Nueve maneras de responder a la Palabra de Dios
Annamarie Sauter: El Salmo 119 menciona la importancia de guardar la Palabra de Dios. De hecho, lo menciona 29 veces.
Nancy DeMoss Wolgemuth: ¿No crees que si Dios dice veintinueve veces en un capítulo que necesitamos guardar Su Palabra, debemos obedecer Su Palabra? Me hace preguntar, ¿cuántas cosas sé de la Palabra de Dios que no estoy obedeciendo?
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. La lectura para hoy en el reto Mujer Verdadera 365 es Hechos capítulos 1 al 3.
«Vivifícame conforme a tu Palabra», así se titula nuestra serie actual. Si te perdiste alguno de los programas anteriores, escúchalo, descárgalo o leelo en AvivaNuestrosCorazone.com. Aquí está Nancy con la continuación.
Nancy: Hace poco me topé con un artículo en un blog escrito por mi amigo Randy Alcorn. Tú probablemente has escuchado ese nombre. Es un autor …
Annamarie Sauter: El Salmo 119 menciona la importancia de guardar la Palabra de Dios. De hecho, lo menciona 29 veces.
Nancy DeMoss Wolgemuth: ¿No crees que si Dios dice veintinueve veces en un capítulo que necesitamos guardar Su Palabra, debemos obedecer Su Palabra? Me hace preguntar, ¿cuántas cosas sé de la Palabra de Dios que no estoy obedeciendo?
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. La lectura para hoy en el reto Mujer Verdadera 365 es Hechos capítulos 1 al 3.
«Vivifícame conforme a tu Palabra», así se titula nuestra serie actual. Si te perdiste alguno de los programas anteriores, escúchalo, descárgalo o leelo en AvivaNuestrosCorazone.com. Aquí está Nancy con la continuación.
Nancy: Hace poco me topé con un artículo en un blog escrito por mi amigo Randy Alcorn. Tú probablemente has escuchado ese nombre. Es un autor fabuloso y tiene un corazón grande para el Señor. Randy dijo:
«Vivimos en una cultura que está saturada con opciones de entretenimiento. Los hombres jóvenes están creciendo consumidos por juegos de vídeo y otros medios de comunicación que se han convertido en sustitutos de la lectura. Hay una tasa de analfabetismo funcional en nuestra cultura, quiere decir que estos jóvenes pueden leer, pero no lo hacen—ellos leen Facebook pero no leen nada serio.
Me preocupa que haya tanta gente joven creciendo—particularmente muchos hombres jóvenes—quienes, por no ser lectores, no serán lectores de la Palabra de Dios. Un día no muy lejano ellos estarán dirigiendo nuestras iglesias y muchos de ellos no conocerán las Escrituras».
No hay muchos hombres jóvenes escuchando este programa, pero sí hay muchas mamás y abuelas que tienen hijos e hijas. Solo quiero animarlas a hacer que sus hijos lean, que lean. Si Dios nos dio Su Palabra, es para ser leída. Si las personas no disfrutan leer, no van a disfrutar leer la Palabra de Dios. Así que esta es una exhortación para aquellas de ustedes que tienen jóvenes en sus casas.
Es tan triste para mí pensar cómo aun en nuestras mejores iglesias tan pocas personas realmente conocen la Palabra de Dios, y eso se refleja en la forma que piensan acerca de todo: acerca de la política, de los negocios, de las carreras, la educación, las relaciones, y el matrimonio. Se refleja en la forma que piensan y en la forma en que viven; no están anclados en una cosmovisión bíblica.
Randy concluye este artículo diciendo,
«Todavía hay personas que están estudiando y se sienten hambrientas por la Palabra de Dios. Eso motiva y es bueno (y es la razón por la que muchas de ustedes escuchan este programa regularmente). Pero también hay muchas personas que no están estudiando ni leyendo. Y eso es desesperanzador».
Es algo que ocupa mi corazón, el lograr que la gente lea las Escrituras.
Así que, lee la Biblia cada día. Por eso es que estamos hablando sobre el Salmo 119 en esta serie. Es un salmo grandioso y extenso, sobre la gloria y el esplendor de la Palabra de Dios.
Así que, a medida que vemos el Salmo 119 en el día de hoy, quiero intentar lo imposible, que es enseñar nueve puntos en el tiempo que nos resta. Algunas de las que ya han estado un tiempo con nosotros saben que yo podría extender esos nueve puntos a nueve programas completos o incluso más. Pero quiero intentar mostrar, a partir del Salmo 119, nueve maneras diferentes de responder a la Palabra de Dios.
Hemos hablado de las bendiciones que vienen cuando leemos la Palabra de Dios. Ahora quiero hablar sobre diferentes formas en que nosotras podemos responder a la Palabra de Dios, formas en que deberíamos responder a la Palabra de Dios. Voy a mencionar estas diversas formas brevemente, pero invertiré un poco más de tiempo en una o dos de ellas.
La primera es que necesitamos aprender la Palabra de Dios. Esto aparece varias veces:
«Con rectitud de corazón te daré gracias, al aprender tus justos juicios» (v. 7)
«Bueno es para mí ser afligido, para que aprenda tus estatutos» (v. 71)
«Tus manos me hicieron y me formaron; dame entendimiento para que aprenda tus mandamientos» (v. 73)
«Yo soy tu siervo, dame entendimiento para que conozca tus testimonios» (v. 125)
Aprender la Palabra de Dios es conocerla.
Escúchame, no puedes obedecer o aplicar lo que no conoces. Así que este es el punto de partida. Esta es una de las razones por las que muchas personas no obedecen la Palabra de Dios, porque no conocen la Palabra de Dios. A mí me gustaría mostrarles algunas de las correspondencias que recibimos aquí en Aviva Nuestros Corazones de gente cuyas vidas están irremediablemente inmersas en todo tipo de comportamientos, patrones, pecados y desafíos porque no conocen la Palabra de Dios.
Ahora, veremos que conocer la Palabra de Dios no es suficiente, pero ciertamente es un punto de partida. La fe viene por el oír y el oír por la Palabra de Dios. No puedes creer, no puedes actuar basándote en lo que no conoces. Así que esta es una de las razones por las que quizás no estás creciendo.
No te estoy diciendo que este año tienes que convertirte en una maestra de la Palabra de Dios, solo te estoy diciendo, «¡léela! ¡léela!» Conócela. Si nunca antes has leído Números y Deuteronomio, te vas a sorprender. Ahí hay cosas grandiosas y aún las cosas que no puedes entender, son grandiosas. Y esto alimentará y nutrirá tu alma. Apréndela. Conócela.
Número dos: Busca la Palabra de Dios. Busca a Dios que es el Autor de Su Palabra.
«Con todo mi corazón te he buscado; no dejes que me desvíe de tus mandamientos» (v. 10)
«Y andaré en libertad, porque busco tus preceptos» (v. 45)
No entraré en toda una sesión sobre lo que significa buscar al Señor y Su Palabra, pero ciertamente implica que es algo intencional, que estás siendo proactiva acerca de esto.
Número tres: Escoge los caminos de Dios. Escoge Su verdad y dispón tu corazón a seguir Sus caminos. Encontrarás que estas dos cosas van a la par en el Salmo 119. Por ejemplo el versículo 34 dice:
«Dame entendimiento para que guarde tu ley y la cumpla de todo corazón»
Una vez más vemos la intención expresa de escoger los caminos de Dios.
«Pronta esté tu mano a socorrerme, porque tus preceptos he escogido» (v. 173)
Nosotras debemos escoger la Palabra de Dios.
Número cuatro: Recuerda la Palabra de Dios. Y el otro lado de esa moneda, y lo agruparé todo en este número cuatro, no olvides la Palabra de Dios. Vemos estos dos conceptos a través de todo el salmo.
«Me acuerdo de tus ordenanzas antiguas, oh SEÑOR, y me consuelo» (v. 52)
Esa palabra me acuerdo significa «recolectar, traer a la memoria, reflexionar acerca de algo». Me acuerdo de tus ordenanzas. Y luego inversamente, en el versículo 16:
«Me deleitaré en tus estatutos, y no olvidaré tu palabra».
Te digo algo: he estado intentando memorizar porciones del Salmo 119, porque yo quiero recordar la Palabra de Dios. Y no sé qué me pasa, pero algunas veces cuando llego al versículo 16, una y otra vez veo que no puedo recordar ese versículo. Y ese es el que dice, «yo no olvidaré tu palabra». Y yo solo me río de mí misma y digo, «oh sí, es ese mismo que habla de recordar la Palabra de Dios».
«Jamás me olvidaré de tus preceptos, porque por ellos me has vivificado» (v. 93)
«Pequeño soy y despreciado, mas no me olvido de tus preceptos» (v. 141)
Querrás recordar la Palabra de Dios, recuérdala siempre.
Número cinco: otra respuesta es que nosotras debemos volvernos a la Palabra de Dios en vez de alejarnos de ella. Escucha estos versículos:
«Los soberbios me insultaron en gran manera, sin embargo, no me he apartado de tu ley» (v. 51)
«No me he desviado de tus ordenanzas, porque tú me has enseñado» (v. 102)
«Los impíos me han tendido lazo, pero no me he desviado de tus preceptos» (v 110) (Para no alejarme de tu ley).
«Consideré mis caminos, y volví mis pasos a tus testimonios» (v. 59)
Como dijimos en la última sesión, ese es un versículo que habla de arrepentimiento. Habla de considerar mis caminos y luego volver mis pasos hacia los decretos de Dios. Si yo he estado yendo en otra dirección, me doy la vuelta y me dirijo hacia Dios. Así que vuélvete hacia los caminos de Dios en vez de alejarte de ellos.
Número seis: ¡Canta!
«Cánticos son para mí tus estatutos en la casa de mi peregrinación» (v. 54)
Cuando leo ese versículo pienso en dos personajes del Nuevo Testamento en dos recuentos distintos. El primero es el de Pablo y Silas en Hechos capítulo 16, cantando en una prisión en Filipos. Estaban cantando himnos a Dios a medianoche cuando habían sido golpeados, perseguidos y torturados por su fe. Ellos estaban cantando himnos: «Cánticos son para mí tus estatutos en la casa de mi peregrinación».
Y luego pienso en esa escena al final de la última cena antes de que Jesús saliera camino a Getsemaní para luego ir a la cruz. Las Escrituras nos dicen que ellos cantaron un himno y luego salieron. Ellos probablemente cantaron un himno de los salmos. «Cánticos son para mí tus estatutos en la casa de mi peregrinación».
«Que cante mi lengua de tu palabra, porque todos tus mandamientos son justicia» (v. 172)
Hace poco me encontré con un recurso muy bueno. Se trata de una mujer que quería memorizar el Salmo 119 con sus dos hijos más pequeños. Ella es músico, y escribió una canción para cada una de las veintidós estrofas de ocho versículos cada una del Salmo 119. Usó melodías pegajosas. Es una buena forma de memorizar las Escrituras.
Ella usó esto para ayudar a sus hijos a memorizar el Salmo 119. Tal vez has escuchado la frase que dice, «lo que se aprende en canción se recuerda por montón». Ahora bien, no tienes que cantar el Salmo 119, pero canta canciones que traigan a tu mente la Palabra de Dios, los caminos de Dios. Canta Su Palabra porque todos Sus mandamientos son justos.
Número siete: otra respuesta a la Palabra de Dios es meditar en la Palabra de Dios. Ahora, solo quiero mencionar este punto rápidamente porque quiero durar la mayor parte de una sesión en nuestro próximo programa hablando acerca de la meditación. Pero solo algunos versículos:
«Meditaré en tus preceptos, y consideraré tus caminos» (v. 15)
«¡Cuánto amo tu ley! Todo el día es ella mi meditación» (v. 97)
Vamos a volver a esto porque es una forma clave en la que debemos responder a la Palabra de Dios.
Número ocho: y realmente quiero detenerme en este concepto por un tiempito. Nosotras debemos guardar la Palabra de Dios. Creo que es veintinueve veces, si conté correctamente, que el Salmo 119 habla de guardar la Palabra de Dios. No solo conocerla, sino guardarla, obedecerla. Es la idea de guardar un pacto. Estamos en una relación de pacto con Dios. Él guarda Su pacto con nosotras, y nos llama a nosotras a guardar ese pacto con Él.
«¡Cuán bienaventurados son los que guardan sus testimonios, y con todo el corazón le buscan!» (v. 2)
«Tú has ordenado tus preceptos, para que los guardemos con diligencia» (v. 4)
«¡Ojalá mis caminos sean afirmados para guardar tus estatutos!» (v. 5)
«Tus estatutos guardaré; no me dejes en completo desamparo» (v. 8)
«Enséñame, oh SEÑOR, el camino de tus estatutos, y lo guardaré hasta el fin» (v. 33)
«Dame entendimiento para que guarde tu ley y la cumpla de todo corazón» (v. 34)
«Por la noche me acuerdo de tu nombre, oh SEÑOR, y guardo tu ley» (v. 55)
«Esto se ha hecho parte de mí: guardar tus preceptos» (v. 56)
«El SEÑOR es mi porción; he prometido guardar tus palabras» (v. 57)
«Me apresuré y no me tardé en guardar tus mandamientos» (v. 60)
«Compañero soy de todos los que te temen, y de los que guardan tus preceptos» (v. 63)
«Antes que fuera afligido, yo me descarrié, mas ahora guardo tu palabra» (v. 67)
«Los soberbios han forjado mentira contra mí, pero de todo corazón guardaré tus preceptos» (v. 69)
«Mi alma guarda tus testimonios, y en gran manera los amo» (v. 167)
«Guardo tus preceptos y tus testimonios, porque todos mis caminos están delante de ti» (v. 168)
Ahora, tal vez estés pensando, «podías haber leído solo uno de esos versículos y establecer el punto… ¿por qué leer todos estos versículos?» Bueno, no leí los veintinueve. Pero tú sí necesitas leer los veintinueve. ¿No crees que si Dios dice veintinueve veces en un capítulo que necesitamos guardar Su Palabra, debemos obedecer Su Palabra?
Esto me hace preguntarme, ¿cuántas cosas sé de la Palabra de Dios que no estoy haciendo? ¿Cuántas relaciones rotas tengo que no he tomado la iniciativa de restaurar? Yo sé que la Palabra de Dios dice que debo perdonar. ¿Dónde estoy guardando amargura en mi corazón? Yo conozco la Palabra de Dios. ¿La estoy guardando? No es suficiente con solo conocerla.
Tener un corazón dispuesto a obedecer la Palabra de Dios es una evidencia de que le pertenecemos. Para un hijo de Dios, la obediencia no es una carga, es un deleite. Y nota que no estamos solamente hablando de comportamiento aquí. Estamos hablando de obedecer a Dios con todo nuestro corazón. Se trata de obediencia de corazón; de tener un corazón recto. Y leemos eso siete veces en el Salmo 119.
Tenemos un compromiso de guardar el pacto de Dios, recuerda esto: es nuestra respuesta racional a Su carácter guardador de pactos. ¿Recuerdas Éxodo capítulo 34? Dice: «Él es un Dios que guarda misericordia a millares». Él guarda Su pacto. Cuando Él entra en una relación de pacto con nosotras, una de las marcas de que estamos en ese pacto con Él es que tenemos un corazón dispuesto a guardar Su Palabra.
Pero déjame recordarte, y he intentado decir esto repetidas veces a través de esta serie porque estamos enfocándonos mucho en la ley del Antiguo Testamento… Necesitamos ver el contexto completo de todas las Escrituras, las cuales nos recuerdan que solo Cristo pudo guardar perfectamente la ley de Dios. Y es por esto que necesitamos Su gracia que nos salva y el poder de Su Santo Espíritu que nos capacita para hacer lo que no podemos hacer apartadas de Su poder.
No podemos guardar la Palabra de Dios, no podemos obedecer esto, no podemos hacer lo que dice el Salmo 119 veintinueve veces. No podemos guardar la palabra de Dios, a menos que Dios nos guarde a nosotras. Y gracias a Dios que Él si nos guarda. Judas 24 dice: «Y a aquel que es poderoso para guardarnos sin caída…» Él nos guarda para que nosotras podamos guardar Su Palabra.
Jesus oró en Juan capítulo 17:
«Padre Santo, guárdalos en tu nombre…y los guardé…guardalos del maligno» (vv. 11, 12, 15)
Él nos guarda, Él vive en nosotros y es por eso que podemos guardar Su ley.
Y entonces un concepto más, el número nueve, nuestra respuesta a la Palabra de Dios: debemos compartirla con otros.
«He contado con mis labios de todas las ordenanzas de tu boca» (v. 13)
«Hablaré también de tus testimonios delante de reyes, y no me avergonzaré» (v. 46)
El Salmo 119 es un salmo muy personal. Lo escribió un salmista que usó la palabra «yo» una y otra vez. «Yo guardaré» «yo obedeceré» «yo...» Es entre él y Dios. Esta es una oración, así que es una conversación de su alma con Dios. Es una caminata individual con Dios que por cierto es un recordatorio de que tú puedes caminar con Dios y Su Palabra aunque nadie más a tu alrededor lo esté haciendo.
Pero también hay un sentido corporativo en el salmo; una dimensión corporativa que sale a relucir varias veces en el Salmo 119. Quiero cerrar señalándote tres de esos versículos.
«Compañero soy de todos los que te temen, y de los que guardan tus preceptos» (v. 63)
Este no es solo un caminar individual, es eso, pero es también un caminar con creyentes que piensan y sienten igual que tú. El salmista piensa en otros que como él tenían un corazón dispuesto a guardar la Palabra de Dios. Es un recordatorio de que no estamos solas en este camino. Algunas veces puedes sentir que estás sola. Puedes ser la única persona creyente en tu familia o en tu lugar de trabajo. Puedes sentir que eres la única persona en tu iglesia que tiene un corazón comprometido con seguir a Dios y Su Palabra, pero recuerda, hay otros. Hay otros que están contigo en este peregrinar, que le buscan, que están caminando el mismo camino. Tú eres parte de una comunidad de fe. Nos necesitamos unas a otras. Somos verdaderos seguidores de Cristo, «compañero soy de todos los que te temen, y de los que guardan tus preceptos».
Los verdaderos seguidores de Cristo están caracterizados por un temor del Señor, por un corazón amante de Su Palabra y por un caminar obediente. Tenemos esas cosas en común independientemente de muchas otras diferencias que podamos tener, y somos atraídas hacia otros que son de una misma mente y un mismo corazón con nosotros.
Ahora mira el versículo 74:
«Que los que te temen, me vean y se alegren, porque espero en tu palabra»
Cuando obedeces la Palabra de Dios, no solo eres bendecida sino que otros creyentes que te ven tomar la Palabra de Dios en serio son animados y retados. Ven el fruto de la Palabra de Dios en tu vida y su vida es bendecida como resultado de eso. «Que los que te temen me vean y se alegren, porque espero en tu palabra». ¿La vida de quién será animada este año porque tú has tomado la Palabra de Dios en serio, porque has esperado en la Palabra de Dios?
Y luego el versículo 79:
«Vuélvanse a mí los que te temen y conocen tus testimonios».
Creo que eso sugiere que nuestras vidas pueden hacer a otros hambrientos por la Palabra de Dios. ¿Quiénes quieren conocer a Dios mejor porque han estado alrededor tuyo?
Gracias, gracias, gracias Señor, por Tu Palabra. Wao, ¡es tan preciosa, tan preciada! Y queremos ser mujeres que buscan Tu Palabra, que la conocen, que la memorizan y meditan en ella, que se vuelven a ella, que la recuerdan, que cantan acerca de ella, que la eligen y ponen su corazón en ella. Queremos ser mujeres que guardan Tu Palabra y la comparten de la abundancia de sus corazones con otros.
Solo piensa en todas las cosas que hablamos cuando nos juntamos con otras personas. ¿No sería algo increíble que Tu Palabra sea una parte fundamental de lo que compartimos en nuestras redes sociales? ¿No sería grandioso que hagamos eso alrededor de Tu Palabra? Así que Señor, ayúdanos a no esperar que otros lo hagan. Que nuestras vidas dirijan a otros a tener hambre de Ti, oro en el nombre de Jesus, Amén.
Annamarie: Nancy DeMoss Wolgemuth te ha estado hablando acerca nueve maneras de responder a la Palabra de Dios. Pero, ¿cómo respondes si no sabes lo que dice? En Aviva Nuestros Corazones te hemos estado animando a unirte al reto Mujer Verdadera 365, a través del cual estamos leyendo la Biblia de tapa a tapa. Si no te has unido, ¡te animo a hacerlo! ¡No es tarde para comenzar a leer la Biblia!
Visítanos en AvivaNuestrosCorazone.com, descarga el plan de lectura y suscríbete para recibir los devocionales diarios. Y si has estado participando del reto pero te has cansado en el camino o no vas al día con las lecturas, ¡sigue adelante! Un capítulo a la vez, un libro a la vez y atesora la Palabra de Dios en tu corazón.
Y sabes, en la medida en que te propones continuar con la lectura de la Biblia, no necesariamente lo que necesitas es más fuerza de voluntad. ¿Qué es entonces lo que necesitas? Nancy hablará acerca de esto en el próximo programa. Ahora ella regresa para concluir con Salmo 73.
Nancy: Ciertamente Dios es bueno para con Israel, para con los de puro corazón. En cuanto a mí, mis pies estuvieron a punto de tropezar, casi resbalaron mis pasos. Porque tuve envidia de los arrogantes, al ver la prosperidad de los impíos. Porque no hay dolores en su muerte, y su cuerpo es robusto. No sufren penalidades como los mortales, ni son azotados como los demás hombres. Por tanto, el orgullo es su collar; el manto de la violencia los cubre. Los ojos se les saltan de gordura; se desborda su corazón con sus antojos.
Se mofan, y con maldad hablan de opresión; hablan desde su encumbrada posición. Contra el cielo han puesto su boca, y su lengua se pasea por la tierra. Por eso el pueblo de Dios vuelve a este lugar, y beben las aguas de la abundancia. Y dicen: ¿Cómo lo sabe Dios? ¿Y hay conocimiento en el Altísimo?
He aquí, estos son los impíos, y, siempre desahogados, han aumentado sus riquezas. Ciertamente en vano he guardado puro mi corazón y lavado mis manos en inocencia; pues he sido azotado todo el día y castigado cada mañana. Si yo hubiera dicho: Así hablaré, he aquí, habría traicionado a la generación de tus hijos.
Cuando pensaba, tratando de entender esto, fue difícil para mí, hasta que entré en el santuario de Dios; entonces comprendí el fin de ellos.
Ciertamente tú los pones en lugares resbaladizos; los arrojas a la destrucción. ¡Cómo son destruidos en un momento! Son totalmente consumidos por terrores repentinos. Como un sueño del que despierta, oh Señor, cuando te levantes, despreciarás su apariencia. Cuando mi corazón se llenó de amargura, y en mi interior sentía punzadas, entonces era yo torpe y sin entendimiento; era como una bestia delante de ti.
Sin embargo, yo siempre estoy contigo; tú me has tomado de la mano derecha. Con tu consejo me guiarás, y después me recibirás en gloria. ¿A quién tengo yo en los cielos, sino a ti? Y fuera de ti, nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón pueden desfallecer, pero Dios es la fortaleza de mi corazón y mi porción para siempre.
Porque he aquí, los que están lejos de ti perecerán; tú has destruido a todos los que te son infieles. Mas para mí, estar cerca de Dios es mi bien; en DIOS el Señor he puesto mi refugio, para contar todas tus obras.
Annamarie: Llamándote a libertad, plenitud y abundancia en Cristo, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de la Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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