillas delante de ti, clamando a ti en nombre de nuestros maridos, en nombre de nuestros hijos. No solo cuando las cosas no van bien, o cuando hay rebelión, sino Dios, todos los días.
Señor, yo sé que has dicho que si Tu pueblo invocara Tu nombre, Tú nos oyes. Dios, es solo a través de la oración que abres nuestros ojos para que podamos ver nuestras necesidades y ver cómo podemos cambiar y en qué áreas tenemos que obedecer. Por lo tanto Señor, te ruego, como he pedido una y otra vez, Dios, te pido por un avivamiento; que lleves a las mujeres a sus rodillas para clamar a Ti en nombre de sus familias.
Bill Elliff: Padre, al revisar el Antiguo Testamento nos asombramos por la obstinación y la rebelión de las personas que son guiadas por un Dios tan grande, fiel y amoroso; un Dios que está tratando de llevarnos a la gran tierra de la promesa. Sin embargo, por todo el camino los vemos plantarse delante de ti para resistirte y desobedecerte.
Señor, nos asombramos al ver esto, pero Señor, si somos honestos, así es nuestra propia vida y así son nuestras propias iglesias y la manera como te respondemos. Entonces, Señor, te pedimos que nos ayudes a ver nuestro gran pecado de no amarte con todo nuestro corazón, y por tanta desobediencia, y te pedimos que produzcas una gran convicción y un gran arrepentimiento a través de todo el país.
Tú deseas dar lo bueno a tus hijos. Señor, qué tonto es resistir Tu amor y Tus mandamientos. Qué necedad es no escucharte y responder. Entonces, Señor, te pedimos todo esto en el nombre de Cristo. En estos momentos, cientos de personas en todo el país, clamamos a ti. Levantamos nuestra oración. Te lo enviamos como sacrificio de olor dulce y fragante a ti.
Oh Dios, te pedimos que traigas un gran avivamiento para amarte, de todo nuestro corazón, y que Tú te agrades de nuestra vida y de nuestra obediencia en esta tierra, y te pedimos Padre, que seas glorificado y que seas magnificado y visto como el Gran Pastor y el guardián de nuestras almas que eres. Por Tu gloria, te lo pedimos en el precioso nombre de Cristo. Amén.
Annamarie: Acabas de escuchar a Bill Elliff orar que todos nosotros experimentemos el gozo de la obediencia a Dios. También escuchaste a Byron Paulus, Sammy Tippit, Laine Johnson, Steve y Debby Canfield, y a Nancy DeMoss Wolgemuth.
¿Tienes una conciencia limpia? ¿Es esto algo importante? Es muy importante. Descubre el gozo de la libertad que viene de una conciencia limpia, en el próximo programa de Aviva Nuestros Corazones.
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Recursos del Episodio
En Busca de Dios | Semana 6
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