Ora por aquel hijo pródigo
Débora: Fern Nichols dice que la transparencia al orar en unidad es algo hermoso.
Fern Nichols: Cuando nos juntamos en ese grupo podemos compartir y lamentarnos juntas porque nadie te juzga. Allí solo hay amor. Conocemos el poder de Dios a través de la oración. Llevamos a esa madre y a ese hijo delante del trono de la gracia. Ella sabe que en toda su semana ese es un lugar seguro al cual puede venir y saber que será amada y aceptada, y que oraremos por ella.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 8 de noviembre de 2023.
Durante los últimos días hemos estado escuchando de dos madres que oran unidas, Marlae Gritter y Fern Nichols. Ellas están involucradas en el ministerio Madres en contacto internacional, ahora llamado Madres unidas para orar, un grupo que anima a …
Débora: Fern Nichols dice que la transparencia al orar en unidad es algo hermoso.
Fern Nichols: Cuando nos juntamos en ese grupo podemos compartir y lamentarnos juntas porque nadie te juzga. Allí solo hay amor. Conocemos el poder de Dios a través de la oración. Llevamos a esa madre y a ese hijo delante del trono de la gracia. Ella sabe que en toda su semana ese es un lugar seguro al cual puede venir y saber que será amada y aceptada, y que oraremos por ella.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 8 de noviembre de 2023.
Durante los últimos días hemos estado escuchando de dos madres que oran unidas, Marlae Gritter y Fern Nichols. Ellas están involucradas en el ministerio Madres en contacto internacional, ahora llamado Madres unidas para orar, un grupo que anima a las madres a reunirse para orar por sus hijos.
Este episodio es parte de la serie titulada, Cómo orar por tus hijos. Aquí está Nancy.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Quiero que hablemos un poco más sobre este tema de los hijos pródigos. He compartido con tantas madres… Hace unos días tuve una conversación con una, que me habló sobre su hijo, un joven adulto que realmente está teniendo muchas dificultades. Y este tipo de circunstancias hace que las madres realmente se aferren a Dios.
De hecho, hoy quiero pedirle a Fern y Marlae que compartan con nosotras algunas de las perspectivas que Dios les ha dado en su propio caminar, sobre orar por los hijos pródigos. Pero antes de escuchar de ellas, déjame leerte algunos mensajes que hemos recibido de algunas madres. Una mujer nos escribió:
«Muchas veces le digo cosas a mi hijo y siento que Dios quiere que aplique eso mismo a mi vida. Mi hijo se muestra un poco ansioso por cómo y cuándo voy a hacer algo que a él le interesa, pero muchas veces no es cuándo o cómo él quiere. Pero yo sé que lo que me ha pedido es posible y lo haré… le dije algo como: «Tranquilo, yo lo sé, no lo he olvidado…confía». ¡Wao! «CONFÍA» y «NO LO HE OLVIDADO».
Si yo, siendo olvidadiza, despistada y con mis altas y bajas, le pido a mi hijo que confíe en mí, ¿cómo no voy a confiar en Dios, el DIOS omnisciente, amoroso y todopoderoso? Pero la verdad es que actúo muchas veces como si no creyera en Él y me lleno de ansiedad, tal y como lo hace mi hijo… Y una vez más tengo que venir ante el Señor y pedirle perdón».
Otra mujer nos dijo:
«Soy madre de una hija pródiga presente en el hogar…su mente, corazón y espíritu se alejaron lentamente desde que tenía 13 años; ahora tiene 20 y está por ser mamá soltera… Jamás ha aceptado vivir bajo autoridad. Mi esposo y yo somos creyentes desde que nos casamos. Tenemos otras dos hijas, una de 13 y otra de 17. Me siento triste, confundida, incapaz… Sé que DIOS me ama, solo que en mi humanidad llegué a mi límite y estoy sumergida en una tristeza donde solo Su gracia me sostiene. Mi hija es adicta a las relaciones sexuales. Me duele ser testigo, no solo de lo que hace, sino del pensamiento de vida tan devaluado que tiene. MI ORACIÓN Y PETICIÓN ES QUE TOQUE FONDO TAN PERO TAN PROFUNDO, PARA QUE ALLÁ EN LO MÁS OSCURO, LA PERSONA DE JESÚS SEA REVELADA A TRAVÉS DE SU GRACIA. Las amo hermanas son de bendición para mi vida».
Y permíteme leerte este otro mensaje:
«Oh gracias mi amado Señor. ¡Esta semana ha sido difícil para mí en la crianza! Dios me ha dado cinco maravillosas vidas para ministrar. ¡Muy a menudo veo que no soy perfecta! ¡Cuánto necesito del Señor y de Su gracia para mi vida! Cuán cierto es que a través de las distintas situaciones y complicaciones que se presentan con nuestros hijos, Dios quiere trabajar primero en nosotras... Mis amadas, han sido de inmensa bendición para mi vida por los consejos que tomo y atesoro para llevarlos a la práctica. Sigo en proceso de cambios en mi vida y mi oración es poder conducir a cada uno de mis hijos a la gracia transformadora de Jesucristo».
Qué bueno es ver que el corazón de las madres es el mismo, aún de madres espirituales. Nos llenamos de temores, nos llenamos de ansiedades, somos imperfectas, queremos trabajar con las vidas de nuestros hijos y sabemos que hay un Dios que está, no solamente obrando en las vidas de nuestros hijos, sino en nuestras vidas también, y que en todo este proceso está llevándonos a ser más semejantes a Su Hijo Jesucristo.
Damos gracias a Dios y gloria a Él, por la transparencia de estos testimonios que nos ayudan a ver que no estamos solas corriendo esta carrera. Es un privilegio para una madre, no solo orar por sus hijos, sino para otras de nosotras en el cuerpo de Cristo, levantar esos hijos en oración juntas, uniendo nuestros brazos de común acuerdo y diciendo: «Señor, este no es solo el problema de esta otra madre, o el problema de otra familia, ellos son parte de nuestro cuerpo, son parte de nuestra familia. Cuando un miembro sufre, todas nosotras sufrimos; y cuando un hijo pródigo viene a casa, nos regocijamos juntas.
Así que este es un asunto de la familia.
Sé que tenemos oyentes quienes dirían, «mis hijos están caminando con el Señor» o «no tengo hijos». Pero estamos juntas en esto y es por eso que estamos tomando un tiempo en Aviva Nuestros Corazones para abordar este tema porque es un asunto de gran, gran preocupación para todas nosotras, que un gran porcentaje, la gran mayoría de los jóvenes que están creciendo en nuestros hogares cristianos y en nuestras iglesias evangélicas hoy, están saliendo de la escuela secundaria para dejar la iglesia y muchos de ellos para nunca regresar.
Así que este es un asunto serio. Y hacemos esto personal cuando decimos que hay madres que pudieran estar escuchando, quienes están afligidas y mojan su almohada en las noches con sus lágrimas como madres o abuelas de aquellos que no están caminando con el Señor. Pero es una preocupación colectiva, también. ¿Dónde estará esta generación y la siguiente, si Dios no rescata y trae de regreso los corazones de estos jóvenes a Él?
Fern, hay un versículo que es el versículo clave de Madres en contacto, que está en Lamentaciones. Solo pensemos en el nombre de ese libro, Lamentaciones, quiere decir «lamentar, llorar, guardar luto, afligirse». Me pregunto si no necesitamos corporativamente algo de llanto y de luto y de clamar a Dios como dice ese versículo. Compártelo con nosotras, Fern, por favor.
Fern: Sí, Lamentaciones capítulo 2 versículo 19, dice: «Levántate, da voces en la noche al comenzar las vigilias; derrama como agua tu corazón ante la presencia del Señor; alza hacia Él tus manos por la vida de tus pequeños, que desfallecen de hambre en las esquinas de todas las calles».
Nancy: ¿Cómo te llevó el Señor a ese versículo?
Fern: Solo era un versículo de Madres en contacto. Quiero decir, las madres simplemente derraman su corazón como agua, las lágrimas vienen. Levantar nuestras manos es como levantar nuestro rostro de las circunstancias hacia el único y verdadero Dios viviente que puede responder, intervenir, cambiar y librar las vidas de nuestros hijos.
Amo esta última parte que dice, «…que desfallecen de hambre en las esquinas de todas las calles». No solo nuestros hijos están desfalleciendo físicamente, sino que están desfalleciendo espiritualmente y emocionalmente. El índice de suicidio…hay tantas cosas bombardeando las vidas de nuestros hijos hoy. Satanás está quitando todo lo que dice, «alto». Deja de hacer «eso» y hace que se vea bien. Entonces ellos se involucran en eso y están atrapados, necesitan liberación.
¿Quién se va a poner de pie en la brecha y los va a librar? Así que este versículo es lo que hacemos.
Realmente aprecio tus comentarios, Nancy, sobre el hecho de que cuando una de nosotras en el cuerpo sufre, todo nuestro cuerpo físico, si tenemos dolor de garganta nuestro cuerpo entero nos duele. Eso es lo que amo de Madres en contacto. Cuando nos reunimos como grupo, podemos compartir y lamentarnos juntas porque no hay condenación. Hay amor en medio nuestro.
Conocemos el poder de Dios a través de la oración. Traemos a esa madre y a ese hijo delante del trono de la gracia. Oramos por ella durante la semana. Ella sabe que ese es un lugar seguro, a donde ella puede ir y saber que será amada, aceptada y que oraremos por ella.
Marlae Gritter: Lo que sucede es que comienzas a amar a los hijos de otras. Estás consciente de cómo amas a tus hijos, pero escuchas a otras madres orando por tu hijo por nombre en las Escrituras. Es por eso que siempre tenemos cajas de pañuelos en Madres en contacto. Nuestros hijos necesitan desesperadamente que otras los amen porque es un mundo difícil allá afuera y ellos necesitan ser amados. Ellos te necesitan, mamá, necesitan que los ames junto con tus hijos y ores por ellos porque necesitan alguien que los anime.
Fern: Junto con eso, cuando mi hija estaba en la universidad, tenemos grupos de Madres en contacto universitarios. Y mandamos paquetes periódicamente. Así que creo que había como veinte de nosotras en el grupo. Traíamos lo que sabíamos que les gustaba a nuestros hijos, veinte de cada cosa para que cada madre tuviera uno.
Después, por supuesto, siempre me traía la caja a casa con lo que ya había recibido en Madres en contacto y ponía algunas cosas más en ella. Pero lo que era más hermoso sobre esto, es que mandábamos una pequeña tarjeta y todas las madres escribían cosas como: «Amo orar por ti» o «Dios te bendiga».
Así que Trisha, mi hija, recibía esa caja, porque ella sabía que todas estas mujeres estaban orando por ella también al igual que orando por sus amigas con las que ella estudiaba. Esta caja era un símbolo de oración. Cada vez que ella la recibía, se emocionaba mucho, al igual que las otras jóvenes. Así que era otra manera en que nuestra hija sabía que había otras madres que la amaban lo suficiente como para tomar tiempo de sus ocupadas agendas para traerla delante del trono.
Nancy: Como un medio de mantener a esos hijos conectados a las cosas que son fundamentales, que verdaderamente importan, que son eternas. Es como que te vas a la universidad y algunos hijos están corriendo, alejándose del Señor, pero el Señor los busca. Él es el sabueso del cielo. Él es el Dios que ve. Pero cuando ellos saben de esas madres que están orando, creo que les trae un sentido del temor del Señor.
Fern: Creo que estás completamente en lo correcto. De hecho, yo oraba, «Señor, permite que Trisha sepa que todas estas mujeres están orando para que ella camine piadosamente, que no se vaya tras la lujuria de la carne, para que se mantenga en la Palabra» y todas estas cosas. Y al darse cuenta de esto, es como si ella sintiera que era una forma de rendición de cuentas.
Marlae: Quiero agregar que tú podrías sentir que estás sola. Podrías sentir que nadie te entiende, hasta que hablas con otra madre que sí te entiende. Jamás voy a olvidar… Cuando estábamos pasando por un tiempo difícil, especialmente con nuestra hija, estaba yendo cada semana a Madres en contacto, en un estado en el que ni siquiera sabía si podía orar. Lloraba. Pero ellas sabían lo que estaba pasando y ellas oraban por mi hija en un momento en el que yo no podía hacerlo.
Así que animo a las madres y abuelas, si estás allí sentada atravesando una situación difícil sola, ¡no lo hagas! Toma ese paso, porque hay otras que quieren estar contigo. Así es como lo hice. Pensaba, «Dios, si puedo ir la próxima semana, esas madres van a ir y van a estar conmigo».
Y luego todas teníamos una gran fiesta de celebración por los pequeños y grandes pasos que veíamos que venían gracias a la oración. Eso hace toda la diferencia.
Nancy: Fern, sé que pasaste por un periodo con tu hijo primogénito, y que él ahora ha contado esta historia a otros. Para las mujeres que no han escuchado la historia, solo danos una pequeña ilustración de cómo fue esa temporada. Habías estado orando por tu hijo y por esos hijos, pero Ty, tu hijo, entró a la escuela secundaria y comenzaste a ver algunas cosas que realmente te preocuparon.
Fern: Sí, y sabes, cuándo lo recuerdo, pudiera haber sido esa pequeña inclinación que vi en él en la escuela. Él tenía carisma. Él era uno de esos niños que les caía bien a todos. Era talentoso, atlético e intelectual. Y si no le das eso al Señor, eso se va a convertir en el «yo».
Así que en su último año de secundaria fue cuando realmente nos dimos cuenta… No es como que un día Ty era un maravilloso joven piadoso y luego al siguiente día él, «¡oh, wao!» Lo que él dice en su testimonio es que es una pendiente resbalosa, una pequeña mentira aquí, un pequeño «oh, esto no importa», «o realmente no necesito pasar tiempo en la Palabra hoy». Es solo una pequeña decisión después de otra que pueden llevarte a un lugar donde piensas, «¿cómo llegué aquí?» Allí es donde Ty estaba. «¿Cómo llegué aquí?»
Recuerdo en la noche, cuando él llegaba a las dos o tres de la madrugada y yo, por supuesto, las madres no duermen. Orábamos todo el tiempo. Recuerdo que simplemente entraba al baño y solo sollozaba, pero nada salía. Todo venía de las entrañas de mi cuerpo que solo me sacudía en oración. Sabía que Dios lo amaba. Sabía que si yo no me ponía de pie en la brecha por él, ¿quién lo iba a hacer? ¿Quién más sabía? Además de mi esposo, y algunas noches él no sabía porque estaba durmiendo. Éramos Dios y yo en ese momento.
Amo al Espíritu Santo porque Él dice que Él toma esos gemidos y esos murmullos y tú simplemente no sabes… Él los lleva delante del Señor y los traduce. Así que todo lo que estaba sintiendo todas esas noches en esos pocos años, Él los traducía delante del Padre; y además, como Marlae dijo, estaban esas otras madres no condenando, sino realmente orando por Ty.
Así que estábamos clamando por Ty, poco a poco el Espíritu Santo estaba obrando en su corazón. Él se encontró a sí mismo siendo atraído a una iglesia en San Diego un domingo en la noche, y ese pastor estaba hablando como si fuera directo para su alma, sabiendo exactamente lo que él había hecho, lo que estaba haciendo y por lo que estaba pasando. Él lloraba. Este es un joven de diecinueve años. Y comenzó a regresar. Poco a poco Dios y el Espíritu Santo lo trajeron a la verdad.
Él llegó a esa pendiente resbalosa. Ellos se desilusionan. Son engañados. No están viendo las cosas correctamente. El punto de referencia de la Palabra de Dios se ha ido, así que ellos están vagando solos. El orar por ellos en ese pequeño paso de no conocer en nuestro corazón lo que está sucediendo, pero Dios sí lo sabe.
Él volvió a comprometer su vida al Señor. El versículo en las Escrituras, regresando a la Escritura, como utilizamos la Escritura y la Palabra de Dios, el versículo es este: «Simón, Simón, mira que Satanás os ha reclamado para zarandearos como a trigo pero yo he rogado por ti». Piensa en todas las cosas que Jesús, quien es Dios omnipotente, puede hacer. Él simplemente pudo haber despejado el camino para Pedro. Él pudo haber hecho que todo estuviera tranquilo. Él pudo haber mandado ángeles que ministraran a Simón, o cualquier otra cosa. Pero lo mejor (¿y no es esto fantástico?), lo mejor que él dice es, «Simón, lo que hice por ti es orar para que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto (no, “si vuelves”), una vez vuelto, confirma a tus hermanos» (v. 32).
Así que traje eso ante el Señor. «Oh, Dios, Satanás quiere zarandear a mi hijo. Tú tienes su corazón. Tú tienes su vida. Él te la entregó a Ti a una edad temprana. Oro que su fe no falle. Señor, estoy creyendo que cuando él regrese a Ti, fortalezca a sus hermanos». No sabía lo que eso significaba. Solo oraba la Palabra de Dios.
Y él regresó y fortaleció a los hermanos. Aquí es el cuerpo de Cristo, pero me gusta decirlo de esta manera. Fortaleció a las madres. En nuestro veinte aniversario de Madres en contacto, Ty dio su testimonio. No sé si había allí algún ojo seco, porque no sé cuántas madres allá afuera estaban experimentando lo que muchas de ustedes están experimentando aquí, y él les dio valor. Les dijo, «no se rindan. Dios escucha. Estoy tan agradecido de haber tenido una madre y Madres en contacto que oraron por mí durante esos años». Él dijo, «oh, madres, no se rindan».
Así que aquí lo que él había atravesado, justo como la Palabra de Dios dijo, él regresó y fortaleció el cuerpo de Cristo, esas madres. ¿No es eso fantástico?
La otra cosa que fue tan dulce fue que sabía que Ty tenía este increíble don para hablar. Pensaba que él llegaría a ser un predicador. Sabes cómo podemos darnos cuenta de eso. A los dos o tres años, él se ponía de pie en la chimenea de la casa y decía, «ustedes van a ir al infierno si no…» Y su hermano pequeño tenía solo un año de edad, y él estaba allí sentado en un «banco de la iglesia»; porque Ty se aseguraba que él se sentara en el banco, porque estaban en la iglesia. ¡Pobre Troy! No sé qué estaba sucediendo en su pequeña mente. Pero Ty tenía este corazón para Jesús.
Había un conductor de camiones en nuestro vecindario. Él iba y platicaba con el conductor y compartía de Jesús con el conductor de camiones. Así que estás teniendo todos estos «¡guau!» Y luego Dios lo toma…creo que muchas veces por lo que Dios nos hace pasar es para quebrantar nuestro yo.
Nancy: Y Marlae, tuviste una experiencia, ya has hecho referencia a ella, pero con una hija. Es una de las cosas difíciles que realmente han moldeado este ministerio.
Marlae: Así es. Eso es realmente así, porque puedes decirle a una madre, «lo sé. He estado allí». Les contaré un poco de nuestra historia. Nuestra hija realmente comenzó a irse hacia abajo en espiral, diría que desde la adolescencia, y luego continuó en la secundaria. Pero ella tenía baja estima y comenzó a buscar otras cosas para llenar ese vacío en su vida y a tomar malas decisiones para intentar llenar su vida.
Lidiamos con la anorexia. Lidiamos con el alcohol. Lidiamos con el enojo. Yo era con quien ella se desquitaba. Era muy difícil. Terminamos mandándola a vivir fuera del estado por un tiempo con un miembro de la familia, simplemente intentando alejarla de las malas influencias que ella tenía. Esa fue una decisión que tomamos confiando en Dios. Pero en realidad, ella regresó al Señor después de un año y medio cuando estaba lejos, y nosotros dijimos, «gracias Señor».
Estando en esa situación recibimos la llamada de que ella estaba embarazada. Jamás pensé que esto sería así. Simplemente no piensas que va a ser así. No ensayas lo que harías si recibieras esa llamada. Por la gracia de Dios, Él nos permitió poder amarlos a ella y a su pareja a través de eso. Ellos se casaron muy jóvenes y tuvieron a mi preciosa nieta. Ella entonces fue por el camino de casarse demasiado joven y muchas luchas, y al final ese matrimonio no funcionó.
Así que el viaje ha sido muy difícil. Pero hoy puedo decir que ella está casada de nuevo. Y está realmente comenzando un viaje con el Señor. Ella es de carácter fuerte. Hay muchas cosas que están sucediendo en su vida. Ella y yo nos hemos hecho mejores amigas, y yo nunca hubiera soñado con eso.
Un par de cosas que me gustaría decir, a manera de estímulo a las madres. ¿Qué aprendí de todo esto? Aprendí a estar dispuesta a permitir que otros oren conmigo. Esto marcó toda la diferencia para mí. Creo que la otra cosa que Dios me enseñó a través de esto es a amarla sin importar las circunstancias. Eso es realmente difícil. Yo no me sentía con ganas de amarla. Ella era muy difícil de amar.
El Señor realmente siguió recordándome el buscar maneras para mostrarle mi amor. Por ejemplo, una cosa que Él me hizo hacer, fue que en el invierno el carro de ella estaba afuera. Cada mañana antes de que ella se fuera a la escuela yo raspaba la nieve de su carro y prendía el carro. Ahora no sentía ganas de hacer eso. Pero ella estaba en un lugar donde no me estaba escuchando decir, «te amo», así que tuve que aprender a amarla en maneras en las que ella escuchaba, «te amo».
Creo que la otra cosa a la que quiero animarte es…Fern realmente lo dijo, pero eran las notas. Cada martes yo iba a Madres en contacto y comenzaba a escribir una pequeña nota para cada uno de mis hijos, para que cuando llegaran a casa ellos la vieran. Diría algo como esto, «esto es lo que oré por ti hoy». Y yo escribía el versículo, y lo ponía en su almohada. Era una manera de hacerles llegar la Palabra de Dios. Nuestra otra hija decía: «¡Hay una nota en mi almohada!» Nuestra otra hija jamás dijo una palabra. Yo quería preguntarle, «¿la leíste?»
Pero tengo que decirte que fue después de mucho tiempo que esto sucedió. Ella vino a mí y me dijo: «Mamá, nunca te dije esto», y no puedo decir esto sin llorar. Esto fue hace diez años. Ella me dijo, «cada semana en la noche yo lloraba hasta quedarme dormida cuando leía tu nota, y sabía que tú me amabas y eso me mantuvo». Ella aún tiene cada una de esas notas.
Así que tú sabes, cuando parece que es una cosa muy pequeña pero es muy difícil de hacer; pero Dios dice ámalos, ámalos aun cuando es tan difícil. Así que haz esas pequeñas cosas. Todo es parte de lo que Él quiere hacer en sus vidas.
Nancy: Fern, tú tuviste una experiencia similar con Ty y las notas que el Señor te impulsó a escribir.
Fern: Así es. Dije, «Señor, ¿cómo me puedo acercar a él?»
Y el Señor dijo, «escríbele una nota»
Y dije, «¿qué le digo?»
Él solo dijo, «escribe una nota»
Fui abajo y comencé a escribir una nota, lo que llevó a muchas otras notas. No predicando. No, «Ty, ¿has visto este versículo? Tú necesitas…» Sino, «Ty, soy tan bendecida de tenerte como nuestro hijo primogénito». Y ponía esto en su merienda. «Ty, ¿sabes lo maravilloso que es tenerte en nuestra familia?» O solo, «que Dios te bendiga hoy, Ty. Que Él te bendiga».
Una vez puse un billete de cinco dólares con una pequeña nota en su tablero. Al igual que la hija de Marlae, Michelle, él jamás dijo nada. Realmente había veces en las que quería decir, «bueno, ¿te gustaron los cinco dólares?»
Después cuando él regresó al Señor, estábamos sentados en la sala solo platicando, teniendo un buen tiempo, y así de la nada, él dijo, «mamá, ¿recuerdas esas notas que me escribías? Y le dije, «¿notas? ¿Cuáles notas?» Bueno, no dije eso. Dije, «sí, cariño, sí lo recuerdo».
Él dijo, «jamás vas a saber cuánto necesitaba esas notas y estaba tan agradecido por ellas». Así que no sabemos, solo estamos siendo obedientes. Y yo siempre les decía a mis hijos esto, pero es verdad para cada una de nosotras, hasta que el Señor nos lleve a casa, la obediencia siempre, siempre, siempre trae bendición.
Débora: ¿Está tu servicio caracterizado por este tipo de obediencia? Nancy DeMoss Wolgemuth ha estado conversando con Fern Nichols y Marlae Gritter, del ministerio Madres unidas para orar.
En una ocasión, cuatro hombres cargaron a un amigo hasta el techo de una casa para llevarlo a Jesús. Fern Nichols dice que esa es una imagen de lo que hacemos al orar por nuestros hijos. Escucha más acerca de esto, en el próximo episodio de Aviva Nuestros Corazones.
Llamándote a orar por un derramamiento del Espíritu de Dios en tu familia, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia Las Américas a menos que se indique lo contrario.
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Recursos del Episodio
Serie: «Confiados con el corazón de un hijo»
Libro: «Todo niño necesita una mamá que ora», de Fern Nichols.
Link: «Madres en Contacto Internacional»
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